lunes, 4 de noviembre de 2013

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE UN GATO RECUERDA QUE EN UNA VIDA PASADA FUE RATÓN





Si el lector ve con atención observará que el gato fue en una vida pasada ¡un canguro! La silueta negra así lo corrobora. Chequen bien cómo la manita derecha está suspendida para el salto en una planicie de Australia.
Pero, ya se sabe, los gatos tienen siete vidas, por lo tanto, tienen siete reencarnaciones simultáneas. A veces, dicen los que saben, los gatos reencarnan en hombres, por esto algunos de éstos tienen los ojos verdes o se andan sobando en las piernas de los poderosos, como simples gatos, para obtener alguna prebenda (yo conozco a dos o tres de esta especie).
Pero este gatito, a pesar de sus ojos color lago de Montebello, color pétalo seco de Cempaxúchitl, es un gato actor de películas en blanco y negro; de la época de oro del cine mexicano. ¿Ven su arrogancia ante el llamado del Director? Aún cuando el director es el afamado Indio Fernández, este gato actor lo ve con carita de “dalay, dalay, que más se perdió en el Peloponeso”. Acá se ve al gato actor en espera de que aparezca María Félix, quien, en el guión de la película, es una gata marrullera.
Todos los sentidos del gato están alertas, casi casi como si fuese a cazar un ratón (bueno, bueno, una ratoncita).
El gato actor no es una raza común; más bien es una raza atípica. Por lo regular, los actores tienen como animal nahual al león (ah, todos quieren ser como el león de la Metro Goldwin Mayer). Por esto se les ve en el “plató” pavonearse como si fuesen pavorreales envueltos en piel de avestruz. ¡Ah, qué complicados los actores y actrices! ¡Siempre le andan buscando tres pies al gato!
Los que no saben que este gato es un gato actor pueden pensar que, en realidad, este gato reencarnó en ratón y por esto su carita muestra una confusión como de automovilista frente a bloqueo magisterial en la carretera de San Cristóbal a Comitán. Por esto, asimismo, protege con gran recelo la entrada a su casa. Casa, por cierto, privilegiada porque la puerta da al parque central de Comitán. Esta casita de ratón es la única casita que da a una plaza. Por lo regular (lo hemos visto en las caricaturas de la televisión) las casitas de ratones se encuentran en los interiores de las salas o en las cocinas. Por esto, las sirvientas se pasan muchas horas del día con una escoba en la mano tratando de adivinar el momento en que el ratón saldrá en busca del queso para sorrajarle un escobazo.
¿Y si en realidad el gato es un camaleón? ¿Y si en realidad se camufla con el blanco del muro y el negro del hueco? ¿Y si este hueco, en realidad, es un agujero negro del universo y este gato es un ser de universo alterno que, por cuestiones de una física no terrícola, llegó a la Tierra? Y entonces, por esto, tiene una mirada de millones de años luz donde apenas se filtra algo que los seres humanos podríamos llamar confusión. Los gatos, en algún instante de sus siete vidas, ¿llegan a confundirse? ¿Cómo un gato soporta la idea de que ya murió seis veces y sólo le resta una? ¿Cuántas veces tiene que morir el hombre para reencarnar en línea de luz?