miércoles, 10 de septiembre de 2025
CARTA A MARIANA, CON FRASE
Querida Mariana: ¿en dónde lo escuché? No recuerdo. La frase es: “Mi mente es como la tierra, depende de la siembra”. La escuché y la anoté. Ahora la comparto con vos. Ya sabés, a la hora que la escuché llegó a mi memoria la frase de Kalimán, personaje maravilloso de los cómics: “Quien domina la mente ¡domina todo!”
Alguien dijo que el ser humano debería hurgar más en el funcionamiento del cerebro, antes que intentar un viaje con personas a Marte.
Ahora que dije Marte también recordé que tío Humberto tenía certeza de vida extraterrestre y comentaba que los seres de otros planetas lejanísimos de la Tierra se comunicaban a través de la mente y lo hacían a distancia, por supuesto. Lo decía mientras tomaba una caguama en el patio, con butifarras de botana, el platito tenía como veinte rodajas de butifarra aderezadas con pico de gallo bien picante. Mamá Herlinda, su esposa, decía que él alucinaba. No le contés esas burradas a los niños, le reclamaba desde la puerta de la cocina, mientras se limpiaba las manos con el mandil de tela. Mamá Herlinda decía que su marido contaba mentiras que le aparecían en la botella de la cerveza. En realidad jamás vi bolo al tío, se entonaba, pero todo lo que platicaba parecía digno de una mejor atención, era simpático e inteligente, siempre tuvo un espíritu de aventurero y de investigación, todo lo que había en el mundo llamaba su atención. Mamá Herlinda decía que sus viajes constantes no eran para conocer el mundo, ella juraba que se iba de pinta con una querida que tenía en el barrio de La Pila. Nosotros, niños esponjados, le creíamos más al tío que a ella, porque cuando volvía de sus viajes nos traía dulces y nos contaba muchas historias de todo lo vivido, que había visto estrellas en un telescopio que era gigantesco, que había comido caldo de caimán, que había trepado en un globo aerostático; nunca nos contaba de alguna querida, jamás.
Los niños de los años sesenta, que corríamos a comprar la revista “Kalimán”, en la Proveedora Cultural, repetíamos a cada rato la frase del famoso personaje: “Quien domina la mente ¡domina todo!”, según el héroe mexicano todo consistía en dominar la mente, eso bastaba para dominar el mundo. Ah, qué difícil lograrlo. Kalimán siempre meditaba, así “descontaminaba” su mente, porque la mente es una gran viajera, imita al tío Humberto, le encanta irse de pinta, nunca está sentada tranquila en un sofá, ¡jamás!, es incansable, Mamá Herlinda diría que piensa mucha burrada, pero, asimismo, piensa mucha genialidad. Ahí está concentrado todo el conocimiento. Freud, igual que Kalimán, nos enseñó que ahí se concentra la genialidad y la maldad; el gran Carl C. G Jung nos enseñó, a la vez, que en la mente está el Inconsciente Colectivo, espacio prodigioso donde está el pasado, el presente y el futuro. A mí me queda claro que en la mente está la ventanita de la creatividad y de la imaginación, hay que alimentarlas con delicadeza. Por eso llamó mi atención la frase: “Mi mente es como la tierra, depende de la siembra”, si planto cardos, así será mi personalidad, en cambio, si siembro ceibas mi carácter será de triunfador. Los agricultores saben con precisión lo que se necesita para que un campo sembrado tenga éxito, desde mi escritorio imagino que es una labor compleja, difícil, con mucho trabajo, hay plagas (así lo he leído en grandes novelas, bueno, basta recordar la Biblia, el libro de libros), hay sequía, hay maleza dañina, ¡ay, cuántos elementos dañinos! Pues así es la mente, debemos plantar buenos árboles y prodigarles cariño, atención, cuidados permanentes, porque la mente también es cocha que se va al monte, es juguetona, cabroncita, tiene tendencia a imaginar tragedias, penas, a ver de más. ¿La mente ve? Claro, es el gran telescopio humano, mira lejos, lejísimo. Si mira estrellas es prodigiosa, si mira insolencias ¡se estrella! El genio es producto de una mente cuidada, protegida.
Posdata: ahora que recordé la frase: “Mi mente es como la tierra, depende de la siembra”, parece que también apareció la mente humana que la dijo, pero no quiero equivocarme. Es un paisano, es un médico ilustre, en la plática soltó la frase que compendia todo el conocimiento humano. No diré el nombre que apareció ahora en mi mente, pero sí diré que reconozco su genialidad. Es muy buena frase. Si todo mundo cuidara lo que siembra en la mente habría un mundo mejor.
¡Tzatz Comitán!
