viernes, 16 de mayo de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN JOVEN EXITOSO

Querida Mariana: sin regateos. El reconocimiento debe ser unánime, el aplauso debe ser de pie. Te cuento. La Academia de Piano de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana lanzó una convocatoria para elegir a alumnos destacados, a los más chipocludos. Los elegidos, según rezó la convocatoria: “podrán participar con una o varias obras de elección libre, con una duración máxima de diez minutos”, en tres recitales de piano, con la siguiente programación: 12 de mayo 2025, a las siete de la noche, en el Auditorio de la Facultad de Música de la UV; 14 de mayo 2025, a las seis de la tarde, en el Museo de la Música Veracruzana Casa Doña Falla; y el 23 de mayo 2025, a las once de la mañana, en el Colegio Preparatorio de Xalapa. Te mando copia de uno de los carteles, para que mirés las caritas de los artistas. Estoy seguro que reconocerás a uno de ellos, ¿ya lo identificaste? Sí, el segundo de izquierda a derecha es el querido Max, mero comiteco, orgullo de nuestro pueblo. Sin regateos, querida mía. Cuando vi el cartel me sentí contento, porque un artista comiteco brilla por su talento musical. Quienes fueron elegidos resultaron ser los mejores de los mejores estudiantes de piano en la prestigiosa Universidad Veracruzana. Max es amigo desde hace rato, es mi privilegio. Él siempre abona el árbol familiar, así como sus raíces comitecas, cuando tiene oportunidad se descuelga de Xalapa para el pueblo y lo veo caminar contento las calles y los parques. La vez más reciente me lo topé a media cuadra del parque, caminaba al lado de la bella Juliette. Lo abracé con mucho afecto, le manifesté mi cariño y mi permanente admiración. ¿Recordás lo que te dije acerca de lo que la Doctora Consuelo Sáizar comentó cuando dio una conferencia magistral en el Museo Rosario Castellanos? ¡Sí! Hay que estar siempre muy consciente de la persona que está frente a vos. Cuando veo a Max y platico un ratito con él, estoy consciente de lo que acá queda de manifiesto, estoy frente a un chico comiteco, que es un talento en la ejecución del piano, que es un muchacho noble, bello. Cuando saludé a Max y a Juliette no perdí esa concepción divina. A Max lo abracé con admiración, a Juliette le dije que acababa de verla en redes sociales en una fotografía espléndida de una sesión que le hizo el gran fotógrafo comiteco Carlos Gordillo. ¿Mirás de qué estoy hablando? Hablo de talento de nuestro pueblo, hablo del reconocimiento que debemos rendirles. Basta de aquel apotegma bobo que dice que nadie es profeta en su tierra. Ahora son tiempos de reconocer la grandeza de los nuestros, de impulsar a los talentos, de brindarles carretadas de aplausos. Max lo merece, es un chico talentoso con gran disciplina. Cuando voy, de vez en vez, a su casa, lo encuentro practicando en el piano. ¿De qué sirve el talento si no hay disciplina? ¿De qué sirve la disciplina si no hay talento? Max, para dicha de este pueblo y de su papá y de su mamá, goza de ambas fortalezas. Ya es un grande, será enorme. Las mejores historias de su pentagrama personal y colectivo están por tocarse. Maximiliano Domínguez Mayorga estudia en la Facultad de Música, de la UV, pero sus inicios están documentados en escuelas comitecas, con dos grandes maestras: Lucía Martínez y Crista Albores. ¿Mirás de qué hablo? Sigo hablando de la enorme ceiba cultural que es Comitán. Hay, por fortuna, enormísimos talentos en este pueblo, son profetas en su tierra, porque comunican mensajes divinos desde sus trincheras, hacen prodigiosas siembras. Mi querido y admirado Max ya riega semillas de luz en muchos lados. Cuando viene a Comitán ofrece conciertos. La vez más reciente estuvo en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez. Ahora, abre las manos sobre el teclado, para llenar de buena música los oídos de melómanos veracruzanos. Posdata: basta de decir también que sólo Veracruz es bello, bello es el arte de Carlos Gordillo, bello el arte de Crista, el arte de Lucía; bella es Juliette y bello, bellísimo, es el legado musical de Max, quien en su nombre lleva el inicio de máximo, de supremo, de genio. ¡Mero comiteco! ¿Ya viste que son nueve los jóvenes artistas concertistas? ¡Nueve! ¿Mirás? Ah, la señal divina comiteca siempre está presente. ¡Tzatz Comitán!