sábado, 17 de mayo de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO
Querida Mariana: tengo en mis manos el libro “Cuando el árbol retoña. Ensayos en homenaje a Rosario Castellanos en el Centenario de su Nacimiento. 1925 – 2025”, coordinado por Marisa Trejo Sirvent.
El otro día un amigo dijo que ya basta de Rosario. Nada dije. Este amigo no se ha enterado que este año está dedicado a la escritora comiteca, ¡todo el año! La gente común y corriente está acostumbrada a ser festejada el día que nació, pero los personajes relevantes son festejados más veces, en honor de las personalidades trascendentes se realizan conversatorios, fiestas de libros, conciertos musicales, festivales y muchos actos más.
Es comprensible. Las mentes más lúcidas no pueden olvidarse. Es necesario que estén presentes todos los días en todas partes, porque la simple mención de sus obras reaviva la flama de la inteligencia. Los enamorados de la música selecta nunca se cansan de escuchar a Bach, a Beethoven, a Mozart; los enamorados de la pintura aprecian todos los días cuadros de Picasso, de Van Gogh, de Modigliani, de Rufino Tamayo e incluso de José Luis Cuevas.
Así puedo hacer un repaso de todas las disciplinas de la creación humana. Bueno, con decir que los católicos, sólo como ejemplo, no dejan de persignarse todos los días frente a un crucifijo donde está Cristo.
La permanencia evita el polvo del olvido, nefasta niebla que los dictadores se empecinan en colocar.
Este año es celebración internacional, en muchos países del mundo hispano hay guateques culturales dedicados a la niña amada de Comitán: Rosario.
Mencionarla todas las mañanas es un acto de libertad, un dar los buenos días con esperanza. Los estudiosos de su obra han privilegiado la calidad literaria de su obra, pero, además, han dicho (con justa razón) que su pensamiento abrió nuevas sendas en el desarrollo de los pueblos. Ya hemos platicado, querida niña, que cuando apareció su novela “Balún Canán”, que escribió en 1957, varios paisanos, quién sabe cómo, tuvieron en sus manos un ejemplar y pusieron el grito en el cielo, ¡cómo era posible que ella, hija de un terrateniente, hija de un hacendado, hubiese descrito la condición inhumana que mantenían los sirvientes! Rosario debió sancionar la actitud del presidente Cárdenas y defender los derechos de los hacendados. Pero, lo sabemos, Rosario no se puso del lado de los dueños de haciendas, pero tampoco del lado de los indígenas. En su novela, Rosario, gran escritora, se concretó (es un decir) a describir una situación histórica que nadie en la región desconocía.
Por eso es que Rosario debe estar presente cada día. Mi amigo no sabe que Rosario ha dado lustre a nuestro pueblo, ella es un orgullo de Comitán. Sin ser comiteca de nacimiento, siempre se asumió como tal. Basta ver que ella puso el nombre de Comitán en el mapa del mundo como nadie jamás lo hizo. Difícilmente aparecerá otra figura semejante. Con su capacidad narrativa y con su mirada inteligente, ella puso en los ojos del mundo este pedacito de tierra, tan lejano del centro de México y de todos los demás centros.
Ya basta de Rosario, dijo mi amigo. No, nunca será suficiente seguir hablando de ella. Nadie puede negar lo que es evidente, en Comitán no todo mundo lee a Rosario. Esto refleja la indolencia de nuestro carácter. Hay miles de paisanos que nunca han entrado a conocer la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez ni han conocido el Museo Rosario Castellanos. No les interesa, les vale una pura y dos con sal. Y esto se debe, en parte, porque hay voces que dicen que ya basta, que ya estuvo bueno de dedicar tanto argüende a Rosario. Hay incluso gente que pregunta (es en serio, querida mía) ¿qué fue lo que hizo Rosario por Comitán? El desconocimiento hace que este tipo de cuestionamientos aparezca con frecuencia.
En Comitán, tierra de Rosario, tenemos el compromiso moral y ético de hablar de ella, tal vez más que en otro lugar del mundo, aunque sabemos que eso no es cierto. Hay un gran desconocimiento de su obra y de su persona. Es necesario que se hable más de ella, que así como lo hicieron nuestras amigas Chusy Coutiño y la Doctora María del Carmen Vázquez, se pinten más fragmentos de sus poemas en todas las bardas y paredes de Comitán.
El otro día, mi amigo el Doctor Marco Antonio Besares compartió una fotografía de un viaje que hizo a Colombia, a la tierra del gran Gabo García Márquez. En la fotografía estaba al lado de un dibujo espléndido pintado en una pared, donde aparecía el famoso escritor rodeado de cientos de mariposas amarillas. Quienes han leído obra del escritor colombiano sabrán el porqué de las mariposas amarillas. Hace meses vino la Doctora Consuelo Sáizar a impartir una conferencia en el Museo Rosario Castellanos y dijo lo mismo: en Colombia todo mundo se topetea con imágenes y frases de Gabriel García Márquez, es la única manera de honrar el intelecto, la única manera de contrarrestar las fuerzas oscuras del mal.
Hablar hasta por los codos de Rosario Castellanos es una forma de abrir ventanas donde corra un aire más limpio. El mundo de este siglo XXI cada vez es más caótico, cada vez se vuelve más materialista. Necesitamos abrir espacios donde el arte sea como el pan de todos los días. Necesitamos nutrirnos con los pensamientos de las mentes más lúcidas. Rosario fue una mente lúcida, en tiempos donde la cultura estaba dominada por hombres ella se atrevió a alzar la voz, y su voz fue tan intensa, tan galana que, como si fuera Moisés en femenino, abrió el mar machista y caminó por en medio. Desde entonces, esa senda ha sido cruzada por más mujeres.
Por eso, mi querida amiga, la poeta Marisa Trejo Sirvent (compañera de generación en la licenciatura de Lengua y Literatura Hispanoamericanas, en la Universidad Autónoma de Chiapas) coordinó el libro “Cuando el árbol retoña”, donde está reunida una serie de ensayos que revisitan la obra de Rosario. 9 mujeres y un hombre celebran a Rosario (9 estrellas y una más). Acá están los textos de Andrea Reyes, Marta Lamas, Dolores Castro (amiguísima de Chayito), Marisa Trejo, Herminia M. Alemany, Yvonne Cansigno, Adriana Sáenz, Beatriz Saavedra, Angélica Arreola y Óscar Bonifaz.
El texto que inicia el libro es “El “arriesgarse a ser contrabandista”: Castellanos, ensayista y mujer”, de Andrea Reyes, académica en universidades estadounidenses y quien se dio a la tarea de recopilar los textos que Rosario Castellanos publicó en su columna del periódico Excélsior. Dicha labor de hormiguita maravillosa ahora está contenida en los libros “Mujer de palabras: artículos rescatados de Rosario Castellanos”.
Lo que mi amigo no sabe es que existen cientos de personas, como la Doctora Andrea Reyes, que han dedicado miles de horas en estudiar la obra y vida de Rosario, porque saben que su labor le hace bien al mundo. La Doctora Reyes dijo en sus libros que nos presenta “artículos rescatados”; es decir, sin su trabajo esos artículos seguirían en la isla de la ignorancia, gracias a su dedicación estos artículos nos dan luz, siguen abriendo caminos más resplandecientes.
¿Ya chole de Rosario? ¡No! ¡Nunca! ¡Jamás! Mientras más voluntades se sumen a ese grupo coral, la música de los cenzontles se seguirá escuchando.
La Doctora Reyes estuvo en Tuxtla Gutiérrez apenas hace unos días, dictó una cátedra, tuvo como testigos de honor a mi amiga Marisa; al Rector de la UNACH, Doctor Oswaldo Chacón Rojas; a nuestra querida y admirada paisana Doctora María del Carmen Vázquez Velasco, secretaria general de la Universidad Autónoma de Chiapas; y al buen amigo Doctor Florentino Pérez, secretario académico de la institución. La conferencia magistral que impartió la Doctora inauguró la Cátedra Rosario Castellanos, espacio que servirá para seguir profundizando en la obra y vida de la famosa escritora comiteca.
Posdata: mi amigo no sabe que en la Universidad Hebrea de Jerusalén existe, desde 1988, una cátedra que lleva el nombre de Chayito. Esto es porque ella, cuando fue Embajadora de México en Israel, dictó cátedra en esa universidad. Existe un reconocimiento tácito a su trabajo, a su talento. Estoy hablando de Jerusalén. ¿Qué hacemos los comitecos por Rosario? ¿No es bueno hablar de ella todos los días? ¿No es bueno rezar el Rosario cada mañana a modo de ablución magnífica?
¡Tzatz Comitán!