domingo, 6 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON ACTO DE AGRADECIMIENTO
Querida Mariana: Amín Guillén será reconocido. Tres instancias culturales le preparan un acto de agradecimiento. El Centro Cultural Rosario Castellanos, la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez y el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos han preparado un acto para celebrar los setenta años de vida de Amín. El guateque será el 9 de julio 2025, en el auditorio Roberto Cordero Citalán.
Cuando vi la invitación supe que las tres instancias culturales encabezan un acto de agradecimiento al que, sin duda, se suman muchas más instituciones y muchas personas.
Me gustó que el festejo fuera nombrado como un Acto de Agradecimiento, porque con ello se reconoce la labor que Amín ha realizado desde hace muchos años en favor de la sociedad. Ha escrito libros con biografías de personajes ilustres de la comunidad; libros que enriquecen nuestra identidad.
Cuando platico con él, pienso en el tiempo que le destina a sus investigaciones, las cuales no tienen el patrocinio de alguna institución que lo apoye en forma económica. Amín ha hecho todo su trabajo de investigación en forma apasionada, sin contar con una beca.
¿Cuántas horas dedica durante el día a hacer investigación de campo? ¿Cuántas horas en la noche, en la madrugada, para dar forma a los datos, para volverlos libros?
Este acto demanda agregarse a él, celebrar que las autoridades culturales festejen la vida fecunda de Amín. Que todo el pueblo reconozca su meticulosa labor. Amín no tiene una definida jornada laboral, ¡no!, Amín entrega horas y horas a su pasión. Escudriña en archivos, platica con la gente, busca fotografías antiguas, hace entrevistas, como si fuera un arqueólogo levanta piedras y busca huellas de un Comitán que ya no existe.
¿Desde cuándo Amín comenzó a dedicarse a la labor que ahora todo mundo le reconoce? No sé. Él podría decirnos. Lo que sé es que ha dedicado muchas horas, muchísimas, a su pasión. Sé que se desvela, le gusta trabajar en la noche, cuando todo mundo descansa. Cuando el mundo recupera energías, él las gasta para beneficio de la sociedad.
Por esto me da mucho gusto que los directivos de tres instituciones culturales de la ciudad hayan vuelto su mirada para ofrecerle un Acto de Agradecimiento. Sé que Amín estará contento, satisfecho. ¡Bien merecido!
Él ha ofrecido pláticas en los tres centros culturales. Cuando vi la invitación, por asociación extraña, pensé en mi maestro de cuento, el escritor Rafael Ramírez Heredia, quien presentaba sus libros en cantinas, sobre todo en La Guadalupana, en Coyoacán, de la Ciudad de México; es decir, en espacios inéditos. Amín ha realizado charlas en los mencionados centros culturales, pero además ha ofrecido pláticas en espacios inéditos, por ejemplo: templos de Comitán, sí, ¡en templos! Pocas personas han hecho lo que él. Un día vi una fotografía donde un templo estaba lleno de personas, no para presenciar la misa, sino para escuchar una charla de Amín. Toda la audiencia, desde su asiento, comulgaba lo que Amín ofrecía.
Una mañana de éstas estuve en casa de mi amigo Fernando Avendaño y en su “Hemeroteca Profesor Fernando Avendaño” hallé una foto donde aparecen todos los chiquitíos del segundo grado de primaria de la Matías, ahí está Fernando, ahí estoy yo, y ahí está Amín. Estamos al lado de nuestro maestro Óscar Pascacio de La Cruz. Estamos en el patio trasero de la escuela, que estaba a media cuadra de Jesusito.
Amín, Fernando y yo somos de la misma generación (tengo un año menos que ellos). Fernando acaba de cumplir sus setenta años, pronto celebrará sus bodas de oro; ahora, tres instituciones celebran los setenta años de vida de Amín. Es bueno que en medio de los festejos por el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos, nuestro pueblo también celebre los setenta años de otro hijo destacado.
Posdata: Amín jugó en sus años infantiles en el barrio donde creció, ahí tenía su plebe (los de la cuadra); pero también jugó canicas en el patio de la Matías, ahí coincidimos, desde entonces nos conocemos, hemos sido amigos. La Matías no sólo fue la escuela donde aprendió a leer y a escribir, también fue la escuela donde trabajó su papá, el famoso maestro Chaparrito. En cada línea que Amín escribe honra la memoria de su papá. Él ha sido un hijo agradecido; ahora, las instituciones convocantes, con sus directivos: el licenciado Hermilo, la maestra Aurora y la licenciada Margarita, le dedican a Amín un acto de agradecimiento. Una sociedad agradecida es una sociedad que reconoce el talento de sus hijos más connotados. Sin regateos, así debe ser.
¡Tzatz Comitán!