viernes, 9 de mayo de 2025
CARTA A MARIANA, CON COSAS BONITAS
Querida Mariana: ¿ya viste qué cosa más bonita? Es como un festón. Esta cinta de banderines la tejió mi Paty, ella hace prodigios con estambre y agujas. Recuerdo que cuando atendía la tienda de estambres, al lado de mi mamá, no muy le gustaba el tejido, pero en cuanto (en tiempo reciente) aprendió la técnica para hacer amigurumis, se volvió muy ducha en el bordado o en el tejido, no sé bien cuál es la palabra más adecuada. He visto muchos amigurumis en tiendas, tengo amigas que se dedican a ello, pero, la mera verdad, veo que las figuras realizadas por mi Paty son de factura más impecable. Vos sabés que pronto se nota “la mano”. La mano de mi Paty es prodigiosa, porque hace los tejidos con precisión, con pasión. Le lleva más tiempo de lo acostumbrado. Cuando tiene un pedido advierte que le llevará tiempo, porque eso es lo que le lleva: tiempo, tiempo que dedica con emoción a la factura de chunches. Una vez presentó una breve exposición de sus trabajos en el corredor cultural del Colegio Mariano N. Ruiz (en el plantel de Los Sabinos) y fue una muestra muy exitosa, porque los estudiantes la elogiaron y no faltaron los chicos y chicas que le hicieron pedidos, que si un conejito o un muñequito tal. Así fue la recepción de alumnos y alumnas, tuvieron la capacidad para descubrir que el mundo de los amigurumis que ella realiza es un prodigio.
Siempre que veo una de sus creaciones pienso en la IA (mi Paty dice que no son creaciones, porque no hace figuras únicas, sino que copia lo que ve en el Internet). Pienso en la Inteligencia Artificial porque tal inteligencia no logrará, por más que avance, hacer este tipo de manualidades, así, con la flor emotiva del ser humano, siempre brillará el talento humano por encima de la máquina en serie.
Mirá esta cinta tejida. Ahora que son tiempos donde en las ferias del pueblo colocan tiras de hojas de plástico que simulan el tradicional papel de china me regresa la esperanza al ver estas bellezas. De veras, siento pena cuando acudo a un guateque comiteco y encuentro los festones plásticos. Dios mío, en el Comitán donde había la tradición de colgar tiras de papel de china picado, ahora todo es plástico. ¿En dónde está la inteligencia natural? ¿En dónde la maravilla de la mano comiteca? Por esto, cuando veo a mi Paty emocionada, apasionada, tejiendo estos chunches me siento bien, es como si alguien sobara mi espíritu, lo hiciera con trementina, con agua de hierbabuena.
Hoy, 9 de mayo, es cumpleaños de mi Paty. Ah, me gustaría tener la capacidad que ella tiene para hacer chunches bonitos y ponerle en su pecho una tira de triángulos bonitos con motas esponjadas, pero no tengo su capacidad, lo único que sé hacer (como decía la Paty de Vargas Llosa) es escribir, así que, como si fuera un abrazo, le cuelgo una cinta de palabras alrededor de su cabeza, como si fuera la tradicional corona que los tuxtlecos colocan a los cumpleañeros; con mis dos manos le pongo, le impongo, una aureola de pececitos juguetones, de colibríes emocionados, de plateas en salas de conciertos. Sí, le impongo un cometa lleno de música, lleno de imágenes de películas coreanas (que tanto le gusta ver); la invito (sólo en forma virtual) a comer un plato de buenas enchiladas suizas o una orden de tacos de guisado de chicharrón de hebra. Coloco sobre su espíritu una tira de buenos deseos; impongo en su alma una tira de nubes agradables que, como si fueran elefantes en el circo, se toman de la cola con la trompa y desfilan al ritmo del sonido de timbales.
Cuelgo en las paredes de la casa muchas tiras llenas de color, que forman figuras, que danzan al ritmo del viento, uno de los guardianes de Comitán, según el decir de la nana de la niña protagonista de la novela “Balún Canán”. El poeta Sabines preguntó cómo puede decirse un amanecer en Comitán, le respondo que hay mil modos para decirlo, pero uno de ellos es colgar una cinta de tejidos llenos de color hechos por mi Paty. Esa cinta debe colgarse en los cielos de cada ser humano para recordarle que, por encima de la IA, hay algo que se llama pasión humana, pasión que las personas de buen corazón advierten de inmediato.
Posdata: no tengo más que palabras, sirvan éstas para abrazar a mi Paty, para desearle un feliz día.
¡Tzatz Comitán!