domingo, 1 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON CELEBRACIÓN

Querida Mariana: la foto fue tomada en Toluca, hace cincuenta años. Ahí están cuatro comitecos, de paseo. En 1975, mi primo Gil González Córdova tenía un auto, Renault, y ese auto los llevaba a muchas partes. Esa mañana, de 1975, El Chino fue el chofer. Es de imaginar el viaje por la autopista. Subieron, porque Toluca está unos cuatrocientos metros por encima de la altitud de la gran ciudad de México. A estos chicos el frío les hacía lo mismo que el viento le hizo a Juárez. El Chino, incluso, anda con camiseta. ¿Cuántos años tenían? ¿Veinte? ¿Un poquito más? Los cuatro chicos del Renault subieron por la autopista hasta llegar a la tierra del famoso chorizo verde y de los más recientes campeones del fútbol mexicano. En Toluca vivió el gran dibujante chiapaneco Gonzalo Utrilla. Tal vez él estaba ahí el día que los comitecos entraron a la ciudad. Se dice fácil, pero han pasado cincuenta años de este momento. Cuatro jóvenes en la convivencia. Celebro que los cuatro viven, siguen remando desde su barco, cada uno desde diversas trincheras, el que está de camisa blanca es René Ramírez, quien radica en nuestro Comitán; mi primo Gil, quien está al centro, radica en Chiapas, entiendo que en Tuxtla; atrás está Hugo Ramírez, quien vive en Pachuca, la Bella Airosa. ¿Y el famoso Chino? Él radica en la Ciudad de México. El Chino, cuyo nombre es Alfredo Gordillo Zamora, también está celebrando cincuenta años de amistad inquebrantable con Mario Bonifaz y Enrique Penagos, tres mosqueteros que se demuestran un cariño sin fecha de caducidad. Digo que Gil tuvo un Renault que lo llevó a él y a sus compas a muchos viajes, imagino a los chicos poniendo un casete con la música de aquellos años, música emblemática, tanto que hace pocos días Mario Uvence celebró su cumpleaños setenta con música de los setenta. Qué escucharían estos chavos en ese viaje, ahora mítico, porque se cumplen cincuenta años de esa mañana soleada. En los años setenta sonaban los Bee Gees, Gloria Gaynor (¡la reina!), Barry White (¡el rey!). ¿Sabés a quién le compró el auto mi primo Gil? Al dueño de la Librería Gandhi. ¿Lo imaginás? Era un auto con historia, primero fue de uno de los vendedores más grandes de libros en el país, y luego fue de mi primo para que conviviera con los cuates. Todo en onda. ¿Ya viste los pantalones acampanados? ¿El cabello largo? Hugo tuvo siempre una larga y cuidada cabellera. El Chino no necesitaba hacerse afro, ya lo traía de nacencia, sólo se lo dejaba crecer. Siempre me pregunté por qué al Chino le decimos así. La lógica dicta que a quien le dicen chino es porque tiene algún rasgo oriental, elemento que no posee nuestro amigo; parece que el apodo le llegó por su cabello, ya que en Comitán al cabello ensortijado se le dice cabello chino. ”Tu hijito tiene bien chinito el cabello”, se escucha decir con frecuencia. Hoy, los cuatro protagonistas de esta historia la viven para honrarla, para decir a medio mundo que la amistad se afianza en el instante compartido. Posdata: en 1975 yo también andaba en el centro del país, tal vez cuando René, Hugo, Gil y El Chino se tomaban esta foto yo estaba leyendo en la Biblioteca Central de la UNAM. Nuestras vidas han sido inolvidables viajes, en autos Renault o a través de novelas y cuentos. ¡Tzatz Comitán!