jueves, 5 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, AL DESPERTAR

Querida Mariana: desperté. Una mañana desperté en Comitán. Lo supe porque un pájaro cantaba a lo lejos. Fui a la ventana de la cocina y lo escuché. Era de madrugada y el pájaro parecía ignorarlo, porque cantaba como si estuviese en un teatro en Milán. Esto hubiese sido posible si yo hubiera despertado en Italia, la tierra de mis ancestros, pero no, yo había despertado en Comitán y el pájaro estaba en la misma ciudad que yo, él en la rama de un árbol y yo en la cocina, calentando un poco de agua para tomar un té de limón. Pensé que si hubiese despertado en Milán tal vez haría lo mismo, calentar agua para tomar un té, pero di gracias por haber despertado en Comitán, porque el pájaro seguía desgranando su canto con un asombro de arco iris, como si su misión en el mundo, cuando menos este día, a esta hora, fuese la de alegrarme el corazón, la de sentir que el día sería fastuoso, porque no siempre un Pavarotti comiteco canta sólo para mí, porque estuve seguro que nadie más escuchaba ese canto. Mi vecina también se despierta temprano, un poco antes que yo, pero ella no tiene tiempo para embelesos, ella corta los jitomates, la cebolla, el chile y prende la licuadora para hacer la salsa que acompaña los tamales que ofrece en la terminal de las combis que van a Tuxtla. En cambio, yo, mientras esperaba que el agua se calentara, escuché el canto del pájaro que imaginé sobre la rama de un árbol, en alguna casa vecina. Desperté en la cama donde me acosté; el pájaro también despertó en la rama que eligió. No sé a qué hora se durmió ni sé si soñó. Yo sí soñé. Recuerdo que estaba en París, caminaba por la orilla del Sena, donde están los puestos de libros. Soñé que me detenía ante un puesto y hojeaba los libros en francés y esto no me impresionaba, porque en mi sueño yo podía leer en francés. Cuando desperté lo hice en Comitán, no recordaba ni una palabra en francés, había olvidado por completo la lengua de Balzac. Recuerdo que pensé: eso te pasa por despertar lejos del Sena. Me sentí mal, como si hubiese extraviado algo, pero cuando escuché el pájaro comiteco algo como un arcoiris me acompañó. Posdata: sólo en sueños despierto en otros lugares. Un día soñé que despertaba en un espacio yermo, como si fuese un paisaje de Marte y nadie había, sólo rocas de color azul, sin pájaros; sólo un manto de brutal silencio. Hubo un tiempo que despertaba en Puebla. Como la casa estaba frente al bosque de Ciudad Universitaria, oía también el canto de pájaros, muy temprano. No soy experto en cantos de pájaros, pero sé advertir una diferencia: no canta igual el pájaro comiteco que el pájaro del Asia. Algo tiene el canto de los pájaros que, como si fuesen personas, también hablan diferentes lenguas. ¿Es así? En realidad, no lo sé, pero advierto que el pájaro francés tiene un tono diferente. Imaginá lo afortunados que somos los comitecos, nosotros hablamos con un singular cantadito, pensá en el agregado de los pájaros, cantan y encima le agregan el cantadito de la región. ¡Tzatz Comitán!