Escribí en el Heraldo de Chiapas que el primer abrazo que recibí en Chiapas fue el viento de Terán. Pero, al día siguiente pasé a San Cristóbal y ahí tuve la dicha de abrazar la luna de San Cristóbal. Comparto con ustedes esta imagen sólo para decir que, a partir de hoy, San Cristóbal es más cálido que la playa de Puerto Arista y más luminoso que un jardín. Amaril es el rayo de sol de un afecto que se llama Valeria Valencia Salinas.