martes, 31 de agosto de 2010

PROPUESTA


ARNULFO CORDERO ALFONZO, EX PRESIDENTE MUNICIPAL DE COMITÁN Y EX DIPUTADO FEDERAL POR NUESTRO DISTRITO ENVIÓ UNA CARTA AL PRESIDENTE ACTUAL, OSCAR EDUARDO RAMÍREZ AGUILAR, DONDE HACE LA PROPUESTA DE QUE EL TEATRO DE LA CIUDAD JUNCHAVIN LLEVE EL NOMBRE DE OSCAR BONIFAZ. ACÁ EL CONTENIDO COMPLETO DE LA CARTA.

lunes, 30 de agosto de 2010

INSTRUCCIONES PARA SUBIR A LA AZOTEA




1.- Jugar al Cristóbal Colón. Elegir “La Pinta” para rezarle a la “Santa María” por el prodigio de que “La Niña” se decida a navegar sueños.
2.- Nunca hacer reflexiones acerca del fin del mundo, más bien reflexionar acerca de la infinitud del universo.
3.- Tener cuidado cada vez que alguien “siembra inquietudes”, porque no se sabe bien a bien qué árbol crecerá. En ocasiones resultan manzaneros y en otras árboles de papaya.
4.-. Cambiar los cuentos de los genios. A partir de hoy ya no concederán deseos, únicamente servirán como diques cuando el agua del deseo asome en la mente.
5.- Entrenar a todas las aves para que sean mensajeras. Se nombrará decanas a las palomas y principiantes a los colibríes.
6.- Los lazos de los tendederos pueden usarse como hilos para enviar mensajes.
7.- Los que son iluminados usan las azo-teas para brillar con más intensidad.
8.- En noche de luna llena invitar a los compas para jugar golf en los hoyos del Mar de la Tranquilidad.
9.- Jugar a inventar los mandamientos que le faltaron a los Diez. Uno de ellos puede ser: “No desearás a tu prójimo sin aroma de mujer”.
10.- Cuando alguna muchacha bonita nos deje “plantados”, debemos asumirnos como renuevos dispuestos a crecer sin agua.
11.- Subir a un puente peatonal, sólo para advertir que el mundo se mueve de un lado para otro sin tener conciencia de que la inmovilidad es necesaria para construir caminos novedosos e inéditos.
12.- Bautizar las cosas como si no tuvieran nombre (ver qué pasa cuando el piano sea nombrado como árbol y la rosa sea nombrada azucena).
13.- Construir escaleras con escalones pares y nones. Los nones son para niños y los pares no existirán más que en la mente de los adultos (es reiterativo decir que sólo los nones conducen al nivel de arriba).
14.-Imaginar que las antenas parabólicas son naves interplanetarias y los tanques estacionarios son seres inteligentes de otras galaxias.
15.- Escribir guías de usuario para crear pararrayos sobre las chimeneas.
16.- Apagar la televisión y subir a la azotea para prender la pantalla de plasma del cielo.
17.- Para contar una buena historia es necesario que las llaves maestras estén colgadas sobre el cable coaxial de los sueños.
18.- Plantar una enredadera sobre los caireles de las niñas que todavía se conforman con jugar una muñeca de trapo.
19.- Hacer ofertas del “dos por uno” de vez en cuando: “Dos esfuerzos para un logro”; “Dos alientos para una inspiración”; o “Dos vuelos para un dragón”; y
20.- Si, de pronto, en el viaje al Desierto aparece una cobra, decirle que no tenemos sueños hipotecados.

sábado, 28 de agosto de 2010

AYER FUI SEMINARISTA


El Centro Cultural Rosario Castellanos me invitó a participar en el foro del Seminario de Radio Cultural. Para tal propósito escribí (y leí la tarde de ayer) un textillo. Paso copia.

Buenas tardes.
Desde siempre tuve conciencia de que en el principio fue El Verbo, por esto, confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes, hombres y mujeres sonoros, que ¡no soy hombre de radio! Me asumo hombre de letras, me asumo escritor.
No obstante, en dos o tres ocasiones de mi vida me he descubierto metido en cabinas de radio. Ahí he descubierto porqué soy hombre de letras y no hombre de radio. Los escritores realizamos nuestro oficio en soledad. Por el contrario, los hombres y mujeres que hacen radio deben hacerlo con la total certeza de que lo hacen con otros, para otros. Yo escribo solo también para los otros, pero no necesito de nadie más para la posproducción, por ejemplo. No necesito de nadie que le ponga efectos especiales o haga labores de edición. Me seduce el mundo de la radio, pero no me hace suyo, por esto. Soy hijo único, ahora entenderán.
Quien se asuma como ser de radio debe asumirse como un ser social y saber que la comunicación depende del trabajo en equipo, más un equipo (antes se decían hombres bulbos, ahora son digitales y, entiendo, digital viene de dígito – dedo y pues con los dedos se hacen muchas más maravillas que con los delicados bulbos).
Ayer, un participante del Seminario preguntó si en radio ya todo está descubierto, si ya no tiene cabida la imaginación. Hace trece años me pregunté lo mismo, me lo pregunté con mayor conciencia, porque siempre rondó tal idea en mi cabeza. En Comitán, ah, pueblo querido, casi casi olvidado de la mano de Dios, los programas radiofónicos eran sosos en el inicio de la radio. En el principio no fue el verbo sino la voz repetitiva de Enrique Guzmán o de Leo Dan (¡por el amor de Dios).
Hace trece años le presenté un proyecto a Mario Escobar, gerente del IMER, que ayer participó en este Seminario. Él, al ver que la presentación del proyecto fue un simple: “¿Cómo lo mirás si me das una hora de radio para hacer un programa?”, me preguntó: “¿De qué va a tratar?”, y yo le dije: “No sé, bien a bien. Quiere ser un programa de imaginación”. Mario, que es imaginativo, saber qué imaginó ante tal propuesta, pero, generoso, dijo: “Sale” y una noche el programa “salió al aire”.
Ale Laguna que acá sigue enredada en este oficio (parece que es un mal que no tiene cura), hizo la entrada del programa, que más o menos decía “Imagina que te llamas, viento, mar, agua, libertad, casa, tren, pala, hoyo (sin albur)”, y bueno, por ahí se iba. Claro, trabajado con sus efectos, de tal manera que a la salida de la entrada (ah, qué bonita paradoja) había un conteo hacia atrás, como si estuviésemos en Cabo Cañaveral y el cohete despegaba y con ello el programa, que, ya ustedes adivinaron, se llamó “Imagina que te llamas”.
En medio del programa colocábamos algo que llamamos viñeta, término que, entiendo, no tiene algo que ver con el argot radiofónico, pero nosotros lo usábamos. En un instante determinado anunciaba: “Ahora va viñeta” y la viñeta aparecía.
(inserción)(Nota: acá el auditorio escuchó un fragmento del programa).
Claro, esto era como un complemento, porque el platillo fuerte era ¡nuestro invitado! Juan de las Pitas o Amanda de los estambres llegaba, se sentaba y, sin saber bien a bien qué onda (ahora sí empleé un término radiofónico) era invitado a jugar con nosotros.
Digo nosotros porque ya dejé en claro que este oficio no permite el acto individual. En esta aventura me acompañaron Luis Felipe Gómez Mandujano, Olga Alicia Montejo Baeza, Raúl Espinosa Mijangos, Monserrat y Fabiola Guillén Solís, Guadalupe García Gómez, Roberto Antonio Álvarez Solís y más compas, muchos más.
El invitado, entonces, tenía que imaginar que se convertía en el objeto que le señalábamos. Era divertido, lúdico, cachondo.
Oímos la inserción del programa donde jugamos el juego de “Imagina que te llamas ojo”. Ahora es bien sencillo. Imaginen que son nuestros invitados y los invitamos al juego. Imaginen que se llaman ojos, imaginen que son ojos. Shhh, cuidado, no se metan el dedo, porque se pueden infectar. El que se puso colorado en este instante es porque es aficionado a fumar de esas matitas verdes que ahora existen en muchos sitios de las casas comitecas.
Esto era el programa. No recuerdo el día de transmisión, pero se transmitía de noche. Creo que de 8 a 9. Francisco Nucamendi, el famoso Nuca, también colaboró porque, él, igual que ustedes, es hombre de radio y, todo mundo lo sabe, en vida pasada fue un hombre que en lugar de tener la barba negra que tiene hoy, la tenía roja porque le encanta hacer radio pirata.
Gracias por su atención.

viernes, 27 de agosto de 2010

TARDE DE PALOMITAS




Me mandó un correo con dos preguntas: “¿Si fueras película cómo te llamarías? ¿Qué clasificación?”.
En mi niñez y adolescencia fui cinéfilo de hueso colorado. El Cine Comitán y el Cine Montebello fueron extensiones de mi casa. Casi casi iba diario. El domingo entraba a la matiné de las diez de la mañana, salía a las dos de la tarde (después de haber visto las tres películas que exhibían), corría a mi casa a comer y regresaba para la función de la tarde. Así pues, la ración era: cinco películas domingueras. Mis amigos iban al Club Campestre, a los ranchos, viajaban a San Cristóbal con sus papás o iban a los campos cercanos a volar papalotes o a bañarse en las pozas. Yo era más modesto. A la matiné iba solo, pero a la función de la tarde iba acompañado de mis papás. Mis domingos eran maravillosos porque me los pasaba al lado de Clark Gable, Sophia Loren, Vivien Leight, Marcello Mastroianni, Jorge Rivero, Pedro Infante, Sara García, Enrique Guzmán, Angélica María y demás Corte Celestial (ya en la adolescencia me gustaba estar al lado de Meche Carreño y de Isela Vega, actrices generosas en eso de mostrar el misterio del cuerpo).
El crítico de cine, Emilio García Riera decía que “el cine es mejor que la vida”. Yo siempre he sostenido que la vida es el cine, el cine ¡es la vida! Mientras permanecía adentro de la sala el mundo funcionaba tal como debe funcionar para que se llame mundo. El actor que moría en lunes en una película de vaqueros aparecía vivito y coleando en la película romántica del viernes. Nueva York bien podía desaparecer en un ataque extraterrestre, pero películas más tarde aparecía deslumbrante con su Empire State Building y sus calles llenas de vidrieras y luces. Nuestra vida tendría que ser esta maravilla y no la no maravilla que es.
Si fuera película, ¿cómo me llamaría? Me llamaría “Película”, porque esto ha sido mi vida, esto seguirá siendo. He descubierto que soy un actor maravilloso del único papel que me ha sido asignado. No pretendo interpretar algún otro papel. No me muero por interpretar a Goethe o a Jesús o a Marx ni a Saramago o algún otro personaje histórico famoso. Me conformo con interpretarme a mí mismo con la mayor intensidad que me permite “Ser” a la hora que “me meto en mi personaje” para dar mi mejor interpretación.
Como en la ficción se vale todo, me gustaría ser una película clasificación “para todo público”, porque creo que la vida, como el aire, no hace distinción a la hora de respirar, que es lo mismo que decir ¡a la hora de vivir!
Hoy, por cuestiones de monopolios y de complejos culturales, es difícil que una película mexicana tenga las mismas oportunidades de ser exhibida en los circuitos comerciales como lo hace una película norteamericana (¡bestia, como si no viviéramos en México!). Pero me gustaría que mi película “Película” sea vista en cine clubs, no sólo por mis familiares y afectos. Me gustaría ser una función de esas que, en los años sesentas, se exhibían en alguna pared. El camión con el proyector se estacionaba enfrente y en cuanto la noche aparecía, la vida se mostraba plena ante nuestros azorados ojos.
Me gustaría que la función fuera de “permanencia voluntaria” para que dos o tres espectadores no tuvieran necesidad de regresar a casa, a esa rutina que, algunos, llaman vida.
Como la vida de cualquier hombre, mi película también está escrita por renglones torcidos y por la mano insólita de un guionista fabuloso que no veo, pero que intuyo está detrás de la cámara y que es el mejor director del universo porque me permite, de vez en vez, que yo improvise.
Igual que la famosa cinta “Arca rusa”, la mía también está rodada en una sola toma infinita, sin ediciones. Por esto, mi película no admite cortes ni la inclusión de efectos especiales, si acaso, de vez en vez, algún cohete que estalla en el cielo.
Sólo esas dos preguntas me envió. Yo le respondí y agregué una pregunta: “Si fueras Vivien Leight, ¿qué dejarías que el viento se llevara?”.

miércoles, 25 de agosto de 2010

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO HAY REYES TODAVÍA




Querida Mariana, el sábado fui al parque de Guadalupe. El jardín está sembrado con rosales. No me gustan las rosas, prefiero las orquídeas u otra flor sencilla. Pero entiendo que el jardín tiene rosas porque éstas fueron las flores que eligió la Virgen. El viento de la tarde acariciaba las plantas que, humildes, se inclinaban ante él.
Según don Pancracio, el hombre tiene armonía en la medida que vive en el lugar de sus sueños y de sus deseos. No hay peor destino que vivir en un lugar mientras soñás vivir en otro; no hay peor decisión que trabajar en algo mientras tu vocación se columpia en otro árbol. Algún día comprobarás que no hay peor alianza que estar con un amado mientras deseás estar con otro, con el improbable hombre de tus sueños y de tus deseos.
Vos, así lo percibo, sos feliz viviendo en este pueblo. Hubo un tiempo que soñé con otros lugares y no viví a plenitud en Comitán. Hoy me siento pleno, porque cuando me retiré de acá supe aquel dicho clásico de que no sabés lo que tenés hasta que lo mirás perdido. Soy afortunado por haber regresado a recuperar este viento. Hay muchos que nunca logran recoger sus huellas, porque tienen miedo de que les suceda lo mismo del personaje bíblico que se convirtió en estatua de sal. A veces, así lo creo, es bueno echarse para atrás. Reconocer que uno se equivocó y rescatar los cielos abandonados, los vientos que otorgan vida.
Ayer, Javier me dijo que, si pudiera, compraría el templo de Santo Domingo de Guzmán, en Comitán. Lo compraría para que fuera su residencia. Sueña con poner su comedor en la nave mayor y colocar su recámara en la capilla donde ahora está la Virgen de la Concepción. ¡Ay, Mariana! Juro que he oído deseos de toda índole, pero jamás, jamás, había conocido un sueño similar al de Javier. Imaginé a Javier al despertar, al abrir los ojos y recibir los rayos de Sol filtrados a través de los vitrales que han tamizado el incienso de los años. Luego que me repuse de la sorpresa, le pregunté a Javier qué haría con la pila bautismal, qué con el altar, qué con las imágenes de San Martín de Porres y de la Virgen de Guadalupe. No sé si alguien en el mundo tiene algún deseo que se acerque al de Javier. ¿Alguien en Tuxtla sueña con comprar la Catedral de San Marcos? ¿Algún tipo Slim sueña con comprar el Vaticano, para hacer de la Capilla Sixtina un “spa”?
Te juro que sigo en estado de gracia por la confidencia de Javier. Él me dijo que está consciente de la imposibilidad de su deseo, pero le gusta imaginar el juego. Hoy en la mañana pasé por el templo y vi la puerta abierta y pensé que Javier, tal vez, ya siendo propietario, mantendría la puerta cerrada, porque no faltaría la beata que no se enterara del cambio de propietario y al entrar y ver a Javier sentado en la inmensa mesa de caoba gritara como poseída “¡milagro, milagro!” y cayera en estado catatónico, creyendo que Javier era Jesús redivivo.
PD. Nunca, querida Mariana, he tenido un deseo como el de Javier. Nunca lo he hecho, porque un poco al estilo de aquel mendigo de la película “Cinema Paradiso”, yo, siempre que paso por el parque de Comitán, voy repitiendo, en maravilloso italiano, aquello de “La piazza è mía, la piazza è mía”; y cuando bajo por la calle que va rumbo a San Sebastián rezo los versos de un poema de Mirtha Luz: “Yo no soy de Comitán, Comitán es mío”. Nunca he necesitado hipotecar algo para poseer lo que alcanza mi mirada. Las posesiones materiales nunca han sido mi deseo. Por esto digo que no me gustan las rosas y prefiero la flor sencilla. ¿Ser dueño del templo de Santo Domingo de Guzmán? ¡Qué alcance el de Javier!

martes, 24 de agosto de 2010

lunes, 23 de agosto de 2010

INSTRUCCIONES PARA DIBUJAR OJOS


Con un abrazo para Raúl Espinosa Mijangos,
por celebrar veinte años de caricaturista.



1.- Cerrar los ojos con fuerza y no abrirlos hasta que se visualice, con nitidez, el par de ojos de la amada.
2.- Imaginar que el tiempo da vueltas en sentido contrario. Como si fuese un viaje en Metro bajar en la Estación Juan Sebastián Bach. Escuchar, en vivo, una de sus sonatas. Como recuerdo del viaje pedirle un autógrafo. Al regresar ponerse en contacto con Sotheby’s y vender el autógrafo auténtico por diez mil dólares. Al tener el dinero en mano, cerrar los ojos.
3.- Da Vinci estaba seguro de que era posible construir un aparato volador. Los genios del siglo XXII buscarán volar sin aparato (dicen que los ángeles ya encontraron la solución desde hace tiempo, pero son muy díscolos y no quieren revelar su secreto).
4.- Las normas de buena educación dictan que antes de dibujar un par de ojos, es necesario practicar el dibujo de manos y de escorzos de rostros. Una vez dominada la técnica ya pueden dibujarse círculos pequeños.
5.- Siempre que se dibuje un par de ojos es necesaria la presencia de testigos de honor a fin de evitar que alguna niña de los ojos se queje de acoso y el dibujante sea condenado por pederastia.
6.- Alimentar con alpiste las miradas de todas las muchachas bonitas, a fin de que cuando estén con un ojo al gato y otro al garabato puedan cantar como un canario.
7.- Imaginar que el ojo es un oso y que hiberna durante seis meses (esto es muy recomendable si no se desea mirar a puro tonto durante el día).
8.- Los que nacen siendo príncipes no necesitan lacayos para “echarse un taco de ojo”.
9.- Cuentan que los ojos de los muertos no descansan hasta que la luz de las veladoras deja de ofenderlos.
10.- Los ojos de los expertos son como abejas que forman panales llenos de luz.
11.- Desconfiar de la mujer que acepta un camafeo; preferir aquellas mozas (sic) que son felices en la cama aunque su amado sea feo.
12.- Colocar, alrededor de los ojos, una ensarta de ajos y un corazón de ámbar a fin de evitar el “mal de ojo”.
13.- Comprar una butaca de cine. Colocarla a mitad de la sala y dormir sobre ella. Las butacas conservan imágenes cinematográficas en su memoria.
14.- Abrir una panadería cuya exclusividad sean los panes llamados “ojos de Pancha”.
15.- Nunca tener envidia de las cataratas del Niágara, conformarse con las nubes que se estacionan en los ojos propios.
16.- Cuando alguien diga que los celos te enceguecen, recítale el proverbio de “la paja en el ojo ajeno”.
17.- Jugar un juego de ajedrez en la más completa oscuridad (este juego sólo debe realizarse si el jugador oponente es una niña bella y uno es un hombre armonioso).
18.- Pescar salmones en plena avenida central de Tuxtla (esto debe hacerse cuando la corriente del río inunde Chedraui y el departamento de pescadería salga al exterior, con el riesgo de que algún “ojo de pescado” termine con la visión atrofiada).
19.- Caminar por la Vía Láctea como si uno fuese un pensamiento de Jesús, y
20.- Pintar grafitis sobre la cara oculta de la luna (esto para evitar sanciones administrativas).

domingo, 22 de agosto de 2010

PORQUE NO TODOS SOMOS NIÑOS DE LA CALLE


Ramiro dice que en La Pila el viento azota con fuerza. Es así porque viene "desde" La Ciénega, desde El Río Grande.
Ramiro y yo sabemos que el viento viene de más allá. Así como, de más lejos, nos viene el afecto.
A veces me siento en el parque central y, de pronto, siento un viento que viene desde las épocas de la primaria y de la secundaria.
Nunca me sentí bien fuera de mi casa. Siempre me atemorizó lo que había en las calles, en los parques, en los mercados y en las otras casas con balcones de madera y cuartos que, desde fuera, se miraban oscuros. Las escuelas también me atemorizaron. Ya en secundaria odiaba que llegara el sábado porque era el día de Educación Física. Yo, ¡Dios mío!, no estaba hecho para hacer "lagartijas" ni para poner a prueba mi físico delicado. Si el maestro Temo nos hacía correr del parque de San Sebastián hasta el panteón, por la empinada calle, a mitad de ésta yo me sentaba en una piedra a llorar, porque no podía más. Veía con coraje y con impotencia cómo los compañeros y, oh, tragedia, las compañeras corrían como gacelas.
En casa me sentía a gusto. Ahí estaban mi papá y mi mamá, quienes siempre me cuidaban y me protegían.
Aún hoy, a mis cincuenta y tres años de vida, me causa cierto escozor todo lo que huele a exterior.
Disfruto cuando voy al parque o camino por las calles de mi pueblo, pero hay instantes en que regresan los fantasmas. Me molesta mucho cuando estoy sentado en una banca, leyendo o mirando a los niños que juegan tranquilos, y llega un borracho impertinente. Me causa desasociego mirar al mismo borracho cuando se acerca a interrumpir el diálogo de una pareja de enamorados que acudió al parque a bordar algo parecido al cielo.
Mi papá murió hace veinte años, pero yo lo sigo teniendo a mi lado. Lo siento más, sobre todo, cuando estoy en casa. El rebumbio de afuera altera un poco su presencia (en ocasiones casi casi la borra).
Soy feliz cuando estoy en el campo. Pero, a veces, cuando camino solo entre árboles y sonidos de pájaros y de bichos que reptan por las sendas o trepan a las ramas, escucho un aterrador silencio que me conmueve y me paraliza. En ese instante un destello de temor me alumbra y dejo de sentirme confiado. Pienso en que detrás de cualquier árbol puede estar uno de esos vándalos que, en siglos pasados, acostumbraba asaltar a los príncipes que se atrevían a salir sin sus guardias.
No obstante que las escuelas nunca me cayeron bien por su capacidad de reunir a mucha gente. Ahí fue donde conocí a algunos amigos que aún hoy me siguen dispensando su afecto.
Es en la calle donde se da la vida, pero yo siempre, al estilo del programa de Chabelo, ando catafixiando la vida por lo que sucede en mi cueva.
Es en casa donde me siento bien; es en la soledad donde siento más cerca el universo; donde puedo meditar.
Pero, como cualquier hombre, debo salir a la calle para buscar el pan de cada día. Cuando estaba vivo mi papá yo no me preocupé por algo más. Él llevaba el pan a la mesa.
El viento es juguetón y atrevido. Sin ningún empacho nos envuelve y como si fuese un viejo amigo nos abraza con su abrazo de oso. Es así porque el viento es un niño acostumbrado a andar por las plazas, por los patios de todas las escuelas, por todas las frondas y ramas de los árboles. A veces he intentado ser como el viento, pero apenas salgo a la calle me conmueve el mar de afuera y reculo.

viernes, 20 de agosto de 2010

DIEZ PARA ANTES DE DORMIR




1.- Dicen que en la “Tierra de Nunca Jamás” el pleonasmo es cosa de todos los días y la gente está acostumbrada a “subir arriba”.
2.- Cuando alguien conoce a otro comienza a tratar de conocerlo, consciente de que nunca llegará a conocerlo.
3.- Era un lente obrero prepotente y autoritario, por lo que cuando solicitó su ascenso a “lente de contacto”, la respuesta de su jefe fue obvia: “No, compa, vos tenés muy poco tacto”.
4.- Cuando un viejo dice que “todo tiempo pasado fue mejor”, Mariana me confiesa que no entiende cómo puede ser eso, cuando en el pasado la gente guardaba sus mocos y esputos en pañuelos de tela.
5.- Era un cuerpo, se llamaba XO. Hasta que cumplió cuarenta y dos años había estado satisfecho con su vida, pero cuando comenzó a enfermarse pensó que era tiempo para aspirar a algo más. Veía que su compadre, el alma, tenía la misma edad que él y no le dolía nada. Así que deseó mutar en alma. Buscó en archivos algún conjuro para hacer la modificación y una noche de luna llena se roció con alcohol y se prendió fuego. Cuando volvió en sí, vio que su cuerpo ya no le molestaba y se sintió feliz, pero un espíritu que pasaba por ahí le dijo: “Parece que se te pasó la mano”. Se dio cuenta que tampoco era alma y es que para lograr la transmutación es necesario no pasarse del punto exacto de cocción. El jardinero lo usó para abonar una planta de menta.
6.- Hubo un tiempo en que los cuentos comenzaban con “Erase que se era” o “Había una vez”, pero luego llegaron los posmodernos y dijeron que no era posible seguir preservando fórmulas añejas. Desde entonces los cuentos no tienen una señal de inicio que les indique el camino correcto, por lo tanto terminan en “finales abiertos”.
7.- Dicen los que saben que cuando hay muchas tragedias en el mundo es que el orden Divino está en su “año sabático”.
8.- Los mensajeros humanos también han cambiado con el paso del tiempo. Cuentan que un mensajero de Cuauhtémoc -el Emperador, no Blanco- recorría grandes distancias por todo el reino y tardaba días en llegar al Valle, desde la región de la costa del Golfo. Ahora basta teclear algo en la computadora para que al instante el mensaje llegue a cualquier parte del mundo. El único que no cambia es el mensajero del universo. Su mensaje es el mismo y los humanos creen que tarda mucho en llegar, y esto es así porque el universo no distingue el concepto de tiempo.
9.- El mundo intenta ser más natural y menos agresivo con el medio ambiente. No lo logra, a pesar de que la ciudad de Nueva York es La Gran Manzana y la Ciudad de México es La Gran Cebolla, porque al abrirla todo mundo llora. Y
10.- Dice El Nuka que “El Poder” nos está jodiendo. Lo que antes eran Principios ahora son Valores. Subliminales ¿no?

miércoles, 18 de agosto de 2010

EL VIAJE QUE HARÉ AYER


Un abrazo para la familia Nájera,
por la ausencia física de Doña Alicia Nájera de Guillén.



Este título bien podría estar firmado por Julio Cortázar. Alguien lee que a Cortázar le gustaba el jazz y le gustaban los viajes (además de los juegos que terminaban con “tura”, sobre todo los de la literatura y de la buena calentura).
Cortázar viajaba, pero no ero viajero intrépido. Todo mundo, a su manera, es un viajero. Hay algunos que no pasan de la esquina de la casa y otros que se aventuran a subir al Everest. Cortázar nunca fue un intrépido. No existe registro que se aventara de un avión para ejercitar el paracaidismo; ni tampoco existe registro de que haya caminado por la Selva del Amazonas. Alguien cree que Julio fue un viajero de lugares insólitos, sí, pero donde la civilización olía a tabaco y a churrasco. Por esto, sus aficiones están relacionadas con el mundo de la cultura (el jazz, la pintura y la literatura).
No fue, tampoco, un hombre que permaneciera en su habitación leyendo, realizando “el viaje” a través de los libros. No. Alguien dice que él también es como Julio. Le gusta el jazz, le gusta leer, escribir y también le gusta viajar. Siempre y cuando el viaje no sea muy lejos; siempre y cuando el lugar de destino tenga los mínimos necesarios para sobrevivir con dignidad. Y es que Alguien cree que no hay cosa más indigna que renunciar a los servicios que este siglo aporta. No existe registro que Cortázar fuera un tipo que gozara bañarse en ríos. No hay una sola foto donde aparezca al lado de un caudaloso río, en traje de baño (bueno, parece que ni siquiera existe una en donde esté al lado de una alberca). A Alguien tampoco le gusta bañarse en ríos (no le gusta porque no sabe nadar). Él disfruta su baño debajo de una regadera, con agua caliente. De igual manera no disfruta dormir en hamacas o hacer una necesidad fisiológica a mitad del campo.
Cortázar viajaba en tren, en avión, en auto o en autobús. Hay viajeros que disfrutan el viaje en cayucos o sobre el lomo de una mula. Alguien dice que preferir viajar sobre un caballo en lugar de hacerlo sobre un helicóptero es regresar a la Edad Media, es negar la evolución del mundo. El Metro (subway) fue un transporte que fascinó a Julio. No sólo por la certeza de la contemporaneidad sino por la posibilidad de alterar el tiempo. Julio aseguraba que bajar al Metro era entrar a un mundo donde el tiempo de arriba era muy diferente al de abajo.
El viaje sólo se entiende cuando hay conciencia del tiempo alterado. El que viaja entra a una burbuja diferente del que sigue en la rutina de todos los días. Por esto es que a Alguien también le gusta viajar. Pero lo hace a lugares cercanos a su residencia. Le gustan los viajes de un día, los que permiten salir temprano de casa y regresar antes de que el Sol se oculte. En el entendido de que cada viaje altera el tiempo, le causa cierto sobresalto pensar que en un viaje más largo pueda alterar “su” tiempo de tal manera que cuando regrese a casa ya no encuentre lo que dejó al salir. Y no se refiere a objetos materiales, sino al espacio modificado. Alguien, a veces, ha leído historias en que el viaje de un hombre altera para siempre sus referentes remotos. Hubo una vez un hombre que salió de viaje. Dos días dilató el viaje, pero “la dilatación” del tiempo fue mayor, como si hubiese entrado a una burbuja en donde el pasado fuera una madeja enredada en el futuro. Cuando regresó, metió la llave en la puerta y abrió, el interior de su casa era una cueva habitada por un anacoreta del siglo XII. Entendió que él no era el hombre del Siglo XXI que hasta entonces había creído sino el anacoreta que había dado un paso adelante en el futuro. Todo por hacer viajes de más de un día, todo por atreverse a subir a montañas que están reservadas para las águilas y para las nubes. Por esto, a Alguien, igual que a Cortázar, le gusta viajar, pero siempre y cuando el viaje sea de pocas horas y a destinos donde haya un sanitario con agua corriente y papel higiénico.

martes, 17 de agosto de 2010

AUTORIDADES LIGHT


Llegan de fuera y traen la novedad. Hubo un tiempo que en Comitán los niños de la escuela no tomaban refrescos a la hora del recreo. La costumbre era consumir "atole" a la hora del recreo. No soy especialista en nutrición (no soy especialista en algo), pero asumo que tomar "atol" es más sano que tomar esos famosos refrescos embotellados light que, según las autoridades educativas y de salud, serán permitidas en las escuelas secundarias, a partir del próximo ciclo escolar. Se supone que la medida es porque dichas bebidas "light" no son perjudiciales para la salud. Pero basta una mirada en este chunche para comprobar que dichas bebidas son perniciosas y provocarán dolencias físicas a futuro en los actuales consumidores.
Es una pena que la educación en México esté supeditada a los intereses comerciales de empresas transnacionales.
Para lavarse las manos, las Secretarías de Salud y la de Educación repartirán dieciséis millones de folletos con información nutrimental.
El mundo camina hacia un despeñadero. La salud de la población en general está en manos de la Coca Cola y de la Pepsi. Los seres humanos "caen" ante el avasallante bombardeo comercial. En cualquier esquina encontramos anuncios de la Coca Cola que nos dicen que esta bebida es "la chispa de la vida". Ante este brutal bombardeo los niños y jóvenes no aceptan que una limonada es más sabrosa y, por supuesto, más benéfica para su salud. ¿Qué sucedería si en las escuelas ofrecieran limonadas higiénicas y vasos de "atol"?
Oh, Dios mío, ¿quién podrá defendernos?

lunes, 16 de agosto de 2010

CON LETRAS DE ORO




Jan de Vos nos dijo que eso de Los Chiapanecas lanzándose al Cañón del Sumidero ¡es un mito! Ahora los historiadores José Luis Castro, María Trinidad Pulido Solís y el cronista municipal de Comitán: José Gustavo Trujillo Tovar, nos dicen que Josefina García Bravo no existió.
A los comitecos, esta declaración no nos cae en gracia. No nos cae en gracia porque este hecho “histórico” es parte de nuestro orgullo. En la primaria, nos enseñaron que doña Josefina era una trinchona, al estilo de Josefa Ortiz de Domínguez. Al maestro se le llenaba la boca de pétalos de orquídea a la hora que enseñaba la clase de Historia de Chiapas y nos decía que dona Chepina, en el instante en que los hombres habían titubeado ante la arenga de Fray Matías de Córdova para iniciar el movimiento de la Independencia de Chiapas, había dicho algo más o menos así: “Si los hombres no quieren ¡que se queden en casa cuidando los hijos! ¡Vamos las mujeres!”. Ah, maravillosa muestra de valor civil. Los niños de esos tiempos quedábamos maravillados ante la imagen donde una mujer se paraba ante el auditorio lleno de barracos y pronunciaba esas palabras. Imaginábamos los aplausos de las otras mujeres, apoyándola y luego veíamos a los hombres ponerse colorados ante ese acicate; los veíamos prenderse y retomar el orgullo, coger sus sombreros y recuperar la dignidad.
Ahora resulta que los investigadores nos dicen que doña Chepina es un ¡exquisito invento! La posibilidad de que las mujeres anduvieran metidas en borlotes ¡es remota! Las costumbres comitecas no permitían que las mujeres se enredaran en fandangos propios de varones.
Todos los historiadores coinciden en que ¡no existen datos biográficos de Josefina que comprueben su existencia física, que de menos su participación en el acto!
Ahora resulta que un genial “cuentero” la inventó. La nombró Josefina para tener un referente de cercanía ante doña Josefa Ortiz de Domínguez; le puso el apellido García que es común por estas tierras y que tiene raíces en el barrio de San Sebastián, barrio en donde inició el movimiento de Independencia de Chiapas. Tiempo después alguien más (ya no el inventor del mito) le adosó el segundo apellido: Bravo -porque, ni modos que no tuviera madre. Y el Bravo va como anillo al dedo con el simbolismo y la cercanía, nuevamente, con los apellidos libertarios.
Acá en Comitán es cosa sabida que el busto de doña Josefina que está en el parque de San Sebastián tuvo como referencia la fotografía de una mujer de la época que sí existió. ¡Claro, ahora lo vemos ídem! Tuvo que recurrirse a la fotografía de otra mujer, porque ¡fue imposible hallar una donde estuviera la famosa Josefina!
El día de la entrega de la medalla “Rosario Castellanos” a la Poniatowska, veía la ceremonia por la televisión cuando vi el nombre de doña Josefina, en el muro de honor del Congreso del Estado de Chiapas, abajito del nombre de Jaime Sabines.
Ahora resulta un tanto irónico que aparezca dicho nombre al lado de nombres de personas que sí existieron y tuvieron participación en actos históricos del estado. ¿Es correcto que el nombre de doña Chepina siga ahí o los diputados deben resarcir el error y con gran pena (sobre todo para los comitecos que nos sentíamos chentos con esta paisana singular) eliminar el nombre de alguien que, según decir de los conocedores, es mera ficción? No sé, ya la Comisión del Congreso Local decidirá si nuestra historia sigue nutriéndose de personajes irreales o no.
¿Y ahora qué enseñarán los maestros a los niños de este pueblo? Pues no queda más que enseñar los datos históricos que son comprobables. Total, nuestra historia tiene pasajes emotivos que no necesitan de artificios.
En estos tiempos en que “Discutimos México”, como una reflexión propiciada por el festejo del Bicentenario, es justo poner los puntos sobre las íes y decir que la historia debe estar cimentada en la certeza.
Dejemos que la leyenda sea el hilo conductor de la imaginación y contemos la “Leyenda de Doña Josefina García Bravo” como tal, sin pretender llevarla a los más altos altares de la Patria. ¡Gulp!

domingo, 15 de agosto de 2010

PARA CELEBRAR EL "BIDECENARIO"


A Paco Flores se le ocurrió guardar un recorte de prensa de 1990. En ese tiempo yo escribía la columna "Sol y sombra", en el periódico "Avante", de San Cristóbal de Las Casas.
Paco me hizo llegar el recorte (debe estar en proceso de botar basura). Como una forma de agradecimiento y para alimentar la nostalgia, transcribo el textillo.

"¿Cómo?". Y yo le repetía el nombre. "¡Qué simpático! Nunca lo había escuchado". Y ponía cara de incrédulo. Sin duda pensaba que era invento, que lo había creado -digamos- Rosario Castellanos para colocarlo en sus escritos, que lo habían inventado los historiadores para colocarlo al inicio de la biografía de Belisario Domínguez.
"¿Comitán? ¡Qué chistoso! Al final suena como campana".
Pensé que probablemente tenía razón. Para mí es un nombre sonoro y ¡dice tanto! Para otros no es más que un nombre raro y distante. Sí, como si de pronto viniera un michoacano y comentara que vive en "Erongarícuaro" o en "Huiramba", y uno dijera: ""¡Simpático! ¡Sonoro! Nunca lo había escuchado".
Así suena Comitán para muchos, pero ¡así se llama el pueblo! ¡Existe!
Acá vive mucha gente, bueno, no tanta. Según el más reciente censo de 1990, somos...¡No tiene caso!, de todas maneras el dato es inexacto.
Sus calles, antes, cuando no había carretera panamericana eran de piedra y con pequeños hoyos. Hoy hemos progresado: ya no son más de piedra. ¿Los hoyos? ¡Le digo que hemos progresado! ¡Tenemos más!
Antes de que el Sol comience a aparecer; en este tiempo, las calles se van llenando de sonidos dulces: el trino de pájaros; menudos pasos que se dirigen al molino, al templo, al mercado, a la escuela; sonidos de campanas. ¿Al mediodía? Le digo que hemos progresado: bocinas, merolicos, altoparlantes, "stereos" en carro a todo volumen.
Uno eleva la vista al cielo y, en este tiempo, los ojos se llenan de un azul intenso. ¿Quién baja la vista? ¡Nadie! Hay que llenarse de azul de cielo. Así, el que camina, se olvida que las calles son basura. Ésta brota de las banquetas y germina en los arroyos. La gente cuenta que barre a diario; pero no bien acaba de hacerlo cuando ya nuevamente los brotes comienzan a aparecer. ¡Es todo un espectáculo! Van tomando vida las bolsas de "sabritas", envases plásticos, latas, corcholatas, vidrios. Los de antes dicen que no era así, que este brote incontenible de árboles dadores de basura no existía. Cuentan que al alba se levantaban y barrían el pedazo que les correspondía y permanecía limpio durante bastante tiempo. Le digo ¡hemos progresado!
Tras los balcones aparecen los rostros y comienzan a platicar. Y es que somos muy solidarios. ¡No, no es por la famosa campaña ahora tan de moda! ¡No! Nosotros siempre nos hemos preocupado del prójimo y así, desde temprano, corremos a enterarnos de la salud del vecino. Y la cadena se forma y se intensifica. A veces, aderezamos la plática con inocentes agregados; a veces matamos a los vivos y revivimos a los muertos; son los riesgos de la comunicación. Sí, las placas de los autos indican que pertenecemos a este bello e indescifrable estado y así ostentan: CHISMEX.
Algunos insisten en que tal nombre no existe y lo buscan en diccionarios, enciclopedias y mapas. Por fortuna, hay miles que no tenemos más que salir de casa para caminarlo y disfrutarlo. Aunque, a veces, también se nos antoja un pueblo de ficción.
Está lleno de subidas y bajadas, y se asienta al cobijo del cerro Junchavín. Antes hablábamos de "vos", hoy nos da vergüenza.
"¿Cómo dice que se llama su pueblo? Ah, también suena simpático. No, nunca lo había escuchado. ¿De verdad, existe?".

sábado, 14 de agosto de 2010

INVITACIÓN

PARA TODOS LOS PACOS DEL MUNDO


Juro por Dios que es cierto. Ayer abrí mi correo y hallé un mensaje de Paco Domínguez, mi afecto de Arriaga. En la noche llegó a casa Paco Gamboa y me trajo unos "batidos" hechos por Sonia, su esposa; media hora más tarde, mi Paty me entregó una hoja que me mandó Paco Flores.
Ustedes, mis lectores, entenderán que no pude menos que pensar en todos los Pacos del mundo; pensar en, si me lo permiten decirlo, "mis" Pacos. Y digo mis Pacos porque ellos (que Dios los bendiga siempre) me tienen en su lista de afectos y no me abandonan.
Por lo regular no leo correos FW (no sé bien qué significa esto). Por lo mismo, me da mucho gusto cuando recibo correos personales, cuando alguien se tomó no sé cuánto tiempo para escribirme algo de manera especial. Paco Domínguez lo hace de vez en vez. Es veterinario pero lo veo como un excelente horticultor que riega las plantas cada vez que éstas necesitan el agua del afecto (digo, no voy a poner el ejemplo de su profesión, porque si no cualquier lector pensaría que él da pienso a mi parte de cuch). Ayer me escribió una narración maravillosa de su tierra, de lo que mira y siente cuando va a pescar o cuando toma una cerveza en La Gloria.
Paco Gamboa se sentó en el sofá de "El Misho" (el gato que llena de pelo todo espacio en donde retoza) y me contó del proceso elaborado y especial para hacer "los batidos", que son unos dulces riquísimos de panela y cacahuate. "Hay que lograr un "punto" especial", dijo Paco y yo, maravillado, lo escuché. A las nueve en punto Paco se despidió. "Ya sé -dijo- que es tu hora de dormir". Ah, Paco, si supieras que yo me acuesto a las ocho y media, pero por vos puedo quedarme despierto media hora más.
Y luego recibí la hoja de papel que Paco Flores me envió. Es un recorte de prensa, del periódico "Avante", de San Cristóbal de Las Casas. Paco anotó con su letra la fecha del domingo 16 de septiembre de 1990 (celebramos el "BIDECENARIO" de la publicación). Es un articulillo que publiqué en ese tiempo (si Dios lo permite, lo transcribiré mañana en este espacio, sólo para alimentar mi nostalgia. Perdonen ustedes. Con ello también celebraré la labor de Paco, quien, en estos últimos tiempos, le ha dado por buscar viejos documentos en la memoria de su vieja computadora).
Todo mundo tiene "sus" Pacos. Yo también, igual que medio mundo, he tenido dos o tres loros que se llaman Pacos. Y tengo, ¡Dios bendito!, varios Pacos de carne y hueso, con un mucho de seso, que me prodigan su amistad. ¡Que Dios bendiga a todos los Pacos del mundo!

viernes, 13 de agosto de 2010

INSTRUCCIONES PARA DESCOLGAR ESQUINAS



1.- Imaginar que los faroles son calles y las lámparas ¡esquinas!
2.- Preguntar con los que están sentados en las bancas de la tarde: “Disculpe, disculpe, ¿a qué hora pasa la esquina que me lleva a Patria Nueva?” (Se recomienda estar atento porque no es fácil trepar a las esquinas, sus aristas siempre son morroñosas).
3.- En navidad colgar esquinas en el árbol de la nochebuena y colocar éste al lado de la ventana que da a la calle. En más de una ocasión una muchacha bonita, de esas alegres, se acercará y creerá que una de esas esquinas ¡es su esquina!
4.- Siempre que uno ande metido en “el cuarto de la pasión” debe buscar la esquina. No es recomendable permanecer en el centro ni acodado en alguna ventana ni solícito para abrir la puerta.
5.- Decir “¡Se los dije!” cuando aparezca la noticia de que la venta controlada de antibióticos provocó el incremento del mercado negro de medicinas.
6.- Iniciar el debate sobre la despenalización del grito “¡Esquina bajan!”. Esto porque el grupo Pro-hi-bida argumenta que tiene implicaciones sexuales.
7.- Recomendar a las esquinas niñas que tengan cuidado con los lobos que preguntan: “¿Para qué tienes las avenidas tan grandes?”.
8.- Nunca dejar que una esquina menor camine sola por los callejones.
9.- Explicar a las esquinas niñas que ellas son diferentes a las niñas calles. Éstas sólo tienen un par de ojos, en cambio aquéllas pueden ver hacia un lado y hacia otro, al mismo tiempo, gracias a los cuatro ojos que poseen.
10.- Implementar un sistema de “Esquinas de Troya”, a fin de contrarrestar la delincuencia.
11.- Reconocer que el “engaño” es dañino, pero lo es más el “engmes” porque es más frecuente.
12.- Cuando ocurre un tiroteo, las esquinas deben protegerse, no de las balas perdidas sino de las “calles perdidas”.
13.- Crear una organización ambiental que proteste contra la mala costumbre de amontonar la basura en las esquinas, como si éstas fueran espacios de segunda o de tercera.
14.- ¿Qué sucede con los sentimientos de las esquinas cuando la gente abandona las calles y ellas quedan solas, abandonadas, expuestas a los peligros de la noche, apenas alumbradas por una lámpara?
15.- Si las pelotas no tienen esquinas, ¿por qué un hombre que se queda “en pelotas” roza la esquina de la inmoralidad?
16.- Estudiar urbanismo y plantearse el reto de construir una ciudad que no tenga esquinas.
17.- Hacer apuestas acerca de la posibilidad de que el primer extraterrestre llegue a una esquina o a la mitad de la calle.
18.- ¿Y si les enseñáramos inglés a las esquinas a fin de que funcionaran como guías turísticos?
19.- Y esta era una esquina que leía para no aburrirse. Se sabía de memoria “Los crímenes de la calle Morgue”, de Allan Poe; y
20.- La esquina descubrió que era lesbiana cuando se enamoró perdidamente de la prostituta que todas las noches esperaba ahí a sus clientes.

miércoles, 11 de agosto de 2010

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO EL VIENTO ES MÁS QUE EL AGUA




Querida Mariana: de las formas geométricas básicas elijo el cubo. Nunca fui muy aficionado a las esferas; pocas veces, de niño, pateé un balón; y los triángulos no se acomodan a mi forma de ser. Nunca he soñado con ir a Egipto a ver esa inmensa sábana llena de arena con su escenario de pirámides. No me gustan las pirámides porque son figuras que retan el ingenio del hombre y estos juegos no me satisfacen. ¿No has mirado que a cada rato las pirámides nos retan a que las coloquemos “paradas” sobre uno de sus vértices? Un “cubofóbico” podrá, en este momento, decir que también los cubos provocan esa sensación, pero, un espíritu armonioso nunca cae en esa perversa tentación y yo, lo sabés bien, aspiro a la armonía.
Me gustan los cubos por su aspiración humilde de ser perfectos. Cada lado mide lo mismo que el otro y el otro y el otro. Las esferas, en cambio, no pueden jactarse de esta perfección, aún cuando nos quieren “dorar la píldora” haciéndonos creer que son “redondas” y ya se sabe lo que el término redondo significa en nuestra cultura. A mí las redondeces sólo me “cuadran” en los pechos de manzana de una muchacha bonita.
Cuando era niño tuve un cubo de madera, de color azul cielo. Mi papá pasaba, se acurrucaba y me señalaba uno de los lados diciendo: “uno”, yo elegía el lado contrario y decía “dos”. Mi papá sonreía, se levantaba y seguía en sus trajines diarios. Me gustaba el juego, Mariana, porque en el cubo el uno era idéntico al dos, aunque luego el maestro de tercero de primaria dijera que el dos es dos veces el uno. Desde entonces tomé una afición especial por los cubos. Saber que “el uno” era idéntico “al seis” me causaba una profunda emoción que nadie compartía.
Cuando en mi adolescencia apareció el famoso Cubo de Rubik, corrí a casa y le dije a mi mamá que me adelantara los siete domingos que costaba el juguete. Era tanta mi emoción y mi premura que mi mamá no dudó y sacó la paga completa. Corrí de nuevo a la “Proveedora Cultural” y compré el chunche. Cuando lo tuve entre mis manos supe que ese era el juego más perfecto que había creado el hombre. Me atreví a sugerir a Javier, mi amigo de la prepa, que el universo (en caso de que tuviera una forma geométrica) era un cubo infinito y el Cubo de Rubik era una réplica casi exacta.
Desde entonces, desde siempre (¡qué pena, no lo vayás a contar con alguien!) catalogo a la gente en mentes cuadradas, esféricas y triangulares. Los triangulares, ya lo imaginaste, son aquéllos que tratan a toda costa de impresionarnos “parándose” en uno de sus vértices. Los esquivo, porque, después de un tiempo, caen “por su propio peso”; los esféricos son los dicharacheros, los que ruedan de un lado a otro y nos hacen creer que la vida es un juego. Estos me apenan porque, a veces, los patean de más, los patean tanto que se vuelven indignos, pero ellos no lo notan, ¡qué bueno! Ya te diste cuenta que me llevo bien con los cuadrados, éstos viven alejados de los artificios y de los juegos pirotécnicos, a veces dan la impresión de ser aburridos, pero si les escarbás tantito encontrás en su interior espíritus en busca de la armonía. No apuntan al cielo, como los triangulares, ni están a punto de perder el equilibrio como ocurre siempre con los esféricos. Los cuadrados siempre tienen “los pies” sobre el suelo y esto me seduce de ellos.
P.D. Mariana bonita, con vos me llevo bien porque sos una línea en busca de forma geométrica. Los físicos dicen que el agua siempre toma la forma del recipiente que la contiene y lo mismo sucede con el aire. Pero cuando el agua y el viento fluyen libres ¡jamás adoptan formas geométricas perennes! Tal vez (¡quién lo sabe!) el universo es como un viento infinito.

martes, 10 de agosto de 2010

LO QUE NOS ACOMPAÑA SIEMPRE


Hay sustancias y chunches que nos acompañan siempre. Un chunche presente en mi vida es la cajita de cerillos, de La Central, "Clásicos de lujo". En su portada vi, por primera vez, a la Venus "mochada"; es decir, para mí, la cajita funcionó como un museo, porque hubo un tiempo (bueno, varios) donde, en la parte de atrás, venía impresa una pintura de "los clásicos".
Es bueno hallar esos chunches que han permanecido con el tiempo y han soportado todos los huracanes. Ahora sí que estos cerillos han dado luz a la vida de mucha gente.
Es malo enterarse, de pronto, de algunas empresas con tradición que andan con el ala caída, como, ahora, la compañía de aviación "Mexicana". Dicen los conocedores que esta compañía, también de mucha tradición en el país (basta ver su nombre), está a punto de sucederle lo mismo que a Camilo Mouriño.
Hoy en la mañana, para prender el boiler tomé una cajita de cerillos y leí en su portada que anda por los ciento veinticinco años de vida. ¡Bárbaro! Ha iluminado a este país desde fines del siglo XIX.
¿Cómo ha resistido tanto tiempo? Bueno, ya se sabe que medio mundo necesita cerillos. A veces no sólo los físicos. Mucha gente anda en penumbra. Los seres humanos somos frágiles y necesitamos cerillos que alumbren nuestro camino.
Aunque, tal vez, esta compañía ha sobrevivido porque "se da sus trampitas" para sobrevivir. Una vez, por iniciativa de Ramón, fuimos a la tienda de doña Angelita y compramos diez cajitas de cerillos. Llegamos a la casa, nos sentamos en el suelo de los corredores y contamos los cerillos que contenía cada cajita. Encontramos que en tres de ellas no estaba completo el número de cerillos ofrecido. Ah, tramposos, dijimos, con los faltantes llenan otra cajita.
Ahora me topé con la novedad de que los cerillos son más chaparritos. Prendí el cerillo y bien pronto sentí el calor que abrasaba mi dedo. Claro, diría Ramón si estuviera ahora acá (anda por Nuevo Laredo), con los sobrantes hacen más cerillos.
¡Se los perdono! Les perdono que sus cerillos sean más chicos, que sólo tengan un lomo donde raspar (hubo un tiempo donde ambos lomos de la cajita ofrecían la cinta para raspar) y que "se claven" uno o dos cerillos en cada caja. Se los perdono. Sería muy triste que esta compañía dejara de dar luz. Ha sido fuente de trabajo de tantísima gente durante tantísimos años. Cuando a Albert Einstein le preguntaron por el mejor invento de la humanidad, no lo pensó dos veces y dijo: ¡el cerillo!
Aquella tarde en que Ramón y yo nos volvimos contadores de cerillos, nos cachó mi mamá y nos metió una buena tunda a ambos, por andar jugando con cerillos. ¿Qué no sabíamos que nos podíamos quemar? Poco a poco el enojo llegó a más y hubo un instante en que mi mamá cambió la comedia por tragedia y, llevándose la mano a la frente y cerrando los ojos, dijo, como si fuera la actriz Amparo Rivelles: "Van a quemar la casa un día de estos".

lunes, 9 de agosto de 2010

DIEZ PARA ANTES DE DORMIR




1.- “¿Y ustedes qué están dispuestos a darle a México?”, preguntó el maestro. Todos los alumnos, a coro, dijeron: “¡Una hora social!”, y el maestro dejó que los alumnos salieran al patio y jugaran. Todo como festejo por el Bicentenario.
2.- Cuando se desborda un río se dice que se desmadra; es decir, sale del cauce madre, por esto, cuando los ánimos se desbordan se dice que se hace un desmadre. ¿Qué pasa cuando los sueños se salen de su cauce?
3.- A fin de que el fútbol soccer no sea un deporte aburrido se sugiere a la FIFA colocar cuatro porterías más al lado de la portería central. El goleador podrá optar por anotar en la portería real o en las similares. Tres de éstas tendrán castigos y una otorgará un premio. El premio irá desde la posibilidad de sacar una tarjeta amarilla al árbitro cuando se considere que éste incurrió en falta, hasta la gracia de un tiro libre frente al portero y dos defensas. Con esto, estamos seguros, el fútbol será más atractivo como espectáculo. Los castigos consistirán en…
4.- Hubo un mago que hacía todo lo contrario de sus compas. Él, en lugar de aparecer conejos, sacaba chisteras de las orejas de las liebres. Un día, un niño le dijo que hiciera el acto mágico del corte de un cuerpo y el mago “contreras” agarró al niño y con él cortó un serrucho. Quienes presenciaron el acto dicen que el serrucho sangró tantito.
5.- Dicen que Eva era vegetariana y frugívora; se convirtió en carnívora la tarde en que Adán le ofreció una manzana.
6.- La Constitución Política debería incluir un artículo donde el pueblo pudiera ejercer el “Derecho de Admisión” hacia los funcionarios públicos.
7.- La entrega de la medalla Rosario Castellanos a Elenita Poniatowska es un acierto, pero la medalla alcanzará el brillo que merece en el instante en que Dolores Castro la reciba. Lolita fue amiguísima de Rosario y es una poeta de renombre.
8.- Es asunto grave cuando algún poderoso cumple sus deseos frustrados de niño. Por ejemplo, el poderoso que siempre soñó con ser el héroe en alguna batalla de la segunda guerra mundial y comienza a “jugar” a las guerritas.
9.- De la misma manera que los científicos han descubierto sustancias que repelen a los mosquitos, deberían inventar sustancias que repelan a los estúpidos y tontos. El producto sería un éxito en ventas.
10.- Según una encuesta de “El País”, de España, la película “El Padrino” es la mejor película de la historia. Acá en México, los judiciales creen que la mejor película es “La madrina”.

domingo, 8 de agosto de 2010

PRESENTACIÓN REVISTA: "CANTO SIN FRONTERAS"


Anoche se presentó en Comitán la revista "Canto sin fronteras", una edición conmemorativa en el 85 aniversario del natalicio de Rosario Castellanos. Hicieron favor de invitarme. Para los lectores de este cuaderno ¡paso copia!
Buenas noches:
El poeta pregunta: “¿El sol tiembla?”, un verso más tarde se responde: “Tiembla, pero no de frío”. Esta noche, tal vez sea conveniente preguntar: “¿La palabra tiembla?”. Hablo del temblor que produce el asombro o el misterio. El temblor que acompaña la primera vez de todo; la primera vez que la luz nos toca, la primera vez que estamos frente al mar, la primera ¡ante un amanecer!
Marvey y yo somos dos comitecos que tenemos el privilegio de presentar la revista “Canto sin fronteras”, una edición que conmemora los 85 años del nacimiento de Rosario Castellanos. Ustedes perdonarán que lo hagamos el día de su fallecimiento y no el 25 de mayo, día de su natalicio, como lo dictarían las normas de buena costumbre, fecha en que, según el Rey David, nacieron todas las flores. No sabemos cómo el Rey David tuvo noticia de esa eclosión floral, porque de acuerdo con documentos que existen en el Archivo de la Ciudad, el soberano Israelí nunca anduvo por Comitán de las Flores. Tal vez eso fue vaticinio de que un día la flor más bella, no del ejido sino de este pueblo, iría como embajadora a sus tierras israelitas; tal vez fue un vaticinio de lo que sobrevendría después. Uno nunca sabe todo el simbolismo que encierra la palabra.
Pero, bueno, ya me salí del tema. Decía que el homenaje editorial lo hacemos tarde, pero esto no es casual porque también puede ser un reconocimiento a la tierra de Rosario, ya que acá todo llega después. La Revolución llegó a Comitán cuando ya en el Centro del país era historia; historia también eran las noticias del periódico cuando éste llegaba al pueblo en tiempos en que Rosario era niña. Tan nos llega todo tarde que algunos paisanos aún no se han enterado que Rosario nació, murió y ya se convirtió en mito de las letras mexicanas. Pareciera que el presente y el futuro siguen viajando sobre el lomo de una carreta y tardan en llegar a Comitán. Claro, si lo miramos bien, este desfase temporal tiene su lado positivo: cuando el mundo acabe, el fin llegará a Comitán dos o tres días después.
Por eso pregunté al inicio: ¿La palabra tiembla? ¿Este temblor es como esa onda que se expande cuando tocamos el agua? Comitán no es el centro del universo porque el universo no tiene centro, pero, cuando menos hoy, una mano toca el agua y las ondas se generan a partir de acá. Por esto, la presentación se convierte en un feliz pretexto para decir que, a veces, la palabra tiene su principio en este pedacito de tierra. Este “Canto sin Fronteras” lo corrobora. Hubo un tiempo en que Rosario, sin saberlo, sin buscarlo, ¡fue el centro! No es exagerado decir que las hojas de esta revista penden, como si pendieran de un árbol, de ese centro. El centro es Rosario y esta revista trata de señalar que el universo, por instantes prodigiosos, forma centros que luego se convierten en hoyos negros.
La revista que hoy presentamos tiene muchos aciertos y un desacierto; qué pena por éste último, de no haberse atravesado la revista hubiese sido un proyecto editorial redondito.
Un acierto es la limpieza editorial con que está hecha. Los lectores agradecemos el “aire” que existe entre artículo y artículo y la casi impecable redacción ortográfica. Cuando en el estado existen revistas oficiales plagadas de errores es justo ponderar la limpieza de ésta; otro acierto es la inclusión de textos precisos y bien documentados.
En el texto de presentación se dice que esta revista pretende “revalorar la obra de Rosario Castellanos, difundir aspectos poco conocidos de su vida y abordar su trabajo desde nuevas perspectivas”. En efecto, los promotores de este esfuerzo editorial logran poner ante los lectores la obra de la escritora y fomentan la reflexión. Porque los comitecos no hemos tenido la capacidad de apropiarnos del espíritu de nuestra paisana. Hemos prestado su nombre únicamente para servir como membrete de festivales y de premios de novela, pero no hemos logrado hacer un reconocimiento justo a su memoria. ¡Qué pena que ella, tan grande, tan sublime, no logre ser profeta en su tierra! Los comitecos nos debemos el Museo Rosario Castellanos; nos debemos el grupo académico que se avoque al análisis serio de su obra literaria; nos debemos -qué pena- la difusión de su literatura. Los comitecos no hemos tenido la capacidad de convocar a la unidad en torno a la obra de nuestra escritora. Por esto, digo que la pretensión de esta revista logra su objetivo porque nos repasa frente a la cara, con guante blanco, un nuevo recordatorio de lo que los comitecos no logramos por la ancestral tendencia a ignorar nuestros propios valores. Cerramos los ojos ante el pozo de luz que tenemos en el patio y los abrimos ante el simple destello de un cerillo que tiene la marca “made in outside”; según yo, quise decir “lo de afuera”.
De igual manera, si admitimos que la obra de Rosario no es tan conocida como se quisiera, esta revista también alcanza el segundo objetivo de difundir aspectos poco conocidos de su vida. En cuanto a la tercera pretensión, la de abordar su trabajo desde nuevas perspectivas, desde mi punto de vista ¡no lo logra! La revista, ¡otra vez!, como muchas propuestas editoriales de nuestro estado, es irregular. Tal vez este sea el único reproche. No todos los textos dan luz, se colaron algunos que titubean entre las sombras. Ojalá que para próximos proyectos se privilegie la calidad literaria a fin de que el juicio futuro no sólo absuelva al grupo literario Décima Musa, sino que lo coloque en el lugar de honor que merece su esfuerzo y entrega.
Pero, bueno, ya se sabe, la palabra tiembla. A veces lo hace porque advierte la luz y a veces tiembla porque se aventura a caminar sobre una alta línea sin mucha idea de cómo conservar el equilibrio.
El día de hoy más lectores conocerán esta revista. Estoy seguro que ellos sabrán beber la luz y obviar las oscuridades.
La palabra tiembla. ¿Lo hace también el silencio?
Muchas gracias.

viernes, 6 de agosto de 2010

INVITACIÓN

INVITACIÓN AL C. GOBERNADOR JUAN SABINES




Con respeto me dirijo a Usted, C. Gobernador del estado de Chiapas, para informarle que del 6 al 10 de septiembre, en Comitán (pueblo luminoso), celebraremos el acto denominado “Una reja de papel de china para Oscar Bonifaz”. Tal suceso se debe a que el escritor comiteco cumple 85 años de edad.
En Comitán es tradición colocar una reja de papel de china en el exterior de la puerta del cuarto del festejado (antes se pegaba el papel con cera cantul, ahora no queda más que hacerlo con un simple diurex). Los familiares y amigos se reúnen y cantan las mañanitas mientras el festejado abre la puerta, pasa a través de la reja y la rompe. En ese momento (si es que hay paga) la marimba entona una diana diana conchinchin y el embelequero que nunca falta prende cohetes que estallan en los cielos azulísimos. Una lluvia de confeti cae jubilosa sobre el festejado y los abrazos no se hacen esperar.
En nombre del pueblo comiteco lo invito a que nos acompañe al festejo. Un grupo de paisanos se ha apuntado para celebrar el cumpleaños de quien fue amigo personal de nuestra gran escritora Rosario Castellanos. Habrá teatro, música, exposición fotográfica, encuentros literarios y actuaciones de un grupo de danza. Como decimos en Comitán, ¡será un guateque sabroso! El viernes diez de septiembre, a partir de las ocho y media de la noche, habrá una cena estilo comiteco (pan compuesto, taquito dorado, pitaúl, tamalito untado, pastelito de manjar, vaso de agua con temperante, café y un “pitutazo” de comiteco añejo). Antes de la cena, Crista Albores (artista chiapaneca que estudia en Xalapa) presentará un concierto de piano y luego un grupo de artistas del Colegio Mariano N. Ruiz representará los famosos y medio malcriadones chistes del “Tachilgüil”, de Oscar Bonifaz. Lo invitamos a que Usted y su distinguida esposa nos acompañen. Por un rato lo queremos ver disfrutando del afecto y del ingenio del pueblo comiteco, un tantito alejado del borlote de la política. ¿Se da Usted un espacio y nos obsequia el gusto de contar con su presencia?
Nos han comentado que la directora de Coneculta-Chiapas (la Licenciada Marvin es paisana nuestra) hace esfuerzos para conseguir recursos a fin de que el teatro de la Casa de la Cultura cuente con un telón, modesto pero digno, para tal fecha, porque no está para saberlo pero yo sí para contarle que el escenario carece de telón. De manera atenta le solicito su intervención para que nuestro teatro esté “echando tiros” esos días en que los comitecos tendremos la oportunidad de unirnos para celebrar nuestra identidad. Le platico que doña Sofi, Presidente del DIF local, generosamente amadrinará la escenografía.
El abrazo para Oscar Bonifaz es un feliz pretexto para decirnos que los chiapanecos somos gente de valía y que es importante reconocernos en la unidad.
Gracias de antemano por considerar la posibilidad de unirse a este festejo con nosotros. Estaremos muy contentos de contar con su presencia y le aseguramos que Usted también estará a gusto. Con respeto, le envío mi saludo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

NUNCA LLEGARÁ




“El futuro ¡saber cuándo es!”, me dijo Francisco, así bien comiteco. Cinco minutos antes me había ofrecido un “raspado” (que en otros pueblos llaman “granizados”). Cuando me dijo lo del futuro pensé, de inmediato, que la frase ¡era genial!, y pensé también en el pasado de los cinco minutos previos, de cuando me había ofrecido el raspado. En el instante en que dijo lo que dijo, ¿nos había alcanzado el futuro o es que todo se mueve en una línea pasado-presente y el futuro, como dice él, quién sabe cuándo es?
Nuestra cultura occidental nos ha enseñado a pensar constantemente en el futuro, a planear el porvenir, pero, a veces, parece que el futuro no es más que una utopía, una sustancia inexistente. El futuro parece ser un término “futurista” que alude a lo intangible y poco probable. Si alguien se parara en este instante a mitad del parque, se quitara la camisa y gritara a todo pulmón: “¡El futuro no existe!”, yo no pensaría que el individuo es un desquiciado. No lo pensaría porque parece que en la vida todo es un presente infinito que, ¡eso sí!, un instante después se convierte en pasado. El futuro no llega, el presente es el que camina hacia adelante, como debe ser, puesto que el pasado es el que viaja hacia atrás.
El universo, tal vez, tiene su símil en la vida. El universo es un presente infinito sin futuro. Cuando abrimos un libro y leemos que el resplandor de la estrella que vemos, al lado de la muchacha bonita en la banca de un parque, se generó hace millones de años luz, entendemos que estamos viendo en el presente algo que tuvo su origen en el pasado, un pasado remotísimo. Entonces, ¿en dónde cabe eso que llaman futuro?
Cuando pensamos que dentro de dos años haremos tal o cual cosa, no hacemos más que proyectar una idea que germinará en el presente de ese instante. Nuestras proyecciones mentales juegan a inventar utopías que no tienen ningún sustento.
Francisco se levantó y descolgó una serigrafía firmada por Andrea, su sobrina. El cuadro tenía una firma del año dos mil ocho. Era una prueba innegable de que ¡el pasado existe! Francisco y yo lo revisamos con detenimiento, como queriendo demostrar que nuestro presente era una sustancia tangible. Lo único que no pudimos palpar es esa semilla que insisten en llamar futuro.
Cuánta razón tienen aquellos sabios que insisten en decir que la única piedra del camino es el presente. Ah, cuánta razón contiene aquella conseja latina del Carpe Diem.
“El futuro saber cuándo es”, dijo Francisco y yo pepené esa piedrita para conservarla de acá en adelante, de hoy para los posteriores presentes que Dios me permita vivir.
Antes de despedirme le dije que le aceptaba el “raspado”. Yo (mis lectores lo saben) no como raspados ni algo parecido, pero acepté el ofrecimiento como un intento de demostrarme que el pasado es posible volverlo presente y jugar con él en una mezcla divertida e insólita. Un poco como aquel maestro que regresó al aula después de haber estado años en la cárcel y comenzó su clase diciendo: “Como decíamos ayer”.
El pasado puede ser un poquito de azúcar o de sal y se puede llevar perfectamente en la bolsa del pantalón. ¿El futuro? El futuro es agua en un odre que tiene huecos, es un hoyo negro en un universo irreal.

lunes, 2 de agosto de 2010

LOS NINIS Y LOS NANOS


Con un abrazo para Lulis Guillén De León y sus hermanos,
por la ausencia física de su papá, Don Ramón Guillén.




Alberto dice que el país se está llenando de “ninis”. ¿Quiénes son los ninis?, pregunto y mi prima Yoly explica que son los que “ni estudian ni trabajan”. Y esto, que parece algo para reírse ¡es la gran tragedia de México!
Hace mucho tiempo, un tiempo antes que aparecieran los “ninis”, los que no sabíamos cómo iniciar un diálogo con una muchacha bonita decíamos: “¿Estudias o trabajas?”. Este intento de diálogo absurdo nos da ahora un termómetro de aquel tiempo. Es ese tiempo la gente estudiaba o trabajaba. Y ahora, ¡Dios mío!, ni lo uno, ni lo otro. Lo peor es que hay cientos de miles de “ninis” que lo son contra su voluntad. Son chavos talentosos y productivos que desean estudiar o encontrar un trabajo, pero no lo hacen porque las oportunidades escasean. Son chavos que, en otro país, estarían haciéndolo más grande. Pero les tocó nacer y crecer en un país que les ha cerrado las puertas. Por esto, ahora México, ¡qué pena!, es el país Nini, ni tiene suficientes escuelas ni tiene suficientes empleos. Alberto insiste en que el presidente de la República va que vuela para ser un presidente nini, porque ni crea empleos ni permite el crecimiento de los existentes.
Nunca hasta hoy había pensado en los ninis. Cuando yo era niño, el tío Armando, mientras lijaba una tabla en su banco de carpintería, nos decía que su abuelo le había dado la receta de la vida: “Ni pidas ni dejes que te den”. Esos, entonces, ahora lo veo, eran otra clase de ninis. En medio del olor del aserrín el tío Armando nos explicaba que el secreto era valerse por sí mismo, la vida -decía- provee todo, sólo hay que saber estirar la mano. Aseguraba que nosotros éramos como pajaritos y los pajaritos nunca mendigaban algo. Estiraba la mano y nos enseñaba los pájaros sobre los árboles. Cuando alguno de nosotros le decía que la tía Arminda dejaba alpiste a mitad del patio para los pájaros, refunfuñaba y sostenía que esa clase de pájaros era “la agachona”, como agachones (gritaba ya encolarizado) son todos los que andan pidiendo favores a los políticos y a los ricos a cambio de un poco de alpiste.
Era un momento emocionante porque le daba con más fuerza a su mano y el listón de madera quedaba bien lisito a base de tanto tallón con la lija de grano medio.
Hoy los ninis son los que no hacen algo y abundan. Este país ha cancelado oportunidades para los jóvenes. Los ninis van que vuelan para ser nanos, insiste Alberto. Yo, me recompongo en la silla, me acerco más a la mesa y pregunto quiénes son los nanos. Alberto se echa para atrás y ríe. Dice que nano es una milmillonésima parte de algo. “¿Capicci?”, dice y yo estiro mis pies debajo de la mesa y digo que sí entiendo, ¡claro que entiendo!
Cada vez nuestro país se va haciendo menos porque hay muchos “nonis” que se se han apoderado de él. Los nonis son aquellos que no sueñan ni dejan soñar. Son hombres que enterraron el sueño de aquel famoso negro llamado Martin Luther King, que dijo algo como: “Yo tengo un sueño. Tengo el sueño que algún día cada valle será elevado y cada colina y montaña serán llanas”.
Pero parece que entre tantos nonis cada vez hay más ninis que terminarán en nanos. Oh, qué tragedia de país.

domingo, 1 de agosto de 2010

LAS ISLAS


El título es muy sugerente: "Robinson Crusoe ya tiene celular". Es un libro de Rosalía Winocur. Lo vi en un aparador del Internet, porque ahora todas las mañanas salgo sin salir de casa. Prendo este chunche y es como si saliera a mirar aparadores. Camino y no me mojo si llueve, ni me achicharro por calores de treinta y tantos grados. Miro en los aparadores y encuentro de todo. Ahí miré, con mi cara repegada al cristal transparente, el libro con ese título sugerente. El mundo ha cambiado mucho, pero no tanto. Basta pensar en el caso de Robinson. Bastaría una llamada para decir algo como: "Sí, sí, estoy en una isla solitaria", y luego buscar a través de un sistema posicional la ubicación exacta de la isla. En menos de media hora un helicóptero podría acudir a rescatarlo. No obstante, no hemos cambiado nada porque los hombres seguimos siendo islas y nadie puede rescatarnos del olvido en que permanecemos desde que el hombre apareció en la tierra. Hemos cambiado porque, a pesar de los celulares, a veces (con más frecuencia de la que quisiéramos) "los otros" son los barcos que zozobran y nos jalan en su pique. Si se nos pierde el celular o alguien nos lo roba quedamos, de inmediato, en la misma situación que quedó Robinson. Falta mucho para que, de verdad, dejemos de estar en la isla. Alguien pensó que los chips integrados al cuerpo permitirían funcionar como localizadores instantáneos, pero ya se vio cómo en el caso del Jefe Diego tal dispositivo resulta inútil. No es un proceso quirúrgico el salvador. ¿Cada hombre tiene un espectro único de radiación energética? En caso de que esto fuese así, algún día los científicos desarrollarán sistemas de "lectura" de tal espectro y así podremos tener la certeza de la posición exacta de cualquier "Robinson" a cualquier hora y en todo lugar. Incluso saber el momento en que el cuerpo de esa energía deje de "latir". Mientras tanto, es cierto ¡Robinson ya tiene celular!, pero esto no le garantiza que deje su isla y que los otros puedan acudir a rescatarlo. Muchas veces hacemos una llamada y resulta que el teléfono "está apagado o fuera del área de servicio". ¡Bah!