viernes, 29 de noviembre de 2024

CARTA A MARIANA, CON UN PRODIGIO

Querida Mariana: acá está el abuelo con el nieto. Ambos son mexicanos, pero realizaron un viaje a Europa. En ese viaje, no sé en qué lugar, el asombro se hizo presente e iluminó sus rostros. Recordá que el viaje activa en automático el botón de la admiración, la cinta de la novedad. Robo la foto que subió mi querido amigo Raúl Macal, comiteco por los cuatro puntos cardinales. Raúl y su familia viajaron a Europa, vos sabés que él es un gran viajero, así lo dijo en el Platicatorio que tuvimos hace tiempo. Viaja y nos lleva con él, porque estos tiempos permiten compartir emociones y sentimientos al instante. Raúl sube fotos a su muro y, asimismo, las comparte a través del WhatsApp. Robé la foto porque se me hizo la síntesis del viaje genial que realizaron. Los espíritus siempre dispuestos a recibir la luz del río ajeno, en el que posamos la vista por un instante que se diluye en el aire, pero que permanece por siempre en el alma de los viajeros. ¿Ya viste la emoción del pequeño Alessito, nieto de Raúl? Mi amigo parece contagiado de esa cinta infantil, su mirada también es la del niño inocente que ve un ángel a mitad del cielo. Alessito viajó a Europa, su abuelo dijo en un estado que subió: “…quiero felicitarte por tu comportamiento en esta aventura. ¡Eres un campeón!” Sí, un campeón, campeonas la mamá y la abuela de Alessito, campeones el papá y el abuelo de Alessito, campeonísimo él. Porque Alessito no cumplió un sueño, él vivió un sueño, él cumplió el sueño de la mamá, del papá, de la abuela y del abuelo. Raúl es un abuelo agradecido, sabe que la vida le reservó el privilegio de compartir un viaje con su pequeño nieto. Así como los abuelos futbolistas llevan a sus nietos y nietas a los estadios, Raúl llevó a su pequeño nieto al gran viaje, Alessito pepenó esencias de los grandes viajeros del mundo, su espíritu ya tiene el filamento luminoso de Marco Polo y la huella incandescente del primer hombre que piso la luna: Neil Armstrong. Acá están dos pichitos asombrados ante la magia de la vida. ¿Qué imagen detonó este asombro? No lo sé, pero sin duda que el pájaro que vuela en sus miradas aletea de gusto, como dice la canción “de contento”. Para una mirada sorprendida, curiosa, no hay misterio que se oculte, todo es como una aparición, como un deslumbre. Acá tenemos el momento en que los espíritus del nieto y del abuelo ascendieron, volaron, papalotearon. Los ojos están abiertos a todo lo que dan, asimismo los labios. Ambos, ojos y labios, formaron la mariposa de la real contentura y volaron. Alessito viajó a Europa, sus ojos se llenaron de paisajes maravillosos, sus mayores le brindaron la oportunidad de estar por tierras donde los ancestros sembraron árboles que hoy prodigan sombra y vida. Vida fue a pepenar Alessito, sus ojos se llenaron de altísimas montañas, se extasiaron ante un paisaje nevado. Con decir que estuvo en la tierra de Drácula, con eso digo todo. Raúl se hizo niño, el niño que ha sido desde siempre, el de la mirada novedosa, se ha vuelto paciente y silencioso ante el asombro de vivir grandes experiencias al lado de su familia y de su nieto amado, amadísimo. Por eso la felicitación que le hizo en el Facebook, una felicitación que aún no puede leer el nieto, pero que el abuelo, siempre viejo sabio, escribió sobre el muro para que todas las generaciones sepan que Alessito ya es un viajero experimentado, pepenador de sueños. Me gustaría preguntar: ¿quién tomó la foto, Raúl? ¿Quién fue el campeón de la mirada? ¿Quién el que supo captar este instante prodigioso? Robé la foto, porque se me hizo sensacional, porque quise compartirla con vos, que sos amante del cine, por lo tanto, de la imagen. ¡Y acá está, querida Mariana, un instante sublime, prodigioso, único, irrepetible! Posdata: sé que Raúl está abonando en el espíritu de Alessito. Así debería ser la vida, que los mayores conduzcan a los críos por el lugar de la vida buena, de la novedad, del asombro. ¡Tzatz Comitán!