tag:blogger.com,1999:blog-5537985710734961602024-03-19T04:16:58.666-07:00ArenillaContacto: alejandromolinaritorres@gmail.comUnknownnoreply@blogger.comBlogger4804125tag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-7428587334390307802024-03-19T04:16:00.000-07:002024-03-19T04:16:10.720-07:00CARTA A MARIANA, CON COMIDA MEXICANA<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMyEgnAO2P0xABP54rdDeY-eWugynOiSzrBFtbwN9phDTABd4FrPjASLhVUCdW1fxxqkX1lFlSbcCGIPhkwV1IUzG1lCDSaw3_7zBfc-Rz9UZlBJfW3GV0k_Zzaj2u34tBahKOdOrQpUFodc69P_S4fWJRqOZ-P85tH3jS1JQid8pq_Mg5wUaLLJLzaO3V/s1920/419234836_1595067797703578_3990246722422275862_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1920" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMyEgnAO2P0xABP54rdDeY-eWugynOiSzrBFtbwN9phDTABd4FrPjASLhVUCdW1fxxqkX1lFlSbcCGIPhkwV1IUzG1lCDSaw3_7zBfc-Rz9UZlBJfW3GV0k_Zzaj2u34tBahKOdOrQpUFodc69P_S4fWJRqOZ-P85tH3jS1JQid8pq_Mg5wUaLLJLzaO3V/s320/419234836_1595067797703578_3990246722422275862_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: esta carta se pudo titular: “Mi reino por un papadzul”, en parodia de la famosa frase que dijo el rey Ricardo III.
¿Vos sabés qué es un papadzul? ¡Mare linda! Mi amigo el doctor Jorge Antonio Ruiz Mandujano, quien viaja constantemente a Yucatán, podría explicarnos.
La gastronomía de Yucatán es riquísima, casi tan rica como la cocina comiteca. Ahora estarás preguntando por qué de todos los platillos elegí el papadzul. ¡Ah!, porque fue el platillo favorito de nuestra paisana Rosario Castellanos.
¿Cómo sé esto? Rosario y su gran amigo Raúl Ortiz y Ortiz intercambiaron muchas cartas. Tengo en mis manos el libro “Cartas encontradas (1966-1974)”, donde hay parte de ese intercambio epistolar. El libro es muy interesante, porque ahí nuestra paisana cuenta cosas tan íntimas que no compartió con nadie más. Ahí nos enteramos que no le caía muy bien el tal Carlos Fuentes. Parece que el tal Carlitos era medio pedante. ¿Recordás que María Félix le decía “mujerujo”, que en una palabra significaba que nuestro escritor era “poco hombre”? ¡Padre eterno! Pero, bueno, estábamos en las cartas de Rosario y Raúl.
En 1971 Rosario viaja a Israel para cumplir con el alto honor de ser embajadora de México en aquel país. Uno de sus confidentes más cercanos es Raúl. Así, ahora, los lectores de este libro nos enteramos de los testimonios que van de allá para acá. Raúl le cuenta chismes del país y Rosario le cuenta cómo le va en Israel.
Y en una de esas cartas nos enteramos que Rosario “moría” por los papadzules.
Debo confesar que nunca he probado un papadzul, sí, en cambio, he probado la cochinita pibil, una salsita con chile habanero y, por supuesto, la riquísima sopa de lima, ¡exquisita! Bueno, con decirte que tampoco he probado el “codzito”, el cotzito ¡es otra cosa!
Entonces, ¿qué es un papadzul? El Internet da la receta y dice que la palabra (como se esperaba) es una palabra maya que significa: “comida de caballeros”; es decir, se servía para los nobles, y como Rosario era una princesa de las letras, pues le iba bien este antojo.
¿De qué está hecho el papadzul? Cuando lo mirás bien decís que no es tan difícil de realizar el platillo. En un libro de Larousse hay una fotografía de un plato con papadzules. ¿Qué se ve? Tres tortillas enrolladas con relleno, regadas con dos salsas, una verde, encima una roja y unas rodajitas de chile habanero. Llamó mi atención que, tal como lo supuse, el chef dice que el grado de dificultad de preparación es: fácil.
Veamos, ¿cuáles son los ingredientes? 30 hojas de epazote (mi mamá no comería los papadzules, odia el epazote), 4 y media tazas de agua, 12 huevos cocidos y picados, ¾ de cucharadita de sal, 60 gramos de pepita verde pelada, tostada y molida, 18 tortillas de maíz de doce centímetros de ancho recién hechas.
Acá ya te diste cuenta que la salsa verde es la de la pepita, la roja se llama chiltomate y tiene también su gracia al prepararla. No te voy a pasar la receta completa, porque no soy chef, si se te antoja el platillo por el que Rosario “enloquecía” podés buscar en Internet la manera de prepararlo. Sólo diré los ingredientes de esta salsa roja llamada chiltomate: jitomate, ajo, cebolla. Estos tres ingredientes se licuan, la mezcla se cuela y se pone al fuego con un chile habanero, se hierve y listo. Dice que el chile habanero no debe romperse. ¡Pucha! Casi casi dije la forma de hacerla.
Ya adiviné el relleno de las tortillas: los huevos picados. Claro, ya imaginé el sabor de la salsita verde de pepita (mi mamá me hace un guisito de pepita con soya, ¡exquisito!).
Pues este platillo tan sencillo era el que seducía el cuerpecito y el espíritu de Rosario, a tal grado que un día su gran amigo le envía papadzules, de México a Israel, por medio de un amigo. Llegan los papadzules y Rosario enloquece, queda eternamente agradecida por ese detalle.
Posdata: por eso digo que esta carta bien pudo intitularse: “Mi reino por unos papadzules”. ¿Sabías esta pasión culinaria de Rosario Castellanos? El próximo año celebraremos el centenario del nacimiento de nuestra escritora. Sería maravilloso que un restaurante comiteco organizara una comida con estos antojitos yucatecos, para honrar a la paisana.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-10582611776128804772024-03-18T04:28:00.000-07:002024-03-18T04:28:07.097-07:00CARTA A MARIANA, CON UN PAISANO TALENTOSO<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEZi2rVJQx4Fn6E5hwle9CdK8UpuRpF0vNO4_msHzzo-bE6vZUwGOLb7w-p8FAYqzVSRmSwilb9hCv_1PiAwi0fOgel6aUUuLP7Se8MuxU6nIkNiXWlyg_H8LnfC88lprHBAJUFtd4tmMXqOt-C8_2OLWlvDmY1hzgoyiQiuCj203_Gs5alSQug7i2k3TS/s1920/431731353_1096680411554813_7901336019999362968_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1410" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEZi2rVJQx4Fn6E5hwle9CdK8UpuRpF0vNO4_msHzzo-bE6vZUwGOLb7w-p8FAYqzVSRmSwilb9hCv_1PiAwi0fOgel6aUUuLP7Se8MuxU6nIkNiXWlyg_H8LnfC88lprHBAJUFtd4tmMXqOt-C8_2OLWlvDmY1hzgoyiQiuCj203_Gs5alSQug7i2k3TS/s320/431731353_1096680411554813_7901336019999362968_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: te paso copia de una foto que encontré en el Archivo del Colegio Mariano N. Ruiz.
Al fondo, en el centro, está el maestro Jorge Gordillo Mandujano, nuestro director general emérito. En ese tiempo era maestro de grupo, en la escuela del padre. ¿De qué año es la foto? No hay datos en la parte posterior de la foto, como era costumbre, pero puedo decir que es de principios de los años sesenta, del siglo XX. ¿Me atrevo a aventar otro supuesto? ¡Me atrevo, total! Los chicos de la foto son alumnos del sexto grado de primaria.
Vos sos muy joven, no reconocerías a ninguno, pero por acá andan algunos de ellos, ya setentones. Yo sí identifico a varios, pero, si me permitís, hoy hablaré sólo de uno. Un chico que está en la segunda fila, de acá para allá. El segundo, de derecha a izquierda, es Francisco Javier Mandujano Ortiz, si ves con atención mirarás que es el chavo que tiene el cabello más güerito, ¡cómo no!, él es hijo del maestro Güero. ¿Ya viste cómo todos ven con atención hacia la cámara? Ninguno se distrajo, algunos salieron muy serios y otros sonrieron. Javier mira hacia el horizonte, como todos. Lo remarco, porque luego, Javier se dedicó a ver el cielo, no sólo como pasatiempo sino como una de sus grandes pasiones.
Javier nació en Comitán, el 16 de junio de 1953. Como ya dije, es hijo del maestro Javier Mandujano Solórzano y de Doña Carmelita Ortiz. Su casa estaba frente a donde ahora está Elektra, la casa tenía un patio y en la parte posterior una alberca donde la familia nadaba. Ya te conté que en ese tiempo pocas residencias contaban con piscina. Como reprobé inglés en la secundaria, mi papá le pidió a Javier que me diera un curso de regularización, así llegaba a su casa, me atendía en el comedor, mientras me enseñaba cómo los cartelones que aparecían en las vitrinas del Cine Montebello no correspondían a los títulos originales en inglés. Siempre ha sido así, los títulos de las películas no corresponden a una traducción literal. Yo hacía los ejercicios que me ponía y él caminaba de un lado a otro del comedor haciendo brazadas en el aire, como si nadara.
En 1975 saludé a Javier en la Facultad de Ingeniería, ya estaba a punto de titularse como Ingeniero Químico Metalúrgico, en la UNAM. Hallé que su tesis tuvo el siguiente tema: “Determinación de la composición más probable de muestras patrón de aleaciones de cobre”.
¿Por qué dije que luego se apasionó con ver el cielo? Pues porque, nuestro destacado químico metalúrgico ha sido, en dos ocasiones, presidente de la Sociedad Astronómica de México, A. C., que es una sociedad que se encarga de difundir el conocimiento de la astronomía.
Tal vez voy a inventar, pero recuerdo que en una ocasión vi un telescopio en su casa. No sé si el maestro Güero fue aficionado a buscar las nueve estrellas de Balún Canán o Javier junior se aficionó desde joven.
Al saber esto, cualquiera podría pensar que la vocación de Javier era la astronomía y no la química metalúrgica, pero él imparte clases de su profesión (fisicoquímica y química inorgánica experimental) y es asesor de tesis de dicha materia, pero, sin duda, la gran pasión de su vida es la observación del cielo, por esto, en varias universidades e institutos lo invitan a dar conferencias con el tema, por ejemplo, hallé en Internet que impartió una charla con el siguiente título: “Agujeros negros, los superhéroes de la naturaleza”. ¡Nadita! Otra conferencia que impartió se titula: “Astronomy in the land of the Aztecs”, que, con el inglés básico que me enseñó sé que significa Astronomía en la tierra de los aztecas.
Su ficha biográfica dice que, como aficionado a la astronomía, ha participado en diversos programas de observación internacional; es miembro de la American Association of Variable Star Observers (AAVSO), donde ha colaborado en la observación solar diaria, así como de cometas.
Posdata: Javier es uno más de los paisanos talentosos que están diseminados en todo el mundo; él es uno más de los niños comitecos que pepenó esencias en nuestro pueblo. Ya podés imaginar cómo era el cielo comiteco en noches estrelladas, limpias, diáfanas.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-7673597438587980862024-03-16T04:37:00.000-07:002024-03-16T04:37:34.423-07:00CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWZUe3aIHCcgIEbO8-8TV6WodCd-ax9wx29PRY_geskooDhR6iq8VfZCPu104QW9rYk0T8K-ssZgTbc3azXPMMS0iu3GKBXlSebRvSDcpXJUIbe9hT3iZv9ONwjG1-QY6DwPO_3m42HUijfxj_SKN7k83WRcI2dMCCnG_SDq0kqn8SXeXEar9iHGUrnd_C/s1812/431365295_941984157091168_7893932355042925505_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1812" data-original-width="1536" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWZUe3aIHCcgIEbO8-8TV6WodCd-ax9wx29PRY_geskooDhR6iq8VfZCPu104QW9rYk0T8K-ssZgTbc3azXPMMS0iu3GKBXlSebRvSDcpXJUIbe9hT3iZv9ONwjG1-QY6DwPO_3m42HUijfxj_SKN7k83WRcI2dMCCnG_SDq0kqn8SXeXEar9iHGUrnd_C/s320/431365295_941984157091168_7893932355042925505_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: no resulta agradable volver con el tema de la muerte. La realidad nos abofetea cada día la certeza de que el fin es parte de la historia de los seres vivos, pero sólo los sabios reciben el final con tranquilidad. A mí me encanta hablar de la vida, disfrutar la vida de los cercanos, pero, a veces, la muerte asoma y entra a las habitaciones, con su estela de congelante, como si al entrar aventara un trozo de hielo. Falleció otro compañero de trabajo, el maestro Roberto Martín Guillén Abarca, integrante de nuestra asociación civil y subdirector del nivel de preparatoria.
En cuanto se supo su fallecimiento en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, ciudad donde lo llevaron por complicaciones de diabetes, muchos paisanos manifestaron su pesar en las redes sociales. Llamó mi atención que muchos mensajes hablaban de él en su faceta de artista.
Mi jefe, el maestro Huguito, representante legal de la Asociación Civil del Colegio Mariano N. Ruiz, dijo que el profesor Roberto laboró en la institución más de treinta y seis años, inició como maestro de grupo, en la primaria, luego fue nombrado director de ese nivel, y posteriormente pasó a ser director del nivel de secundaria y, en el momento de su fallecimiento, era el subdirector del nivel de preparatoria. Pero, el maestro Huguito dijo algo que corroboró lo que muchos dijeron en redes sociales, dijo que el profe Robert era un niño.
La foto que anexo da muestra precisa de ello. Sí, el maestro Roberto fue un gran artista, dos de sus grandes pasiones fueron la música y el baile. La labor educativa le impidió dedicarse en forma profesional a la danza.
Él no fue un gran lector, pero sí un gran promotor de la lectura con los alumnos en el aula, siempre que podía tomaba un libro y lo leía en el salón, los chicos lo estimaban, porque era muy juguetón, ¡un niño! En no pocas ocasiones, cuando la mayoría de maestros guardaba la compostura en el acto cívico, el profe Robert hacía una gracejada, como si fuese un estudiante, no podía evitarlo, fue un bromista nato. Siempre reconocí que tenía una veta especial para el humor, en dos o tres ocasiones le comenté que debía dedicarse profesionalmente a ello. Pienso que fue de las personas conocidas que poseía el don inigualable de darle vuelta a cualquier comentario para convertirlo en una gran explosión de risa, siempre le daba una torcedura graciosa, él tenía el don de iluminar la estancia donde todo era solemne. Era un niño sensacional. Claro, a veces los niños molestan los juegos de los adultos y no era bien visto, pero él no podía evitar su natural. Tal vez por esto la vida le resultó difícil, mientras los demás juegan con sus autos de verdad él jugaba con carritos de juguete. Fue un talento desperdiciado. Lo vi siempre lleno de vida arriba del escenario. Para montar coreografías se pintaba solo. Cuando era el Día del Estudiante, él, con otros compañeros de trabajo (recuerdo con afecto a la maestra Laurita, quien desgraciadamente también ya falleció) organizaban un espectáculo dedicado en forma especial, de los maestros para sus alumnos. Ah, qué lleno de vida se veía al profesor Roberto. Quedaba demostrado que lo suyo lo suyo era el reflector en el escenario, ahí estaba su mejor talento. Quienes vieron sus imitaciones recordarán una en especial, la de Juan Gabriel, fue insuperable.
Al siguiente día de su fallecimiento ofrecieron una misa de cuerpo presente en el templo de San Sebastián, pero, sin duda, el acto más emotivo sucedió un día después, en el patio central del colegio, donde estuvo de alma presente. Al término del homenaje a la bandera, que se presentó con el protocolo de todos los lunes, el Maestro Huguito dio su mensaje, donde recordó a su amigo y compañero de trabajo, dijo que lo consideró como un hermano, porque el profe Rober fue hijo único y se acercó al Maestro con gran camaradería durante más de treinta años.
Al término de su mensaje pidió que todos hicieran un minuto de silencio en homenaje al profesor Roberto y el instante fue impresionante. El patio, que por definición es espacio para las risas, para las bromas, para las carreras, para los gritos, se volvió una burbuja aplastante. A mí me impresionó ver cómo los chicos y chicas formaban una esfera que contuvo el vacío, sin una grieta para el sonido, fue como una inmensa carpa donde sólo aleteó el silencio. Al término, la catarsis, un minuto de aplausos. El silencio es la semilla donde crece la sabiduría y el aplauso es el río que moja las orillas de la creación. El profesor Roberto tuvo esa mañana las dos esencias que lo sostuvieron en vida. Como dijo el Maestro Huguito, el espíritu del profesor Roberto andaba revoloteando ahí, haciendo alguna broma donde los alumnos rieron.
Una chica y un chico, en forma espontánea se habían acercado antes del homenaje y pidieron al director general que les permitiera decir unas palabras que habían preparado. Los chicos y chicas del salón llevaban rosas blancas que, posteriormente, dejaron en la oficina del subdirector de prepa.
Así que, al término de la alocución del Maestro Huguito pasaron Víctor Hugo García Suaznávar (así, con zeta, me dijo que se escribe su apellido) y Luz Fabiola Sarmiento Vera, se colocaron frente al micrófono y leyeron los mensajes que prepararon. Luz Fabiola dijo lo siguiente:
“En nombre de mi grupo 3A deseamos reconocer y honrar a nuestro estimado profesor Roberto Martín Guillén Abarca, quien dio por más de treinta años su servicio, su alma y su corazón. Siempre lo recordaremos como ese maestro juguetón, divertido, bailarín, amable y el único que no temía a reírse de sí mismo. Se ponía a empatizar con nosotros, para jugar o contar historias. Agradecemos con el alma cada una de las cosas que él nos regaló, porque aunque no fue un regalo físico, fue un regalo de su corazón. Lo recordaremos siempre con mucho cariño y al final lo que importa no son los años de la vida sino la vida de los años”.
Luego tocó su turno a Víctor Hugo García Suaznávar.
“Hoy es uno de los días más tristes del Colegio, por una noticia que no esperábamos recibir. ¡No podíamos creerlo! Desgraciadamente, nuestro profe Rober se nos adelantó de esta vida. Él fue para todos un gran amigo, que diariamente nos dio su bienvenida al Colegio, su cariño, sus consejos. Nos enseñó a ser más fuertes.
“Ahora ya no está tu cuerpo presente entre nosotros, pero tu espíritu estará en cada uno de nosotros y en nuestros corazones. Sé que en el cielo estarás en los brazos de tu mamá. Sólo Dios sabe por qué te llevó. Nos dolerá no verte, contar tus chistes, que nos hacía sacar una sonrisa. Profe Rober, mis lágrimas dicen lo que mis palabras no pueden. Mucha luz en tu camino, querido profe Rober. Descansa en paz”.
Muchas palabras se dijeron ante la noticia, pero, no sé, tal vez las más luminosas, las más sensibles, fueron las que estos chicos dijeron, que fueron motivadas con la misma sencillez que el aire.
Cuando alguien fallece siempre aparece el sentimiento de no haber expresado todo en vida. En los discos pícaros de Doña Lolita Albores hay una anécdota simpática que da cuenta de esta eventualidad de la vida: en el radio dan una nota luctuosa y una señora comenta que a la difunta le hubiera gustado escuchar su nombre. Al maestro Roberto, sin duda, le habría gustado ver todas las manifestaciones de cariño por su labor educativa, y, sobre todo, por su labor creativa. Fue un gran artista, bien pudo brillar en escenarios de todo el mundo, su genio era especial, poseía dones muy personales.
Posdata: alguien me comentó en el WhatsApp que esperaba la Arenilla que le dedicaría al profesor Roberto. Ay, querida niña. Estas encomiendas no son gratas. Me encanta celebrar la vida, a mí me da escozor conmemorar a la muerte; me fascina escribir sobre las líneas luminosas, no sobre las tenebrosas. Pero, bueno, la vida (lo sabemos) está hecha de ambas sustancias. Tal vez reflexionar en el fin ayude a valorar más el instante donde los corazones siguen pedaleando la bicicleta de la vida. Sí, querida mía, la vida es un parpadeo.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-62094327037045475412024-03-15T04:08:00.000-07:002024-03-15T04:08:37.803-07:00UN PEDAZO DE CIELO CON MUCHAS ESTRELLAS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGmZqEHf5b3swX5xoYI_O3Abg4hFl1mz67QMg0ngmEPb-8aYWEffJs1kY2vYYHQ6XS_nQCa7HfNFh9lvQmeZ_t0bWkC0TjIXRXBwzl_kNCSCxrxvROoip1ngvjljbc-_9ZJMy7mXbZ5jxbOzV0a50U-NJHigAQ-spAZI6dfGHRdzn5BU1OQgaLii2XC57z/s720/IMG-20240205-WA0033.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="468" data-original-width="720" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGmZqEHf5b3swX5xoYI_O3Abg4hFl1mz67QMg0ngmEPb-8aYWEffJs1kY2vYYHQ6XS_nQCa7HfNFh9lvQmeZ_t0bWkC0TjIXRXBwzl_kNCSCxrxvROoip1ngvjljbc-_9ZJMy7mXbZ5jxbOzV0a50U-NJHigAQ-spAZI6dfGHRdzn5BU1OQgaLii2XC57z/s320/IMG-20240205-WA0033.jpg"/></a></div>
̶ ¡Cuidadito y dicen alguna palabra! ¡Nada! Saludan, entregan el regalito y se salen. ¿Oyeron?
A la hora que tomaban un vaso de leche, los tres niños habían recibido instrucciones. El orden para saludar a la abuela Herlinda sería Yoli, Mateo y al final Arcelia.
La mamá, a la hora que subieron al carro, entregó los presentes, envueltos en papel de china, como es la tradición comiteca. Cada uno de los niños subió en el asiento posterior. Yoli colocó el regalo sobre sus muslos y lo fue acariciando todo el trayecto; Mateo lo dejó a su lado, sobre el asiento, forrado en plástico desde tiempo en que los niños eran pequeños, para que no mancharan la tela; y Arcelia lo puso en el piso, mientras pensaba: “ojalá que se muera, que se muera”.
La mamá arrancó el auto y prendió la radio. La voz del locutor y la de los cantantes fueron las únicas que se escucharon en todo el trayecto. La mamá puso atención a lo que el locutor decía y tarareó algunas líneas de canciones conocidas. Pensó que la situación del país cada vez estaba más catastrófica cuando escuchó la noticia del hallazgo de cuerpos en una fosa clandestina. Sonrió con tristeza al recordar que su mamá Hermelinda le recomendaba que no se casara, y cuando ella no le hizo caso, la mamá insistió en que no se embarazara, que no trajera hijos a sufrir. Tampoco le hizo caso, tuvo tres, y acá están: Arcelia en primer grado de secundaria, sabe que fuma; Mateo, en quinto de primaria, siempre llega con moretones y con la mochila deshecha; y Yoli, quien estudia el segundo de primaria, y es una niña linda. En ella tiene puestas todas sus esperanzas. Mateo padre los abandonó. Su comadre Idolina le dijo una tarde que lo habían visto en el puerto de Veracruz, que trabaja como estibador, que está muy flaco, que está pagando ya el karma que le toca por haber sido tan ingrato. Ella enterró su recuerdo desde el momento que supo que se había ido con otra mujer y se dedicó a atender a sus hijos, con mano dura, como está la situación no puede ser permisiva, mano dura, le dijo su mamá y mano dura aplica.
Las dos niñas se pegaron al cristal y vieron el movimiento de la calle: el perro hurgando en las bolsas de basura; la anciana, quien, con su bastón, espantaba al perro que le disputaba las manzanas podridas; el niño que, en el crucero, lanzaba tres naranjas al aire y las cachaba con destreza; la ambulancia que pasó a su lado con la sirena a todo volumen.
Mateo sacó su celular, le bajó volumen y se puso a jugar. Así permaneció hasta que llegaron al hospital. La mamá buscó un cajón libre, pensó que podía estacionarse en un lugar especial para discapacitados, pero recordó que en un hospital esos espacios son necesarios en verdad. Halló un lugar vacío en la última fila del estacionamiento. Sacó un parasol, lo abrió y volvió a recordarles a los niños la recomendación. Los niños asintieron sin decir palabra alguna. La mamá pensó que sus órdenes se cumplían; pero luego decidió que debía ser menos prohibitiva. ¿Qué sucedía si su mamá preguntaba el contenido del regalo? Dejaría que los niños explicaran. Se sentó en una banca y con la mano invitó a que los niños hicieran lo mismo. Mateo y Arcelia dejaron los regalos sobre la banca; Yoli lo sostuvo entre su regazo, sin dejar de acariciarlo.
̶ Tampoco sean groseros. Saludan a su abuelita, la abrazan y le dan el regalo. Si ella pregunta qué es, le dicen qué es. ¿Qué dirás Mateo?
̶ Que es un perfume, para que no huela feo.
̶ ¡No! Por supuesto que no dirás eso. ¿Qué dirás?
̶ Que es un perfume.
̶ Me parece bien, ni una palabra más. ¿Oíste?
̶ Sí.
̶ ¿Arcelia?
̶ Le diré que es una cajita laqueada.
̶ Muy bien, ni una palabra más.
̶ Sí, mamá, ya entendí, no soy tonta. No diré que ahí podemos colocar sus cenizas en cuanto se muera.
La mamá levantó la mano, pero Arcelia se paró.
̶ Es broma, mamá, nada diré, ya todo está dicho, vos lo sabés.
̶ ¿Yoli?
̶ Pues que es una colchita para que se cubra sus piecitos, que es una colchita con muchas estrellitas.
̶ Sí, niña, así está bien. Por favor, nada más. Entran como quedamos y ya luego paso yo, me despido y vamos a tomar un helado, ¿les parece?
̶ Nos parece, así celebramos su último adiós. Pero que sea con doble bola. Basta de escatimar, ya pronto tendrás la herencia ̶ dijo Arcelia.
La mamá volvió a hacer el intento con la mano derecha, pero Arcelia estaba lejos. Se pararon y fueron al edificio, entraron al vestíbulo, luego al elevador, piso cuatro, cuarto 412. La mamá abrió la puerta. La abuela Herlinda tenía los ojos cerrados, pero dijo:
̶ Lobo, ¿estás ahí?, sonrió y abrió los ojos.
Yoli entró, besó a la abuelita, ella le acarició la cabellera con diadema roja, y la niña le entregó el paquete envuelto en papel de china, color azul.
̶ ¿Qué me trajiste, hijita?
̶ Es una colchita, abuelita, para que te caliente los pies.
La abuela Herlinda la besó, abrazó el regalo. La niña se despidió, mientras entraba Mateo.
̶ Lobo, ¿estás ahí? ̶ preguntó la abuela.
Mateo dejó el regalo sobre la cama y dijo:
̶ Te traje un perfume.
̶ ¿Para que yo no huela feo? ̶ preguntó ella y sonrió.
Mateo se hizo a un lado, para dejarle espacio a su hermana Arcelia.
̶ Lobo, ¿estás ahí?
Arcelia dijo:
̶ Te traje una cajita laqueada ̶ . Y se agachó para decirle algo al oído, pero la anciana la apartó de un manotazo.
̶ No, Arcelia, no hay necesidad de que gastés tu saliva. Ya sé, es para que ahí depositen mis cenizas, niña perra, maldita seás para toda la eternidad.
La mamá escuchó los gritos, entró, vio que su mamá tenía agarrada de la garganta a su Arcelia, ésta luchaba para desasirse. Por fin, la tenaza se aflojó, al mismo tiempo que lo hacía el cuerpo de la abuela, su cabeza quedó sobre la colchita azul, con muchas estrellas.
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-39174691624231287152024-03-14T04:33:00.000-07:002024-03-14T04:33:05.272-07:00CARTA A MARIANA, CON PERSONAJES<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcsWDpd5yUIndwspL-qDPUds7wuUnf78QPXI1oIkKQ11JJbJhLcpyrBLT2VdCgXNkq2F7Zcqgikar5CMfoi8if4dT0_Z-Yi98W_sJU7oMzXCjseJ8pi86gZcb_yTlFxVmWk95UvVQ07JVq8HttA9dTYhUSClxJsqZDDEOqIAn-97ABTnxjmSIaX2_Wg1kp/s2048/431454415_944668600597696_1597707294393766500_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="2048" data-original-width="1639" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcsWDpd5yUIndwspL-qDPUds7wuUnf78QPXI1oIkKQ11JJbJhLcpyrBLT2VdCgXNkq2F7Zcqgikar5CMfoi8if4dT0_Z-Yi98W_sJU7oMzXCjseJ8pi86gZcb_yTlFxVmWk95UvVQ07JVq8HttA9dTYhUSClxJsqZDDEOqIAn-97ABTnxjmSIaX2_Wg1kp/s320/431454415_944668600597696_1597707294393766500_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: acá están Don Roberto Rojas y Don Fermín, el cerrajero que tiene su negocio en el inicio de la subida al templo de Guadalupe (o al final de la bajada, si venís de allá).
Don Fermín es un gran cerrajero, medio mundo de acá lleva sus llaves para que él les haga duplicados. Ah, qué bonito oficio, saca copias de un original.
Pero, él también, desde siempre, ha sido un gran practicante y admirador de un juego maravilloso: el billar. En la foto se alcanza a ver un extremo de una mesa de carambola, en la pared los cuadros donde se colocan los “tacos”, un pizarrón con anuncio de conocido refresco, conocidísimo y la mano derecha con cigarro de algún aficionado al billar.
Quien diga que sólo Fermín tiene “el taco” se equivoca de esquina a esquina. Los conocedores dirán de inmediato que Roberto carga su taco personal en el maletín que lleva al hombro. Los instrumentos profesionales pueden estar segmentados.
Como en cualquier deporte, en el billar existen diversos tipos de chunches para practicarlo.
Ya dije quién es Don Fermín, es campeón para sacar duplicados de llaves. ¿Quién es Don Roberto Rojas? También es campeón, es campeón mundial en carambola de fantasía.
Vo sabés que subo una serie de fotografías donde dejo en claro que al estar al lado de un amigo o amiga es mi privilegio. Acá, ambos personajes posan para el fotógrafo, con la conciencia de que el instante detenido es un privilegio de vida. Ni me preguntés cuántos años tiene la foto, ya tiene sus buenos añitos, pero Don Fermín la conserva en su taller con el afecto de estar al lado de un campeón mundial, considerado el mejor jugador mexicano de tal disciplina.
Digo que el billar es un deporte maravilloso y un juego sensacional. Es una pena que en Comitán fue muy mal visto y, en los años setenta, no era permitido que los jóvenes entraran a los billares. Claro, ¡entrábamos! No hay mejor manera de impulsar un acto que declararlo prohibido.
Te conté que Humberto, hijo de mi tío Ramiro Bermúdez, me llevó por primera vez a un billar. Había un billar medio perdido en el barrio de Guadalupe, en una avenida que da al parque. Humberto y yo fuimos un domingo y él puso en mis manos el primer taco y me dio las primeras lecciones para jugar pool. Se sabe que en el billar los más excelsos jugadores practican la carambola, porque requiere más pericia. En el pool das un golpe de mazazo a una bola en busca de que las otras, una a una, vayan cayendo en la buchaca. En la carambola los tiros son exquisitos, se requiere un mínimo conocimiento de los diamantes y del “chanfle” que debés darle a la bola para que obedezca tus indicaciones.
Ahora que lo pienso digo que el billar, tal vez, fue el deporte que más practiqué en la juventud. En dos o tres ocasiones mi mamá (que tenía su tienda a pocos pasos del billar Nevelandia) llegó a sacarme del salón, porque no debía estar ahí. Los alumnos de la prepa nos pelábamos de clase para ir a jugar pool. “Nevelandia” lo teníamos a cuadra y media.
¿Por qué? ¿Porque ahí todo mundo fumaba? ¿Porque había apuestas? ¿Porque hablábamos con un lenguaje subidito de tono? ¿Porque solo había hombres? Sí, los menores de edad no debían entrar a las salas de billar y mucho menos las mujeres. ¡Qué absurdo! Cuando vi la película de Disney donde el Pato relaciona el juego del billar con el conocimiento de las matemáticas lamenté que mi mamá no estuviera sentada a mi lado para decirle: mirá, el billar es un juego científico. El billar aventaja al ajedrez por la actividad deportiva que conlleva, mientras los jugadores del ajedrez permanecen sentados en una partida, los jugadores de billar hacen mucho ejercicio al estar dando vuelta y vuelta alrededor de la mesa.
El billar tiene, como cualquier actividad, un lenguaje especial, quien da el servicio se llama “coime” y los extremos de las mesas se llaman “bandas”. Digo que parte de su mala fama se debe a esta última palabra. Imaginá que llegás a casa y mencionás la palabra. Arde Troya.
Don Fermín fue un fanático del billar, sobre todo de carambola, por esto, acá anda muy chento al lado de un campeón mundial.
Mi amigo Ramiro Suárez es un gran jugador de billar, heredó el gusto de su papá Don Armando, quien, si no me equivoco, en algún momento de su vida tuvo un salón para juego. Don Armando fue un gran tipógrafo, de ahí heredó el oficio mi amigo Luis Armando, director general de la editorial Entre Tejas.
Posdata: Con Ramiro fuimos muchas veces a jugar al billar de Rayón, a una cuadra del parque de La Pila. El problema es que confundíamos el billar con el tragar y después de echarnos una partidita de carambola (donde siempre me ganaba) nos echábamos una pachita de tequila. Con esto confirmaba la sospecha de mi mamá: el billar era un lugar no apto para jóvenes. ¡Lástima! Porque el billar es uno de los deportes más hermosos y sanos del mundo. Los años setenta ya están lejos, ahora muchos jóvenes practican este deporte, no sólo varones, también mujeres. En muchas residencias comitecas tienen mesas para la práctica. Es un deporte genial, por eso Don Fermín es un apasionado.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-54452052270600526072024-03-12T04:49:00.000-07:002024-03-12T04:49:32.444-07:00CARTA A MARIANA, CON UNA PRESENTACIÓN<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbH1Qhumg5vgA2xmi_NpMTEUwWn6RB4Hfswh55O8aIdyuf09BIO714cEdE5NJermQzq3POx81enLDjLcoxiRouVLy_u_RQA8LUH4LP2zYmqvRAca-IZtKR-JNyOMod51HXG2fzEr9wpBX8crrTjhtrzMurupqXCwq4lHUTIUHuRbJ1lDYQk2W0_QtG2avl/s1920/431493585_1089686352338200_1945905466370557396_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1920" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbH1Qhumg5vgA2xmi_NpMTEUwWn6RB4Hfswh55O8aIdyuf09BIO714cEdE5NJermQzq3POx81enLDjLcoxiRouVLy_u_RQA8LUH4LP2zYmqvRAca-IZtKR-JNyOMod51HXG2fzEr9wpBX8crrTjhtrzMurupqXCwq4lHUTIUHuRbJ1lDYQk2W0_QtG2avl/s320/431493585_1089686352338200_1945905466370557396_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: la historia es sencilla. El comiteco Omar Ruiz Gordillo pasó una relación de personas para enviar invitación, así, el Maestro Enrique Ramírez Herrera, Coordinador de Difusión, del Centro INAH Veracruz, mandó oficios para asistir al guateque cultural que promueven.
Así, Omar hizo favor de incluirme en la relación y me llegó una invitación para acudir a la ciudad de Veracruz al inicio del ciclo, el día 14 de marzo de 2024, en calidad de asistente.
No viajo, pero agradezco el gesto y felicito a Omar porque uno de sus libros será presentado, el citado día, a partir de las siete de la noche, en la Sala Ida Rodríguez Prampolini, del Centro Cultural Exconvento Betlehemita, ubicado en Francisco Canal sin número, esquina Zaragoza, del Centro Histórico de Veracruz.
En la dirección sólo falto que incluyeran: en la histórica Veracruz. Me enorgullece poder participarte este acto, que honra a nuestro paisano, porque Omar se ha distinguido por realizar un excelente trabajo en campo y en el gabinete. Omar no sólo publica libros relacionados con su profesión, también lo hace en el terreno de la poesía y de la narrativa. A mí me encanta su trabajo narrativo, es muy buen narrador. ¿Recordás que te platiqué el buen sabor de boca que me dejó su novela “Heredades”, que tiene como entorno a Comitán? Omar tiene una gran memoria visual, pepenó muchos sucesos en su infancia y posee una gran capacidad para compartir con sus lectores.
Pero, digo, Omar no sólo publica ficción, también libros con ensayos históricos. Por ahí me enteré que presentó, hace tiempo, un libro que se llama “La antigua Veracruz”, con sólo ver el título uno advierte el contenido, el arduo trabajo de investigación para dar el aporte histórico del estado donde radica actualmente, lugar donde ha trabajado durante muchos años.
En la invitación que recibí, aparte de recibir un saludo por parte del antropólogo José Manuel Bañuelos Ledesma, director del Centro INAH Veracruz (¡nadita!), me enteré que “con la finalidad de promover la producción editorial académica y de divulgación (…) el Departamento de Difusión del Centro INAH Veracruz en colaboración con la Secretaría de Cultura del estado de Veracruz y la Librería Mar Adentro, llevará a cabo el Ciclo de Presentaciones de Libros 2024…” ¿Mirás? Pucha, qué interesante labor. Comparto con vos la información para que veás la importancia del trabajo que por allá realizan. Yo tengo poco conocimiento de la actividad cultural en Veracruz, pero sí sé de la intensa actividad cultural que se desarrolla en la capital de aquel estado: Xalapa. Xalapa (tierra donde viven mis primos, hijos de mi tío Mario Torres, y toda la querida sobrinada) es una ciudad realmente exquisita en materia cultural. Veo que Veracruz no se queda atrás.
Así pues, el Ciclo de Presentaciones de Libros 2024 inicia con la presentación del libro “Sabana Caramé”, cuyo autor es Omar; y con la presentación del libro “Memoria de piedra y barro. Arqueología de Paxil, Ídolos y Díaz Mirón, municipio de Misantla, Veracruz”, de Mauricio Damián Cuevas Ordóñez y Enrique Rodríguez Rechi, con la coordinación de nuestro paisano.
Mirá pues cuánta actividad desarrolla Omar.
Fuera yo como Pancho Pantera (fuerte, audaz y valiente) ya habría preparado maleta y estaría rumbo al puerto jarocho, pero vos sabés que con trabajo llego a Pantera Rosa y difícilmente paso de Chacaljocom, así que no queda más que celebrar desde nuestro pueblo el éxito del paisano. Ya habrá oportunidad de saludarlo acá, cuando venga a presentar uno de sus libros. Digo saludar, así de lejitos, porque ya mirás que tampoco voy mucho a presentaciones, por esto de la pandemia que aún continúa.
Posdata: ¿qué es Sabana Caramé? Busqué en el Internet y hallé que es el nombre de una comunidad, situada en el municipio de Playa Vicente, en el estado de Veracruz. ¡Ya, ya! Entonces, lo que presenta nuestro paisano es un libro con estudios antropológicos, digo yo, un libro que habla de ese poblado que en el censo de 2020 arrojó el dato poblacional de 64 mujeres y 69 hombres, un poblado pequeñísimo. Debe estar muy interesante.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-67345881438215383842024-03-11T04:35:00.000-07:002024-03-11T04:35:49.127-07:00CARTA A MARIANA, CON LA CASA DEL NIÑITO FUNDADOR<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsd-vLs4yS2I0I7cRzUAhubaLi_aDDxMmeor2k2g9lCnN0QVWwxso7XgvVlO6GrkIQZYmd1V3TnKRGH5v3r3SRIbWrH7loaoQncmJyFI8NAjrToOs9kyf2DF_3qciMibHJ9BWhj88h63kjMEOkzLKbpUsvShiCwAS2c_CuN9_wTsbUJb0ulboBbN1dLNdv/s1920/430882093_1455688735350485_318980492878005766_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1803" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsd-vLs4yS2I0I7cRzUAhubaLi_aDDxMmeor2k2g9lCnN0QVWwxso7XgvVlO6GrkIQZYmd1V3TnKRGH5v3r3SRIbWrH7loaoQncmJyFI8NAjrToOs9kyf2DF_3qciMibHJ9BWhj88h63kjMEOkzLKbpUsvShiCwAS2c_CuN9_wTsbUJb0ulboBbN1dLNdv/s320/430882093_1455688735350485_318980492878005766_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: la casa del Niñito Fundador ha cambiado. Los alumnos del Colegio Mariano N. Ruiz, de los años sesenta, conocimos la casa original. La familia Pedrero ha sido devota del niñito. Cuentan que, en esa devoción, uno de los Pedrero, que andaba en el ajo de la política estatal, en agradecimiento o por petición, mandó a techar el espacio y a colocar la imagen del niño en un nicho especial.
En los años sesenta había un bello jardín, simpático, a la entrada, ya luego una ermita donde estaba el niño.
Los alumnos católicos (¡ah, la candidez!) entrábamos a pedirle al Niñito que nos hiciera el “milagro” de pasar los exámenes.
El otro día te platiqué de la madre Sara, quien fue una de las que vivía en la misma casa del Niñito, porque era integrante de la orden de las madres franciscanas.
No sé cómo mi amado Abraham Gutman se enteró del contenido de la carta y, sapientísimo como es, me envió un audio con una relación de las monjas que vivieron en ese lugar, en esos tiempos. Pensé que, tal vez, este apunte no está en el libro de nuestra historia y debíamos aprovecharlo. Así como mi amado Gutmita, no sé cómo, se entera de lo que te digo, pues ahora vos te enterarás de lo que me contó.
Para comenzar diré que Abraham es ahijado de quien fue la superiora de la casa: la madre Mercedes de Jesús Martín del Campo. Esta religiosa fue muy querida en el pueblo. Gutmita dice que los milagros que reconocían al niño eran por mediación de la religiosa, que era un pan de Dios.
¿Por qué Gutmita conoció a varias religiosas de aquellos tiempos? Dice que iba a recibir el catecismo y se hizo querer por la mayoría de monjas.
Yo conocí la casa cuando fui alumno de secundaria de nuestro Colegio Mariano; luego, como fui compañero de trabajo de la madre Sara entré en varias ocasiones al salón que ella acondicionó para dar clases de regularización y en una ocasión entré a la pequeña sala que las religiosas tenían y que estaba al lado del pasillo donde estaban los cuartos de las madres.
Ya sabés cómo somos los comitecos, siempre que me despedía de la madre Sara, un compañero de trabajo me decía: ya sé, ya sé, saliste de ahí porque el lugar huele a madres, ¿verdad?
De la relación que Gutmita me pasó en un audio, aparece primero el nombre de la madre María de Jesús Crucificado (¡échate un nombrecito!), dice que ella era madre superiora, pero que quien fue más reconocida fue la madre Mercedes.
Luego mencionó a la Madre Jacobina, que era oriunda de San Luis Potosí, y que era la encargada de hacer las hostias, oficio sabroso. No sé si en la actualidad aún venden los retazos de las hostias, a veces, con los cuates íbamos a comprar bolsitas con las tiras sobrantes. No sé de qué hacen las hostias, pero son muy ricas. A mí me gustaba comulgar, no tanto por recibir a Cristo, sino por sentir la delicia de la hostia deshaciéndose en mi boca. Por eso, con los compas comprábamos los retazos y le entrábamos con fe, con mucha fe, aunque no estuvieran benditas.
Luego Gutmita mencionó a la Madre Susana, cuyo oficio era andar por todo Comitán, pidiendo limosna, en ocasiones la acompañaba la Madre Dominga, quien era una “madresota”, porque era de complexión robusta.
Digo que los comitecos son pícaros, fijados. En una ocasión estaba con unos amigos en lo alto de la subida de San Sebastián y vimos subir, con dificultad, a una de las madres (tal vez era la madre Susana), al ver el esfuerzo que la religiosa hacía uno de los compas dijo: “qué chinga si no hay cielo”.
Gutmita mencionó después a la madre María Romero, que era de Guanajuato. Dice que años después, ya Gutmita siendo grande se topó con ella en un hogar de niños inválidos, una labor difícil, especializada.
Al final de la relación, Gutmita recordó a dos monjas más, a la madre Consuelo García y a la famosa madre Rosario Zapata.
Posdata: hoy son otras religiosas las que viven en la casa del Niñito Fundador. El Niñito es venerado por muchas personas del pueblo y de otras regiones. Con frecuencia llegan visitantes de otras partes, porque reconocen que les ha hecho favores.
Así como la familia Pedrero, hay muchas otras familias que le tienen una especial estima al santito. Hay personas que, cada año, le bordan sus vestidos (ropones, creo que le llaman).
Mi sobrina Pau entró por primera vez al interior de la capilla y al ver al Niñito Fundador con el vestido preguntó: “¿es niño o niña?”
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-83048526808105729962024-03-10T04:36:00.000-07:002024-03-10T04:36:16.601-07:00CARTA A MARIANA, CON UN CAMPEÓN<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_5J0r9Fi2lYYHS9jrRQMHy13zcdsK1AU1UO-YBgfBqF-CJgejAg4CsdnjP5DBgi5r2Jkm1ZXG5G-MUn2qK605yISXYtzu1D2heIEUa6sNOnv2V17uixCaPCkxk8ytxmRfGxHBHlqEClJFOrBTNPdUNHWZWfMEHGJFioasl_-N6QJR0jua8WkE-Uk_Rf5b/s1920/431432774_1402304250660228_8658581701329357134_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1592" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_5J0r9Fi2lYYHS9jrRQMHy13zcdsK1AU1UO-YBgfBqF-CJgejAg4CsdnjP5DBgi5r2Jkm1ZXG5G-MUn2qK605yISXYtzu1D2heIEUa6sNOnv2V17uixCaPCkxk8ytxmRfGxHBHlqEClJFOrBTNPdUNHWZWfMEHGJFioasl_-N6QJR0jua8WkE-Uk_Rf5b/s320/431432774_1402304250660228_8658581701329357134_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: expreso mi reconocimiento a Fernando Cuéllar González, quien es campeón en Taekwondo. Fernando tiene doce años de edad, nació con una condición especial, un mosaico de Síndrome de Down.
Su papá, el doctor Fernando Cuéllar, dice que es el papá más orgulloso, que su hijo es una lección de vida; su mamá, Irma Aracely González García, dice que se siente muy feliz con su hijo, que los niños con SD no son angelitos, son personas como nosotros, con diferentes capacidades.
Estos conceptos de vida hablan de una puntual conciencia social. Todos los seres humanos somos diferentes, tenemos diferentes dones. Los papás de Fernando son un gran pilar para el edificio espiritual que construye su hijo.
Imagino la emoción de Fernando cuando está en el tatami en espera del combate. Ahí está él solo, con los valores que su papá y su mamá le han prodigado, con el conocimiento que le ha impartido su maestro Osvaldo López Funes. Acá está dicho todo, los cercanos de Fernando le brindan herramientas para que se desenvuelva en la sociedad. A mí me emociona esto que te cuento. Vos no lo sabés, pero en el Comitán de los años sesenta del siglo pasado, los niños y niñas con SD se les tachaba de “enfermitos”. Dios mío, qué ignorantes éramos. La sociedad los veía con recelo y los propios padres los recluían en sus casas, estos muchachos eran excluidos, permanecían ocultos, sin poder interactuar. Su condición los obligaba a estar prisioneros, cuando alguien salía tantito de casa era visto con morbo.
Mi amiga Aurorita fue de las maestras pioneras de lo que se llamó Escuela de Enseñanza Especial, que inició en un local cerca de la fábrica de aguardiente de los Pedrero, allá por el rumbo de La Cueva de Tío Ticho. Aurorita cuenta la labor que hizo ella, con sus compañeras. Indagaban dónde había una niña con SD y allá iban a platicar con los papás, a tratar de convencerlos para que permitieran que su hija acudiera a la escuela, que le permitieran crecer como cualquier niño. Qué labor tan difícil, poco a poco, este trabajo de convencimiento fue rindiendo frutos, una mamá se atrevió a dar el paso y el ejemplo fue seguido, los papás y mamás vieron que sus niños no deberían crecer bajo la sombra, la luz de la vida también era para ellos.
Ahora, ¡ah, qué bendición!, no sólo hay instituciones de enseñanza especial, en muchas escuelas reciben a niños con SD y con autismo y estos conviven con los demás compañeritos. Repito: en los años sesenta y antes no fue así.
Me encanta conocer estas historias de vida, donde los papás y la sociedad muestran lo mejor de sí, porque las personas con SD son cariñosas, son personas sin discapacidad, con fortalezas diferentes, como cualquier ser humano.
Los papás de Fernando son maravillosos, porque todos los días hacen lo que cualquier papá y mamá, se brindan para que él sea una persona de bien, útil a la sociedad.
Fernando ha logrado muchos premios y reconocimientos. Alguien me comentó que el 23 de marzo participará en un torneo nacional en la ciudad de Puebla y está en puerta un torneo internacional en Brasil. Cómo no va a ser emotivo esta historia de vida. Los niños y niñas con SD ya no están recluidos en casa, ahora conviven y, en casos como éste, se convierten en campeones. El mundo ahora está pendiente de los Juegos Paralímpicos, donde participan deportistas con discapacidades físicas. Fernando es ejemplo de que el deporte ayuda a incorporarse a la sociedad y de que pueden escribirse brillantes historias de vida. ¿Y si Fernando llega a ser campeón olímpico en Taekwondo? Ningún deportista comiteco ha conseguido la gloria de ser campeón olímpico. Fernando es, como dice su papá, un ejemplo de vida, es una ramita saludable de nuestro enormísimo árbol comiteco.
Posdata: ¿querés saber más de la vida de Fernando? Conseguí nuestra reciente edición de Arenilla impresa. El reportaje es un elogio para él, para su papá, para su mamá y para todos los que están cerca y le dan herramientas para que él sea un hombre de bien. Fernando es un campeón, no sólo en lo deportivo, es un campeón de la vida.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-5342398791415164752024-03-09T03:34:00.000-08:002024-03-09T03:34:45.376-08:00CARTA A MARIANA, CON APUNTES<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRe6XYcYF8hBMr1BL5QzlvlkU-egMepy1yBRLy7bQkTB0C54sbYhzf6yXUosUjzrzftmpjr5981czboY5q9uqdXvFfWsC0CzA563b5oohAiZhdsfgq0_NAcdMWNeLFlC43TlyX-q02nWbHxxjKqSNexSfaOuVZzxT8lH8chMMA4T97TT_f-Qnco-8JWVT-/s1536/431273414_377616205224498_7079790578576608888_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1536" data-original-width="1514" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRe6XYcYF8hBMr1BL5QzlvlkU-egMepy1yBRLy7bQkTB0C54sbYhzf6yXUosUjzrzftmpjr5981czboY5q9uqdXvFfWsC0CzA563b5oohAiZhdsfgq0_NAcdMWNeLFlC43TlyX-q02nWbHxxjKqSNexSfaOuVZzxT8lH8chMMA4T97TT_f-Qnco-8JWVT-/s320/431273414_377616205224498_7079790578576608888_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: el mundo conmemora este año los cincuenta años del fallecimiento de Rosario Castellanos y se prepara para celebrar el centenario de su nacimiento el próximo año.
Recordá que Rosario nació en el Distrito Federal el 25 de mayo de 1925 y falleció en Israel el 7 de agosto de 1974.
Las personas que son dadas a hallar semejanzas numéricas dicen que Rosario estuvo marcada por el cinco en su nacimiento y con el 7 en su muerte, y agregan, con el nueve en su estadía en Comitán, por lo de Balún Canán, lugar de las nueve estrellas.
El otro día saludé a mi querida amiga Blanquita Tovar en su casa. En esa casa vivió Rosario parte de su infancia y parte de su adolescencia. Actualmente, en la fachada, hay una placa que consigna que ahí vivió nuestra paisana, en tiempo que Eduardo Ramírez fue presidente mandó a colocarla. ¡Bien!
Debemos recordar que el papá de Rosario nunca tuvo casa propia en la ciudad. Él tenía paga, pero por alguna situación especial no compró, sino rentó. En el centro están las dos casas donde Rosario vivió.
No existe dato preciso del porqué la familia dejó la primera casa donde habitaron (que es la casa donde estuvo el restaurante Ta’bonitío y donde ahora hay un salón de videojuegos). Doña Lolita Albores, que fue amiga íntima de Rosario, decía que cuando caminaba por la calle del templo de El Calvario al parque central miraba a Rosario con su hermanito parados en uno de los portales; es decir, cuando murió el hermanito de Rosario vivían en esa casa. ¿Sería el fallecimiento del niño la causa de cambiarse de casa? Esto que digo es una mera especulación, no me lo creás, pero cuando leemos la biografía de Rosario nos enteramos que la muerte del niño (¡el varón!) fue una enorme tragedia para Don César y para Doña Adriana. Recordá que en la novela “Balún Canán”, la narradora cuenta que un día le dicen a la mamá que morirá uno de sus hijos y ella, transformada, pide que no sea el varón. Pucha, este trauma siempre lo llevó cargando la escritora, porque significaba: si alguien debe morir que sea la niña, no el varón. Pero el niño murió y los papás de Rosario lo sufrieron mucho. ¿Cómo sobrevivir en el espacio donde estuvo la recámara del niño, donde jugó, donde convivió con ellos, donde les dio alegría? Muchas personas cambian el mobiliario y hacen transformaciones a la casa a fin de que el entorno no les recuerde la presencia del fallecido. ¿Por eso se cambiaron de casa? No me hagás caso, digo que es mera especulación. Lo cierto es que la familia se pasó a vivir a la casa que ahora es de la familia de Blanquita, que está frente a la entrada del Pasaje Morales.
La casa, me platicó Blanquita, fue dividida en dos. Las dos partes fueron modificadas, la que sufrió más modificaciones fue la parte donde vive Blanquita, porque ahora tiene dos plantas, pero el día que fui a visitarla me invitó a pasar y, como se dice, fui hasta la cocina, más bien hasta el sitio. Ahí, las transformaciones son mínimas, se ve la barda divisoria, con ladrillos sin repello. Tal vez esa barda es la misma que tuvo la casa en tiempos de Rosario, porque, bueno, tampoco hace mucho tiempo de la estancia de la escritora. Rosario y su familia dejaron Comitán, más o menos en 1940, hablamos entonces de ochenta y tantos años. Es probable que esa pared sea la misma que Rosario vio cuando jugaba en el sitio de su casa. Sí, en ese entorno creció la niña que después se convertiría en una de las más brillantes escritoras mexicanas del siglo XX.
En la otra parte de la casa, que es del ingeniero Tovar, existe todavía un techo de teja. Pienso que esa techumbre, con ligeros cambios, es la que vio Rosario Castellanos todos los días.
Los comitecos somos privilegiados, porque, con modificaciones y todo lo que vos querás, aún están de pie las dos casas donde Rosario vivió.
La casa del Distrito Federal donde ella nació ya no existe. Sus biógrafos señalan que la casa marcada con el número 108, en la Avenida Insurgentes, fue derruida.
Luego, la casa que compró su papá, en Avenida Constituyentes, frente al bosque de Chapultepec, donde Rosario vivió muchos años, también ya no existe. Existía hasta hace algunos años, pero un día el hijo Gabriel la vendió y los nuevos propietarios derruyeron la casa y levantaron otro edificio. ¡Chin, habría sido maravilloso que el gobierno de Chiapas la hubiera adquirido para hacer un museo en ese espacio! Pero ya sabés que el hubiera no existe, lo único que hay es lo que hay y ya no hay casa de Rosario.
Los festejos y conmemoraciones de los famosos sirven para honrarlos, para mantenerlos vivos en la memoria de los pueblos, pero, entre otras cosas, también sirve para desempolvar las historias. De Rosario se ha escrito mucho, pero aún existen muchos huecos que debemos llenar, sobre todo en este pueblo que fue su pueblo, que es su pueblo.
Ahora ya contamos con un museo donde se le honra, claro no es el museo más digno, pero ya es algo. Antes nada había para recordarla. Un ejercicio sano es hurgar su vida conforme ella lo contó. Por ejemplo, de su papá, Don César Castellanos, dijo: “tenía una posición social más alta, el prestigio de que había estudiado en Estados Unidos y de que era un señor muy respetable”. ¿Qué dijo de su mamá? Mirá qué dijo: “era una criatura sensible y afectuosa, que provenía de una familia pobre y no de las reputadas como aristocráticas”.
De ese árbol viene Rosario, por un lado, familia de aristócratas y por otro lado familia modesta. En esos años los apellidos tenían mucho peso en Comitán, el apellido Castellanos era de abolengo, el otro, el Figueroa, no era de brillo. En el caso de Rosario parece que se cumplió. Rosario reconoció que estaba hecha de esas dos raíces, una con blasón, respetado en la sociedad, y el otro sin mayor mérito social. Cuando César se fija en Adriana y se casa con ella, de inmediato, Adriana pasa a formar parte de la clase alta, pero no deja de ser una mujer de condición humilde.
Don César tuvo un hijo fuera del matrimonio, era hijo de una mujer también de condición humilde, al final, Raúl Castellanos, llegó a vivir con la familia y fue tratado como lo que era: hijo del hacendado Don César. Por el otro lado, Rosario tuvo a su servicio una niña que ejercía lo que se llamaba “cargadora”, esa niña era María Escandón, que era sobrina de su mamá, ella jamás logró ascender en la escala social, a pesar de que se dedicó en cuerpo y alma al servicio de Rosario y de los papás de Rosario. En este breve comentario se ve el peso de las clases sociales, el apellido Castellanos era de abolengo, el apellido Figueroa no estaba a la altura.
Los biógrafos dan un dato que a veces no es conocido, la fecha del matrimonio de los papás de Rosario, ellos se casaron el 14 de octubre de 1922, los casó un cura conocido en el pueblo, el padre Belisario Trejo. Cuando ellos se casaron, Don César tenía cuarenta y dos años de edad y Doña Adriana tenía 23 años, hubo una diferencia de edades de diecinueve años.
En Comitán, como en muchas otras partes de México, se conmemora el aniversario número cincuenta del fallecimiento de Rosario Castellanos. En la revista Arenilla hallarás en los números 39, 40, 41 y 42 textos y dibujos que la recuerdan. Empresas, instituciones y personas destacadas del pueblo patrocinan este homenaje, porque están convencidas que Comitán debe honrar a quien honró al pueblo con su talento. Muchas personas (ya mirás que hay de todo en la viña del señor) dicen que qué hizo Rosario por Comitán. Basta decir que Rosario es la comiteca más reconocida en el mundo. No existe figura alguna que pueda quitarle el sitial de honor. Hemos comentado en varias ocasiones que la novela “Balún Canán” está traducida a varios idiomas, dentro de ellos se cuenta el inglés, francés, alemán, hebreo, italiano y japonés. Lo digo así como si mencionara azúcar y sal, pero la verdad es que esto significa que nuestro pueblo es conocido en muchos países. Ningún otro comiteco ha logrado tal dimensión. Hay muchos lectores en el mundo que hablan de nuestro pueblo porque han leído la obra de Rosario. Sabemos que los escritores son aves que llegan a muchos árboles, Rosario es un pájaro de grandes vuelos, de sublimes cielos.
Posdata: sé que en estas conmemoraciones se anotan los actos que realizan los maestros en las aulas, aprovechan la ocasión y dan a conocer a sus alumnos parte de la obra señera de Rosario Castellanos, sólo eso faltaba, que en su pueblo no la leyeran.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-67564674009914957622024-03-08T03:15:00.000-08:002024-03-08T03:15:23.260-08:00CARTA A MARIANA, CON FOTO DEL INTERIOR DE LA IGLESIA GRANDE<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv_Xpr6HAU3LYCxSL3RbtThVJMSzaTrghIHZGd_e9heVJAuRJ4NHZzjOgDz6Scaf68CIvbkfkyPdxG0AIugPvUEFXIy3l_MHpM9QnmGTfW7HyLI75n0wGl6I81U3QFdz7VxCC8J0W5U9VXYbzPu1X1s1XjvUaMjcckrSpCwr944ii_FPujgttKFdB9i7uK/s1920/431387285_903474945116566_2823585428084582209_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1804" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv_Xpr6HAU3LYCxSL3RbtThVJMSzaTrghIHZGd_e9heVJAuRJ4NHZzjOgDz6Scaf68CIvbkfkyPdxG0AIugPvUEFXIy3l_MHpM9QnmGTfW7HyLI75n0wGl6I81U3QFdz7VxCC8J0W5U9VXYbzPu1X1s1XjvUaMjcckrSpCwr944ii_FPujgttKFdB9i7uK/s320/431387285_903474945116566_2823585428084582209_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: la foto que anexo (propiedad del Archivo del Colegio Mariano N. Ruiz) es del interior del templo de Santo Domingo, también llamada iglesia grande.
No sé si sea el templo más grande, pero como es el templo dedicado al santo patrono, los comitecos la llaman iglesia grande.
La foto que envío fue tomada el día 16 de junio de 1950, con motivo (dice) a la fiesta del Sagrado Corazón, cuya imagen (parece) es la que está al frente en la parte superior. Esta imagen es de un significado especial, pienso que pocas imágenes son tan representativas. En ésta aparece Cristo con una túnica que deja expuesto el pecho donde se muestra el corazón, el sagrado corazón del hijo de Dios.
Recordá que nací en 1957, con esto quiero decirte que ya no conocí el interior del templo como se ve en esta fotografía. El padre Carlos le hizo transformaciones, una de las principales fue agregar un retablo en la parte posterior donde estaban estos tres nichos con cúpulas.
La cúpula central aún subsiste, ahora en la parte superior está colocada la imagen de Santo Domingo, las cúpulas laterales ya no están, quién sabe adónde fueron a parar. Por ahí deben andar. Actualmente existe el retablo posterior con una serie de pinturas realizadas por el maestro Javier Mandujano Solórzano, el famoso maestro Güero. Dicho retablo tiene cuatro nichos donde están colocadas imágenes de santos y vírgenes.
En los templos religiosos no se andan con equilibrios de equidad de género, al templo que entrés siempre encontrarás imágenes de vírgenes y de santos. Todo ayuda a la consolidación de la fe, no falta quien es devota de San Juditas, así como no falta el que es devoto de la Virgen del Rosario. Todo ayuda a llenar las alcancías. Las limosnas son parte fundamental de la devoción. ¿Le pediste un favor a la Virgen del Carmen? Bueno, pues echale un billetito a su alcancía, si te ves codo costará más trabajo el milagro.
En las pinturas que mandó a hacer el padre Carlos para el retablo posterior hay un equilibrio perfecto: cuatro imágenes de mujeres y cuatro imágenes de varones. Para que nadie se pelee.
La imagen que presentaba el templo en 1950 era de gran sobriedad. Las tres imágenes principales eran acompañadas por ángeles que sostenían báculos que tenían lámparas en la parte superior. Esos ángeles sí andan rondando por ahí, no en el altar, pero sí están en la iglesia grande.
Cuando fue la celebración del Cuarto Centenario la mesa central que acá aparece fue sustituida por una de mármol.
¿Ya viste el piso que había? No me exijás cosas que no sé, pero casi casi puedo asegurar que el piso tenía pequeños cubitos de madera, como los que había en el templo de Jesusito (¿todavía están?). Hoy el piso tiene losetas.
Tal vez muchas de las bancas siguen sirviendo.
Como se ve, tres figuras eran las principales en el altar en 1950: el santo patrono, el sagrado corazón y la virgen de Guadalupe. Claro, los que le saben al argüende dirán que también tenía un lugar privilegiado el “santísimo”, que siempre está en la cajita donde guardan las hostias.
Esto de los rituales y ceremonias es muy interesante. Hay gente que reconoce bien los símbolos. En la foto de 1950 hay un símbolo en el centro de la mesa. Cuando se cambió la mesa y se colocó la de mármol, la superficie se sostenía por dos cuerpos laterales, y en ellos había otro símbolo, ya no éste.
Posdata: mis papás me llevaron a la iglesia grande, desde niño. No sé cuántos años tenía cuando fui por primera vez, pero lo cierto es que mi recuerdo es de asombro, en realidad a mí me pareció un templo enorme. Mi casa era de cuatro corredores con un patio central, era una casa grande, pero lo que me sorprendió del templo fue la capacidad que tenía para albergar a tanta gente. Claro, luego conocí el Cine Comitán que también era un espacio grande, donde cabían muchos espectadores. Esos fueron mis dos templos, donde abrevé las dos religiones. Ahora digo que sigo siendo católico y cinéfilo, sigo siendo fiel a las dos religiones que me injertaron mis papás. Mi mamá, todas las tardes, ve y oye la misa por televisión, desde su sillón me manda el saludo de paz a la hora que el sacerdote lo indica, pero yo no miro ni escucho la misa, ahora veo y escucho películas en las plataformas. Y descubrí que soy más cinéfilo que católico. La verdad es que de niño me aburría mucho al estar en misa, en cambio, el cine era un verdadero disfrute, por más boba que fuera la película yo me divertía enormidades. El cine me sigue seduciendo.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-42473897670327722092024-03-07T03:24:00.000-08:002024-03-07T03:24:41.162-08:00CARTA A MARIANA, CON HUELLAS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJ4XxT6OKHMHoWo0_tTfb14xZY2XDCm9bnVzaF6ucJbRFsahght2quQdVGbe0i_KQKUN-X9lIkJUeWI_x6AqPMu7OzVq84KeLzVtM-XOtUL_gsHA1IBGWo7yKpfTAMPuKhQ1KQboM_PIXC0kSG4VO2UlXsqC8FQmQV737u6XLc-_9pSIaqIHsvaoW_fT1/s1920/431583197_256929937500315_1932624668768807253_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1820" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJ4XxT6OKHMHoWo0_tTfb14xZY2XDCm9bnVzaF6ucJbRFsahght2quQdVGbe0i_KQKUN-X9lIkJUeWI_x6AqPMu7OzVq84KeLzVtM-XOtUL_gsHA1IBGWo7yKpfTAMPuKhQ1KQboM_PIXC0kSG4VO2UlXsqC8FQmQV737u6XLc-_9pSIaqIHsvaoW_fT1/s320/431583197_256929937500315_1932624668768807253_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: construyeron el Tren Maya. El presidente lo celebró, los ambientalistas se quejaron y los arqueólogos hallaron vestigios.
Siempre que alguien mete la pala en la tierra halla vestigios. En las propias casas hay huellas de tiempos pasados. Si vos abrís un hoyo en el sitio de la casa podés hallar chunches de tiempos lejanos. La lógica indica que mientras más profunda es la excavación los chunches son más antiguos.
Hay historias de tesoros que fueron encontrados en Comitán cuando alguien excavó en un terreno. Por ahí el pico se topó con algo duro, quitaron la tierra y hallaron una ollita llena de monedas de oro. Con ese simple hallazgo la vida de esas personas tomó un rumbo distinto.
Con lo del Tren Maya sucedió un fenómeno similar. Los ambientalistas aseguran que al cavar perjudicaron espacios naturales que sufrirán consecuencias irreversibles, porque es zona de cavernas y de cenotes. Pero cuando las palas y picos se hundieron también hallaron piezas arqueológicas.
Fijate que el otro día le di una vuelta rápida a un artículo que escribió Doña Gudrun Lenkersdorf en el libro “Comitán, una puerta al sur”. El artículo se llama “Los comitecos” y es una mirada muy interesante de los habitantes de esta región. Doña Gudrun, junto con su esposo y sus hijos, vivió una temporada en el pueblo y, con su inteligencia natural, observó los comportamientos culturales de los comitecos.
Cuando uno se topa con escritores inteligentes cada línea es relevante, todo se convierte en una huella para que los investigadores hurguen, para que saquen la pala y el pico y encuentren chunches que aporten al conocimiento.
Al final del primer párrafo, Doña Gudrun escribió que entre 1895 y 1897 anduvieron por la zona el arqueólogo Eduard Seler y su esposa Cecilia Seler-Sachs.
Los investigadores y estudiosos saben quiénes son estos personajes relevantes, pero los legos no estamos bien enterados. Me sorprendió saber que ambos alemanes tienen brillantes hojas de vida. Busqué en Internet y hallé que Don Eduard está considerado pionero en el estudio de la época precolombina de las culturas en América. Pucha, ¡nadita! Y su mujer fue una gran fotógrafa e ilustradora sensacional. Gracias a su talento (en época donde la fotografía en color andaba en pañales) el mundo tiene ilustraciones llenas de color de piezas prehispánicas. ¡Genial!
Pues Doña Gudrun escribió lo siguiente: “… una población importante ocupaba, ya hace mil años, el lugar que con el tiempo recibiría el nombre calendárico de Balun Canal (o Canan). Restos de sus edificios fueron expuestos y nuevamente tapados al construirse la carretera a San Cristóbal a fines del siglo XIX, según lo refiere una viajera alemana, Cecilia Seler-Sachs…”
¡Dios de mi vida! ¿Mirás? Esto quiere decir que debajo de la carretera están los vestigios de las construcciones. Pues sí.
¿Cómo apareció la Coyolxauhqui en la Ciudad de México? La historia dice que en 1978 un grupo de la ya inexistente Compañía de Luz y Fuerza del Centro excavaba y se topó con algo duro, poco a poco fueron quitando la tierra y descubrieron una enormísima piedra con relieves, la Diosa de La Luna asomó su cara enterrada durante saber cuántos siglos y volvió a brillar.
Vestigios mayas están enterrados debajo de la carretera donde circulan cientos y cientos de autos todos los días. Al excavar salieron esas construcciones, pero la urgencia de la comunicación hizo que le volvieran a echar tierra y luego le agregaran el asfalto.
Posdata: tenemos testimonios enterrados, en manos de arqueólogos esas evidencias darían muchos datos para la historia. Lo que cuenta Doña Gudrun que contó Doña Cecilia se antoja real, porque el imponente Junchavín se encuentra precisamente al lado de la carretera; es decir, mucho de esa zona debió ser parte del conjunto ceremonial.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-19610471535539682442024-03-06T03:30:00.000-08:002024-03-06T03:30:00.204-08:00CARTA A MARIANA, CON MAÑANITAS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUjyEeKF_4J6AfuGYnqiSlQU76Z_lukG-tTCGBWum6CLyg0kUQcut87C5Doe-rUEBtCRMqUDfep5xogDI9WKmdYvKWD9dWaBSuLxQwtdSw6YhQajOK69WeOrvE1VyyAJWMU3pnd5jyiRjvzBTwwBhidaxBRqiXCV07UZvQUpNDf1jPStFo96OHTtTNysZA/s1715/431502989_2356376654536115_6120597562378479388_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1715" data-original-width="1536" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUjyEeKF_4J6AfuGYnqiSlQU76Z_lukG-tTCGBWum6CLyg0kUQcut87C5Doe-rUEBtCRMqUDfep5xogDI9WKmdYvKWD9dWaBSuLxQwtdSw6YhQajOK69WeOrvE1VyyAJWMU3pnd5jyiRjvzBTwwBhidaxBRqiXCV07UZvQUpNDf1jPStFo96OHTtTNysZA/s320/431502989_2356376654536115_6120597562378479388_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: mi compadre Javier cumple años. ¿Cuántos? No lo sé, con precisión, pero es uno o dos años mayor que yo. Si yo tengo sesenta y seis, echale pluma.
A Javier lo conocí en nuestro Colegio Mariano N. Ruiz. Él estudió ahí la primaria, mientras yo la estudié en la Matías de Córdova, pero cuando llegó el tiempo de la secundaria, mi papá me inscribió en la “escuela del padre” y ahí me topé con Javier.
Ni me preguntés cómo nos hicimos amigos. Te he contado que sólo en pocas ocasiones recuerdo el instante en que me hice amigo de alguien. Las figuras que se hacen en el día a día de las personas es indescifrable.
Pero cuando llegué al colegio, Javier estaba ahí y nos hicimos amigos. Puedo decir que ya en preparatoria (ambos estudiamos en el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos, la prepa, en el edificio donde ahora está el Centro Cultural Rosario Castellanos). En prepa ya fuimos amigos inseparables, sólo nos separábamos cuando él iba a ver a su novia, pero cuando no estaba con ella, casi puedo asegurar que estaba conmigo y yo con él. Así pues, tenemos muchas anécdotas de instantes compartidos. Él, te he contado, fue un apasionado lector de esos libritos pequeños de la colección Estefanía, que narraban historias del viejo Oeste. Nunca dio el gran salto a las novelas de los grandes autores, mucho menos a la poesía. Se quedó con las aventuras de jinetes que repartían balazos en pueblos desérticos. Javier fue uno de los millones de lectores que consumían estos libritos. Los historiadores dicen que el tal Marcial Lafuente Estefanía escribió más de dos mil quinientas novelitas del Oeste. Sin duda que el tipo vivió millonario; sin duda que tenía ya una fórmula donde colocaba los personajes y las tramas y le daba vuelo al lápiz, con pocas variaciones. Nunca supe en qué momento Javier se aficionó a este tipo de lectura. Él llevaba en la bolsa trasera del pantalón el ejemplar en turno, para leerlo en su casa.
Javier y yo, gracias a Dios, seguimos siendo amigos. Como todos los amigos del mundo hemos reconocido nuestras virtudes y perdonado nuestros defectos. Él tiene muchas virtudes y muchos defectos. Lo mismo pasa conmigo.
En los tiempos de la prepa comenzamos a beber trago, Javier y yo nos embolamos en muchas ocasiones. Mientras los demás amigos de la palomilla iban a ranchos en Semana Santa y en otros periodos vacacionales, Javier y yo nos quedábamos en el pueblo. Yo me quedaba porque siempre he sido gato casero y Javier se quedaba porque le daba tiricia abandonar a la novia. Recuerdo que en una ocasión fuimos a un rancho del papá de Jorge, en el municipio de Las Margaritas, un chofer de Jorge nos llevó en su camioneta. Nos instalamos en la casa y nos pusimos a jugar béisbol en la majada, en espera de que llegara la noche y cenáramos. Javier se intranquilizó, un pájaro carpintero comenzó a abrir un hoyo en su espíritu, no soportó más, dijo que regresaría a Comitán. Pero, ¿cómo? Agarró su mochila, abrió la puerta del cerco y nos dijo adiós. ¡Va a regresar!, dijo uno de nosotros, salimos a verlo en el camino de terracería, vimos cómo su figura se hacía chiquita, se perdía en la lejanía. ¡No volvió! Volvió al pueblo para ver a la novia. Nunca supimos si la novia estaba tranquilamente en su casa; lo que supimos es que él estaba profundamente enamorado de ella, tenía una gran dependencia.
Hoy, mi compadre, después de dos matrimonios, me cuenta que tiene algunas amigas, pero siempre me dice que anda en busca de una mujer, una mujer que tenga temor a Dios, para una relación formal. Si por ahí tenés una amiga que quiera sacrificarse, podemos mandarle currículum del pretenso.
Ahora nos vemos poco con Javier; es decir, ya no andamos de arriba para abajo como sí lo hicimos en algún tiempo. Sí nos vemos frecuentemente, porque yo camino por el restaurante “La esquina de Belisario”, donde él se reúne con un grupo de amigos en una famosa mesa. Siempre que paso por ahí le digo: “ahí te dejo mi honra para que la deshagás”, él siempre responde: “ya no tenés honra”. Reímos. Él sigue en la chorcha y yo sigo mi camino.
Posdata: en casa tengo el reconocimiento que el Banco Nacional de México le entregó a mi papá el día que terminó su labor de corresponsal en Comitán, dicho reconocimiento está firmado por Luis G. Legorreta, quien también firmaba los billetes. Uf. Personajazo del mundo económico del país. Digo esto, porque mi papá recibió este reconocimiento el 6 de marzo de 1964, día que, en la casa del pichito Javier, hubo pastel y piñata.
Hoy celebro su vida. Siempre que lo veo siento la mano que cruza el aire y me abraza. Acá estamos, acá seguimos. Nos queremos, a pesar de nuestros defectos, por debajo de nuestras virtudes.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-76672565864598056062024-03-05T03:34:00.000-08:002024-03-05T03:34:48.028-08:00CARTA A MARIANA, CON UNA FLOR PARA UNA MADRE<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuUWliiS_oS6GotvL3uEEiXl8Cxsl6RoeAzl5QC7_w9ZPF7VpK1jezdfYs0iaELV9Mtp_aEYdaz061-lpmp-ANbRfOdPuxRccaIDhi4ZZWZCuFOWYtHxTZlFyP5it7g5N2NxYwb4g897Dhud6ef1IgRTWuW6SMROaGAW1NVR1LdtCPqfr2KjyuGOFxCwfN/s1920/431373899_2441372759391240_1827885876393772768_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1804" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuUWliiS_oS6GotvL3uEEiXl8Cxsl6RoeAzl5QC7_w9ZPF7VpK1jezdfYs0iaELV9Mtp_aEYdaz061-lpmp-ANbRfOdPuxRccaIDhi4ZZWZCuFOWYtHxTZlFyP5it7g5N2NxYwb4g897Dhud6ef1IgRTWuW6SMROaGAW1NVR1LdtCPqfr2KjyuGOFxCwfN/s320/431373899_2441372759391240_1827885876393772768_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: esta tarjeta fue repartida por las madres franciscanas. En 2004 murió una de sus hermanas: la madre Sara. Yo, como muchas personas, tuve el privilegio de convivir con la madre Sara, cuyo nombre de pila era: Dolores de la Barreda Guevara, oriunda de Puebla.
A mí me llama la atención que a las religiosas les decimos madres. ¿De dónde viene la costumbre? Si revisás el diccionario dice que madre es “mujer que ha concebido o ha parido uno o más hijos”. Eso es madre en término estricto. ¿De dónde a las monjas se les llama madres?
Sé, todo mundo lo sabe, que en los conventos han hallado fetos enterrados, lo que indica que algunas monjas tuvieron relaciones sexuales y concibieron un hijo. ¿Quiénes fueron los padres? Pues en novelas, cuentos y biografías vemos que los padres fueron algunos jardineros o algunos padres; es decir, sacerdotes.
Pucha, qué relajito ¿no? Las religiosas las llamamos madres, sin que conciban hijos; y a los sacerdotes los llamamos padres, sin que conciban hijos. ¿De dónde esa tradición? No lo sé. Algún experto en religión podría orientar.
Tal vez tenga que ver precisamente con el afán de dominio que tiene la religión, para que las “ovejas” respeten a los religiosos, como si respetaran a su padre y a su madre. No me hagás caso, esto es una bobera mía.
La madre Sara tuvo cientos de hijos sin tener hijos. Ella llegó de Puebla y se incorporó a nuestro Colegio Mariano N. Ruiz.
Te he contado que ella era una mujer pulcra, fiel a sus principios y responsable a carta cabal. Nunca me dio clases, la conocí cuando (en los años ochenta) me incorporé al colegio para impartir cátedra, fuimos compañeros. Ella me llegó a querer mucho y fue correspondida.
Mirá lo que es la vida, digo que ella llegó a Comitán desde Puebla y cuando yo viví en Puebla, su tierra, me enteré de su fallecimiento. Ah, fue una de las muertes que nos impactó. La maestra Vicky, mi comadre, llamó por teléfono y me dio la ingrata noticia. Mi mamá estaba en la cocina preparando los alimentos, le di la noticia y nos abrazamos. En su tierra lloramos su muerte.
Cuando platico con ex alumnos del colegio siempre aparece la figura de Sor Sara, hasta la fecha todo mundo la recuerda con cariño, con emoción.
Te he contado que ella usaba un aparatito en el oído para escuchar, cuando el ruido era muy intenso en el salón de clases, ella “salía del aire” y le bajaba el volumen al aparato.
Siempre lamentaba los días de asueto, ella disfrutaba su trabajo y era de las personas que reconocían el valor del tiempo, día sin clase era un día perdido. A este grado llegaba su pasión por la docencia, por dar conocimiento a sus alumnos.
Cuando supo que me iba a estudiar a Tuxtla la carrera de lengua y literatura hispanoamericana me llamó a su salón, me tomó una mano y colocó un papelito hecho chorizo, me dijo: “para que te compres unos zapatos, porque cuando llueve se mojan y para no enfermarse hay que cambiarlos”. La madre, tan buena gente, no tenía más ingresos que los pocos que le entregaba el colegio. Lo que recibía lo entregaba a las superioras de su orden y apartaba un porcentaje mínimo que destinaba al viaje que realizaba cada año para visitar a su hermano Pepito (así le decía con cariño), quien seguía viviendo en Puebla. Entiendo que el tal Pepito nunca se casó. Por parte de ellos, los Barreda llegaron hasta ahí.
Las madres franciscanas repartieron esta esquela, que está en el Archivo del colegio. Ella fue enterrada en el panteón de Comitán, ahí reposan sus restos.
Posdata: cuando los maestros teníamos un festejo, ella se despedía a buena hora y agarraba la botella de licor y la metía en su bolso, lo hacía para que no siguiéramos bebiendo. Nunca entendió lo que le decía: no, madre, así nos obliga a pedir otra, una llena. Nunca entendió. Qué pendejo soy. Yo nunca entendí el mensaje.
En septiembre de 2024, se cumplirán veinte años de la muerte de la madre Sara, quien sin tener hijos cuidó a cientos y les entregó lo mejor de ella.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-26706435477683828962024-03-03T03:29:00.000-08:002024-03-03T03:29:43.431-08:00CARTA A MARIANA, CON CHISTORETE<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMwJiju3q9U4EIunfRTK4hA2kQ8JUZhXg2O13qfN3tb9RnMKmI91bHzJM1grz-OdpMoeMZDWHoZO3QHi4CVdfzqKXUm0UZACi8MY9k-XiY9av6WfIXNUbEwPPapgrf_J9wUZa5UVfzlRsRx5gXCJSx7uu3nOAzbLgwSMfT6NkZxo2YeVLTZWBl3kcHFdzK/s1920/428496337_3816628291900643_4646724293215334760_n%20%281%29.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1437" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMwJiju3q9U4EIunfRTK4hA2kQ8JUZhXg2O13qfN3tb9RnMKmI91bHzJM1grz-OdpMoeMZDWHoZO3QHi4CVdfzqKXUm0UZACi8MY9k-XiY9av6WfIXNUbEwPPapgrf_J9wUZa5UVfzlRsRx5gXCJSx7uu3nOAzbLgwSMfT6NkZxo2YeVLTZWBl3kcHFdzK/s320/428496337_3816628291900643_4646724293215334760_n%20%281%29.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: no hay peor cosa que te cuenten un chiste que no tiene chiste. Perdón, sí hay algo peor: que te destrocen el supuesto chiste.
El otro día me enviaron un “chiste” en el WhatsApp. Un abuelo dice que está agüitado porque su nieto reprobó todas las materias, concluye diciendo que su mayor tristeza es porque él le hizo todas sus tareas. Tan tan.
No me causó gracia. Y ya luego, viejo gruñón que soy, pensé que el chiste tenía un mensaje que cancelaba el supuesto chiste, el niño reprobó porque él no hizo las tareas, que se supone son ejercicios para reforzar el aprendizaje, así que a la hora de presentar exámenes no supo qué responder.
Dije que soy un viejo cascarrabias, que a todo le encuentro hilo para jalar. Sé que hay adultos que consienten a los hijos “ayudándolos” con las tareas, haciéndoles los trabajos que deben entregar. En los años ochenta del siglo pasado les dejaba una actividad a mis alumnos, con lo que cerrábamos el ciclo escolar: hacer la maqueta, de un determinado tema.
En una ocasión, alguien me presentó una maqueta impecable. ¡No, no puedo aceptarlo!, dije ¿Quién la hizo? Al final salió a relucir la verdad, le había pagado a un arquitecto para que le hiciera el trabajo. ¡No! El objetivo era que la imaginación se activara, estaba permitido que los papás participaran, en afán de fomentar la convivencia. No quiero maquetas de diez, pueden ser de cinco de calificación, dije, pero hechas con pasión. El chico entendió y luego hizo otro trabajo, muy digno, y cuando me la presentó vi en su mirada un vuelo de satisfacción: “ahora sí, la hice yo, profe”, dijo. Y, por supuesto, obtuvo diez de calificación.
El abuelo del chiste no le hizo favor alguno al hacerle sus tareas.
Pero cuando miré el video de pronto me brincó algo con lo que ahora no estoy de acuerdo: ¡las tareas!
No sé si te tocó o has sabido de algún profesor que deja tareas en periodos vacacionales. Sí, cuando es periodo de descanso por Semana Santa, deja que los alumnos lean tal libro y hagan una síntesis. ¡Dios mío!
No sé cuáles sean las propuestas del magisterio ahora que están haciendo foros para armar el próximo plan de gobierno, pero digo que en los foros de educación deberían participar con propuestas los padres de familia y, sobre todo, los involucrados.
La anécdota que contó Alejandro Jodorowsky llama a la reflexión, dice que un compa se lamentó con otro porque su hijo había reprobado en matemáticas, mientras en dibujo había obtenido diez. ¿Y qué harás?, preguntó el otro. Pues meterlo a clases de regularización de matemáticas. ¡No, hombre!, dijo el otro, debes enviarlo a clases de dibujo.
El proceso educativo es de lo más complejo, no es materia sencilla, pero la experiencia me ha dictado que cada niña y niño tiene sus propias fortalezas, sus propios gustos, sus propios intereses, sus propias aficiones. ¿No sería bueno potenciar esas capacidades? ¿No se trata acaso de prepararlos para la vida? La mayoría de seres humanos debe trabajar para ganar la paguita que permita comprar el pan y demás necesidades vitales, este trabajo (lo dicen los sabios) debe ser algo que le guste al oficiante para que sea un disfrute.
Como dije al principio: hay chistes sin chiste. Un trabajo no deseado es un mal chiste. Dedicar la vida a hacer algo desagradable es el peor chiste del mundo. Todo mundo debería dedicarse a hacer algo que le guste, a lo que es su pasión. No me estás preguntando, pero yo, en la vida ahí la llevo cascareando en el plano económico, pero tengo lo necesario para la subsistencia y hago lo que me gusta, soy feliz. Doy gracias a Dios por eso.
Posdata: cuando el abuelo del chiste dijo que su mayor tristeza era porque él había hecho las tareas del nieto, los de la producción insertaron las clásicas risas (que ponían en los programas de Chespirito) para dar a entender que todo era muy gracioso. No le hallé la gracia. Todo mundo me dice que soy un amargado, que hasta un simple chiste lo vuelvo tragedia. El mundo tiene razón, porque los chistes simples me desagradan. Soy un admirador del humor y éste está a mil cuadras de los chistes sobados de carpa.
Pienso que el ideal de la educación sería que los alumnos aprendieran el conocimiento en el aula, que ahí realizaran las actividades. Si las maquetas que dejaba como trabajo final las hubieran desarrollado en clase, ningún arquitecto habría metido su mano negra.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-15460376849208106222024-03-02T03:21:00.000-08:002024-03-02T03:21:10.459-08:00CARTA A MARIANA, CON PREMIADOS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBQ6KBPLSkJRu7SrrF7nq62ey5sOxdmDLQbqoRudG2ZKiMOAVugga7UoJqnuYccKmskmMbobp4i5TluTx050lEgZJKF8HmQYB-qRD24ROhScgO6um3E-bWrfxqidJXyrfXglSfUT0X6OcWXd1adqheDEKzR519F6uwkb2rm_BxvbEw8vWgbwcK_oKcWHH/s2048/428391635_283739431407192_6894803272859778948_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="2048" data-original-width="1940" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBQ6KBPLSkJRu7SrrF7nq62ey5sOxdmDLQbqoRudG2ZKiMOAVugga7UoJqnuYccKmskmMbobp4i5TluTx050lEgZJKF8HmQYB-qRD24ROhScgO6um3E-bWrfxqidJXyrfXglSfUT0X6OcWXd1adqheDEKzR519F6uwkb2rm_BxvbEw8vWgbwcK_oKcWHH/s320/428391635_283739431407192_6894803272859778948_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: lo que quiero decir es que la literatura es un baluarte. En forma coloquial la palabra baluarte se usa como sinónimo de defensa. ¿Defensa de qué es la literatura? De la libertad, bien tan escaso en el mundo. La literatura es como un pájaro que vuela por todos los cielos sembrando la palabra libre. Porque la escritura es uno de los máximos actos libertarios de la humanidad.
Recordá que en la carta de hace una semana hice una relación de personas que han merecido la gloria de la Medalla Belisario Domínguez, máximo reconocimiento que entrega el Senado de la República.
En la relación sólo incluí a personas que se han dedicado a la literatura, porque la lista de premiados incluye a muchas personas con otras profesiones. Por ahí asoma Fidel Velázquez, quien fue un líder de la CNOP. Hasta la fecha muchos estudiosos de la historia se siguen preguntando cuál sería el mérito para que recibiera tal distinción. Bueno, parece que el único mérito fue el de estar muy cercano al poder, de que en lugar de luchar por los derechos de los trabajadores se puso al lado de los opresores. ¡Bonita historia! En fin, dijimos que de todo hay en la viña del señor y que en la relación de premiados hay gente con más merecimientos que otros.
Disculpá, pero en la relación de personas que enlisto hallo pura gente de bien. Insisto, su pasión fue la literatura y ésta ayuda a ennoblecer a la patria. Los regímenes autoritarios le tienen miedo a la palabra escrita, en el transcurso de la historia hemos conocido casos de gobiernos que mandan a quemar o prohíben la circulación de libros entre la población. Le tienen miedo a la palabra. No importa que los libros sean simples libros con cuentos o con novelas. Los poderosos autócratas saben que el libro es el principal producto cultural que fomenta la democracia. El libro es un chunche al alcance de los lectores, es como el pan o como el arroz, está a disposición de todos. Claro, siempre y cuando la persona sepa leer y escribir. Por lo mismo, en los países tercermundistas los dictadorzuelos no se preocupan por fomentar campañas de alfabetización, saben que los lectores se informan, llegan a poseer el conocimiento. A los regímenes autoritarios les conviene que la mayoría sea analfabeta, que no lea, que no se informe, que viva en el limbo.
Desde lejos reconozco que uno de los avances de la revolución cubana fue alfabetizar a toda su población, pero si leo el cuento “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, del escritor cubano Senel Paz, me entero que el régimen cubano prohibía la circulación de libros, por ejemplo el de “La guerra del fin del mundo”, de Vargas Llosa, famoso escritor que al principio se mostró afin al régimen y luego terminó alejado.
Por eso, cuando me entero que el Senado de la República entregará la Medalla Belisario Domínguez a una persona que se dedica a la escritura me da gusto, porque hay un reconocimiento a la inteligencia, a la labor de siembra en el aire. La libre circulación de ideas permite que haya un halo de esperanza.
¿Con quién me quedé la semana pasada? Dije que me faltaba hacer un recuento de los premiados del siglo XXI. ¿Ves bien que le entremos? Con tu permiso, acá va.
En el 2000 el premiado fue Leopoldo Zea Aguilar, eminente filósofo mexicano, eminente de verdad. Don Leopoldo escribió muchos textos acerca de la vaina filosófica, todo su pensamiento lo volcó en libros y su mirada continúa vigente para todos los estudiosos. Don Leopoldo sí mereció el reconocimiento.
El reconocido periodista Miguel Ángel Granados Chapa fue reconocido con la medalla en 2005. Por ahí encontré un libro que él escribió con el título: “Francisco Zarco y la libertad de expresión”, esto da una idea del campo donde se movía Granados Chapa.
En 2007 fue reconocido Javier Barros Sierra, ilustre pensador, que tiene libros publicados y que la mayoría de mexicanos recuerda porque fue rector de la UNAM en 1968, cuando se dio el infausto movimiento estudiantil que culminó con la matanza de Tlatelolco. Uf. Este recuerdo habla de congruencia y verticalidad, pero, asimismo, de tragedia y prepotencia. Qué mezcla tan jodida.
En 2012 (me pongo de pie) la Medalla Belisario Domínguez le fue otorgada a Ernesto De La Peña Cruz, un verdadero viejazo sensacional. Ganó, asimismo, el premio Xavier Villaurrutia, el mismo que obtuvo nuestra paisana Rosario Castellanos. El Villaurrutia se lo dieron al maestro Ernesto por un libro de cuentos que se titula: “Las estratagemas de Dios”. ¿Sabés qué dice la mínima biografía del maestro De La Peña Cruz? Que tenía conocimiento de treinta y tres lenguas. Pucha, treinta y tres idiomas. Lo que sí puedo decir es que fue un exquisito conocedor del lenguaje español y contribuyó al respeto de nuestro idioma. Era un hombre de gran sapiencia, fino hablante del castellano.
Vuelvo a ponerme de pie, querida mía, porque en 2014, la medalla le fue entregada a nuestro paisano Eraclio Zepeda Ramos, el gran Laco, maravilloso cuentero y cuentista. Ya te conté que en dos o tres ocasiones estuve cerca de él; una vez, con Manolo Nucamendi y Marco Puig fuimos especialmente a San Cristóbal de Las Casas a escuchar una plática que dio; en otra ocasión fuimos mi mamá, mi Paty y yo al auditorio de la presidencia de Puebla; otro día fui a escucharlo platicar en un espacio (no recuerdo bien dónde) en la ciudad de Xalapa, ciudad donde Laco fue muy querido; otra ocasión memorable fue cuando los amigos de la “Rial” Academia de la Lengua Frailescana entregaron el sombrero de la ocurrencia a Javier Espinosa Mandujano y a tu amigo. En esa ocasión Laco estuvo en la mesa siendo testigo de honor; y también en Comitán, en Casa de Cultura, tuve la oportunidad de escuchar su voz genial, simpática e inteligente.
Carlos Payán Velver es el fundador del periódico de La Jornada, fue un gran escritor y destacado intelectual. Él recibió la medalla en el año 2018.
Ifigenia Martínez es una reconocida política, fue senadora de la república, fundadora del PRD, pero también es una destacada escritora de ensayos políticos. Ella recibió la medalla en 2021.
Y en 2022, todo mundo lo sabe, la escritora Elena Poniatowska Amor mereció la gloria de la Medalla Belisario Domínguez. La Pony es muy talachera, muchísimos años los ha dedicado a la literatura, tanto testimonial, como ficcional. Te he dicho que me gustan varias de sus novelitas, sobre todo la de “Querido Diego, te abraza Quiela”, donde, haciendo uso del género epistolar, cuenta la relación de Diego Rivera con Angelina Beloff.
Celebré la entrega para la Pony, aunque, como muchos comitecos, lamenté que la medalla no se la hubieran entregado al querido doctor Roberto Gómez Alfaro, quien estuvo propuesto ese año para recibirla. En fin. Ya luego, gracias al tesón de mi compadre Roberto Álvarez, junto con familiares y muchos amigos y amigas, el doctor recibió la Medalla Rosario Castellanos, en el Congreso del estado de Chiapas.
Sí, la Pony también recibió, años antes, la Medalla Rosario Castellanos; ella fue amiga cercana de nuestra paisana. ¿Quién escribió el prólogo del libro “Cartas a Ricardo”? Elena Poniatowska, por supuesto.
Te he dicho que me ha tocado ver cómo en ocasiones, Doña Elena se le sube eso de que es descendiente de la nobleza polaca y trata con desprecio a la gente que se le acerca, pero eso no resta los méritos literarios que posee. Uno no es monedita de oro para caerle bien a todos. La entrega de la medalla reconoció en ella a una gran escritora, múltiples premios en el mundo han avalado su trabajo de creación, su compromiso con la palabra escrita.
Posdata: así llegamos al final. ¿Quién recibirá la Medalla Belisario Domínguez en 2024? Falta tiempo para saberlo, pero estoy seguro que, en los años por venir, escritores y escritoras serán reconocidos, porque el ejercicio literario es un ejercicio de libertad suprema, y nuestro paisano Tío Belis siempre luchó por darle alas al pensamiento libertario.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-26504736488921906502024-03-01T03:09:00.000-08:002024-03-01T03:09:24.372-08:00CARTA A MARIANA, CON ESQUINEROS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB7NWxkk8g_abS9ryclUFjW6MfpfcmzdPmVeb7_ejs5A8Ep544LL286IwUNZdyva2RvjXAt18kgLkT33lfYEoAaIxqBwSRPvsKX-lld0C9a6VEIn9Q7hSiKgDdVpYlaJ32cTdHzmTa5xA4DoNZ3MLebkCzvhqYFl_TBs2qz0AAyAVvW0FctkGq_DWzUkW_/s1536/429643212_1496152051116110_9043221946293258154_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1247" data-original-width="1536" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB7NWxkk8g_abS9ryclUFjW6MfpfcmzdPmVeb7_ejs5A8Ep544LL286IwUNZdyva2RvjXAt18kgLkT33lfYEoAaIxqBwSRPvsKX-lld0C9a6VEIn9Q7hSiKgDdVpYlaJ32cTdHzmTa5xA4DoNZ3MLebkCzvhqYFl_TBs2qz0AAyAVvW0FctkGq_DWzUkW_/s320/429643212_1496152051116110_9043221946293258154_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: no me sorprende que alguien diga: “doblé la esquina”, porque hago lo mismo. Sí, también doblo las esquinas de las páginas de los libros, así sé dónde quedó mi lectura.
No doblé el primer libro que mi tía Emelina me trajo de la Ciudad de México, en un viaje. Aún no sabía leer, así que mi mamá me leyó los textos brevísimos y me mostró las imágenes a color. De una sentada nos echamos ese libro, así que no hubo necesidad de señalar dónde había quedado la lectura pendiente. Esa vez fue un instante sublime. Ah, mi primer acercamiento al libro. Jamás imaginé que el libro iba a ser el gran acompañante en todas las vueltas de la vida.
Tampoco doblaba las esquinas de las revistas de monitos, porque, de igual manera, las leía de un jalón. Pero, cuando entré a la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz y compré mi primer libro en la Proveedora Cultural (“La tía Tula”, de Unamuno) hice mi primer “doblamiento”. Leí un buen fragmento, alucinado, y cuando fue la hora de la cena, busqué la manera de indicar dónde había quedado mi lectura, como estaba recostado en la cama, dejé el libro como casita de campaña, ah, fue una imagen bonita. Desde la puerta vi cómo la casa de campaña quedaba sobre la campiña. Fui a cenar un tamal de dulce y chocolate. Caminé por el corredor, con una luz de luciérnaga cansada, y continué con la lectura. Cuando el sueño llegó, como si ese conocimiento me hubiese sido injertado por mis ancestros lectores, tomé una esquina de la página del libro y la doblé tantito. Cerré el libro y comprobé que la marca había quedado, cuando, al día siguiente, tomara de nuevo el libro buscaría la muesca y la lectura seguiría cabalgando.
No pensé (como muchos piensan) que estaba dañando al libro, que lo estaba desacralizando. No pensé que lo dañaba, no. Siempre vi a los libros como mis compañeros, como mis juguetes. Los carritos y los soldaditos y las pelotas se llenaban de polvo y lodo a la hora de jugar con ellos y eso no significaba no quererlos, no cuidarlos. Se me hace que sería una incongruencia que un juguete permaneciera impoluto, sin mancha. La vocación real de un juguete es la de saltar la cuerda, trepar los árboles, bajar a los zanjones, deslizarse por los toboganes. Así mis libros, desde siempre.
A la mañana siguiente abrí el libro, hallé la esquinita doblada y busqué la línea donde había quedado mi lectura. Pensé, juro que lo pensé, tener un lápiz a la mano, para poner una flechita en la línea leída, eso me daría el lugar exacto, pero luego pensé que no siempre anda uno con lápices, además la relectura era como volver a caminar un sendero ya conocido. Yo, que soy tan de memoria escasa, me servía como recordatorio, volver a sentir el calorcito de la senda.
Desde entonces (hablo de más de cincuenta y cinco años) he sido un gran doblador de esquinas de página, todos mis libros tienen huellas del camino andado.
Si, de chavo, me hubiera topado con un “separador”, tal vez me habría acostumbrado, ya mirás que las personas somos animales de costumbres, pero no lo topé. Fue ya hasta muchos años después que me topé con un libro que traía integrado un “señalador”. Se me hizo la cosa más sensacional del mundo, como si de pronto descubriera que los grandes velices que usábamos los viajeros podían ser sustituidos por maletas con rueditas. El libro que saqué en préstamo de la Biblioteca Central Universitaria (como todos) era encuadernado, pero el encuadernador le había agregado el mojol de una cinta de color rojo que servía para colocarla en medio de las páginas donde se había suspendido la lectura. Por primera vez no tuve necesidad de doblar la esquinita superior, me bastó tomar con índice y pulgar la cinta y dejarla caer a mitad de las páginas antes de cerrar el libro. ¡Qué maravilla! El gran descubrimiento. Pero resulta que los libros que compré desde entonces a la fecha no están encuadernados ni tienen esa cinta maravillosa, así que he continuado doblando esquinas, he sido un gran doblador de esquinas, a veces, cuando el tiempo es magro leo dos o tres páginas y doblo esquina; en ocasiones (domingo, sobre todo) la lectura avanza y la doblada de la esquina la hago una o dos horas después.
Posdata: mis calles de lectura, entonces, son de distancias diversas. A veces son calles pequeñas, a veces son calles que parecerían interminables. Ah, cuántas calles he caminado, con un gran disfrute, con disfrute inigualable. Cuando debo suspender, entonces, “doblo la esquina”. Pero esto es ficticio, porque al regresar a mi lectura continúo caminando por la misma calle. Lo de doblar la esquina es un mero ejercicio, como si diera un paso en la avenida y luego retrocediera.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-83456496806361466932024-02-29T03:17:00.000-08:002024-02-29T03:17:58.866-08:00CARTA A MARIANA, CON FOTOS MARAVILLOSAS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsIewtasWxzLC6cw3L6ybSmOg3XzO_KP8D3sj9drAsA9TKUtrr6b2HnrEMWBbmHhUPGPH0Q6mfkqExm2v37N1YTw5GTsxO3-3NzGpFM4rzMvuM-MmQkVgmTCwi5EhAQIPivsrADSWUKllf2ZGf8S5nZe3OraSoqYciMAXmBIjIn4LbO4eV1inlYNwB5XFT/s1920/428424856_774105341309586_5276585133790421915_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1645" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsIewtasWxzLC6cw3L6ybSmOg3XzO_KP8D3sj9drAsA9TKUtrr6b2HnrEMWBbmHhUPGPH0Q6mfkqExm2v37N1YTw5GTsxO3-3NzGpFM4rzMvuM-MmQkVgmTCwi5EhAQIPivsrADSWUKllf2ZGf8S5nZe3OraSoqYciMAXmBIjIn4LbO4eV1inlYNwB5XFT/s320/428424856_774105341309586_5276585133790421915_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: en mi blog tengo cuatro mil ochocientos textos. ¿Cuántas fotografías tenés en tu computadora? Miles, también. Cada texto, cada fotografía, son testimonios de vida. En la fotografía que anexo hay un nutrido grupo de alumnos de nuestro Colegio Mariano N. Ruiz. La foto no es clara, como si el tiempo pasara su mano y la cubriera con la niebla eterna.
Pienso en todo el tiempo que he dedicado a escribir los textos que están en mi blog. ¡Más de cuatro mil ochocientos! Pienso en todos los instantes que detienen las fotografías. Siempre que reviso un álbum (ahora, archivo de computadora) pienso en cómo los seres humanos insistimos en detener el tiempo, aunque sea a través de palabras o de imágenes.
La vida es un grifo descompuesto, por más que intentemos arreglar el grifo es imposible detener el goteo. Nuestra medida del “desperdicio” es el segundo. Tac tac tac tac. No es posible parar el tiempo. Así se va la vida. Tengo sesenta y seis años de edad y parece que fue ayer que estaba sentado en el Cine Comitán al lado de mis papás. Hoy, el Cine Comitán no existe y mi papá falleció hace treinta y cuatro años. Sólo mediante las fotografías y los testimonios orales y escritos es que recuperamos esos instantes, instantes que nos devuelven un poco de vida. Los textos y las fotografías son el tapón que impide que el agua se vaya a la coladera inmisericorde, pero (¿lo has visto?), los lavabos tienen un hueco para evitar que el agua rebose, así pues, la vida está irremediablemente condenada a ir al caño.
No me preguntés de cuándo es esta foto que anexo. No lo sé. Lo único que sé es que es el patio trasero del edificio de la primaria, la del barrio de San Sebastián. No sé qué acto fue, pero veo una multitud de niños y niñas bien atentos a lo que sucede al frente. El fotógrafo hizo que el goteo del tiempo se detuviera, acá está la prueba, hubo un día (en un remoto pasado) que la multitud de alumnos se concentró en el patio posterior. Acá está la prueba, esta imagen revive el pasado, lo retrotrae, lo hace presente. Puedo escuchar el rumor de los niños. Sólo puedo decir que esta imagen es del tiempo A. C. ¿Antes de Cristo? ¡No! Antes del celular. Por esto, te mando la imagen, porque es única, irrepetible, es del tiempo de las cámaras analógicas, es un testimonio valiosísimo de una época que se fue al hueco eterno.
Los niños y niñas que acá están (segurísimo) ya crecieron, ya son adolescentes o adultos. Tal vez alguno recuerda este momento vivido. Si viera la foto recordaría el instante y podría decir qué suceso los convocó. Una de las más grandes ventajas de las escuelas y colegios es la posibilidad de compartir vida con los compañeros. Cuando hay una gran plebe todo se vuelve fiesta. Si un mago se presenta en el escenario, todo mundo está pendiente de los malabares que hace con las manos y cuando aparece algo inesperado decenas de chicos y chicas lo celebran, como los de la plaza avientan un olé de emoción, éstos avientan un ¡oh!, de admiración, y sonríen y aplauden.
El festejo de la fotografía fue un acto especial. Las banderitas que cruzan de un extremo a otro son muestra de que hubo un festejo inusual. En la parte posterior se distingue algunos adultos, pero la masa compacta del frente está integrada por niños y niñas, alumnos de nuestro colegio.
¿De qué año es la fotografía? No lo sé. Lo que sí puede asegurarse es que no es de este siglo XXI, es del siglo XX. ¿Mirás el prodigio de la fotografía? Nos avienta una cubetada de luz en la mirada y en el espíritu.
Posdata: la foto la encontré en el Archivo del Colegio Mariano N. Ruiz, en cuanto la vi, así un poco borrosa, sin más datos, pensé que debía compartirla con vos, porque sé que puede servirte para un guion de corto cinematográfico, hacer que el instante no se pierda, que crezca, tal vez esto sea el motivo principal de la creación artística: pepenar una fracción de luz del pasado para iluminar nuestro presente.
Reviso mi blog y me sorprende la cantidad de textos que he escrito, ¡miles! La escritura es parte significativa de mi vida y esta vida la comparto en esos cachitos que, espero, también den vida. Si es así ¡ahí la llevamos!
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-65504416476098511852024-02-28T03:25:00.000-08:002024-02-28T03:25:59.522-08:00CARTA A MARIANA, CON UN COMITECO ARGENTINO<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGnUvUdBcxUDUAiHph0w8DG6owF3Yr1Rez_ANDNYP_L8I95Zq9rqeUYnns_zcgwZvvZCAwNJ9e-Ic_mZhYrQwvKbIJUf4NB1aS7bnxGiGGKZ1Gjp8-7NXlBFP_EakN8nKKNDyhSiOgdV1YJqOVJUxq7KnAOnWETwBUMqTM8WglG30uovGmyd5AtZZylDuP/s1920/428912029_379805808328863_1790514087467801090_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1846" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGnUvUdBcxUDUAiHph0w8DG6owF3Yr1Rez_ANDNYP_L8I95Zq9rqeUYnns_zcgwZvvZCAwNJ9e-Ic_mZhYrQwvKbIJUf4NB1aS7bnxGiGGKZ1Gjp8-7NXlBFP_EakN8nKKNDyhSiOgdV1YJqOVJUxq7KnAOnWETwBUMqTM8WglG30uovGmyd5AtZZylDuP/s320/428912029_379805808328863_1790514087467801090_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: los argentinos y los comitecos hablamos de vos, bueno, de vos vos más en Comitán.
En el pueblo hay un “comiteco” tan famoso como la bebida. No todo mundo sabe el nombre, pero sí todo mundo lo ha visto en el parque de San Sebastián. Es el toro de acero inoxidable, que está casi frente a la bajada de Doña Mariana.
El gran escultor argentino Manuel Eduardo Solís bautizó a su pieza escultórica con el nombre de “Comiteco”. Gesto sensacional.
La ficha dice que este toro mide 1.80 m x 80 de base.
El escultor, quien lamentablemente ya falleció, dijo que fue el toro más grande que construyó en acero inoxidable y lo tenemos en Comitán.
Recordá que nuestro paisano Luis Aguilar Castañeda impulsó tres simposios internacionales de escultura, en los primeros años de este siglo.
El tercer simposio se efectuó del 4 al 22 de noviembre de 2007. Muchas personas de Comitán deben recordar el fastuoso acto, muchas plazas del pueblo se llenaron de luz (y de polvo, con los residuos de la madera, del mármol y del metal). Muchos grandes escultores del mundo estuvieron en Comitán, trabajando al aire libre, a la vista de todos. Manuel Eduardo estuvo esos días, trabajando el toro “Comiteco”.
Al final de la intensa y fascinante jornada de más de quince días, los escultores posaron para la foto del recuerdo y dejaron sus obras para el patrimonio cultural del pueblo.
Ya hemos dicho que, por desgracia, muchas de estas obras están desperdigadas, sin bases dignas, sin placas que den cuenta del título de la obra, características y nombres de autores. ¡Es una pena! Luis hizo su esfuerzo titánico, que fue respaldado por la autoridad en turno. ¿Qué decir de los artistas? Ahí están sus obras como muestra de su talento y dedicación.
Luis dice que el “Comiteco” está en un lugar que recuerda cómo los batanecos tenían una gran afición por la fiesta brava.
En realidad, la fiesta de San Sebastián se llenaba de luces y colores con la presencia de toreros y toreras, con espectáculos bufos, en la improvisada plaza, hecha con tablones de madera. Recordá que el famoso dicho de “Está cuajado el chulul” viene del tiempo donde el árbol se llenaba con aficionados que no habían alcanzado lugar en el graderío y trepaban al chulul. Ah, debió ser majestuoso ver el árbol lleno de gente disfrutando desde la altura del acto que sucedía en el ruedo. Recordá que la Rosario Castellanos, en uno de los cuentos del libro “Convidados de agosto” cuenta detalles de estas corridas de toros y del inevitable derrumbe de la plaza. Sí, las corridas de toros le daban vida al festejo al santo.
La fiesta se sigue celebrando en el barrio, en el 2024 colocaron carpas alrededor del parque y en la calle lateral al templo instalaron juegos mecánicos, pero, la verdad, es que el festejo no es ni la sombra de lo que fue. Ahora el festejo da flato. Pocas gentes se animan a bajar a San Sebastián para comer los tradicionales curtidos o jugar al tiro al blanco o comer una paleta de chimbo. ¿Quién baja para comer un pedazo de pizza todo frío, cagoteado por moscas?
El toro de Manuel Eduardo es una bella pieza, llena de movimiento. La parte de la espalda tiene un arco espectacular, tal comba le otorga una gran dignidad a todo el frente, que es majestuoso. Sastre genial, Manuel Eduardo dejó visibles las puntadas, el espectador ve cómo fue el proceso de creación, la manera de ir embonando las piezas, dándoles forma. El toro “Comiteco” muge con voseo, porque radica en nuestro pueblo y fue realizado por un maravilloso argentino.
Nuestro Comitán dio una gran acogida a los artistas, valoraron el esfuerzo realizado, la generosidad con que se entregaron. Por ahí me pasaron copia del diploma que recibieron los artistas, dicho reconocimiento fue firmado por Jorge Constantino Kánter, en nombre del Ayuntamiento de Comitán, y por Luis Aguilar Castañeda, en nombre de Cultura y Arte para Chiapas, A. C.
Manuel Eduardo era un hombre fuerte, serio, con barba blanca y escasa cabellera, también de color blanco. Usaba lentes. Su mirada era de búho atento, curioso.
Posdata: cuando caminés por el parque de San Sebas detenete tantito y mirá la belleza de “Comiteco”, un toro de maravillosa estampa, toro que nuestro pueblo indultó para la eternidad.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-4331346017599454312024-02-27T02:32:00.000-08:002024-02-27T02:32:17.009-08:00CARTA A MARIANA, CON EMOCIONANTE ENCUENTRO<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbWMLk1JZjRhRetffTAY-FlTaY06WtTOGBiycOYxfhZPbjVPl28KnUMJwaSq5CENAyb1G63xV5AVejBqEAgpqo96uBK84GSRmag4tBtFcHpUuqX5Al5WrgjwEd5vNrDVIwOGAGUAg5GjNnJFWlYMMHCxS8v1iWgRKl9klL708uDZSRHUL-XJMv2NRBLN6T/s1920/428391630_315298488191145_1431211785678713281_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1679" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbWMLk1JZjRhRetffTAY-FlTaY06WtTOGBiycOYxfhZPbjVPl28KnUMJwaSq5CENAyb1G63xV5AVejBqEAgpqo96uBK84GSRmag4tBtFcHpUuqX5Al5WrgjwEd5vNrDVIwOGAGUAg5GjNnJFWlYMMHCxS8v1iWgRKl9klL708uDZSRHUL-XJMv2NRBLN6T/s320/428391630_315298488191145_1431211785678713281_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: ¿te conté que el otro día el conductor de un autobús de pasajeros abrió su ventanilla y me gritó: “viejo, mueve tu carcacha”? No me molestó lo de viejo sino lo de carcacha. Pucha, mi tsurito está medio abolladito, pero es hijo del siglo XXI, modelo 2000. El conductor, como andaba trepado en un gran autobús, bien lavadito, me vio desde su altura. Nada dije, ¿qué iba a decir? Así como abrió la ventanilla, así pudo abrir el grifo de su coraje y soberbia y recurrir a la violencia. Puse reversa y dejé que su monstruo pasara rozando mi carrito, mientras acariciaba el tablero (empolvado) y le decía que no le hiciera caso, que no es una carcacha, que es un carrito joven, porque apenas tiene veinticuatro años de edad, pucha, está en la plenitud de su vida.
Y digo esto, porque el otro día saludé a Don Javier Rojas, propietario de esta belleza de camioneta compacta. Don Javier es un gran aficionado a los autos, le viene de familia, porque su hermano Pepe Rojas es el fundador de la pista de arrancones. Él me dijo que esta camioneta es una Ford Courier, modelo 70. ¿Qué habría comentado el bobo conductor del autobús? ¿Habría admirado la belleza de la línea de esta camioneta, que, dice el Internet, fue la primera camioneta compacta? No todo mundo admira las arrugas que el tiempo impone a los objetos y a las personas. He escuchado que algunos jóvenes insolentes se refieren a nosotros, los viejos, como carcamanes.
Saludé a Don Javier y de entrada me dijo que hay personas que le ofrecen cien mil pesos por su camioneta, pero él no la vende. ¿Cien mil? Al principio dudé, pero luego entendí que la persona que ofreció esta cantidad sabe lo que significa la camioneta, si la mete a un taller mecánico para una buena “chaineada” tendría un auto de colección. Don Javier nada le ha hecho, nada de ponerle bótox, de arreglarle la trompa así como ahora se la arreglan las chicas fifí. ¡No! Su camioneta está como la compró hace 25 años, sólo le ha agregado un cojín de hule espuma en el asiento, porque éste ya está un poco sumido.
Don Javier fue trailero toda su vida. Digo pues que su familia es amante de los autos. Ahora se dedica, por ratos, a comprar fierro viejo y llantas usadas. La mañana que lo saludé, al lado del bulevar tenía una llanta vieja en la góndola.
Me contó que su abuelo fue dueño de todo Jatón, desde donde está Radio IMER hasta donde termina la colonia.
Nada sé de carros. Soy de los que abren el cofre cuando el auto no enciende, sólo para que los demás automovilistas sepan que hay auto averiado, pero veo el interior como si estuviera frente a un pizarrón de la universidad de Harvard que explicara el origen del universo. Pero sé que hay personas que aman los autos, que los coleccionan, que se pasan horas y horas en las muestras y exposiciones, que reconocen todas las piezas, que lavan y enceran sus autos todos los domingos, que tienen aspiradoras manuales para que no haya ni una sola mota de polvo en las alfombras. Don Javier no llega a tanto, porque su camioneta anda empolvada, pero lo que casi puedo asegurar es que su motor funciona como corazón de quinceañera enamorada.
Y ahí estaba la rojita, con matices hechos por el tiempo. Pensá en los caminos que ha transitado. Desde 1970 ha andado de arriba para abajo. Estamos hablando de 53 años y ahora sí que como decimos los comitecos: “está andando en 54”. ¿Es una camioneta viejita? Sí, pero con la fortaleza de una chica veinteañera. Estas camionetas tienen la marca Ford en la parte delantera, la de Don Javier ya sólo tiene la F, las demás se le cayeron, pero eso no es problema, porque alguien (andá a saber quién) le pintó el letrero que dice Ford, con letras rojas y como no alcanzó para todas, la “erre” y la “de” se quedaron con un simple perfil de pluma. Esto le otorga una personalidad única.
Posdata: me dio mucho gusto conocer a Don Javier Rojas, platicador de los meros buenos, hombre de trabajo, de vida. Me dio mucho gusto conocer a su Ford 70.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-62832642342951492042024-02-26T02:47:00.000-08:002024-02-26T02:47:41.886-08:00CARTA A MARIANA, CON EL NÚMERO 39<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOA_SJ4NNc_x_tr4Si2mtZSbHPzXXey2cYl6bBxgQGbZ6fYQE9A3cEGOOovQFgkDLUwTKnsox4Gh7D3mTSoTVOdbThictEoViDkAsoCCGVsum3S-dUHHEts8lQ1TMZ3IkggucH04gdML-8uYQJU2hnc_7tfJub3BHlvrmmBoGAWuM37kkhEdQTzwjKFQkz/s1920/428198444_762047129214558_8997682942887764335_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1878" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOA_SJ4NNc_x_tr4Si2mtZSbHPzXXey2cYl6bBxgQGbZ6fYQE9A3cEGOOovQFgkDLUwTKnsox4Gh7D3mTSoTVOdbThictEoViDkAsoCCGVsum3S-dUHHEts8lQ1TMZ3IkggucH04gdML-8uYQJU2hnc_7tfJub3BHlvrmmBoGAWuM37kkhEdQTzwjKFQkz/s320/428198444_762047129214558_8997682942887764335_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: ¡la emoción del vuelo! ¡El papalote flotando! Así es la experiencia de leer Arenilla. Ya distribuimos el número 39. En este número contamos con una afortunada colaboración de mi querido amigo el ingeniero José Octavio Galindo Albores, quien creció en el mero Yalchivol, y que nos regaló un maravilloso recuerdo de cuando volaba papalotes, de cuando los hacía, de cuando cortaba el hilo y lo despedía en la inmensidad.
Y en este vuelo tenemos, como siempre, más, muchas más bellezas. Portada de lujo, con una fotografía del gran artista Jorge Frankof, mero mero del restaurante “Tata Lampo”. Portada donde aparecen dos de los promotores de la celebración de la Fundación de Comitán. Rosa Godelva Cancino Meza y José Antonio Zamudio Blanco aparecen en portada, ambos comprando las tradicionales nieves en el parque de La Pila. Rosy ya anda con la nieve en la mano, mientras Toño, en un pasito bien chévere, saca la cartera de la bolsa trasera del pantalón. El sol desparrama sombras de la ceiba en el graderío del templo de San Caralampio. ¡Ah, qué imagen tan bella! Y en interiores Toño nos comparte dos textos que dan cuenta de los festejos de la fundación de nuestra ciudad. Con una palabra, ¡lek! (que significa bueno), nos recuerda la maravilla de nuestra identidad en uno de los textos, y en el otro hace un recuento de las celebraciones que ellos han impulsado para festejar nuestra identidad. Ellos, ¡en buena hora!, tuvieron esta iniciativa y ya se encaminan a celebrar los siguientes años, para llegar al 2028 donde se conmemorarán los quinientos años de nuestra ciudad.
Pero este papalote vuela alto, altísimo, también presentamos un reportaje donde aparece una mínima hoja de vida del gran Fernando Cuéllar González, quien es un niño que tiene once años de edad y ya es un gran campeón en Taekwondo. Pronto viajará a Puebla para participar en un torneo nacional y tal vez más adelante viaje a Brasil, para un torneo internacional. Te invito a que leás nuestra revista y te enterés de las maravillas que ha logrado nuestro amigo Fer, gracias al apoyo de sus papás, el doctor Fernando Cuéllar e Irma Aracely González García. ¡Felicidades!
¿Más? ¡Por supuesto que sí! Gracias al patrocinio de diez empresas, instituciones y personas relevantes honramos a Rosario en el quincuagésimo aniversario de su fallecimiento. Comitán está presente para honrar a nuestra paisana. King Long; Rosa Cancino; Campus VIII-Unach, Comitán; G+C Arquitectura & Valuación, del arquitecto José Alberto Gómez Conde; cirujano dentista Jorge Antonio Ruiz Mandujano; Galo Agro; Auditivos de Comitán; Notaría Pública 34; Jardín Botanero 340; y Casa Rosario están presentes en esta conmemoración fastuosa.
No puede faltar la carta que siempre te escribo, en esta ocasión me aventé un doblete, una carta habla de Rosario Castellanos y la otra de una gran comiteca: Doña Zoilita Guillén de Teutli, quien cumplió noventa años con un gran guateque que le organizaron sus hijos e hijas. ¡Felicidades!
El Anaquel de Paty Cajcam, gran narradora comiteca, editora ejecutiva de Arenilla y mi amiga durante más de trece años, nos trae una interesante añoranza de dos grandes escritores recientemente fallecidos: el mexicano José Agustín y el serbio Goran Petrovic.
Como ves, este número está de lujo. Gracias a Dios, en cada edición nos superamos, todo en beneficio de nuestra sociedad, a la que nos debemos, por la que trabajamos en forma incansable y apasionada.
¡Y hay más! Martha Emma Orrico Vera nos compartió fotografías y testimonios para que honremos la memoria de su papá: Don Rodolfo Orrico Caparroso, quien (nada más y nada menos) fue el fundador de la primera colonia de Comitán: la colonia Miguel Alemán. El nombre de Don Rodolfo no puede estar oculto en el libro de historia de nuestro pueblo. En este número contamos una síntesis de cómo se fundó la colonia, maravilloso espacio que ahora es uno de los lugares más bellos de la ciudad, con muchos negocios y una oferta gastronómica sensacional.
No podía faltar la crónica del gran maestro Benito Vera. En esta ocasión comparte detalles de cómo los trinitarenses recibieron en 1950 la presencia de los automovilistas que participaron en la primera carrera panamericana. Leélo, está de lujo. Y, como mojol, hablando del mismo tema, en nuestras páginas consignamos cómo el gremio del transporte de La Trinitaria recibió concesiones en diferentes modalidades del transporte. ¡Cabal!
Posdata: cerramos con el cuentito para que los papás y mamás compartan con sus hijos e hijas. ¡Cumplimos! Siempre lo hacemos. Sembramos buena semilla en tierra fértil.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-1932080258280400542024-02-25T03:17:00.000-08:002024-02-25T03:17:26.619-08:00CARTA A MARIANA, CON EJERCICIO DE VIDA<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcy2fEbMZzVdOn2oBioWiN67FOYaG8_Dbt9nJFTMGYwy5sET-HyiP7dm7j1kQlhOD3wLVSQcZqqBnplSpRInZqOscrG-8kZW5MFagyrngVz5WMQn5tjd4vBbrwVOTBV78GQZZgL0qGDGbgWIN5EoHEDJUprgQuxcx80NN7tmm4pTBjXGVhjpMF8p1SyW-Q/s1920/427908564_378536078448527_5176988607926187870_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1857" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcy2fEbMZzVdOn2oBioWiN67FOYaG8_Dbt9nJFTMGYwy5sET-HyiP7dm7j1kQlhOD3wLVSQcZqqBnplSpRInZqOscrG-8kZW5MFagyrngVz5WMQn5tjd4vBbrwVOTBV78GQZZgL0qGDGbgWIN5EoHEDJUprgQuxcx80NN7tmm4pTBjXGVhjpMF8p1SyW-Q/s320/427908564_378536078448527_5176988607926187870_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: el ejercicio es sencillo: ir al parque de San Sebastián, puede ser sábado, al mediodía. Al llegar debe buscarse una banca, de esas de hierro, de color verde. En esa posición, con las piernas levemente extendidas, el espíritu debe prepararse para beber la esencia. Los expertos recomiendan “soltar”, soltar para pepenar.
La mirada tiene mil y un motivos para regodearse, para sentirse en columpio. Ahí está el árbol cascarudo, quebradizo, con ramas truncas (lo que habla de su vejez); ahí están las hojas secas tiradas en el suelo, haciendo figuras.
Cuando son las once con cincuenta de la mañana, de un día luminoso, con el cielo azul sin nubes, hay manchones de sombras, que provoca el sol al contacto con las frondas de los árboles. Estas sombras no están como estatuas, ¡no!, son como esas sombras que nacen de las veladoras, se mueven. Claro, no se mueven las grandes manchas, el movimiento está en las pequeñas hojas al final de las ramas. Se mueve lo más frágil. Así es siempre en la vida, los abuelos, los troncos, los racimos gigantescos parecen inmóviles. Algunos están cansados, otros piensan: ¡qué hueva!
La mañana que hice el ejercicio de vida me senté en el andador frente a la casa de los hermanos García, quienes fallecieron en un lamentable accidente automovilístico, viniendo de la Ciudad de México al pueblo. Venían de vacaciones. Qué pena.
En el andador del otro extremo hay un bazar, caminé por ahí y vi un libro en venta: “Testimonios sobre Mariana”, de la escritora Elena Garro, quien fue esposa de Octavio Paz. Compré el libro. Fue una ganga: cien pesos. El prólogo lo escribió Emmanuel Carballo, uno de los mejores críticos literarios de México. Emmanuel cuenta que Elena era perversa, una adorable perversa. Su novela “Los recuerdos del porvenir” está considerada como una de las mejores novelas mexicanas. Otro día nos metemos en la burbuja del morbo y platicamos acerca de la relación que sostuvo con Octavio. De terror.
Al lado de la casa de los dos García, hay una inmobiliaria, y en la siguiente casa (una de dos plantas), pintada en amarillo y rojo, con herrería en blanco, funciona una institución universitaria. Vi salir a un grupo de chicos y chicas, regresar luego con refrescos y comida. Pensé que estos muchachos gozan del mismo privilegio del que gozamos los estudiantes de secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz, en los años sesenta: el parque es su patio de convivencia a la hora del receso. El placer que tuvimos los chicos de once, doce y trece años hoy sólo pueden disfrutarlo chicos y chicas de dieciocho años o más. Los tiempos han cambiado.
Bueno, el parque de San Sebastián no ha cambiado tanto, y esto es así porque está rodeado de casas, esto hace que sea un parque muy íntimo, que no permite el rebumbio de los años veinte del siglo XXI. En el andador donde estoy sentado hay algo como una burbuja protectora. A pocos pasos hay una funeraria, tal vez por eso, los autos pasan con velocidades moderadas. En la calle del otro lado, donde está el Colegio Mariano N. Ruiz y la casa del Niñito Fundador hay más trasiego, ahí transitan los camiones urbanos.
Ahora está en venta la casa de los difuntos García. Deben pedir millones. Ahora tiene puertas metálicas, pero el techo es el mismo de teja que tenía cuando mis compañeros y yo jugábamos la cascarita de fútbol en la calle. Ya te dije que jugaba de portero.
Como un bálsamo todavía se escucha el parloteo de los pajaritos, las risas de los niños, los pasos de los andarines y corredores que dan varias vueltas al parque, lidiando con las placas levantadas que imposibilitan una carrera segura. ¿Por qué, señor, los constructores no tienen métodos para pavimentar los espacios públicos sin esos “levantamientos”?
Los vecinos disfrutan el parque. Doña Rosita Guillén de Cristiani camina acompañada de su chofer. El bolero mueve sus manos con el trapo que da brillo al calzado. Dos chicas se toman una selfie, una de ellas estira el brazo con el celular y las dos sonríen, se ponen en pose de divas. Ven el resultado y quedan satisfechas.
En el andador del bazar colocaron una bocina, se escucha un sonido lejano: “…el bongoro, quiña, quiña…”, ah, es la Sonora Santanera.
¿Y las ardillas? Busco infructuosamente. No veo asomarse sus caritas detrás de los árboles, no veo sus espléndidas colas. Por ahí deben andar trepadas en lo más alto de los árboles.
Cuando el viento se encabrita tira hojas de los árboles, las hojas cambian la figura que había en el piso. Mañana, muy temprano, el personal de limpieza barrerá todas las hojas con sus enormes escobas de palma. El viento volverá a hacer travesuras y durante el día formará figuras de hojas en el piso.
Posdata: el ejercicio de vida es sencillo: ir al parque de San Sebastián, sentarse en una banca verde y pepenar esencias. Después de media hora puede uno levantarse, comprar un helado con el nevero tradicional o en “Helafrut” o en el local de Doña Esthelita. Ah, las paletas de chimbo ¡son riquísimas! La esencia de la vida es sencilla.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-82715714892231621002024-02-24T03:24:00.000-08:002024-02-24T03:24:59.320-08:00CARTA A MARIANA, CON GANADORES<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinJsJmwqQ75kvY3w0IRoyLY2T0ii4adnMsKWrWYLoLWt5vSyJk72e18lTNDwLPt6bsIxFyjqpt0fhGY-hWLJdETQfjUSAQ_vw4XVJ_jN04hNBS6kHRmYSd3TQbkLpuStbT-EGUhgGPEwCvqQEjTIT2n_PEZ2jmj7UzrziS-WCTt5VtV7kEE2vFEV63UWy6/s2048/428226537_298943823203041_3386643128350232735_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="2048" data-original-width="1747" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinJsJmwqQ75kvY3w0IRoyLY2T0ii4adnMsKWrWYLoLWt5vSyJk72e18lTNDwLPt6bsIxFyjqpt0fhGY-hWLJdETQfjUSAQ_vw4XVJ_jN04hNBS6kHRmYSd3TQbkLpuStbT-EGUhgGPEwCvqQEjTIT2n_PEZ2jmj7UzrziS-WCTt5VtV7kEE2vFEV63UWy6/s320/428226537_298943823203041_3386643128350232735_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: la Medalla Belisario Domínguez es uno de los más altos reconocimientos que puede recibir una persona en México; asimismo, es una honra para Comitán, lugar de nacimiento de Tío Belis.
Es larga la lista de hombres y mujeres que han merecido tal distinción. Ahora, por fortuna, la relación de nombres de galardonados está actualizada en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez. De esta manera, los visitantes tienen un panorama completo de las personalidades laureadas. Vos y yo lo hemos comentado, en la relación de premiados hay de todo, como en botica, como en cenaduría (así con c) hay verdes, rojos, de rajas y de dulce. Algunos con más méritos que otros, pero todos conforman el grupo de privilegiados en ese sitio de honor.
Vos sabés que me fascina el mundo de la literatura, este mundo tiene representantes dentro de la relación de premiados, lo que indica que la literatura está muy cercana a los ideales de libertad que siempre pregonó Belisario Domínguez.
Está de más recordar que Belisario hizo uso de la palabra, oral y escrita, para llevar su mensaje libertario a todo mundo. En la Casa Museo hay ejemplares de su periódico “El Vate” y, por supuesto, una copia del discurso que escribió contra Victoriano Huerta, discurso que es ejemplo de valor y de congruencia.
Digo pues que algunos escritores han sido premiados con la Medalla Belisario Domínguez, que se entregó por primera vez en 1954, en este año se cumplen setenta años de vida.
Si me apurás bien puede decirse que todos los galardonados han hecho uso de la palabra escrita, pero cuando digo que un grupo de escritores ha sido galardonado me refiero a los profesionales, a quienes tuvieron a la palabra escrita como su mejor escudero en el derribe de los molinos de viento.
Así entonces, hallamos que un año después de creada la medalla, en 1955 le fue entregada a Don Erasmo Castellanos Quinto, quien, dice su biografía, nació en Santiago Tuxtla, Veracruz, y entre otras bellezas fue escritor y dedicó su vida a la enseñanza de la literatura. Genial. Viejazo sublime.
Isidro Fabela fue el galardonado en 1960. En la Biblioteca Central Universitaria, de la UNAM, me topé con un librito de Fabela: “La tristeza del amo”, colección de cuentos. Claro, Fabela no fue solamente escritor, la historia lo recuerda como político, pero sus cuentitos son una mirada interesante al mundo rural mexicano del siglo XIX.
Ya llevamos dos que anduvieron en el ajo, aunque no fue el ingrediente principal de sus guisos de vida.
En 1967 le entregaron la medalla a Franciso L. Urquizo, cuya ficha biográfica señala que fue secretario de guerra y marina, pero, ¡oh, sorpresa!, Don Pancho, que cualquiera diría que sólo andaba metido en humos de cañones, escribió varios libros, de las personas mencionadas, Urquizo es el que tiene más títulos publicados. Nada he leído de él, pero en Internet encontré los siguientes títulos: “Tropa vieja”, “Memorias de campaña”, “Fui soldado de levita” y “3 de diana”. Como mirás, Urquizo narró su mundo. Suena interesante. Un día de estos le podemos entrar.
En el año 1968, año de las Olimpiadas en México y de la masacre de Tlatelolco, la medalla fue para Miguel Ángel Cevallos, quien escribió cuentos, fue crítico literario y escribió una novela, que se titula: “Un hombre perdido en el universo”, la página “Enciclopedia de la literatura en México”, dice que es una novela autobiográfica. Igual, se antoja leerla.
En 1970 la Medalla Belisario Domínguez le fue entregada a Rosendo Salazar, quien fue periodista y escritor. Sus restos reposan en el mismo lugar donde está enterrada Rosario Castellanos, la Rotonda de las Personas Ilustres. Tiene publicados muchos libros, no ficcionales.
El siguiente año (¡me pongo de pie!, diría el cronista deportivo) la medalla fue para Jaime Torres Bodet, escritor que perteneció al grupo llamado Los Contemporáneos. Lo más destacado de su obra literaria son los ensayos que escribió. Ya ni decimos que fue uno de los más grandes intelectuales del país, que cumplió con la patria, en los diversos encargos públicos que tuvo.
En 1990, la medalla fue para nuestro paisano Andrés Serra Rojas (nació en Pichucalco, Chiapas). Andrés fue especialista en derecho, así que sus libros tienen a esta disciplina como columna vertebral. Algunos amigos me comentan que en la UNAM varios de sus libros eran libros de texto.
En 1993 la gloria cubrió al gran oaxaqueño Andrés Henestrosa Morales, tipazo, que vivió más de cien años, ¡pucha! Don Andrés es un reconocido poeta, narrador, ensayista. De los mencionados podemos decir que fue quien más aportó a la literatura mexicana, pues la labor de rescate de los mitos zapotecos fue proverbial.
Al siguiente año, 1994 (vuelvo a ponerme de pie), el honor le cupo a nuestro poeta chiapaneco Jaime Sabines Gutiérrez. Vos no lo conociste, yo sí, de lejitos, cuando vivió en su rancho Yuria, camino a Los Lagos de Montebello, venía a Comitán y un día me topé con él en el Pasaje Morales, le obsequié un ejemplar de “Ensayos”, semanario que publicábamos un grupo de amigos en el pueblo. Dijo que esos intentos de periodismo eran de gran riqueza para los pueblos de Chiapas. Eso dijo. Nos despedimos, lo vi alejarse, por el pasaje, rumbo al parque central. Pucha, había estado cerca del gran poeta, del que luego recibiría la Medalla Belisario Domínguez, en el Senado de la República. ¿Mirás cómo la relación se va puliendo? Acá ya tenemos a un gran poeta, reconocido por medio mundo, digo medio mundo, porque tal vez en China no se saben el poema de “Los amorosos”, ellos se lo pierden.
¿En 1995? La medalla es para Miguel León Portilla, experto en literatura náhuatl. ¡Nadita! Tiene varios libros que son clásicos, basta mencionar dos: “La visión de los vencidos” y “Quince poetas del mundo náhuatl”. Un gran rastreador de huellas milenarias. ¡Tipo genial!
Griselda Álvarez Ponce de León recibió la distinción en 1996. Griselda, lo consigna la historia de nuestro país, fue la primera mujer gobernadora de un estado de México. Pero, de igual manera que los nombrados, fue escritora, sí, arrastró el lápiz con fe, anduvo en el ajo. Escribió poesía, conoció a nuestra Rosario Castellanos, como la paisana, fue defensora de los derechos femeninos.
En 1999 la Medalla Belisario Domínguez le fue otorgada a uno de los más representativos narradores mexicanos (que en realidad no nació en México) ¡Carlos Fuentes! María Félix no podía mirarlo y le decía ¡mujerujo! La Félix era tremenda. De todos los mencionados, con excepción de Sabines, pienso que Carlos Fuentes ha tenido mi atención como lector. Pienso (es lo que pienso) no es el gran narrador, pienso que está medio infladito, pero no puedo negar (sería un bobo si lo hiciera) que Carlos Fuentes es uno de los pilares del edificio literario del país. Fue un tipo con una gran disciplina, se entregó con toda su pasión a escribir. Para los libros históricos tenía un equipo que le buscaba la información y él, con su genio, armaba la novela, sabía que en la forma de contar está el chiste. Los que saben dicen que ya todo se ha dicho, la gracia está en cómo se cuenta. A mí me encanta su cuento largo (sin albur) que se llama “Aura”, es un texto de gran calidad literaria, donde la imaginación camina con soltura sobre el terreno de la realidad.
Carlitos Fuentes fue amigo cercano de Mario Vargas Llosa, de mi querido Julio Cortázar, de Gabriel García Márquez. ¿Mirás? Estoy mencionando a tres representantes del Boom literario. Lo hago para decirte que de los cuatro enlistados, coloco al paisano (que nació en Panamá) en el cuarto lugar de mis preferencias literarias. ¡Qué malinchista! Mario, Julio y Gabo tenían muchísimos más registros, y digo tenían porque se supone que Mario, quien aún vive, ya escribió su última novela, ya está cansado. Ha escrito una obra muy digna.
Posdata: querida mía, se acabó el espacio. Uf. Llegué hasta el fin del siglo XX. ¿Y el XXI, ‘apá? Si lo mirás bien, si tenés tolerancia, nos miramos la próxima semana para terminar con este comentario, donde aparecen los escritores que han sido galardonados con la Medalla Belisario Domínguez. Gracias.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-63836186180939690052024-02-23T03:33:00.000-08:002024-02-23T03:33:15.169-08:00CARTA A MARIANA, CON CINCUENTA GLORIOSOS AÑOS<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizerTjN_kT881CzWZUcFzJXuaKVYXi8-y4Umx3-nOEWEl1m2OpsMDQ-mF0xQWoLgV8jwXgCna1u5jydj1IO1-WnkFJbCxXZyaQN5SUq7UGl9s9oVgTEuPamiwXBe2CfGuBHjX6unhMuhRDg6TAp16eOt7bn62YVN1oo4jHoq8ERT8Z0N4EYH2xecSaFzNG/s1920/428136018_368200859432696_416360157100782849_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="1920" data-original-width="1536" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizerTjN_kT881CzWZUcFzJXuaKVYXi8-y4Umx3-nOEWEl1m2OpsMDQ-mF0xQWoLgV8jwXgCna1u5jydj1IO1-WnkFJbCxXZyaQN5SUq7UGl9s9oVgTEuPamiwXBe2CfGuBHjX6unhMuhRDg6TAp16eOt7bn62YVN1oo4jHoq8ERT8Z0N4EYH2xecSaFzNG/s320/428136018_368200859432696_416360157100782849_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: ¿cuántos académicos conocés que cumplan cincuenta años de laborar en una institución educativa? Dejá que te cuente, el licenciado David Esponda me envió un video, por el celular, donde se ve a un paisano recibiendo un reconocimiento por cincuenta años de ejercicio profesional, en la Universidad Veracruzana. Hablo del doctor Romeo Antonio Figueroa Bermúdez.
Dejá que te presuma, Romeo es mi primo, es hijo de mis padrinos Romeo Figueroa y Clarita Bermúdez. Los que saben dicen que el Figueroa es el mismo de Rosario Castellanos Figueroa, puede ser. Ahora, el Bermúdez es del mismo árbol del Arenillero, porque mi madrina Clarita fue hija de mi tía Juanita Bermúdez y ésta fue hermana de mi abuelita María Bermúdez, mamá de mi papá.
De niño llegué muchas veces a la casa de Romeo, aún no era el reconocido experto en comunicación. Tiempo después, ya en 1974, siendo estudiante de la UNAM, en la Ciudad de México, supe que Romeo estaba como docente en la UV. En esta universidad llegó a ser el director de la Facultad de Comunicación. ¡Nadita! Y digo nadita, porque Romeo ha publicado libros que hoy son textos para investigadores y estudiosos del fenómeno de la comunicación.
Ah, me dio mucho gusto ver a Romeo pasar a recoger el reconocimiento que le hizo su universidad por cincuenta años de trabajo.
Sé que a vos te interesa mucho el tema de la comunicación, es tu profesión, así que te paso títulos de los libros que Romeo ha publicado, sé que te interesarán. El primero que tengo en el librero es: “Cómo hacer publicidad. Un enfoque teórico-práctico”, que fue publicado en 1999, a fines del siglo XX. Los chunches tecnológicos del siglo XXI han modificado la mercadotecnia, pero la publicidad sigue conservando su principal objetivo: vender, y las estrategias de venta vienen desde tiempos en que se inventó el comercio: la semiótica del mensaje es fundamental. En el libro de Romeo están expuestas las principales herramientas publicitarias para radio, prensa, televisión. Todos los secretos del Marketing están en las páginas de este libro, escrito por nuestro paisano.
El otro libro que tengo es: “Introducción a las teorías de la comunicación”, que usan como libro de texto, los estudiosos de esta disciplina.
Ya te conté que en uno de los corredores de su casa, en Comitán, había dos elementos que jamás he olvidado: un par de argollas, sostenidas de las vigas, donde Romeo y su hermano Gustavo hacían “el cristo”; y una serie de jaulas con gallos de pelea, que no era la afición de Romeo sino de su hermano.
La casa era maravillosa, porque uno entraba en la bajada del mercado de primero de mayo y salía en la subida rumbo al templo de El Calvario. Sí, el terreno abarcaba de una a otra calle. Ahí vivía parte de la familia Figueroa, y mis padrinos tenían el comedor y jardín al final.
Romeo vivió a una cuadra del parque central, para llegar a la secundaria caminaba cuadra y media; y para ir a casa de la abuelita Juanita Bermúdez salía por la calle paralela al mercado, caminaba cuadra y media y llegaba al parque de La Pila y luego bajaba por la calle del Resbalón y llegaba hasta la majestuosa casa de los tíos Memito y Juanita, ambos de apellido Bermúdez.
Lo esencial siempre cerca, a final de cuentas la comunicación persigue el mismo objetivo. ¿Qué tanto pepenó Romeo de su vocación en las calles de Comitán? ¿Qué tanto le pepenaron sus alumnos durante cincuenta años de cátedra? La tía Gloria decía que Romeo tenía voz de locutor, porque, en efecto, tiene un registro grave muy educado, pero Romeo pensó que el micrófono llevaba mensajes y que el estudio del mensaje era su vocación. Romeo estudió la comunicación en forma apasionada y se convirtió en un experto.
Posdata: me dio mucho gusto ver el video. La maestra de ceremonias dijo: “cincuenta años de servicio. Cuánto conocimiento derramado en muchas generaciones. Pido un fuerte aplauso para el doctor Romeo Antonio Figueroa Bermúdez…”, y Romeo, que estaba sentado en primera fila, con camisa y pantalón azules, en forma casual, se dirigió a la mesa de honor para recibir el diploma, mientras se soltó una catarata de aplausos y gritos de “¡bravo, bravo!” Claro, se ve en el video un señor con los brazos cruzados que ni se inmuta, quién sabe por qué su actitud: ¿envidia? Nunca falta. Pero nosotros, en Comitán, sí celebramos el triunfo de nuestro paisano, mi primo, a mucho orgullo.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-36538187417246636862024-02-22T03:16:00.000-08:002024-02-22T03:16:35.114-08:00CARTA A MARIANA, CON MENSAJES LLENOS DE VIDA<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZD7YVo1Kujol4oZE92AMEJY2uGCrH3fkrhg3Fe7kULHQZcRzwDQAObibVtEvRYRsS3U76mwRT-cdD5VgrUXybi9yLwGMIjrOzbBOUhGkdnRE4TqFquSOuXc5WAXnn6EQD5fBSYlbjeWG8ZyjozhiQ_KDDFCl-7CtTr9d5PYDBRrvFYiXMjtp05_FHQ8qF/s1920/428004852_1735633063591084_7295011331833888323_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1775" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZD7YVo1Kujol4oZE92AMEJY2uGCrH3fkrhg3Fe7kULHQZcRzwDQAObibVtEvRYRsS3U76mwRT-cdD5VgrUXybi9yLwGMIjrOzbBOUhGkdnRE4TqFquSOuXc5WAXnn6EQD5fBSYlbjeWG8ZyjozhiQ_KDDFCl-7CtTr9d5PYDBRrvFYiXMjtp05_FHQ8qF/s320/428004852_1735633063591084_7295011331833888323_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: el Facebook es generoso. Gracias a esta red social medio mundo se comunica con medio mundo. Ayer me topé con un mensaje que escribió José Delmar Domínguez Torija. Llamó profundamente mi atención.
Te paso copia de lo que escribió:
“En el 2018 estuve de vacaciones en mi lindo Comitán. Lo primero, ir a dar gracias por llegar con bien de mi viaje, a los tres grandes: el Niñito Fundador, Santo Domingo de Guzmán y San Caralampio. Al entrar a la iglesia de Tata Lampo me percaté que el acólito tenía fracturado parte de su cráneo, pedí permiso para su restauración, me otorgaron el permiso y lo restauré. Fue un gran honor para mí servir a mi querido Tata Lampo”.
Primero hago una aclaración por si pasás copia a alguno de tus amigos extranjeros. En Comitán todo mundo sabe que el “acólito” es una figura de bulto que sostiene una alcancía. Sí, hago la aclaración porque alguien podría confundirse y pensar que alguna persona tenía fracturado su cráneo.
Tal vez vos viste al acólito que, en efecto, tenía una fractura en la cabeza.
Dicho eso, ya podemos entender lo que José Delmar hizo, pidió permiso y arregló la cabeza de la imagen, que, ahora decimos, si no hubiera sido por el buen gesto de él así siguiera con la tzola rajada. La acción de José Delmar es positiva, pero luego desgrano lo primera parte de su mensaje y veo que también tiene una gran carga emotiva.
El mensaje está dictado desde la nostalgia, porque fue escrito en 2024 y habla del año 2018 cuando visitó el pueblo, él cariñosamente dice: “mi lindo Comitán”. Esto siempre me sorprende, a veces olvidamos lo que Comitán significa para muchos. Hay miles de paisanos que evocan con añoranza, a veces con tristeza, el pueblo que, por diversas razones, debieron abandonar. Los que acá seguimos tenemos como oración la parte de una canción de la poeta argentina María Elena Walsh, que se titula: “Serenata para la tierra de uno” (si no la has escuchado te recomiendo que lo hagás) y que en unos de sus versos dice: “…porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy…” Quienes se alejan de Comitán lo hacen con dolor, nosotros nos quedamos porque nos morimos si nos vamos.
José Delmar vino de vacaciones en 2018 y al llegar con bien lo primero que hizo fue agradecer a los tres grandes. Esto es una genialidad. Acá, con perdón de las feministas y de los adoradores de la paridad de género, debemos decir que muchas personas tienen el mismo sentimiento que José Delmar definió como ¡los tres grandes!
Sí, sí, tenés razón, mucha gente ama a la Virgencita de Guadalupe y demás santas amigas, pero en el pueblo existe una especial predilección por los tres santos mencionados. José Delmar nos dice que los tres son bien comitecos. He visto que muchos paisanos y personas de otras partes de la república o de otros países vienen especialmente a Comitán para visitar al Niñito Fundador y a San Caralampio, sobre todo.
Así como millones de personas viajan a Francia para visitar la gruta de la Virgen de Lourdes. Acá no vienen millones, pero sí miles de personas acuden a saludar al Niñito Fundador y a San Caralampio. José Delmar no le restó méritos a nuestro santo patrono. Él tiene una triada consentida y al llegar al pueblo va a los tres templos para agradecer la bendición de estar en su lindo Comitán. ¡Qué imagen tan bonita!
Debo decir que cuando viví una temporada en Puebla (casi nueve años) al regresar de vacaciones al pueblo, lo primero que hacía era ir al mercado primero de mayo a tomar un vaso de atol de granillo. Ah, qué bobo soy, me ganaba más la panza que el espíritu. Por eso, me quito el sombrero ante José Delmar porque él daba gracias a los tres grandes. Me encantó este triángulo divino.
¿Y ya miraste el mojol? Vio que el “acólito” andaba con la cabeza quebrada y la arregló, sólo para servir a su querido Tata Lampo.
Posdata: leí con emoción su mensaje, en cada palabra descubrí un corazón agradecido, un comiteco de prosapia, de buen genio, de magnífico espíritu. Que sus tres grandes siempre estén con él y lo bendigan.
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-553798571073496160.post-88313938459384997012024-02-21T04:04:00.000-08:002024-02-21T04:04:16.036-08:00CARTA A MARIANA, CON PAPELES<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxdjf99AjpPHhIPnMy6VmALyxsPisY_xPfrLXnyuQJ-smRXsLubycwZw7iZFL1toNCxuqoAJc-o_Wjm1113GJkXxcAPbRLbvOjbouSkGvLabw-plYg9KxrnH5zRbTjkMRGH9n-OyuM6KVhh59gxwviu4I__BYY5pQntls-pe4DNb8SK3_8b0rEjqupfQRm/s1920/428247207_612216364403799_1805827771753056936_n.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="1920" data-original-width="1920" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxdjf99AjpPHhIPnMy6VmALyxsPisY_xPfrLXnyuQJ-smRXsLubycwZw7iZFL1toNCxuqoAJc-o_Wjm1113GJkXxcAPbRLbvOjbouSkGvLabw-plYg9KxrnH5zRbTjkMRGH9n-OyuM6KVhh59gxwviu4I__BYY5pQntls-pe4DNb8SK3_8b0rEjqupfQRm/s320/428247207_612216364403799_1805827771753056936_n.jpg"/></a></div>
Querida Mariana: ¿te aprendiste el papel?, era la pregunta que hacía el director de teatro. Los parlamentos de los actores y actrices se llaman papeles. ¡Qué simpático! El inicio de una buena obra tiene su sustento en memorizar los papeles.
Recordé lo del papel, porque el otro día estábamos en casa de Eugenia, sentados en el corredor, tomando té, veíamos el jardín, había una llovizna leve, la orilla del corredor se mostraba húmeda. Vos sabés que en las reuniones los temas de plática con interminables. Alguien suelta algo y por ahí va la canica de la conversación y lo que comenzó en una esquina del parque termina en la habitación de un departamento o en una cancha de tenis o en el interior de un templo. La plática en grupo es una pelota que rebota en muchas paredes, todo es un gran juego.
Lucía se paró, extendió un brazo y dejó que el agua mojara tantito la palma de su mano, la llevó a su cara y remojó su rostro. Vimos que su semblante cambió, como si el agua hiciera el milagro de lavar todas las culpas.
“No hay mejor agua para el cutis que la de lluvia”, dijo Alicia. “¿Para el cutis de arriba y también para el de abajo?”, dijo Armando, con ese chaflán de picardía que siempre lo caracteriza. Tal vez la mención del cutis de abajo fue el resorte que activó a Roselia, se puso de pie, dejó la taza sobre la mesa y, con palmadas, solicitó nuestra atención, antes que hablara Armando lanzó un: “¿nos mostrarás los efectos del agua de lluvia en tu cutis?” Reímos. Roselia volvió a palmear y exigió atención. Todos la vimos y callamos. “¿Alguno de ustedes hace lo mismo que yo, sonarse la nariz con papel higiénico?” Todos sonreímos. Armando se vio en la necesidad de explicar lo que era muy obvio: “Es cierto, el papel que está destinado para el cutis de abajo lo usamos en el cutis de arriba”. Roselia se desquitó, sin ambages: “Quiere decir que sí, que vos, igual que yo, usás el papel destinado al tutís para tu nariz”. “Salió en verso, sin esfuerzo”, remató Alicia.
No faltaron los rostros alargados, las narices levantadas, porque, a pesar de que nadie había caído en el terreno fangoso de la vulgaridad algo nebuloso había aparecido.
Yo no sé vos, pero en casa hago lo mismo. Sé que hay papeles especiales para la nariz, los conocemos como Kleenex, apropiándonos de la marca, son pañuelos desechables.
Vos no lo sabés, pero hubo un tiempo en que los hombres usaban pañuelos de tela, si tenían mucosidad limpiaban sus narices con esos pañuelos, mismos que regresaban a las bolsas del pantalón. Eran antihigiénicos, por supuesto que sí. Los lavaban hasta llegar a casa.
Cuando lo comentamos en la reunión, Armando dijo que lo mismo sucedía con los pañales, eran de tela, cuando se ensuciaban los lavaban. Luego, comentó, con su ironía característica: “Qué bueno que los pañales no se usan para otra cosa, esos sí sólo se usan para el cutis de abajo”.
Algunos actores de esta obra que se llama vida no nos aprendemos bien los papeles.
Yo, admití (la verdad sin mucha pena), que uso el papel higiénico para sonarme la nariz. No compro los Kleenex. Claro cuando he laborado en oficinas públicas pues tengo una cajita de Kleenex sobre el escritorio, porque se vería horrible que recibiera a las visitas con un rollo de papel higiénico. Pero, de papeles a papeles no encuentro mayor diferencia.
Te he contado que en los años sesenta, en las letrinas de las casas, había un ganchito con hojas de papel. No recuerdo que en esos años la gente comprara papel higiénico. Las hojas de papel eran cuadritos bien recortados de revistas ilustradas, así que mientras hacías lo que debías hacer te entretenías en leer un fragmento de la historia y luego ya usabas el papel, un papel un poco rugoso, pues en realidad no era especial para el cutis sino para la lectura.
Posdata: a veces cambiamos el papel del papel, el genio infantil convierte una simple hoja en un avioncito o en un barquito. La lógica indica que el papel se moja y se deshace, no obstante, un barquito bien hecho flota y navega por el mar del tanque de la casa.
Al servir pedazos de pastel, Eugenia comentó que ya había parado la llovizna y con la mano derecha nos ofreció servilletas. Armando dijo: “son para la boca, ¿verdad?”
¿Y los actores y actrices? ¿Memorizan sus papeles? ¿Cuáles?
¡Tzatz Comitán!
Unknownnoreply@blogger.com