jueves, 16 de agosto de 2018

DOS PERSONAJES DEL SIGLO




El próximo lunes iniciamos el ciclo escolar en el Colegio Mariano N. Ruiz. Cientos de instituciones educativas en el país harán lo mismo.
En el Colegio tendremos un acto especial. El maestro José Hugo Campos Guillén, Director General, ha preparado un sencillo homenaje en memoria del Padre Carlos J. Mandujano, personaje ilustre de Comitán. ¿Por qué tal acto? Porque el lunes, precisamente el padre cumpliría cien años de edad. Él nació el 20 de agosto de 1918.
Pero Comitán no sólo conmemora el centenario del natalicio del padre Carlos, también celebra el centenario del nacimiento de doña Lolita Albores, recordada cronista de nuestra ciudad.
Mario Uvence Rojas (actual secretario de turismo, del estado de Chiapas), en compañía de Benjamín López y de Luis Armando Suárez Argüello, entre otras personas, tienen programado un acto conmemorativo para honrar la memoria de doña Lolita, en los últimos días del mes de agosto.
Nadie, en Comitán, duda del prestigio de ambos personajes, que, polémicos porque no fueron monedita de oro, hicieron que Comitán tuviera una presencia señera.
El padre Carlos se distinguió por dos acciones fundamentales: el trabajo en la iglesia y su ideal educativo. En la primera actividad llegó a hacerse cargo del templo de Santo Domingo y posteriormente el obispo Samuel Ruiz lo nombró párroco del templo de San Sebastián, barrio en el que en los años sesenta comenzó a funcionar la escuela primaria del Colegio Mariano N. Ruiz, institución que él fundó el cinco de febrero de 1950.
A doña Lolita, Comitán también la recuerda por dos actividades esenciales: su labor social como enfermera y como cronista de Comitán. El ayuntamiento comiteco la nombró cronista vitalicia, cargo que ejerció con dignidad hasta que la enfermedad la atenazó.
El padre Carlos nombró a su colegio con el nombre del maestro Mariano, porque fue alumno de él, en la mítica escuela “La industrial”. La historia consigna que a la sentida muerte del maestro Mariano (personaje ilustre, también polémico) un grupo de ex alumnos propuso honrar su memoria erigiendo un faro en lo alto de un cerro. La idea no prosperó, fue el instante en que apareció el deslumbre de ese hombre prodigioso que fue el padre Carlos y sentenció que edificaría una escuela, que fuera un faro permanente que diera luz a la inteligencia y al corazón del hombre. El Colegio Mariano N. Ruiz, en este aniversario del nacimiento de su fundador, cumple 68 años de ser ese faro que ha guiado los pasos de cientos de alumnos que ahora dan gloria a la institución y a Comitán, en todo el mundo.
De igual manera, el recuerdo excelso de la labor de doña Lolita da brillo a nuestra identidad. Ella era una mujer que sintetizó el carácter picaresco del comiteco. Poseedora de una memoria sorprendente se dedicó a fortalecer nuestro modo de hablar y de preservar nuestras mejores anécdotas. Nadie podía confundirse: doña Lolita era mera comiteca, dicharachera, alegre, optimista y culta (no en el término naftalinesco sino en la posesión de la esencia del pueblo).
Hay muchas personas que cuando escuchan el nombre del padre Carlos o de doña Lolita lamentan sus ausencias físicas, porque fueron espíritus plenos de luz; hay otros (los menos, contaditos) que sacan a lucir los trapos sucios, desconociendo que ellos también fueron seres humanos con virtudes y defectos (Quien esté libre de piedras que aviente el primer pecado).
Comitán celebra en este mes dos personajes del siglo. Que la gloria del recuerdo llene nuestras memorias, que los actos nobles de ambos nos sirvan de ejemplo, y que sus defectos los enterremos en el terreno de la condición humana. Ellos fueron comitecos que definieron nuestra identidad y con sus obras dieron luz a este pueblo.
Que la obra educativa del padre Carlos siga irradiando ciencia y valores; que la obra social de doña Lolita continúe siendo un bálsamo para nuestra identidad. ¡Loor por siempre para ellos!