lunes, 30 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LUGAR FASCINANTE

Querida Mariana: te contaré de El Dorado. Me costó trabajo hallar el adjetivo que se acerque a lo que es este espacio. ¿Qué decir de un lugar maravilloso? ¿Necesita adjetivos calificativos? Tal vez sí, porque es una forma de hablar de las cualidades de un espacio. Tengo la experiencia de testimonios de viajeros, cuando vuelven al pueblo usan adjetivos para compartir lo vivido. ¿Qué adjetivo describe mejor la emoción de conocer y estar en El Dorado, en el fascinante pueblo de Tzimol? Sé que vos estuviste una vez en El Dorado. Fuiste con tu novio y su familia. Cuando regresaste vi en tu mirada que habías estado en un lugar que, tal vez, ya es un adjetivo en sí mismo. Porque sí, hay lugares que los adjetivos del diccionario no alcanzan para nombrarlos, son lugares que se vuelven adjetivos para definir lo excelso. ¿Se puede decir “El dorado” para nombrar lo maravilloso? Es decir, a partir de hoy ¿El Dorado es un adjetivo para decir que todo es único? ¿Puede el novio satisfecho decir que la relación con su niña amada es como “El Dorado”? Soy testigo (así a distancia) del prodigio que Lourdes y Xavier han sembrado en Tzimol. Desde el principio vieron que ese espacio tenía todo para convertirse en el enjambre de luz que es ahora, el espacio contaba con aire limpio, con árboles majestuosos y con un venero de agua cristalina. Lourdes vio que ahí las flores eran colibríes que volaban en todos lados; supo que era un espacio para que ellos vivieran, un espacio para compartir con los demás. Y, con amor, pasión, fueron colocando peldaños en el piso del aire hasta lograr el espacio que ahora tienen y ponen a disposición de las familias. El otro día fuimos con Paty Cajcam; fuimos a entregar el libro “Yo también hablo de Rosario Castellanos”, de mi autoría, libro que compró Xavier. Como nuestra política es la de servicio VIP fuimos a Tzimol para entregar en mano propia el ejemplar; en realidad, Xavier nos dio el feliz pretexto de visitarlos, de estar en El Dorado, espacio de excelencia. Cuando llegamos Xavier nadaba en la alberca (piscina, dice mi mamá) y Lourdes cuidaba algunas plantas cerca de su casa. Nos dio pena interrumpir a Xavier en la práctica, pero dijo que ya había terminado su diaria sesión y salió de la alberca. Yo (me conocés) pinté mi clásica raya de “atrás que estoy platicando”, porque siempre debo estar, mínimo, a metro y medio de un lugar donde hay agua (mejor si son dos o tres metros). No sé nadar y sólo me acerco al agua cuando llueve o cuando me baño (igual que Xavier lo hago todos los días). Xavier salió de la alberca, le entregué a Lourdes el ejemplar del libro y platicamos un rato. Debíamos ir con Paty Cajcam a la Palapa de Modín, restaurante que está pasando la Rejoya, donde preparan un filete de pescado con hoja de momón de rechupete, exquisito. ¿Puedo hacerte una sugerencia para tu fin de semana? ¡No lo pensés más! ¡Andá a El Dorado! Xavier y Lourdes han preparado para vos y tu familia un espacio agradabilísimo. Tienen habitaciones con todas las comodidades y con una asepsia del ciento por ciento. La mañana que estuvimos con ellos pensé en todas las ventajas de estar alejado del “mundanal ruido”; dormir como bendito, despertar y meterte en la alberca, sentir la sensación de estar en una burbuja llena de agua y aire; aprovechar un tratamiento de relajación que te brindará Lourdes; botarse, literalmente hacerlo, en una hamaca colgada de ramas de enormes árboles, abuelos generosos; pedir que te lleven el filete de pescado con hoja de momón, de la Palapa de Modín. Sí, ellos también te proporcionan ese servicio VIP, te llevan el desayuno hasta El Dorado. Lourdes y Xavier han creado un espacio que no tiene más definición que ésta: es un lugar “El Dorado”, porque al pronunciarlo se nombra a lo mejor de la vida. El Dorado está cerquísima de Comitán, cerca de San Cristóbal de Las Casas, es un lugar prodigioso, un lugar donde la familia podrá tener un verdadero reencuentro con la naturaleza y consigo mismo. El contacto con la esencia de la vida permite una conexión maravillosa con lo más íntimo de nuestro ser. Esta clase de lugares se definen como El Paraíso, porque tienen mucha semejanza con el jardín del principio, lugar donde todo era edénico, donde todo permanecía intocado para disfrute del alma. Posdata: sugiero que tu próximo viaje vea hacia Tzimol, hacia El Dorado. Un buen fin de semana lo disfrutarás como nunca y tu espíritu te lo agradecerá, porque no hay como estar con uno mismo en un ambiente de paz y tranquilidad. A partir de hoy deseo que tus días, todos, sean “El Dorado”. ¡Tzatz Comitán!