domingo, 26 de mayo de 2024

CARTA A MARIANA, CON FESTEJO

Querida Mariana: el viernes, a la una de la tarde, recibí una llamada de un número no registrado. Contesté y me dio gusto escuchar el nombre de quien me llamaba: el querido doctor Armando Cordero. La familia Cordero Sánchez es muy apreciada en la familia. Mi mamá tiene gran amistad con la maestra Elvia, esposa del doctor, porque a la maestra le encantaba el tejido (tal vez sigue con esa afición) y llegaba frecuentemente a la tienda de estambres que tenía mi mamá, llegaba a comprar y se quedaba a platicar. El doctor me dijo que me invitaba a un desayuno que le ofrecerían a su hijo, mi querido licenciado Emmanuel Cordero Sánchez. Voy, sí, doctor Armando, voy, dije. La cita fue para el sábado 25 de mayo de 2024, en el Restaurante Tío Javi, de mi ahijado Javier Aguilar Cantoral. Al colgar recordé que teníamos algún asunto en agenda. Le pregunté a Paty Cajcam, me confirmó que teníamos grabación en La Trinitaria, a las diez y media de la mañana. ¡Dios mío! ¿Qué hacer? Pensé que iría un ratito al desayuno, porque la invitación era un honor para mí. El sábado temprano fuimos al mercado del Cedro, con mi Paty, compramos fruta, verdura, tortillas, pitaules y un arbolito (Benjamina) que ella quiere plantar en el patio de la casa. Regresamos a casa, caminé al parque central y busqué un amigo bolero para que le diera un trapazo a los zapatos. A los diez minutos antes de las nueve caminé hacia el restaurante. En la entrada saludé a la maestra Luz María Recinos, quien fue síndica en la administración municipal del presidente Emmanuel, a mi querido compadrito Roberto Álvarez, quien fue el primer regidor, así como a mi ahijado Javier. Puros amigos. Qué bendición. El patio se fue llenando de amigos de la familia y a las nueve y media sólo cabía el alfiler de la amistad. Dios mío, ya debía retirarme, lamenté hacerlo, pero el compromiso contraído con anterioridad exigía mi presencia. Alcancé a saludar al licenciado Emmanuel, le deseé mucho éxito. En el camino a la oficina pensé en tres puntitos. El primero fue que no era casual que la familia Cordero Sánchez convocara a amigos precisamente esa mañana, porque ese día era el cumpleaños 99 de Rosario, y aunque la CFE volvió a hacer su travesura de quitar la “luz”, el festejo para Rosario se hizo porque ella sigue iluminando al mundo. Lo segundo fue que recordé que la imagen emblema del ayuntamiento del licenciado Emmanuel fue precisamente la de Rosario Castellanos. Eso resultó un gran acierto, porque reconoció el talento de la mujer que colocó el nombre de Comitán en todo el mundo. Y lo tercero fue un verso de un poema de Rosario donde escribió: “debe haber otro modo de ser”. Es lo que la sociedad comiteca anhela. Eso pensé al caminar con rumbo a la oficina; pensé que en ese instante hacía uso del micrófono mi compadre para dar la bienvenida, para continuar con el mensaje del licenciado Emmanuel. Cuando saludé a mi compadre Roberto y escuché música en marimba en las bocinas le pregunté si tenían planta de luz o su influencia llegaba hasta Bartlet. Él palmeó mi espalda y rio. Posdata: me habría gustado no tener el compromiso para quedarme al desayuno, no para desayunar, porque ya mirás que yo le entro a las cinco y media de la mañana, todos los días. Me habría gustado estar ahí para escuchar los mensajes, las palabras comitecas en el día del cumpleaños de nuestra Rosario. La foto la robé del muro de la maestra Elvia. ¡Tzatz Comitán!