miércoles, 18 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON BUENAS Y MALAS

Querida Mariana: la buena es que el parque central de Comitán está limpio. Hace tiempo te platiqué que en los lugares de los boleros aparecieron unos sillones con publicidad de un diario estatal. Esa empresa tuvo un lugar privilegiado para anunciarse. No sé si el INAH intervino, pero hace poco fueron retirados esos sillones para los boleros. Regresó una imagen más limpia, ahora, los boleros tienen sombrillas con logotipos de Comitán Pueblo Mágico y sillas con tapices nuevos. La imagen quedó más limpia, como siempre debe estar. No me gusta decirlo a cada rato, pero recordá que yo soy el dueño del parque central, tengo derecho de piso desde mi niñez. Yo jugué de chiquitío en ese espacio. Mi casa estaba a media cuadra, así que casi todas las tardes, la sirvienta Sara y su hijo Víctor me llevaban al parque y ahí jugaba. Desde entonces, le pedía al presidente municipal que tuviera limpio el lugar, que regara las plantas, que protegiera los bustos de los héroes (en los años sesenta hubo un busto de Belisario Domínguez, cuando yo estudiaba la primaria, leí el discurso oficial frente a ese busto, porque mi director me eligió para tal acto. Por eso a cada rato exijo que coloquen un busto de tío Belis en mi parque). Sí, es mi parque. Claro, como soy buen ciudadano, lo presto para la comunidad, lo presto para que Estrellita lo adorne en temporada navideña y, en el colmo de la generosidad, para que unas putitas lo usen como su oficina. Ay, Señor, ¡por qué me hiciste tan espléndido! La buena, entonces, es que mi parque, el que le presto a todo el pueblo, está ¡limpio!, bello, digno. Pero, dije que también tengo una mala, malísima. No sé qué pensar. Te cuento. La otra mañana, hará cosa de dos o tres días o cuatro, fui a pagar el servicio de la televisión por cable. Salí. Y vi que en la banqueta de enfrente había un camión de redilas, donde colocaban mesas y sillas del restaurante Due Torri. Me conocés, soy tímido y escaso, pero me acerqué al chef Paolo (italiano, la sangre llama), lo saludé y le pregunté si cambiaría de ubicación. ¡No, no!, dijo, ya estoy levantando. Me quedé turulato. Me causa mucha desazón cuando soy testigo del cierre de un negocio o de una empresa. Esta mala noticia la recibí días después de haber ido a la Plaza Las Flores y frente a la entrada de Walmart hallé que el local de RadioShack estaba cerrado, al parecer, en forma permanente. Dios mío, otra gran empresa. Pero eso no es todo, hace también cosa de días que otro camioncito de mudanza se estacionó frente a la oficina de Arenilla y vi que comenzaron a llenarlo con divisiones de Tabla roca y otros objetos. Oh, nuestros vecinos, también cerraron un laboratorio de análisis clínicos. Asimismo, a una cuadra del templo de El Calvario mi prima Lupita cerró su ferretería. Tal vez la economía tiene su mejor rostro con negocios abiertos. No lo sé, no soy experto en la materia. Disfruto mucho cuando veo a gente preparando un local, pintando, colocando estantes, llenándolos de objetos; veo a las personas llenas de ánimo, emocionadas por emprender una aventura comercial. Ah, cómo lamento cuando tres o cuatro meses después la realidad les pone el pie y tropiezan. Lo que comenzaron con gran emoción se convierte en una manta de desánimo y se ven obligados a cerrar. ¿Qué me vas a contar a mí? Mi Paty y yo sabemos lo que es iniciar un negocio, llenos de alegría y luego darse un frentazo ante la realidad. No siempre se cumplen los sueños. Hay secretos que no posee todo mundo en el tema de la mercadotecnia. Posdata: te contaré algo que no le digo a nadie más: sigo pensando en mi sueño de una galería. ¡No, Alejandro, no! Poné un negocio de tamales, esto es productivo. El chef de Due Torri me dijo que cerraba porque su empresa soportó la pandemia, pero ya no ha podido con la situación social que Chiapas vive en la actualidad. El otro día escuché que los insumos cada vez están más caros. Quienes van a los mercados a hacer compras saben de lo que estoy hablando. Es común escuchar, ¡de nuevo!, la cantaleta de las señoras: “no alcanza para nada”. La que nos ha alcanzado es la vida complicada, difícil. ¿Galería de arte? No, Alejandro, vendé tamales. Los tamales son artículos de primera necesidad, los cuadros y cajitas bonitas ¡no! Mi mamá hace unos tamales de verdura que son deliciosos, sin comparación. Ah, vos, Alejandro, ya miré tus negras intenciones: ¡poner a trabajar a tu mamá! Qué desconsiderado. ¿No ves que ella ya tiene noventa y cinco años de edad y te ha mantenido toda la vida? Va, mi niña querida, mejor termino esta carta, porque ya me desvié de las noticias buenas y de las noticias malas. ¡Tzatz Comitán!

martes, 17 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN COLEGIO CATÓLICO

Querida Mariana: te he contado que el Colegio Mariano N. Ruiz, en este 2025, celebra setenta y cinco años de su fundación. En el mismo año que se festeja el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos, el colegio conmemora setenta y cinco años de vida fecunda. En 1950, Rosario y su amiga la poeta Dolores Castro treparon en un barco (el SS Argentina) y viajaron a España, para hacer estudios. En ese mismo año, en Comitán, tierra de Rosario, el padre Carlos J. Mandujano García, fundó el colegio al que impuso el nombre de Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, como homenaje a quien fue su maestro y fue un destacado educador en el pueblo. El otro día, platicando con el maestro José Hugo Campos Guillén, quien es actualmente el representante legal de la asociación civil y director general del Colegio Mariano N.Ruiz, me dijo que el colegio no sólo celebra setenta y cinco años de ser una escuela sino que la celebración es porque es un colegio católico. Ya dije que el fundador fue un sacerdote, así que el colegio ha seguido fiel a su principio, sigue siendo un colegio católico. El pasado 14 de junio 2025, en el templo de San Sebastián, acudió el obispo Luis Manuel López Alfaro para realizar el acto de confirmación de un grupo de chicos y chicas. Cada año, el Colegio Mariano N. Ruiz hace la preparación de esos jóvenes para que en un día puntual reciban el protocolo católico de la confirmación. Se supone que dicho acto es, como su nombre lo indica, para aceptar la religión que les fue abonada por su papá y su mamá. Ya mirás que cuando alguien nace, pasado algún tiempo, los papás de religión católica presentan a sus hijos para que sean bautizados, con tal acto se convierten en católicos; bueno, cuando crecen dichas criaturas y ya tienen capacidad de decisión acuden al colegio, se preparan y luego llega el día que confirman su religión. El pasado 14 de junio estuvo Don Luis Manuel, quien fue sacerdote en el templo de San Sebastián, luego ascendió a obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y actualmente, ¡nadita!, es el obispo de Tapachula. Vino y saludó a un gran número de amigos y amigas que tiene en Comitán y celebró el ritual mencionado. El fundador del colegio comenzó en el templo de Santo Domingo, luego fue cambiado a la parroquia de San Sebastián y los últimos años de su vida los dedicó a la atención de este histórico templo. Ya te conté que, en diciembre de 1989, cuando ya estaba mal, antes de fallecer llamó a Artemio (quien, prácticamente, era su hijo) y le dijo que lo llevara al templo, porque debía dar misa, horas antes de fallecer. Pucha. Así era el sentido del deber. El colegio, dice el Maestro José Hugo, es un colegio católico. Fijate que el otro día platiqué con el ingeniero Galindo, quien fue alumno del colegio en la secundaria, hace ya varios años. Cuando le pregunté qué clases recordaba como formadoras de su vida, él, de inmediato, mencionó que el padre Carlos le había impartido la clase de Civismo y que esa prédica le ha servido a comportarse con valores dentro de la sociedad. Ya luego abundó, dijo que los tiempos actuales necesitarían ese tipo de conducción para los jóvenes. En fin. Los tiempos han cambiado. El colegio no ha modificado su sentido de existencia, otorga ciencia y valores católicos a su alumnado, así me lo dijo el Maestro José Hugo. Posdata: los chicos y chicas llegan al colegio y ahí reciben una serie de lecturas bíblicas y a partir de ahí reflexionan acerca de los valores. Ya luego llega el día de la celebración y del festejo, porque terminando el acto las familias festejan que uno de sus integrantes confirmó su religión. ¡Tzatz Comitán!

CARTA A MARIANA, CON EL QUESO AZUL

Querida Mariana: sí, la foto es de privilegio, pero merece un comentario. Estoy con Aharón Velasco Velasco, quien continúa con la tradición cultural de su papá: el chef Aharón, quien comenzó con el restaurante Queso Azul desde hace trece años. ¿Mirás? Trece años de dar sazón a los pueblos de esta parte del mundo. Hace trece años nos llegó el queso azul, una variedad exclusiva de queso. En una tierra que produce muchos y muy buenos quesos, el chef Aharón nos trajo el queso azul que es una variedad descubierta en Francia. Los grandes gourmets lo alaban, lo disfrutan. Un día, el chef Aharón puso su restaurante en La Independencia y desde entonces el queso azul se unió a la gran variedad de quesos de la región. Chiapas tiene entre sus delicias gastronómicas muchos quesos de alcurnia, basta mencionar el Queso Bola de Ocosingo, que tiene mucha semejanza con los quesos holandeses. Inauguró su restaurante en un espacio prodigioso, lleno de árboles, de naturaleza, de aire, de luz. El otro día tuve el gusto de platicar con los dos chefs del queso azul y ellos me dijeron que siempre ocupan diversas variedades de queso. Les dije que actualmente, en Casa Rosario, ofrecen el queso para quesadillas de la Hacienda Campumá, un espacio tradicional que está rumbo a los Lagos de Montebello. La hacienda fue propiedad del doctor Enrique Culebro Carreri, quien fue presidente municipal de Comitán, de 1974 a 1976. El doctor Enrique fue muy amigo del gran poeta chiapaneco Enoch Cancino Casahonda, sí, el del famoso Canto a Chiapas, que inicia: “Chiapas es en el cosmos…” A veces iban a Campumá y ahí se aventaban sus alcoholes, porque eran muy bohemios. El poeta, en una tarde esas, le dedicó un poema a Campumá. En la fotografía estoy con el continuador de la tradición del restaurante, ambos, padre e hijo, ahora atienden a los comensales, que reconocen la calidad del servicio y de los platillos. El hijo es licenciado en administración de empresas, pone su conocimiento al servicio de la empresa familiar y, además, ya se especializa en gastronomía. Recientemente llevó un curso de cocina molecular, en el Hotel Royal, de la Ciudad de México. En el Queso Azul se comprueba la teoría de que los comensales acuden a un lugar por el sabor y la calidad de los productos. No importa qué tan lejos esté. Mucha gente de Comitán y de lugares cercanos viaja a La Independencia para disfrutar la comida del Queso Azul, lugar especializado en mariscos y en vinos. El fundador del Queso Azul ha realizado una buena siembra, porque con expertos en vinos ha ofrecido galas donde se exponen los maridajes; es decir, qué clase de vino se lleva mejor con tal platillo. Lo mejor de la cultura gastronómica de las grandes ciudades del mundo se encuentra en el Queso Azul. En Comitán siempre hemos disfrutado las diversas botanas, pero desde hace trece años también hemos incorporado lo mejor de la gastronomía internacional. Los comitecos somos de buen diente y de mejor espíritu. El licenciado en administración ahora sirve con emoción en la empresa que fundó su papá, la tradición honra. Posdata: todo mundo de acá sabe dónde está el restaurante el Queso Azul, no hay pierde. Uno llega a la cabecera municipal de La Independencia y a pocos metros de la entrada principal se encuentra el restaurante, atendido por Aharón padre y por Aharón hijo. Dentro de poco iniciará la feria de San Fermín. El ingeniero Sebastián López, presidente municipal, está realizando una labor sensacional. Con decirte que ahora en la cartelera musical de la feria traerán a la gran cantante Lila Downs (¡nadita!). Ir a La Independencia resulta una grata visita. Ahora en temporada de feria se antoja ir, escuchar a Lila, a los demás artistas, y disfrutar de la excelente comida del Queso Azul. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 16 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN ESPACIO BENDITO

Querida Mariana: ¿ya viste bien la foto? Dos ositos. Al fondo, un osito viendo hacia el frente (en realidad no parece oso) y en primer plano tu amigo. Lo sabés, me encantan los espacios abiertos. ¿Sabés en dónde estoy? En Guadalupe, al fondo se ve el parque, frente a mí está la explanada donde antes estuvo una cancha de básquetbol, luego una pista de patinaje y ahora hay una rotonda para actos culturales. Estoy en un restaurante genial, que se llama Rincón Guadalupe. Le comenté al ingeniero Gerardo Bello (ingeniero biónico, egresado de la UPAEP) que no tiene más que estar pendiente del interior y del espacio de sillas al exterior, porque de todo lo demás se encarga el personal del Ayuntamiento. Sí, el restaurante tiene una de las vistas más agradables de Comitán. Me encantan los espacios abiertos, donde el aire juega chinchinagua y salta la cuerda. Acá me sentí muy bien. Es mi barrio, es un espacio lleno de historia, de magia. Lo que diré a continuación es algo que no tiene sustento histórico, sólo anida en mi mente. Cada vez que paso por el templo de Guadalupe y comienzo el descenso de la calle imagino que por ahí anduvo Jaime Sabines cuando escribió ese poema genial que dice: “¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán?...” y es que el aire (que es esencial en el poema) se enreda en el espíritu en ese lugar, esa cima simpática que permite beber un caserío formidable. Eso imagino. Sabines caminó por acá y luego escribió el poema. Bajo y comienzo a recitar, como si orara, el principio que es bien fácil de aprendérselo de memoria: ¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán? ¡Bárbaro! Qué fregón el tal Sabines, qué manera de iniciar un poema. Bueno, eso pienso. En Guadalupe no estás en el alto de una montaña, ¡no!, pero estás en uno de los lugares más altos de Comitán (en San Cristóbal de Las Casas también está el prodigio de Guadalupe en su templo de arriba). Acá se recibe bofetadas de viento agradable. Digo esto, porque si mirás bien en dónde estoy apreciarás que estoy disfrutando la vista. No tengo en mi mirada a Comitán, no, pero tengo frente a mí ese espacio donde las flores son botones de una casaca generosa. Desde ahí vi la rotonda, los andadores; vi a padres de familia llevando a sus hijos al colegio (hay una escuela donde fue casa del doctor Rovelo), vi a mujeres y hombres entrando al templo, vi los vitrales de la iglesia, vi su cúpula; sentí a Comitán, en el barrio late su corazón en una forma sosegada, llena de vida. Me encantó el lugar. ¿El mojol? ¿Otro más? Sí, hay una privacidad maravillosa. En los cafés del centro pasa todo mundo, todo mundo saluda y medio mundo puede sentarse a platicar. No a todo mundo le gusta ser interrumpido. Acá se acerca una simpática mesera, ofrece la carta, sirve café y luego ya uno puede escribir en la computadora personal o leer un libro o disfrutar una conversación con un amigo o amiga o mirar cómo camina el Comitán de todos los días. Acá está la síntesis del movimiento de lo cotidiano. Acá se advierte la maravillosa capacidad del pueblo para enhebrar los mejores hilos, para hacer el bordado que define a Comitán. El ingeniero Gerardo es un hombre apasionado, que siempre está con la consigna de compartir. En su Rincón Guadalupe comparte talleres y cine. Y lo hace porque este restaurante es un espacio para la convivencia. Sé que cuando hay tormenta, el espacio no se presta para lo que fue diseñado, pero la mayoría de tardes y mañanas brinda la oportunidad de disfrutar Comitán, sin tanto reflector. El parque de Guadalupe está cuidado, tiene bellas flores, eso hace que la mirada sea como una mariposa aleteando por ese racimo de buganvilias (que son de mi color favorito). Posdata: el osito que está columpiándose al fondo me ignoró, lo agradecí, fue una compañía perfecta, me dijo que la convivencia es maravillosa siempre y cuando exista el respeto para la intimidad. A mí me gusta estar conmigo mismo, hablarme, confesarme, decirme que la vida es un instante apenas, que ya me alcanzó la vejez, pero que es una maravillosa oportunidad de llenarla con hojitas alegres. Un momento en el Rincón Guadalupe bien vale la pena. ¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán? Uf, hay mil formas de hacerlo, pero todas tienen el ingrediente de lo novedoso, de lo sublime. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 14 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON TIEMPOS DIFERENTES

Querida Mariana: vos sabés que nací en Comitán en 1957. Sí, ya tengo sesenta y ocho años de edad. Bien vividos, en la medida de mis posibilidades. Uno de mis privilegios es seguir viviendo en este pueblo. No deseo vivir en otra ciudad, más que ésta. El año en que nací, nuestra amada Rosario Castellanos trabajaba en el INI (Instituto Nacional Indigenista). Ahora que hay una exposición de fotografías del archivo propiedad de Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la escritora, se ve una credencial firmada por el secretario del INI, el licenciado Antonio Salas Ortega. La credencial es la número 119 y certifica que Rosario Castellanos es jefe del Teatro Guignol del Centro Coordinador Indigenista en el estado de Chiapas. La credencial tiene la fecha 1 de febrero de 1957. Así que cuando yo andaba mamando la teta de mi madre, Rosario andaba trepada en un caballo yendo a una comunidad indígena a impartir las funciones de teatro guignol que se hicieron famosas con el nombre de Teatro Petul. Si reviso la línea del tiempo que está en el Museo Rosario Castellanos veo que la escritora trabajó en el INI, en San Cristóbal de Las Casas, de 1955 a 1957; es decir, ella estuvo en Coletolandia hasta el año en que nací, ya en 1958 regresó a la Ciudad de México y el 24 de enero se casó con el filósofo Ricardo Guerra. Me gusta hallar coincidencias de grandes personajes con mi vida personal. Me gusta pensar que cuando yo andaba conociendo el mundo, Rosario estaba cerca de mí, porque luego ella ya volvió a Chiapas en contadas ocasiones. En 1959 estuvo en Tuxtla Gutiérrez, para recibir el Premio Chiapas. ¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Comitán? Tal vez en 1968. Ahora que todo México celebra el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos se han realizado una serie de actos importantes. En la UNAM se presenta la obra de teatro “Prendida de las lámparas”, que es un guion que habla de la vida y obra de la comiteca. Asimismo, ha habido conferencias, representaciones de cuentos, lectura de novelas y recitales poéticos. Dentro de los actos relevantes hubo uno especial, una conferencia que dio la maestra Angélica Altuzar Constantino, directora de CONECULTA, donde dio a conocer algunos datos acerca de la labor que Rosario realizó en los Altos de Chiapas, a través del Teatro Petul. ¿Qué fue el Teatro Petul? La historia cuenta que era un trabajo que el INI realizó en comunidades indígenas de Los Altos de Chiapas. Recordá que el INI tenía sus oficinas en la llamada “Cabaña”, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. En el año 1955 Rosario llegó como jefa del Teatro Guignol, se dedicó a escribir guiones para que los titiriteros los representaran. Dos eran los principales títeres protagonistas: Petul y Xun (Pedro y Juan). Hablamos de los años cincuenta del siglo XX. El INI ideó campañas de concientización en comunidades indígenas, por ejemplo, en el área de la higiene. ¿Cuál era el mejor método para transmitir ese mensaje? Pues a través de títeres. Así, los empleados, junto a Rosario Castellanos, se trasladaban a las comunidades (en ocasiones a caballo), montaban el teatro e interpretaban los guiones sencillos que Rosario había redactado. La gente de las comunidades llegaba y celebraba la actuación de los muñequitos. Por ahí existen fotografías donde se ve a los dos personajes principales (Petul y Xun) y la multitud disfrutando de las historias que ellos contaban. Los que saben dicen que las campañas se centraban, sobre todo, en llevar mensajes de la importancia de las vacunas, mejoras agrícolas y medidas higiénicas. Para que la gente lo entendiera era importante que les hablaran en su idioma, así, los guiones escritos en español eran traducidos al tseltal y tsotsil, de esta manera la gente de las comunidades indígenas entendía el mensaje. Rosario ideó que hubiera un protagonista (Petul) y un antagonista (Xun). Petul era quien daba el mensaje aleccionador, pero como en las comunidades hacían lo contrario de lo que Pedro recomendaba, Xun era el contrario, quien decía que todo debía seguir sin cambio, porque las tradiciones así lo exigían. Al final, poco a poco, Xun cambiaba de parecer, le daba la razón a Petul, así, la gente también recibía el mensaje. Sí, era bueno que los niños recibieran su vacuna, era bueno que las prácticas de roza, tumba y quema del campo se eliminaran, era bueno que se hirviera el agua para consumo humano, que se lavaran las manos con agua y jabón en forma frecuente. Lo que decía el compa Petul era bueno para la comunidad y en muchos casos el mensaje llegaba directo y la comunidad cambiaba para bien. Sin duda que la campaña que realizaba el equipo de títeres guignol tuvo una importancia relevante, hizo un gran bien. La historia cuenta que fue de tal grado la importancia de los muñequitos que alguna persona de la comunidad se acercó al títere Petul, al término de la función, y le dijo que bautizaría a su hijo así que le pedía que él fuera el padrino. ¿Lo imaginás? Petul se convertiría en compadre del indígena. Era tan grande la labor de estos empleados que lograban una gran cercanía con la comunidad. Cuenta la historia que era un día de fiesta cuando anunciaban la llegada de los titiriteros. Mucha gente, en ese tiempo, consideraba que los muñecos tenían vida. Así que el mensaje lo recibían con agrado. Cuando yo cumplí seis meses de edad, Rosario todavía andaba haciendo esa chamba. Cuando cumplí un año de edad, Rosario ya había dejado este trabajo y regresó a la Ciudad de México, lugar de su nacimiento. Los títeres siguen siendo un gran recurso didáctico. En las escuelas y en los centros culturales los emplean para enviar mensajes, porque saben que los muñecos llaman la atención de chicos y grandes. En colegios se siguen usando para enviar mensajes acerca de campañas de salud reproductiva. A pesar que estamos ya en los años veinte del siglo XXI, cuando la tecnología ha superado con mucho a los muñequitos, éstos siguen poseyendo la belleza de lo sencillo. Cuando fui director de la Biblioteca Pública Regional Rosario Castellanos, en Comitán, una de las primeras iniciativas que lanzamos fue la construcción de un pequeño teatro donde Lupita, encargada de área infantil, realizó una serie de representaciones con títeres. Los niños y niñas llenaban la sala y disfrutaban la representación. Al final, Lupita les entregaba unas hojas blancas, lápices de colores y les pedía que, con un dibujo, representaran la experiencia vivida. Ahí me di cuenta de la importancia de los títeres para hacer llegar mensajes positivos. Los guiones que escribió Rosario eran guiones sencillos, las historias tenían la riqueza de ser comprendidas por toda la audiencia. Si resulta difícil enviar mensajes con gente culta, podemos imaginar lo que pasaba en comunidades donde mucha gente no sabía leer ni escribir y su mundo se circunscribía al entorno cercano. Por eso, el trabajo de Rosario se convierte en una gran labor ya que debía traducir el mundo de los cashlanes al mundo indígena, para que fuera comprendido el mensaje. A cien años de su nacimiento, se engrandece la labor que Rosario realizó. Es prodigioso que una mujer que fue heredera de haciendas, lugares donde los indígenas eran explotados, llevara mensajes para que esa comunidad tuviera acceso a mejores estadios de desarrollo. Por lo regular, los hacendados deseaban que los indígenas permanecieran ignorantes. Rosario se preocupó por los indígenas, porque tuvieran una vida más digna. Los títeres fueron una manera genial para enviar mensajes positivos. Posdata: el Instituto Nacional Indigenista se fundó en 1948, cuando Rosario llegó a trabajar ahí, el INI tenía nueve años de labores. Al principio los títeres fueron empleados para llevar diversión, pero la comunidad permanecía ajena a las representaciones. Cuando Rosario Castellanos llegó y comenzó a escribir guiones éstos estaban dirigidos para hacer conciencia en campañas de higiene; es decir, las representaciones pasaron de un mero entretenimiento a una campaña de concientización para lograr que la gente modificara hábitos que afectaban su salud. Las campañas de prevención (incluidas las de vacunación) lograron un efecto positivo inmediato, por lo que ya se dijo: los guiones escritos por Rosario fueron pequeñas piezas literarias que les hablaban con el mismo lenguaje de ellos. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 12 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON FILAS

Querida Mariana: no me gusta hacer fila, lo detesto. Pero reconozco que hay filas que tienen su encanto. La otra mañana fui al mercado Primero de mayo para comprar un vaso de atol de granillo. En el mercado hay dos puestos, por lo regular, uno está a la izquierda de la puerta frente al Gimnasio Roberto Bonifaz y el otro en la entrada del acceso de la mera esquina. Los disfrutadores del atol saben, reconocen, que el mejor sabor lo encuentan en el primer puesto, por esto, la gente hace fila, no se desespera mientras avanza. Hay veces que la fila es grande, rebasa a veinte o veinticinco personas. A mí me disgusta hacer fila. La mañana que llegué y me topé con una gran fila deseché la idea. No me moría por beber atol, así que seguí mi camino hacia la oficina. Pensé que ese día no me tocaba esa bebida. Ya será otro día, pensé. Pero vi que la gente que hacía fila no se desesperaba, poco a poco avanzaban hacia el puesto donde la señora, frente a dos o tres ollas con bebidas calientes, servía “para llevar” (en bolsas de plástico) o “para beber” (en vasos de unicel). A diez pesos el vaso. Llama mi atención que hay personas que piden no del más caliente sino del que está tibio. Conforme pasa el tiempo, la bebida pierde su calor casi de recién hervido. El producto se mantiene más o menos caliente porque la señora le coloca un plástico en la boca de la olla. Escuché que una persona, al ver la gran fila de compradores, preguntó, en forma simpática: “¿Qué están regalando?” Nada, dijo otra persona y explicó. Pensé que nada regalaban, aunque por el precio de diez pesos había un mojol de lujo: el exquisito sabor. ¿Atol? Sí, en Comitán así le llamamos al atole. ¡Esta costumbre de aligerar las palabras hace que la identidad se presente! Todo mundo visitante dice la palabra prestigiosa: atole, porque, digamos, es el término con que todo mundo reconoce a ese tipo de bebida. Según la Inteligencia Artificial la palabra atole (que se usa en todo México) es una palabra cuyo origen es náhuatl (mirá, como nuestro Comitán, que viene del término Comitlán). ¿Cuál es la palabra? ¡Atolli! (entiendo que se pronuncia atoli), que significa aguado. Y la IA me dio más. Pucha, qué maravilla, dice que Atl significa agua y Tol es un diminutivo despectivo, lo que indica que atolli es una “bebida diluida y espesa”. Ahora entiendo, en la secundaria tuvimos una compañerita que le decían: la atol, quesque porque era muy aguada. Ah, saber. Y también había la atol agrio, porque tenía cara de queso apestoso. ¿Qué están regalando?, preguntó el compa y le dijeron que ¡nada!, que la fila era para esperar un vasito de atol de granillo o de jocoatol. La gente no estaba fastidiada, al contrario, vi que todos, ¡todos!, aprovechaban la circunstancia para la convivencia, comenzaron a platicar, a intercambiar chismes, a comentar los sucesos recientes, a hablar de naderías, a final de cuentas la vida está llena de esos intercambios. Yo, lo sabés, soy un ish, no me gusta hacer filas, las evito. No me gusta hacer filas para cambiar placas del auto, para hacer el pago de predial. Me encanta recibir trato de príncipe. Cuando es temporada de predial veo a mucha gente, muchísima, haciendo fila (esperando horas) para lograr los descuentos prometidos. A mí no me sobra la paga, ahí ando al día, pero prefiero pagar cuando ya las filas desaparecieron. Me gusta llegar directo a ventanilla y hacer el pago. Así que esa mañana de antojo de atol, cuando vi la enorme fila pensé que debía seguir de largo y así lo hice. Posdata: hacemos fila para conseguir un vaso de atolli. En esta costumbre hay toneladas de años, existe una gran tradición. Los mayas le entraban al atol y nosotros, en pleno siglo XXI, seguimos con la sana costumbre de consumir esta bebida caliente que tiene como elemento principal al maíz. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 11 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, DONDE ALGUIEN DICE: “TE IBA A DEJAR SALUDOS”

Querida Mariana: la que fue mi casa de infancia está a media cuadra del parque central; asimismo, el Cine Comitán estaba a media cuadra del parque. Mis espacios naturales fueron mi casa, el parque y el cine. El destino me los envió. Me sentía muy bien en esos tres lugares. En los años sesenta, los cinéfilos disfrutábamos las películas de lucha libre (los expertos dicen que el cine de luchadores fue un aporte de México al cine mundial). Te he platicado que los espectadores gritábamos ¡Santo, Santo, Santo!, a la hora que aparecía el luchador sobre el ring, gritábamos su nombre, como si estuviéramos en la Arena México. Disfruté ese tipo de películas, pero nunca fui fanático de la lucha libre, como sí lo fueron algunos amigos quienes, hasta la fecha, ven los encuentros en la tele, los domingos, y coleccionan muñecos de plástico y máscaras. Siempre tienen una del Místico, tal vez el más reconocido luchador contemporáneo. Los que saben dicen que hay una edad en que un luchador debe retirarse, para no provocar lástima o para no sufrir algún molestar en su cuerpo; es decir, los practicantes de la lucha libre saben que es un deporte con fecha de caducidad. Manuel asegura que todos los seres humanos somos luchadores en la vida. Claro, sin hacer llaves a los contrarios, porque la lucha diaria es un reto con uno mismo. Esta lucha cotidiana no exige una edad para el retiro, hay personas que tienen noventa y más de edad y siguen en la brega (dije ¡brega!) Los practicantes de lucha libre son grandes deportistas, con técnica depurada y cuerpos entrenados. Hay rudos y técnicos. Bueno, casi lo mismo que en la vida, hay viejos rudos y viejos bonachones. La vida exige a las personas que sean luchadoras, que no se rindan, que no tiren la toalla, pero conforme pasa el tiempo, les obliga a ser conscientes de la edad. Conforme las personas se hacen viejas, minan las facultades, físicas y mentales. Acá sí cabe el dicho que no es lo mismo Los tres Mosqueteros, que Veinte años después, que juega con títulos literarios. El otro día, en la Proveedora Cultural, mientras buscaba un libro de Mario Vargas Llosa, saludé a un amigo de mi generación (68 y más) y cuando le pregunté cómo estaba, me dijo la clásica: “te iba a dejar saludos” y me contó que, cargando una máquina, se tropezó y se dio un soberano madrazo y para constancia me enseñó los moretones en los brazos, en el pecho y en una pierna. Fui un imprudente, dijo. Pensé que decía algo prudente. La vida exige que seamos luchadores, pero que ya no trepemos al ring, que no hagamos imprudencias. Posdata: cuando niños, los espectadores salíamos del cine y muchos jugaban a las luchitas, improvisaban rings en los sitios y subían a imitar al Santo y a Blue Demon. El tiempo del juego ya pasó, los viejos debemos seguir luchando por la vida, pero con mucha precaución, sin hacer locuras de niñez. ¿A quién se le ocurre cargar una máquina pesada? Gracias a Dios no pasó de los moretones que se está tratando con árnica y demás pomadas que usamos los viejos. ¡Tzatz Comitán!

martes, 10 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON TIK TOK

Querida Mariana: todo mundo tiene esta aplicación en su celular. Veo imágenes de personas de muchas partes, menos de gente de Comitán. ¿En dónde suben sus videos los comitecos? Ya dije que esta aplicación conoce muy bien mis preferencias, me conoce más que mi mujer, más que mi mamá, más que mis más cercanos amigos, bueno, con decir que me conoce más que yo. Una amiga me dice que su Tik Tok le muestra cosas muy diferentes a las mías, pues sí, ella es distinta a mí y así debe ser con todo el mundo. El Tik Tok me da lo que deseo ver, lo que me gusta ver. No, no, querida mía, no te contaré todo lo que me da esta aplicación, porque sería un ventaneo espectacular. Pienso que todo mundo debe tener su cachito de intimidad. Sólo diré algo como ejemplo, a los viejitos medio perversones, el Tit Tok debe darnos videos de chicas bailando. Claro, lo que a mí me sorprende no es que los viejos andemos de voyeristas, esto es práctica antigua; lo que más llama mi atención es que las chicas (de carne y hueso y pedazo de pescuezo) se toman videos en sus casas y los comparten con medio mundo; es decir, la intimidad ha roto el velamen que antes era un valor entendido. Una chica, en pijama, se toma un video en su recámara, veo que sobre un mueble tiene dos o tres muñecos de peluche (que algún amigo debió regalarle), veo su cama (destendida) y una pared donde hay un cartel con el retrato de algún cantante o artista de cine (que no identifico, porque es joven). Con toda la inocencia del mundo me pregunto: “¿por qué esta chica (debe tener entre dieciocho y veinte años) permite que yo, viejo que nunca ha conocido, pueda ver lo que ella hace en un espacio tan íntimo?” Recuerdo que en mi juventud en casa de los amigos sí entrábamos a las habitaciones, a veces fumábamos, platicábamos, escuchábamos música; pero en casa de amigas jamás pasábamos de las salas, las recámaras eran espacios vedados para los hombres, entre ellas (las amigas) sí tenían acceso, hacían pijamadas y se quedaban a dormir en casa de las amigas. Ahora, el concepto de intimidad ha cambiado, yo, viejo inocente, entro al Tik Tok y encuentro chicas en sus recámaras, con pijama o con shorts, ellas se toman videos a través de las cámaras de sus celulares y los suben en la aplicación. ¿Qué buscan? Mi amiga me dice que buscan que los espectadores (que debemos ser miles y miles) les demos un like. Si alcanzan una gran cantidad de “Me gusta” ellas se sienten bien, han logrado el objetivo. Bueno, no vayás a pensar que sólo chicas aparecen en mi celular, ¡no! En algún momento el Tik Tok supo que me gusta el grupo de humoristas argentinos, Les Luthiers, así que de vez en vez, cuando voy pasando por videos y bajo mi dedo, aparece algún fragmento de estos artistas. Los videos han sido grabados en vivo, en auditorios repletos, así que me doy cuenta de las risas que provocan entre la audiencia. Luego, la chica, mueve su trasero enfundado en un pantalón verde, mueve los brazos, mientras baila en el zaguán de su casa la canción: “suavemente llega mambolé, hablale despacito, mambolé, mambolé…” y veo que ha logrado 46 mil corazoncitos. En un extremo inferior veo el nombre de la chica, el apodo que usa en el Tik Tok, sé que si le pincho ahí hallaré más videos de ella. Si le pincho es casi como si entrara a su casa, a su intimidad, porque hallaré una serie de videos que ella se ha tomado para compartir. Posdata: estos tiempos han extraviado el concepto de intimidad, pero en contraposición han descubierto el concepto de compartición. Las chicas y chicos comparten sus gustos y aficiones. Hay también algunos videos que explican cómo se puede hacer viral un video; es decir, estos tiempos tienen sus secretos, no basta con compartir un video, se trata de que el video sea visto muchas veces, que los likes se amontonen como tzisimes en temporada de lluvias, en el boljocosh. Me salen videos con conciertos (vaya, no estoy tan mal encaminado), casi no me salen videos con música barata. A cada rato el Tik Tok me da videos con música de los años setenta, mi época juvenil. En estos últimos días me han salido muchos videos con canciones de Juan Gabriel. No sé el porqué, ya que su música no es de mi preferencia. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 9 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON CANTINAS

Querida Mariana: en Comitán hay botaneros o restaurantes familiares, ya no hay cantinas; es decir, ya no se usa el nombre que fue característico en los años sesenta del siglo pasado. Te conté que mi querido amigo el arquitecto José Alberto Gómez Conde, nieto de mi querido maestro del tercer grado de primaria, el profesor Beto Gómez, me obsequió un libro que tiene como título, precisamente, el de “Cantinas ¡salud por las capitalinas!”; es decir, en la gran Ciudad de México, aún conservan el término de “Cantina”, porque las cantinas son lugares donde están presentes valores culturales de relieve. La portada del libro tiene una fotografía con fichas de dominó y un caballito (esas copitas donde sirven el tequila). Ya te conté que el ejemplar es una edición de lujo, una publicación cortesía del grupo financiero Aserta. ¿Por qué en Comitán desapareció el término cantina? Cayó en desuso. Cuando me hice la pregunta entré al Internet para saber de dónde proviene el término cantina. De inmediato la Inteligencia Artificial me dio los siguientes datos: “La palabra "cantina" proviene del italiano "cantina", que a su vez deriva del latín "canto". En italiano, "cantina" significa "bodega" o "sótano donde se guardan los vinos". En español, la palabra "cantina" evolucionó para referirse a un establecimiento donde se venden bebidas y a veces comida, similar a un bar o taberna”. Ah, qué bonita información. Llama mi atención que, en origen, proviene del latín “canto”; claro, lo que se hace en una cantina es ¡un canto a la vida! (aunque a veces la vida arrastra su colita, ¡la muerte!). Y digo que es una pena que en nuestro pueblo ya no se emplee la palabra cantina, ahora todo es restaurante familiar o botanero. En el libro que me obsequió el arquitecto Gómez Conde aparece una cita de Miguel Bringas, que dice: “Mientras México tenga sus cantinas y las cantinas tengan a México, estamos a salvo”. ¿Mirás? No es una exageración, es simplemente el reconocimiento de la importancia cultural de estos establecimientos que son espacios para la convivencia, bien con los familiares o, principalmente, con los amigos. Ah, cuántas historias paren las cantinas, qué de anécdotas se dan. El libro que menciono es un maravilloso catálogo de las cantinas de prosapia de la Ciudad de México, verdaderos templos de la convivencia. En cada una de ellas existen historias particulares, bien por la generosidad de sus bebidas o por las botanas especiales o porque se convirtieron en espacios históricos, porque en algún momento fueron lugares visitados por personajes importantes. El trabajo editorial es de lujo, maravillosas fotografías, recetas y platillos exquisitos. En la mayoría de fotografías aparecen grupos de amigos bebiendo la copa, disfrutando la botana, tocando la guitarra o jugando los juegos de mesa tradicionales (sin faltar el genial dominó). Para muestra copio una cuarteta que, dicen, se escuchaba cuando alguien pedía una cerveza Victoria: “Quiso alcanzar la victoria / el traidor de Victoriano. / ¡Como si victoria y ano / fuesen igual en la historia”. ¡Ah, qué genialidad! En las cantinas siempre, además del cuero con dados y de las fichas de dominó, aparece el maravilloso juego de la palabra, la palabra simpática, la agresiva, la ingeniosa, la palabra madre de los padres. ¿Qué pasó con las cantinas comitecas? Acá hubo la época de esplendor, que aún continúa dando brillos a nuestra historia común, pero sólo queda el recuerdo de los tiempos sublimes. Todo mundo reconoce al maravilloso cantinero Tío Tavo Penagos, su botana exquisita y breve, así como sus inventos de bebidas: la conocida Macharnuda y la Muchachita. La cantina fue inspiración para poetas, compositores musicales y escritores de cuentos y de novelas. En Comitán hace falta que hagamos el recuento de las cantinas de mediados del siglo XX; hace falta que rescatemos con donaire la belleza del término. Miles de anécdotas nos están esperando. Que no se extravíen los nombres de “Camechín”, de “La Jungla”, de “Tono Gallos”, del “Rincón Brujo” y de muchas cantinas más. ¿Existen todavía los establecimientos con puertas abatibles que eran comunes en las entradas? Frente al parque central, en uno de los portales, estaba el Rincón Brujo que recibía a sus clientes con puertas abatibles de color rojo (esas puertas abatibles las vimos en las cantinas de las películas mexicanas). Posdata: hace falta que juntos escribamos la historia de la Cantina comiteca, que rescatemos la palabra cantina, que se reconozca que la cantina fue la mera madre del botanero. En estos tiempos, incluso, la palabra botana ha sido sustituida por la gringa Snack. ¡Hacé el favor! Qué sin gracia, qué sin ganas de respetar lo nuestro. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 7 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON CONVOCATORIAS

Querida Mariana: el 25 de mayo 2025 presentaron las convocatorias a premios de poesía, de cuento, de novela y de ensayo. Fue el mero día donde se cumplió el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos. Se realizó en el corredor interno del Centro Cultural. Angélica Altuzar Constantino, directora de CONECULTA, encabezó la rueda de prensa. Te paso copia de una fotito que tomé. Al fondo está el mural que pintó el maestro Muñoz López hace años y un poco más acá el busto de Rosario Castellanos, que ese día estaba luminoso, lleno de flores. En la mesa de honor estuvieron el director del Centro Cultural Rosario Castellanos, el maestro Hermilo Aranda; el licenciado Abigail Domínguez, quien es el director de promoción cultural; el licenciado Diego Greene, director de cultura del Honorable Ayuntamiento de Comitán de Domínguez; la directora de CONECULTA; y el maestro José Luis Ozuna, jefe del departamento de iniciación artística y cultural. Tomé la foto momentos antes del acto protocolario, acá están ultimando detalles. Todo fue un acto en confianza. El instante era histórico, ya dije que fue el mismo día del festejo de nuestra amada escritora. El maestro José Luis Ozuna, quien tiene mucha experiencia en los concursos, mencionó que las convocatorias son esperadas con emoción por cientos de creadores. Estos concursos literarios están ampliamente posicionados en toda la república y en muchos otros países (en el caso de las convocatorias internacionales). Así pues, el 25 de mayo 2025, como un acto relevante en la celebración del centenario de Rosario Castellanos, se dieron a conocer estas convocatorias en su pueblo, ahora sí que, desde Comitán para ¡el mundo! Acá platico con vos acerca de estas convocatorias, porque, la mera verdad, nada sería más agradable que uno o más de los premios fueran ganados por creadores y creadoras de esta tierra. ¿Imaginás que el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos lo ganara un paisano o paisana de nuestra escritora? Pucha, sería un acto soberbio, pero, bueno, primero es preciso que escritores comitecos o escritoras comitecas le den las últimas puntadas a sus novelas, las envíen y luego tengan la calidad suficiente para impresionar al jurado. Es labor compleja, porque sabemos que el jurado calificador tiene una chamba difícil para elegir lo que, a su juicio, considere es el mejor trabajo. En fin, se vale soñar; se vale que nuestros creadores envíen su obra, total, como decía Teofilito, lo más que puede pasar es que siga despegado. Rosario Castellanos cultivó muchos géneros literarios, en su honor se lanzaron las convocatorias para poesía, para novela, para cuento y para ensayo. Comencemos con una convocatoria muy interesante, que está dedicada a las mujeres, nada de participación de varones, ¡no!, este premio es exclusivo para creadoras. ¿Sabés cómo se llama la convocatoria? “CREAR con perspectiva de género”. Copio el objetivo del concurso: “crear y presentar proyectos en pro de la cultura en Chiapas, que abonen y hablen sobre la igualdad de género”, ¿Mirás? Está muy claro y muy interesante. Estoy seguro que muchas comitecas le entrarán, en una de esas es chicle y pega. Premiarán diez proyectos, cada uno recibirá un apoyo de veinte mil pesos. ¡Está genial! Digo que las interesadas busquen la convocatoria completa para que tengan todos los datos a la mano y puedan participar. Acá las celebraremos. Cuando sepamos que ganaron les invitaremos un vasito de atol de granillo o jocoatol. ¡Adelante! Lo que sí, hagan favor de no dormirse en sus laureles, porque la fecha de vencimiento ya está a la vuelta de la esquina. Así que a ponerse a chambear con todo. Las otras convocatorias sí están abiertas a hombres y mujeres. ¡Faltaba más! Así que acá podrán participar todos los escritores y todas las escritoras que así lo deseen. Lo mismo, pido por favor que entren a leer las convocatorias para que no tengan duda en fechas y en requisitos. Todo mundo sabe que en Chiapas existen grandes creadores literarios, Comitán no se queda atrás, acá hay talento para aventar hacia arriba, así que es un buen año para que nuestro pueblo tenga a un paisano ganador. A ver qué suerte. Quienes son cultivadores de la poesía tienen dos opciones: el Premio Nacional de Poesía Rodulfo Figueroa. Tengo amigos y amigas que han obtenido tal reconocimiento en años anteriores. ¿Cuál es el premio de este concurso de poesía? ¡Ochenta mil bolas! Pucha, es una lanota. Quien tenga un poemario entre cincuenta y sesenta cuartillas, pues ya la hizo. ¿Cuándo vence la convocatoria? El 4 de agosto 2025, así que tiene junio y julio para dejar los poemas bien burilados. ¿Cuál es el otro concurso? Ah, es el afamado Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines. Este premio recibe la participación de poetas de toda América Latina y tiene un premio de cien mil bilimbiques, otra lanota. Suerte a todos los que participen. Que todo vaya bien. Hace años una comiteca obtuvo el premio, la querida poeta Marirrós Bonifaz. A ver si repetimos color y número. Ahora bien, para quienes cultivan la narrativa, en lugar de la poesía, hay dos convocatorias generosas, la primera honra al gran cuentista y cuentero chiapaneco Eraclio Zepeda. Los que participen en el Premio Nacional de Cuento Corto Eraclio Zepeda deberán enviar un libro de cuentos cortos de tres cuartillas cada uno. ¿Cuántos cuentos hay que enviar? Pues veinte, porque el mínimo de cuartillas es de sesenta. Recordemos que Rosario, además de poeta fue muy buena escritora de cuentos, varios de sus cuentos tienen como entorno a nuestro pueblo. Para quienes le entran a la novela existe el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos. Siempre se entrega el premio en nuestra ciudad. Aún no hemos tenido el gusto de que una paisana o paisano lo obtenga. El año pasado una escritora argentina obtuvo el galardón, Marina Porcelli viajó desde su país para recibir el premio, ella manifestó estar muy contenta. El equipo de Arenilla platicó con ella minutos antes de subir al estrado para recibir el diploma y el cheque, porque igual que los demás premios, éste también tiene su paguita. ¿Cuánto es el premio del concurso de novela breve Rosario Castellanos? ¡Cien mil pesos! En todos los casos es necesario entrar a la página de CONECULTA para revisar bien los lineamientos de las convocatorias. Que todo mundo tenga los datos para que no haya descalificación, así como ver qué día vencen, porque eso sí, cuando llega el día límite ya no hay prórroga. Asimismo, hay que cumplir con la regla. Una vez (¡ay, Señor!) un paisano escritor fue a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, entregó el sobre con su trabajo y luego subió fotos en las redes sociales avisando su participación. ¡No, compadrito! Ahí mismo perdió. La convocatoria establece que la participación debe hacerse en forma anónima. Ah, pues, abusados. La presentación de las convocatorias fue toda una fiesta, los comentarios generales quedaron bien definidos. Nos enteramos que existe una gran confianza en todos los participantes por la limpieza en la definición de las obras ganadoras, nada de que vos sos mi amigo, de que vos sos paisano. ¡No! El jurado siempre se elige entre personas de moral solvente, lejos de manejos extra literarios. José Luis Ozuna garantizó la transparencia de los concursos. Ahora bien, como el arte es subjetivo la decisión es complicada. Dichosos los deportistas que corren una maratón, porque ahí no hay duda de quien obtiene el primer lugar, gana el que llega antes que todos a la meta; en cambio, cómo podés decidir entre un libro de cuentos y otro. Es más difícil, claro, quienes participan confían en su talento y mandan lo que consideran puede garantizar el triunfo. Se trata también de seducir al jurado, de decirles que la obra que leen es la más gratificante de todas las presentadas. Hay una serie de factores en juego, pero todos deben ser elementos limpios. Las convocatorias a los premios de este año tienen la garantía de limpieza, de profesionalismo, de honestidad. Así que todo está ya camino para celebrar una serie de premios que alimente el espíritu de la literatura chiapaneca. Que haya suerte. Posdata: ojalá que muchos paisanos y paisanas le entren; ojalá que haya suerte. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 6 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON IDENTIDAD

Querida Mariana: Vargas Llosa dice que le causa sarpullido el término identidad, porque uniforma. Le gusta más la palabra individual. Tiene razón, cada persona es parte de una sociedad, pero cada uno posee una propia personalidad que tiene rasgos particulares; es decir, ningún comiteco es igual que otro comiteco, a pesar de que uno y otro vivan en el mismo pueblo. Incluso, puede decirse que puede haber sentimientos contrarios o afinidades y contradicciones entre uno y otro. Basta ver la imagen que los comitecos tienen de Rosario Castellanos, hay algunos que la idolatran y reconocen su grandeza literaria, y hay otros que la ignoran y no faltan los que le echan polvo. Y esto es así, porque la identidad comiteca es un ente abstracto, algo indefinible, que está como un elemento aglutinador, pero que no es una realidad. Hay comitecos de hueso colorado, que aman el pueblo y que lo llevan como elemento esencial de su vida, que les preocupa el avance positivo, y hay comitecos que no aportan al bienestar común, que critican a Comitán, porque no se sienten parte íntima de él. Así pues, el concepto de identidad comiteca es algo que se lleva en forma individual y no en abstracto. Todos los nacidos en Comitán son comitecos, pero hay muchísimas personas que no nacieron acá y sin embargo aman el pueblo de su elección y aportan cosas positivas, porque es una manera de corresponder a la gracia divina de residir en un pueblo bello. Vargas Llosa siempre sostuvo que el término de identidad era falso, una utopía que servía sólo para intereses particulares, de Estado. Rosario nació en la Ciudad de México, pero siempre se asumió como comiteca, porque fue Comitán el lugar donde creció, donde contó con la bendición de la compañía de su nana, una mujer indígena, que le trasmitió valores culturales específicos. Esa nana cuidó a la niña blanca como si hubiese sido parte de su gente, de su mundo, aunque ella estaba inmersa en un espacio que no era el suyo, por pertenecer a la raza indígena y por ser una simple pieza de la servidumbre. Rosario fue una comiteca única, como únicos somos los habitantes de este pueblo. La identidad comiteca habla de rasgos comunes, que no todo mundo comparte. Cada quien vive un Comitán único y especial, dicha experiencia se mueve en un rango que va desde el amor total e incondicional hasta el odio visceral. Hay gente que agradece a la vida por vivir en este pedacito del mundo y gente que deseara tomar maletas y largarse a cualquier parte, cualquiera que no oliera a tzisim. Posdata: pienso lo mismo que Mario Vargas Llosa, cada persona es un individuo con rasgos particulares, compartimos la vida en común, pero si me dieran a elegir levantaría un muro ante personas que viven en este pueblo y que dañan el entorno con sus caras de perdona vidas, que se creen seres especiales, hormas de penthouse neoyorquino. San Caralampio es un santo que está en la médula de la identidad comiteca, pero mi San Caralampio nada tiene que ver con la imagen que idolatran los “intensos”, ese grupo de malcriados que se visten de mujer y participan, todos borrachos, en la Entrada de Flores del 10 de febrero; tampoco se acerca a la imagen que tiene la mujer que llega con flores, protegida con un chal negro, y, en idioma tojolabal reza en voz alta. La identidad está en la individualidad, no en el conglomerado. Cada identidad conforma un rompecabezas inexplicable, absurdo y potente. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 5 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, AL DESPERTAR

Querida Mariana: desperté. Una mañana desperté en Comitán. Lo supe porque un pájaro cantaba a lo lejos. Fui a la ventana de la cocina y lo escuché. Era de madrugada y el pájaro parecía ignorarlo, porque cantaba como si estuviese en un teatro en Milán. Esto hubiese sido posible si yo hubiera despertado en Italia, la tierra de mis ancestros, pero no, yo había despertado en Comitán y el pájaro estaba en la misma ciudad que yo, él en la rama de un árbol y yo en la cocina, calentando un poco de agua para tomar un té de limón. Pensé que si hubiese despertado en Milán tal vez haría lo mismo, calentar agua para tomar un té, pero di gracias por haber despertado en Comitán, porque el pájaro seguía desgranando su canto con un asombro de arco iris, como si su misión en el mundo, cuando menos este día, a esta hora, fuese la de alegrarme el corazón, la de sentir que el día sería fastuoso, porque no siempre un Pavarotti comiteco canta sólo para mí, porque estuve seguro que nadie más escuchaba ese canto. Mi vecina también se despierta temprano, un poco antes que yo, pero ella no tiene tiempo para embelesos, ella corta los jitomates, la cebolla, el chile y prende la licuadora para hacer la salsa que acompaña los tamales que ofrece en la terminal de las combis que van a Tuxtla. En cambio, yo, mientras esperaba que el agua se calentara, escuché el canto del pájaro que imaginé sobre la rama de un árbol, en alguna casa vecina. Desperté en la cama donde me acosté; el pájaro también despertó en la rama que eligió. No sé a qué hora se durmió ni sé si soñó. Yo sí soñé. Recuerdo que estaba en París, caminaba por la orilla del Sena, donde están los puestos de libros. Soñé que me detenía ante un puesto y hojeaba los libros en francés y esto no me impresionaba, porque en mi sueño yo podía leer en francés. Cuando desperté lo hice en Comitán, no recordaba ni una palabra en francés, había olvidado por completo la lengua de Balzac. Recuerdo que pensé: eso te pasa por despertar lejos del Sena. Me sentí mal, como si hubiese extraviado algo, pero cuando escuché el pájaro comiteco algo como un arcoiris me acompañó. Posdata: sólo en sueños despierto en otros lugares. Un día soñé que despertaba en un espacio yermo, como si fuese un paisaje de Marte y nadie había, sólo rocas de color azul, sin pájaros; sólo un manto de brutal silencio. Hubo un tiempo que despertaba en Puebla. Como la casa estaba frente al bosque de Ciudad Universitaria, oía también el canto de pájaros, muy temprano. No soy experto en cantos de pájaros, pero sé advertir una diferencia: no canta igual el pájaro comiteco que el pájaro del Asia. Algo tiene el canto de los pájaros que, como si fuesen personas, también hablan diferentes lenguas. ¿Es así? En realidad, no lo sé, pero advierto que el pájaro francés tiene un tono diferente. Imaginá lo afortunados que somos los comitecos, nosotros hablamos con un singular cantadito, pensá en el agregado de los pájaros, cantan y encima le agregan el cantadito de la región. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 4 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON OTROS ELEMENTOS

Querida Mariana: te dije que presencié una carrera pedestre. Todo emotivo. Los corredores, después del trayecto, sudorosos, alegres, levantaban los brazos en señal de triunfo al pasar por la meta. Aplausos. Corredores, inclinados, acezando, tomando huelgo. Al final vi a un motociclista, resguardando al último corredor. Leí en su chamarra “Club Auxilio Turístico” y, como su nombre lo indicaba, supe que él había cumplido una labor en dicho acto. Sí, él era integrante del famoso CAT 5. Me acerqué y me mandó con el delegado, quien resultó uno de los “Washaca”. ¿Washaca? Sí, este apodo es uno de los famosos de Comitán. A mí, lo sabés, no me gusta usar apelativos, pero el apodo es uno de los elementos de identidad del pueblo y en este caso se me hace un apodo simpático, no agresivo, al contrario, ¡juguetón! Sucede que este apodo se le aplica a los Velasco, famosos rotulistas del pueblo, la historia es sencilla, el papá Óscar Velasco López llegó de Oaxaca a vivir a Comitán, siendo chiquito, cuando le preguntaban de dónde había llegado, él, con las manos en las bolsas del pantalón, respondía, muy orgulloso: “De Washaca”. Así, el apodo fue sembrado en tierra fértil y hoy ya forma un gran árbol. El delegado de CAT 5 en Comitán es Washaca, de los famosos Velascos. En el Colegio Mariano N. Ruiz existe un óleo, retrato del padre Carlos J. Mandujano, fundador del colegio, que fue pintado por Velasco. Es un retrato muy bien logrado. Me cuentan que los decorados de los cielos rasos de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez fueron realizados por los Velasco. Asimismo, pero no me hagás mucho caso, tuvieron gran participación en el mural, obra de Manuel Suasnávar Pastrana, que está en la escalinata central del palacio municipal de Comitán; pero lo que sí se voló la barda, fue la posibilidad de que su árbol genealógico provenga del mismo del gran pintor mexicano José María Velasco. ¿Lo imaginás? Nuestros washacas comitecos provienen del mismo árbol del gran José María Velasco, famoso pintor mexicano, cuya obra actualmente se exhibe en La National Gallery de Londres. Ah, nadita. Me quedaron muchas tareas, porque me llevé muchos datos a medias. Por ahí asomó que hay un cuadro al óleo en el templo de San José, que también es autoría de Velasco. Originalmente, la familia vivió frente al templo de Guadalupe. Por ahí hay una huella. La maestra María Elena Vázquez, que se sabe vida y milagros del barrio, podrá orientarme. En fin, lo que quiero decirte es que hay mucha historia en el pueblo, historia que debe darse a conocer. No sé si en el catálogo de artistas plásticos comitecos aparecen los Velasco. Deberían aparecer. Otro dato que llamó mi atención fue el siguiente: el origen del CAT 5 se dio en San Cristóbal de Las Casas y quien lo fundó fue, nada más y nada menos, que el Tatik Samuel García, obispo de la diócesis. En una ocasión se extraviaron algunas personas en la montaña y fue necesario pedir la colaboración de un buen grupo de ciudadanos para hacer la labor de búsqueda. Ese momento sirvió para crear el Club de Auxilio Turístico. ¿Por qué 5? Porque el Canal 5 fue el que emplearon en la Banda Civil, para comunicarse. En Comitán tienen su base en la Colonia Miguel Alemán, en una caseta junto al famoso TACOMIENDO, es un pequeñísimo terreno, pero con todas las de la ley, porque les fue donado por Arnulfo Cordero, cuando fue presidente municipal de Comitán. El CAT 5 comiteco tiene registro ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, 02966, y se rige bajo estrictos estatutos y reglamentos, a fin de salvaguardar el prestigio de la institución. Todos los integrantes son voluntarios y su servicio lo prestan sin recibir pago alguno. Posdata: me queda la tarea. Debo platicar más para saber acerca de Don José Velasco García y de Don Óscar Velasco López. Los Washaca actuales ya conforman la tercera generación en servicio de CAT 5. Toda una vida dedicada al servicio y al arte. ¡Tzatz Comitán!

martes, 3 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO DE NATARÉN

Querida Mariana: José Natarén escribió un libro, un libro que habla de otros libros, libros de poesía de un gran poeta. Pepe es poeta y ensayista, hizo acopio de estas dos facultades para estudiar la obra completa de la Voz Mayor de la Poesía: Óscar Oliva. De entrada, nos dice que la obra de Oliva reúne trabajos escritos durante setenta años, ¡setenta años! La obra del maestro Óscar es un espléndido mural, si sus poemas fueran cuadros, el Museo del Louvre sería insuficiente para acoger tantas imágenes. ¿Cómo resumir una obra tan variada y extensa? Pepe logró el prodigio, porque su libro “Óscar Oliva: al Norte del futuro. Apuntes para un ensayo sobre la obra del poeta”, logra llevar a los lectores a un íntimo acercamiento. Labor nada sencilla. ¿Cuánto tiempo dedicó Pepe Natarén en escribir este libro? En alguna entrevista dijo que tres años. ¡Falso!, pensé de inmediato. ¡Fue más tiempo! ¡Mucho más! Su trabajo es pulcro, inteligente, hace asociaciones. Imagino el deleite al ir tomando notas conforme leía la obra completa del maestro Oliva, se trataba de hacer una síntesis de setenta años de labor disciplinada y talentosa, pero ante cada anotación aparecía la relación con otros poetas; es decir, la senda donde caminó lo llevaba a otros senderos, muchos donde, como advirtió el poeta, hizo camino al andar. Y en su andar logró descubrimientos. Todo esto es lo que nos entrega en su libro. El bagaje cultural de Pepe es impresionante, acá lo empleó para hacer más visible el fruto de inmenso árbol. Dije que él se paró frente a un gran muro (sala de exposiciones de un museo hecho de palabras), se regodeó ante tal vastedad, con la mira del experto, de quien desea apropiarse de la esencia. Los lectores de su libro, ahora, podemos caminar al lado de él y pararnos en el mismo lugar donde él estuvo y abrevar la palabra libre del poeta Óscar Oliva, pero está Pepe Natarén haciendo apuntes para que nuestra mirada también reciba más luz. Él logró colocar una corona de oliva al poeta, una hecha de palabras sencillas que, como si fuera plática de café (pero de un café literario, tan en boga en París), nos compartiera lo que considera es una de las preocupaciones capitales del poeta: “la fugacidad, el instante irrepetible”. Esto también nos entrega Natarén, la idea de que él capturó también la palabra de Oliva para que la tengamos presente. Pienso que el libro cumple su objetivo de ser un apunte ante una obra tan universal, un mínimo apunte, pero redactado con ánimo de abarcarlo todo, hasta donde la mirada puede alcanzar el total del cosmos. Como bien lo menciona en su libro, Natarén “buscó nuevos significados y otros sentidos en la obra del poeta Óscar Oliva”. Los expertos en la poesía del maestro hallarán en este libro una mirada distinta, que puede dar pie a la discusión; para quienes no han tenido la oportunidad de conocer la poesía de Oliva acá hallarán una buena guía, podrán pararse a admirar, asombrados, la obra del poeta. Natarén se unió al grupo de grandes poetas y ensayistas chiapanecos que, ¡en buena hora!, han vuelto la mirada hacia nuestra entraña. Ahora recuerdo espléndidos ensayos de Carlos Gutiérrez, de Jesús Morales Bermúdez, de Gustavo Ruiz Pascacio, de Héctor Cortés Mandujano, de Mario Nandayapa, que tratan acerca de la vida y obra de poetas chiapanecos. Los del Sur ven hacia el Sur y nosotros, también habitantes del mismo territorio, descubrimos que los nuestros son grandes, enormes ceibas, como es la obra de Oliva. Posdata: Natarén vino a Comitán a presentar su libro, lo hizo en el Museo Rosario Castellanos, dentro de los actos oficiales de la celebración del Centenario del Nacimiento de la escritora comiteca. Vino a decirnos que hay que ver ¡al norte del futuro! ¡Tzatz Comitán!

lunes, 2 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON DEPORTE

Querida Mariana: acá están Eddy y Ada; Eddy RAMBO y Ada Vázquez, ellos participaron en la edición más reciente de la carrera LOS VENGADORES DE LA JUSTICIA. Cuando los vi llegar a la meta pensé que en Comitán vivíamos en un universo alterno de MARVEL. Nunca imaginé que fuera tal el júbilo por participar en carreras pedestres de cuatro y de ocho kilómetros. El domingo 25 de mayo, participaron 710 personas, de diversas edades. Fue una gran fiesta. Como casi no salgo de casa no disfruto de estos actos donde la gente se divierte, se divierte haciendo deporte, en convivencia con amigos, en pareja, con los hijos. Y digo que fue una gran fiesta, porque el arco de meta estuvo cerca del templo de Santo Domingo y el atrio estaba luminoso, en la esquina la tradicional venta de tamales de bola y pedazos de rosca, más acá el puesto de libros y artículos religiosos (cada uno en su chamba), un señor con una mesa pequeña vendiendo salsa habanera Las Yucas (que se veían bien machas). Puestos de protección, pedazos de naranja y plátano para los corredores, venta de artículos deportivos, cachuchas, playeras, tenis; un módulo con dos camillas profesionales para masajes. Vi a una chica, boca abajo, que recibía masaje en los muslos, los expertos subían y bajaban sus manos con algún aceite esencial. La algarabía era enorme. Ya pronto ocurriría la ceremonia de premiación. Muy cerca de donde estaba una señora vendiendo hojuelas estaba el siguiente letrero: “Tu salud no es a medias debe ser total”. Total era mi rechazo al deporte en los años sesenta. Digo esto porque odiaba que, en clase de educación física, el maestro nos obligara a subir corriendo la pendiente del panteón. Yo era un chico de doce años, gordito. A mitad de la subida me sentaba en una piedra, llorando, me resistía a continuar. ¿Carreras? Cruz, cruz, que se vaya el diablo y vuelva Jesús. Por eso me sorprendió el número de participantes, 710, todos emocionados al recibir su medalla, colorados, sudorosos, pero felices, chupando un pedazo de naranja. Tenés razón, no vi ningún timboncito, la mayoría con cuerpo atlético, claro el que se llevaba la atención era Rambo, por la profusión de sus tatuajes llenos de colorido, su piel ha servido como lienzo para esos diseños. En el argüende hallé a Claris Hernández, quien me dijo que la organizadora de la carrera es Violeta Russo, me quité la cachucha ante la mención de su nombre, porque la imaginé una mujer echada para adelante, ¡con esa capacidad de convocatoria! En el Facebook encontré que esta agrupación la integra “una chaviza con energía y un corazón lleno de amor, dispuestos a ayudar a las personas que necesitan de abrigo y de fuerzas para seguir”. Así que es una organización altruista que, asimismo, fomenta el deporte. Todo lo vi de lejitos, pero ya no me cayó mal la carrera. La disciplina hace que baje la panza y pueda disfrutarse correr en una subida y cada uno puede llevar la carrera a su paso, así entiendo ahora a la vida. Posdata: cuando le pregunté por su nombre verdadero él dijo: Eddy RAMBO. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 1 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON CELEBRACIÓN

Querida Mariana: la foto fue tomada en Toluca, hace cincuenta años. Ahí están cuatro comitecos, de paseo. En 1975, mi primo Gil González Córdova tenía un auto, Renault, y ese auto los llevaba a muchas partes. Esa mañana, de 1975, El Chino fue el chofer. Es de imaginar el viaje por la autopista. Subieron, porque Toluca está unos cuatrocientos metros por encima de la altitud de la gran ciudad de México. A estos chicos el frío les hacía lo mismo que el viento le hizo a Juárez. El Chino, incluso, anda con camiseta. ¿Cuántos años tenían? ¿Veinte? ¿Un poquito más? Los cuatro chicos del Renault subieron por la autopista hasta llegar a la tierra del famoso chorizo verde y de los más recientes campeones del fútbol mexicano. En Toluca vivió el gran dibujante chiapaneco Gonzalo Utrilla. Tal vez él estaba ahí el día que los comitecos entraron a la ciudad. Se dice fácil, pero han pasado cincuenta años de este momento. Cuatro jóvenes en la convivencia. Celebro que los cuatro viven, siguen remando desde su barco, cada uno desde diversas trincheras, el que está de camisa blanca es René Ramírez, quien radica en nuestro Comitán; mi primo Gil, quien está al centro, radica en Chiapas, entiendo que en Tuxtla; atrás está Hugo Ramírez, quien vive en Pachuca, la Bella Airosa. ¿Y el famoso Chino? Él radica en la Ciudad de México. El Chino, cuyo nombre es Alfredo Gordillo Zamora, también está celebrando cincuenta años de amistad inquebrantable con Mario Bonifaz y Enrique Penagos, tres mosqueteros que se demuestran un cariño sin fecha de caducidad. Digo que Gil tuvo un Renault que lo llevó a él y a sus compas a muchos viajes, imagino a los chicos poniendo un casete con la música de aquellos años, música emblemática, tanto que hace pocos días Mario Uvence celebró su cumpleaños setenta con música de los setenta. Qué escucharían estos chavos en ese viaje, ahora mítico, porque se cumplen cincuenta años de esa mañana soleada. En los años setenta sonaban los Bee Gees, Gloria Gaynor (¡la reina!), Barry White (¡el rey!). ¿Sabés a quién le compró el auto mi primo Gil? Al dueño de la Librería Gandhi. ¿Lo imaginás? Era un auto con historia, primero fue de uno de los vendedores más grandes de libros en el país, y luego fue de mi primo para que conviviera con los cuates. Todo en onda. ¿Ya viste los pantalones acampanados? ¿El cabello largo? Hugo tuvo siempre una larga y cuidada cabellera. El Chino no necesitaba hacerse afro, ya lo traía de nacencia, sólo se lo dejaba crecer. Siempre me pregunté por qué al Chino le decimos así. La lógica dicta que a quien le dicen chino es porque tiene algún rasgo oriental, elemento que no posee nuestro amigo; parece que el apodo le llegó por su cabello, ya que en Comitán al cabello ensortijado se le dice cabello chino. ”Tu hijito tiene bien chinito el cabello”, se escucha decir con frecuencia. Hoy, los cuatro protagonistas de esta historia la viven para honrarla, para decir a medio mundo que la amistad se afianza en el instante compartido. Posdata: en 1975 yo también andaba en el centro del país, tal vez cuando René, Hugo, Gil y El Chino se tomaban esta foto yo estaba leyendo en la Biblioteca Central de la UNAM. Nuestras vidas han sido inolvidables viajes, en autos Renault o a través de novelas y cuentos. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 31 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON HARTA IMAGINACIÓN

Querida Mariana: ¿qué es la imaginación? ¿Qué papel juega en el desarrollo del ser humano? Los pichitos están llenos de imágenes, basta verlos jugar para saber que son inventores de mundos. Hay incluso algunos que se inventan amigos imaginarios, platican con ellos y juegan. Sobre todo los niños que no tienen hermanos, se obligan a imaginar, para llevar la vida en forma menos dramática, porque la vida no es sencilla, no es fácil de llevarla. Sólo se puede sobrevivir con mundos que nos alejan de este mundo de todos los días. Para eso, desde siempre, ha servido la literatura. Los cuentos están plagados de seres sacados de la imaginación. En Comitán tenemos leyendas pobladas de seres imaginarios, pero que son tan verosímiles que ahí andamos escuchando que alguien se levantó a las doce de la noche, de las doce en punto, porque escuchó las pisadas de un caballo: era El Sombrerón; o quien escuchó el grito de La Llorona. A mí nunca me pasó tal cosa. Mentira. Hace años, en la casa cerca de la Matías de Córdova, a media noche, escuché un caballo (eran los años sesenta), se me erizó la piel del miedo y supuse que era el famoso Sombrerón, como soy (para que rime) un collón, lo que hice fue meterme debajo de las cobijas y dejar que el personaje siguiera su camino. No he visto que alguien se pregunte qué es lo que busca, porque en caso de la Tisigua es una mujer que seduce a los bolos, que al ver a esa mujer bellísima la persiguen y amanecen todos enlodados, olvidados en algún terreno. Pero ¿qué quiere el Sombrerón? No lo sé. La verdad tampoco me interesa saberlo. La leyenda cuenta que es un ser maligno disfrazado de rico ranchero, tal vez, a la manera de Fausto, ofrece paga a cambio del alma. En todas partes del mundo hay leyendas, en todas partes hay cuentos. Desde siempre, los niños se han reunido en torno del abuelo o de la abuela para escuchar historias, divertidas o dramáticas, con moraleja o sin moraleja, sólo para divertir, sólo para hacer menos pesada la carga de los días. Así pues, cuando los abuelos no están presentes por alguna circunstancia aparecen de inmediato los sucedáneos: los libros, que son maravillosos abuelos que cuentan historias en forma permanente. Los libros siempre están estimulando la imaginación. Claro, estos tiempos son tiempos sin mucha imaginación. Se ha sembrado poco en los últimos años, por eso la cosecha es magra, bien pishcul. Ya no se ven abuelos rodeados de niños en la hora del cuento, ya no se ve niños en las bibliotecas escuchando a un cuenta cuentos. Ahora todos están frente a la sustituta de la nana, la pantalla, y medio mundo ve imágenes que no obligan a procesarlas, ya todo está dado, esto hace que la mente no ponga a funcionar ese archivo prodigioso de la imaginación. Bueno, con decir que la mayoría de novelas ahora está enfocada a temas actuales, lo que vemos en la televisión y leemos en los periódicos es trasladado al tamiz de la literatura. Uno piensa: ¡qué poca imaginación de los escritores! Pues sí, se conforman con pepenar historias verídicas y dramáticas y llevarlas al papel. Hemos ido empobreciendo a la imaginación. Hace años, ya bastantes, conduje un programa en radio IMER que se llamó: “Imagina que te llamas”, que era eso precisamente, un juego que estimulaba la imaginación de mis invitados y de la audiencia, amplia audiencia. Mi invitado llegaba y yo le decía, por ejemplo: “Imaginá que te llamás piano”, él, entonces debía imaginar ser tal instrumento musical y de ahí venía el juego que nos hacía sorprendernos con respuestas geniales y destornillarnos de la risa por algunas ideas que entraban al juego del albur. “¿En dónde te gustaría que te tocaran?” De acuerdo a la profesión y oficio de mi invitado así era la propuesta de imaginación. Fueron programas célebres, épicos. Gente grande jugando a ser niños de nuevo, todo con el poder de la palabra, la palabra vehículo fundamental de la comunicación entre seres humanos. No sólo hemos perdido el poder de imaginar, también, qué pena, hemos restado poder a la palabra. Recordá que en Comitán siempre se tuvo a la palabra como una prenda, cuando alguien daba la palabra la honraba. Los tratos en el pueblo eran, en muchas ocasiones, de palabra, con eso estaba dicho todo. Ahora ¡ay, Dios mío! La gente dice que sí, pero no dice cuándo. Bueno, la verdad es que dicen sí, pero es todo lo contrario. Le hemos restado presencia a los valores esenciales, valores como el de honrar la palabra (en la tierra de Belisario, en la tierra de Rosario) y el de sembrar árboles en el terreno de la imaginación. ¿Qué hacer para regresar ese valor fundamental del pensamiento? Ah, qué difícil. Los maestros hacen su chamba en las aulas y los promotores culturales en diversos espacios. Pero no la tienen fácil, porque los chicos y chicas están enganchados a los chunches tecnológicos. La avalancha del Tik Tok, por ejemplo, es algo que jala en forma galana a la juventud. Todos “tictoquean” al son que les tocan. El mundo ha cedido espacio a la imagen repetida, al mensaje uniforme. ¿Qué será la sociedad del futuro? No lo sé, nadie puede predecirlo, los expertos afirman que será un mundo lleno de novedades como la de la Inteligencia Artificial que ha venido a ser una gran revolución tecnológica, pero también advierten el riesgo de un empobrecimiento en el área del campo imaginativo. Todos los avances en el mundo se han dado porque alguien los pensó, ¡los imaginó! Si la gente común deja de imaginar, todo lo estaremos poniendo en manos de intereses económicos de grandes corporativos. El libro sigue siendo el gran producto cultural, el que incentiva a la imaginación, el que da rienda suelta a los caballitos que se convierten en Pegasos, en Unicornios. El mundo sería chato sin la presencia de esos alados caballos, deberíamos reconocer que la caballada está flaca, empobrecida, si sólo nos quedamos con caballos sin posibilidad de vuelo. El mundo dejaría de volar, y el vuelo es lo que hace la diferencia, en un mundo tan pobre, en todos los sentidos, es necesario estimular a la imaginación, estimular el vuelo. Los promotores culturales no la tienen fácil. ¿Cómo llamar la atención de los niños cuando todo es pantalla, cuando ya cansa la palabra? He sido testigo, tal vez vos también, que cuando alguien habla la gente se aburre dos segundos después de iniciada la charla. De inmediato la gente saca sus celulares y siguen sentados en las butacas, pero ya no están en espíritu en la plática, todos están pegados a esa pantalla atractiva. Se dice que ahora se lee poco. No pienso que sea así, tal vez estos tiempos son tiempos donde la humanidad lee más que nunca, pero el problema no radica en ello, sino en la estimulación de ese fragmento del que he venido hablando: la imaginación. Cuando los niños se reunían en torno al abuelo y lo escuchaban contar un cuento, esas palabras eran estimulantes directos de la imaginación, las mentes volaban, cada niño imaginaba las escenas haciéndolas propias. Hoy, las leyendas escasean, ya no se dan. Bueno, ni preguntés el porqué. Es porque ya no hay espacio para imaginar. Hoy, las leyendas que circulan en Comitán son las que circulan en todas las demás ciudades del mundo. Sabemos más de Corea que de México. Nos fuimos quedando sin personajes. En los años setenta, las revistas de monitos nos presentaron héroes mexicanos: Kalimán, Chanoc, Yanga, los niños corríamos a la Proveedora Cultural, con Don Rami Ruiz, a comprar las revistas para disfrutar esas historias, que estimulaban nuestra imaginación. Te he contado que íbamos al Cine Comitán a ver películas de Tarzán y saliendo nos reuníamos en el sitio de la casa para jugar nuestras propias historias, no eran aventuras en el África, ¡no!, eran en Comitán. El árbol de jocote servía para que los más aventureros colgaran lazos y, bien al estilo Tarzán, pasaran de una liana a otra, mientras eludían a los cocodrilos que abajo abrían sus bocotas llenas de dientes afilados. ¿A qué juegan los niños de hoy? Están concentrados en los videojuegos. A veces, los viejos pensamos que ellos no juegan, son los juegos en pantalla que juegan con ellos, que los dominan, que los entretienen, que les van cancelando su posibilidad de imaginar, de crear. Posdata: en el pueblo siempre ha existido gente creativa, tenemos grandes músicos, grandes pintores, grandes escritores, grandes cantantes. Durante mucho tiempo, a pesar de la incomunicación con las grandes ciudades, hubo buena cosecha. ¿Hoy? Veo a jóvenes que comienzan a descollar. Ojalá que sus creaciones vuelen alto, que vayan más allá de las ideas comunes, de las ideas gastadas. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 30 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA CELEBRACIÓN DE UNA VIDA

Querida Mariana: celebro la vida de Mario Uvence Rojas, él celebró su cumpleaños número 70 el pasado 27 de mayo 2025. Celebro su vida que ha sido plena, luminosa, abarcadora. Tiene un gran círculo de amigos, porque él ha sido generoso con ellos, no ha regateado su cariño, ha sido como un gran río que alimenta orillas diversas. Mario es un río, es como el Ganges, como el Usumacinta, como el río de luz de la Vía Láctea. Gran conocedor del arte ha hecho de su vida una obra genuina, precisa. La vida le ha permitido tomar los colores más sublimes de Van Gogh, de los Renacentistas, de Picasso, de Tamayo y de los grandes pintores chiapanecos. Su espíritu ha sido un lienzo pepenador de esencias. Mario celebró sus setenta, hizo una pausa, pero no una pausa ajena, sino conjunta, convocó a todos sus afectos y celebró una Misa de gratitud, donde, segurísimo, el alma de su querida mamá Doña Cholita fue la flama de la vela del respeto y de la gratitud. Antes que las ramas del árbol silben al viento, estará el agradecimiento a lo divino. Ya luego vino un coctel de bienvenida, recordando el instante que Jesús convirtió el agua en vino, porque, como dice el compadre Chayo, quien a este mundo vino y no bebe vino, ¿a qué vino? El fruto de la vid como una cinta de luz para estar con los cercanos, con los que el destino puso en el camino. A las dos en punto: Proyección del cumpleañero, y luego el banquete y brindis, la palabra y el abrazo desparramándose en el aire, en el corcel tenue del viento. Y después del banquete el bailongo. El espíritu ya se sublimó en la misa de gratitud, ahora le toca al cuerpo moverse al ritmo de la música Disco, porque el código de vestimenta exigió con sutileza que fuere la de la época de los setenta, con pantalones acampanados, sacos de la época, peinados afro, pantalones de pinzas y palazzos; porque fue esta década la que encontró a Mario en su adolescencia, momento decisivo donde él subió al barco rumbo al gran viaje, el viaje fantástico, el que ha tocado mil puertos, mil andenes, mil caminos. Celebro la vida de Mario, la celebro porque su presencia ha sido una flor de inspiración para muchos, él les ha dicho que, desde un minúsculo punto del mundo, el arte es un cayado fuerte para transitar la senda. ¿Alguien más que él sabe tanto de arte en Chiapas? ¿Alguien más ha sido el gran coleccionista? ¿Alguien más que él ha puesto a disposición de todos su colección de arte? ¿Alguien más que él ha ofrecido sus piezas en comodato para hacer un gran museo en nuestro pueblo? Celebro la vida de Mario, porque hay nubes que sí hacen verano, hay torres que sin ser la Eiffel apuntan siempre al cielo; Celebro su vida, porque su barca no ha tenido amarras que la detengan en los puertos, su trayecto ha sido un fragoroso deslizarse por aguas mansas y turbulentas. Mario ha abierto ventanas donde sólo muros, ha colocado orquídeas donde sólo piedras, ha dado agua donde sólo páramo. Celebro su vida, con el gusto de la convivencia en un café al aire libre, en una plaza donde palomas juegan rayuela; celebro su vida en una sofisticada avenida de Nueva York o en una discreta calle de Comitán, con sonidos ocasionales de afiladores o de burritos que siguen cargando costales con abono para los jardines del pueblo. Celebro, porque la palabra celebración es un arco de palacio de príncipes y manteado en casa modesta; se celebra el acto soberbio y el acto mínimo. Se celebra el cumpleaños, Mario lo hizo con sus cercanos, los de siempre; celebró sus setenta años de vida, de una vida que ha sido como una celosía para el gran edificio, cristal irrompible, papalote selecto, trompo tataratero, fuente eterna de los placeres sencillos: una buena comida, un buen vaso de vino, un dulce tradicional para endulzar el vuelo. Posdata: setenta prodigiosos, setenta quintales de luz, libro con postales de bellas artes, calle estrecha pero ancha, casi bulevar, casi plaza, casi laguna, casi mar. El gran Mario cumplió setenta. Me robé la foto que me envió Javier, acá está al lado de su gran amigo. ¡Salud! ¡Tzatz Comitán!

jueves, 29 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA NOVELA

Querida Mariana: ¡un grande para una grande! Óscar Oliva estuvo en Comitán para presentar la novela “Balún Canán”, una coedición entre el ayuntamiento comiteco y el Fondo de Cultura Económica. La presentación fue el 25 de mayo, en el Museo Rosario Castellanos. Juan Carlos Gómez Aranda, en primera fila, estuvo muy pendiente de las palabras del maestro Oliva y escribió una síntesis muy acertada: “nuestro poeta explicó el contexto histórico y social del país, de Chiapas y de la propia familia Castellanos, cuando Rosario escribió esta obra que alude al nombre antiguo de Comitán y que se convirtió en su libro más leído”. Un grande para una grande. La voz espléndida de Oliva resonó en el patio central del museo. Como Juan Carlos lo dijo hizo una disección del contexto histórico y social del país, de Chiapas y de la propia familia Castellanos. Rosario poseyó conocimiento de crítica literaria y hermenéutica, cuando escribió la novela hizo uso de todas esas herramientas. Además, dijo Oliva, Rosario no era una improvisada, poseía un profundo conocimiento de la tragedia griega. Dos días después saludé al rector de la UNACH. Él me dijo que Oliva, en su mensaje de recepción de la Medalla Balún Canán, había dicho que uno de los más grandes poemas de Rosario fue “Lamentación de Dido”, ocasión que aproveché para darle al rector el número más reciente de nuestra revista Arenilla, donde viene un artículo del escritor Héctor Cortés Mandujano, que se llama “Lamentación de Dido, de Rosario Castellanos”. El maestro Oliva dijo que Rosario era “una mujer muy ingeniosa e irónica”. Contó cómo conoció a Rosario y, tiempo después, la visitaban en La Cabaña, sede del INI, donde ella trabajó. Iban a verla Eraclio Zepeda, Javier Espinosa y él. Oliva hizo énfasis en lo que Rosario decía: “que las mujeres indígenas no se dejen de las atajadoras”. Recordá que las famosas “atajadoras” eran mujeres de San Cristóbal de Las Casas, que iban a las periferias donde atajaban a las indígenas, les arrebatan los animales que traían para vender y les arrojaban algunas monedas. Sí, esta práctica se antoja de muy poca madre, pero así era. “El papá de Rosario también daba fuetazos”, dijo Oliva. Por supuesto que sí, los hacendados vendían sus haciendas con ganado y hombres, como si éstos fuesen simples toros. Óscar Oliva vino a Comitán, fue un invitado de lujo. La autoridad así lo reconoció un día después de la presentación donde, en nombre del pueblo, entregó la Medalla Balún Canán, en el Auditorio Belisario Domínguez, de la UNACH, auditorio que estuvo repleto de personas de buena voluntad. En la mañana del día del homenaje hallé a Sonia Quiñones, Óscar Oliva y José Nataren, disfrutando de una agradable sombra en el parque central. El gran maestro Óscar Oliva estuvo en Comitán, estuvo para hablar de vida y obra de su amiga Rosario Castellanos, en la celebración del Centenario del Nacimiento de nuestra amada niña. Ya dije que siempre tengo conciencia plena de con quien estoy, estuve al lado de Óscar Oliva, así como Mario Nandayapa y yo estuvimos en Zacatecas, cuando al maestro le entregaron el Premio Internacional de Poesía que concede la Universidad Autónoma de Chiapas. Ahora no fue necesario viajar, estuvo en nuestro pueblo, estuve frente a un grande, Voz Mayor de la poesía de Hispanoamérica. Posdata: así como los comitecos tenemos el orgullo de ser paisanos de Rosario, los tuxtlecos poseen el orgullo de ser paisanos de Oliva. Con todo respeto hago en esta carta, querida mía, la propuesta de la creación del Museo Óscar Oliva, en Tuxtla, que sea un espacio que honre su vida y la de todo Tuxtla, de todo Chiapas, de todo México. ¡Se están tardando, conejos cultos! ¡Tzatz Comitán!