viernes, 31 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CHICA BONITA

Querida Mariana: ayer estuve en el parque central del pueblo. Hubo concierto de marimba. Ah, qué gusto para el cuerpo y para el espíritu. La gente mueve los pies al ritmo de la música, no faltan las personas que se ponen de pie y bailan, con pareja o sin pareja, total, se trata de dar gusto al cuerpo. Se mueven como papelitos al aire, pierden la esencia corporal y se convierten en mariposas en el vuelo. Quienes por ahí pasan se detienen, me tocó ver a una pareja con el hijo agarrado de las manos, se pararon, quién sabe hacia dónde se dirigían, pero hicieron una pausa, el niño nunca sabrá, pero un ave maravillosa aleteó frente a su cara un ratito: el colibrí de la marimba, esto hará que su espíritu reconozca para siempre este instrumento, porque, en Italia, tierra de mis ancestros, los niños se topan con sonidos de acordeón. Estas diferencias culturales son las que hacen divertido al mundo. Escuché dos canciones, porque, igual que muchos, llevaba prisa, pero me detuve, porque esa pausa era como elíxir para el alma, para embolar los sentidos en forma plena. No identifiqué la primera canción, pero sí la segunda: Bonita, de Arcaraz. Y recordé que don Luis Arcaraz, el famoso autor de esa canción, anduvo en Comitán en los años setenta, en 1974, se presentó en el Club de Leones, lugar donde las marimbas comitecas sonaron bien sabroso e hicieron bailar a los comitecos. Don Luis vino con su orquesta, orquestón. Todos los músicos se pararon frente al maravilloso escenario que tenía el Club. Ahora el Club de Leones es un templo religioso, los leones se fueron y otros personajes realizan ahí sus rituales, porque amigos que eran hijos de Leones me contaban que cuando era admitido un nuevo integrante del Club, la comunidad leonina rugía. Ah, debió ser impresionante ese instante, donde los hombres imitaban el rugido del rey de la selva, lo hacían en un espacio de Comitán. La orquesta de Luis Arcaraz alegró el baile de fin de año de la generación de preparatoria 1971 – 1974, bueno, la de una mitad de la generación, porque en ese año, a pesar de que había compañerismo y amistad entre el grupo, en un momento apareció una desavenencia y un grupo encabezado por José Luis Molina (hijo del gran marimbista don Cliserio) se opuso a la asociación formalmente constituida que era dirigida por Raúl Sánchez (gran tenista, el mejor de Chiapas, en ese tiempo, que descansa en paz) y la división se dio. Así que el grupo de José Luis amenizó su baile con Acerina y su danzonera y el baile del grupo de Raúl fue amenizado por Arcaraz. Esa noche, maravillosa noche, hubo un momento en que anunciaron la famosa canción y todos los que ahí estaban bailaron la canción “Bonita”, que escuché ayer en el parque, interpretada en marimba. Posdata: otro día te contaré del baile de Acerina, porque yo me pasé al grupo de José Luis, por eso, una noche, precisamente en el Club de Leones, Raúl me dijo que era un traidor. Si ahora me preguntás por qué dejé el grupo oficial, digo que no sé. El grupo de José Luis me cercó en los pasillos de la prepa y me explicaron por qué habían iniciado un movimiento de insurrección. Ser un insurrecto me pareció una posición muy digna, así que firmé el documento donde quedaba inscrito para siempre como insurrecto. Admiré a todos mis compañeros, lo sigo haciendo. José Luis siempre fue alumno de diez, alumno brillante; Raúl ¡no!, él era de media tabla, pero, ¡pucha!, fue el mejor tenista joven de Chiapas, un verdadero campeón. En un verso de la canción “Bonita”, el autor le pide a la muchacha “que haga pedazos su espejo para ver si así deja de sufrir su altivez”. Ayer pensé que no, que las muchachas bonitas no deben quebrar sus espejos, al contrario, deben consentirlos, para consentir su imagen, para saberse lindas, que los pretendientes hagan hasta lo imposible para que ellas también se fijen en ellos. Por supuesto, las muchachas bonitas, que lo son todas, deben apapacharse, amarse, ser altivas. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 30 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN SURSUM CORDA

Querida Mariana: ¡sursum corda! es un latinajo. Aprendí la frase cuando era niño y me gusta repetirla. Lo hago en voz baja, sólo con la alegría del espíritu, porque si lo digo en voz alta no faltará quien diga que soy un fantoche y piense: ve éste, con trabajo habla en castellano y ya nos quiere apantallar con latín. Llegué a las instalaciones de la primaria, de nuestro Colegio Mariano N. Ruiz, y cuando tomé la foto donde están estos tres estudiantes del sexto grado, grupo “C”, mi espíritu gritó: ¡sursum corda! Me enseñaron que sursum corda significa “arriba corazones”, por eso la digo constantemente, sobre todo cuando hay un acto glorioso como el que realizaron estos Marianitos. ¡Sursum corda!, porque mi vida está señalada por la Mariano y por vos, Marianita de mi vida. ¡Sursum corda!, porque estos chicos, que acá se ven bien seriecitos, inteligentes, plenos, son unos verdaderos campeones del conocimiento. No sabía que así como hay las conocidas olimpiadas donde los deportistas compiten para llevarse el oro, también existen olimpiadas de Matemáticas. ¡Genial! Pues resulta que Leonardo Emmanuel Velasco Mazariegos ganó la Olimpiada de Matemáticas que realizó la Zona Escolar 006 y, días después, obtuvo el triunfo a nivel regional. De veinticinco reactivos, ¿cuántos pensás que respondió en forma impecable? ¡Veinticinco! Leo presentó un examen perfecto. ¡Ah, qué mente tan brillante! ¡Sursum corda! Admiro los talentos deportivos, porque sé que cada logro es la culminación de muchas horas de esfuerzo, de entrenamiento, de disciplina. En cada triunfo está presente la constancia, la voluntad, la pasión. Pero, de igual manera (o tal vez un poco más, por la inclinación que tengo hacia lo que proviene de la mente) celebro los logros del intelecto. Así pues, celebro mucho los triunfos de los otros dos chicos: el de Regina Ramírez Sesma y el de Luis Enrique León Albores, quienes obtuvieron el segundo lugar y el primer lugar, respectivamente, en el Concurso de Conocimiento Infantil, de sexto grado, donde participaron todas las escuelas de la zona escolar 006. ¡Ah, qué orgullo! ¡Qué chento se siente el Colegio Mariano N. Ruiz por estos logros! En todo éxito de la vida existe una voluntad personal, más apoyos de cercanos, de entrenadores, de amigos y de familiares. En el caso de estos chicos está presente el apoyo de los maestros (en especial del profe Rodolfo Ventura Ramos) de los directivos (de mi querida maestra Kenita, directora del nivel primaria) y, en forma destacada, de los papás. Cuando en casa los papás están pendientes todo es como una burbuja afectuosa. El día que estuve con los chicos en el colegio entendí lo que mi amiga Lupita Albores me envió en mensaje de WhatsApp. Te cuento, estaba en el parque central con otra amiga: Lupita Mijangos, cuando vi a Lupita Albores pasar frente a nosotros, alzó la mano y siguió caminando en forma rápida, hecho la mocha. Adiós, adiós. Pucha, pensé, de mejores calles me han corrido. Pero, al otro día, Lupita me mandó a decir lo siguiente: “Te comparto con gran alegría, que ayer en el parque no pude pararme a saludarte, porque iba a la Matías de Córdova, donde estaba la prueba de la Olimpiada del Conocimiento, de nivel primaria, y mi hijo participó. Ahora es el representante del Colegio”. Ah, mamá gallina, orgullosa de su pollito. ¡Cómo no! Iba carrereando porque iba a felicitar a su hijo, por este logro. ¡Sursum corda! Posdata: es un gran lugar donde los chicos encuentran el camino para potenciar sus capacidades. El Colegio Mariano N. Ruiz ¡es un gran lugar! Cientos y cientos de ex alumnos conservan grata memoria de su paso por esta institución. Cada alumno pepena lo que le servirá para su desarrollo intelectual y moral. Los campeones nos hacen sentir orgullosos del trabajo, pero los que no participan en olimpiadas del conocimiento o del deporte también tienen un sitial de honor en el destino que se forjan, por eso ¡arriba corazones!, y que se permita el latinajo: ¡sursum corda! ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 29 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CEIBA LLAMADA JAIME SABINES

Querida Mariana: el comunicólogo Iván Ibáñez me invitó a celebrar el cumpleaños 97 de Jaime Sabines, con un comentario en su noticiario NOTI-VOS. Te paso copia de lo que dije: “El poeta Jaime Sabines está considerado como uno de los grandes poetas mexicanos del siglo XX. Don Jaime tuvo una cercanía especial con nuestro pueblo: Comitán. Un día compró un terreno rumbo a los Lagos de Montebello, mandó a construir una casa y a ese ranchito lo nombró Yuria. Sabines pasaba temporadas en Yuria y viajaba a Comitán, caminaba sus calles. Sabines fue compadre de Don Gustavo Armendáriz, personaje de grata memoria en el pueblo. Con Don Gustavo vivió y bebió muchas tardes memorables. “Jaime Sabines escribió poemas dedicados a la muerte, a la vida, a lo cotidiano, a Dios, a la luna, al peatón; en sus poemas está la tía Chofi; está su papá, el Mayor Sabines, quien, en un momento, fue el mandamás de la policía en Comitán, en esa época, siendo niño, vivió en nuestro pueblo, acá fumó un cigarro por primera vez, vicio que mantuvo durante muchos años de su vida y que, después de batallas internas, logró dejar. “Digo pues que Sabines escribió poemas acerca de muchos temas. Todo mundo reconoce sus poemas amorosos, ¡ah, cuántas muchachas se han enamorado con su palabra! Don Jaime, en forma amorosa, le dedicó un poema bellísimo a esta tierra. No lo hizo con ningún otro pueblo de Chiapas. El poema comienza así: “¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán?” ¡Es un poema hermoso! Rosario Castellanos nos dijo que el viento es uno de los guardianes de Comitán; Jaime Sabines, en este poema, nos dice que otro guardián del pueblo es ¡el aire! “Oigamos lo que dice el poeta: “¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán? ¿En mayo, en la quietud, en la frescura, en el aire? ¿Cómo amanecer en el aire? ¿Qué es el aire? ¿Qué es el aire de Comitán en la frescura del amanecer en el aire? ...” “Ah, qué sonoridad, qué burbuja tan llena de oxígeno, de verde, de vida. Sabines, hombre sabio, supo que Comitán es aire. Maestro Iván, ¿quién es el santo más consentido de Comitán? ¡San Caralampio! San Caralampio es defensor contra los aires contagiosos. De acuerdo con la tradición Tata Lampo limpia el cielo comiteco y hace un conjuro contra el aire malo; Sabines, con este poema, nos obsequió una bocanada de aire limpio. Con decir que ni Rosario Castellanos fue tan generosa, porque ella nunca dedicó un poema a Comitán, Sabines sí lo hizo. “En 2026 se conmemorará el cumpleaños cien de Jaime. ¿Cómo Comitán le agradecerá este poema tan generoso? En el pueblo no hay una sola muestra de agradecimiento para Jaime, quien nos regaló estos versos maravillosos: “… ¿Qué es el aire? ¿Qué es el aire de Comitán en la frescura del amanecer en el aire? …” “Gracias por la invitación, maestro Iván. Buen día a todos”. Posdata: cuando el sobrino fue gobernador de Chiapas, Jaime Sabines se convirtió en el poeta oficial. ¡Qué pena! Muros de muchas escuelas del estado fueron pintados con versos de Sabines. A la pena de meter a un poeta a fuerza, se agregó la pena que en muchos casos los versos fueron pintados con errores ortográficos, lo que significó una deshonra para el poeta y para el castellano, lengua en la que escribió toda su obra. ¿Mirás lo que dije? Sabines dedicó un poema bellísimo a este pueblo, no lo hizo con otro pueblo de Chiapas. Rosario Castellanos no dedicó poema alguno a la ciudad de su familia, donde vivió su infancia y parte de su adolescencia. Comitán, entonces, se muestra como una ciudad ingrata, porque no existe muestra alguna de agradecimiento a Sabines. No sólo el hijo, también el padre fue generoso con el pueblo. No debemos olvidar que cuando fue la quema de santos, el Mayor Sabines le avisó a su esposa y esto permitió que muchas mujeres salvaran imágenes religiosas que estaban condenadas a la hoguera. No existe registro del nombre de la mamá de Jaime, quien ayudó a salvar imágenes. Vaya acá, en esta carta, mi niña querida, un recordatorio en su nombre: Luz Gutiérrez Moguel. ¡Tzatz Comitán!

martes, 28 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON NIÑERÍAS

Querida Mariana: los artistas seguimos siendo niños. No es posible crear si la persona tiene el traje de los adultos. No me refiero a la vestimenta real, me refiero al traje del espíritu. Tengo amigos que son exitosos en empresas comerciales. Todo el día están pendientes de que nada falte en la atención del público, son expertos en relaciones con los otros, si fueran diplomáticos sin duda serían también exitosos. Nunca falta la sonrisa en sus rostros, la mano extendida, nadie de ellos tiene el semblante que sí tienen los que crean, porque los artistas también sonríen, pero, por cosas que no sé explicar, esa sonrisa se esconde, nunca está en el rostro, porque éste asume un semblante como el que tiene la famosa escultura de Rodin: El pensador, porque eso es lo que hacen casi casi las veinticuatro horas del día: pensar, pensar. Lo mismo hacen los empresarios comerciales: pensar, pensar, pero éstos piensan en cosas materiales, en cómo tener más sucursales; en cambio, el artista, a pesar de que, como cualquier ser humano, necesita el dinero para sobrevivir, en ocasiones, lo he visto, hasta se olvida de comer. Los empresarios nunca se olvidan de comer, porque la comida es también maravillosa oportunidad para seguir haciendo relaciones. Muchos de los negocios importantes se realizan en restaurantes y bares. La convivencia que permite compartir el vino y la sal hace que las extensiones de negocios se extiendan favorablemente para todos. Lo mismo sucede con los amigos que son políticos. Las reuniones, por lo regular, se dan entre pares, un poco como decía Chico Che: los niños con los niños, las niñas con las niñas, los políticos con los empresarios, los empresarios con los empresarios, los políticos con los políticos, los directores de medios de comunicación con políticos, los políticos con periodistas connotados y demás vainas celestiales. ¿Qué sucede con los artistas? Igual, los unos con los unos y los otros con los otros. Los artistas son dados a reunirse en bares, pero como todos están en las mismas condiciones de sobrevivencia del día al día, no hacen negocios. ¿Qué puede negociar alguien que no tiene más que un pan duro con otro que posee lo mismo? Lo que hacen es pintar un cuadro hiperrealista donde aparece el pan duro, o hacen un performance con las migas de ese pan, con las migas que quedaron después que entretuvieron sus estómagos o, quienes son creadores literarios, hacen una oda al pan duro o un cuento donde cuentan las penurias de los que sólo tienen un pan. Todo mundo es igual que todo el mundo, pero los objetivos son distintos. Los artistas, bendito Dios, nacieron con el divino y maldito don de la creación; divino, porque sin arte el mundo sería como un basurero de zombis. El arte dignifica el espíritu del genio humano, pero, como siempre se da en mundos reales, la realidad del artista es de permanente incertidumbre, en cuanto al resultado de su obra. El amigo empresario que vende bultos de cemento sólo debe preocuparse porque su bodega no se inunde, para que el cemento no se solidifique antes de tiempo, pero sabe que los compradores llegarán, pedirán, pagarán y se irán satisfechos. El artista que debe vender un cuadro entra a una dinámica difícil, primero porque no sabe cuál será la reacción del espectador y segundo porque su mente no está entrenada para ser vendedor. Su espíritu está hecho de una luz diferente. ¿Cuándo has visto a niños haciendo negocios? Hay algunos, claro, son los que desde el inicio ya muestran lo que serán de grandes, pero, la mayoría de niños se dedica a jugar, a jugar con tierra, con agua, con piedritas. El juego es su principal motivación, una pelota los hace felices, basta un simple papalote para llenar de gozo su espíritu. Soy un niño. De inmediato reconozco a los viejos que son iguales que yo. Sonríen por dentro, mientras sus miradas están pendientes de hojitas secas, de flores, de mariposas, de cuevitas. Posdata: a los creadores mayores nos cuesta adaptarnos al mundo real, porque éste exige que los viejos jueguen el juego de los adultos serios, los que visten trajes y siempre, siempre, tienen los zapatos bien boleados, casi espejos reflejantes. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 26 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA FUENTE DONDE BROTA LUZ

Querida Mariana: tengo en mis manos un libro. Sabés que este producto cultural es una de las mejores ramas del árbol humano. Celebro los libros. Al tener uno en mis manos es como si tuviera una nube o un pajarito en su nido. Sé que el libro es una despensa que, a la hora de abrirla, expande sus aromas de canela, de ruibarbo o de albahaca. Tengo en mis manos un libro. Un libro con dos esencias que me placen: es una edición cuidada, digna; y es un ave con alas de una joven escritora. ¿Vos conocés a alguien con veinte años de edad que ya presente un libro? ¿No? ¡Yo sí! Tengo el privilegio de conocer a la autora de “Entre luz y letras”, título revelador. Conocí a Luz Belén Pulido Palomino en el Colegio Mariano N. Ruiz. No fue mi alumna, pero, desde lejos o desde cerca, supe que ella es una chica talentosa, disciplinada, con su vocación de vida bien definida; sabe que la vida está llena de atributos diversos. Luz estudia la licenciatura en Derecho, en el Tecnológico de Monterrey; ella comienza a ser una más de las espigas luminosas de un pueblo maravilloso: La Trinitaria, lugar donde nació el 8 de diciembre del año 2002. Celebro los libros limpios; celebro esta edición de la Editorial Surdavoz. En el texto introductorio escrito por el poeta chiapaneco César Trujillo, cuyo título es breve y certero: “Nombrar la luz”, César dice: “…la poeta va bordando, a través de una serie de símbolos, su propia alteridad, su propia identidad, en el que caben el amor a los padres, el amor a la vida, la amistad, el amor en toda su extensión (…) para entender la semilla que la mueve…” ¿Mirás? El texto del poeta César Trujillo advierte con inteligencia el ejercicio literario de la jovencísima Luz Belén: “entender la semilla que la mueve” ¿No es esto lo que buscamos los seres humanos? Cuando alguien comienza a hurgar a temprana edad, logrará, sin duda, el ideal de conocerse a sí mismo. Luz Belén comparte esta búsqueda, estas sendas inciertas. Una serie de aciertos reúne la publicación de la escritora; a los dos mencionados agrego el concepto de la tradición. La Trinitaria es un pueblo de gente culta, la luminosidad que llueve de su cielo baña a muchas personas talentosas. Hoy, a la relación de los más connotados escritores del municipio de La Trinitaria se une el nombre de Luz Belén. Ahí aparece ya en el muro donde están los nombres clásicos de Fedro Guillén, Flavio Guillén, Antelmo Figueroa, Guillermo y Benito Vera; y los de escritores más recientes: Baltasar Ramos y Marvey Altúzar Figueroa. Ahí, ya en el amplio cielo, una luz asoma su carita. Luz Belén es una chica llena de vitalidad. Tengo en mis manos un libro. Con el libro celebro la vida, la celebro al lado de la palabra, en la orilla de un pozo que mana luz, la luz de la palabra. Posdata: cuando un amigo tuyo quiera publicar un libro, decile que no dude, que se acerque a Editorial Surdavoz, sin duda tendrá en sus manos una digna edición. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 25 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, DONDE SE HABLA DE LOS TODÓLOGOS

Querida Mariana: hay una proliferación exagerada de todólogos. Los que creen saberlo todo le hacen mucho daño a la patria. Todo mundo habla de funcionarios improvisados, en gobiernos municipales o estatales de toda la república. Hay personas que son amigas del gobernante en turno y éste los coloca en una posición de privilegio, sin que reúnan el perfil profesional. Esto le hace daño a la patria. Porque lo deseable sería que los más capaces estén en los puestos adecuados. Un ejemplo, aparentemente mínimo, pero de consecuencias deleznables es lo que escribió el otro día mi admirado amigo Álex Domínguez, orador de excelencia. Álex fue secretario particular del poeta Jaime Sabines. ¿Mirás bien lo que digo? ¡Secretario particular del gran Sabines! Álex conoció al poeta en la cercanía, por lo que le tuvo admiración y un gran afecto. Existen miles y miles de lectores que reverencian la poesía de don Jaime, por la dificilísima sencillez que logra y por el maravilloso ritmo que posee. Don Jaime nació en Tuxtla Gutiérrez (a pesar de ello, prefirió tener un ranchito, “Yuria”, rumbo a los Lagos de Montebello y tal vez, digo sólo que tal vez, el poema más bello que escribió como homenaje a una ciudad no fue a su pueblo natal sino a Comitán. Hemos platicado la belleza del poema “Cómo puede decirse un amanecer en Comitán”). Pero, digo, al nacer en Tuxtla, su ciudad le rindió varios homenajes, uno de ellos es el Centro Cultural más importante que lleva su nombre y otro fue una escultura de él en el mirador que, también en su memoria, se llama “Los amorosos”, título de uno de sus poemas más conocidos y alabados. Digo que Álex hizo una petición atenta, respetuosa y razonable, que el ayuntamiento tuxtleco le cambie color de pintura a la estatua. Esto me brincó de inmediato. Ah, sucede que algún todólogo se le ocurrió pintar con un color negro chapopote a la escultura de bronce. ¡Dios mío! De esto sabe bien mi amigo Luis Aguilar, el escultor comiteco (quien hizo un busto de don Jaime y que está expuesto en el vestíbulo del Centro Cultural en Tuxtla). Ya en una ocasión sucedió lo mismo en Comitán. Algún todólogo vio que una escultura en bronce realizada por Luis estaba deteriorada. Ah, se le hizo muy fácil dictar la orden de que “la pintaran”, de que le dieran su “manita de gato”. Qué irreverencia. Pero es muestra de lo que digo: hay todólogos que están en puestos de decisión y deciden según su real saber, que va contra lo que los expertos señalarían. Lo ideal sería que las personas con conocimiento intervengan en ese tipo de cuestiones. Los todólogos (que todo lo saben) toman decisiones absurdas, porque en realidad ¡no saben! Desde su espacio lo ven todo tan sencillo, su soberbia les impide ver que hay conocimientos especializados, pero, como su amigo gobernante los puso en un lugar donde no tienen ni remota idea de cómo debe hacerse el trabajo piensan que todo es semejante; piensan: “si yo, que no tengo la especialidad estoy acá, todo se puede hacer desde acá”. Vi dos fotografías que subió Álex a redes sociales: en una está la escultura recién inaugurada y en otra como está actualmente. Dios mío. En la primera foto la estatua tiene el color del bronce y en la segunda don Jaime está realmente enchapopotado. ¡Qué vergüenza! Sin duda que el funcionario que dio la orden de “pintarla” nunca ha leído la poesía de don Jaime, porque la palabra de Sabines es amorosa y el acto que realizó este tipo fue todo, menos amoroso. El cumpleaños de don Jaime es el 25 de marzo, él nació en Tuxtla ese día en 1926, dentro de tres años el mundo celebrará su centenario. Álex pide, como si fuera trabalenguas infantil, “que lo desenchapopoten, quien lo haga será buen desenchapopotador”. Porque si su estatua sigue con ese horrible color, Chiapas no está honrando a uno de sus máximos poetas; le está dando la razón a quien mandó a “pintar” la escultura de bronce. Álex no lo dijo, pero, ya cercano al centenario de don Jaime, algunas personas solicitan que la estatua no sólo sea dignificada en su material original, sino que también sea cambiada a otro espacio. La idea inicial fue que ese mirador honrara la memoria del poeta, pero muchos ciudadanos aseguran que el espacio ya dejó de ser lo que al principio fue: un lugar sano; ahora, dicen, es un lugar sucio, donde a veces hay delincuentes. Algunas personas piden que la autoridad baje la estatua, que la coloque en un espacio más visible de Tuxtla, en un lugar donde sea apreciada. Hay, lo sabés, querida mía, en muchas ciudades del mundo, estatuas de personajes célebres donde la gente se toma la foto del recuerdo. Y ahora que escribí la palabra recuerdo, recordé que he visto fotografías de amigos que se han tomado la del recuerdo al lado de la estatua de la famosa Mafalda, en la ciudad de Buenos Aires. Igual que don Jaime, Mafalda está sentada en una banquita, lo que permite que los fans se sienten a su lado, la abracen y se tomen la foto. Así está don Jaime en la estatua del mirador, sentado en una banca, con el cuerpo echado para adelante (como debe ser), con las piernas abiertas, los brazos descansando en sus muslos, las manos entrelazadas, viendo hacia el horizonte. La escultura (no sé quién la hizo) es de gran calidad, porque tiene gran parecido con el poeta. Digo esto, porque la amiga de Jaime, nuestra Rosario, no corrió con la misma suerte con la imagen de bulto, hecha con cera (entiendo), que está en el museo que lleva su nombre. La Rosario no se parece, ¡no! Qué pena, bueno, ni siquiera se parece en la imagen que usaron en el cachito de la Lotería Nacional que la honró. ¿Cómo debe cuidarse y protegerse una escultura de bronce? No lo sé. Tampoco lo sabía el tipo que ordenó enchapopotar la escultura de Sabines, y sin embargo él, por el poder que ostentaba (u ostenta, no lo sé) dictó la orden y ofendieron la memoria del gran poeta chiapaneco. Querido y admirado Álex, por favor, anexá en tu solicitud que sea retirada la estatua del Mirador, además de que le quiten esa capa horrible de pintura que vos definiste como “color negro chapopote”. Hay gente inconsciente en todos lados. Álex dice que alguien le quitó los lentes que el escultor le adosó a la estatua de Jaime; y que otra persona se robó el cigarro que Sabines tenía entre manos, porque ya se sabe que el cigarro fue uno de sus grandes vicios, vicio que logró eliminar al final de su existencia. La escultura que está en el parquecito de San José, en Comitán, escultura que hizo Luis Aguilar, también está mutilada, los bolillos del marimbista ya no existen. Hay gente que es del club de los sabelotodo, que joden a la patria, que joden al patrimonio cultural de nuestros pueblos. ¡Ah, cómo lastiman el espíritu del genio creador! También he visto fotografías de amigos que se han sentado al lado de una escultura en bronce de Fernando Pessoa, maravilloso poeta portugués. El poeta está sentado al lado de una mesa y en el otro extremo hay una silla para que el fan se siente y se tome la foto del recuerdo. El escenario es magnífico, porque permite que el lector juegue a que está sentado al lado del poeta y platica con él, a la hora que el poeta tomaba un café. En el caso de Mafalda y Sabines, ellos están sentados en una banca, como si estuvieran en un parque, viendo el atardecer, las palomas, los niños con un globo o comiendo un helado. La petición del maestro Álex Domínguez debe ser suscrita por todos los intelectuales y poetas de Tuxtla, de Chiapas. Así como está la estatua es una ofensa a la memoria. No hacer algo al respecto es permitir que los sabelotodo, los todólogos, sigan haciendo de las suyas, desde los espacios de poder. Ahora sí que como dijera tía Chusy: no abonan ni riegan la planta y ahora quieren quitarla. Posdata: el 25 de marzo de 2023 debemos celebrar con dignidad y alegría el cumpleaños 97 de Jaime Sabines, el gran poeta que regaló un excelso poema a Comitán: “¿Cómo puede decirse un amanecer en Comitán? ¿En mayo, en la quietud, en la frescura, en el aire? ¿Cómo amanecer en el aire? …” ¡Tzatz Comitán!

viernes, 24 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON PERSONAJES EN LUGARES SIMBÓLICOS

Querida Mariana: en días pasados, Raúl Espinosa, el caricaturista, escribió en redes sociales: “terminó la espera”. Se refería a que el mapa turístico, número 16, ya está en distribución. Raúl lo presenta año con año. En este 2023, en portada aparecen dos símbolos del pueblo: el templo de San Sebastián y doña Lolita Albores. La creatividad del artista permite aliar dos elementos que otorgan una mirada diferente. ¿Cuántas veces estuvo doña Lolita en este lugar? No sé. No existe evidencia fotográfica. No obstante, en este año, el caricaturista colocó a doña Lolita al lado del portal, a pocos pasos de la entrada del templo. Las lecturas que pueden hacerse son innumerables, por eso es bueno que Raúl haga este tipo de ejercicio, un ejercicio que permite asociaciones que, sin el estímulo, difícilmente se da. Por ejemplo, al ver a doña Lolita en este lugar, puede uno, de inmediato, pensar que en este espacio, según el mito histórico, estuvo Josefina García, la mujer que (sostiene el mito) le dijo a Fray Matías de Córdova (palabras más, palabras menos): si los hombres dudan, nosotras, las mujeres, lo acompañamos para iniciar el movimiento de independencia. ¡Pucha! Este pasaje de inmediato remite, entonces, a Josefa Ortiz de Domínguez, quien (eso sí está comprobado históricamente) al ver que el movimiento de independencia había sido descubierto avisó a Hidalgo. Ah, mujeres sensacionales, dignas de aparecer al lado de las famosas Adelitas, quienes se aventaron a la revolución, con el riesgo de perder sus vidas. Nuestra Lolita, sin el reconocimiento que tiene Josefina, quien tiene un busto en el parque de La Corregidora (como el nombre lo indica está dedicado a Josefa Ortiz de Domínguez), realizó una labor a favor de la identidad de este pueblo. Por eso, es grato hallar su imagen en la portada del mapa de Raúl. Doña Lolita, con sus crónicas, dejó constancia del hecho histórico que sucedió en este templo, hace ciento dos años. Su crónica, alejada de la academia, lo contó con palabras llanas y sencillas. Doña Lolita, esto lo sabe Raúl, puede aparecer en cualquier espacio de nuestro pueblo. Raúl la colocó acá, porque consideró que era importante que los lectores de su mapa hiciéramos esa asociación mental, porque con sus chistes malcriados, sus divertidísimas anécdotas, sus crónicas modestas y pícaras, ella, muchos años después del acto de Josefina, reafirmó la libertad de Comitán a través de su identidad. Porque ahora sabemos, estamos conscientes, si perdemos los lazos de identidad, nos extraviaremos en totalidad. Somos porque somos diferentes, porque tenemos la capacidad infinita de crear mitos históricos y de abonar a las tradiciones que nos dejaron nuestros mayores. Nos enorgullecemos, por supuesto, por ser cuna de la Independencia de Chiapas y de Centroamérica, ¡pucha, nadita!, pero también nos enorgullecemos por nuestro modo de ser, modo de ser que Lolita Albores pepenó a cabalidad y que se encargó de transmitir a la perfección, con la personalidad característica de los comitecos. No sé qué le sucedió a doña Lolita (Raúl debe saber), pero ella se ayudaba con dos muletas para caminar. He visto personas que también se mueven con muletas, la mayoría (qué muestra de valor) lo hace con gran desenfado. Doña Lolita fue una persona que jamás tuvo impedimento para desplazarse. A cuanto acto social o cultural la invitaban, ella se trepaba a un auto y al llegar caminaba con sus muletas. Decenas de veces la vimos en la Casa Museo o en la Casa de la Cultura o en la casa de los amigos, debajo de un manteado, sentada frente a la mesa con platitos de chicharrón de hebra, butifarra, pico de gallo, tostadas de manteca, frijol molido con chilitos de Simojovel y la botella de comiteco o de ron. Tal vez invento, pero una vez, cuando escuché los primeros bolillazos de los ejecutantes de la marimba, a la hora que los pies de todos se mueven bajo la mesa, me agaché y levanté tantito el mantel (con riesgo de que un marido pensara que miraba las piernas de su mujer) para ver qué pasaba con los pies de doña Lolita y vi, así lo tengo registrado, que también los movía, como todos los demás. Posdata: Raúl pudo colocar la imagen de doña Lolita en cualquier espacio de Comitán, porque ella pepenó todos los espacios con singular alegría, con inigualable mirada. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 23 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON REJAS Y MUROS

Querida Mariana: las rejas y muros limitan. El mundo sería más amable sin muros y sin rejas, pero la actualidad exige esos chunches. Pero, el genio humano hace prodigios. Hace años, en la Ciudad de México, a alguien se le ocurrió que las rejas que están en Chapultepec se llenaran de arte. Así, un día, los peatones de la Avenida Reforma vieron una exposición de fotografías, al aire libre. Las rejas de Chapultepec se convirtieron en un enormísimo panel de museo. Las rejas sirvieron, no para delimitar, sino para extender las miradas. Bueno, pues en Comitán, a Jorge Frankof se le ocurrió hacer algo similar, la pared de Tata Lampo, nombre de su restaurante, se convirtió en un muro del arte. Por iniciativa ciudadana, Comitán celebró en días pasados los 495 años de su fundación, y una de las actividades programadas fue una exposición de fotografías de Jorge: “Compuesto de familias”, con relación al pan compuesto, exquisito antojo comiteco. Y ahí está la exposición que aprecia todo peatón que pasa por ahí. ¿En dónde está Tata Lampo? Pues el nombre ya manda señales. ¡Sí, atinaste! Tata Lampo está contra esquina del parque de La Pila, a pocos metros del templo de San Caralampio. Frankof ha convertido el espacio en un recinto cultural, donde la gente llega a degustar lo que ofrece y admira exposiciones, presentaciones de libros, charlas y demás vainas que ennoblecen el espíritu. A Jorge lo conocí cuando era más joven. Una noche, su mamá, la poeta Clara del Carmen Guillén, quien ahora anda empecinada en rescatar datos de la escritora comiteca Blanca Lydia Trejo, presentó un libro de poemas. Tal vez su primer libro, no lo sé. ¿Era libro de poemas o de cuentos? No recuerdo. El punto, dirían los chavos, es que, en el escenario, la mamá gallina presumió que la portada la había trabajado su hijo Frankof y ahí conocimos a Jorge, inquieto, igual que su madre. Ahora, Jorge, aparte de empresario gastronómico, está convertido en un excelente fotógrafo. Una tarde de éstas pasé al restaurante La Casa de los Cortes, otro espacio maravilloso, con un gusto excelso, y vi una fotografía genial. ¿El autor? Jorge Frankof. Si la Ciudad de México posee sus rejas de Chapultepec para exposiciones, Comitán tiene su pared de Tata Lampo. El genio humano que crea estructuras que delimitan, también juega con ellas y las convierte en paneles donde el espíritu se recrea. La creación es la cuña que sostiene los pilares culturales. El nombre de la exposición fotográfica juega con la cuerda de la tradición comiteca: “Compuesto de familias” alude a ese antojo comiteco cuya raíz se llama tío Jul y que ahora se prepara en muchísimos locales gastronómicos, desde los más modestos, hasta los de postín. Un pan sencillo con nombre fifí ha hecho que en Comitán se dé un Compuesto de familias, que la identidad gire en torno a algo que hace diferencia con el mundo actual: un mundo que parece descompuesto, acá, la tradición continúa, gracias a iniciativas ciudadanas y al talento de sus artistas. Posdata: es una genialidad convertir los muros ciegos en ventanas para las miradas. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 22 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON PREGUNTAS YA ANTIGUAS

Querida Mariana: preguntábamos “hijita de quién sos”, porque sabíamos que en la respuesta hallaríamos el dato que despejaría la duda y que nos haría reconocer el árbol genealógico de la chica. Pero eso era en tiempos donde Comitán era un pueblo pequeño, donde la mayoría de familias eran conocidas y reconocidas. Hoy, en caso de que alguien haga la pregunta, difícilmente la respuesta da indicios familiares. Comitán ha crecido mucho. Decenas y decenas de personas han llegado a vivir al pueblo provenientes de muchos lugares del país o de otros países (pocos, pero los hay. En San Cristóbal de Las Casas sí hay muchos residentes provenientes de diversos países, lo que ha creado una sociedad pluricultural). La respuesta necesita de un aporte de más datos. Imaginá que estamos frente a una chica y le hacemos la clásica pregunta y ella responde el nombre de su padre que suena como Renaud y el nombre de su madre que suena como Colette, y antes de que pensemos “ah, qué nombres tan mamilas”, los apellidos nos confirman que la chica es hija de padres franceses. Ahí la puerca torció el rabo, porque ya se vuelve una labor digna de un investigador, donde nos enteramos que ella nació en una ciudad cercana a París y tienen un año viviendo en Comitán y por ahí la historia maravillosa. Pero las historias no sólo se dan en caso de personas extranjeras, ¡no! Ahora, en el pueblo hallamos personas que radicaban en otros estados de la república y decidieron radicar acá. Ya se hacía raro que los comitecos hubiéramos aportado tantos nuevos conciudadanos; es decir, hay fama que los comitecos son arrechos y practican con entusiasmo el cotzito sabroso, pero los índices de natalidad tampoco son como lo eran en los años cincuenta, cuando parecía que sí estábamos dispuestos a hacer que Comitán dejara de ser el pueblito que era. El aumento poblacional se debe a los propios comitecos, pero ayudados por la gran cantidad de personas que han venido de otros lugares. Preguntábamos “hijita de quién sos” y de inmediato sabíamos quiénes eran los padres y los abuelos; asimismo identificábamos el rumbo donde vivía y oficios de los ancestros. Esto permitía que la chica entrara a una categoría social indiscutible; podía ser hija de hacendados, o hija de un talabartero, o de un comerciante, o de un chofer de taxi. Porque, en esos años, querida mía, los taxis también eran contados y todo mundo conocía los nombres de los choferes (no sólo los nombres sino también los apodos). Ya te conté que uno de los sitios de taxis estaba instalado frente al edificio donde ahora está el Teatro de la Ciudad y en esa pared había un teléfono que atendían los taxistas. Una de las bromas frecuentes era la llamada de un simpático comiteco, que al escuchar la voz del chofer preguntaba, en clásico comiteco: “¿dóndiablo?”, a veces la respuesta era una sonora mentada de madre, porque el que contestaba era el taxista que tenía el apodo de “diablo”. La carcajada del molestoso enervaba más al taxista. En el Museo Rosario Castellanos existe una imagen que da cuenta del árbol genealógico de la escritora. Los mayores identifican los nombres de sus padres y de abuelos, porque todos eran comitecos. En la parte superior de la imagen está plasmada la pregunta: “Hijito de quién sos” (los expertos, más las feministas, reclamaban que la pregunta debió decir: “hijita de quién sos”, No sé si ya corrigieron, ojalá que sí lo hayan hecho). En tu caso, si alguien te hace la pregunta, habrá gente que sí reconocerá tu árbol genealógico, pero algunos dudarán, porque tu mamá nació en Guadalajara y tu papá en Monterrey. Vos, casi como yo, sos comiteca de primera generación. Pero, vos y yo, gracias a Dios, amamos este pueblo, a veces mucho más que los comitecos de cuarta generación cuyos árboles genealógicos tienen una gran tradición en el pueblo. ¡Tzatz Comitán!

martes, 21 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DE CIRITO

Querida Mariana: acá está Cirito. En las funciones de lucha libre o de boxeo, de esto sabe mucho mi querido maestro Temo Alcázar, el maestro de ceremonias anuncia, con voz de locutor de la XEW: “En esta esquina…” Bueno, acá digo: “En esta esquina: ¡Cirito!, el maravilloso sacristán del templo de San Sebastián”. Un día, Cirito falleció y para perpetuar su memoria, en la tienda que atendía su esposa, colocaron un cartel con su fotografía. Ahora, en una esquina de su tienda, sigue presente el gran luchador de la vida: Cirito. La mayoría de fieles católicos que acude al templo de San Sebastián tiene un grato recuerdo de Cirito, quien, desde temprano salía de su casa, caminaba unos cincuenta pasos y entraba a la sacristía para preparar la vestimenta del sacerdote, luego pasaba al altar y prendía los cirios. Los que conocen los misterios de la vida anuncian que los nombres de las personas tienen relación directa con el destino. No lo sé, lo que sé es la semejanza eufónica que existe entre la palabra que designa al cirio y la que designa a Ciro. Por ahí, en la Biblia aparece otra palabra pariente cercana de las mencionadas: Cirineo. De acuerdo con los diccionarios, la palabra cirineo se aplica ahora a la persona que ayuda, que sirve. Mirá qué coincidencia. Cirito fue un excelso cirineo en el templo de San Sebas, de la mañana a la noche. ¿Cuándo conocí a Cirito? Cuando estudié la secundaria en el Colegio Mariano N. Ruiz. Una mañana me encontré en medio de los compañeros haciendo fila para comprar unas gorditas que vendían las monjas del Niñito Fundador, en un local que tenían en el portal que va al salón anexo al histórico templo. Cirito ayudaba a vender las gordas. Si ahora le preguntás a alguna persona de esos años se acordará de esas gorditas, que estaban rellenas de carne con papa, y te dirá que eran “las gordas de Cirito”. ¡Mirá! Nadie dice las gordas de las madres, porque sonaría un poco agresivo y cercano a la realidad, porque había dos o tres religiosas pasaditas de peso. El trabajo de Cirito fue el de ser cirineo en el templo de San Sebastián, pero atendió el negocio de gordas de las madres y, en su local, vendió taquitos dorados que, de igual forma, fueron conocidos como los tacos de Cirito. Parece pues que el nombre de Cirito está colocado en el mismo muro de honor donde aparece el nombre del tío Jul, quien es de los pocos tesoros de la gastronomía comiteca que tiene platillos con su nombre: huesos de tío Jul y tacos estilo tío Jul. Cirito sigue siendo recordado por los de mi generación también por vender las gordas, las gordas de Cirito, aunque no haya sido él quien las preparaba. Quien entre ahora a la tienda de Cirito lo hallará en una esquina del local. Él ve directamente a la puerta del negocio, está sentado en una silla de madera con respaldo, sus manos están en reposo; las manos que siempre estuvieron activas, prendiendo velas y veladoras, sirviendo tacos y gordas, vistiendo al sacerdote, colocando los discos con música clásica con los que el padre Carlos ambientaba el templo antes de iniciar el ritual litúrgico. Entré a su tienda y me dio gusto hallar la fotografía donde está Cirito. Ahí hay un recuerdo permanente. La fotografía que tomé lo presenta rodeados de exhibidores, estantes y refrigeradores, además de un calendario donde aparecen dos vacunos blancos. Los signos de estos tiempos están presentes en esta fotografía, donde los anuncios de Marinela y de Coca Cola están presentes y lo acompañan. Posdata: en la esquina de una pequeña tienda del barrio de San Sebastián, lugar donde inició la Independencia de Comitán, de Chiapas y de Centroamérica, está Cirito, ve a todos los que entran y piden un refresco, un vaso de unicel, una veladora, un pingüino. Si apareciera un despistado compañero mío y preguntara si venden gorditas, la respuesta inmediata sería ¡no! Ya no venden las gorditas que preparaban las monjas que son reconocidas como “las gordas de Cirito”. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 20 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON ESTILOS

Querida Mariana: somos una sociedad dependiente, en mayor o menor grado. Tengo amigas que son “totalmente Palacio”, mi amigo Julio es totalmente Palacios. Rosario fue totalmente “Castellanos”. Otros son totalmente “Liverpool” y hay muchos que son totalmente “Tío Jul” o totalmente “San Marcos”. Yo, debo confesarlo, durante un tiempo fui totalmente “Sabritas”. Ayer pasé por la comunidad de San José Obrero, maravilloso pueblo donde siguen elaborando ollas de barro y encontré este letrero metálico, ya viejo, deslavado. Llamó mi atención, porque el tiempo hizo que se vea como un negativo de fotografía. Imagino que recién colocado sobre la pared tenía los colores tradicionales de Sabritas. Parece que ya te conté en una ocasión que cuando era estudiante de primaria de la Matías de Córdova, a la hora del recreo hacía fila frente al mostrador de la tiendita escolar y cuando me tocaba mi turno sacaba la moneda que me había dado mi mamá y pedía una coca pequeña, con envase de cristal, y cinco galletas Ritz, esas que son redonditas, con puntitos en el centro y dentadas en los bordes y que tienen granitos de sal en la superficie. Descubrí que para mi gusto ese era el maridaje perfecto. Buscaba un lugar para sentarme, donde viera el juego de básquetbol que se desarrollaba en la cancha (en ese tiempo los patios no tenían domos) y al dar una mordida a una galleta tomaba un sorbo del refresco. Llegué a dominar la técnica de tal modo que el refresco me alcanzaba para acompañar las cinco galletas, cuando daba la última mordida a la galleta tomaba el último sorbo de la coca. No fui totalmente Coca Cola, porque, a pesar de que mi papá era el distribuidor autorizado para vender la Coca Cola en Comitán y lugares aledaños; en las tardes, cuando iba al cine Montebello, a ver películas norteamericanas, el maridaje se modificaba, el encuache perfecto para los cacahuates japoneses era un vaso de Pepsi Cola. Una vez, en un tendejón compré unos cacahuates japoneses y fui a comerlos a la casa, tomé una Coca Cola de la bodega e hice la prueba. ¡No, no! Mi paladar ya se había acostumbrado al cacahuate japonés con Pepsi. Y esto fue así, porque la empresa de la Pepsi Cola había hecho trato de exclusividad con los cines comitecos, el Comitán y el Montebello. Pero, cuando fui a estudiar a la Ciudad de México, primero en la UAM, luego en la UNAM (durante cuatro años) y al final en la UVM, fui totalmente Sabritas, porque un mediodía, en el cuarto de Alonso (que era de Chicomuselo y estudiaba ingeniería civil), en la casa de doña Rome, descubrí que el maridaje perfecto era una bolsa de Sabritas clásicas con un vaso de caguama Superior. Y, no sé por qué, la cerveza tenía que ser caguama. Una vez probé una Superior, en botella de medio litro, más o menos, y el sabor se modificó. El encuache ideal era un vaso de caguama y Sabritas clásicas. Fui totalmente Sabritas. Y ahora que me topé con el anuncio deslavado y vi la famosa carita redonda sonriente y leí el lema de que Sabritas “me quiere ver sonreír” supe que yo era un caguasabritodependiente. ¿Sonreía? Sí, la pasaba bien con los amigos que improvisaban una mesa con una caja de cartón para tomar las caguamas que eran subidas desde la calle a través de una soga y una maleta deportiva, porque doña Rome había prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en los cuartos. Uno del grupo salía con la maleta deportiva, con dos botellas vacías caguameras, y una vez llenas, heladas, alguien del grupo lanzaba la cuerda, el otro la amarraba a las asas de la maleta y en un apurado movimiento el contenido pasaba de la calle a la recámara, y de la bolsa a la improvisada mesa, y de ahí a nuestras gargantas y estómagos. Y el complemento ideal eran las Sabritas clásicas. Tiempo después la empresa inventó el lema: “A que no puedes comer sólo una…” No, no podíamos. Era una papita y un sorbo de cerveza; y era una y otra bolsa y una y otra caguama. Posdata: hoy, ni Sabritas ni caguamas. No. Hoy mis maridajes, mis encuaches, son otros. En lugar de Sabritas como una tostada de maíz con soya guisada con salsa de semilla de calabaza (pipián, hacé de cuenta) que me prepara mi mamá. Esto lo acompaño con agua de limón, ligeramente caliente, sin azúcar. Ah, es una delicia. Por fortuna sigo poniendo en mi espíritu el lema antiguo de Sabritas: sonrío. Sonrío, porque ya me di cuenta que esta empresa de papas usa un lema engañoso. Qué bueno que ya dejé la dependencia hacia ese producto nocivo. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 19 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON ESPÍRITU DE CERA

Querida Mariana: Lizbeth es juguetona, me encanta. Cuando era niña preguntaba, con el mismo tono del personaje de Derbez: ¿La cera, es el novio del cero? Y se botaba de la risa y yo con ella. Siempre ha jugado con las palabras. Ya de joven fue bien alburera. Cuando jugaba conmigo me fascinaba, pero ella lo hacía como si se columpiara o saltara la cuerda. ¿Yo? Ya me conocés, terminaba con un calorcito rico, pero peligroso. Ella se botaba de la risa cuando me veía todo colorado, yo me sentía apenado. Ahora ella vive en Estados Unidos, pero sigue siendo juguetona, tal vez, no lo sé, ahora también juega con palabras en inglés, con tilde, porque en una ocasión leyó, en una academia comiteca: “Se dan clases de ingles” y ella dijo que no se inscribiría, porque las ingles son las vecinas púdicas de las pubis, las que no se sueltan el pelo, y ahí ella soltaba la carcajada. El otro día caminé por el parque de La Pila y mirá lo que encontré, un negocio que se llama San Caralampio, que ofrece velas y veladoras. Como estaba cerrado el local, porque era la hora de la comida, imaginé el interior con un mostrador de madera y una lluvia de candelas en todo el espacio, con velas delgadas y unas más gordas, de diversos colores, rojas, amarillas, blancas y también verdes; y un estante con veladoras, también coloridas. No sé a vos, pero a mí siempre me ha encantado el aroma de la cera, de las velas y veladoras. Al entrar a un templo, casi en automático, aunque no haya veladoras prendidas, llega a mi espíritu el aroma de las velas que, cuando fui niño, siempre aparecían en el templo de Santo Domingo o en oratorio de la casa. Aparte de las luces de bengala, que eran mi delirio, lo que me encantaba en época de navidad era el instante cuando mi mamá me daba una velita, de color rojo, que tenía un relieve como de tornillo. Esa velita la prendía, junto con la recomendación: “no te vayás a quemar”. El pabilo (¿así se llama el hilito que sostiene la flama?) tomaba vida y daba luz. La unión de la cera con el fuego es una de las cosas más sorprendentes. Si en gastronomía hay lo que se llama maridaje, entre un vino y un determinado guiso, entre la cera y el fuego hay un encuache divino, que bien puede llamarse ceragaje. Me fascinaba jugar con las velitas rojas. La cera se derretía y formaba círculos en el piso. Eran unas escamitas que luego, al término del rezo, las levantaba con cuidado para que no se rompieran. Luego las colocaba en una tablita sobre la cama y hacía figuras con esas laminitas. Luis Aguilar, el escultor comiteco, dice que hay un proceso artístico que se llama “a la cera perdida”. ¿Mirás? En mi infancia hice el proceso contrario: “a la cera hallada”. A veces, cuando nada tenía por hacer, me robaba una o dos de esas velitas navideñas, las depositaba en un traste de peltre, que ponía en una de las hornillas del fogón. Como el fuego es aliado de la cera, de inmediato, la cera se derretía. Me encantaba el cambio que se daba de sólido a líquido. Tal vez nunca tuve una clase de física tan llena de vida. Mi mamá vendía moldes de yeso para hacer figuras de frutas. Pregunté si podía hacer una manzana con cera, mi mamá me dijo que sí, pero que llevaría mucha cera. A partir de ese instante me convertí en un coleccionista de velas, pedí a mis primas que me regalaran velas. Ellas, generosas, iban a sus casas y robaban las velas, Martitha, que era sobrina de alguien que daba clases de doctrina en algún templo católico, llegó una tarde a la casa y me dijo que fuéramos a mi recámara. Yo me entusiasmé y mi entusiasmo acrecentó cuando colocó sobre mi cama la maleta que llevaba en las manos. ¡No!, grité maravillado, ella me dijo que callara y sacó un cirio gordísimo, con grecas rojas. Nunca vayás a decir que yo te lo di. Saqué el cirio y lo puse en el baúl donde estaban las demás velas. ¡Sí, con eso alcanzaba para hacer lo que deseaba! Con mucho sigilo formé en líquido el cirio sólido y, con una aceitera, llené el molde de manzana, previamente engrasado. Lo dejé todo un día, a la mañana siguiente, con mucho cuidado, abrí el molde y, ¡albricias!, apareció la manzana de cera, perfecta, única, maravillosa. Tenía un color prodigioso. Posdata: la reja de papel de china siempre se pegó con cera cantul, que, Mario me explicó, era una cera proveniente de los panales. Nunca supe si eso era cierto, pero servía a la perfección, porque se pegaba al marco de madera y permitía que el papel de china quedara detenido sobre la puerta. La cera siempre me ha seducido. Una tarde de éstas iré al parque de La Pila y entraré al templo y luego al local San Caralampio. Sé que en ambos sitios me abrazará el aroma de cera. Y pensaré si la cera es la esposa del cero, como dice Lizbeth. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 18 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO LEJANÍSIMO

Querida Mariana: tengo amigos que recuerdan actos que vivieron cuando tenían dos años. ¿Yo? Imposible. ¿Vos? ¿Cuál es el recuerdo más lejano que tenés? A veces hago el intento de recordar alguna plática con mi papá. Me cuesta mucho. Logro pepenar algunos instantes sublimes, pero no recuerdo un comentario en particular. Mi memoria es muy pishcul, muy de pichancha. Debo decir que esta memoria endeble que poseo no sólo me provoca molestia por no recordar momentos sublimes, porque también resulta una muy buena aliada con lo que es mi trabajo. A ver, te cuento, cuando asomó la pandemia hice lo que la autoridad sanitaria recomendó: me quedé en casa. Ya te conté que el tiempo nunca me alcanzó para hacer todo lo que debía hacer. Digo esto, porque tengo amigos que se aburrieron soberanamente, no hallaban qué hacer, por eso se daban escapaditas a sus ranchos para divertirse. Yo me puse a escribir, a dibujar, a pintar y a leer, pero como no me estaba permitido salir y había que estimar la paga, comencé el galano arte de la relectura y, como mi memoria es una alcancía con la panza quebrada, lo que para otros es relectura para mí fue lectura, fue como si tomara el libro por primera vez. Ah, qué divertido es el arte de la relectura donde todo es novedoso. Pero, por eso, lamento que mi papá ya no esté físicamente conmigo, porque no alcancé a registrar sus palabras. Una mañana estuve con mi respetado licenciado Jorge De La Vega en su casa para entrevistarlo. Él fue muy amable, pero de entrada me dijo que no podía grabar lo que platicáramos, pero sí podía tomar nota. Ni tardo ni perezoso tomé una libreta pequeña que siempre llevo en el pantalón y mientras él platicaba yo transcribí casi el noventa por ciento de lo que contó. Me basta acudir a esa libreta para tener las palabras del licenciado Jorge. Cómo lamento no haber hecho un ejercicio similar con mi papá. Por eso celebro que vos registrás en video algunas pláticas con tu mamá y con tu papá. Vos que sos amante del cine te enteraste que un cineasta fue nominado para el Óscar 2023 con un documental corto donde presenta lo que su hija respondió a interrogantes que él le hizo a través de muchos años, el papá sentó a su pichita frente a la cámara y le hizo preguntas; al año siguiente se repitió la escena y así durante varios años. Las preguntas siempre fueron las mismas. Ahora, después de mucho tiempo presentó al mundo un testimonio maravilloso que sirve para que los espectadores sepamos cómo cambia la perspectiva de una niña conforme crece; pero, además, está el testimonio familiar. La niña puede recoger parte de su pasado y los padres tienen las palabras precisas. El cineasta grabó a su hija durante dieciséis años, en el día de su cumpleaños. ¿Sabés qué edad tenía la niña cuando se sentó frente a la cámara por primera vez? ¡Dos años! ¡Pucha máquina! Ahora todo mundo puede verla a esa edad, pero, sobre todo, los papás tienen el registro preciso y lo mismo sucede con ella. ¡No ganó el Óscar! ¡Qué lástima! A mí me habría encantado saber que sí se lo habían otorgado, porque habla de algo esencial en el cine: contar una historia que es testimonio de vida. Con una cámara sencilla y sin mayores recursos escénicos el papá grabó para siempre el pensamiento de la hija, algo que, sin duda, se convierte en síntesis del pensamiento de una niña norteamericana de la primera década del siglo XXI. No tengo registro alguno de lo que mi papá dijo. Apenas tengo algo como una serie de refranes que él mencionaba a cada rato. Claro, has de entender que esto para mí es como oro molido, porque de alguna manera se convierte en un ideario, en una forma de ser. Mi papá pepenó estos refranes en algún momento y me los repetía, como si me los quisiera dar en herencia. Pero, como siempre, miento. También tengo algunas ideas que sí quedaron en mi espíritu. Me encanta que vos hacés un ejercicio similar al cineasta norteamericano. Hoy, la tecnología nos permite conservar momentos sublimes, no sólo las imágenes, sino también las voces. Ah, sería maravilloso haber sentado a doña Lolita Albores frente a una cámara para que nos contara todas las anécdotas que sabía. ¿Por qué pensás que sus discos son tan exitosos? Porque ahí está su voz, la maravillosa capacidad oral que poseía. El chiste del chiste es la forma en que se cuenta, doña Lolita contaba las anécdotas con una gracia sin par. Nos quedaron muy pocos testimonios. Digo pues que ahora recuerdo dos cosas que mi papá me decía: la primera es una genialidad, la segunda también. A veces salía de casa al lado de mi papá, caminábamos y, casi siempre, nos topábamos con alguien que escupía al suelo (en ocasiones, qué cochinada, el tipo preparaba el gargajo y lo soltaba). Mi papá me recomendaba: “Nunca hagás eso. La sangre se vuelve agua cuando uno escupe”. No escupo. No quiero que mi sangre se vuelva agua. Me cuesta trabajo, mucho trabajo, cuando el dentista me hace algún arreglo y me indica: “Escupa”. Quisiera decirle: no, doctor, ¿no sabe que la sangre se vuelve agua? Lo otro también es una genialidad. A veces sonaba el despertador y no me levantaba. Mi papá se daba cuenta que seguía botado, entraba, me movía y al despertar me recordaba que un diablito siempre estaba debajo de la cama con un anafre, para que esté calientita, y la persona no trabaje, se convierta en un flojo, en un sobrino predilecto de Luzbel, candidato perfecto para el infierno. Ni escupo ni me levanto tarde, vos sabés que me acuesto a las ocho de la noche y me levanto, gracias a Dios, a las cuatro de la mañana, y a esa hora me activo, oro, leo, escribo, hago taichí de viejito, me baño y me preparo para las actividades laborales del día. Esas dos joyitas las mantengo como una verdadera herencia. Los dos, digo yo, son mitos, el primero no tiene sustento científico, y el segundo alude a una ficción simpática, pero terrible, como de cuento terrorífico. Pero digo que conservo algunos refranes que él siempre repetía y que son también parte de su personalidad. Te cuento y luego vos me dirás qué refranes usa tu papá, son parte del carácter, porque ya sabés que para un refrán siempre existe la contraparte; es decir, la personalidad contraria. Por ejemplo, cuando alguien dice: “Al que madruga Dios lo ayuda”, no falta el compa que completa: “No por mucho madrugar amanece más temprano”. El primero lo dice un optimista, el segundo lo dice un huevón. Mi papá siempre dijo: “Ande yo caliente, ríase la gente”. Eso era parte de su ideario, es una genialidad. Conozco a personas que siempre están pendientes de lo que ahora se llama “outfit”; es decir, visten con prendas que combinen. Mi papá era de las personas que sostienen que cuando hace frío lo importante es cubrirse, sin importar la estética del vestido. Otro dicho de mi papá lo tomó del disco de doña Lolita Albores: “Puro fracaso ‘tamos mirando”. Lo decía botándose de la risa y lo aplicaba cada vez que yo intentaba un negocio y después de cierto tiempo lo cerraba porque no había tenido el éxito esperado. Un ejemplo fue cuando abrí una galería de arte. Dios mío. Pensé que estaba en Milán o en París. La realidad me puso frente al espejo maravilloso: No, niño, vivís en Comitán. Otro dicho genial era el de: “No jodáis a los hijos de Judea”. Lo aplicaba siempre que aparecía un molestoso. El dicho es fantástico porque es un maravilloso juego donde la palabra joder se relaciona con el maravilloso pueblo israelí. Esto no se aplica en ningún otro idioma, sólo en castellano. Los hijos de Judea formaron una de las doce tribus de Israel y son los ancestros del gran Jesús. Así que Jesús es hijo de Judea, ah, cómo lo jodieron los romanos. Así que cuando mi papá lo decía estaba diciendo que no fueran como Poncio Pilato, que se fueran a lavar las manos a otra parte. Un dicho más fue el de “Más se perdió en la guerra” y el que también fue parte de su ideario: “Jodido por mil, jodido por mil quinientos”; es decir, echale el resto. Cuando aparecía el fracaso me decía que más se había perdido en la guerra, y los países habían renacido en la posguerra y estaba el ejemplo de Japón; era un poco como decir: nunca te des por vencido. Posdata: tengo más dichos, gracias a Dios. Esto sí lo tengo bien aprehendido, cuando escucho que alguien dice uno de esos dichos o refranes hago una pausa, porque sé que ahí está también el espíritu de mi papá. ¿Qué dichos dice el tuyo? Esos dichos dicen cómo es él. Nunca lo olvidés. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 17 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON RECUENTO

Querida Mariana: hubo un tiempo que tuvimos un registro más o menos preciso de los templos en Comitán. En los años sesenta, las personas hablaban de los templos existentes, y los de mi generación crecimos con esos nombres. Son los que ahora seguimos mencionando: templo de Santo Domingo, templo de San Sebastián y los demás que sabés. En ese tiempo la mayoría de la población creyente era católica. Pero un día, casi casi sin aviso comenzaron a llegar otras religiones y comenzaron a construir sus templos. Dios mío, hoy sólo la autoridad (quiero pensar) tiene el registro exacto de la cantidad de templos que existen. Uno, lego, camina por las calles y se topa con muchos templos. Cerca de la casa de doña Lolita Albores hay un templo presbiteriano (parece que se llama Jesús, la luz del mundo), a la vuelta (donde antes estuvo el Club de Leones, donde, junto con toda la plebe de mi generación, bebimos, bailamos y tuvimos grandes experiencias) existe un templo cristiano “Cielos Abiertos”. Hablo de una manzana del pueblo. En las demás colonias existen muchísimos más, de diversas religiones, aparte de las mencionadas: cristiana, católica, presbiteriana, también encontramos adventista, bautista, pentecostés; hay mormones, testigos de Jehová y más. Cada una de estas agrupaciones tienen templos diseminados en diversas partes. A veces, no sé si te ha pasado, camino por una calle y escucho música, cánticos y advierto que ahí hay un salón donde están congregados muchos fieles, escucho alabados, aplausos y sermones. Los fieles se han reunido en torno a una creencia. Hacen algo similar a lo que hacíamos los católicos en los años sesenta y que es casi lo mismo que siguen haciendo en los grandes templos del pueblo. Y si digo que ahora es difícil hacer un recuento de todos los templos habidos y por haber en Comitán, es imposible, materialmente imposible, hacer un recuento de las capillas. Hay capillas públicas, pero hay decenas, centenas, de capillas privadas. En las fincas antiguas había capillas donde los dueños tenían a su santo o virgen de preferencia. Cuando era el día de la imagen hacían un festejo y permitían que los peones y sus familias entraran a rezar, a hacer peticiones o agradecer alguna bendición. Vos y yo conocemos algunas haciendas en el municipio de La Trinitaria donde existen esas capillas maravillosas. En el tiempo A. P., en varias ocasiones llevé a mi mamá por el rumbo de Chichimá a un ranchito de amigos, donde tienen una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe. El día 12 de diciembre invitan a los amigos y parientes para celebrar a la virgen, después del acto religioso va la tamaliza acompañada con marimba. Mirás cómo fue el recorrido, de más a menos, porque ahora recuerdo que Roberto, hace días, en su restaurante me dijo que en su casa tiene un oratorio. Mirá, siempre he pensado que los oratorios son espacios en peligro de extinción, pero ¡no! Hay gente que sigue teniendo lugares especiales para colocar las imágenes y para orar. Te he contado que a mí me encantan esos espacios, desde la más soberbia catedral hasta el más modesto oratorio. Me fascina entrar a templos, sobre todo cuando no hay acto religioso, me seduce el silencio que se da en el interior de un templo. En muchas ocasiones, de niño, entré al oratorio de mi casa, para esconderme o para apreciar esa burbuja íntima que no se da en ningún otro espacio. La penumbra del oratorio, con la veladora prendida, siempre ha creado una atmósfera que me ha parecido cercana a la sonrisa de Dios. Los templos vacíos crean burbujas protectoras que tienen mucho que ver con la paz y la armonía. Al salir del silencio de un templo se nota con mayor intensidad el ruido del día a día del mundo. Lo mismo me pasaba cuando, después de estar metido en el cine Comitán durante las tres horas y media de la matiné, salía a la luz de las dos de la tarde, la luz era más intensa, lastimaba mis ojos. El sonido de afuera del templo también quiebra la perfección del silencio. Posdata: un día llegaron otras religiones y el pueblo las adoptó, muchos católicos, inconformes con lo que su religión madre les ofrecía, cambiaron y ahora están felices con lo elegido. Como dice el tío Armando: “los que no quieren ir al infierno, deben vivir en el cielo, el que sea”. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 16 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON RETAZOS DE VIDA

Querida Mariana: mirá esta foto, mirala bien. Al fondo el templo de San José y en primer plano la escultura que está en el parquecito, con el grupo de ejecutantes de instrumentos musicales. Hagamos de cuenta que no tenés bien registrada la escultura, te pregunto: ¿es hombre o mujer quien toca el violín? Sí, ya si lo ves bien pues decís que es hombre, pero en un vistazo a vuelo de pájaro, la indumentaria le cambió el sexo, porque la carita parecería la de una mujer, con los ojos semicerrados, inspirada en la ejecución del instrumento. Alguien, no sé quién, puso estas telas sobre la escultura y le cambió, por un instante, el sentido original de la obra de arte. ¿Para qué colocó esas telas ahí? Tampoco lo sé, pero tal vez las puso a orear, a que les diera el sol. Tampoco sé si colocó a propósito la tela superior para cubrir la cabeza del ejecutante, para que no le pegara de más el sol, para que la intimidad del trapo le permitiera seguir tocando sin preocuparse de los rayos. La colcha sobre el brazo ¿sirvió para que, como usan trapos los taxistas, no le diera de más el sol? Los otros chunches que están en la base de la escultura nos dan una cierta pista: el propietario de las telas usó la escultura como el tío Armando usa la bicicleta fija de la casa: para colgar ropa. Pucha, esto sorprenderá a más de uno y no faltará quién se rasgue las vestiduras diciendo que eso es un sacrilegio, ¡cómo se atreven a profanar el arte! ¡Ay, señor, lo que sucede es que son signos de los tiempos! Bueno, vos sabés que todo espacio público está sujeto a diversas miradas, a diversos actos. En los últimos tiempos medio mundo se queja de que algunos espacios públicos son manchados por las chicas que protestan contra los feminicidios. El otro medio mundo justifica las protestas. ¿Qué vale más, dicen, la vida humana o un amontonamiento de ladrillos o una argamasa de bronce? Acá, por fortuna, el acto fue casi caritativo, cubrir al violinista para que el sol no le afecte. Ahora casi casi veo cómo caen las gotas de sudor de los dos marimbistas; en cambio, el violinista goza de una capita sobre su cabeza y en el brazo que le da con todo al arco del violín. Peores cosas se han visto en el mundo (¡y se verán!). A mí me encantan los niños que se trepan a las esculturas en Comitán y juegan con ellas. No en todo mundo se dan estos lujos. A mí (no lo vayás a decir con tus amigos) me da gusto cuando miro una paloma posada sobre la cabeza de un busto de esos personajes relevantes y, sin mucha publicidad, levanta la colita y suelta una cagada blanca. Ah, eso también es signo de los tiempos, que conlleva un sinnúmero de simbolismos. Acá la persona tuvo necesidad de orear sus colchas y no dudó, cubrió la cabeza y el brazo del violinista. ¿Mirás el simbolismo? Fue un acto instantáneo, pero lleno de magia. ¿Recordás que en la maravillosa película “Los caifanes”, uno de los integrantes del grupo desmadroso se trepa en la fuente de la Diana Cazadora y le cubre las chichis con un brasier y, así como está nuestro violinista, le pone un trapo en la cabeza? La imagen del cine es inolvidable, es una escena genial. De igual forma, la lectura permite una serie de asociaciones simbólicas. Lo del cine está pensado, lo que hizo la persona en la escultura comiteca fue fruto del azar, pero fue un instante maravilloso, porque la historia del mundo se da a través de coincidencias, a veces afortunadas, a veces desastrosas. Hace muchos años en este espacio no existía el parque público, esta esquina era parte de una residencia particular; luego construyeron el parquecito y todo mundo pudo caminar libremente por ahí; tiempo después, nuestro escultor Luis Aguilar modificó el espacio colocando esta escultura en bronce; luego llegó una paloma y cagó la cabeza de la pianista; ahora, alguien le colgó telas al violinista. Los espacios públicos permiten el diálogo, la intervención. Posdata: la historia demuestra cómo el mundo se mueve, lo que en un tiempo fue intocable, se convierte en algo más cercano. Hay una apropiación real. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 15 de marzo de 2023

EN COLOR SEPIA

A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como álbumes fotográficos, y mujeres que son árboles sin hojas, sin ramas y sin raíces. La mujer álbum fotográfico tiene todos los tonos habidos y por haber, va del blanco y negro, pasando por el sepia, hasta llegar al color infinito. Es una mujer llena de nostalgia, porque siempre, siempre, está ligada con el pasado, bien remoto o reciente; es una mujer que jamás guarda el presente en su espíritu, ni mucho menos aspira a tocar el futuro. Quien sí toca el presente es su amado, porque a la hora que la abre, como se abren las papayas en tierra caliente, él admira el pasado, pero lo hace desde el presente más fastuoso, porque quien tiene conciencia del presente es un hombre afortunado; por eso, la mujer álbum fotográfico, igual que cualquier libro, toma vida cuando el amado la toma y la abre y la huele y la besa con la mirada. Cada uno de sus amantes la ve de forma diferente. Ella es sublime, infinita, eterna, pero los amados van en todos los tonos habidos y por haber; hay amantes grises que no tienen la capacidad de pepenar los amaneceres que ella despliega en medio de sus tetas; hay amantes negros que pasan de noche, que sólo escuchan, temerosos, los aullidos de los lobos; hay amantes blancos que, deslumbrados, soberbios, no alcanzan a distinguir la belleza del tono sepia de su vientre; pero, hay amantes poliédricos que sí disfrutan la plenitud del arcoíris que ella lleva en su alma y muestra cada vez que un amado experto abre su piel como se abre el telón antes de la ópera. La mujer álbum fotográfico es una mujer espiritual, río de agua limpia, porque en cada una de sus páginas tiene la sonrisa de la abuela sentada en el patio lleno de flores; el abuelo recargado en un pilar de la casa, fumando puro; a la mamá (niña) saltando la cuerda en compañía de sus primas (tías de la mujer álbum fotográfico). Ella lleva en su interior lo que ya no existe, la vieja casa, el pozo donde sacaban agua, el loro que gritaba ¡cotz, cotz, cotz, para todos!; la nana que la cargó de niña; el rancho que vendieron, cuando la tía Roselia se puso mal y necesitó una operación delicada; el río, los árboles, las calles empedradas, el viejo detrás del mostrador, el abrazo del amigo secreto. La mujer álbum fotográfico es una mujer que está ligada a la historia del pueblo, a lo más íntimo del ser humano, porque en ella se concentra la vida, los instantes luminosos que forman el misterio y la esperanza de cada uno. En ella se concentra el origen y el futuro del universo, aunque sólo sea a través del pasado. Cada imagen guardada rescata el tiempo, lo transforma, lo regresa a su cajita original. Ella es una mujer que es el fogón del espíritu, en ella se concentra todo lo que es memorable, las alegrías y las tristezas. En cada foto hay un cachito del espíritu humano, reunidas todas las imágenes la hacen única, como único el sentimiento a la hora de dar la mano. En ella está el aroma del pan que la abuela guisaba, el atardecer donde el abuelo le pidió a su novia ser la compañera para toda la vida; ahí está la lluvia, el sol, el granizo que perjudicó las flores del jardín, las hormigas que destrozaron el arbolito, las aves que hicieron su nido. A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son como plumones sin tinta, y mujeres que en noche de luna suben a los tejados.

martes, 14 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CUADRA (quinta parte)

Querida Mariana: y llegamos a las dos últimas casas de la cuadra, del lado izquierdo. Hemos caminado, mi niña, en el mismo sentido en que circulan los autos. ¿Qué te cuento? Es increíble la forma en que se transforma nuestra sociedad; es tal la velocidad que no nos damos cuenta bien a bien. Esta serie la comencé diciendo que me parecía interesante hacer un registro de cómo están actualmente las calles del centro, qué hay en este 2023. Pues, qué creés, ya hay cambio. Hace menos de un mes, el local de la esquina (con el que comenzamos el recorrido) estaba cerrado, con letrero de “se renta”, pues en los primeros días de marzo quitaron el letrero, hubo actividad y ahora está abierto el negocio “Moníssima”, que ofrece joyería, cosméticos y accesorios, además de contar con una boutique. Espero que este negocio permanezca por mucho tiempo, que la persona que lo inicia consiga el sueño que lo impulsó a abrir. Todas las personas que inician un negocio esperan que sus intentos tengan respuesta aceptable. Iniciar empresas y negocios siempre ha sido una labor difícil, en estos tiempos ¡lo es más! ¿Qué sigue en nuestro recuento? Un negocio que se llama “Fashion Nails”, y que ofrece servicio de gelish desde 80 pesos. ¿Qué es gelish? San Google informa que es un esmalte de uñas, dice que tiene “excelente durabilidad, no se raya y no pierde su brillo original”. Ah, pucha, suena muy atractivo para las chicas que siempre están con uñas coquetas. Mi mamá se pinta las uñas con esmalte, lo hace desde que era jovencita. Ella ya no le entra al tal gelish, pero las chicas de hoy sí lo hacen. Se hace un precio atractivo lo que ofrece Fashion Nails, por ochenta pesos una chica bonita aplica el gelish a las uñas de la cliente, mientras ésta coloca sus manos sobre una mesa pequeña con una lámpara que ayuda a ver la perfección del trabajo. A mí siempre me llama la atención este tipo de acercamiento que estimula la plática, aunque sean dos personas que se ven por primera vez; lo mismo sucede en el masaje, en la barbería, en la estética. A mí (ya me conocés) me cuesta mucho trabajo ese disfrute que se llama platicar, soy buen escucha, pero muy mal conversador. Nunca sé qué decir. Imagino que la chica llega, se sienta y dice que quiere que le arreglen las uñas. ¿Cuál es la frase que rompe el hielo? ¿La chica del negocio se atreve a iniciar la plática? Hay personas que poseen una gracia especial, un don maravilloso, que les permite aventar el primer papalote, con tal elegancia que minutos después ya es un cielo luminoso donde todo mundo se siente a gusto, disfrutan el galano arte de platicar. ¡Ah, qué bendición! Es la cercanía que se da en las mesas de restaurantes, cafés y cantinas con los amigos. Esto de las uñas es como un juego de espejos, las dos mujeres quedan frente a frente, se tocan las manos. Digo que pueden ser desconocidas, pero en cuanto inicia el ritual algo las une para siempre. Y la última casa, la maravillosa casa de tres plantas que mira de frente el costado del templo de El Calvario, es la casa donde vive doña Alicita y su hija querida Rosy Cancino, comitecas que aportan luz a la sociedad. Un día te conté que ahí don Jorge y doña Alicita tuvieron una vinatería, luego el maravilloso Video Alaska con renta de videocasetes, y más tarde un acuario. ¿Ahora? Ahora está la Boutique Jonatan y Gabriela. Posdata: Mirá pues, como no queriendo la cosa dimos una caminada rapidita por una calle de nuestro pueblo, lo hicimos de avenida a avenida, ahora este recorrido exige regresar al punto de origen; es decir, caminar de nuevo la calle, haciéndolo ahora por la otra banqueta. ¿Estás de acuerdo? A ver qué hallamos. Sí, es brutal la cantidad de cables que pasan de una a otra calle. Parece que esto se llama contaminación visual, telaraña agresiva para la bendita mirada. Quise pedirle a un amigo que le quitara esta maraña que impide ver el cielo azul, pero luego pensé que no. ¡No! A final de cuentas estoy haciendo un recuento de cómo es Comitán en el 2023. ¡Así es! Y hay lugares donde es peor. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 13 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON TEMPLOS QUE BENDICEN EL CUERPO Y EL ESPÍRITU

Querida Mariana: para todos los gustos, así es la oferta gastronómica en el pueblo. Vos sabés que hay cientos de locales que ofrecen verdaderas maravillas para satisfacción del cuerpo y del espíritu. Ya te conté que hace varios meses vino mi hermana Esther a conocerme. Ella nació en 1945 y yo nací en 1957, nos conocimos físicamente en 2022. Ella, linda, hermosa, vino desde su casa del Estado de México a conocer a su hermanito y la tierra donde vivió nuestro papá, donde murió. ¿Sabés cuál fue el restaurante que eligió para desayunar? ¡El 1813! Lo eligió porque un día leyó un texto mío que habló de las bondades culinarias de ese restaurante, de la riqueza gastronómica que ofrecen los chefs Karla Albores y Mario Maldonado. Mi hermana bien pudo elegir otros restaurantes, ella tenía en su mente lo que escribí. Sé que muchas personas que leen mis textos pepenan mis ideas. Hay una circulación como de vasos comunicantes, que unen espíritus afines. Mi hermana bien pudo también elegir conocer el parque de Guadalupe (que oficialmente se llama de La Independencia, pero que nadie hace caso a este nombre) y entrar a conocer a doña Chelo Cantoral de Morales, mujer maravillosa de nuestro pueblo y exquisita cocinera, para probar los platillos que ofrece y que disfrutan decenas de personas cada semana. Ah, su restaurante Doña Chelo, es un referente maravilloso de Comitán. O ir a la maravillosa Colonia Miguel Alemán, espacio genial de nuestro pueblo, donde, en las noches ofrecen las más ricas hamburguesas en el camión. Eso es un deleite. Es un disfrute recibir la hamburguesa y pasar al remolque. Es toda una experiencia. El otro día acompañé a Ruth y Alfonso, recibieron sus hamburguesas y Ruth dijo que no las cenarían ahí. “¿Para qué está el parque?”, dijo en tono de pregunta pero como propuesta genial, caminamos y una vez sentados en una banca del parque de la colonia, genial espacio, los vi cenar, los vi casi casi cerrar los ojos en cada mordisco y abrirlos para llenarse del cielo comiteco. Se puede decir, afimar, que Big Red Food Truck cambió el concepto de comida rápida, lo que ofrecen es comida para disfrutarse con toda la calma del mundo. O bien pudo, en la mañana, ir frente a la colonia, en esa palapa amplia, afectuosa, donde está el restaurante que tiene uno de los nombres más bonitos del pueblo y que ofrece una cocina de exquisito y recomendado sabor: “Comitán lindo y qué rico”. Ah, pucha, en el nombre sintetiza toda la gloria gastronómica de nuestro pueblo. Comitán es lindo por todos sus bordados y es rico por todos los sabores que ofrece en sus maravillosos fogones. El desayuno buffet de “Comitán lindo y qué rico” no tiene extravío, es una oferta difícil de resistir. Y si el antojo es de una riquísima gelatina o de postres exquisitamente preparados, pues puede ir al Cafetico (porque en Comitán, igual que en Colombia, a veces tenemos momenticos para apapachar a nuestro espíritu), que es un café de especialidad, donde ofrecen la repostería creativa que hace mi comadre Malicha, quien es una mujer que prepara todo con mucho amor. La pasión es una de las características de todos los restaurantes y cafés que he mencionado, y de todos los demás espacios que existen en Comitán. No sólo nosotros lo alabamos, todos los visitantes hablan bellezas de nuestra oferta gastronómica, que es uno de los baluartes de nuestra cultura. A mi hermana ¿le gusta comer cuchito? No lo sé, tal vez le gustaría probar el chicharrón de hebra o ir al restaurante “El Rey del Cochito”, donde preparan el cochito como lo hacen en el centro del estado. ¡Ah, delicia! Esta propuesta gastronómica es muestra de la fusión que siempre ha estado presente en nuestra ciudad, a los platillos tradicionales (que resguardamos con cariño y los chenteamos) se une la cocina de otros lados. Claro, comer cochito en el clima de este maravilloso pueblo no tiene comparación. Ahora debo decirle a mi hermana que el 1813 ya tiene un nuevo local, a dos cuadras del parque central de Comitán. Un espacio íntimo donde está presente la calidad de los platillos que ofrecen y que ya le han dado renombre a nivel nacional. Mi hermana quedó más que satisfecha la mañana que estuvo en el tradicional 1813. Hoy, la sucursal está en el Hotel Boutique Corazón del Café, en ese lugar estuvo la casa del maestro Guillermo Solórzano, albañil de cinco estrellas de Comitán, quien hizo la casa de mis papás, cerca de la Matías de Córdova. Posdata: la casa del maestro Guillermo tenía un amplísimo patio, siempre lleno de pichones. Cuando mi abuelita Esperanza llegaba de la Ciudad de México, mi papá compraba pichones con el maestro Guillermo y Sara, la cocinera, se encargaba de prepararlas con una salsa especial. Era la manera afectuosa que tenía mi papá para recibir a su suegra. Mirá lo que es la vida, siempre hay cintas que unen las historias. Comitán es un pueblo con gran tradición gastronómica. Una de las formas de recibir a los visitantes, a los amigos, a los parientes, es llevarlos a comer las riquezas que acá ofrecen las manos mágicas. Vos, que tenés la oportunidad de tener todo a la mano, disfrutás la oferta que acá he mencionado. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 12 de marzo de 2023

CARTA A MARIANA, CON RIQUEZAS GASTRONÓMICAS

Querida Mariana: recuerdo que en clases de doctrina, la maestra nos dijo que cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso escucharon la voz divina que les dijo que a partir de ese instante, por desobedientes, ganarían el pan con el sudor de su frente. ¿Quiere esto decir que comían sin sudar? ¿Qué comían Adán y Eva en el Paraíso? No sé, los expertos deben saber, pero imagino que estiraban la mano y cortaban los frutos, sólo tenían prohibido cortar frutos del Árbol del Bien y del Mal. Dios fue muy generoso con ellos, pero no obedecieron la mínima recomendación, y desde entonces ahí andamos consiguiendo el pan con el sudor de la frente. Sin cometer sacrilegio digo que, de niño, viví en el Paraíso, porque me bastaba estirar la mano para cortar los frutos del sitio o para tomarlos del frutero o para ir a la casa de la madrina Clarita y recibir todos los que regalaba. Y digo el nombre de mi madrina como para ejemplificar porque, la verdad, es que en casa de todos los tíos recibía dones divinos. Alejandrito fue un niño afortunado, porque todos le daban las riquezas de este paraíso llamado Comitán. Los jóvenes de hoy difícilmente lo comprenden, porque ahora las casas no tienen los generosos y extensísimos sitios o traspatios. Los de mi generación recuerdan que de niños iban al sitio y cortaban jocotes, limas de pechito, guayabas, uvas (sí, en casa de mis papás había una vid que daba uvas, pucha, como si viviéramos en Baja California). En el sitio había árboles de aguacate y los sabrosísimos chulules. Ah, el paraíso comiteco era dadivoso. En el sitio los animalitos vivían como si estuvieran en tiempos de Adán y Eva. Los niños inconscientes de mi generación iban a La Ciénega a matar patos; cuando estudié la secundaria en el Colegio había una temporada donde unos pájaros llamados garbanceros llegaban a comer unas frutitas oscuras que crecían en los árboles del parque de San Sebastián, uno de los compañeros llevaba una tiradora y, en el recreo, le tiraba a esos pájaros con intento de matarlos. En los sitios nunca vi a un amigo que se dedicara a molestar a los animalitos, algunos cuentan que otros niños perseguían a las lagartijas para cortarles la cola, pero yo nunca lo viví. En casa había conejos, gallinas y un gallo jodón que siempre me perseguía; los pajaritos llegaban a comer pedazos de tortilla que Sara regaba en el corredor. En casa todos los animalitos eran respetados, incluso el gallo cabrón que siempre me correteaba, yo corría mientras él aleteaba y preparaba su pico para dejarme un horrible tatuaje, por fortuna nunca lo logró, pero yo corría temeroso. A veces pregunto si Adán y Eva comieron carne en el Paraíso; es decir, si fueron tras un cuchito y, con una daga de piedra, le hicieron un corte en la yugular, cortaron una pierna y, cruda, se la comieron. Pienso que no, parece que los primeros padres fueron frugívoros. Ya expulsados tuvieron que buscar la forma de sobrevivir y por ahí comenzaron a cultivar la tierra y luego a matar conejitos para saciar su hambre. En este paraíso donde hoy vivimos la oferta gastronómica es inmensa. Hace días, el grupo que conmemoró los cuatrocientos noventa y cinco años de la fundación de Comitán cerró el acto de celebración concediendo un reconocimiento especial a los familiares del famoso tío Jul, don Julián Martínez, fundador del hueso de tío Jul, de los tacos estilo tío Jul y de muchas otras exquisiteces. ¿Adán y Eva se aburrían? Pienso que no. Comenzaron a aburrirse cuando fueron expulsados de su paraíso. Desde entonces, así como tuvieron que conseguir el pan con el sudor de la frente, comenzaron a buscar motivos para evitar aburrirse. Los chefs actuales han creado motivos gastronómicos que se acerquen a los tiempos donde Eva y Adán gozaban la vida a través de una comida sencilla, pero maravillosa; asimismo, los inventores de juegos electrónicos buscan el tiempo donde el hombre no se aburría. ¿Cómo era el tiempo en el Paraíso? No tengo idea, pero, por supuesto que no era lo que es hoy, porque allá no tenían urgencia para ir de un lado a otro, la contemplación era uno de los grandes atributos, el tiempo era una extensión genial que no necesitaba medirse. ¿Ya nunca recuperaremos ese Paraíso? ¿Viviremos siempre en estos terrenos donde el ser humano fue aventado? Tal vez los seres humanos que son veganos recuperan algo de la belleza inicial; tal vez los que se dedican a la contemplación, que dejan de lado lo que el mundo tecnológico ofrece, están cerca de aquel lugar idílico. Posdata: los comitecos estamos muy cerca de aquel edén, porque, seguro que El Paraíso no estuvo en lugares extremos, sin duda que tuvo un clima muy semejante al que acá tenemos y, tal vez, hubo tacuatzes entre la variada fauna. Lástima que Adán no se hizo tacuatz a la hora que Eva le ofreció la manzana, si se hubiese hecho tacuatz otro sería nuestro mundo de hoy, algo menos agresivo. ¡Tzatz Comitán!