lunes, 10 de junio de 2024

CARTA A MARIANA, CON DISTINGUIDOS VISITANTES

Querida Mariana: acá está el Salón de Actos con el mural en la parte posterior. La butaquería se llenó de vida con la presencia de alumnos de primaria del Colegio Mariano N. Ruiz. Nuestros niños y niñas llegaron de visita a las instalaciones de Los Sabinos. Ellos y ellas, lo sabés, estudian en el plantel de San Sebastián, edificio que mandó a construir el padre Carlos y que comenzó a utilizarse a partir de los años sesenta. En el edificio de San Sebas me tocó estudiar la secundaria, porque en ese tiempo ahí estudiábamos los de primaria y de secundaria. Los niños y niñas de primaria estuvieron todo el día en el plantel de Los Sabinos. Los papás y mamás, en lugar de llevarlos a San Sebastián, los llevaron a Los Sabinos. Los de mi generación recuerdan que ir a Los Sabinos, en los años sesenta, era toda una aventura, se llevaba la bolsa llena de “paquitos” de frijol o de chorizo con huevo y una cantimplora con una riquísima limonada. El pasado viernes, los estudiantes de primaria tuvieron algo como un día de campo. No sé si llevaron “paquitos”, lo que sé es que el Maestro Hugo, director general, les ofreció pizza y taquitos, a la hora del desayuno. Pero, antes les dio el mensaje de bienvenida, les dijo que los tres edificios del colegio son su casa, porque todos formamos la familia de los Marianitos y de las Marianitas. Sabés que los seres humanos establecemos vínculos territoriales indisolubles. Vos y yo nos conocimos en este pueblo, donde también nacimos. Todos los que acá han nacido y los que nacerán formamos una comunidad cercana, amistosa, nos reconocemos como cositías. Estos niños y niñas han convivido en un salón de clases, la mayoría seguirá estudiando la secundaria en el colegio, algunos otros irán a otras secundarias, pero (durante toda su vida) se reconocerán como integrantes de la gran comunidad de ex alumnos del Colegio Mariano N. Ruiz, cinta de luz que ya está formada por miles y miles de hombres y mujeres. Los niños y niñas de la primaria recibieron varios talleres lúdicos y distintas actividades que los divirtió mucho. Yo estuve a la hora que el Maestro Hugo los recibió acá en el Salón de Actos, fui testigo de la gran capacidad didáctica que él posee. Primero les dio breves datos del Maestro Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, les enseñó la máquina de escribir que perteneció al sabio nacido en San Cristóbal, más las ediciones originales de los libros que escribió. A continuación, obsequió unas playeras con la leyenda “Rumbo a los 75”, porque el colegio está “andando” en los setenta y cinco años de su fundación. Sí, querida mía, ¡setenta y cinco años! Las playeras las obtuvieron quienes respondieron en forma acertada dos preguntas relacionadas con el tema expuesto; luego hizo algo que me maravilló: les mostró el silbato del padre, el que hacía sonar para llamarnos a clase. Y comenzó una dinámica sensacional: un silbatazo, ¡un aplauso! A ver, a ver, dijo, acá está la Sinfónica del Colegio Mariano, que pase la directora (y una niña se puso al frente): un silbatazo, tres aplausos, dos medios aplausos y un silencio. Los niños y niñas se concentraron y con la indicación de la directora, uno, dos, tres aplausos; dos medios aplausos y un silencio (el medio aplauso consiste en llevar la mano derecha como si fuera un cuchillo y somatarla sobre la palma de la mano izquierda; y el silencio con los labios pegados shhhh). Si los niños y niñas lo hacían bien ganarían el derecho para comer pizza. Al final la Sinfónica lo hizo muy bien, hubo aplausos, caritas de satisfacción y se apuraron a hacer fila para realizar una visita a todos los espacios y concluir con el desayuno ofrecido. Sin duda que esta visita fue una grata experiencia, los vi disfrutar el Rally de conocimientos, donde fueron de un lugar a otro y resolvieron los acertijos. Posdata: los niños y niñas de la primaria llegaron a su casa, a otra estancia de su hogar. Los papás y mamás llegaron a la una de la tarde para llevarlos a la otra casa. Los Marianitos y las Marianitas formamos una gran comunidad, estamos ¡rumbo a los 75!, donde haremos, primero Dios, una gran celebración. ¡Tzatz Comitán!