viernes, 30 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA CELEBRACIÓN DE UNA VIDA

Querida Mariana: celebro la vida de Mario Uvence Rojas, él celebró su cumpleaños número 70 el pasado 27 de mayo 2025. Celebro su vida que ha sido plena, luminosa, abarcadora. Tiene un gran círculo de amigos, porque él ha sido generoso con ellos, no ha regateado su cariño, ha sido como un gran río que alimenta orillas diversas. Mario es un río, es como el Ganges, como el Usumacinta, como el río de luz de la Vía Láctea. Gran conocedor del arte ha hecho de su vida una obra genuina, precisa. La vida le ha permitido tomar los colores más sublimes de Van Gogh, de los Renacentistas, de Picasso, de Tamayo y de los grandes pintores chiapanecos. Su espíritu ha sido un lienzo pepenador de esencias. Mario celebró sus setenta, hizo una pausa, pero no una pausa ajena, sino conjunta, convocó a todos sus afectos y celebró una Misa de gratitud, donde, segurísimo, el alma de su querida mamá Doña Cholita fue la flama de la vela del respeto y de la gratitud. Antes que las ramas del árbol silben al viento, estará el agradecimiento a lo divino. Ya luego vino un coctel de bienvenida, recordando el instante que Jesús convirtió el agua en vino, porque, como dice el compadre Chayo, quien a este mundo vino y no bebe vino, ¿a qué vino? El fruto de la vid como una cinta de luz para estar con los cercanos, con los que el destino puso en el camino. A las dos en punto: Proyección del cumpleañero, y luego el banquete y brindis, la palabra y el abrazo desparramándose en el aire, en el corcel tenue del viento. Y después del banquete el bailongo. El espíritu ya se sublimó en la misa de gratitud, ahora le toca al cuerpo moverse al ritmo de la música Disco, porque el código de vestimenta exigió con sutileza que fuere la de la época de los setenta, con pantalones acampanados, sacos de la época, peinados afro, pantalones de pinzas y palazzos; porque fue esta década la que encontró a Mario en su adolescencia, momento decisivo donde él subió al barco rumbo al gran viaje, el viaje fantástico, el que ha tocado mil puertos, mil andenes, mil caminos. Celebro la vida de Mario, la celebro porque su presencia ha sido una flor de inspiración para muchos, él les ha dicho que, desde un minúsculo punto del mundo, el arte es un cayado fuerte para transitar la senda. ¿Alguien más que él sabe tanto de arte en Chiapas? ¿Alguien más ha sido el gran coleccionista? ¿Alguien más que él ha puesto a disposición de todos su colección de arte? ¿Alguien más que él ha ofrecido sus piezas en comodato para hacer un gran museo en nuestro pueblo? Celebro la vida de Mario, porque hay nubes que sí hacen verano, hay torres que sin ser la Eiffel apuntan siempre al cielo; Celebro su vida, porque su barca no ha tenido amarras que la detengan en los puertos, su trayecto ha sido un fragoroso deslizarse por aguas mansas y turbulentas. Mario ha abierto ventanas donde sólo muros, ha colocado orquídeas donde sólo piedras, ha dado agua donde sólo páramo. Celebro su vida, con el gusto de la convivencia en un café al aire libre, en una plaza donde palomas juegan rayuela; celebro su vida en una sofisticada avenida de Nueva York o en una discreta calle de Comitán, con sonidos ocasionales de afiladores o de burritos que siguen cargando costales con abono para los jardines del pueblo. Celebro, porque la palabra celebración es un arco de palacio de príncipes y manteado en casa modesta; se celebra el acto soberbio y el acto mínimo. Se celebra el cumpleaños, Mario lo hizo con sus cercanos, los de siempre; celebró sus setenta años de vida, de una vida que ha sido como una celosía para el gran edificio, cristal irrompible, papalote selecto, trompo tataratero, fuente eterna de los placeres sencillos: una buena comida, un buen vaso de vino, un dulce tradicional para endulzar el vuelo. Posdata: setenta prodigiosos, setenta quintales de luz, libro con postales de bellas artes, calle estrecha pero ancha, casi bulevar, casi plaza, casi laguna, casi mar. El gran Mario cumplió setenta. Me robé la foto que me envió Javier, acá está al lado de su gran amigo. ¡Salud! ¡Tzatz Comitán!