viernes, 24 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON PERSONAJES EN LUGARES SIMBÓLICOS

Querida Mariana: en días pasados, Raúl Espinosa, el caricaturista, escribió en redes sociales: “terminó la espera”. Se refería a que el mapa turístico, número 16, ya está en distribución. Raúl lo presenta año con año. En este 2023, en portada aparecen dos símbolos del pueblo: el templo de San Sebastián y doña Lolita Albores. La creatividad del artista permite aliar dos elementos que otorgan una mirada diferente. ¿Cuántas veces estuvo doña Lolita en este lugar? No sé. No existe evidencia fotográfica. No obstante, en este año, el caricaturista colocó a doña Lolita al lado del portal, a pocos pasos de la entrada del templo. Las lecturas que pueden hacerse son innumerables, por eso es bueno que Raúl haga este tipo de ejercicio, un ejercicio que permite asociaciones que, sin el estímulo, difícilmente se da. Por ejemplo, al ver a doña Lolita en este lugar, puede uno, de inmediato, pensar que en este espacio, según el mito histórico, estuvo Josefina García, la mujer que (sostiene el mito) le dijo a Fray Matías de Córdova (palabras más, palabras menos): si los hombres dudan, nosotras, las mujeres, lo acompañamos para iniciar el movimiento de independencia. ¡Pucha! Este pasaje de inmediato remite, entonces, a Josefa Ortiz de Domínguez, quien (eso sí está comprobado históricamente) al ver que el movimiento de independencia había sido descubierto avisó a Hidalgo. Ah, mujeres sensacionales, dignas de aparecer al lado de las famosas Adelitas, quienes se aventaron a la revolución, con el riesgo de perder sus vidas. Nuestra Lolita, sin el reconocimiento que tiene Josefina, quien tiene un busto en el parque de La Corregidora (como el nombre lo indica está dedicado a Josefa Ortiz de Domínguez), realizó una labor a favor de la identidad de este pueblo. Por eso, es grato hallar su imagen en la portada del mapa de Raúl. Doña Lolita, con sus crónicas, dejó constancia del hecho histórico que sucedió en este templo, hace ciento dos años. Su crónica, alejada de la academia, lo contó con palabras llanas y sencillas. Doña Lolita, esto lo sabe Raúl, puede aparecer en cualquier espacio de nuestro pueblo. Raúl la colocó acá, porque consideró que era importante que los lectores de su mapa hiciéramos esa asociación mental, porque con sus chistes malcriados, sus divertidísimas anécdotas, sus crónicas modestas y pícaras, ella, muchos años después del acto de Josefina, reafirmó la libertad de Comitán a través de su identidad. Porque ahora sabemos, estamos conscientes, si perdemos los lazos de identidad, nos extraviaremos en totalidad. Somos porque somos diferentes, porque tenemos la capacidad infinita de crear mitos históricos y de abonar a las tradiciones que nos dejaron nuestros mayores. Nos enorgullecemos, por supuesto, por ser cuna de la Independencia de Chiapas y de Centroamérica, ¡pucha, nadita!, pero también nos enorgullecemos por nuestro modo de ser, modo de ser que Lolita Albores pepenó a cabalidad y que se encargó de transmitir a la perfección, con la personalidad característica de los comitecos. No sé qué le sucedió a doña Lolita (Raúl debe saber), pero ella se ayudaba con dos muletas para caminar. He visto personas que también se mueven con muletas, la mayoría (qué muestra de valor) lo hace con gran desenfado. Doña Lolita fue una persona que jamás tuvo impedimento para desplazarse. A cuanto acto social o cultural la invitaban, ella se trepaba a un auto y al llegar caminaba con sus muletas. Decenas de veces la vimos en la Casa Museo o en la Casa de la Cultura o en la casa de los amigos, debajo de un manteado, sentada frente a la mesa con platitos de chicharrón de hebra, butifarra, pico de gallo, tostadas de manteca, frijol molido con chilitos de Simojovel y la botella de comiteco o de ron. Tal vez invento, pero una vez, cuando escuché los primeros bolillazos de los ejecutantes de la marimba, a la hora que los pies de todos se mueven bajo la mesa, me agaché y levanté tantito el mantel (con riesgo de que un marido pensara que miraba las piernas de su mujer) para ver qué pasaba con los pies de doña Lolita y vi, así lo tengo registrado, que también los movía, como todos los demás. Posdata: Raúl pudo colocar la imagen de doña Lolita en cualquier espacio de Comitán, porque ella pepenó todos los espacios con singular alegría, con inigualable mirada. ¡Tzatz Comitán!