martes, 9 de julio de 2024

CARTA A MARIANA, CON ACTOS DE VENTRILOQUÍA

Querida Mariana: cualquiera puede ser payaso, pero pocos son ventrílocuos. ¿Has conocido a un ventrílocuo comiteco? Estoy seguro que no. ¿Payasos? ¡Ah, para aventar! Cualquier persona hace payasadas, pero actos de ventriloquía ¡pocos! Y es que, como su nombre lo dice, los ventrílocuos “hablan” con el vientre. Es muy sutil el movimiento de los labios del ventrílocuo, para que los espectadores no lo noten y “piensen” que el muñeco es el que habla, porque no hay ventrílocuo sin muñeco. Recuerdo con admiración a Carlos que tenía sus títeres Neto y Titino, ah, personajes geniales. El favorito de todos (bueno, de la mayoría) era Titino, por la vocecita de niño que tenía, como de liga que se extiende. Vos sos muy joven, pero en los años ochenta del siglo pasado hubo un famoso programa de televisión que se llamó “La carabina de Ambrosio”, donde hicieron una parodia, César Costa era el ventrílocuo y Chabelo representaba al muñeco. Ambos artistas hicieron una dupla genial y se aventaban unos buenos gags. Recientemente (digo, hace pocos años) apareció Johnny Welch en la tele, con su muñeco “El mofles”. Los ventrílocuos son artistas con gran talento, porque no sólo se trata de presentar diálogos interesantes y humorísticos sino hacer creer a los espectadores que los acompañantes tienen vida, esto requiere que los muñecos tengan una personalidad bien definida. En la película “El hombre de papel”, donde López Tarso logra una soberbia actuación, el cantante Luis Aguilar (El gallo giro) aparece con “Titino” en sus piernas haciendo una representación en una gran avenida de la Ciudad de México, como es usual, la gente se arremolina y disfruta el espectáculo, López Tarso también se detiene y ve asombrado al muñeco, quien le pide que se acerque y al final le saca un peso por un beso. La escena es de tal verosimilitud que todo mundo se olvida que Titino es un simple títere, un vulgar muñeco. Por supuesto que la magia del cine provoca todo (eso vos lo sabés bien), el Gallo giro en su vida fue ventrílocuo, pero hace la representación. La voz de Titino es la de Carlos, su creador. Pues vos no estás para saberlo, pero yo sí para contarlo: en Comitán, a fines de la primera decena del siglo XXI hubo una dupla sensacional, acá te los presento: “Molki Welch” con su muñeco “El Morales Contreras”, hacé de cuenta César Costa y Chabelo. Ya te diste cuenta que Molki Welch es el Arenillero y el muñeco es José Antonio Morales, quien fue el primer rector de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar. En la entrega del Óscar de ese año, José Antonio estuvo a punto de ganarlo como La Mejor Caracterización, su horma es la de todos los días, es chaparrito, pelón, siempre amable, con una vena humorística especial (¿ya viste que le pintaron las líneas de la mandíbula?). Fue muy sencillo lograr su caracterización. A mí me pusieron una peluca de cabello dorado (como si fuera de Paulina Rubio) y una gorra. Un amigo de generación me dijo que si el Welch era como un homenaje para la bellísima actriz Raquel Welch. ¡No, no! Fue para imitar al compañero de “El mofles”: Johnny Welch. La presentación fue un éxito total, pero como somos actores de prestigio fue una actuación única. Esperamos sentados que volvieran a invitarnos. Tal vez como cobramos lo que nos merecemos la gente prefirió contratar a artistas más baratos y así vemos que en muchos festejos contratan payasos. Que con su pan se lo coman. ¿En dónde fue nuestro debut y despedida, como dirían Los Ángeles Negros? Fue en el patio central de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar. El acto fue en conmemoración del Día del Estudiante, donde el magisterio celebra a sus estudiantes. Posdata: nuestros diálogos tuvieron como eje el mote del muñeco: Contreras, nunca estaba de acuerdo conmigo, mi ánimo optimista se topó con pared ante sus argumentos. Por supuesto, las carcajadas brotaron cuando él actuaba. También debió estar nominado como mejor actor, pero nanay. ¡Tzatz Comitán!