jueves, 30 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON LA NETA DEL PLANETA

Querida Mariana: estamos jodidos. El tío Andrés decía: “estamos jodidos, ¡todos ustedes!” y buscaba un apoyo porque reía como ballena clavándose en un chapoteadero, con los ojos cerrados buscaba una mesa o respaldo de silla o pared y se apoyaba mientras el magma de la carcajada cesaba. ¡Lo disfrutaba! Lo que decía no era original, medio mundo dice lo que él decía, pero le encantaba repetirlo, porque los jodidos, según él, eran los otros ¡no él! Lo cierto es que estamos jodidos. Todo mundo lo percibe. Un país tan grande, tan luminoso, vive una etapa de jodidez. No soy un experto en análisis sociales, pero desde mi trinchera veo que México ha perdido la gracia divina que lo acompañó por siglos. Los siglos de grandeza han venido a menos. ¿Por qué nuestra patria anda tan pinchurrienta? Vos y yo, sin ser duchos en la materia, sabemos que son múltiples las causas, son muchas las grietas. Cuando hay una gotera sin atenderse, al rato se agranda y los encharcamientos iniciales se hacen lagunas en toda la casa, ahí anda la gente con los pantalones arremangados, descalzos, o con chanclas, tratando de sacar el agua con cubetas, mechudos, escobas. Ahora, los mexicanos andamos con las casas inundadas. No atendimos las grietas. Hay la impresión que ya dejó de llover y, sin embargo, el agua sigue entrando por las grietas. Ahora, el entorno está lleno de moho, todo es resbaloso, huele a alcantarilla, a basurero de colonia paupérrima, existe el riesgo de contagios. Veo a la gente con hongos en los espíritus. Estamos jodidos, ¡todos ustedes! Digo que son muchas las causas, pero una causa principal es el menosprecio que las autoridades, nuestras autoridades, dan a tres aspectos fundamentales: el arte, la educación y la ciencia. Ninguno de estos rubros va adelante o después. La escritura me exige ponerlas una detrás de otra, pero todas están en el mismo sitio de honor, como si fuera un podio de deportistas triunfadores, las tres están en el escalón del primerísimo lugar. ¡Y ya mirás cómo la ciencia, el arte y la educación permanecen en el piso, olvidados, dejados de la mano del poderoso, del poderoso mediocre que no tiene la capacidad de ver la importancia de esas tres nubes para alimentar los cielos! ¿Empleo el sobado ejemplo de la fuga de cerebros? ¿Cómo es posible que este país no consienta a los científicos más relevantes, a sus mejores hombres y mujeres? Desde siempre, las mentes brillantes de México emigran a países donde son reconocidos, donde obtienen los apoyos necesarios para su desarrollo, para su crecimiento intelectual y económico. Esto demuestra que somos un país gobernado por mediocres, que no tienen capacidad para reconocer la grandeza de nuestros paisanos más brillantes. ¿El resultado? Pues que México sigue sometido a la medianía, estamos a mil años luz de los países desarrollados. Lo mismo puede decirse en los planos de la educación y del arte. Basta poner como ejemplo el arte. Nuestro país, dijo una vez nuestro paisano Luis Aguilar, el escultor, es de primer mundo en el aspecto cultural. Es cierto, somos una nación riquísima en logros y propuestas culturales; sin embargo, el gobierno minimiza nuestro potencial y, con dolo, rebaja el porcentaje de recursos económicos para fomento del arte. Seríamos una potencia en las tres ramas, porque este país posee la riqueza fundamental: el talento de las mexicanas y de los mexicanos. ¡Qué gobernantes tan bobos, tan de cortas miras! ¿No saben que en los países desarrollados el ingreso por productos culturales representa un alto porcentaje en el Producto Interno Bruto? Ay, dan ganas de apropiarse de la última palabra del PIB para adosárselos. Ya vienen las campañas para elecciones del 2024, el rubro cultural aparecerá en los ofrecimientos, por supuesto que sí, sólo para llenar el papel y los discursos. Hemos comprobado que, luego, cuando los candidatos llegan al poder, como dicen los clásicos, borran con una mano lo que escribieron con otra. Lo que acá platico con vos se platica en los cafés. Medio mundo advierte la realidad. Nuestra nación extravió el rumbo. La grandeza de nuestros sitios arqueológicos es un recordatorio permanente de lo chipocludos que fuimos. Qué pena que todo ya se hable en pasado. Hoy, tenemos muchas grietas, ya no sólo agua se filtra en ellas. No debería quedarse en mera plática de café, es necesario que la sociedad civil despierte. Conozco a más de dos escritores chiapanecos que siempre se creyeron candidatos para recibir el Premio Chiapas (premio con el que reconocieron a Rosario Castellanos y Jaime Sabines, sólo por poner dos ejemplos). Y un día, el gobierno decidió desaparecer este premio que reconocía a la intelectualidad chiapaneca. Nadie protestó. La desaparición fue una ofensa al arte de Chiapas, a sus artistas. Nadie protestó. Nos abrieron una grieta en el techo de la casa y dejamos que el agua podrida siga filtrándose. Posdata: desahogo con vos, querida mía, porque en este amado y vilipendiado Chiapas se vive lo mismo que en toda la república. Estamos jodidos, ¡todos nosotros! ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 29 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA QUESADILLA DE FLOR

Querida Mariana: mirá la foto, Cielito está al lado de un anuncio que invita al desayuno buffet en el Hotel San Sebastián. Sí, en el maravilloso barrio con ese nombre. ¿En dónde está? Ah, llegás bien fácil, en la bajada que pasa por el Hotel Internacional, Correos, el Museo de Arte, el templo de San José, prescolar de la Mariano N. Ruiz y, en la mera esquina, está el hotel que, los sábados y domingos, de ocho y media a doce y media, prepara un delicioso buffet. No conocía el espacio. El sábado pasado lo visitamos. ¡Me encantó! El patio techado, donde están las mesas y sillas, tiene piso de ladrillo. ¡Qué privilegio! Recordé que los corredores de mi casa de infancia tenían ese material, fresco, como abrazo de abuelos; así que de inmediato sentí la recepción afectuosa, con elementos tradicionales de nuestra comunidad. Al entrar vi las mesas alrededor del patio donde, como en cualquier buffet, estaban distribuidas las bandejas con flamas en la parte de abajo, para que los alimentos calientes se mantengan así. Roberto probó unos tacos de carnitas (ricos, dijo); Cielito probó cochito horneado (rico, muy rico, dijo); Paty comió dos pitaúles (están muy buenos, comentó); y yo le pedí a Doña Rosalba que, por favor, me preparara una quesadilla sin queso (¡ay, Señor!), pero sí con la tradicional flor de calabaza, que disfruté de una puntita a otra. Doña Rosalba estaba torteando, sus manos tomaban pelotitas de masa y su pericia las transformaba en perfectos círculos delgados que tomaban vida y se inflaban como si fueran cachetes sonriendo. Como llegamos temprano pudimos platicar tantito con el personal: meseros, cocineras, chefs. Todos bien uniformados, pendientes de cada una de sus comisiones. Busqué una mesa al lado de una fuente con helechos que, de igual manera, me abrazó con el reconfortante sonido del agua que cae y cae para acariciar el espíritu; más tarde llegó Mario Luis III. ¿Lo recordás? Ya estuvo con nosotros en dos Platicatorios, nos contó que trabajó en una farmacia, pero una mañana vio pasar un autobús donde un amigo tocaba para los pasajeros. No lo pensó dos veces, presentó su renuncia y al día siguiente ya estaba tocando en autobuses. No faltó el amigo que no comprendió su comportamiento, tenía asegurada su paga cada semana detrás del mostrador, pero él fue tras su vocación, persiguió el sueño de libertad, ser músico. Karla Islas Ruiz y su esposo Rubén Alberto Gordillo Razo son los empresarios emprendedores. El hotel lo iniciaron en 2016 y en 2019 ampliaron la oferta con el buffet, un buffet rico, higiénico, con una sazón deliciosa. Un rico desayuno en un ambiente agradabilísimo, en tradicional patio comiteco, constituyen los elementos para tener una experiencia agradable. Le platiqué al propietario que conocí a su papá, el ingeniero Rubén, él y yo fuimos colaboradores del licenciado Gonzalo Ruiz Albores, él en la dirección de obras públicas y yo en la biblioteca pública Rosario Castellanos, le dije que lamenté su fallecimiento, aún era joven. Recordamos que la casa perteneció a una señora Carboney (el maestro Temo Alcázar nos corregirá), luego ya el ingeniero Rubén adquirió la propiedad y ahora es un edificio muy íntimo que ofrece diez habitaciones. A las nueve de la mañana ya había comensales ocupando diversas mesas, el grupo de meseros estaba pendiente para atenderlos (Ángel Martín, Sofía Mariana, Diego y Jordán); asimismo muy atentos los propietarios junto a Doña Rosario, Doña Amparito y Don Martín (todos ellos familiares, Doña Rosario y Doña Amparito nacieron en la bellísima San Cristóbal de Las Casas, ahora disfrutan nuestro hermoso pueblo y reparten los dones gastronómicos). Posdata: sí, dijo Paty, están muy ricos los pitaúles. Vos sabés que pitaúles sí como, como frutita, comí una riquísima quesadilla de flor de calabaza. Jordán me ofreció un té, no acepté, porque, la mera verdad, ya había desayunado en casa. Lo de la quesadilla fue un pequeño antojo. No me arrepiento haber caído en la tentación. Fue un lujo que me doy muy de vez en vez. Me agradó el lugar, pienso que de igual manera lo disfrutan quienes llegan al buffet, los sábados y domingos. ¡Tzatz Comitán!

martes, 28 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON NOMBRES SUBLIMES

Querida Mariana: ¿y qué nombre le pondremos matarile-rile-rile? Ah, es genial la pregunta, sobre todo porque el nombre de matarile-rile-rile es único, exclusivo. ¿Qué nombre le pondremos? Es lo que se preguntan la mamá y el papá a la hora que reciben la noticia de que una bendición llegará a casa. ¿Qué nombre? Antes, a los recién nacidos los bautizaban con los nombres que venían en el santoral. ¿Te tocó nacer el día de San Godofredo? Pues Godo te llamarías. ¿Día de Santa Eduviges? Pues Edu. Otros continuaban con la tradición de preservar los nombres de los padres o madres o abuelos o abuelas. Mi mamá dice que la bisabuela Casimira reunió a los hijos y prohibió terminantemente que bautizaran con tal nombre a las hijas o hijos por llegar. En realidad, a la bisabuela todo mundo la llamó Nana mía. A mí me encanta esta solución. Ya te conté que Nana mía era una gran lectora, algo de su luz llegó hasta mí, muchísimos años después, alguna cinta quedó enredada en el aire de Huixtla y arribó hasta Comitán y acá andamos con libros en las manos todos los días, siendo feliz. Me preguntaron: ¿vas a ir a la FIL? No, otra vez me la perderé. Me la he perdido siempre. Como ya me hice viejo mis ganas se han ido, casi todas mis ganas, las he cambiado por la pasión lectora. ¿Ir a la FIL? Ahora ya no tengo el deseo que tuve en algún momento de mi vida. ¿Qué voy a ir a ver? Libros, estantes llenos de libros, gente atropellándose, cansándose ante tal amontonamiento de libros, revisando los bolsillos para ver si alcanzan las monedas para comprar lo que desean, preguntándose cómo les irá en el aeropuerto a la hora con el exceso de equipaje. ¿Y las presentaciones de libros y la posibilidad de conocer a los escritores famosos? Ya me hice viejo, puedo vivir tranquilamente sin conocerlos. No estaré en primera fila, por supuesto que no, así que no me motiva estar en la última fila, como si estuviera en un concierto sólo escuchando sin poder estar cerca del artista. ¿Qué nombre le pondremos a mi chinajera, a mi forma de desapasionamiento? A la Feria del Libro la bautizaron así y ya se popularizaron sus siglas: FIL. Ya dije que los papás y mamás buscan y rebuscan un nombre bonito para la criatura. Hoy, cada vez más frecuente, existe una tendencia a bautizar con nombres de artistas. Por ahí tengo dos amigas que se llaman Thalía, como la famosa cantante; tengo una amiga que se llama Lucerito; otra que se llama Jennifer (lástima que no tuvo la bendición del trasero espectacular de la Yeilo, tiene un tutís medio esmirriado). Hay muchos chicos que se llaman Brayan (así lo escriben, como suena), porque tener un nombre norteamericano “da caché”. Ya no te digo qué sucede con los nombres de las pequeñas empresas, mientras más “norteamericanizado” más prestigio. A mí me encantan las propuestas originales, las que provienen de nuestra cultura. Alabo a mi amigo Roberto quien bautizó a su restaurante con el maravilloso nombre de “Comitán lindo y qué rico”; y qué decir de mi amigo Sergio que a su restaurante lo nombró “Ta bonitío”. Ah, qué nombres tan lindos, tan auténticos, tan nuestros. Pues algo similar ocurre en Ocosingo, el otro día vino Alfonso Morales a Comitán y platicó que el primer patrocinador de sus propuestas culturales (tan necesarias en todos los pueblos del mundo) es un restaurante que se llama “Las cadillas”, nombre originalísimo, que ahora está en boca de todos los que disfrutan las riquísimas quesadillas que ahí ofrecen. ¿Y de dónde nació el nombre? Ah, dijo Alfonso, es que un hijo o hija de los propietarios, cuando era criatura, pedía “una cadilla”, porque no podía pronunciar el nombre de la quesadilla. ¡Se me hizo algo sensacional! ¡Algo para reforzar el imaginario colectivo! Es como un elogio para la criatura, una siembra de lenguajes infantiles llevados a lo más alto. Ya imagino a las personas en este 2023 diciendo: “Vamos a las cadillas”. ¿Mirás? El lenguaje infantil trasladado al lenguaje de adultos de todos los días. Posdata: la fotografía la robé de la página de “Las cadillas”, ahí se ven las tortillitas creciendo en la plancha, subiendo sus pancitas, recibiendo la flor de calabaza y el queso (pucha, el queso famoso de aquella bendita tierra). Ah, qué antojo. Me encanta la propuesta que hicieron los propietarios de este restaurante y celebro que hagan equipo con Alfonso para llenar de cultura al pueblo de Ocosingo. Que así sea en todos los pueblos de Chiapas. ¿Y qué nombre le pondremos matarile-rile-rile ro? Le pongamos “Las cadillas”, jalen las sillas y comamos ricas quesadillas, cadillas. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 27 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN GRITO MAJESTUOSO

Querida Mariana: ¿cómo se llama el grupo de porristas de los Pumas? ¿Los fans que gritan en el Estadio de C.U. cuando juega el equipo de fútbol soccer de la UNAM? Mi amigo y compañero de trabajo Gerardo Mandujano lo sabe. Podría llamarle para que me dijera, pero no lo hago, porque es hora inconveniente, te escribo esta carta a las cuatro y media de la mañana, así que mejor consulto a San Google y éste me dice que dicho grupo de porristas se llama “La Rebel”. Comparto con vos una fotografía (de Factory) del día de cierre de las jornadas académicas y culturales del Foro Nacional: Prácticas Escolares, desde las experiencias formativas, que se efectuó en Comitán los días 16, 17 y 18 de noviembre 2023, acto donde nuestra Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar fue la sede. Esta foto es testimonio del día en que nos convertimos en pumas de corazón, donde, igual que los fanáticos de los Pumas o los miles de estudiantes universitarios gritan la porra emblema de la UNAM: ¡Goya, goya, cachún cachún ra ra, cachún cachún ra ra, goya, universidad! El día del cierre de actividades del foro hubo una serie de actos en nuestro plantel de Los Sabinos, ya te conté que disfrutamos la participación de la maravillosa marimba de concierto de La Trinitaria, la actuación del grupo de danza Painal, de la presentación del libro “Isiomo. Crónica de los días”, de José Ángel Aguilar y de la entrega de Premios Nacionales de Trabajo Social, fastuoso acto encabezado por la Maestra Carmen Guadalupe Casas Ratia, directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social, de la UNAM, y por nuestro rector Maestro José Hugo Campos Guillén. En la foto ves de espaldas al Maestro Hugo, catedrático de la UNAM, con el escudo bordado en la playera dirigiendo “La Rebel Académica”, integrada por muchos participantes del foro (estudiantes y académicos), así como invitados de honor (detrás de la maestra con blusa negra y bordados dorados está el maestro Jorge Gordillo Mandujano -nuestro director general emérito- y el maestro Cuauhtémoc Alcázar Cancino, el eterno joven de Comitán. Ellos, igual que todos los demás, levantan el brazo derecho, o el izquierdo como el maestro Temo y corean el grito universitario). Ah, el corredor universitario se llenó de lo que mirás, una ola de energía que recorrió el aire y llenó de vida los pulmones. Las bocas están abiertas, como si fuesen ríos desbordando agua limpia, son como sucursales del Chiflón, maravillosas cascadas lumínicas. ¡Goya, Goya, universidad! Todos nos hicimos integrantes de la universidad. Ya me conocés, soy igual que mi querido Abraham Gutman, quien es el llorón de San Ramón, yo soy el llorón del barrio de Guadalupe, de Comitán. Abraham llora por todo, lo mismo hago. Le damos rienda suelta a nuestra emoción, cuando me integré con esta comunidad grité el ¡Goya! y lo lloré, porque vos sabés que la UNAM fue mi casa durante más de cuatro años, ahí abrevé la mejor agua. Estuve inscrito en la Facultad de Ingeniería, nunca falté a la escuela, pero mis pasos nunca hallaron las aulas de Ingeniería, siempre se dirigieron, como perritos fieles, a la Biblioteca Central Universitaria y a los diferentes auditorios de C. U. donde exhibían ciclos de cine de arte o llegaban ponentes de fama mundial a brindar conferencias magistrales. Fui un poco “rebel”, no acaté las normas establecidas, por eso, después de cuatro años no obtuve mi título de ingeniero, bueno, ni siquiera un diplomita por ser uno de los más asiduos visitantes de la Biblioteca Central Universitaria, pero el ¡goya, goya!, lo llevo tatuado como lo tienen quienes laboran ahí, como los miles y miles de egresados con título, como los millones de fanáticos que le van a los Pumas y acuden al Estadio Universitario o ven los partidos por televisión. Veo a miles de chicos y chicas con playeras de los Pumas, los veo orgullosos repitiendo eso de “cómo no te voy a querer”. Nosotros gritamos un Goya maravilloso el día del cierre del foro. Me encantó ver cómo el Maestro Hugo se colocó al frente y dirigió la porra, como si fuera uno de los rebel encaramado al frente de la tribuna del estadio. Todos coreamos a una voz el grito. No sé en cuántas ocasiones el maestro Temo ha gritado esta porra, no sé si le va a los Pumas, pero acá lo ves con toda su energía, como si estuviera en su gimnasio haciendo una rutina de pesas. ¿Ya viste con atención la foto? Todos, ¡todos!, están en la misma sintonía, son olas de un mismo mar, aire de un mismo viento. Posdata: La UNAM llegó a Comitán los días 16, 17 y 18 de noviembre de 2023, todos fuimos integrantes de la comunidad, ellos fueron un poco Marianitos y nosotros un poco Pumas. Ese día el Goya resonó más que en el Estadio Universitario, porque la academia refulgió con el brillo que tiene la tradición de la universidad pública más importante del país. ¡Goya, goya! ¡Tzatz Comitán!

domingo, 26 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON HUEVOS RANCHEROS

Querida Mariana: buen provecho. Sé que vos disfrutás los huevos motuleños. Llama mi atención la diversidad de formas en que se preparan los huevos El otro día llamó mi querido amigo Abraham Gutman (amado Gutmita) me dijo que había desayunado huevos rancheros a la Gutman. Sé que esos huevos no están disponibles en ningún restaurante del mundo, para disfrutarlos hay que estar en casa de Gutmita. Su casa está al lado de la carretera que va del ingenio de Pujiltic a Venustiano Carranza. A veces recibo algunas fotografías del cielo que su mirada pepena, esa mirada es la misma que le ayuda a distribuir los condimentos para preparar los huevos rancheros a la Gutman. ¿Qué tendrán de especial los huevos de Gutman para que lleven su nombre? Ay, perdón, así como lo escribí suena medio alburero; quise decir que se me hizo algo maravilloso que una persona bautice el platillo que prepara. Al lado de la casa está la fonda Diana, todos los días, muy temprano, llegan Doña Panchita con sus hijas para preparar los alimentos que ofrecen. Con frecuencia escucho a los comensales que se despiden y dicen que todo estuvo muy rico. Doña Panchita tiene lo que se dice buena mano. Imagino que Abraham también tiene buena mano, no sólo para preparar los huevos rancheros sino para todas las demás esencias de la vida. Abraham es uno de los amigos que no conozco personalmente, un día vino a Comitán desde su pueblo, pero yo tenía un compromiso ineludible y no pude saludarlo. Tenemos pendiente esa cita. Será mi privilegio, porque Gutman es un hombre sabio, un árbol de ochenta y seis años que da mucha sombra a los que cuentan con su afecto. A mí me cae muy bien, es un hombre lleno de virtudes, una de las que más aprecio es su conocimiento de la vida y su manera de compartirlo. Como Gutman no es monedita de oro no debe caer bien a todos, pero estoy seguro que la mayoría de gente que lo trata reconoce que es una espiga de luz. Frecuentemente viaja a Chiapa de Corzo y a Tuxtla, viaja menos a San Cristóbal y a Comitán. ¿Qué, te caemos mal los cositías y los coletos?, le pregunté un día. ¡No! Al contrario, él dice que Comitán es la capital del mundo, lo que sucede es que el frío le molesta de más, y a veces este pueblo se enfría. Mi amigo el poeta Carlitos Gutiérrez dice que Comitán es traicionero, porque en San Cristóbal uno sabe que debe sacar suéter por el frío que hace, en cambio en Comitán uno sale en camisa porque el sol camina tranquilo por sus calles, pero en el momento menos cantado aparecen corrientes de viento helado. Por esto, Gutmita vive en un pueblo caluroso, donde el frío está ausente. Vive al lado de la carretera, en medio de árboles, de pájaros y flores, pero no sé cómo le hizo para acostumbrarse al frecuente paso de los autos y camiones, durante todo el día. ¡Ya sé, ya sé! Le bajó el volumen a sus oídos, así que el ruido de la carretera es como el fluir de un río apacible, sonido arrullador. Claro, por tener audición escasa él no puede oír los textos de mi libro “Palabras que toman café”. Ahora pienso que él, judío hermoso, se salva de escuchar mis bodrios. La madre Sara, mujer hermosa, que laboró en nuestro Colegio Mariano N. Ruiz padecía del oído, para escuchar se colocaba un aparatito que era como una pequeña salamandra enrollada, cuando la bulla del salón era intensa, ella le bajaba volumen al aparato y sonreía, con la misma sonrisa que debe extenderse en el rostro de Abraham. A veces pienso en los amigos y en las amigas, pienso, asimismo, en lo que recomiendan los sabios, que los seres humanos debemos manifestar nuestro cariño, decir a las personas queridas que las amamos, que no debemos ser tacaños a la hora de abrazar la vida, por esto, cada vez que tengo oportunidad te digo que te quiero mucho, niña mía, y ahora aprovecho esta carta para decirle a Gutmita que lo amo, que es un hombre chingón, que lo admiro, que me gusta que sea generoso con la vida y con sus amigos. Me gusta que sea El Tigre de La Rivera, El Caminante de Mil Veredas, la rama más hermosa del árbol judío universal. Posdata: no como huevos rancheros, así que no sé cómo se preparan. Entré al Internet y hallé que los huevos tradicionales (sin albur) son fritos, colocados encima de tortillas fritas crujientes, regados con salsa de tomate. ¡Ya, ya! Sí, en la juventud los comí en algún momento. ¿Cuál es la diferencia de los huevos rancheros a la Gutman? Él no se guardó el secreto, lo compartió conmigo y ahora lo comparto con vos, en lugar de salsa de tomate él los riega con salsa tipo ostión. ¡Dios mío! ¡Quién sabe cómo resulta esa mezcla de mar con tierra, de tierra enmarada! Gutmita, haciéndosele agua la boca, debe abrir la botella con salsa tipo ostión y debe regar generosamente los huevos del plato, del plato, ¡niña! ¡Tzatz Comitán!

sábado, 25 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON RETAZOS DE UN BORDADO

Querida Mariana: los jóvenes todo lo ven normal. Los viejos nos sorprendemos con los chunches tecnológicos de estos tiempos. Ah, los jóvenes se sorprenderían si los viejos contáramos cómo eran las llamadas telefónicas, el envío de cartas y la impresión de fotografías. O tal vez no, tal vez nos verían con cara de indiferencia, sin advertir la maravilla de estos tiempos. Como los jóvenes ya nacieron con estos chunches en las manos todo tiene la misma esencia del sol cuando sale y cuando se oculta. Los seres humanos, por la rutina, nos olvidamos de descubrir cada día el prodigio del amanecer y del ocaso. Nuestro pueblo siempre ha sido comunicativo, nos encanta pasar la estafeta de la noticia. Comitán siempre ha sido comunicativo, sigue siéndolo, y lo será, por los siglos de los siglos. Ah, pucha, faltaba más. En realidad, en todos los pueblos del mundo se da este fenómeno, porque los seres humanos tenemos una necesidad de comunicarnos, está adosado en nuestros genes, poseemos la esencia del morbo. Es algo natural. El mensaje de voz a voz es necesario y es bueno, porque fortalece la interacción, donde se jode la cosa es cuando ya se cae en el terreno del chisme, porque, por esencia, en el chisme hay dolo (consciente o inconsciente) y el rumor pasa a joder honras ajenas. Llama mi atención la maravilla del Facebook. Igual que vos, igual que millones de personas en el mundo, tengo mi muro. Estos muros son públicos, formamos una colectividad de amigos, a muchos de estos amigos los conocemos físicamente, a otros no. Pero ellos (todos) tienen la oportunidad de acercarse a nuestros patios y conocer un poco o un mucho de lo que publicamos. En el muro se vale compartir casi todo. El casi excluye lo que daña a terceros y las obscenidades (es una pena en caso de niñas bonitas, pero así son las reglas del juego, por eso existen apartados que se llaman “only fans” donde sólo los suscriptores pueden ver de esas fotos que los escritores de quinta categoría llaman fotos candentes y que mis amigas liberales llaman “fotos sexosas”). Tengo amigos que están suscritos y siempre los veo con cara de Sabritas, sonrientes. Los alumnos (adolescentes) me platican que la chaviza migró hacia Instagram en donde, entiendo, la tendencia es mostrar más imágenes que textos. En realidad, sabemos que hay millones y millones de lectores con el síndrome Tito Monterroso, que sólo leen textos mínimos, brevísimos. Por eso tu afecto y complicidad los valoro mucho, porque vos, todos los días leés las cartitas que te mando, y no sólo eso, también leés cuando divido el mundo en dos o cuando propongo que el lector imagine que es tal cosa. Bueno, vos sabés que esto del género epistolar está ya en desuso. Ustedes, los jóvenes ya extraviaron esa costumbre que fue generalizada en tiempos antiguos. Uf, escribí la palabra antiguo y me sentí como con espíritu de pergamino con olor a naftalina. Ustedes se comunican a través de mensajes, hacen uso del antiguo Tuit, Equis ahora. Hay concursos literarios que privilegian la brevedad. Ya lo hemos comentado, en estos tiempos la imagen tiene el predominio. Digo que a mí me asombra la posibilidad de estos tiempos. Lo que viví acerca de la fotografía y de la comunicación en tiempos de mi niñez y juventud se me hace ya tan lejano, tan lleno de polvo y de color sepia. Ahora todo es instantáneo. Antes, también lo hemos comentado, el mercado era el sitio idóneo para enterarse de los sucesos del pueblo. La sirvienta de casa compraba las verduras, el chicharrón, la carne de cerdo, la fruta, las tostadas, las tortillas, los chiles siete caldos y al llegar a casa informaba a la patrona los sucesos ocurridos durante la tarde y noche anteriores. Cuando llegó el teléfono a Comitán el enjambre de noticias se fortaleció, los sin quehacer lo usaron a todo lo que daba. Hoy nos servimos del teléfono celular para ser emisarios de las buenas y de las malas noticias (no sólo eso, también para difundir rumores no comprobados). Por eso, llama mi atención la posibilidad del muro propio. Cada uno publica lo que desea. Pero, ¡ay, Señor, cómo hay jodones!, ahora resulta que nos jaquean las páginas y suben contenidos que no son propios. En forma frecuente leo publicaciones de amigos que alertan: jaquearon mi página y están subiendo contenidos inapropiados. Nos alertan para que ignoremos publicaciones ofensivas. No logro comprender cuál es el afán de estos tipos, pero deben ser de la misma especie de aquel personaje de Héctor Suárez que, cuando le preguntaban por qué hacía tal cosa indebida decía: ¡nomás! Lo hacen sólo por joder. Y esto del Facebook se agrega a la cadena de gente cuyos teléfonos también son jaqueados y luego recibimos mensajes de supuestos amigos que informan de cierto problema económico y solicitan que los ayudemos. Todo es falso, todo es un chantaje. Hay memes que juegan con la idea de crear un “only fans”, para recaudar paguita, porque hay chicas (sobre todo) que abren sus páginas de “only fans”, suben fotografías sexosas y tienen altísimos ingresos monetarios que aportan los miles y miles de fanáticos suscriptores. Claro, me cuentan (me cuentan) que también hay piratería en estos casos. El otro día cuestioné: y si mi amigo es suscriptor ¿puede mostrarme una fotito de esas? Me dijeron que sí, que dijeron que hay casos donde hacen captura de pantalla y la foto en cuestión anda rolando en cientos de teléfonos. También me contaron el caso de una chica cristiana (cuya religión le prohibía imágenes pornográficas) que, ante la necesidad, abrió su “only fans”. Pronto tuvo éxito, porque la chica no tiene malos bigotes (se rasura la partecita), pero cuando acudió al templo el pastor, en la entrada, le dijo: “Ya te vi, pecadora”, y la corrió. Claro, la chica de inmediato supo que el castigo era inmerecido, ya que el pecador era el bendito pastor, ¿cómo la había visto? El que esté libre de pecado que tire la primera foto sexosa. La pantalla del celular o de la computadora es una gran ventana, una ventana donde cabe el mundo y más. A mí me seducen estos chunches, disfruto mucho los avances tecnológicos de estos tiempos, nunca imaginé que tendría la posibilidad de vivir esta gran aventura. ¿Cómo contarte lo que fueron los tiempos del siglo pasado? Vos y tu generación nacieron jugando videojuegos y pronto tuvieron celulares con cámaras que permiten tomar miles y miles de fotografías y compartirlas con medio mundo. Los chunches tecnológicos permiten que se fortalezca nuestra costumbre comunicóloga (por decirlo en forma decente). Hoy es de lo más común recibir una fotografía en el celular y compartirla con amigos; veo a chicos en el parque que tienen un celular en la mano y sus compas los rodean para ver la mínima pantalla. ¿Cómo decirte que si no queríamos reprobar necesitábamos apuntar en las libretas lo que el maestro escribía en el pizarrón? Había algunos sádicos que llenaban hasta dos veces los enormes pizarrones con letra menudita. ¿Ahora? He visto alumnos que platican en voz baja con los compañeros de lado y en cuanto la maestra termina de escribir se paran y toman una fotografía con su celular y, de inmediato, se la mandan al compañero que no asistió a clases. ¿Tareas en el siglo XX? Exigía ir a la biblioteca para tomar notas. ¿Hoy? Santo Google, que está a la diestra del Señor, cientos, miles de archivos con el tema solicitado. Vos sabés que uno de mis vicios es la lectura. ¿Comprar libros en el siglo XX? Era toda una aventura, en los años ochenta esperaba a algún amigo que viajaba a la Ciudad de México y hacía favor de comprarme la novela que deseaba leer. ¿Hoy? Jamás imaginé que existiría algo que se llama Kindle y permite leer libros electrónicos. Entro a Amazon, busco el libro que deseo y lo pido. La empresa baja mi paga de una tarjeta de débito y dos minutos después (a veces menos) tengo el libro solicitado en mi dispositivo. Tres minutos después ya me dispongo a leerlo. Todos los usuarios empleamos el celular para comunicarnos. Sí, no podemos tapar el sol con un dedo, hay millones de chismosos que lo emplean para difundir infundios, para joder honras ajenas. Ah, en Comitán tenemos experiencias ingratas. ¿Recordás una vez el anónimo que circuló en la ciudad donde venían nombres de mujeres que, se suponía, tenían relaciones con hombres que no eran sus esposos? Dios mío, qué mentes tan perversas. Posdata: ¿y qué decir del cine? Siendo un cinéfilo de hueso colorado celebro la existencia de las plataformas que permiten ver muchas películas de estreno. Demos gracias a los dioses de la ciencia y de la tecnología por todas estas bendiciones. Ahora, en cuanto termino de escribir te envío mi carta, vos la recibís y, también de inmediato, la leés. Es mi privilegio, querida mía. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 24 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON FRONTENIS

Querida Mariana: las canchas de frontenis son especialísimas. Siempre tuve recelo, al verlas, en automático, llegaba a mi mente un espacio abierto, pero cerrado. Las paredes son altísimas, más altas que la de un reclusorio y no contentos con ello, la parte superior está coronada con altísimos enmallados. Tres laterales de la cancha están completamente cerrados con paredes y la otra lateral está enrejada. Digo que siempre tuve recelo de esos espacios enjaulados. Los vi a distancia. Una vez pasamos frente a una cancha de esas, íbamos en auto y el hijo de un compadre preguntó por qué habían enrejado a los jugadores, por qué estaban castigados. Fue necesario que mi compadre explicara que no estaban castigados, dijo que había una puerta donde las personas podían entrar y salir y que entraban por gusto, por el placer de jugar. Ayer cambié, para siempre, mi percepción equivocada. Ese espacio es una bendición. Llegué a la Unidad Deportiva que tiene el nombre de un médico no muy conocido en la región y entré. Lo primero que me jaló fue ese espacio, porque a lo lejos advertí que una de las canchas pequeñas lleva el nombre de mi amigo Iram Bautista Brindis. Pucha, él sí es muy conocido en la ciudad. ¿Por qué esa cancha lleva su nombre? Y, ¡oh, coincidencia!, Iram estaba con un grupo de cuatro amigos. Los vi felices, como canarios en jaula, pero felices, brincando de un lado para otro, con la raqueta en mano, dándole a la pequeña pelota para impulsarla contra la pared. Como todo juego el frontenis tiene sus reglas, no quise pedir explicaciones técnicas, dejé llevarme por el entusiasmo de los cuatro jugadores que estaban en la cancha (mientras uno descansaba); los cuatro corrían, extendían el brazo para alcanzar la pelota, golpeándola con pericia para vencer al contrario. Lo que sí aprendí es que en cada saque, el jugador extiende una cortesía, anuncia “¡bola!”, para decir a todos que comienza un punto. A partir de ese momento todo se vuelve rapidísimo, la bola choca contra la pared y el jugador contrario corre para responder y luego el otro, un jugador se quita para no estorbar, el otro corre hacia atrás, espera que la pelota rebote en la pared trasera y con un movimiento exquisito, pero rotundo, da la vuelta para “pepenar” la pelota y mandarla a la pared de enfrente. Cuatro canchas chicas y dos grandes están en la unidad deportiva. Vi sudar, reír, lamentarse, bromear a los cinco jugadores (Gustavo Herrera, Jorge A. Solís Gordillo (quien fue mi alumno en la secundaria del Colegio Mariano, hace ya algunas tardes), Luis Gallegos, Walter Hugo Pérez e Iram). Iram me platicó que él se apasionó del frontenis en 1994, desde entonces anda metido en el ajo. Habla con pasión de esta práctica deportiva, me platicó que se han acercado muchachos con intención de aprender, que tratan de formar una escuela, le dije que se están tardando. Entiendo que este deporte no es muy conocido, pero por lo que vi es algo que provee vigor y alegría a quienes lo practican. Iram me dijo que las dos canchas grandes son las mejores del estado. ¿De verdad? ¿No le ganó su amor por el pueblo? Dice que no. Pues entonces nuestros paisanos deben aprovecharlas. Él me explicó que las cuatro canchas pequeñas (ni tan pequeñas) son para jugar frontón mano y para calentamiento; y las dos grandes para la práctica del frontenis, con raqueta. Iram me platicó que uno de los grandes frontenistas comitecos es el contador José Luis Aguilar Meza, quien es hijo, nada más y nada menos, que del gran boxeador comiteco “El monito Aguilar”, mítico deportista que se dio unos cates en el ring con el famoso campeón mundial Púas Olivares. El Púas también le entró al espectáculo, por ahí pueden verse películas donde él actuó; en una ocasión, con mi querido compadre Quique fuimos al teatro a verlo actuar en “La Pulquería”. Hoy, el Púas tiene un museo en el barrio donde nació: Tepito. Es una gloria venida a menos. Por desgracia le encantó entrarle al chupirul y eso minó su capacidad física. Posdata: modifiqué mi percepción, las canchas de frontenis ya no las veo como espacios de reclusorio, ¡no!, ahora las veo como espacios abiertos, generosos, donde las grandes paredes y los enmallados sirven para provocar emociones felices. Así vi esa tarde a Iram, Gustavo, Jorge, Luis y Walter. Ojalá muchos chicos y chicas se acerquen a practicar este deporte, que pronto tengamos campeones comitecos. Iram me platicó que usan dos tipos de pelotas: la bola gorda y la bola rápida. Esto lo platicamos otro día. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 23 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON NOVEDADES

Querida Mariana: Aurorita está en Guadalajara, ella vive en el pueblo, anda de vacaciones, irá a la FIL. ¿Cómo sé esto? Porque ella es mi amiga en Facebook y ha subido fotografías de su viaje. Me encanta el Facebook, porque me informa de actividades de mis amigos, muchos de estos reales, pero muchos virtuales. Me fascina tener tantos amigos (cinco mil establece la estadística); me gusta saber un poco de sus vidas. Vos sabés que soy un convencido de que todas las personas tienen vidas interesantes, así que este chunche me permite acercarme a muchísimas ventanas, no las de todo el mundo, porque no alcanza la vida, pero sí de esta comunidad de cercanos. Ahora tengo abierta mi página. En los cuadros de historias (tres) veo a Ana Lucía haciendo ejercicio, se sostiene de una barra y baja y sube; Gustavo muestra una fotografía del ganador de la contienda por la presidencia de la república de Argentina; y Alicia se toma una selfie en el espejo de un gimnasio. Ah, qué bien, sé que Ana Lucía y Alicia realizan ejercicio, están bien. Veo que Cocorico compartió la carta que te envié hoy, la del punto; luego me aparece una publicidad pagada donde Perfiles Chiapas informa que nuestro paisano el doctor Henry entregó un nombramiento al doctor Sergio (Sergio aparece en la tradicional fotografía con el brazo levantado para el juramento). Luego me aparece la fotografía que subí donde acompaño al doctor José Antonio (es mi privilegio) y Juan Carlos hizo un comentario, donde le dice a José Antonio que extraña las cabalgatas por los alrededores de Comitán y le manda un abrazo. ¿Mirás? Ver la foto despierta emociones y recuerdos. Es sensacional esta comunidad. Luego aparece una publicación de Carlos con una trilogía de fotos donde están sus hijos, sus músicos preferidos, dice. Sus hijos son Carlos, Karla y Jorge. Bajo y encuentro que Amanda hizo un comentario a una publicación de Cafetería La Casita que compartí, donde aparece Tania, alumna de nuestro Colegio Mariano, mostrando algunos de los dibujos que realiza. El comentario de Cafetería La Casita fue: “Tania es una excelente dibujante”, y Amanda escribió: “Muy bonito. Felicidades”. Genial, gracias a este chunche nos enteramos de muchas cosas bonitas y podemos admirar el arte de Tania. ¿Qué más? José Ramón comparte una foto donde está su hijo Maximiliano ofreciendo un recital de piano, en el Senado de la República, gracias a una iniciativa del senador Eduardo Ramírez. Ah, qué privilegio. Bajo más y encuentro una fotografía que compartió Hellen donde dice que el cielo está de fiesta y manda un fuerte abrazo a su tío César y a su papá Marito Gómez. Luego, Juan Carlos le envía una felicitación a Cecilia: “Feliz cumpleaños, querida Cecy. Te mando un gran abrazo y mis deseos de que hoy siempre tengas mucha salud”. ¿Qué puede decirse ante esto? Juan Carlos felicita a Cecy y nosotros nos enteramos y es como si este círculo de luz nos abrazara también y nos ponemos contentos. Sí, tenés razón, no siempre es así, hay luego algunas publicaciones oscuras, pero lo que hasta ahora ha asomado ha sido pura esencia luminosa, por lo que, gracias a Dios, la carta que te envío tiene cielos azules, hermosos, con aire limpio y aroma a yerbabuena. Bajo y encuentro una publicación de Cuauhtémoc, que originalmente publicó el 22 de noviembre de 2021, donde habló del día de Santa Cecilia, que, en 1960, se celebraba (todavía) en la iglesia grande. Luego (ah, bien que este chunche conoce nuestras debilidades) aparece una publicidad de la Universidad de Salamanca que ofrece un Máster en Escritura Creativa. Luego, otra publicación de Carlos (¡cuántas!) quien actualizó su foto de portada. En la foto aparece una presentación que el grupo musical Son 3 ofreció en 1993, en el Teatro de la Ciudad. Luego una invitación del gran fotógrafo Roberto para sesiones de fotografías por época navideña. Posdata: podría seguir en forma interminable. Pero, para no cansarte acá le paro. El objetivo fue decirte que este chunche es fantástico. ¿Viste la variedad de información que recibí este día? Así cada día. Ellos, mis amigos y amigas, permiten que yo husmee tantito en sus ventanas. Veo lo que ellos desean mostrarme y yo lo tomo con la misma generosidad que ellos lo entregan. Bien. Es una cosa bonita. Hoy pura cosa bella recibí. Ojalá siempre así, que sus muros destilen sólo agua limpia. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 22 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PUNTOS

Querida Mariana: cuando ya no hay más argumentos decimos: “Punto y aparte”; es decir, ¡hasta acá la discusión!, eso deja la puerta abierta para continuar con el diálogo. Cuando ya no hay más horizonte decimos un rotundo ¡punto final! El punto sirve como referencia física y el punto es un signo amigo en la redacción. Hay autores de gran relevancia que omiten puntos en el desarrollo de una novela, pero al final colocan el necesario punto final. Una vez, Ramón me platicó su relación con la chica X diciendo que cuando estuvieron en preparatoria hubo un instante en que pusieron punto y seguido, debido a que ella fue a estudiar fuera de la ciudad (se veían en periodos vacacionales); luego, él le propuso matrimonio, ella no aceptó, le dijo que no era un punto final, adujo que no estaba segura, así que pusieron a su relación en algo que podría llamarse punto y aparte, en espera de un próximo párrafo, pero sucedió que el tiempo hizo su travesura y Ramón inició otra relación y ella también, ambos se casaron con sus respectivas parejas y tiempo después, como si se hubiesen puesto de acuerdo, se divorciaron; es decir, pusieron punto final a sus relaciones, cada uno por su lado. Ayer encontré a Ramón en el parque y me contó que hace días fue al cine, en la Plaza, justo en la entrada del cine vio a una chica que llevaba un bolso en el hombro, en las manos un empaque con palomitas acarameladas y un vaso con refresco, a la hora de entregar el boleto se le cayeron las palomitas y se regó el refresco. El boletero se hizo para atrás, recibió el boleto y levantó la mano para pedir la presencia de un compañero de limpieza, ella, con los brazos abiertos también se hizo para atrás: era la chica X. Ramón se acercó, le ofreció un pañuelo, ella, con cuidado y la cara sonrojada, limpió su pantalón apenas mojado. Ramón preguntó qué película vería y ella dijo que The Marvels, él dijo que también entraría a esa sala. ¿Puedo ofrecerte unas palomitas acarameladas y un refresco? Ella sonrió, lo acompañó a la cafetería. Entraron a la sala, se sentaron juntos y al salir él la llevó en auto a su casa. Ramón me dijo que esta coincidencia abrió un paréntesis. ¿Mirás? En el juego de naipes una tercia mata a un par, en la ruta de la vida, un paréntesis puede matar un punto final. Claro, en este caso el punto final canceló sus relaciones con otras parejas. El paréntesis puede dar pie a una historia novedosa. Ramón insistió que ambos están ya más maduros, se sintieron bien en el reencuentro, pero aceptó que si no hubiese sido por el accidente es posible que no se hubiera dado la posibilidad de verse. Él se hubiese sentado a la mitad de la butaquería y ella en la antepenúltima fila. Si por casualidad él la hubiera visto le habría costado mucho acercarse. A veces el azar hace su magia. En esta carta he procurado ser respetuoso con los signos ortográficos. He colocado comas, puntos seguidos y puntos aparte con el ritmo que imprimo a mis textos. Estamos de acuerdo en que cada escritor tiene una forma exclusiva de respirar, donde escribo una coma otro escritor puede omitirla. Azucena dice que la vida no es más que una sucesión de frases, que, así lo piensa ella, está dictada por Dios. Sé que Epigmenio diría que la vida es un texto escrito por las personas. No me metás en problemas, no sé quién tiene la razón, yo vivo sin pensar mucho en esos dictados, sean divinos o propiciados por el libre albedrío humano. No sé quién tenga razón, sólo sé que en la mayoría de vidas del mundo el definitivo punto final no la coloca el individuo, sino que es dictado por algo que el pueblo llama “la raya”. Posdata: coloqué muchos signos ortográficos, ahora estoy a punto de escribir el punto final, de esta carta, porque, primero Dios, regreso mañana, así que este punto y final lo coloco adentro de un paréntesis, en señal de pausa. Todo depende del punto de vista. ¡Tzatz Comitán!

martes, 21 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA FILA

Querida Mariana: el chiste es sobado: la señora toca el hombro al joven que está delante de ella y pregunta: ¿acá es la cola? No, señora, ese es el hombro, la cola está más abajo. Por eso, desde siempre, a mí no me gusta usar la palabra cola sino la palabra fila. Hacemos fila por muchas razones: para comprar el boleto de cine, el del partido de fútbol, para comprar tortillas, para entrar a un sanitario público, para entrar al estadio, para entrar a la sala del aeropuerto, para pasar a los andenes del Metro y, ¡oh, qué bendición!, para pedir la firma del autor de un libro. En esta fotografía hay una fila que no es frecuente en nuestro pueblo. Varias personas hacen fila para llegar hasta donde está José Ángel Aguilar firmando ejemplares de su primer libro: “Isiomo. Crónica de los días”. Ahora diré que he hecho fila en todos los ejemplos que anoté: he hecho fila para comprar el boleto de cine y luego para entrar a la sala; he estado en la fila de las tortillas, para comprar boleto en el Estadio Cuauhtémoc y luego para entrar a ver un partido del Puebla contra el América; para comprar un boleto del Metro y luego esperar que los demás pasen por el torniquete; para ingresar a la sala del aeropuerto Benito Juárez, de la Ciudad de México; y también para pedir el autógrafo de un autor. Por fortuna, las filas en nuestro país no son como las filas en Cuba. Digamos que en nuestro país las filas son necesarias por momentos (he visto filas grandes para pagar el servicio de televisión por cable) o son filas que ofrecen la esperanza de conseguir un cacho de felicidad (he visto fanáticos de fútbol fascinados, brincando de gusto, con los boletos en lo alto, porque tienen las entradas para el partido Chivas-América). He visto sonrisas, intercambio de palabras, cuando un lector llega al lugar donde el autor firma libros. José Ángel estuvo contento, estuvieron contentos los lectores que tuvieron el libro en sus manos e hicieron fila para conseguir el autógrafo; y contento estuvo mi jefe, el Maestro José Hugo Campos Guillén, Rector de nuestra Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, al hacer comentarios en la presentación del libro en el último día de trabajos del Foro Nacional: Prácticas Escolares desde las Experiencias Formativas, celebrado los días 16, 17 y 18 de noviembre de 2023, foro que fue organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Red Nacional de Instituciones de Educación Superior en Trabajo Social. La breve ficha de José Ángel Aguilar García da cuenta que él nació en Comitán, en 1982; es licenciado en Filosofía, por el Instituto de Estudios Superiores Tomás de Aquino; ha publicado crónicas y entrevistas para el medio digital “Crónicas de la Calle Libertad” y, eventualmente, en “El Diario del Istmo”; ha sido profesor de Lógica y Filosofía; y es miembro del Servicio Profesional Electoral Nacional. El Rector de nuestra universidad escribió en contraportada: “Como parte de los actos culturales del Foro Nacional Prácticas Escolares desde las Experiencias Formativas se publicó el presente libro “Isiomo. Crónica de los días”, de José Ángel Aguilar García. “Esta serie de crónicas es muestra del talento del escritor comiteco y fiel reflejo de la dinámica social de los pueblos del mundo. “La Universidad Nacional Autónoma de México, la Red Nacional de Instituciones de Educación Superior en Trabajo Social y la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM convocaron al Foro Nacional, celebrado los días 16, 17 y 18 de noviembre de 2023, donde la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar fue nombrada sede. Un honor”. Posdata: después de la presentación que corrió a cargo del Maestro José Hugo Campos Guillén y del autor, muchos lectores hicieron fila para llevarse el autógrafo de José Ángel. Por lo regular la pregunta es: “¿A nombre de quién?”, el lector o lectora da su nombre y el autor dedica el ejemplar en forma especial. El libro se convierte a partir de ese instante en algo más cercano, más íntimo. Podrá haber miles de ejemplares, pero sólo ese tendrá un vínculo especial. El acto no dura más de un minuto (el autor debe apurarse, porque hay más lectores que esperan), pero el mensaje queda inscrito en el libro de un posible infinito. La crónica literaria comiteca contemporánea la está escribiendo José Ángel. ¿En dónde se consigue su libro? Por el momento con el autor. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 20 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN CIELO AZULÍSIMO

Querida Mariana: ¿cuál es el verdadero color del cielo? Todo es un misterio. Nosotros lo vemos azul, pero los expertos dicen que tiene otro color, o, en realidad, que no tiene color, es transparente. Cuando fui niño estudiante de la Matías de Córdova, el 20 de noviembre me vestía con el uniforme blanco, polainas verdes, botas negras, casco con hojas de laurel, espada de madera y desfilaba al lado de mis compañeros en las calles del centro del pueblo, bajo la dirección del querido maestro Víctor Manuel Aranda León, quien iba con un megáfono (lo recuerdo de color blanco y rojo, tal vez mi memoria me hace travesuras, como siempre. Mi memoria es mi más fiel amiga, porque juega conmigo a las escondidas). El maestro Víctor se colocaba el megáfono frente a su boca y nos daba las indicaciones, a veces decía: uno, dos, uno, dos. Nosotros sabíamos que el uno correspondía al pie izquierdo y el dos al pie derecho y ahí íbamos, como robots, braceando muy seriecitos. ¡Saludar!, decía y nosotros sacábamos la espada del cinto, hacíamos un movimiento de arcoíris en el aire y presentábamos el arma ante el balcón principal de la presidencia municipal y las autoridades aplaudían y nosotros nos sentíamos orgullosos. ¡No!, mentira. El 20 no era un desfile “militar”, el 20, día de la Revolución Mexicana era un desfile deportivo. ¡Dios mío! Qué formas tan contradictorias teníamos de conmemorar los actos históricos. El inicio de la Revolución Mexicana lo conmemorábamos con un desfile “deportivo”. Ahora sí, que como dice el personaje de Eugenio Derbez: ¡que alguien me explique! Un día escuché que alguien mencionó que es un desfile deportivo porque se desea enviar un mensaje de paz. ¿Mensaje de paz? La Revolución Mexicana provocó cientos de muertes. El mensaje fue: el cambio social y político sólo se logrará a través de un movimiento armado. Los niños de la Matías de Córdova abandonábamos el uniforme donde aparecíamos como soldados y vestíamos un pantalón blanco y una camiseta sin mangas (los gorditos no nos veíamos bien y los que, de por sí, somos friolentos sufríamos lo indecible). Días antes del desfile ensayábamos “pirámides humanas”. Cinco muchachos, de pie, soportaban a tres que se subían sobre sus hombros, y, al final, uno, el más delgado y pequeño se subía hasta lo más alto de la pirámide y levantaba los brazos, como si hubiese escalado el Monte Everest. Estas demostraciones se hacían frente al palacio municipal y las autoridades y la audiencia aplaudían con emoción. ¿Yo? Yo era el encargado de llevar un maletín de hoja de lata que llevaba vendas, un frasco de mertiolate y una botella de alcohol. Era mi misión, porque siempre he estado negado para el mínimo ejercicio físico. Pienso que si me hubiese tocado participar en la Revolución Mexicana mi misión habría sido la de llevar agua a los combatientes, siempre y cuando comprobara que las hostilidades estuvieran en pausa. Digo esto, porque ahora no desfilo para conmemorar a la Revolución Mexicana. Ahora recuerdo que el 20 de noviembre se celebra tal fecha, porque es el día que Cielito cumple años. Cuando escucho la fecha no pienso en la revolución, pienso en el cielo, en nuestra Cielo, quien es compañera de trabajo del equipo de Arenilla y es la encargada del contenido digital. Cielito hace los celebrados videos que presentamos, como muestra el que se expuso en el auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos el día que celebramos nuestro sexto aniversario. Ella, asimismo, es una estupenda fotógrafa, tiene una mirada que está en relación directa con su nombre. Hoy es 20 de noviembre, el mundo oficial y oficialista conmemorará el inicio de la Revolución Mexicana, yo, nosotros, los de casa, celebraremos el cumpleaños de la gran Cielo, la talentosa compañera, la bella chica que alegra nuestro día a día con su presencia y con su talento. Posdata: nosotros celebramos la vida. Sabemos que la mejor revolución no está en el campo de batalla sino en el campo del conocimiento y del arte. Cielo, desde su trinchera de paz, alimenta los terrenos de estas parcelas. Abrazo para ella, felicidades siempre. Sé que al rato me dirá: ¿y mi regalo? Sí, está pendiente, porque siempre pregunto: ¿qué juguete se regala a las niñas más bonitas? ¿De qué color es el cielo? ¿Azul? ¿Transparente? ¿Es del color de las bromas y de la risa de nuestra Cielo? ¡Tzatz Comitán!

domingo, 19 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON JARDINES MAJESTUOSOS

Querida Mariana: Manuela dice que en sus mejores momentos la vida es como un jardín. Ayer estuve en un jardín espléndido. Fue el cierre del Foro Nacional: Prácticas Escolares desde las Experiencias Formativas. ¿Botón de muestra? En la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, campus Los Sabinos, estuvo la directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social, de la UNAM, Maestra Carmen Guadalupe Casas Ratia, quien entregó Premios Nacionales a destacados profesionales del Trabajo Social de la república mexicana. ¡Todo un lujo! Sí, Manuela tiene razón, los momentos más sublimes constituyen un jardín, luminoso, lleno de pájaros, mariposas, árboles y flores, muchas flores. Una de las más espléndidas flores de La Trinitaria ofreció un concierto majestuoso. Vos sabés la calidad interpretativa que tiene la Marimba de Concierto del Ayuntamiento de La Trinitaria. Bajo la conducción del artista Pepe López Gordillo el grupo ha logrado una calidad exquisita. ¿Otro botón de muestra? Nos acompañó en la clausura la síndica municipal de La Trinitaria: Mara del Rocío Calvo Albores. Decenas de académicos y alumnos asistentes al Foro disfrutaron de la soberbia actuación de la marimba. En un momento del programa apareció otra flor espléndida: Citlalli del Rosario Hernández Ruiz, quien tiene dieciséis años y estudia el segundo grado de bachillerato en el Ichthus. Citlalli tiene dos años de ser parte de la agrupación musical. Ella canta y canta muy lindo, ella es hermana de Metzli, estudiante de la UNICACH, e integrante de la marimba. ¿Ya viste la fotografía que anexo?, la chica que ejecuta la marimba es Metzli (que comenzó a tocar la marimba a la edad de ocho años, obligadita, pero ahora es una artista que ama el instrumento y está en el preuniversitario de la licenciatura en música). Ah, qué familia tan llena de arte. La hermana menor de Citlalli y Metzli es Isabella Aquetzali, quien estudia el segundo grado de secundaria en nuestro Colegio Mariano N. Ruiz y fue mi alumna en todo el tiempo que impartí un taller de dibujo para principiantes. Isabella me cuenta que no ha dejado el dibujo, que ahora está inscrita en el taller que imparten en la Casa de la Cultura de aquel pueblo sensacional. Citlalli es alumna del maestro Pepe López y ahora es la cantante oficial de la agrupación. Canta muy bello, sus interpretaciones fueron coreadas y varias parejas se pararon a bailar, a disfrutar la vida. El jardín recibió el aire fresco y todas las flores se movieron de un lado a otro, con sonrisa de colibrí. Con sus compañeros de la marimba de concierto ya se ha presentado en diversos foros de Chiapas, de Guatemala y de la Ciudad de México (en la Cámara de Diputados, ah, ¡nadita!) El cierre del Foro fue sensacional. Los asistentes disfrutaron del arte de los artistas comitecos y de la región. Hubo una presentación maravillosa del reconocido grupo Paynal Danza Folclórica Mexicana y a continuación la presentación del primer libro del escritor José Ángel Aguilar que tiene el siguiente título: “Isiomo. Crónica de los días”, edición de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, para perpetuar la memoria y como forma de agradecimiento por haber sido nombrada sede de este evento organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México y por la Red Nacional de Instituciones de Educación Superior en Trabajo Social, cuyos trabajos se desarrollaron los días 16, 17 y 18 de noviembre de 2023, en diversas sedes: Teatro Junchavín, Museo Rosario Castellanos y Centro Cultural Rosario Castellanos, gracias a la generosidad de las autoridades municipales y del poeta Arbey Rivera, director del Centro Cultural. Posdata: en cuanto el corazón recupere su ritmo de peatón emocionado, pero cotidiano, procuraré contarte más de este acto que congregó a muchos académicos y alumnos en forma virtual y muchos otros que llegaron hasta nuestra ciudad. Sí, cuánta razón tiene Manuela, la vida plena es como un jardín, con enredaderas abrazadas a los árboles, coqueteando con macizos de orquídeas. Me acerqué a Citlalli después del concierto y la vi emocionada, contenta, con una sonrisa de ventana abierta de par en par me dijo: “me gusta que me aplaudan”. La audiencia le había aplaudido mucho. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 18 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, DONDE SE DICE QUE HONRAR HONRA

Querida Mariana: ofrecerán un reconocimiento a la maestra Gertrudis del Carmen Arzat Herrera, la admirada y querida maestra Ger. El acto lo organiza el Concejo Técnico Escolar de Jefatura de Sector. La celebración por lo alto será el viernes 24 de noviembre de 2023, a partir de las cinco de la tarde, en el Teatro de la Ciudad. A la maestra Ger la conocen y reconocen decenas de autoridades educativas, cientos de maestros, padres de familia y miles de alumnos, porque ella, en algún momento estuvo presente en las diversas escuelas primarias de Las Margaritas, La Independencia, La Trinitaria y Comitán. En esta ocasión no acudirá al Teatro en representación de la Secretaría de Educación en alguna graduación, acudirá, orgullosamente, para recibir el abrazo de muchas personas que la admiran. Por supuesto que no todo mundo la conoce. Quienes sí han tenido el privilegio de conocerla saben que este reconocimiento es más que merecido, por el trato amable que siempre ha prodigado y por su incansable amor a la educación de la región. Vos la conocés, pero por si alguno de tus amigos no supiera quién es diremos que ella está en trámite de jubilación, después de haber servido a la patria durante cincuenta y tres años, ¡cincuenta y tres años! Vos sabés que los maestros y maestras reciben, por parte de la autoridad, medallas por treinta, cuarenta y cincuenta años de servicio. La maestra Ger estuvo en el ajo durante cincuenta y tres años. ¿Cuántos maestros y maestras llegan a tal meta en la carrera de la vida? Pocos, la verdad, y más pocos son quienes lo hacen con la entrega que la maestra le imprimió a la chamba. Por esto, cuando me enteré del reconocimiento que le harán pensé en tres frases muy sobadas, pero que son esencia de este tipo de actos. La primera es la que aparece en la invitación: “Honor a quien honor merece”; la segunda es una que resume la esencia del camino: “En vida, en vida”; y la tercera es: “Honrar honra”. Sus compañeros le brindan un homenaje porque debe otorgarse honor a quien honor merece, lo hacen en vida para que sienta el cariño y el abrazo; por esto, al honrarla a ella se honran ellos, el círculo de luz está completo. Será un festejo sensacional. La hoja de vida laboral de la maestra indica que ella comenzó impartiendo clase en aula, luego ascendió a directora, posteriormente fue supervisora y culminó su trabajo siendo jefa de sector. Me explicaron que en el estado de Chiapas hay 13 jefes de sector. ¿Mirás? Es una posición relevante. Como jefa de sector atendió a cinco zonas escolares, lo que significó ser responsable de 57 escuelas (42 oficiales y 15 particulares). Esta síntesis indica la importancia de su cargo. Bueno, eso dice la hoja de vida laboral, la hoja del árbol de la vida plena dice que la maestra Ger es hija del cielo, arroyo de agua limpia, sus manos son ramas que riegan bendiciones. Ya podés imaginar que el Teatro de la Ciudad será como el patio de la casa para el tradicional guateque, no habrá trago, pero todo mundo beberá la alegría de la vida, porque una de las acciones más hermosas es el reconocimiento en vida, ¡en vida!, al trabajo que una persona desarrolla en beneficio de la sociedad. No habrá trago, pero sí ¡marimba! Ah, y qué marimba, el programa menciona la participación especial, especialísima, de la Marimba Internacional Águilas de Chiapas. Ah, honrar ¡honra! La participación que ya circula indica que habrá invitados de honor, como es costumbre en este tipo de actos, pero también señala que el público en general hará la gran diferencia. Por ahí, algún padre o madre de familia, al enterarse del homenaje a la maestra Ger, se hará presente para darle su cariño, para darle una muestra de afecto. ¿Algún alumno o alumna? Por supuesto que sí, las puertas del Teatro de la Ciudad estarán abiertas para todo mundo de acá, porque todo mundo de acá sabe que este homenaje es una muestra sincera de cariño. Estoy seguro que la maestra Ger recibirá el reconocimiento (que nunca buscó) con la humildad que le caracteriza, ella sabe que ha cumplido con creces, que ha entregado gran parte de su vida a construir una mejor patria. ¿Mirás lo que digo? Ah, qué satisfacción. Se jubila, pero estoy seguro que en su pequeña parcela ella seguirá abonando luz, mucha luz. En el programa aparece una serie de reconocimientos que diversas instituciones le entregarán a la maestra Ger (pucha, estoy seguro que le faltará pared en su casa para colgar tantas medallas, tantos elogios enmarcados); presentarán un video con la semblanza laboral de la maestra, realizado por uno de sus colaboradores más cercanos: el maestro Javier Manuel Cruz. Llama mi atención momentos singulares del programa: la participación musical del maestro Juan Ramón Guillén Aguilar, así como los bailables que se aventará el maravilloso grupo Painal, pero, sobre todo, destaco la participación de la maestra Laura Judith Flores Villatoro, quien interpretará el poema “Gertrudis”, dedicado a la homenajeada. ¡Genial! ¿Mirás? El cariño y afecto hacen posible que alguien se sienta frente a la mesa y escribe versos especiales para alguien en particular. Así imagino a Agustín Lara, sentado frente al piano, buscando la línea precisa para cantarle a su musa: María Bonita. Ah, sí, perdón por la repetición, pero qué acto tan bonito, para la maestra Ger bonita. Ah, la vida, su esencia se concentra en los extremos. ¿Por qué lo digo? Porque está programada la participación de la Rondalla Comitán, dirigida por los profesores José Román y Carlos Ochoa. Ay, ya no estará el maestro Pepe. Hace días, su corazón tropezó con la piedra divina y se detuvo. No estará Pepe, pero sí estarán los demás integrantes de la rondalla y todo será una lluvia de savia. Transcribo el texto de la invitación para que mirés con cuánto afecto está redactado: “Honor a quien honor merece. Con todo el cariño y respeto, tenemos el placer de invitarlo (a) a que nos acompañe a reconocer y agradecer toda una vida dedicada a la labor docente en pro de la educación y en beneficio de los niños de Chiapas. Gertrudis del Carmen Arzat Herrera. En un pequeño homenaje que ha sido preparado en su honor, para reconocer su larga trayectoria como profesional y el gran ser humano que siempre ha sido. Homenaje a realizarse el día 24 de noviembre de 2023, a las 5:00 de la tarde, en el Teatro de la Ciudad “Junchavín”. Comitán de Domínguez, Chiapas”. Los compañeros de la maestra Ger le han preparado un homenaje. Pudieron hacer el guateque en lo íntimo, pero la grandeza de espíritu, de ellos y la homenajeada, exigía un escenario fastuoso: el Teatro de la Ciudad, porque ella ha hecho ciudadanía, ha fortalecido este pueblo, gracias a su dedicación. Los grandes escenarios están hechos para los grandes artistas, para los grandes personajes, los personajes que ayudan a fortalecer la sociedad. ¿Qué vocación más comprometida que la educación? Y cuando esta profesión se realiza con compromiso, pero con el agregado del amor, el mundo recibe una bocanada de aire fresco. Ahora recuerdo una imagen de un libro de Historia Universal donde estaba Eolo, el dios griego de todos los vientos. Su rostro era adusto, pero de su boca salía algo como una nube que simbolizaba el movimiento. Como siempre he sido muy inocente jamás vi a Eolo como el dios castigador, el que lanza vientos furiosos, los que derriban palmeras y propician tsunamis, ¡no!, siempre lo vi como el dios de los aires benignos, el que ahuyenta las pestes. ¿Recordás qué nuestro santo consentido, San Caralampio, es abogado contra los aires contagiosos? Al Eolo de mi infancia siempre lo vi como un viejo afectuoso, igual que Tata Lampo, que con su aliento enviaba aires benignos. La maestra Ger es una diosa, no griega, ya comiteca, que con su vaho ha hecho que la brasa del conocimiento y del amor se mantenga viva. Ella ha dado vida, mucha vida. Siempre la vi como esa madre amorosa que abre los brazos para sanar las grietas del alma. Posdata: ella es una mujer sabia. En una ocasión ella utilizó la palabra sapientísima, hoy la uso para nombrarla, para decirle que ella cumple el precepto filosófico que encierra la frase de Aristóteles, que mi jefe, maestro Hugo Campos, mandó a inscribir en la entrada de la Universidad Mariano: “educar la mente sin educar al corazón ¡no es educar!”. Ella ha sembrado luz en cientos de mentes y cientos de corazones. ¡Salve, oh, querida maestra! ¡Felicidades! ¡Tzatz Comitán!

viernes, 17 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON SONIDOS

Querida Mariana: ¿definición de silencio? Recuerdo que el padre Carlos decía que era la ausencia de sonidos. Hemos dicho que no hay un silencio absoluto, jamás. Tal vez existió antes del Big Bang, pero a partir de ahí el mundo es un cofre lleno de sonidos, algunos armoniosos (como el balbuceo de una criaturita de pocos meses de edad o las notas de una sonata de Beethoven), otros con cara de piedra torcida (como los aullidos de las ambulancias en la madrugada), seductores (como cuando tu mano descifra el misterio en la piel de tu novio), sedantes (como la voz de una mamá cuando abraza a su niña), olorosos (¿olorosos? sí, como cuando el tío Alberto se pedorrea en su habitación y luego entra la Andrea y sale echo la mocha, porque, dice, apesta a albañal. ¿Y por qué entraste?, pregunta la tía Eusebia. Andrea responde: porque oí como que me hablaba. ¡Me hablaba!, remeda la tía, ¿de cuándo acá su culo apestoso te habla?). Pensá tantito en el tambache de sonidos que nos acompañan todos los días. Damos por descartados los pedos sonoros que a toda hora invaden el mundo (sobre todo en la noche). Ahora estoy en la oficina de Arenilla. Sabés que la oficina está en la parte superior de un edificio de dos plantas. Dos balcones iluminan el espacio. Por ahí se cuelan los sonidos de la calle: el silbato del afilador; a veces un cilindrero que hace la finta de mover el cilindro, aunque sabemos que es una grabación chafa; una tarde pasó un platanero y soltó el pitido de su carrito, sonido único. Escucho los sonidos de los autos que transitan a diferentes velocidades, unos llevan aparatos de música estridentes, a veces hay algún comiteco que recuerda la marimba y la escucha en el radio. El sonido de las motocicletas cada vez es más frecuente; el sonido de las mercaderas también sube desde la banqueta: “pitaúles, chalupas, tzejebes…” El abanico de sonidos se hace más amplio conforme las ciudades crecen, aunque algunos se catafixien, porque los sonidos de las vacas mugiendo y los gallos cantando (aunque no sé si sea el término correcto, porque quien canta es Juan Gabriel y Michael Bublé, pero Daniela dice que en la Biblia aparece lo siguiente: “antes de que el gallo cante me negarás tres veces”, se supone que esto dijo Jesús a Pedro. En Nueva York hay sonidos que jamás se escucharán en San José Obrero o en Cajcam y lo mismo, el sonido del aire bailando en medio de los maizales jamás se escucha en Nueva York. Cada ciudad tiene sus propios sonidos que otorgan identidad. Lo mismo puede decirse con respecto a los seres humanos. No todos los comitecos oímos lo mismo. Los seres humanos tenemos sonidos favoritos y sonidos que aborrecemos. A mí me sigue gustando el silbido que mi amado padre hacía para llamarme. Como soy un pésimo memorista no recuerdo bien la tonada, pero muy seguido (ahora mismo lo estoy haciendo) pongo mi shuta de silbador y silbo, silbo algo que suena como “cuuucú”. Él era un palomo y yo su pichoncito, porque en cartas que enviaba cuando estábamos en la Ciudad de México, él le preguntaba a mi mamá cómo estaba su pichoncito. Ah, qué padre tan amoroso tuve. Diría el pinche Molinari: ¡es mi privilegio! Como en la casa fuimos tres y no más, la algarabía de familias numerosas estuvo ausente. Me acostumbré al silencio. En mi casa de infancia había un gran rebumbio durante la mañana, los pasos y carreras de los empleados, las pláticas de los señores que llegaban a hacer transacciones en la corresponsalía del Banco Nacional de México, las cajas de refresco al acomodarlas en la bodega, las risas de la cocinera y de la salera, las llantas de mi triciclo, los pájaros en los árboles. En la noche todo quedaba en silencio, los mismos focos del pasillo lo iluminaban casi en voz baja. Me acostumbré al silencio. A veces, bobo que soy, aparece un sentimiento que niebla mi espíritu cuando hay una multitud haciendo bulla. Pienso en la Marcha del Silencio que realizaron en la Ciudad de México en 1968, cuando sólo se escuchaban cientos de pasos de manifestantes. La respuesta a esa marcha fue la matazón que se dio días después en Tlatelolco. Hoy, ¡Dios mío!, en forma frecuente se escuchan relatos de personas que cuentan los tableteos y ráfagas que suceden en las noches en diversas ciudades del país. Son ruidos paralizantes, obscenos, castrantes, lastimeros. El silencio de la tranquilidad nada tiene que ver con el silencio de los sepulcros. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 16 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON NEGOCIOS REDITUABLES

Querida Mariana: te lo quería contar, pero ya sé que me dirías ¿y la evidencia? Bueno, acá está: El letrero que detienen estos chavos (uno con gorra y el otro con el pelo bien peinado, más o menos) dice lo siguiente: “Se venden besos. 10 pesos. Se fía. Carneada 50 pesos. Si no te gusta me lo regresas”. Aplican estrategias de mercadotecnia como ya viste. No ofrecen algo nuevo. Desde siempre, los chicos y chicas han ofrecido este juego. Recuerdo que, en mis tiempos de adolescente, había kermeses en las escuelas y montaban diversos jacales con juncia y festones. Uno de los jacales era la cárcel, los policías (por ningún motivo) llegaban, te detenían y te llevaban al bote. Para salir, el inculpado, inocente (más que inocente, pendejo) pagaba la multa y ya le ponían un brazalete que indicaba que había estado en la cárcel y que no debían atraparlo de nuevo. Así había una serie de jacales con diversas temáticas, incluso había un Registro Civil donde eran conducidas las parejitas para casarse con todas las de la ley. Era tan bien montado el espectáculo que a los contrayentes les entregaban un documento donde constaba que deberían amarse hasta el final de sus días y acompañarse en las buenas y en las malas. A Raúl y Alicia los casaron en una kermés y el juego se volvió realidad años después, se casaron realmente y tuvieron hijos. Una vez fui a su casa y vi un cuadro colgado en la pared de la sala, enmarcaba los papeles del matrimonio de la kermés. Pero lo que quiero contarte es que había un jacal donde vendían besos. En ese tiempo eran chicas las encargadas de besar y, por lo regular, el beso era en la mejilla. Chicas bellas esperaban detrás de un mostrador de madera y cuando se asomaba un romántico y depositaba el peso en la bandeja, la chica se acercaba a él y le daba un beso en la mejilla. Cuando había un aventado y preguntaba cuánto costaba el beso de piquito en la boca, las chicas valoraban el físico del chico, si tenía carita para llorar de pena decían que no daban besos de piquito en los labios, pero si el chico no tenía malos bigotes, entonces ellas sonreían, se sonrojaban y se atrevían a pedir diez pesos por beso de piquito, así sólo de acercar los labios, nada de lengüita y demás calenturas. Ellas justificaban su atrevimiento, jurando que lo hacían por una buena causa, porque, en efecto, lo recaudado en la kermés servía para alguna causa social. Nunca de los nuncas hubo una oferta como la de estos chicos. ¡Atrevidos! Cincuenta pesos por una carneada. ¡Dios mío, qué palabra tan soez! Una carneada no oculta lo que significa el beso. Nada de sutilezas, nada de piquitos, ¡no! La carneada implica… “Si no te gusta me lo regresas”, advierte el anuncio. Nada dice que ellos deben regresar el dinero. No, lo pagado pagado está. Qué simpáticos, qué abusivos, qué sobrados; es decir, me pagás cincuenta pesos, te carneo y si no te gustó me regresás la carneada. Soy un viejo inocente, pero entiendo la ironía, lo que este par desea es que la chica en cuestión vuelva a permitirles el agasajo. No sé cómo les fue en la oferta, no sé si lograron diez pesos o una chica les ofreció los cincuenta pesos. No sé. Cuando vi el letrero les advertí: ¡a mí ni me queden viendo! No traigo dinero. Y uno de ellos, el más bromista, dijo: damos fiado. Salí huyendo. Posdata: me encanta la capacidad de jugar de los jóvenes, todo lo vuelven una gran pachanga. Lo más sencillo se vuelve una gran aventura en sus manos y en sus travesuras. En los años setenta todo era menos atrevido. Ya te he contado que las parejas apenas andaban de manita caliente después de varios meses de relación, los papás de la chica no dejaban que ella subiera al auto del novio y si iban al cine tenían que ir acompañados de alguien que se llamaba chaperón o chaperona, que por lo regular era hermanita o hermanito de ella. Ni besito de mejilla, menos de piquito y mucho menos ¡la gran carneada! ¡Carneada! Qué palabra tan soez, tan de mercado, pero Alfonso insistía, ya en esos tiempos, que era lo máximo que podía pasarle a un chico. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 15 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO

Querida Mariana: no recuerdo cuándo, pero un día, hace dos o tres, apareció en mi muro de redes sociales una fotografía de Pepe Román, una fotografía espléndida que tomó Carlos Gordillo, llamó mi atención que la señal del amor y paz, hecha con la mano, no la dirigía hacia los otros sino para él. Ya mirás que la señal, que también es de la victoria y que, dicen, la inició Winston Churchil, se hace con la palma dirigida hacia el espectador. Pepe la hizo con la palma dirigida hacia él. Llamó mi atención, pero el impacto brutal fue leer el texto que acompañaba a la foto: “Descansa en paz, mi querido amigo José Antonio Román Cancino. Mis sinceras condolencias para su apreciable familia”. Una corriente de energía caminó por mi cuerpo a gran velocidad. Y, como medio mundo de acá, lo primero que pensé fue: ¡Pero cómo! No hubo necesidad de corroborar la infausta noticia, mi amiga Lulú Guillén comentó que Pepe había sufrido un infarto fulminante en su trabajo, lo trasladaron al hospital, pero ya estaba muerto. Al rato, Mario me mandó un mensaje de texto preguntando si tenía una fotografía donde Pepe estuviera más joven. No, le dije que no, que tenía una foto donde aparecía Pepe en medio de un grupo, un grupo de compañeros del Colegio Mariano, en los años ochenta, porque él fue maestro de educación musical. El día de su fallecimiento estuve con Juan Ramón y él me dijo que Pepe había sido su maestro en la secundaria y luego, quien lo sustituyó, fue el maestro Carlos Gordillo, quien hoy es uno de los grandes fotógrafos de Chiapas y fue quien subió la fotografía de Pepe. Si querés ver la foto, que es reciente, la encontrás en el muro de Carlos. Acá te comparto la fotografía de los años ochenta. Uf, parece tan lejano y al momento de verla, el alud de recuerdos se me vino encima. Pepe se casó dos veces, en este tiempo estaba con su primera esposa, de quien se separó, y tenía dos hijos (ahora que falleció vi en el parque a su hijo mayor, ya grande el muchacho, con una colita en el cabello, bien formal); luego conocí a su actual esposa y a sus dos hijos, que también ya deben estar grandes. La vida es un instante, su principal aliado es el tiempo y éste es una cuerda que asfixia a todos. Un día después de la muerte de Pepe, Aurorita comentó que, gracias a Dios, Pepe había muerto sin sufrimiento. Sí, como mi papá pensé, Pepe murió “de un chingadazo”. Nada de enfermedades con sufrimientos prolongados. Imaginé la mañana de Pepe, una mañana como la de todos los días, se levantó, hizo lo que por rutina hacía (¿su casa aún está en el fraccionamiento Tikal? Una vez fui a esa casa, en la cochera tenía una gran tinaco-cisterna, lo que indicaba la carencia de agua entubada, padecimiento frecuente en la ciudad), se despidió, tal vez dijo: “nos vemos más tarde”, subió a su carro y llegó a su trabajo. En un instante su mente le dijo que algo pasaba en su organismo, algo que ya no pudo entender. Tal vez buscó apoyo de algo, porque el impacto era tan brutal como un huracán de categoría cinco, el viento movía todas sus palmeras, las olas se impactaban en todas sus paredes. Segundos después el corazón se detuvo, para siempre, por siempre. ¿Y el impacto para sus compañeros de trabajo? No sé. ¿Qué hacer ante un suceso de esa naturaleza, cuando el milagro de la muerte aparece frente a uno? Los huracanes son avistados por los satélites, pero acá no hubo meteorólogo alguno que le dijera a Pepe que algo tremendo iba a suceder, que se acercaba un meteoro brutal a sus orillas, las orillas que siempre fueron cálidas. Los amigos que en redes sociales lamentaron su fallecimiento hablaron de su gran voz, de su trato amable, de su simpatía, de las bromas. Sí, ese personaje fue el Pepe de carne y hueso, cariñoso, apapachador, contador de anécdotas, alburero, ingenioso, compositor de canciones que luego interpretaba, travieso (en una ocasión estábamos medio bolos y nos metimos en un templo, en la colonia Miguel Alemán, mientras los asistentes cantaban alabanzas. Pepe comenzó a cantar con su voz de tenor, todos nos miraron, enojados por la interrupción. Nos reímos y echamos a correr). En el colegio, en los años ochenta, enseñó a tocar la flauta a sus amigos, entiendo que en tiempos recientes ya había formado una rondalla, era el director de esa agrupación musical, tal vez cumplía el sueño, ya que él formó parte de una rondalla de la escuela secundaria y preparatoria. Por ahí hay una fotografía donde aparece con el uniforme blanco y rojo, al lado de sus compañeros artistas. Posdata: en la fotografía que te presento está Pepe, al lado de compañeros de trabajo del Colegio Mariano. Está tomada en el patio central, donde ahora se imparte el nivel de primaria. En ese tiempo también acudían a ese edificio los muchachos de secundaria. En la fila de atrás el primero es el querido maestro Francisco Rustrián y luego está Pepe, con su mostacho, que tuvo en varias épocas de su vida, está con un suéter de rombos, negros y rojos, un rojo pastel. El quinto personaje es la madre Sara y al frente, en la esquinita de la banca está la maestra Maty; Pepe, Sara y Maty son los compañeros que ya se fueron de esta vida. Los demás acá seguimos dándole, gracias a Dios; lamentando la muerte de los que nos acompañaron en trechos de la vida, que nos ayudaron en las encomiendas laborales, que, como en el caso de Pepe, alegraron la mesa donde bebíamos trago, haciendo del momento un instante supremo. Ah, bendito tiempo implacable; ah, muerte jodona inmutable. ¡Tzatz Comitán!

martes, 14 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON TARDE MEMORABLE (II)

Querida Mariana: llegamos a la cita minutos antes de las dos de la tarde. José Ramón Domínguez y Azaneth Mayorga nos esperaban. Nos invitaron a pasar al interior de la casa, luminosa, por las paredes acristaladas y por el espíritu que anima el espacio. En la isla de la cocina José Ramón se puso guantes y dijo que prepararía mi comida especial. Para los carnívoros ya estaba dispuesto la carne de cordero, por supuesto, de su empresa Corderos Von Domay (los comensales dijeron que la carne estuvo riquísima, se prepararon varios tacos, con una salsa verde de rechupete). José Ramón tenía puesta una playera de color negro con la imagen de un jaguar, él comentó que estaba con sentimientos encontrados: feliz, muy feliz, por el nombramiento de Eduardo Ramírez como coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación en Chiapas (estuvo pendiente hasta la madrugada, en espera de la decisión del acto que llamó la atención de millones de personas en la república mexicana. José Ramón y Eduardo son amigos desde niños) y triste por la muerte del cantante y profesor Pepe Román, quien falleció de un infarto fulminante en la mañana (Pepe, igual que yo, fue su maestro en la secundaria del Colegio Mariano. Él de música y yo de dibujo). Fue mi privilegio verlo preparar mi comida. Sabe que no como carnes rojas, así que dispuso, sobre un papel metálico un filete de pescado que, me dijo Azaneth, ya estaba marinado. José Ramón tomó la botella con aceite de oliva y especias y regó un chorro sobre el papel, luego colocó el filete y comenzó a cortar las verduras que acompañaron “el empapelado”: calabacín, zanahoria, brócoli y apio. Luego un poco de sal (de Himalaya) y pimienta. Llevó hacia él el pedazo de papel más lejano e hizo un envueltito que cerró por completo en los tres lados, sus dedos doblaron el papel como si hiciera una manualidad en jardín de niños hasta dejar el paquete completamente cerrado, mismo que llevó a la plancha que ya estaba precalentada. Genial, le dije y pregunté: ¿cómo sabés que ya está listo el guiso? Se infla, dijo, y preparó otro filete y luego una ración de verduras, especialmente para Carlitos, que tuvo mayonesa, mostaza, salsa cátsup y otras delicias, le dijo a Carlitos que se chuparía los dedos y a la hora de la comida así fue, Carlitos nada dejó. Bueno, yo tampoco dejé algo. Fue una comida excepcional. La compañía así lo prodigó, además del paisaje que teníamos frente a nosotros: los árboles, el sonido de los pájaros y un pequeño almácigo (como isla en un mar verde) con orquídeas. Esos espacios me encantan. Los espacios cerrados, con paredes, me producen cierta claustrofobia, en cambio los espacios donde corre libre el aire me llenan de vida. Llenos de vida quedamos ese día, nuestras panzas quedaron igual. Al llegar le comenté a José Ramón que habíamos platicado acerca de qué debíamos llevar a los anfitriones. He visto películas donde se ve que los invitados llevan botellas de vino. ¿Qué debíamos llevar nosotros? Al final decidimos que sólo llevaríamos nuestros cuerpos y nuestros espíritus bien dispuestos a recibir la bendición de sus dones. Tal vez no estuvimos a la altura del protocolo, pero, en cambio sí nos entregamos con la misma disposición que ellos tuvieron hacia nosotros. ¿Mirás bien cuál fue el motivo de la convivencia? Ellos, dos de nuestros lectores y patrocinadores, nos halagaron con una comida para celebrar el sexto aniversario de nuestra revista Arenilla. Pido a Dios que los bendiga siempre. Posdata: soy escaso, pero me conozco, luego me vuelvo abusivo, les pedí a ambos que volvieran a invitarnos, que lleguemos a su residencia para celebrar el décimo aniversario de Arenilla. ¿En qué año? A ver, en 2023 cumplimos seis, así que dentro de cuatro, así lo esperamos todos, celebraremos los diez años. Nos alienta saber que hay personas que reconocen el granito de Arenilla que aportamos para el desarrollo de nuestra sociedad. Nos despedimos cerrando el trato: nos vemos en noviembre de 2027. ¡Qué abusivo soy! Digo en descarga de mi conciencia que el afecto me hace ser así. Vi cómo subió el empapelado, como si fuese una de esas tortillas en comal, creció, era un sapito diciendo ¡el pescado en mi panza ya está listo, ‘ora, Molinari, entrale con todo! Y le entré con todo. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 13 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON TARDE MEMORABLE (I)

Querida Mariana: el 1 de diciembre de 2023 se cumple un año del recital de piano que Maximiliano presentó en el Senado de la República. Cada persona o institución celebra diversos actos que son señeros. La mayoría de días transcurre en una banda regular, pero, en ocasiones, un día se vuelve trascendental. Pensá en todos esos instantes que han colocado destellos en tu vida. En el caso de Maximiliano, no me cabe duda, el 1 de diciembre de 2022 fue decisivo. Ese día ofreció un recital en la Sala de Actos del Senado de la República, en la antigua sede. Te cuento un poco más de esta historia. Esa mañana del 1 de diciembre de 2022 recibí un video, al abrirlo vi a mi querido amigo José Ramón (papá de Maximiliano), quien, de manera especial grabó unas imágenes para llevarme al recinto donde, en la tarde, su hijo ofrecería un concierto. Puso la cámara frente a él, así que aparecía en primer plano, y como fondo estaba el espacio senatorial. Fue moviendo la cámara mientras me explicaba. Ah, me llevó a estar con él. Vi el patio cubierto, circundado por corredores llenos de historia. Pensé que en ese patio caminó el tío Belis, orgullo de nuestro pueblo. En una toma que José Ramón hizo apareció la estatua donde nuestro héroe está en la tribuna con el brazo derecho levantado que reafirma la contundencia de su arenga. También apareció la imagen de una bandera mexicana en su pedestal y, por supuesto, el templete con el piano de cola y los paneles con la descripción del acto a celebrarse: “Recital de piano”. El pasado 11 de noviembre, José Ramón y su esposa Azaneth invitaron al equipo de Arenilla para celebrar el sexto aniversario de nuestra Revista. Ah, cuánta generosidad. Cielito, Paty, Sandra, Iván, Roberto Carlos, Carlitos y yo fuimos a su residencia campestre, donde, en uno de los corredores estaba la mesa con botanas, comida y bebidas. Yo, me conocés, soy escaso, no estoy acostumbrado a este tipo de reuniones, pero me dejé consentir, porque todo lo dictó el cariño. José Ramón fue mi alumno en la secundaria del Colegio Mariano y manifiesta un aprecio especial por mi persona. Me siento muy orgulloso, muy abrazado, cuando él me dice: “mi profe chulo”. Todo dictado por su cariño. Es uno de los privilegios de mi vida. Al término de la comida, Azaneth me mostró el reconocimiento que Maximiliano recibió ese uno de diciembre. Después de partir el pastel (Carlota), que Azaneth preparó especialmente, revisé el reconocimiento, mismo que ahora comparto con vos. Los que comen azúcares y lácteos dijeron que la Carlota estaba exquisita. Al terminar el pedazo que le tocó, le ofrecieron otra rebanada a Carlitos, dijo que no, que ya estaba satisfecho, pero extendió el plato y recibió otro pedazo, mismo que desapareció en un santiamén. Digo que, sin duda, el 1 de diciembre de 2022 fue un día especial para Maximiliano, para sus papás y amigos. Escribí el otro día que celebro las iniciativas donde nuestro paisano el senador Eduardo Ramírez ha honrado a muchos chiapanecos talentosos, en todas las disciplinas de la cultura. Ahora que escribo el término cultura lo empleo como el doctor Andrés Fábregas Puig me enseñó: “Cultura es todo lo que hace el ser humano”. Una muestra de esto fue el recital que Max ofreció. Nuestro joven paisano honró el espacio y honró a sus padres y a Comitán, porque tocó de manera espléndida. Tuve entre mis manos el programa que Maximiliano ofreció: algo de Mozart, de Tchaikovski y algo de Debussy. Lo más cercano a mi conocimiento es Claro de Luna de Debussy, lo mencioné mientras las mujeres ya levantaban la losa, José Ramón buscó en su celular y por bluetooth reprodujo Claro de Luna. Comencé a escucharlo. La bocina de alta fidelidad pareció tocarme por la espalda, la caricia subió hasta mis oídos y escuché una maravillosa interpretación. Bobo como soy pensé que era algún pianista de fama mundial, bueno, mi apreciación no estaba tan equivocada, porque José Ramón se acercó, puso en mi mano su celular y en la pantalla vi que era Maximiliano quien tocaba, lo que oía era la actuación que tuvo en el senado. Un ligero temblor movió el celular y algo como una niebla pasó frente a mis ojos. ¡Genial! Maximiliano, actualmente, estudia la licenciatura en piano, en la Universidad de Veracruz. Posdata: mirá qué dice el reconocimiento que Max recibió. “El Senado de la República otorga el presente RECONOCIMIENTO a Maximiliano Domínguez Mayorga, quien desde muy temprana edad ha destacado musicalmente a través de su talento y disciplina, siendo ejemplo para la juventud de México. Ciudad de México, a 01 de diciembre de 2022. Firman: el Senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva; y el Senador Eduardo Ramírez, Senador por el estado de Chiapas”. Actualmente Armenta fue elegido para ser Coordinador de la Comisión de Defensa de la Cuarta Transformación en Puebla, y Ramírez fue elegido para ser Coordinador de la Comisión de Defensa de la Cuarta Transformación en Chiapas. ¡Tzatz Comitán!