martes, 19 de mayo de 2009

PAPELITOS


Los papelitos parecen insignificantes. Son esos papeles que los alumnos se pasan en clase. Sin embargo, hay algo en ellos que los convierte en pequeños recipientes llenos de perversión.
Los alumnos saben que realizan algo prohibido. El instante en que "se pasa" un papelito es cuando el maestro está distraído. Se aprovecha el momento en que él escribe algo en el pizarrón o cuando mira por la ventana. A veces quien recibe el papelito guarda éste entre sus manos y pide a los dioses que el maestro no se dé cuenta. Leerá el papelito en el instante en que el maestro vuelva a tener una distracción, lo leerá con emoción y con el temor de ser "cachado".
Ese pequeño papel se convierte en un misterio, porque los maestros también participan de este juego. Todo escrito secreto se convierte en un objeto del deseo. Esto es como si una muchacha bonita estuviera en un confesionario. ¿Quién no desearía estar oculto adentro de un confesionario para escuchar cosas íntimas? Algo de intimidad se trasluce siempre en esos papelitos inocentes que pasan de mano en mano. ¿Qué tanto se dicen los muchachos adentro de un salón de clases? A veces son "boberías", pero, a veces, llevan connotaciones que lindan el terreno de lo oculto, de lo secreto. Esto es lo que les otorga su carácter oscuro y lleno de luz.
Los maestros, a veces, procuran tender trampas para requisar esos papeles, para tener acceso a esas puertas llenas de misterio. Los maestros confiscan esos papelitos no tanto para dar una enseñanza de orden sino para alimentar su morbo.
En el "papel" son papeles sencillos, pero tienen una carga emotiva que rebasa en mucho la luz que de manera natural ilumina nuestros patios.