domingo, 6 de julio de 2025

CARTA A MARIANA, CON ACTO DE AGRADECIMIENTO

Querida Mariana: Amín Guillén será reconocido. Tres instancias culturales le preparan un acto de agradecimiento. El Centro Cultural Rosario Castellanos, la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez y el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos han preparado un acto para celebrar los setenta años de vida de Amín. El guateque será el 9 de julio 2025, en el auditorio Roberto Cordero Citalán. Cuando vi la invitación supe que las tres instancias culturales encabezan un acto de agradecimiento al que, sin duda, se suman muchas más instituciones y muchas personas. Me gustó que el festejo fuera nombrado como un Acto de Agradecimiento, porque con ello se reconoce la labor que Amín ha realizado desde hace muchos años en favor de la sociedad. Ha escrito libros con biografías de personajes ilustres de la comunidad; libros que enriquecen nuestra identidad. Cuando platico con él, pienso en el tiempo que le destina a sus investigaciones, las cuales no tienen el patrocinio de alguna institución que lo apoye en forma económica. Amín ha hecho todo su trabajo de investigación en forma apasionada, sin contar con una beca. ¿Cuántas horas dedica durante el día a hacer investigación de campo? ¿Cuántas horas en la noche, en la madrugada, para dar forma a los datos, para volverlos libros? Este acto demanda agregarse a él, celebrar que las autoridades culturales festejen la vida fecunda de Amín. Que todo el pueblo reconozca su meticulosa labor. Amín no tiene una definida jornada laboral, ¡no!, Amín entrega horas y horas a su pasión. Escudriña en archivos, platica con la gente, busca fotografías antiguas, hace entrevistas, como si fuera un arqueólogo levanta piedras y busca huellas de un Comitán que ya no existe. ¿Desde cuándo Amín comenzó a dedicarse a la labor que ahora todo mundo le reconoce? No sé. Él podría decirnos. Lo que sé es que ha dedicado muchas horas, muchísimas, a su pasión. Sé que se desvela, le gusta trabajar en la noche, cuando todo mundo descansa. Cuando el mundo recupera energías, él las gasta para beneficio de la sociedad. Por esto me da mucho gusto que los directivos de tres instituciones culturales de la ciudad hayan vuelto su mirada para ofrecerle un Acto de Agradecimiento. Sé que Amín estará contento, satisfecho. ¡Bien merecido! Él ha ofrecido pláticas en los tres centros culturales. Cuando vi la invitación, por asociación extraña, pensé en mi maestro de cuento, el escritor Rafael Ramírez Heredia, quien presentaba sus libros en cantinas, sobre todo en La Guadalupana, en Coyoacán, de la Ciudad de México; es decir, en espacios inéditos. Amín ha realizado charlas en los mencionados centros culturales, pero además ha ofrecido pláticas en espacios inéditos, por ejemplo: templos de Comitán, sí, ¡en templos! Pocas personas han hecho lo que él. Un día vi una fotografía donde un templo estaba lleno de personas, no para presenciar la misa, sino para escuchar una charla de Amín. Toda la audiencia, desde su asiento, comulgaba lo que Amín ofrecía. Una mañana de éstas estuve en casa de mi amigo Fernando Avendaño y en su “Hemeroteca Profesor Fernando Avendaño” hallé una foto donde aparecen todos los chiquitíos del segundo grado de primaria de la Matías, ahí está Fernando, ahí estoy yo, y ahí está Amín. Estamos al lado de nuestro maestro Óscar Pascacio de La Cruz. Estamos en el patio trasero de la escuela, que estaba a media cuadra de Jesusito. Amín, Fernando y yo somos de la misma generación (tengo un año menos que ellos). Fernando acaba de cumplir sus setenta años, pronto celebrará sus bodas de oro; ahora, tres instituciones celebran los setenta años de vida de Amín. Es bueno que en medio de los festejos por el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos, nuestro pueblo también celebre los setenta años de otro hijo destacado. Posdata: Amín jugó en sus años infantiles en el barrio donde creció, ahí tenía su plebe (los de la cuadra); pero también jugó canicas en el patio de la Matías, ahí coincidimos, desde entonces nos conocemos, hemos sido amigos. La Matías no sólo fue la escuela donde aprendió a leer y a escribir, también fue la escuela donde trabajó su papá, el famoso maestro Chaparrito. En cada línea que Amín escribe honra la memoria de su papá. Él ha sido un hijo agradecido; ahora, las instituciones convocantes, con sus directivos: el licenciado Hermilo, la maestra Aurora y la licenciada Margarita, le dedican a Amín un acto de agradecimiento. Una sociedad agradecida es una sociedad que reconoce el talento de sus hijos más connotados. Sin regateos, así debe ser. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 5 de julio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN CARTEL DE 1960

Querida Mariana: este documento se integra al libro de la historia de la feria de San Caralampio. Mi amigo Paco Flores me lo envió. Es parte de su archivo personal. El cartel está bien cuidado, tomando en cuenta que es del año 1960; es decir, tiene sesenta y cinco años. Vos sabés cómo es la historia. La empresa cervecera Moctezuma regalaba los carteles en blanco (con su publicidad), y ya en los pueblos los organizadores de actos los llevaban a las imprentas para colocar sus mensajes, en este caso una Convocatoria de un Gran Concurso de Trajecitos Regionales, en honor al Glorioso Mártir San Caralampio. En toda la república se veían carteles similares, porque las imágenes corresponden a festejos nacionales. La verdad es que en la feria de San Caralampio no hubo muchos actos de los que acá se muestran; no hubo corridas de toros (pobre toro tiene ensartadas dos banderillas), tampoco hubo jaripeos. Tal vez hubo peleas de gallos (pero, en casas particulares, donde los galleros comitecos tenían costumbre de reunirse. Ya te conté que el famoso restaurante de Tono Gallos se llamó así, porque el propietario, Tono se llamó, tenía un palenque en su casa, donde ofrecía las riquísimas botanas que le dieron fama nacional). El cartel es muy llamativo por las imágenes que tiene, pero a nosotros nos interesa el texto de la convocatoria. La Junta de Festejos del Barrio de La Pila lanzó la convocatoria “con el objeto de dar más alegría y esplendor a la feria en honor al Glorioso Mártir San Caralampio”. Ya hemos dicho que el santo consentido de los comitecos es San Caralampio, Tata Lampo. Su festejo inicia el 10 de febrero con la tradicional Entrada de Flores (que ha cambiado en su esencia al paso del tiempo). El festejo se prolonga más allá del veinte de febrero. El 20 es su mero día. Siempre ha llamado mi atención que los peregrinos traen ofrendas florales y se llevan a su casa ramitos de hinojo, que les servirá para curar afecciones físicas durante todo el año. ¿Hinojo? Sí, he visto que pasan y repasan los manojos en la vestimenta de la escultura de bulto, lo hacen con una gran emoción, con los ojos semicerrados y con peticiones en voz baja. Las personas que conocen las virtudes del hinojo dicen que su fama no es gratuita. ¿Cómo empezó esta tradición? ¡Andá a saber!, pero los mayores, sabios, supieron que esta hierba es benéfica para el cuerpo y más si lleva la bendición de Tata Lampo. Me cuentan que las personas las colocan en un lugar preferente de la casa y cuando aparece una dolencia toman una ramita, oran y se preparan un té. Busqué información en el Internet y hallé que es una planta originaria de las costas del Mediterráneo. Ah, es una planta muy cercana a mis raíces paternas: Italia. Este chunche dice que se aprovecha todo del hinojo, sus semillas, la raíz, el tallo y las hojas. Quienes llevan la plantita deben conocer todas estas propiedades. La tradición de honrar a San Caralampio está unida al hinojo. Cosa genial. No sé si las chicas de estos tiempos saben que con el hinojo se prepara un exquisito aceite esencial. Lo que las chicas sí saben es que los aceites esenciales son una gran ayuda para una piel saludable, para verse como si fueran candidatas a Miss Universo. Regreso al cartel de 1960. Queda en claro que el patrocinio de este evento es de Exclusivas en Comitán, S. A. y Cafés Zardain, S. de R. L. Exclusivas era la empresa que vendía las chelas de la Cervecería Moctezuma (mirás qué hermosa se ve la botella de la cerveza El Sol. Siempre se pide: “dame una Sol”, nadie pide “El Sol”, que así debería ser. Ahora todo mundo pide “Una Indio”, también jodiendo la concordancia de géneros. Pero, bueno si yo estudié mi primaria en “la Matías” y mi secundaria en “la Mariano”, no debo inquietarme al pedir “una Sol”. El concurso se efectuó el 14 de febrero de 1960, a partir de las cuatro de la tarde, en el kiosco de La Pila. Las inscripciones fueron gratuitas y se realizaron con Don Humberto Villegas, en la Tintorería Cuauhtémoc. Participaron niños y niñas hasta con ocho años de edad, y el trajecito podía ser regional, nacional o universal, ah, pucha, nadita. Las dos empresas patrocinadoras otorgaron los premios, que consistieron en una muñeca, un muñeco y un juego de té (para las niñas) y un triciclo, unos patines y una pelota (para los niños). Estos premios estuvieron expuestos en las vitrinas de Casa Yannini y en la Zapatería El Águila. ¿Quiénes integraron el jurado? Acá van los nombres: Óscar Bonifaz, María de La Paz, Mercedes Solís Cancino y María Dolores Ruiz de Martínez. Y en la parte de abajo vienen los nombres de los integrantes de la Junta de Festejos de ese año. Presidente: profesor Javier Flores Torres; secretario: Humberto Villegas; tesorero: Augusto Molinari B.; vicepresidente: Adolfo Cancino; prosecretario: Mario Pinto O. y protesorero: profesor Óscar Flores del Barco. Y como no hay palabra sin vocales, acá están los nombres de los vocales (otra vez, sin concordancia, Dios mío): Olinto Albores, Jorge Rodas, Ricardo Guillén, Benjamín Flores, Antonio Carrión, Romeo Domínguez, Benjamín Alfonzo y Galación Domínguez. Posdata: cuando Paco me mandó copia del cartel, lo agradecí y le dije que ahí estaban unidos los nombres de nuestros papás: el profesor Javier y mi amado Don Tito Molinari. Ahora que escribí los nombres de los integrantes del comité de festejos caí en la cuenta que conocí casi a la mayoría, entre los que no conocí están Don Galación (¡qué nombre tan galán, tan decidor!). Ya me quedó tarea para ver si puedo dar con algunos datos de este vocal genial. Ya te conté que años después (cuando mi papá ya no era integrante del comité) mi mamá y mi papá hicieron que su hijito Alejandro participara. Mi mamá bordó un traje de huichol (un traje bellísimo) y, sin mucha conciencia, pasé al escenario y me paré frente al jurado (que quién sabe quiénes fueron) y no hubo duda, el primer lugar es para el niño Alejandro Benito Molinari Torres y todo mundo aplaudió y, sin duda, estuvo de acuerdo con el veredicto. Por ahí anda la fotografía que me tomó Don Enrique Cancino. Me llevaron al estudio de Don Enrique para que quedara registrado ese traje tan hermoso que portaba el niño más bonito del pueblo (es broma, es broma, mi niña bonita). Mi mamá cuenta que tenía guardado el traje, pero un día, mi abuela Esperanza se lo pidió para que lo usara Pedro, mi primo hermano, mi abuela llevó el traje a la Ciudad de México y ahí se extravió. Pero, digo, ahí está la foto que da testimonio de ese instante. De igual manera te conté que el premio del primer lugar fue un triciclo, pero yo tenía un triciclo, así que lo “catafixié” por el premio del segundo lugar, que era una caja enorme, con una carreta enorme, de esas que aparecían en las películas gringas del Viejo Oeste, con caballos, con jinetes, todo en un hermoso plástico lleno de color. La carreta estaba cubierta, semejaba una tela de esas que usaban para evitar el sol, digo que semejaba porque todo era de plástico. Ah, disfruté mucho el juguete. Pienso que lo mismo pasó con el compa que obtuvo el segundo lugar, ya que se llevó un triciclo nuevo, de paquete. No sé si todavía existen las dos fotos. Una la tomaron allá en La Pila, estoy contento y tengo en las manos el gran paquete con la carreta, la segunda foto es la que digo que es de estudio, estoy, igual de contento, parado, portando el traje que me hizo mi mamá. Recuerdo el patio de la casa de Don Humberto Villegas, porque era amigo cercano de mi papá y a veces lo acompañaba porque se echaban sus tragos, mientras yo me quedaba en el patio jugando con las rayas que quedaban entre los ladrillos. Ese patio lo conocieron muchas personas. A veces paso por la calle y veo que ahora el portón está cubierto con láminas de acero y ya no se puede ver desde afuera cómo está el patio central. Cuando viví en Puebla un día me enteré que habían puesto en venta la casa, pero de eso tiene ya más de veinte años y, entiendo, la casa no la ha comprado nadie. Es una casa grande, hermosa, con un patio lleno de luz, patio que se llenaba de gloria cuando los campaneros le daban vuelo a las campanas del templo. Ah, cuánto aire ha corrido en el parque de La Pila proveniente de La Ciénega. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 4 de julio de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA PRESIÓN

Querida Mariana: la palabra presión la usamos todos los días, a todas horas. No recuerdo en qué momento la comencé a escuchar, pero ahora digo que una mañana, en el sitio de la casa de mi infancia (de la que te he hablado en varias ocasiones), estaba jugando carritos en carreteritas que hacía en la arena. El tío Armando me miraba jugar, él fumaba un puro cerca de un árbol de limón. Mi papá llegó con un vaso en la mano, se lo ofreció y dijo: “acá está el mejor remedio para tu presión”. El tío apagó el puro en una piedra, lo guardó en la bolsa de su chamarra y dijo: ¡salud!, y bebió. Mi papá había usado la palabra presión. ¿Qué era la presión y qué la bebida que le había dado al tío? Cuando mi mamá me llamó para la comida, guardé los carritos y, como siempre lo hacía, borré las carreteritas con la mano. ¿Por qué hacía esto? No lo sé. Tal vez me gustaba ser constructor y darle nuevas rutas a las carreteritas. Sí, además estaba el riesgo de la lluvia, que siempre desmadra los caminos que construyen los niños. Me senté al lado del tío (que apestaba ya a puro y a trago, qué combinación). La plática comenzó y yo me puse a vigilar a mi tío. Pensé que él era un hombre que tenía presión y que debía tomar lo que mi papá le dio. Esa bebida era un remedio para la presión. Cuando terminamos de comer, el tío se despidió, tomó su sombrero, se lo puso y colgó en su brazo el paraguas. Era sábado. El tío siempre llegaba ese día, desayunaba y comía en casa, al término de la comida se despedía. Mi papá acompañó al tío a la puerta, lo despidió desde el zaguán. Mi papá volvió y se sirvió un poco más de la bebida que le había dado al tío, le agregó agua y guardó la botella en la vitrina. Yo sabía que esa botella era trago, el trago estaba prohibido para los niños, así que los niños no tienen presión. En la noche, cuando llegó mi mamá al cuarto donde dormíamos, para leerme un cuentito, para rezar las oraciones, aproveché a preguntarle acerca de la presión. Ella sonrió. Dijo que el tío había comentado que su doctor recomendó tomar todos los fines de semana una copa de güisqui, no más, para regular la presión arterial. ¿Presión arterial? ¿Qué era eso? Mi mamá dijo que no sabía, pero que el tío padecía presión alta, la presión debía estar en cierto nivel, ni muy arriba ni muy abajo. Por eso, mi papá le servía un trago cada sábado, antes de la comida, sólo uno. Como mi papá no padecía de presión, él se servía un poco más de trago. Le gustaba echarse sus tragos. A mí no me gustaba que él tomara, porque luego se convertía en otra persona, dejaba de ser el buena gente, el hombre maravilloso, se volvía otro. Por eso, comencé a pedir (¡qué tonto!) que mi papá tuviera presión alta, para que ya no volviera a tomar más de un trago, los fines de semana, igual que el tío. ¿Y el puro? ¿También era parte de las recomendaciones del doctor? Mi papá no fumaba puro, pero sí fumaba cigarros (Alas azules), que eran igual de apestosos. Así que la primera vez que oí la palabra presión fue esa mañana en el sitio de la casa. Ya luego comencé a oírlo con más frecuencia, conforme crecí. Como si esta palabra definiera la edad, la fui escuchando más y más. Ya te conté que en la casa de infancia había un gran fogón en la cocina y el frijol lo cocían en ollas de barro. Ya en mi adolescencia el fogón cedió su lugar a una estufa y la olla de barro fue sustituida por una olla de presión. ¿Estaba enferma? ¿Debían echarle trago para que no se muriera? En la prepa escuché que un compañero dijo que en su trabajo (tocaba la batería en un grupo musical) estaba sometido a mucha presión; asimismo, otro compa dijo que su relación de pareja no era ideal, que la novia lo presionaba mucho. Sí, pensé, la palabra presión no es buena compañera, es una palabra como piedra, la gente la sobrelleva con pesar. Ahora, los expertos la unen a otra palabra atroz: estrés. Dicen que la presión genera estrés, por eso recomiendan armonía, meditación, sosiego. Estas palabras, así parece, son el antídoto contra la presión. No tanto el trago que mi papá le daba al tío. Posdata: y ya en mi vejez he escuchado que a la presión alta le llaman “el asesino silencioso”, porque no presenta síntomas evidentes; es algo que camina en puntillas sobre nuestro cuerpo, si no ponemos atención puede ocasionar serios problemas físicos. Si, querida mía, desde la primera vez que la escuché supe que la palabra presión no era algo bonito. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 3 de julio de 2025

CARTA A MARIANA, CON DESTELLOS QUE SE PIERDEN EN EL OLVIDO

Querida Mariana: soy un convencido de que en todo acto hay destellos que se extravían. Es lógico. Todo mundo está pendiente del escenario donde están los reflectores. ¿Has pensado alguna vez que en un concierto de Bublé, entre la audiencia, hay una escritora que tiene libros importantes y que la noche de concierto pasa de noche? Pero lo que me interesa decir que entre la audiencia hay personas que, sin ser famosas, son importantes para la evolución de la sociedad. ¿Por qué dije lo anterior? Porque el día 25 de mayo 2025 hubo actos para celebrar el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos; hubo actos en todo México y en otras partes del mundo y, por supuesto, en su Comitán. Muy temprano hubo una carrera pedestre que se llamó: “De Rosario a Rosario”, nombre maravilloso que, tal vez, sólo en nuestro pueblo se puede dar. Esto fue así, porque el inicio de la carrera fue en Yalchivol, en el atrio del templo de la Virgen del Rosario y tuvo como meta la escultura de Rosario que diseñó Luis Aguilar, sí, ¡de Rosario a Rosario! Quienes participaron recibieron, al final, una medalla conmemorativa. Por ahí, desde muy temprano, estuvieron Angélica Altuzar, la directora de CONECULTA, y Hermilo Aranda, director del Centro Cultural Rosario Castellanos. Por ahí se extravió el nombre del organizador del acto: Toño Zamudio. Toño y el doctor José Ramón Domínguez fueron quienes nombraron a la carrera con el maravilloso nombre “De Rosario a Rosario”. ¿Qué sucedió con quienes corrieron, quienes, al final, fueron los protagonistas de este acto? Los nombres no se consignaron, por desgracia. Y digo que fueron los más importantes, porque sin su participación el acto simple y sencillamente no hubiese existido. Por ahí saludé a la mamá de la ingeniera Carolina Penagos, ella participó, con orgullo mostraba su medalla, medalla que puede mostrar con satisfacción porque, digamos, se la ganó. Digo esto, porque vi a más de dos que llevaban sus medallas en el pecho, sin haber corrido. También se vale, cómo no, pero que no vayan a salir con el cuento que echaron la carrerita. Pero no quiero contar esto, lo que quiero decir es que al término del acto, donde hubo fotografías con los participantes, el busto de Rosario quedó solo. Y ante el vacío tomó importancia el entorno, en la banqueta donde estuvo la Zapatería Canadá brotó, como flor, el grupo musical que estuvo adornando la mañana. Su música se escuchó nítida, porque el rebumbio de los corredores ya no estaba. Hacé de cuenta que quitás una colmena y el árbol recupera el sonido de las hormigas, el piar de los polluelos y el aleteo de las mariposas. El sonido de la marimba se intensificó, llegó a los espíritus de los pocos que ahí seguíamos, que ya éramos dos o tres, no más. Entre ellos estaba Toño Zamudio (quien hoy es delegado de Protección Civil) y su hija. Ya no había nadie más. Bueno, me vi, ahí también estaba yo. El día del cumpleaños 100 de Rosario ahí estaba, en el pueblo de ella, pueblo mío, pueblo de todos los que aman la vida. Estaba la marimba, estaba el busto de Rosario y estábamos Toño y yo. Así que sin pensarlo dos veces nos acercamos al grupo y dijimos que los cinco, cinco, cantáramos las mañanitas para nuestra amada escritora. Y digo que en muchos lugares hubo actos fastuosos para celebrar a Rosario, pero esa mañana, cinco alegres bohemios hicimos lo que no se hizo en ninguna otra parte, lejos de reflectores, muy por debajo de los grandes escenarios. En la banqueta donde estuvo la Zapatería Canadá, cinco alegres compadres, como si estuvieran debajo del balcón, le cantamos sus mañanitas a la Castellanos, lo hicimos con gran emoción, acomodando la garganta como si fuéramos primos hermanos de Plácido Domingo y de Andrea Bocelli. Ah, qué bonitos gorgoritos nos aventamos, de nuestra garganta volaba la letra como colibrí, fluía en el aire de Comitán. Los músicos le daban con todo a la marimba, al bajo y a la batería y el recién integrado dúo de vocalistas sonó como si el ritmo estuviera en la gruta bendita de la garganta. Lo hicimos por la emoción del día; lo hicimos en nombre de todo Comitán. Digo que el acto no pasó a formar parte del libro de la historia, pero quienes participamos recibimos un guiño del aire. Posdata: en cada acto hay gente que sobresale. El cantante se coloca en el centro del escenario, con la luz del reflector, pero si nadie se sienta abajo y ocupa una butaca para escucharlo, su fama se opaca, pierde brillo, se vuelve nada. Todo tiene su brillo. Siempre pienso en las audiencias monumentales, sé que no sólo en el escenario hay gente importante. En la fotografía aparecemos: el Arenillero, Toño Zamudio, Marco Antonio Castro Morales, Ramón Gordillo y el gran Chusito (Jesús Castro Vázquez). ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 2 de julio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN BOLÍGRAFO

Querida Mariana: en mis tiempos niños el bolígrafo se llamaba pluma. Todo mundo andaba con una pluma en la bolsa o en la mochila, el mundo era alado, lleno de plumas. Y digo lo anterior, porque el otro día estuve en un salón donde había un grupo de treinta personas y alguien necesitó un bolígrafo y hacé de cuenta que todos se pusieron a buscar El Santo Grial. Nadie llevaba una pluma, todo mundo estaba desplumado. Esto parecería algo intrascendente, pero veo que refleja muy bien el paso del tiempo, el salto que dimos hacia los tiempos tecnológicos. El otro día te comenté que un catedrático de la Benemérita UNACH me dijo que le preocupa ver que todos sus alumnos ya no escriben, cuando él termina de llenar el pizarrón, los chicos y chicas abandonan sus asientos, se acercan al pizarrón y toman una fotografía con su celular. Ahí estudiarán la lección. Qué hueva escribir. Ya no hay necesidad, ahora basta tomar una “pic” (abreviatura de picture). Y bueno, vivimos en el siglo de la imagen. Antes, digo, todo mundo llevaba una pluma o lapicero, era un objeto indispensable para anotar el mandado (ahora basta poner a funcionar la grabadora para tener la relación completa del pedido), para firmar cheques (Dios mío, ahora medio mundo hace transacciones a través de la banca digital), para tomar la lección (ya dije que ahora todos toman “pics”). Antes, la gente escribía cartas. ¿Ahora? Pocas personas llevan una pluma en su bolsa, sólo quienes seguimos haciendo anotaciones (en la papelería compro unas tarjetas pequeñas para registrar algunos datos) o quienes seguimos dibujando bocetos (hay verdaderos artistas que dibujan obras con un sencillo bolígrafo). Fuera de esta mínima colmena, hay un gran porcentaje de personas que ya no usan bolígrafos, el mundo está desplumado. Todo mundo toma “pics”, poca gente usa Bic. Mi amigo catedrático de la UNACH dice que llegará el día que el ser humano olvidará el proceso de escritura, porque para comunicarse o tomar notas lo hará con los chunches tecnológicos. Mario Vargas Llosa (igual que muchos famosos escritores) llevó sus documentos a las bodegas de la Universidad de Princeton, ahí están resguardados sus papeles, dijo que cuando participó como candidato a la presidencia del Perú vivía en una casa de madera, pensó que alguien podría quemarla, sus documentos se perderían para siempre. Supo que se perdería algo valioso para el mundo. ¿Papeles? Sí, textos escritos en máquina mecánica y, sobre todo, manuscritos. Hoy, ¿qué documentos se guardan si todo está en los discos duros de las computadoras? Tal vez hoy, más que nunca, se revaloran los manuscritos de las personas relevantes, porque ya poca gente escribe a mano, poca gente hace uso de una pluma. Ahora, todo mundo está sin plumas, el vuelo se hace en forma digital. Posdata: a mí me llamó la atención. ¡Nadie tenía una pluma, un simple bolígrafo! ¿Para qué queremos un lapicero si todo puede hacerse en un chunche tecnológico? Nunca imaginé que extrañaría los bolígrafos amarrados en las oficinas públicas. La empresa ofrecía un bolígrafo para hacer anotaciones de algún trámite, pero para evitar que la gente se lo llevara lo amarraba con un mecate. Siempre que veía esos bolígrafos pensaba que como eran plumas las amarraban para evitar el vuelo. Se me hacía un contrasentido, porque las plumas sirven para volar, así las habíamos empleado en la escuela, la pluma nos permitía volar al lado de la imaginación, hacíamos apuntes y los más duchos en el dibujo trazaban líneas que terminaban en caricaturas de los maestros. ¿Llegará un día que la humanidad olvide escribir? Pues el primer paso ya está dado, ya nadie lleva bolígrafos en las bolsas. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 30 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LUGAR FASCINANTE

Querida Mariana: te contaré de El Dorado. Me costó trabajo hallar el adjetivo que se acerque a lo que es este espacio. ¿Qué decir de un lugar maravilloso? ¿Necesita adjetivos calificativos? Tal vez sí, porque es una forma de hablar de las cualidades de un espacio. Tengo la experiencia de testimonios de viajeros, cuando vuelven al pueblo usan adjetivos para compartir lo vivido. ¿Qué adjetivo describe mejor la emoción de conocer y estar en El Dorado, en el fascinante pueblo de Tzimol? Sé que vos estuviste una vez en El Dorado. Fuiste con tu novio y su familia. Cuando regresaste vi en tu mirada que habías estado en un lugar que, tal vez, ya es un adjetivo en sí mismo. Porque sí, hay lugares que los adjetivos del diccionario no alcanzan para nombrarlos, son lugares que se vuelven adjetivos para definir lo excelso. ¿Se puede decir “El dorado” para nombrar lo maravilloso? Es decir, a partir de hoy ¿El Dorado es un adjetivo para decir que todo es único? ¿Puede el novio satisfecho decir que la relación con su niña amada es como “El Dorado”? Soy testigo (así a distancia) del prodigio que Lourdes y Xavier han sembrado en Tzimol. Desde el principio vieron que ese espacio tenía todo para convertirse en el enjambre de luz que es ahora, el espacio contaba con aire limpio, con árboles majestuosos y con un venero de agua cristalina. Lourdes vio que ahí las flores eran colibríes que volaban en todos lados; supo que era un espacio para que ellos vivieran, un espacio para compartir con los demás. Y, con amor, pasión, fueron colocando peldaños en el piso del aire hasta lograr el espacio que ahora tienen y ponen a disposición de las familias. El otro día fuimos con Paty Cajcam; fuimos a entregar el libro “Yo también hablo de Rosario Castellanos”, de mi autoría, libro que compró Xavier. Como nuestra política es la de servicio VIP fuimos a Tzimol para entregar en mano propia el ejemplar; en realidad, Xavier nos dio el feliz pretexto de visitarlos, de estar en El Dorado, espacio de excelencia. Cuando llegamos Xavier nadaba en la alberca (piscina, dice mi mamá) y Lourdes cuidaba algunas plantas cerca de su casa. Nos dio pena interrumpir a Xavier en la práctica, pero dijo que ya había terminado su diaria sesión y salió de la alberca. Yo (me conocés) pinté mi clásica raya de “atrás que estoy platicando”, porque siempre debo estar, mínimo, a metro y medio de un lugar donde hay agua (mejor si son dos o tres metros). No sé nadar y sólo me acerco al agua cuando llueve o cuando me baño (igual que Xavier lo hago todos los días). Xavier salió de la alberca, le entregué a Lourdes el ejemplar del libro y platicamos un rato. Debíamos ir con Paty Cajcam a la Palapa de Modín, restaurante que está pasando la Rejoya, donde preparan un filete de pescado con hoja de momón de rechupete, exquisito. ¿Puedo hacerte una sugerencia para tu fin de semana? ¡No lo pensés más! ¡Andá a El Dorado! Xavier y Lourdes han preparado para vos y tu familia un espacio agradabilísimo. Tienen habitaciones con todas las comodidades y con una asepsia del ciento por ciento. La mañana que estuvimos con ellos pensé en todas las ventajas de estar alejado del “mundanal ruido”; dormir como bendito, despertar y meterte en la alberca, sentir la sensación de estar en una burbuja llena de agua y aire; aprovechar un tratamiento de relajación que te brindará Lourdes; botarse, literalmente hacerlo, en una hamaca colgada de ramas de enormes árboles, abuelos generosos; pedir que te lleven el filete de pescado con hoja de momón, de la Palapa de Modín. Sí, ellos también te proporcionan ese servicio VIP, te llevan el desayuno hasta El Dorado. Lourdes y Xavier han creado un espacio que no tiene más definición que ésta: es un lugar “El Dorado”, porque al pronunciarlo se nombra a lo mejor de la vida. El Dorado está cerquísima de Comitán, cerca de San Cristóbal de Las Casas, es un lugar prodigioso, un lugar donde la familia podrá tener un verdadero reencuentro con la naturaleza y consigo mismo. El contacto con la esencia de la vida permite una conexión maravillosa con lo más íntimo de nuestro ser. Esta clase de lugares se definen como El Paraíso, porque tienen mucha semejanza con el jardín del principio, lugar donde todo era edénico, donde todo permanecía intocado para disfrute del alma. Posdata: sugiero que tu próximo viaje vea hacia Tzimol, hacia El Dorado. Un buen fin de semana lo disfrutarás como nunca y tu espíritu te lo agradecerá, porque no hay como estar con uno mismo en un ambiente de paz y tranquilidad. A partir de hoy deseo que tus días, todos, sean “El Dorado”. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 29 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON EL QUIJOTE Y MARY POPPINS

Querida Mariana: vi la película “Mary Poppins” en el Cine Montebello; leí “El Quijote” en mi casa comiteca, cerca de la Escuela Fray Matías de Córdova (hoy, el Cine Montebello es el Teatro de la Ciudad y mi casa es un hotel de la familia Bermúdez). En estos días estoy releyendo “El Quijote” y volví a ver la película “Mary Poppins”; una cascada de recuerdos cayó sobre mi alma. ¿Puedo unir a ambas personalidades, digo, Mary Poppins y El Quijote? Sí, porque ambos personajes son lo que se dice inspiradores. Ambos son personajes de ficción que tocan a los de su entorno (basta decir lo que El Quijote logró con Sancho Panza, y lo que Mary logró con los niños Jane y Michael); y ya no le sigo, porque del universo de lectores y cinéfilos, sé que muchísimos han sido tocados con las personalidades de tan famosos personajes. Sí, querida mía, hay gente que inspira, gente que con su hacer hace diferencia, que toca, que mueve espíritus. Claro, no sólo son los grandes personajes del cine y de la literatura, ni los grandes nombres de personajes relevantes en el mundo; hay gente inspiradora en todas partes, en los lugares menos predecibles. Hay padres y madres que son verdaderos modelos para sus criaturas; hay maestros que motivan a sus alumnos (la versión que leo de “El Quijote” es una edición conmemorativa. El presidente Vicente Fox se aventó una dedicatoria, porque el libro fue distribuido en forma gratuita al magisterio, ahí él dijo que también los maestros y maestras son de espíritu quijotesco). El Quijote y Mary Poppins, desde la ficción, hicieron más amable este mundo ingrato (lo siguen haciendo). El mundo es una mierda. Ellos, los seres inspiradores, lo hacen más respirable. ¿Qué podemos decir en estos tiempos de guerra? ¿Qué imágenes procesa el mundo ante los ataques de Israel y de Irán? ¿En dónde los Quijotes y las Mary Poppins que inspiren un mundo mejor? Un lugar común sostiene que “la realidad siempre supera a la ficción”, es cierto, cada día lo atestiguamos, pero es la ficción la ventana que nos da un aire humano; todo lo demás parece estar liderado por bestias. Los líderes de los países se enferman de poder y éste los lleva a hacer cosas inimaginables. Al mundo le hace falta seres inspiradores de grandes acciones, acciones que beneficien al mundo y no lo destruyan. Mary Poppins sembró semillas de imaginación en los niños; El Quijote sembró justicia y, sobre todo, el ideal de libertad. Los líderes de hoy siembran terror, miseria. No puede ser de otra manera, quien tiene mierda en su corazón defeca lo mismo. ¡Qué pena! El mundo necesita a líderes inspiradores, luminosos, que siembren flores en los campos donde vuelan las abejas. Al mundo le hace falta otro Cristo, otro Che, otro Fidel, otra Madre Teresa, otro Pelé, otra Thatcher, otro Gandhi (sí, también librerías). Los ateos no creen en Dios, en su negación existe la soberbia de creer que ellos son dioses, por eso se creen dueños de las vidas de los demás. ¿Qué es lo que hacen ahora quienes tienen a la Tierra metida en otro gran conflicto bélico? Mencioné algunos nombres de personajes inspiradores. Ahora a vos te toca repasarlos y decir quiénes realmente hicieron más bien a la humanidad, porque en el mundo, ¡qué bueno!, hay para todos los gustos. Si ahora anotara una relación de grupos musicales veríamos cuáles son verdaderamente inspiradores, sólo como un mero ejercicio digo Los Beatles, digo Chicago, digo Los Xochimilcas, digo Los Ángeles Azules. Para todos los gustos. Como viste, no mencioné a Bach, Beethoven. ¿Por qué? Porque, tal vez, ningún músico actual piense que estos clásicos son inspiradores. En estos tiempos, tan desechables, tan mediocres, la inspiración de los chicos y chicas está señalada no en la tradición sino en lo actual. ¿Quién escucha a Mozart? Todo mundo escucha a Maluma y éste se convierte en el modelo a seguir. ¿Qué produce la mediocridad? Eso, eso, querida mía. Posdata: son tiempos confusos, porque la mercadotecnia nos impulsa a lo soso (iba a decir zonzo). El Che tuvo muchos defectos, muchísimos, pero tuvo virtudes que sirvieron para motivar a muchos jóvenes que se rebelaron contra el sistema. Tuve muchos amigos que dibujaban la efigie del Che y colgaban esos dibujos en las paredes de sus recámaras. Ahora, ¿qué personas inspiran la contracorriente, el pensamiento reflexivo? Cualquier agnóstico diría que no hace falta un personaje como Cristo, hijo de Dios, pero yo digo que sí, este compa tuvo más virtudes que defectos, bastaría retomar eso de amar al prójimo como a uno mismo para tener un mundo más amable, menos lleno de mierda. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 28 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA FOTOGRAFÍA DEL AÑO 1968

Querida Mariana: lo escribí muy apresurado. Esta fotografía es de 1968, de junio de 1968. Es una foto histórica. Mi amigo el ingeniero Francisco Tovar tuvo la gentileza de pasarme una copia. ¿Ya reconociste la calle? Sí, es Comitán, por supuesto. La calle es la tercera norte poniente. El sentido de los autos está cambiado, hoy es de acá para allá; es decir, de acá hacia el bulevar, hacia el Hotel Los Lagos. ¿Ya reconociste la calle? Cuando el ingeniero Tovar me enseñó la fotografía, le dije: ¡es la calle de mi casa! ¿Sabés quién va en el auto, de pie? Es el presidente de la república, el licenciado Gustavo Díaz Ordaz. Esa mañana de junio el pueblo de Comitán se volcó para recibirlo. La comitiva llegó hasta la esquina del hotel Los Lagos y ahí el presidente subió al auto que acá se ve y fue saludando a la gente que le aplaudía a su paso. Como es tradicional, al lado del auto van integrantes de la guardia presidencial, vigilando que todo transcurra en orden. A ambos lados de la calle se ve la valla de alumnos y alumnas de muchas escuelas. Las autoridades de Comitán solicitaron a las directivas de las escuelas que mandaran a contingentes de estudiantes, bien uniformados y escoltando el paso del presidente Díaz Ordaz. ¿Ya identificaste el lugar? Está a una cuadra de la Escuela Fray Matías de Córdova. Si mirás con atención verás que en el extremo inferior izquierdo hay un murete de piedra, luego había dos o tres casas antes de la escuela. Bueno, el primer acto que realizó en Comitán ese día fue precisamente visitar la escuela y develar una placa en bronce que aún existe y que está en el vestíbulo de la primaria, placa que da testimonio de esta visita. Cuando el ingeniero Tovar me mostró la foto le dije: Antes que el presidente yo pasé por el centro de esta calle. Ya te he contado que mi director, el maestro Víctor Manuel Aranda León, me dio una encomienda muy importante: que caminara hacia el hotel y cuando viera el arribo de la comitiva corriera para avisar que el presidente de la república estaba a punto de llegar a nuestra escuela. Ya podés imaginar cómo me sentí orgulloso de tal deferencia, yo, el gordito Molinari, entre cientos de alumnos, había sido elegido para tal comisión. El libro de la historia comiteca ignora este encargo, pero te lo cuento, porque la cumplí con comedimiento. Fui caminando, por la banqueta (detrás de la valla de los alumnos), hasta el hotel y cuando vi que el presidente bajó de un autobús corrí para cumplir la tarea. Decidí, no me preguntés el porqué, correr a mitad de calle y comencé a gritar ¡ya viene el presidente! Los estudiantes de la prepa que hacían valla muy cerca del hotel, contagiados con mi grito, gritaron también: “cuch, panzudo, gordo”, pero no les hice caso, ellos qué iban a saber, ellos eran unos simples peones haciendo valla, yo era un emisario, alguien que llevaba la noticia. Acezando, pasé por mi casa y, ya agotado, llegué al punto donde acá se ve que va el presidente. No podía parar, mi director estaba esperando mi comunicado. Llegué hasta mi escuela y busqué al maestro Víctor Manuel y, orgulloso, como si fuera un soldado, me paré frente a él y dije: “Ya viene la comitiva”, y me senté en una banca que aún existe al lado de la dirección, mi corazón era un tambor que hacía un redoble por la satisfacción del deber cumplido. Imagino que estaba colorado, jalando aire de donde se pudiera. El director, entonces, avisó a los maestros y maestras que vigilaran que todo estuviera en orden, porque ya estaba por llegar el presidente. Yo había dado ese mensaje. No había walkie-talkies, no había celulares, no había otra forma de comunicarse que por señales de humo o enviar a un mensajero para que (como le llevaban el pescado al tlatoani azteca desde Veracruz hasta el altiplano) corriera y llevara la noticia lo más fresca posible. Digo que esta foto es histórica porque da cuenta de un momento importante de una visita presidencial que no se da todos los días (ya el otro día te conté cómo me fue en la visita que la presidenta Claudia hizo a Comitán el día de la inauguración de la Universidad Nacional Rosario Castellanos, cuyo edificio está en el antiguo plantel de CRESUR, al lado del Polideportivo). Como esta carta sólo es para vos y estamos en confianza, te invito a hacer un ejercicio de imaginación, agarrá un borrador y, en forma respetuosa, quitá toda la comitiva presidencial, eliminá el Mustang donde viaja el presidente de la república y dejá toda la calle limpia, vacía, dejá solo las vallas de alumnos, porque así como están estas chicas acá en primer plano (imagino que son estudiantes del Colegio Regina) toda la calle estaba flanqueada por estudiantes. Ahora, que ya quedó vacía, por favor, imaginá que ves a un gordito (con el uniforme de la Matías). ¿Ya viste que voy corriendo, que grito que ya llegó el presidente, que muy pronto pasará por el mismo lugar donde yo voy? Sí, pucha, la foto es histórica. Para quienes son de mi generación daré un lugar de referencia, porque donde se ve el murete de piedra en este 2025 hay casas y locales comerciales. Pero lo que sí mantiene su traza original es el edificio de dos plantas que se ve en la esquina. No sé si alcanzás a ver, pero en la segunda planta esta casa tiene un corredor que está protegido por barandales. La mañana de junio de 1968 los habitantes salieron y desde ahí saludaron el paso presidencial. Esa casa era propiedad de la familia de Don Hernán León (quien tenía una tienda de telas en la hoy desaparecida manzana de la discordia). Enfrente de la casa de Don Hernán se alcanza a ver un terreno muy amplio, delimitado con lienzos de madera (¿mirás el portón hermoso en la mera esquina que tenía un techito de láminas?). Ese terreno era propiedad de un señor Pedrero. Actualmente es propiedad de la familia Bermúdez y ya está totalmente construida con residencias. En 1968 era un pequeño pulmoncito, recuerdo que ahí había árboles de chulul. Debo decirte que esta calle era mi “caminito de la escuela”, todas las mañanas la recorría para llegar a La Matías. Mi casa estaba a cuadra y media de mi espacio de estudio, así que temprano salía de casa y caminaba esta calle, a la salida hacía el trayecto contrario. ¿Ya te quedó claro que mi escuela Matías está en la esquina adonde se dirige el carro del presidente? Bueno, ahora toca decir dónde estaba mi casa. En la misma banqueta de la casa de Don Hernán León, que tu mirada camine un poquito, que pase por una casa y luego se detenga en la siguiente: esa es mi casa (ya dije que ahora es un hotel de la familia Bermúdez). ¿Cómo podés identificar mi casa? Diré que la fachada era de piedra, tenía cuatro enormes ventanales y un portón igualmente enorme (porque era entrada de los dos camiones repartidores de refresco). La fachada de piedra la mandaba a barnizar mi papá, así que era una casa muy suigéneris, ninguna del barrio era semejante, incluso en el pueblo había pocas así. Si mirás con atención la fotografía lograrás ver que hay un anuncio de bandera, con los tradicionales colores de la Coca Cola: el blanco y el rojo. Ese anuncio avisaba que ahí vendíamos el refresco. Las personas que tenían tendejones cerca de la casa llegaban con sus morraletas y sus envases vacíos, de cristal, y los intercambiaban con botellas llenas de líquido, dejaban su paga y se llevaban los refrescos que venderían. Ese día fue una gran verbena, después de pasar a saludarnos a la escuela primaria, el presidente volvió a treparse en el auto (sé que el chofer fue mi amigo Don Toñito, papá del Doctor Segundo Guillén, quien ahora es coordinador general ejecutivo de la Secretaría de Turismo, del estado de Chiapas) y fue hacia la presidencia municipal. Hay fotografías donde se ve al presidente haciendo guardia de honor ante la estatua gigantesca de Tío Belis que estaba en el centro de nuestro parque central. Posdata: el ingeniero Tovar me hizo un gran obsequio, porque me regresó a un momento histórico del pueblo. Sin duda que el mismo orgullo que tuve por participar en forma tan renombrada, lo tuvo mi amigo Don Toñito Guillén, al ser elegido como chofer del auto que condujo al presidente de la república por las calles y avenidas de Comitán. El ingeniero Tovar tiene esta fotografía en su álbum personal porque su abuelo Eduardo L. Tovar, quien fue presidente municipal de Comitán, estuvo al lado del presidente de la república en un momento determinado. Sé que muchos paisanos recordarán esta fecha, lo sé. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 27 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, DESDE COMITÁN

Querida Mariana: mis cartas las escribo en Comitán. La luz divina las bendice. Cuando alguien dice que le gusta algún texto mío, pienso que se debe a que fue bendecido con la luz comiteca. Ya viví un exilio, voluntario, pero exilio al fin. Dejé Comitán. Pensé que sería como cambiarse de habitación, pero no fue así. Cuando estuve lejos sentí la nostalgia que ahoga a muchos paisanos que, por alguna razón, dejaron el pueblo. Hay de todo en la Viña del Señor, hay comitecos que viven tranquilos fuera del pueblo, que, incluso, son felices, mucho más felices que si siguieran viviendo acá. Pero, hay gente que vive en otro lugar, porque así lo decidió el destino y no pudieron darle vuelta, pero añoran al pueblo, así se les irá la vida. Claro, si regresaran a Comitán todo cambiaría. He sido testigo de gente que, después de muchos años, volvió a la querencia y pasado un tiempo manifiestan su desencanto: “Ya nada es igual”, no, ya todo cambió. Borges dijo que no añoramos el lugar sino el tiempo vivido. El otro día leí en el Facebook que el artista de la marimba Mario Ruiz Gordillo cumplió años, lo celebró en su casa de la Ciudad de México, subió una fotografía donde está cortando el pastel (que se ve rico) y un plato con tamales (dijo que eran pitaúles). Mario es, sin duda, uno de los comitecos que añora a Comitán. Tal vez la palabra no es la correcta, él no añora a Comitán, porque lo tiene muy adentro de su espíritu. Los comitecos no hemos valorado en toda su dimensión lo que Mario hace por Comitán, lo que ha hecho durante todos los años que ha vivido fuera de nuestro pueblo. No sé cuándo fue a vivir a la Ciudad de México. Uno de sus hermanos, Romeo, mayor que él, fue mi compañero en la escuela preparatoria (salimos en el año 1974). Digo esto porque puede dar un dato del tiempo en que Mario salió del pueblo, debió ser en los años setenta, en mera efervescencia de la música Disco. Medio mundo de acá, de los años setenta, recuerda que Mario, Romeo y demás hermanos eran integrantes de la famosa marimba que dirigió el papá de ellos. Esa agrupación musical fue verdaderamente ejemplar, porque integraba a la familia. Mario y Romeo siguieron con la tradición. Por desgracia, Romeo falleció hace pocos años o meses. Mario se quedó solo, ha seguido sembrando la música de marimba en muchos terrenos de la gran Ciudad de México, la que ahora es su ciudad. Digo que no hemos valorado todo lo que Mario hace, porque él es director de la Marimba Orquesta Maderas de Comitán. ¿Mirás lo que digo? En cualquier acto que ameniza lleva su arte y con éste el nombre de Comitán. Siempre que hace comentarios en el Facebook lo hace con un gran amor por la tierra donde nació. Acá tiene muchos amigos, éstos recuerdan con emoción las participaciones que tenía la marimba de su papá, quien, te he platicado, era muy simpático y declamaba unos versos chistosos, donde aparecía un tipo con un cuchillo que no tenía mango ni hoja (ahora lo recuerdo cuando leo el libro del gran poeta chiapaneco Balam Rodrigo que se llama: “Machete sin hoja al que le falta el mango”. Siempre que hace un comentario relacionado con el pueblo, Mario menciona “Comitán, de mis amores, donde quieren de verdad”. Él es un comiteco de cepa, gran músico. Imagino la cantidad de festejos donde ha regado música, su talento. Él sigue con la tradición paterna, un día recibió las enseñanzas de su papá y desde entonces ha seguido regando alegría. Lo imagino trepando la marimba en un transporte (no sé cuál), conduciendo por las calles y avenidas de la gran ciudad y de lugares aledaños. Lo imagino bajando el instrumento, ayudado por otros compas, colocar la señora magnífica en un lugar especial; lo imagino haciendo el conteo que hace el director para señalar que todos los ejecutantes comiencen a tiempo. ¿Cuántas canciones tiene en su repertorio? ¿En cuántos lugares ha estado amenizando? En espacios cerrados y al aire libre. Toda su vida ha sido una gran aventura, al lado de su fiel marimba (no sé si esta marimba la llevó desde el pueblo). Posdata: vi la foto de su cumpleaños, celebrado sin boato, casi en la intimidad. Él es un gran comiteco, así como celebró su cumpleaños también celebra cada año el aniversario en que abandonó el chupe. Tiene más de treinta años de no beber alcohol. Eso merece una diana diana conchinchín. Mario lleva el orgullo de Comitán a todos lugares, y en todos los sitios deja en alto el nombre de nuestro pueblo. Mi querido amigo el doctor Luis Ignacio Avendaño Albores le cantaría, junto a la paisanada: "Mario, buen comiteco sos”.

jueves, 26 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON PREGUNTAS

Querida Mariana: el Platicatorio lo cerramos con el Cuestionario Molinari. Una de las preguntas dice: ¿Qué soñaste de niño que serías de grande? ¿Vos soñabas con ser algo cuando crecieras? Hay gente que sí, que desde niño sintió la pasión por algo. ¿Cómo se da ese llamado vocacional? En muchos casos es porque alguien cercano inspira o algo en los genes hace el llamado; en ocasiones alguien encuentra el llamado en el interior de un salón de clases. No siempre es así, conozco gente que nunca se planteó la pregunta: ¿qué voy a ser de grande? Romeo me dijo: ¡Ser! Claro, eso ya es una respuesta. Quien compra un cachito de lotería y no gana ¡se frustra!, porque hubo un instante en que soñó qué haría con toda la paga. Lo mismo resulta cuando hubo alguien que, de niño, soñó con ser alguien en la vida. Nadie sueña con ser un mediocre, ¡no! El niño que soñó con ser futbolista se soñó un triunfador, el futuro Messi (en mis tiempos soñaban con ser como Pelé); asimismo, la niña que soñó con ser actriz no se soñó haciendo papeles secundarios sino siendo una gran estrella, alguien que una noche subiera al escenario para recibir, en medio de estruendosa ovación, la codiciada estatuilla del Óscar; y así con los cantantes, los toreros, los sacerdotes, los bomberos, los arquitectos, los artistas plásticos, las danzantes, las fotógrafas. Y mencioné fotógrafas, porque hace días nos enteramos que nuestra paisana Graciela Iturbide obtuvo el premio Princesa de Asturias de Las Artes 2025, reconocimiento que entrega la fundación española. ¿Recordás que el año pasado celebramos que este mismo premio se le concediera al cantante Joan Manuel Serrat? ¡Puro grande, pura hoja de oro del árbol supremo! La biografía de Graciela dice que nació en 1942 y en 1969 entró a la UNAM para estudiar dirección de cine. Pero al mismo tiempo comenzó a trabajar como asistente del gran fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. En estos días se inauguró una exposición con obra de Graciela. Mirá el título de la exposición: “Cuando habla la luz”, ah, qué bello modo de decir lo que la fotografía significa. ¿Graciela niña soñó con ser fotógrafa, con oír el lenguaje de la luz y traducirlo en imágenes? No lo sé. Ahora que ganó el premio español, en una entrevista dijo que ella fotografía lo que le sorprende. Los críticos dicen que ella toma fotos con su mirada y con su corazón. Los niños y niñas que soñaron ser algo grande cuando fueran adultos y lo lograron, es porque su mirada no cambió de foco y le pusieron alma y corazón para lograr el objetivo. Ahora, con la muerte de Vargas Llosa me he acercado mucho a su vida y obra, releo sus novelas y ensayos (acabo de darle otra vuelta a la novelilla “Travesuras de la niña mala”) y a cada rato me encuentro que él sí soñó con ser escritor y, al final del camino, logró ser un gran escritor, porque lo tomó con profesionalismo desde el primer día. Al margen te cuento que en la relectura de la novela “Travesuras de la niña mala” hallé que los peruanos comen con frecuencia “butifarra de chancho con pan francés”. Mirá qué semejanza con lo nuestro. Claro, lo que ellos llaman butifarra no es un embutido sino algo como lo que acá llamamos “pierna”, pero el pan francés tiene mucha semejanza con lo que acá comemos. Pucha, este famoso pan francés se ha dado una gran paseada por toda Latinoamérica. Buscando en Internet hallé que la butifarra de chancho con pan francés está catalogada en el segundo lugar de las mejores tortas a nivel mundial, la torta mexicana aparece en un lugar más abajo. La butifarra peruana es como una torta, como un sándwich y, como ya dije, es uno de los antojos favoritos de los peruanos, hacé de cuenta como el pan compuesto de acá (a propósito, ya te he contado que en el restaurante July preparan tortas de butifarra, que tienen un sabor exquisito). A cada rato veo a los trabajadores y pienso si ese trabajo es el que soñaron de niños. No. Hay muchas vidas frustradas. El gran escritor Julito Cortázar decía que era un músico frustrado, porque le habría gustado ser músico. Bueno, en su caso, no estuvo mal el canje, se convirtió en uno de los mejores escritores del mundo y ser uno de los mejores en el rubro profesional significa haber pegado un home run en el juego de la vida y él vivió feliz escribiendo. Posdata: vos sos feliz, porque soñaste con dedicarte al cine y lo hacés. ¿Serás una grande? ¿Recibirás alguna vez el Princesa de Asturias? No lo sé, pero miro que vos no vivís para el reconocimiento sino para el conocimiento. Yo soy feliz por la actividad que realizo, mirá qué bonita relación de pasiones: soy lector, cinéfilo, escritor, pintor, dibujante. Pucha, soy un consentido de Dios. ¿Qué de esto soñé ser cuando niño? Nada, dejé que la vida me pusiera en el lugar correcto. No todo mundo posee esta gracia divina. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 25 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON INGENIOSIDADES

Querida Mariana: el país tiene fama de ingenioso. ¿El ingenioso está a punto de ser un genio? A mí me encanta el ingenio de mis paisanos: los comitecos. Si hubiera un concurso de Las Ingeniosidades Más Geniales, nuestro pueblo alcanzaría un buen lugar, porque vaya que en este pueblo hay ingenio. Ahora buscaré la definición de ingenio. Voy, voy. “Ingenio: facultad del ser humano para discurrir o inventar con prontitud y facilidad”. Algo así imaginaba. Gracias a Dios, el diccionario no me dijo: “Ingenio: Pujiltic”. En el pueblo tenemos a la anécdota como uno de los rasgos esenciales de su personalidad. En todo el estado y más allá hay un reconocimiento por el ingenio de las anécdotas comitecas, y no sólo esto, sino también el ingenio de los cuenta anécdotas. Mirá, ya van dos posibilidades de concursos, el primero sería de Las Ingeniosidades Más Geniales, y el segundo sería un concurso estatal de Anécdotas. Bueno, tal vez no sea una idea correcta, porque esto de los concursos siempre tiene inconvenientes. ¿Quiénes serían los integrantes del jurado? ¿Cómo se califica que una ingeniosidad o una anécdota es la mejor? En el pueblo, digo, hay mucha gente llena de ingenio. Esto lo llevo al terreno del lenguaje, por eso concluyo que Comitán tiene grandes anécdotas, que son muy ingeniosas. En la lengua está la ingeniosidad, ahí se manifiesta como si fuera una cohetería. El cielo se ilumina cuando aparece una anécdota que nos hace botarnos de la risa. Hablé de un cohete, porque la anécdota es eso al final, un destello que sube al cielo y en el momento sublime estalla en mil brillos. Hemos tenido siempre los grandes nombres, pero todas las familias comitecas tienen en casa a alguien que se distingue por ser ingenioso con la palabra, que responde en forma simpática o que cuenta historias de una manera especial. El lenguaje se sublima en Comitán. Dije que hemos tenido grandes nombres, el primero que asoma a mi mente es el de Doña Lolita Albores (Albures, le decían los malcriados), que era un horno donde la anécdota salía calientita, deliciosa, con un sabor comiteco inigualable. Para muestra los discos que grabó en compañía de otros ingeniositos. El segundo nombre que asoma es el de Óscar Bonifaz. Bonifaz ascendió la anécdota al escalón de lo literario. Su novela "Una piedra en mi zapato” es como un collage de anécdotas. Él era muy hábil para pepenar lo que en la calle escuchaba, le daba la vuelta y lo instalaba en el plano de la literatura. Pero, ya lo dije, a esos nombres famosos habría que agregar muchos más que permanecen anónimos, porque no trascienden de su entorno de amistades o familiar. En algunos momentos han existido Encuentros con la participación de grandes contadores de anécdotas comitecas (eso debe ser, ¡sí!, encuentro o muestra, en lugar de concurso). Y han asomado los nombres de Enrique Robles, José Antonio Alfonzo, Güero Castellanos, Raúl Espinosa, Mónica Baca, Guayo Tovar y otras vainas bien condimentadas. Los mencionados pueden caber en el costal de ingeniositos. Ya hemos comentado que la anécdota tiene parentesco muy cercano con el apodo, porque éste, para que funcione, debe ser ingenioso. El apodo no es bien visto, porque alude a una persona en específico y como dice un amigo mío: no es lo mismo que te pongan “El caite veloz” a que te digan “Diarrea”. Hay de apodos a apodos. No todas las anécdotas son finas, algunas hacen empleo de palabras altisonantes, el uso de malcriadezas ensucia, aunque debo decir que hay personas tan ingeniosas y graciosas que todas sus picardías entran como calzador. Comitán es ingenioso. Ha tenido el ingenio de inventar leyendas históricas brillantes, como la de la heroína de la Independencia de Chiapas. Es una pena que no exista un investigador que aglutine el caudal de anécdotas comitecas, hay algunas que han trascendido porque se siguen repitiendo, como si fueran los tiempos de los juglares de la Edad Media. Pero, sin duda, muchas otras quedaron extraviadas en las pláticas que el abuelo ya muerto contaba en la sobremesa familiar. Posdata: somos parte de un pueblo con gran ingenio. A mí me parece que la mejor muestra del ingenio se vio en los carretones que los niños jugaban en los años sesenta, eran una verdadera obra de ingeniería; asimismo, siempre pensé que había mucho ingenio en el juego de los niños donde con un palito y un carrete iban empujando una simple llanta de bicicleta. Ah, era un juego sensacional. Comitán es tan chingón que, incluso en sus juegos infantiles, siempre hubo ingenio. Y no te cuento la lotería mexicana que jugaba el tío Tirso con sus amigos, con cerveza en mano, porque no recuerdo cuáles eran los versos que acompañaban a cada carta que leían, pero yo los escuchaba carcajearse como si fueran guajolotes, porque todas las cartas tenían relación con el entorno comiteco. ¡Tzatz Comitán!

martes, 24 de junio de 2025

CARTA A MARIANA, CON GRAN NOTICIA

Querida Mariana: ya se corrió la voz. La gran cantante oaxaqueña Lila Downs estará en La Independencia. Estará el 2 de julio 2025. Su concierto iniciará a las nueve de la noche. En cuanto se supo muchísimas personas dijeron: yo voy. Sí, la participación de Lila está contemplada en la cartelera musical de la feria de San Fermín Obispo 2025. En el Facebook alguien preguntó: ¿en dónde queda La Independencia? Pregunta válida, hay gente que no sabe dónde queda ese municipio, pero ahora, gracias a la buena decisión del presidente municipal, ingeniero Sebastián López, junto con su cabildo, La Independencia ya es un punto luminoso en el mapa de Chiapas. Es increíble lo que sucede cuando hay una decisión acertada, bastó incluir a la cantante Lila Downs para que muchas personas, muchísimas, volvieran la mirada hacia La Independencia. El otro día tuve la oportunidad de saludar al inge Sebastián y le dije lo que ahora te digo, que ha sido un gran acierto invitar a la gran cantante a la feria. Su cartelera tomó un brillo especial, colocó una gran estrella. Te conté que hace años, Comitán tuvo el privilegio de escuchar a Lila. La directora de Coneculta era nuestra amiga Angélica Altuzar Constantino (ella es nuevamente la directora de Coneculta). Pues, la Maestra Angélica hizo honor al final de su apellido materno y tuvo el tino de invitar a Lila a participar en una edición del Festival Internacional Rosario Castellanos. Hoy, la autoridad municipal hace la magia de traer a la cantante internacional para que su gente la disfrute. Insisto, bastó incluir el nombre de Lila para que melómanos vieran hacia La Independencia y anotaran la fecha en su agenda. La cita ya está hecha. Para la persona que preguntó en dónde está La Independencia le diría que está muy cerca de mi pueblo. Los visitantes de la región llegarán a Comitán, tomarán el bulevar hacia Las Margaritas, pasando la comunidad de Cash encontrarán el desvío a La Independencia. El trayecto será en una carretera bien pavimentada. Llegarán en pocos minutos. El concierto será en el parque central que, te he platicado, es bello, enorme, y tiene varias terrazas, como si fuese un centro ceremonial. Escenario perfecto para escuchar el canto del cenzontle oaxaqueño. Posdata: saludé al inge Sebastián y me platicó de grandes proyectos que realiza a favor de su comunidad. Está colocando a su municipio en el mapa de los pueblos que realizan grandes cosas en Chiapas. ¡Tzatz Comitán!