lunes, 6 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN RAYO DE LUZ

Querida Mariana: ¿conocés al personaje que está en la fotografía? ¿Sí? ¿No? Es un personaje maravilloso de nuestro pueblo, es el profesor Ricardo de Jesús Aguilar Gómez. El otro día pasé por su casa y lo hallé, me dio mucho gusto verlo, tenía añísimos que no lo veía. Él es uno de los principales protagonistas de la historia del fútbol soccer en Comitán. No brilló como futbolista, pero sí es el mejor cronista de este deporte. Tiene dos aptitudes esenciales: una excelente memoria y un estilo de redactar que no tiene comparación. Digo que me dio mucho gusto saludarlo, así como me provocó goce saber que ha vuelto a tomar el lápiz y el papel para escribir sus crónicas sensacionales. Cuando Paty, directora ejecutiva de Arenilla, y yo condujimos el programa radiofónico “Crónicas de adobe”, en radio IMER, tuvimos dos invitados regulares, dos excelentes cronistas, el maestro Temo Alcázar, quien nos compartía anécdotas e historias de personajes y casas de Comitán, y el maestro Ricardo, quien hacía un ejercicio maravilloso. Nosotros le soltábamos una palabra relacionada con el deporte y él se soltaba contando historias prodigiosas del deporte comiteco. Por ejemplo, decíamos “balón” y él, de inmediato relacionaba la palabra con el tema general y particular y bordaba maravillosos recuerdos con la inigualable capacidad oral que posee. Rica y yo somos amigos desde hace años. Él y yo estudiamos en la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz, claro, él años después porque soy más viejo que él; pero luego, el destino permitió que fuéramos compañeros ya en la impartición de cátedra, en la universidad de nuestro colegio. Uno de mis privilegios de la vida es tener amigos simpáticos, que son excelentes contadores de anécdotas, pero uno de los compas que más me ha hecho reír es Rica. Su plática es rica, rica su compañía. No es monedita de oro, a veces hay compas que dicen que Rica se pasa tantito en sus comentarios. No sé. Yo siempre veo un aire de inocencia en su plática, en su mirada. Es como un niño. Si Inglaterra tuvo su Ricardo Corazón de León, Comitán tiene en Rica su Ricardo Corazón de chimbo, porque sus crónicas deportivas son dulces, con luz de arcoíris. Al final de sus textos siempre se despide con cinco palabras, que son el maravilloso colofón de lo dicho (el colofín, como decía Margoth) o el inicio de una reflexión. La mañana que me topé con él en la entrada de su casa vi una lona que anuncia servicios odontológicos (no lo aseguro, pero me atrevo a decir que es de su hijo) y dice: “¡Es momento de sonreír!” No sólo es lema de estos servicios odontológicos, sino también slogan de vida de Ricardo, porque él es muestra permanente que cada mañana, los seres humanos debemos tomar un vaso de agua (como lo hace el escultor Luis Aguilar) y una copa llena de mil sonrisas. Me encantan los seres humanos que tienen el don de contar las cosas con gracia, que caminan y al doblar la esquina siguen riendo, aunque no sepan qué habrá en los callejones. Ricardo es mi amigo de hace años, me dio mucho gusto saludarlo, él extendió su mano en señal de amistad y yo extendí la mía sin tocar la suya, pero con el mismo afecto. Él estaba sin cubreboca, no sé cómo ha llevado esta época de pandemia, pero acá estamos, somos sobrevivientes, por eso celebro la vida, agradezco el privilegio de encontrarnos; agradezco que siga escribiendo, el libro de la historia del deporte comiteco se completa en forma fértil con sus textos. Los expertos literarios dicen que una cosa es hablar y otra escribir, que la escritura nada tiene que ver con la oralidad; sin embargo, yo digo que Ricardo Corazón de Chimbo Comiteco ha logrado un estilo donde escribe como habla y suena tan bien, tan coloquial, tan nuestro. ¿Qué querés saber del fútbol comiteco? Preguntale a Rica, sin duda que él te dará la respuesta, real o inventada, pero maravillosa, única. Digo que su memoria es privilegiada, esa mañana me dijo que la liga comiteca de fútbol se creó en 1963, la fundó Luis Gordillo Domínguez y el chaparrito Barragán (Luis es hermano de Julio Gordillo Domínguez, en paz descanse, el llamado Tribuno de México). Posdata: pero no sólo anécdota deportiva sabe, me contó acerca del primer auto que transitó por las calles de Comitán y al descomponérsele el claxon para avisar en las esquinas iba un muchacho que con un cuerno imitaba el sonido del claxon. Esta anécdota la narró Armando Alfonzo Alfonzo en uno de sus libros. Y es que Rica es un excelente lector, con una capacidad maravillosa para memorizar. Todo lo sabe y si no lo inventa, lo inventa con una gracia maravillosa, que al final termino botado de la risa, creyéndole todo. ¡Tzatz Comitán!