lunes, 2 de junio de 2025
CARTA A MARIANA, CON DEPORTE
Querida Mariana: acá están Eddy y Ada; Eddy RAMBO y Ada Vázquez, ellos participaron en la edición más reciente de la carrera LOS VENGADORES DE LA JUSTICIA.
Cuando los vi llegar a la meta pensé que en Comitán vivíamos en un universo alterno de MARVEL. Nunca imaginé que fuera tal el júbilo por participar en carreras pedestres de cuatro y de ocho kilómetros. El domingo 25 de mayo, participaron 710 personas, de diversas edades. Fue una gran fiesta. Como casi no salgo de casa no disfruto de estos actos donde la gente se divierte, se divierte haciendo deporte, en convivencia con amigos, en pareja, con los hijos. Y digo que fue una gran fiesta, porque el arco de meta estuvo cerca del templo de Santo Domingo y el atrio estaba luminoso, en la esquina la tradicional venta de tamales de bola y pedazos de rosca, más acá el puesto de libros y artículos religiosos (cada uno en su chamba), un señor con una mesa pequeña vendiendo salsa habanera Las Yucas (que se veían bien machas). Puestos de protección, pedazos de naranja y plátano para los corredores, venta de artículos deportivos, cachuchas, playeras, tenis; un módulo con dos camillas profesionales para masajes. Vi a una chica, boca abajo, que recibía masaje en los muslos, los expertos subían y bajaban sus manos con algún aceite esencial. La algarabía era enorme. Ya pronto ocurriría la ceremonia de premiación. Muy cerca de donde estaba una señora vendiendo hojuelas estaba el siguiente letrero: “Tu salud no es a medias debe ser total”.
Total era mi rechazo al deporte en los años sesenta. Digo esto porque odiaba que, en clase de educación física, el maestro nos obligara a subir corriendo la pendiente del panteón. Yo era un chico de doce años, gordito. A mitad de la subida me sentaba en una piedra, llorando, me resistía a continuar. ¿Carreras? Cruz, cruz, que se vaya el diablo y vuelva Jesús. Por eso me sorprendió el número de participantes, 710, todos emocionados al recibir su medalla, colorados, sudorosos, pero felices, chupando un pedazo de naranja. Tenés razón, no vi ningún timboncito, la mayoría con cuerpo atlético, claro el que se llevaba la atención era Rambo, por la profusión de sus tatuajes llenos de colorido, su piel ha servido como lienzo para esos diseños.
En el argüende hallé a Claris Hernández, quien me dijo que la organizadora de la carrera es Violeta Russo, me quité la cachucha ante la mención de su nombre, porque la imaginé una mujer echada para adelante, ¡con esa capacidad de convocatoria!
En el Facebook encontré que esta agrupación la integra “una chaviza con energía y un corazón lleno de amor, dispuestos a ayudar a las personas que necesitan de abrigo y de fuerzas para seguir”. Así que es una organización altruista que, asimismo, fomenta el deporte. Todo lo vi de lejitos, pero ya no me cayó mal la carrera. La disciplina hace que baje la panza y pueda disfrutarse correr en una subida y cada uno puede llevar la carrera a su paso, así entiendo ahora a la vida.
Posdata: cuando le pregunté por su nombre verdadero él dijo: Eddy RAMBO.
¡Tzatz Comitán!