sábado, 3 de agosto de 2024

CARTA A MARIANA, CON LA REINA DEL TEMPLO

Querida Mariana: en la fotografía está Evelyn Abarca Aguilar, Reina de la Fiesta Patronal de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, del año 2024. Acá hizo favor de posar al lado de la imagen del Santo Patrono de Comitán. Evelyn obtuvo el triunfo en el certamen convocado. Un día, en redes sociales apareció la convocatoria, convocatoria inédita, porque jamás (hasta donde sé) hubo una invitación similar. ¿De verdad iban a nombrar a una reina para la fiesta de Santo Domingo? Todo mundo sabe que dicha tradición correspondía a la autoridad municipal. Durante muchos años el Ayuntamiento lanzó la convocatoria para que las chicas se inscribieran y participaran en un concurso, donde salía triunfante una de ellas mediante la decisión de un jurado. Así fue durante muchos años, las autoridades del templo siempre permanecieron ajenas. Hace dos años, la dinámica se modificó, siguiendo el ejemplo de otros municipios, las autoridades gubernamentales de Comitán eliminaron el concurso y, por decisión directa, eligieron a la soberana, la admirada Abril Guillén, quien recibió la distinción y llevó su reinado con responsabilidad. Este año la autoridad municipal hizo lo mismo, designó a la bella comiteca Fabiola Ruiz Abarca. La decisión de desaparecer el concurso fue tomada con beneplácito por la mayoría de la sociedad comiteca, ya que dicho certamen se prestaba a malas interpretaciones, por no decir malos manejos, no siempre la electa fue la que tenía mayor preferencia entre la población. Ya se evitó esa pasarela donde, así lo dijeron las feministas, se degradaba la imagen de la mujer. Pues resulta que este año, en hecho inédito, las autoridades del templo de Santo Domingo lanzaron una convocatoria para designar a su reina. Ya sabés que en el pueblo (como en los demás pueblos del mundo) todo está sujeto al escrutinio y a la crítica. No faltaron las personas que no recibieron con agrado la noticia, pero pronto las críticas se acallaron, porque en la convocatoria quedó bien establecido cuál era el objetivo de tal acto: reunir paguita que sería utilizada en la reconstrucción del techo de la parroquia, que ya anda necesitando una buena manita de gato. A mí se me hizo una genialidad la convocatoria, porque de inmediato me mandó a los años de mi infancia. Te cuento: resulta que antes, en la Matías de Córdova (entiendo que en las demás escuelas también) lanzaban convocatorias para elegir a la Reina de La Primavera. Las niñas bonitas eran llamadas para participar, porque la escuela debía tener una representante, pero, además, el concurso tenía un objetivo: recaudar paguita para mejoras de la escuela (que siempre las necesitaba), así que dos o tres compañeritas se apuntaban y desde el día que daban el banderazo de salida las veías con una cajita de zapatos, bien adornadita, solicitando monedas para obtener el triunfo, porque quien ganaba era la niña que más paga reunía. Ah, método genial de recaudación (ni Hacienda del Estado tiene método tan democrático). Claro, como de paga se trataba, cuando se acercaba la fecha de recuento y de elección, los papás y mamás de las chiquitías acudían a compadres y comadres para que éstos abrieran la cartera y soltaran paga, para garantizar el gane. Los estudiantes de la escuela no teníamos duda, bueno, ¡nadie tenía duda!, acá ganaría quien reuniera más dinero. Así, una mañana, en el patio de la escuela se hacía el festejo, las niñas candidatas, con sus vestiditos limpios, sus caritas lavadas y su cabello bien peinado, pasaban con la paga que habían reunido y los maestros y maestras contaban y daban a conocer la cantidad, un profe anotaba en el pizarrón al lado del nombre de la niña participante el dinero recaudado; luego venía la siguiente participante y todo mundo sabía quién estaba cerca del triunfo, porque acá mandaba la cantidad mayor de paga, la que había quedado fuera ya sabía que había perdido la oportunidad, pero, en compensación, tenía el orgullo de que, gracias a su entusiasmo, había juntado dinerito para mejoras materiales en su escuela, pucha, las niñas se ponían a la par de los más ricos de Comitán, quienes, a veces, se tocaban el corazón y soltaban paga para arreglos de las escuelas públicas o privadas. La emoción era grande, porque faltaba otra concursante, ¿lograría superar la cifra anterior o se quedaría en la orilla? (en ese momento ya no se valía que alguien levantara la mano y, como en subasta de arte, dijera: doy tanto). Todos esperábamos con emoción el desenlace, en ocasiones la última niña presentó más paga y otras veces la cantidad no superó a la anterior. ¡Listo! La elección ya estaba definida. La niña triunfadora recibía la felicitación de todos, y a partir de ese momento el papá y la mamá iban a ver a la modista para que les hiciera un traje bonito y una capa digna de toda una reina; además había que conseguir la corona que le imponía el director el mero día del inicio de la primavera. Ah, qué alegría. Recuerdo con emoción el día que mi vecina Cecy Kanter fue elegida y hubo comida en su casa, fui de chalequero, hasta que mi mamá (preocupadísima, porque no sabía dónde estaba) me fue a traer del pelo. Fue una de mis primeras pintas de casa. No sé por qué no pedí permiso, la alegría del instante me jaló con la plebe y olvidé que debía llegar a comer a casa. Algo similar ocurrió ahora y lo celebro, lo celebro por lo alto, porque he visto que desde la llegada del padre Manuelito, un joven bien entusiasta, la actividad del templo de Santo Domingo se ha intensificado. El techo necesita arreglos, dijeron los encargados, ¿qué hacer?, se preguntaron, y desde entonces han realizado diversas actividades para recaudar dinero y la más sonada y memorable ha sido la del concurso de chicas para obtener el reinado. Ahora ya comunicaron que las chicas participantes lograron recaudar más de ochenta mil pesos. ¡Pucha, genial! Las chicas participaron sabiendo que sólo una lograría el reinado, quien reuniera más paga, pero, igual que en el concurso que te contado, las chicas del templo de Santo Domingo se deben sentir profundamente orgullosas, porque contribuyeron (como si fueran mecenas) para la reparación del techo del templo. Casi puedo decir que nos pusieron la muestra, el templo católico es de todo Comitán. Pregunto, sólo pregunto: ¿la autoridad municipal ya dio paguita para la reparación del techo? ¿El gobierno federal -dueño del inmueble- ya soltó paga? No sé, por eso pregunto. Muchas personas bien intencionadas han puesto su granito de arena, pero el grano de oro fue puesto por las chicas participantes y el más luminoso fue el que aportó Evelyn, porque ella fue quien consiguió más paga y con ello obtuvo la satisfacción de ser elegida la primera reina del templo de Santo Domingo. Un hecho histórico en el pueblo. No sé a quién se le ocurrió tal idea, pero fue sensacional. Fue un acto con causa. Comitán debe agradecerlo, no sólo la comunidad religiosa, no sólo la comunidad católica, sino todo el pueblo, porque el templo de Santo Domingo es nuestra iglesia grande, edificio emblemático, es parte de nuestro patrimonio arquitectónico, símbolo de nuestra identidad. Evelyn es una chica estudiante del CBtis 108, es, por supuesto, creyente, católica, hoy está contenta por su nombramiento y cumple ya con gran entusiasmo su encomienda. Celebro cuando una persona hace lo que le corresponde, cuando no jode al prójimo, cuando su actuar es congruente con las ideas que manifiesta. En este caso, muchos católicos se muestran congruentes, aman al prójimo como se aman a sí mismos, porque la campaña que este grupo ha emprendido es digna de felicitación, están chambeando para arreglar el techo del templo, un edificio (ya lo dije) que es de todos los comitecos y comitecas. Luis Arturo, desde San Luis Potosí, se unió a la causa y donó una imagen religiosa para que fuera rifada, para que se consiguiera un poco de paguita; de igual manera, junto con el licenciado Greene, promovieron una nueva edición del libro “Así te recuerdo Comitán”, de la querida Doña Lolita Albores, pero ¿qué creés?, dicho libro no se ha vendido como se esperaba. Te juro que pensé que el libro iba a volar como pan caliente. ¡Naranjas! Esto es penoso, porque nos demuestra lo que siempre han dicho los sabios, los personajes del pasado ya no figuran en el presente. Hoy se lee poco y más poco lo que nuestros autores han escrito. Pero, bueno, una de cal por las que van de arena, las chicas participantes en el maravilloso concurso de la Reina de la Fiesta Patronal de la Parroquia de Santo Domingo consiguieron paguita y la que más consiguió fue Evelyn. Posdata: que su Dios siga bendiciéndoles y que les siga mandando paguita. En nombre del pueblo damos las gracias y estaría bueno que no sólo diéramos las gracias, sino también paguita para ayudar al mantenimiento de ese edificio. A ver si las autoridades gubernamentales se mochan tantito. ¡Tzatz Comitán!