lunes, 14 de abril de 2025
CARTA A MARIANA, CON IMAGEN MATERNA
Querida Mariana: el 24 de marzo de 1930 nació mi mamá, en Huixtla, Chiapas. Cuando se casó con mi papá llegó a Comitán. Desde 1955 vive en nuestro pueblo. Ha vivido acá setenta años.
El 24 de marzo 2025 fuimos a comer al restaurante “Bonampak” que está adelante de Chacaljocom. Fuimos ella, mi Paty, Fer y yo. Estuvimos contentos. Mi mamá, después de comer el chinculguaje, que sirven de cortesía, pidió unas enchiladas con mole. Al final dijo que todo había estado muy rico. Sentenció, con una gran sonrisa: “el día de tu cumpleaños lo celebraremos acá”. Y el día de mi cumpleaños lo celebramos ahí y mi mamá volvió a pedir enchiladas con mole; y reafirmó que estaban muy ricas.
Al día siguiente, el 25, me dijo que la acompañara al templo, a dar gracias a Dios, por cumplir noventa y cinco años de edad.
Hará cosa de tres o cuatro meses, sin explicación, se cayó en el baño. Su esqueleto, gracias a Dios, no tuvo fisuras. La llevamos con el doctor Sánchez y él, médico prodigioso, la inyectó, le recetó una pomada italiana y con ello va saliendo adelante. No hubo fractura, pero el porrazo la desvió de la ruta armoniosa que llevaba. Por fortuna, ahora ya volvió a su rutina de ejercicios matinales, prepara su desayuno y la comida para nosotros. Desde hace unos días, mi Paty le enseñó cómo pedirle a Alexa que ponga Radio Felicidad y mi mamá lo pide y hasta echa unos pasitos de baile, con cuidado, pero ya mueve las patías. Ha sido una inyección de vida. Aún no está al cien por cien, pero ya está muy animada. Esto lo digo porque ya volvió a estar muy pendiente de mí, a qué hora salgo, a qué hora regreso, si hace frío que lleve suéter. En las tardes sigue viendo y oyendo la misa, y luego sintoniza el canal de España donde transmiten el programa de concurso “La ruleta de la suerte”.
La mañana del 25 fuimos al templo de Guadalupe, queda a dos cuadras de la casa. Saludamos a la maestra María Elena, al maestro Memo (quien tiene, gracias a Dios, noventa y siete años), entramos al templo y mi mamá eligió la capilla donde, dijo, adentro de la cajita dorada está guardado el santísimo, custodiado por dos ángeles.
A mí me tocó el premio mayor de la ruleta de la vida. Durante sesenta y ocho años he disfrutado del cariño de mi mamá, ella, mujer sabia, reconoce que soy un niño frágil que necesita de su amor y ella me lo prodiga sin medida.
Ella se sentó en la primera banca, yo detrás, desde ahí la vi rezar. Es una posición que conozco desde siempre, ella sentada o hincada ante un oratorio, con cuadernillos que tienen las oraciones impresas.
Dos ángeles estaban en el altar, pensé que el tercer ángel era mi mamacita y comprendí que ella ha sido para mí el ángel más hermoso sobre la Tierra, el otro ángel fue mi papá, pero él falleció en 1990. Mi mamá y yo hemos estado con mi Paty viviendo en casa, en Puebla y en Comitán.
Mi mamá, mujer sabia, me dijo que la acompañara al templo para que agradeciera a Dios, me lo dijo así, en realidad me llevó para que en esa capilla yo agradeciera la bendición de tener a mi mamá, con bien, durante mis sesenta y ocho años de vida; fue en esa capilla con semejanza al oratorio pequeño que mi papá mandó a hacer en la casa donde vivimos.
Regresamos a casa. La mañana estaba espléndida, con los árboles y macetas que los vecinos han procurado en esa calle. Dejé en casa a mi mamá y fui a la oficina. Algo en el cielo comiteco me decía que todo estaba bien, maravilloso.
Posdata: mi mamá es una bendición para mi vida, Dios lo sabe, por eso le manda salud, cuando hay una torcedura le pone ungüento y la sana, para que yo esté bien, yo, el consentido de Dios.
Mi madre es el aire, el viento, el mar; mi madre tiene la fuerza del templo de las diosas; ella es esbelta y tan alta como el árbol más hermoso del mundo; ella es de la estirpe de miles y miles de guerreras de Chiapas; ella es la tórtola que riega su luz en todas partes.
¡Tzatz Comitán!