jueves, 14 de noviembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON HISTORIA DE VIDA
Querida Mariana: ¿vos sabés qué es la Carta de Atenas? Ya sé qué dirás, que vos sabés qué es la Carta a Mariana. Sucede que el otro día vi el podcast que dirigen Cristina Ochoa y mi amiga Damaris Disner y en la plática apareció el término Carta de Atenas.
Lo dijo el invitado, nuestro paisano, el admirado arquitecto Luis Javier Flores Cancino. En cuanto terminó el programa busqué en Internet y hallé que la famosa Carta de Atenas dice: “separación funcional de los lugares de residencia, ocio y trabajo poniendo en entredicho el carácter y la densidad de la ciudad tradicional”. La Carta de Atenas fue presentada en los años treinta del siglo pasado. ¡Ya llovió! Esto fue lo que platicó Luis Javier, en una charla muy sabrosa. La famosa carta decía que todo debería estar separado, por un lado las residencias, por otro los lugares de ocio y en otro los sitios de trabajo. Esta propuesta de urbanismo propició lo que se ve en muchos lugares todos los días: los empleados destinan muchas horas para el traslado de sus casas a los lugares de trabajo.
Te conté que cuando fui a estudiar a la Ciudad de México en la Universidad Nacional Autónoma de México hubo dos criterios de elección, los compas que decidimos vivir en las casas de huéspedes de paisanos y los que buscaron casas de huéspedes que estuvieran cerca de la UNAM. Estos últimos no necesitaron treparse todas las mañanas en autobuses que tardaban más de media hora para llegar a Ciudad Universitaria, se ahorraban lo del pasaje y al salir de clases llegaban en un dos por tres a comer. Este criterio era contrario a lo que recomendaba la famosa Carta de Atenas.
Lo que contó Luis Javier fue motivo para reflexionar acerca del tema de las ciudades que, al menos en nuestros países tercermundistas, son un problema por el crecimiento desmedido que se da.
El programa de Damaris y Cristina se llama “Desde el tejado de la infancia” e inicia, como su nombre lo indica, enterándonos de los primeros años de vida del entrevistado o entrevistada. En el caso de Luis Javier nos compartió que, en su niñez, le encantaba rayar libretas, las líneas aparentaban ser croquis de ciudades, dibujaba carritos, personas y edificios. Una primera lectura de tal pasión indicaría que ya se presentaba la vocación del actual profesionista, porque Luis Javier tiene un gran conocimiento acerca del urbanismo. La infancia es el primer paso del destino.
Tal pasión se robustecía con el programa de televisión de moda en aquellos años: “Los Supersónicos", que era una caricatura donde se presentaba el futuro de mediados del siglo XXI, había robots, autos voladores y las residencias estaban suspendidas en el aire, porque estaban a gran distancia del suelo, sostenidas en tubos.
Luis dice que el futuro nos quedó a deber, los autos no vuelan, seguimos en el suelo. ¿Cuál será la ciudad del futuro de la segunda mitad del siglo XXI? Sé que todo mundo pensará en diversas opciones. Digo que si el porvenir estuviera en manos de gente visionaria y talentosa como Luis Javier las ciudades serían más humanas. La plática logró su objetivo, conocimos algo íntimo de la infancia de Luis Javier, supimos cómo su vocación ya tenía destinado un sendero y nos regaló temas para la reflexión, porque un gran porcentaje de los seres humanos vive en conglomerados citadinos, demandantes de muchos servicios.
Sé que los arquitectos que se dedican al urbanismo son menos que quienes se dedican a construir residencias. El urbanismo exige una preparación especial, porque no sólo diseñan espacios familiares sino comunitarios, piensan en todos.
Nuestro paisano dijo que una de sus grandes experiencias fue un viaje de intercambio que realizó a Brasil, donde conoció Brasilia, proyecto del gran arquitecto Niemeyer, al lado de Lúcio Costa, quien fue el autor del plano urbanístico de Brasilia, proyecto citadino que inició de cero, que permitió el control absoluto del diseño.
¿Cuál fue el colofón de la charla? Que necesitamos ciudades más humanas, que no privilegien al automóvil sino al peatón. Luis Javier mostró fotografías de los mini parques que diseñó para Comitán, donde se eliminó un cajón de estacionamiento y se transformó en un espacio de convivencia. Ese fue un instante prodigioso para nuestra ciudad. Por desgracia, no prosperó la siembra, al contrario, se podó, porque los automovilistas exigieron espacios para estacionar sus máquinas, durante todo el día.
Posdata: al terminar el programa pensé que cuando he estado en ciudades donde el auto ha perdido preeminencia y las calles las han convertido en andadores, me he sentido bien, porque he tenido la sensación de estar en un lugar armonioso. Me ha encantado caminar por las ciudades que son como un abrazo afectuoso. Es lo que he pensado, es lo que pensé con la charla que, generosamente, compartió Luis Javier. Vos y yo nos quedamos con la Carta a Mariana, que forma una comunidad majestuosa, donde los integrantes viven a gusto.
¡Tzatz Comitán!