lunes, 8 de agosto de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN DATSUN EN OCRES

Querida Mariana: esta fotografía la robé del Facebook; la compartió el maestro Sanchírico, quien aparece vestido con tonos azules. Te mando copia porque es una manera de celebrar un trigésimo aniversario, este instante fue capturado en 1992. Han pasado treinta años de ese momento supremo, donde quedaron inmortalizados dos grandes artistas plásticos de esta tierra, a pesar de que el maestro Mario Luis Jaimes Sanchírico nació en Puebla (en Comitán la mayoría le dice maestro Sanchírico, porque el apellido materno es más sonoro que el apellido paterno). Mario sí es originario de esta maravillosa tierra. Si le echás pluma mirás que el maestro Mario Luis lleva más de treinta años viviendo en nuestro pueblo, ya es comiteco. Un día llegó a Comitán y acá se quedó. Geniales artistas plásticos. Mario, hace poco, a invitación del Senado de la República, presentó algunas de sus maravillosas acuarelas en el vestíbulo de ese recinto. Conocí al maestro Sanchírico en los años ochenta. Una vez organizamos una exposición en la galería que abrimos mi Paty y yo: Galería Bonampak. Ambos artistas participaron con su obra en esa ocasión. El maestro participó con un bellísimo retrato al óleo de Coya Bermúdez. Reconocí que Sanchírico era un excelso retratista, con mano diestra y excelso colorido. Entiendo, sin asegurarlo, que el datsun que acá se ve era del maestro, con esos tonos ocres gritaba ¡acá va un artista plástico! Mario, en ese tiempo, pintaba unos cuadros maravillosos con influencia surrealista y con apliques de cáscara de huevo, que le permitía ofrecer unos rostros craquelados maravillosos. Los dos cuadros impactaron a los espectadores. Como era una expo – venta, una persona se acercó para preguntar el precio del retrato de Coya (vestida con traje de charra, con un hermosísimo sombrero). No, perdón, le dijimos, esta obra ya está vendida (sólo estaba en calidad de préstamo). A la hora que salió la persona le colocamos una tarjeta que aclaraba que era una obra en préstamo, que pertenecía a una colección privada (sin duda que Coya debe conservar esa obra maravillosa). Pero una de las obras de Mario sí la vendimos. Una mañana llegó don Héctor González Carrillo, maravilloso personaje de nuestra ciudad, se detuvo durante mucho tiempo frente al cuadro. Al final me dijo que le había gustado y preguntó por el precio, dijo que regresaría al siguiente día y ¡cumplió! Tal vez alguno de los hijos aún conserva ese cuadro del genial Mario. A la hora de la fotografía ellos se recargaron en el carrito que estaba estacionado a mitad de la calle (cómo no, es una de las amplísimas calles de la colonia Miguel Alemán). No sé si Sanchírico vivía ahí en la colonia, ¡Mario sí! La casa del papá de Mario estaba en la colonia Miguel Alemán, ahora él vive en otra casa, pero en la misma colonia. ¿En la colonia Miguel Alemán vive Sanchírico? No me hagás mucho caso, pero tengo la impresión que sí, que ahí vive. La única certeza es que en 1992, hace treinta años, ambos artistas posaron para esta maravillosa fotografía. El sol les pegaba de frente, era tan intenso que Mario se sostuvo de ambas puertas y cerró los ojos tantito, el maestro Sanchírico, con más experiencia, se puso los lentes y dejó que el sol buscara por dónde meterse. ¿Ya viste el árbol del fondo? ¡Qué árbol tan bello! ¿Ya viste las tradicionales celosías comitecas que rematan en la barda del fondo? ¡Qué belleza! Vi la fotografía y mi rostro se alegró, mi mente me llevó a momentos vividos años antes, en 1989, cuando se hizo la exposición en la galería. En esa galería honramos a dos excelentes artistas de Comitán. Tuvimos dos salas amplias, iluminadas, y colocamos dos placas para celebrar la vida y obra del maestro Paquito García y del maestro Javier Mandujano Solórzano. Cuando levantamos la galería, porque no dio los resultados esperados, pedimos permiso para colocar esas placas en la Biblioteca Pública, pero ya no las he visto, por ahí se extraviaron, lo mismo sucedió con los retratos de los homenajeados. El retrato del maestro Güero lo realizaron los hermanos Alfonzo Meza y el retrato del maestro Paquito, su alumno Valdemar Castañeda. Posdata: durante el paso del tiempo se extravían muchos objetos, muchos instantes. ¿Aún “vive” el carrito datsun del maestro Sanchírico? No lo creo. Ellos, los tocayos Mario, aún viven, gracias a la divinidad. Son vidas estimulantes, sus manos prodigiosas pintaron la esperanza en los cielos de esta tierra. No sé si el maestro Sanchírico sigue pintando, Mario Pinto ¡sí! Por eso, cuando vi esta fotografía, me sentí pleno, hacé de cuenta que rescataba algo extraviado, un tiempo ya ido, un hermoso árbol y una fantástica celosía con ladrillos acostados e inclinados. ¡Tzatz Comitán!