viernes, 11 de abril de 2025
CARTA A MARIANA, CON EL MEJOR AMIGO
Querida Mariana: los lectores no estamos peleados con la sociabilidad, no. Los lectores amamos a la humanidad, así como respetamos toda manifestación natural, como los animalitos. Sucede que como el libro nos ha enganchado desde siempre lo tenemos como nuestro mejor amigo.
A ver, ¿cuál es la definición de amigo? Para no fallar reviso el diccionario y encuentro que la amistad es: “afecto personal, puro y desinteresado compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Uf. Cualquiera podría decir que cuando un lector, como yo, dice que sus mejores amigos son los libros, estaría confesando su locura, porque el diccionario (un libro gordo y que se asume como la crema y nata del estudio de las palabras) dice que la amistad se aplica a otra persona. Comienzo a dudar, porque conozco muchas amigas y amigos que consideran a sus mascotas (perritos o gatitos) como sus mejores amigos, los he visto, incluso, platicar con ellos, avisarles “te portás bien, no tardo, voy al mercado”. Cuando regresan a casa, abren la puerta y se topan con su mejor amigo (que los recibe dando vueltas alrededor de ellos, moviendo la cola) y preguntan: ¿cómo te portaste? Siempre he pensado que esperan que, en cualquier momento, el perrito responda. Samantha, cuando tiene algún problema, no acude al psicólogo, ¡no!, abraza a su gatito y comienza a platicar con él, a contarle su aflicción, dice que cuando termina se siente mucho más aliviada y manda a la chingada el conflicto que, por arte de magia, parece desaparecer.
Así que, en un mundo loco, parecería ser una práctica común tener a los gatos, perros y libros como los mejores amigos. Como nunca se me dio lo de encariñarme con animalitos pues tengo a los libros como mis mejores amigos, esto ha sido (te lo he platicado) desde que era niño. Comencé leyendo revistas de monitos y cuando descubrí las novelas y libros de cuentos y poemarios en la Proveedora Cultural, de Don Rami Ruiz, decidí que ellos (los libros) serían mis mejores amigos, por eso, desde entonces no los dejé ni para ir al baño (literal). Todos los lectores han enumerado las grandes ventajas de los libros como amigos, no incurriré en el error de repetir tales virtudes, pero ahora mismo sé que estás pensando en una o dos, dones que, por desgracia, no poseen los amigos de carne y hueso. Sólo diré una virtud de los libros: siempre están disponibles para platicar conmigo, esto no resulta con las personas, porque cada persona tiene sus propias inquietudes, deseos y motivaciones. El libro (amigo fiel) jamás protesta porque lo abro a las tres de la mañana cuando despierto antes de tiempo. He visto que cuando alguien tiene un problema hace una llamada en la madrugada a un amigo y éste, al ver el nombre en el celular, se hace tacuatz y piensa: ¿qué querrá, por qué me llama a esta hora? Pues es respuesta sencilla: ¡quiere hablar con vos! Resulta que el amigo esconde la cabeza (como avestruz) debajo de la almohada y deja que el celular timbre hasta que todo queda en paz, de nuevo. Si el amigo posee todavía cierta decencia, llama al día siguiente y dice: “encontré una llamada perdida tuya, ¿puedo servirte en algo?”
Esto que escribo lo hago sólo como un ejemplo bobo para demostrar que el mejor amigo del hombre puede ser el perro o el libro, en mi caso es este último. El padre Armandito siempre recomendaba que si tenía algún problema tomara el ejemplar de mi Biblia y lo abriera al azar, aseguraba que ahí estaría un mensaje para darme una solución a mi problema emocional. Pues, para aumentar la idea de que soy un loco, contaré que en más de dos ocasiones lo hice ¡y funcionó!, siempre funciona, el libro es el mejor escucha y el mejor gurú.
Ahora sé que no necesariamente la respuesta afectuosa está en el libro sagrado, ¡no!, puede estar en el libro profano, sobre todo en el que aparece el halcón del humor.
Posdata: dije que no haré una relación de las ventajas de los libros, pero ¿verdad que ahora vos pensás en más de dos virtudes? Digo, para fortalecer la certeza de que mis mejores amigos son los libros, por esto siempre ando con uno en la mano, antes lo llevaba a todas partes en formato físico y medio mundo me veía cargando un ejemplar impreso, ahora, con esto de la tecnología llevo muchos libros en mi teléfono celular, en la biblioteca del Kindle. La gente puede creer que cuando reviso mi teléfono estoy viendo tiktok o estoy enganchado en una conversación, sí, a veces se da, pero la mayor parte de mi tiempo “en estado celular” estoy leyendo un libro electrónico, ahora acabo de adquirir el más reciente libro de cuentos de mi amigo Fabio Morábito, “Jardín de noche”, que ya te conté tiene en todos los cuentos el mismo inicio. Mirá, yo, sin saber, hice un ejercicio similar en mi más reciente librincillo de cuentos, ¡no todos!, pero tres cuentitos tuvieron el mismo principio, como si fuera un ejercicio de taller de creación.
¡Tzatz Comitán!