miércoles, 17 de julio de 2024

CARTA A MARIANA, CON GATOS

Querida Mariana: mi Paty tiene una perrita (la Pigosa) y un gato adoptado (ya llegó a casa con su acta de nacimiento y ésta decía: Félix). Ella ama a sus dos animalitos, pero siempre me ha dicho que prefiere los gatos, cuando nos casamos, en la Ciudad de México, puso su carita de niña buena y casi exigió que le comprara un gato (Kremlin, un gato siamés). Dios mío, pensé que mi luna de miel iba a ser de dos, naranjas de Chicomuselo, el gato se metió y se volvió como el consentido, el que exigía toda la atención. Como viajamos en nuestro carrito (un Renault) la parte de atrás se volvió el territorio del gato, a cada rato le pedía a Paty que limpiara el arenero. Julio Cortázar fue igual que Paty, Carlos Monsiváis, también. Ambos escritores amaban a los gatos. Bueno, Alejandra Molina, fundadora del restaurante Malva, food and drinks, también es apasionada de los gatos (de los michis, dice ella). Alejandra tiene un refugio de gatos, en su casa. Fijate que conocí ambos espacios, su restaurante (está a una cuadra de Soriana) y su refugio. El día que fui tenía veintitantos gatitos. No sólo ama los gatos, también ama a su familia y a los libros. En su café (que ofrece platillos exquisitos, con precios económicos) tiene un librero con libros, ese chunche constituye “La michiteca”. ¿Se necesita ser un gato culto para aprovechar la lectura? No, basta llegar y pedir un café. Cuando pagués no te cobrarán el alquiler del libro, sólo el costo de lo que hayás consumido. ¿Querés dejar propina? Genial, porque todas las propinas se utilizan para comprar arena y croquetas para los mishis. Es decir, todo consumo en Malva es con causa. ¡Genial! ¿Cómo llegar? Ya dije que está a una cuadra de Soriana, en el barrio La Candelaria. Ya mirás que Soriana está entre dos calles, la que va al centro de Comitán es donde está Malva. El espacio es pequeño, pero muy agradable. Mi tocaya es economista, egresada de la Facultad de Ciencias Sociales, de la UNACH; pero como es amante del arte ha impartido talleres de esta actividad. Ahora bien, ¿de dónde le llegó el amor a los gatos? Dice que desde niña se compadecía de los gatitos callejeros, su corazón se volvía un estropajo al ver un gatito extraviado. Ella, se acuclillaba, y, lo clásico, movía los dedos mientras con sus labios decía; mishito, mishito, mishito. El gatito (clásico) se acercaba y comenzaba a hacer sus actos de seducción, ella lo abrazaba y el clic de la empatía prendía el foco verde. Ella había salido de casa sólo con su mochila, regresaba con su mochila en la espalda, pero con un gatito debajo de la playera. ¡No, no!, le decían en casa cuando miraban el bultito, pero ella suplicaba y juraba que buscaría la manera de alimentarlo. Hoy ya está casada, tiene una bebé y cuida y alimenta a gatitos que da en adopción, siempre y cuando las personas que adopten demuestren que los atienden, que los aman, que los esterilizan, que los vacunan. ¿Querés comer rico, con precios accesibles y, además, contribuir al mantenimiento de los gatitos? Pues andá a Malva. ¿Tenés ganas de poseer un gatito y quererlo mucho como Julito Cortázar amó a los michis? Pues andá a visitar el refugio que tiene Alejandra. ¿Sabés cuánto vale el desayuno, bien sabroso? Menos de cien pesos. Te sirven café, frutita y el platillo que elijás en el menú. Alejandra dice que el platillo más caro que tiene es la lasaña, la porción vale doscientos pesos. Ah, en Malva consentirás tu cuerpo y tu espíritu. Platicá con Alejandra, es una chica muy simpática y generosa, porque sirve las bebidas al dos por uno. Pucha, más consentida no podés estar. Malva abrió sus puertas en enero de este año, apenas lleva seis meses, es un emprendimiento de una mujer talentosa. Entiendo que su horario es de nueve de la mañana a cinco de la tarde. Posdata: a mí me gusta el carácter de los gatos, me conocés, no soy como Monsiváis o como Julito, pero los respeto y admiro su forma de ser, por algo los egipcios los idolatraban. El de casa es un gato que fue violentado de pequeño, pero el cariño que mi esposa le ha brindado (también mi mamá lo consiente mucho) le ha otorgado tranquilidad. Vas a decir que exagero, pero no, el gato duerme en una cama como la que vos tenés en tu casa, a mitad del colchón (pachoncito) hace un círculo con cobijas y ahí duerme tranquilo. Su arenero está en un baño que ya se volvió especial para él. Con esto queda demostrado que mi Paty quiere mucho a los gatos. Ella ya compró una bolsa de croquetas para gatos bebés, me dice que uno de estos días pasará a Malva y la donará. ¡Bien! A ver si te unís a la campaña. La pequeña ayuda hace la diferencia. Fui a Malva porque una de mis amigas en el Facebook, cuando se enteró que visito lugares mágicos en el pueblo, me sugirió conocer a mi tocaya. Agradezco la sugerencia, ha sido una grata experiencia, una “gata” experiencia. ¡Tzatz Comitán!