jueves, 30 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN SURSUM CORDA

Querida Mariana: ¡sursum corda! es un latinajo. Aprendí la frase cuando era niño y me gusta repetirla. Lo hago en voz baja, sólo con la alegría del espíritu, porque si lo digo en voz alta no faltará quien diga que soy un fantoche y piense: ve éste, con trabajo habla en castellano y ya nos quiere apantallar con latín. Llegué a las instalaciones de la primaria, de nuestro Colegio Mariano N. Ruiz, y cuando tomé la foto donde están estos tres estudiantes del sexto grado, grupo “C”, mi espíritu gritó: ¡sursum corda! Me enseñaron que sursum corda significa “arriba corazones”, por eso la digo constantemente, sobre todo cuando hay un acto glorioso como el que realizaron estos Marianitos. ¡Sursum corda!, porque mi vida está señalada por la Mariano y por vos, Marianita de mi vida. ¡Sursum corda!, porque estos chicos, que acá se ven bien seriecitos, inteligentes, plenos, son unos verdaderos campeones del conocimiento. No sabía que así como hay las conocidas olimpiadas donde los deportistas compiten para llevarse el oro, también existen olimpiadas de Matemáticas. ¡Genial! Pues resulta que Leonardo Emmanuel Velasco Mazariegos ganó la Olimpiada de Matemáticas que realizó la Zona Escolar 006 y, días después, obtuvo el triunfo a nivel regional. De veinticinco reactivos, ¿cuántos pensás que respondió en forma impecable? ¡Veinticinco! Leo presentó un examen perfecto. ¡Ah, qué mente tan brillante! ¡Sursum corda! Admiro los talentos deportivos, porque sé que cada logro es la culminación de muchas horas de esfuerzo, de entrenamiento, de disciplina. En cada triunfo está presente la constancia, la voluntad, la pasión. Pero, de igual manera (o tal vez un poco más, por la inclinación que tengo hacia lo que proviene de la mente) celebro los logros del intelecto. Así pues, celebro mucho los triunfos de los otros dos chicos: el de Regina Ramírez Sesma y el de Luis Enrique León Albores, quienes obtuvieron el segundo lugar y el primer lugar, respectivamente, en el Concurso de Conocimiento Infantil, de sexto grado, donde participaron todas las escuelas de la zona escolar 006. ¡Ah, qué orgullo! ¡Qué chento se siente el Colegio Mariano N. Ruiz por estos logros! En todo éxito de la vida existe una voluntad personal, más apoyos de cercanos, de entrenadores, de amigos y de familiares. En el caso de estos chicos está presente el apoyo de los maestros (en especial del profe Rodolfo Ventura Ramos) de los directivos (de mi querida maestra Kenita, directora del nivel primaria) y, en forma destacada, de los papás. Cuando en casa los papás están pendientes todo es como una burbuja afectuosa. El día que estuve con los chicos en el colegio entendí lo que mi amiga Lupita Albores me envió en mensaje de WhatsApp. Te cuento, estaba en el parque central con otra amiga: Lupita Mijangos, cuando vi a Lupita Albores pasar frente a nosotros, alzó la mano y siguió caminando en forma rápida, hecho la mocha. Adiós, adiós. Pucha, pensé, de mejores calles me han corrido. Pero, al otro día, Lupita me mandó a decir lo siguiente: “Te comparto con gran alegría, que ayer en el parque no pude pararme a saludarte, porque iba a la Matías de Córdova, donde estaba la prueba de la Olimpiada del Conocimiento, de nivel primaria, y mi hijo participó. Ahora es el representante del Colegio”. Ah, mamá gallina, orgullosa de su pollito. ¡Cómo no! Iba carrereando porque iba a felicitar a su hijo, por este logro. ¡Sursum corda! Posdata: es un gran lugar donde los chicos encuentran el camino para potenciar sus capacidades. El Colegio Mariano N. Ruiz ¡es un gran lugar! Cientos y cientos de ex alumnos conservan grata memoria de su paso por esta institución. Cada alumno pepena lo que le servirá para su desarrollo intelectual y moral. Los campeones nos hacen sentir orgullosos del trabajo, pero los que no participan en olimpiadas del conocimiento o del deporte también tienen un sitial de honor en el destino que se forjan, por eso ¡arriba corazones!, y que se permita el latinajo: ¡sursum corda! ¡Tzatz Comitán!