lunes, 24 de diciembre de 2018

IMAGINÁ QUE TE LLAMÁS NOCHE BUENA




Podés ser la realización esperada de muchachos ansiosos y de muchachas hijas de la pasión; asimismo el deseo frustrado de viejos rabos verdes que sobreviven como ranas en estanque seco. Pero no sólo podés ser la rama del árbol de las ambiciones reprimidas o inalcanzables; también podés ser la noche en que los niños y niñas reciben los regalos que los papás -disfrazados de Santa-conceden los regalos que aquéllos solicitaron en sus cartitas.
Imaginá que te llamás Noche Buena, que sos la Noche Buena. Que sos la noche más esperada del año, la noche en que la familia se reúne y bebe sidra o champaña, dependiendo del bolsillo. Imaginá que podés ser el perfecto pretexto para que los hijos que radican en poblaciones lejanas regresen a sus pueblos de origen, pueblos en los que siguen viviendo sus padres, ya viejos, ya cansados, ya viviendo sólo de la memoria que se ha convertido en un mero hilo de agua cuando, en su plenitud, fue tan arrasador como el Río Grijalva antes que su furia vital fuera ahorcada en un vaso de presa.
Imaginá que te llamás Noche Buena, que sos Noche Buena, y que, para celebrar tu existencia, en la casa colocan festones y luces de colores y pintan las paredes y limpian las ventanas y barren los corredores y colocan un mantel blanco sobre la mesa para la cena. Imaginá que, a partir de las ocho o nueve de la noche, el timbre de la puerta toca constantemente y las hojas de la puerta se abren como abrazos para recibir a los invitados que llegan con regalos y con botellas de vino en las manos y dejan sus abrigos en los percheros y saludan a todos los amigos y familiares y dejan los regalos en el pie del árbol y aceptan el ponche que les ofrecen y piden que a la taza le agreguen un chorrito de brandi para que el espíritu comience a entrar en calor, porque la noche (¡vos!) merece todos los honores. Imaginá que sos la noche en que el mundo (al menos el de occidente) celebra el nacimiento de un niño que llegaría a ser el hombre más influyente del mundo. Imaginá que, por vos, todo en tu nombre, el mundo canta villancicos, desde aquel hermoso que dice que un burrito sabanero va camino de Belén, hasta el odioso que berrea aquello de que los peces beben y vuelven a beber. ¡Letra escrita por una bestia beoda acomplejada!
Imaginá que te llamás Noche Buena y que tu cuerpo necesita un chocolate bien calientito, con harta espuma, acompañado con un pedazo de la rosca que hace la abuela. Imaginá que todo tu cuerpo tiene el aroma afable del incienso y la luz de las bengalas. Imaginá que vas por la calle, con bufanda y un gorro, lleno de regalos sencillos, como campanas de amaranto, como almohadas con aroma de menta, como alhelíes que cantan en tardes de lluvia, como rayos de sol que se ablandan al contacto con la piel de los venados, como lianas de agua que llueven a la hora que la abuela reza el padrenuestro, como tigres que maúllan como loros, como caballos que cabalgan sobre puentes hechos con carrizo, como alondras que no reconocen la hora del ángelus.
Imaginá que la vida es un instante y que el instante sos vos: la noche buena, el único momento en que el abrazo se convierte en un rayo azul para el sueño. Imaginá que todo gira alrededor de vos, como si los demás fueran planetas y vos fueras el sol infinito, eterno.
Imaginá que podés hacer realidad el sueño de todos. Imaginá que sos la cáscara que no tuvo el fruto anhelado, que sos la añorada conversación con el abuelo ya muerto, la canción que no cantaste en la ventana de tu amada, el beso que dejaste sobre un papel, la mano que quedó extendida y que canceló la caricia ya apergaminada.
Imaginá que sos la Noche Buena, la que cancela todas las malas, la que es como un conjuro contra la noche en que la mascota no alcanza a respirar o la noche en que todo parece hacerse mierda. Imaginá que sos como un bálsamo, como un tarrito de hierbabuena, como un dulce de miel o como un chimbo o como un vaso de temperante o como un grupo de niños que salta la cuerda o como un libro de poesía que derrama sus palabras en la laguna de tu mejor deseo.
Imaginá que sos la Noche Buena, la noche afable, la mejor noche de la vida.