jueves, 29 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA NOVELA

Querida Mariana: ¡un grande para una grande! Óscar Oliva estuvo en Comitán para presentar la novela “Balún Canán”, una coedición entre el ayuntamiento comiteco y el Fondo de Cultura Económica. La presentación fue el 25 de mayo, en el Museo Rosario Castellanos. Juan Carlos Gómez Aranda, en primera fila, estuvo muy pendiente de las palabras del maestro Oliva y escribió una síntesis muy acertada: “nuestro poeta explicó el contexto histórico y social del país, de Chiapas y de la propia familia Castellanos, cuando Rosario escribió esta obra que alude al nombre antiguo de Comitán y que se convirtió en su libro más leído”. Un grande para una grande. La voz espléndida de Oliva resonó en el patio central del museo. Como Juan Carlos lo dijo hizo una disección del contexto histórico y social del país, de Chiapas y de la propia familia Castellanos. Rosario poseyó conocimiento de crítica literaria y hermenéutica, cuando escribió la novela hizo uso de todas esas herramientas. Además, dijo Oliva, Rosario no era una improvisada, poseía un profundo conocimiento de la tragedia griega. Dos días después saludé al rector de la UNACH. Él me dijo que Oliva, en su mensaje de recepción de la Medalla Balún Canán, había dicho que uno de los más grandes poemas de Rosario fue “Lamentación de Dido”, ocasión que aproveché para darle al rector el número más reciente de nuestra revista Arenilla, donde viene un artículo del escritor Héctor Cortés Mandujano, que se llama “Lamentación de Dido, de Rosario Castellanos”. El maestro Oliva dijo que Rosario era “una mujer muy ingeniosa e irónica”. Contó cómo conoció a Rosario y, tiempo después, la visitaban en La Cabaña, sede del INI, donde ella trabajó. Iban a verla Eraclio Zepeda, Javier Espinosa y él. Oliva hizo énfasis en lo que Rosario decía: “que las mujeres indígenas no se dejen de las atajadoras”. Recordá que las famosas “atajadoras” eran mujeres de San Cristóbal de Las Casas, que iban a las periferias donde atajaban a las indígenas, les arrebatan los animales que traían para vender y les arrojaban algunas monedas. Sí, esta práctica se antoja de muy poca madre, pero así era. “El papá de Rosario también daba fuetazos”, dijo Oliva. Por supuesto que sí, los hacendados vendían sus haciendas con ganado y hombres, como si éstos fuesen simples toros. Óscar Oliva vino a Comitán, fue un invitado de lujo. La autoridad así lo reconoció un día después de la presentación donde, en nombre del pueblo, entregó la Medalla Balún Canán, en el Auditorio Belisario Domínguez, de la UNACH, auditorio que estuvo repleto de personas de buena voluntad. En la mañana del día del homenaje hallé a Sonia Quiñones, Óscar Oliva y José Nataren, disfrutando de una agradable sombra en el parque central. El gran maestro Óscar Oliva estuvo en Comitán, estuvo para hablar de vida y obra de su amiga Rosario Castellanos, en la celebración del Centenario del Nacimiento de nuestra amada niña. Ya dije que siempre tengo conciencia plena de con quien estoy, estuve al lado de Óscar Oliva, así como Mario Nandayapa y yo estuvimos en Zacatecas, cuando al maestro le entregaron el Premio Internacional de Poesía que concede la Universidad Autónoma de Chiapas. Ahora no fue necesario viajar, estuvo en nuestro pueblo, estuve frente a un grande, Voz Mayor de la poesía de Hispanoamérica. Posdata: así como los comitecos tenemos el orgullo de ser paisanos de Rosario, los tuxtlecos poseen el orgullo de ser paisanos de Oliva. Con todo respeto hago en esta carta, querida mía, la propuesta de la creación del Museo Óscar Oliva, en Tuxtla, que sea un espacio que honre su vida y la de todo Tuxtla, de todo Chiapas, de todo México. ¡Se están tardando, conejos cultos! ¡Tzatz Comitán!