martes, 20 de agosto de 2024

CARTA A MARIANA, CON UNA CANCIONCITA

Querida Mariana: escuché una canción de José José. No a todo mundo le gusta Chepe Chepe. Vos sabés que yo no soy melómano, pero el otro día me apareció en el TikTok una canción de él. Jamás la había escuchado y eso que en los años setenta reatacaban la programación de la radio con canciones del Príncipe de la Canción. “Déjalo todo”, es el título de la canción. Es raro hablar de canciones si no las tenemos a la mano del oído. Te propongo que ahora busqués en tu celular la cancioncita y la escuchés. Poné atención en la musicalización y en la letra. Las feministas podrán criticar el mensaje medio narcisista, porque, como el título lo indica, el chico le dice a la chica que lo deje todo y que se vaya con él; las románticas pensarán que les encantaría escuchar tal petición: ¡dejalo todo, vonós vos y yo! La música no me desagradó, tampoco la interpretación. Te he contado que a mí me encanta escuchar la canción “Farolero” que José José interpreta. Digo que nunca había escuchado la canción “Déjalo todo”. Como soy un snob pensé que si me agradaba la letrita y la música debía ser inspiración de algún buenazo y así resultó, porque, buscando, hallé que la letra y música son del gran compositor español Manuel Alejandro, cuyas composiciones fueron interpretadas por los más grandes cantantes en los años setenta y por ahí. Vi el “video oficial” y varias cosas llamaron mi atención, la primera, que José José (a pesar de haber estudiado teatro en su juventud y de haber participado en varias películas) es un actor mediano, porque no se siente cómodo ante la cámara; la segunda fue que al final del video clip una cámara enseña el proceso de grabación y esto es prodigioso; y la tercera fue una chaqueta mental mía. El video se grabó en un parque con grandes árboles, una escultura, rejas delimitantes y veredas con setos donde el cantante camina. José José, con traje azul y una corbata sicodélica, en tonos blancos y azules, no hace más que caminar y cantar. Su cara se ve bonita, sin rastros de alcohol y de las otras cosas que se metía. Sin duda que los nativos de la Ciudad de México reconocen el espacio donde fue filmado. Yo no sé. Al lado del parque hay una calle donde pasan los camiones y camina la gente. La primera escena muestra al cantante caminando y al fondo hay una pirámide pequeña y en la cima una escultura donde hay una mujer sentada sobre una base. Estoy seguro que los oriundos de la gran ciudad de inmediato reconocerán el espacio, que es muy agradable, por tanto verde, tanto aire. La mañana de la grabación la mañana era luminosa, soleada. Ya dije que al final una cámara grabó el set de producción, dejó la imagen central de José José y ésta se confundió con el grupo donde está el director, sentado en una silla de esas clásicas con el respaldo de tela. Se ve un gran equipo de producción, cámaras, lámparas, y demás chunches, con el agregado de un chico que sostiene el micrófono y una grúa (¿así se llama en el argot cinematográfico?) que se mueve con un camarógrafo sentado, que se hace para atrás conforme el cantante avanza. ¡Genial! (ya vi que en una esquina del video está el nombre de la productora: “Marsans Studio”). Después de verlo dos veces me asomó la idea de que el parque está en Coyoacán. ¿Por qué? No sé, sólo por decir algo, por el espacio enmarcado en una arboleda maravillosa. ¿La chaqueta mental? Ah, bueno, en una escena aparece el cantante y al fondo se ve una puerta enrejada cerrada y la calle donde pasan autos, camiones y camina la gente. En la banqueta del otro lado hay un niño que no sabe lo que ocurre en el parque, pero pasa un hombre que lleva un bolso y ve de reojo al hombre que canta, no se detiene, sigue su camino. Oh. ¿Y si él era un fanático de las canciones de José José y hubiera sabido que ahí estaba su ídolo? El otro día vi un video donde llega Sir Paul McCartney a un estadio, a la hora que entra toda la audiencia se pone de pie y aplaude, una chica (casi niña) que está cerca de donde camina el genial ex Beatle, emocionadísima, grita: ¡ahí está Paul, ahí está Paul!, y el tal Paul camina, protegido por un grupo de su personal, pero al pasar frente a la niña, una chica que va al lado de Paul le dice que la chica le está entregando una pulsera, Paul ve a la chica, recibe la pulsera y la coloca en su muñeca, la chica está fascinada, sonríe, acaba de estar a pocos pasos del gran ídolo musical, le recibió una pulserita y se la colocó. ¡Qué momento tan sublime! Posdata: José José también suscitaba muchas emociones, era un tipazo. Tal vez cuando estaba borrachísimo era un tipo desagradable, pero cuando (en juicio) se paraba en la mitad del escenario, iluminado por muchos reflectores, y cantaba, miles de personas se emocionaban y hubiesen sido privilegiados por darle la mano, por ofrecerle una pulserita. Te encargo que mirés el videíto y escuchés la canción “Déjalo todo”, tiene el genio del gran Manuel Alejandro. ¡Tzatz Comitán!