lunes, 11 de agosto de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO

Querida Mariana: Lupita Gordillo me invitó para hacer unos comentarios en la presentación del libro “El nuevo amanecer de los mayas”, de Natalio Hernández. El acto fue el 7 de agosto 2025, en el auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos. Natalio no acudió porque ese día recibió la Medalla Rosario Castellanos, máximo galardón que otorga el Congreso del estado de Chiapas. Envió un video. Después de la exhibición, subimos al escenario Olivia Bonifaz, Hermilo Aranda y yo. Olivia hizo un preciso análisis del contenido del libro, Hermilo una reflexión acerca del título de la obra y yo leí el textito que te comparto: Buena tarde. Natalio llegó a Comitán, ciudad cuyo nombre viene de la antigua palabra Comitlán, voz náhuatl. Llegó en año glorioso, 2025 es el año donde celebramos el Centenario del Nacimiento de nuestra niña más amada: Rosario Castellanos. Llegó para presentar su libro “El nuevo amanecer de los mayas”, cuya ventana de entrada muestra el poema “Al árbol que hay en medio de los pueblos”: “Por caminos de hormigas traje el pie del regreso hasta este corazón de alto follaje trémulo. Ceiba que disemina mi raza entre los vientos, sombra en la que se amaron mis abuelos. Bajo tus ramas deja que mi camino se acueste. Padre de tantas voces, Protégeme”. El árbol sagrado de los mayas es la ceiba. Natalio ha sembrado en su libro ¡tres ceibas! Ha llegado desde la Ciudad de México para quedarse en Chiapas. Sus biógrafos nos dicen que Natalio es hablante de la lengua náhuatl. Su interés por la cultura maya, como dice nuestro gobernador: civilización madre, se debe a un genuino activismo a favor de las culturas prehispánicas. Ha sido un gran promotor de la interculturalidad. Natalio, en tres ensayos, nos entrega tres ceibas plantadas en este libro que presenta hoy, hoy, 7 de agosto de 2025, cuando conmemoramos el aniversario cincuenta y uno del lamentable fallecimiento de Rosario Castellanos y celebramos por todo lo alto que Natalio haya recibido la Medalla Rosario Castellanos, máxima presea que otorga el Congreso del estado de Chiapas. Natalio viene de otras latitudes, pero muy cercanas, a decirnos que los mestizos deben respetar y reconocer a los indígenas y éstos respetar y reconocer a aquéllos. A final de cuentas el encuentro es entre un ser humano con otro ser humano, seres llenos de historias, de sentimientos. Natalio ha vuelto su mirada atenta e inteligente hacia Chiapas, hacia este horizonte donde, asegura, sale un nuevo sol que ven los descendientes de los mayas, de los antiguos abuelos mencionados por Rosario Castellanos en su poema “Al árbol que hay en medio de los pueblos”. Natalio vino a sembrar tres ceibas en medio de nuestros pueblos, vino a honrar a nuestra cultura, a recordarnos que el Chiapas del siglo XXI está conformado por dos arterias, donde mana la palabra infinita: la arteria de las lenguas indígenas y la arteria de la lengua castellana, idiomas que nos enseñan los caminos donde hemos transitado. No podemos ignorar ni a unas ni a otras, sería tanto como cortar ramas importantes de los árboles sagrados. El ahora Medalla Rosario Castellanos vino a entregarnos tres ceibas imponentes. Depende de nuestra sensibilidad darles abono, hacerlas crecer desde su prestigio de árboles sagrados de los mayas, donde están sembradas nuestras raíces. Por esto, la sugerencia es acercarse al conocimiento de las reflexiones de Natalio, para que tengamos un mundo más amable, más rico en gajos culturales; para que Chiapas crezca en el nido de la gran cultura que nos legaron los antiguos. Ojalá que muchas personas puedan leer el libro “El nuevo amanecer de los mayas”, para abrevar de la fuente sagrada y reflexionar en la importancia de acercarnos al conocimiento ancestral. Natalio llegó a Comitán, antigua Comitlán, antigua Balún Canán. Él es un hombre sabio, en su corazón trae la savia del conocimiento eterno, el que ha hecho camino a través de siglos. Este aplauso es para Natalio Hernández. Posdata: así, junto con otros actos, conmemoramos el aniversario número cincuenta y uno del lamentable fallecimiento de Rosario Castellanos, en el año donde celebramos el Centenario de su Nacimiento. ¡Tzatz Comitán!