domingo, 2 de junio de 2024
CARTA A MARIANA, CON LA CINTA DE LA AMISTAD
Querida Mariana: durante un buen tiempo estuve como alumno, luego como maestro. Cuando fui maestro tuve muchas chicas y chicos como alumnos. Muchos de ellos se volvieron amigos, amigos cercanos. No todos. Algunos deben tener malos recuerdos y me ignoran. Hacen bien.
Carlos sí se volvió mi amigo. Cuando lo encuentro platicamos en forma agradable. Él tiene buenos recuerdos de mí y yo de él.
Carlos, desde hace varios años, es propietario de la empresa “Servicio Camacho”, que está en la famosa “Esquina amarilla”, al lado del bulevar, frente a la colonia Miguel Alemán. Vos sos una chica bella, esbelta. Con esto quiero decir que no tenés el problema de las “llantitas” que sí tienen muchas amigas, pero tu auto necesita de vez en vez un cambio de llantas porque éstas se hacen lisas por tanto rodar en carreteras, así que cuando tu auto pida un cambio de llantas te recomiendo que pasés a visitar a mi querido Carlos, ahí te atenderá con gusto y conocimiento.
Tuve el privilegio de haber conocido a su papá, Don Isidro Camacho, quien era el distribuidor autorizado de las chelas “Corona”; conozco a su mamá, Doña Delia, quien, todo mundo lo sabe, se ha dedicado a llenar de sabor el pueblo con sus riquísimos pasteles.
Lo que quiero decir es que Carlos es integrante de una familia de trabajo, porque sus hermanos, igual que él, heredaron la tradición de sus papás y éstos de los suyos, porque el papá de Don Isidro, del mismo nombre, también fue un hombre de negocios, de esos seres que no descansan, que trabajan en forma honesta.
El otro día compartí una fotografía donde está el edificio del famoso restaurante “Tono Gallos”, dicho espacio está a pocos metros de la Esquina Amarilla, de mi amigo Carlos. Lamentamos la desaparición del restaurante, porque llenó de identidad a este pueblo; pero seguimos celebrando que Carlos continúa con la tradición de trabajo de su familia, donde hay historias fantásticas, la más reciente fue la noticia de que su hermano, el capitán piloto José Antonio Camacho, recibió un homenaje por la labor que realiza desde el cielo al regar semillas para que una zona de nuestro Chiapas se reforeste. ¿Mirás? Nuestro capitán siembra desde el cielo y Carlos siembra vida desde la tierra, sirviendo a todos los automovilistas para que tengan autos con zapatos nuevos.
Por eso insisto, vos no tenés llantitas en la cintura, pero si necesitás llantas para tu auto o para el de tu novio ¡no dudés!, el sitio es la empresa de mi amigo Carlos, frente a la Colonia Miguel Alemán.
Pero digo que en la familia hay historias sorprendentes porque Chilo, hermano mayor de Carlos, estudió ingeniería, pero desde hace muchos años se ha convertido en un experto en atención de mascotas. Dejó olvidado el título universitario de ingeniero y se dedicó a ejercer su pasión, que inició con su amor por los perros.
La familia Camacho ha aportado al desarrollo de Comitán y de Chiapas.
El taller de Servicio Camacho está a pocos metros del restaurante Tono Gallos. El día que subí la fotografía de este local aparecieron datos muy importantes: el inicio estuvo en la casa particular de Don Antonio Moreno, quien era gallero y mandó a hacer un pequeño palenque en el patio de su casa. Los fines de semana organizaba peleas de gallos y, entre semana, colocaba unas mesitas y sillas para dar servicio de comida. Ahí comenzó la gran tradición de las diversas y riquísimas botanitas. Luego, la hija se pasó a otro local (frente a la actual casa del gran maestro marimbista Flavio Molina); al final construyeron un local grande, local que ahora ya está cerrado. El día que saludé a Carlos husmeé un poco en el local del restaurante y encontré un aviso de bazar los días lunes donde están vendiendo todos los enseres. Parece que el cierre es definitivo. Una gran historia del pueblo termina.
Posdata: me dio mucho gusto saludar a Carlos, fue mi alumno, él me recuerda con afecto y yo le tengo gran cariño.
¡Tzatz Comitán!