Arenilla
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viernes, 29 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON EL DÍA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO
Querida Mariana: el 28 de agosto 2025 fue el aniversario del Museo Arqueológico de Comitán. ¿Cuántos años cumplió el museo? A ver, me explicaron que se inauguró el 28 de agosto en 1993.
Si hacemos cuentas significa que el museo cumplió treinta y dos años en este 2025.
Para celebrar la fecha, las autoridades inauguraron la exposición “Lana y artefactos de producción textil de San Juan Chamula”, con fotografías de Maruch Sántiz Gómez, quien es una fotógrafa oriunda de San Juan Chamula. ¿Mirás la importancia del acto? Una artista visual (también es tejedora y bordadora) comparte a través de imágenes el proceso cultural que se lleva a cabo en la zona, en su tierra. ¿Quién puede hablar mejor de la esencia de un pueblo que una persona originaria de ese pueblo?
Fue un acto muy interesante. Sé que si vas al museo disfrutarás la exposición. Estará abierta al público durante tres meses; es decir, la obra de Maruch estará expuesta hasta noviembre del presente año, así lo dijo la contadora Natividad Figueroa Gordillo.
La exposición es breve, pero enriquecedora. Al lado de las fotografías que dan un registro preciso del proceso de la elaboración textil se muestran chuches que los artesanos y artesanas emplean para fabricar las prendas.
Los visitantes que asistimos tuvimos el privilegio de escuchar la explicación certera del licenciado Bernardo Cal y Mayor sobre el proceso. Mirá, no sabía lo siguiente: cuando los españoles llegaron a América trajeron los borregos y fue a partir de ese instante que inició la manufactura de las prendas que dan identidad a los pueblos indígenas. ¿Mirás lo que digo? Queda claro que la identidad cultural chiapaneca es producto de la simbiosis de lo indígena y de lo español. Bueno, no es más que la reafirmación de todos los elementos culturales que conforman lo nuestro, lo que somos en este siglo XXI. Mucho de la riquísima comida de nuestro estado también es una mezcla sabia de lo español con lo autóctono.
Las descripciones de las fotografías están escritas en dos idiomas: tsotsil y español. La artista chamula es hablante de tsotsil. La ficha biográfica puntualizó que Maruch comenzó a tomar fotografías en el año 1993.
Sí, tenés razón, qué coincidencia, ¿no? El museo se inauguró ese mismo año. El querido ingeniero Javier Utrilla era el presidente municipal de Comitán en ese tiempo y el gobernador de Chiapas era Elmar Setzer Marseille. En el acto de celebración aparecieron sus nombres en el recuerdo, sobre todo el del ingeniero Utrilla, quien, por desgracia, falleció hace poco. El nombre del ingeniero Javier también aparece cuando se habla de la UNACH, la ahora Benemérita universidad de nuestro estado.
Todos los pueblos están llenos de historia, nuestro Comitán ha tenido momentos sublimes encabezados por personajes geniales. En la historia del Museo Arqueológico de Comitán también aparece el nombre de la querida y admirada Mary Trini Pulido, cuenta la leyenda que ella, por el gran amor que le tenía a su profesión, abrió una pequeña, pequeñísima sala en la Casa de la Cultura, donde puso en exhibición piezas prehispánicas de la zona. Hoy, el Museo Arqueológico de Comitán posee salas mucho más dignas.
Posdata: la exposición de las fotografías de Maruch es relevante. Ella ha tenido la destreza de transmitir el proceso de producción de piezas hiladas. Ahí está presente la esencia de Chiapas.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 28 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON MASAS
Querida Mariana: se llama tribu o masa, son esos amontonamientos de gente donde lo individual queda relegado.
¿Has visto lo que sucede en un partido de fútbol? La mayoría de los asistentes acuden porque juega su equipo favorito, de uno y de otro lado. Hay una minoría ¡neutral! La mayoría se apasiona, porque desea ver triunfar a su equipo, lo que significa que desea ver al otro equipo tragar la deshonra de la derrota. Los aficionados de uno y de otro equipo se identifican con las playeras representativas (oficiales, carísimas, o chafas, muy baratas). A través de estos identificadores los aficionados se reconocen, el que lleva la misma playera que yo es mi compa, por el contrario, el que viste una playera diferente es mi rival. Un poco lo que sucede en las contiendas políticas, el que es de un partido es un acérrimo enemigo del que milita en otro partido; un poco lo que sucede en las guerras: debo aniquilar al soldado del otro lado. Estos conglomerados humanos abandonan su individualidad y se convierten en borregos que jalan hacia donde los lleva el llamado. Estas tribus generan energías positivas y negativas, son capaces de provocar actos solidarios (cuando, por ejemplo, unen fuerzas para apoyar a un ser en desgracia) o provocar actos violentos.
Estas tribus las hemos conocido desde siempre. Cuando un individuo se vuelve parte de una masa pierde su identidad y se mezcla con el conglomerado, es capaz de convertirse parte de una horda miserable, capaz de hacer actos indignos, que jamás haría en lo individual. La masa adopta una fuerza difícil de explicar con razonamientos, se convierte en un conglomerado irracional.
En estos tiempos las masas son menos visibles, han pasado de ser presenciales a ser virtuales. Millones de personas somos cautivos de las grandes tribus de consumidores de redes sociales. Sólo los estudiosos y expertos del tema pueden hablar, no sin titubeos, de la fuerza que tiene esta masa virtual. El otro día (en una red social) leí que los grandes visionarios regalan libros a sus hijos, mientras que una mayoría ignorante regala tabletas a sus hijos, la etiqueta concluía que los poderosos siguen dando elementos pensantes a sus críos, mientras que los otros seguirán siendo unos adocenados.
No sé vos, pero yo le entro por ratos al TikTok, te lo he contado. Cuando vengo a ver ya estuve adentro una hora o más. ¿Lo imaginás? ¡Una hora o más! El chunche es adictivo. Esto lo saben los creadores, quienes ahora son los poderosos formuladores de nuestro mundo. ¿A dónde nos quieren llevar? No lo sé, digo que sólo los expertos saben cuáles son los objetivos de estas mentes, que no llamaré perversas, pero que sí les aplicaré la palabra de alevosos. Los genios de la electrónica y de la mercadotecnia, en forma casi velada, nos han metido en una autopista donde comenzamos a correr como si poseyéramos autos de fórmula 1, aunque si volvemos la vista hallemos que nuestro auto es como un vochito destartalado modelo 76.
Cuando nos dijeron que ahora el mundo es globalizado no comprendimos bien a bien el concepto, pero poco a poco nos vamos dando cuenta que, en efecto, lo individual ha perdido preeminencia, ahora millones y millones de personas en el mundo hemos pasado a formar parte de ese conglomerado, hemos entrado al estadio, nos hemos sentado y disfrutamos el partido que se desarrolla en el césped; volvemos la mirada hacia la izquierda, derecha, abajo o arriba y encontramos aficionados que están viviendo la misma experiencia, con gran sorpresa vemos que todos vestimos la misma playera. No somos rivales, somos compas. Esto que dije nos hace ser parte de una gran comunidad, pero (es lo dramático) no sabemos bien a bien cuál es el objetivo fundamental de este encuentro. ¿Qué quieren de nosotros ahora que ya han logrado su deseo de tenernos dentro del estadio?
Posdata: comencé siendo aficionado al equipo de fútbol “Maderas de Comitán”; luego, en la Ciudad de México disfruté partidos Chivas contra América (en el fondo quería que ganara el Guadalajara). Luego pensé que mi pasión no era el deporte sino la literatura y me volví parte de una cofradía especial: la de lectores. Ahora sigo leyendo, pero soy parte del equipo de los millones de TikTokeros.
¿Hacia dónde se dirige esta tribu?
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 27 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON ENTABLADOS
Querida Mariana: hubo un tiempo donde las cercas eran una serie de tablas. Simples tablas dividían lo de afuera con lo de adentro. No vayás a pensar que en todo el mundo era así, no, por ejemplo en Alemania había una división que era inexpugnable (pucha, qué palabra). Dudé ahora y busqué en el diccionario: inexpugnable: de acceso muy difícil. Sí, que quede entonces. Los compas alemanes que vivieron el Muro de Berlín quedaron divididos: los de la Alemania Oriental y los de la Alemania Occidental y durante años no pudieron verse, si alguien intentaba pasar para el otro lado podía terminar con una bala en la cabeza, lanzada por los guardias que estaban pendientes de que nadie cruzara de un lado para otro. Uf. En cambio, en nuestro Comitán afectuoso, las divisiones entre lo público y lo privado eran modestas cercas que brincaban los muchachitos traviesos, para cortar las limas que había en los sitios.
Si mirás con atención la fotografía verás que tiene una unidad admirable. Se alcanza a ver en la parte trasera tres maderas horizontales que daban sostén a las tablas verticales. No había mucha ciencia, pero sí mucha pasión. Sólo el espacio de las dos hojas que forman la puerta no tenía más apoyo que en las laterales.
La fotografía la tomé en el 2024; es decir, este entablado aún sigue vivo. En tiempos donde la “modernidad” llegó como tsunami y tiró muchas fachadas, para levantar edificios “nice”, esta simpática división permanece casi inalterada.
Al fondo de la fotografía se ve el relajo de los últimos tiempos, las grandes construcciones. Los tiempos de inseguridad que se viven han obligado a los propietarios a levantar enormes bardas coronadas con rehiletes de alambre de púas, casi como si fueran imitación del Muro de Berlín. El Muro cayó, pero en el pueblo se levantaron miles de muros.
Cuando me suscribí al Facebook y vi que debía hacer un muro pedí que el mío fuera como esta barda, que fuera modesto, un espacio lleno de flores, que se pudiera ver el cielo de Comitán; que todo mundo pudiera entrar a mirar el interior, que fuera un espacio lleno de aire limpio, que si, por necesidad, algún cabrón se orinaba o defecaba en el sitio pensaría que era un niño travieso, pero que si insistía en joder mi sagrado espacio lo declararía persona non grata y lo eliminaría para que fuera a joder otros espacios, pero no el mío. Y así ha sido. Mi muro de Facebook es como este entablado que mirás.
Me gustaba el nombre de "La Tablazón” que algún día tuvo un famoso restaurante en Comitán, donde se disfruta una exquisita botana. El negocio fue exitoso de la noche a la mañana y las tablas cedieron su lugar a una barda con ladrillos y cemento y el nombre original fue modificado, parece que ahora se llama “El ángel”, Dios mío, el nombre auténtico se volvió común. Ni modos.
Esta barda habla de cómo era el pueblo, sin afeites, sin poses de soberbia, pueblo de la gran Lola Albores (algunos le decían Lola Albures, porque así nos llevábamos todos). Comitán era un pueblo entablado o empedrado, porque muchos terrenos se delimitaban con bardas chaparritas, con amontonamientos de piedras. Todo era como muy a la vista, como si todo mundo fuera lo que era: un compacto grupo de conocidos, de gente buena. Digo, no faltaban los cabroncitos de siempre, los que hay en todas partes, pero era una minoría, era gente que llegaba de fuera. Por estos es que el mundo levanta muros, porque hay gente que pasa de un lado a otro. Por eso, los gringos levantan murallas para que no pasen los migrantes. En el Sur la cosa es menos dramática. No sé si esto sea lo más conveniente. Recuerdo que una vez fui al rancho de mi amiga Lulú Guillén que estaba junto a la frontera de Guatemala y vi los mojones que separan un país de otro, pero tranquilamente caminé por el territorio chapín.
Como crecí en el Comitán de muretes chaparritos de piedra y con bardas de tablas mi espíritu bebió esa esencia. Veo a muchas personas conocidas con esta misma perspectiva, sus egos están a la altura de sus logros, sin creerse globos aerostáticos; poseen el espíritu de las tablazones, que permiten ver los cielos.
Posdata: los niños de los años cincuenta y sesenta crecimos en un Comitán afable, donde los terrenos estaban delimitados con tablas, con tablas que aún siguen vivas, que no se han podrido con la lluvia ni con el inclemente sol, ahí siguen, ahí seguimos nosotros.
¡Tzatz Comitán!
martes, 26 de agosto de 2025
ELIMINANDO LA OSCURIDAD
A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como lámparas de buró y en mujeres que tienen luz de quinqué.
La mujer lámpara de buró es íntima, su luz es directa sobre los objetos que están en la mesa de noche. Ella permanece discreta durante el día, casi olvidada, se hace presente cuando la oscuridad se adueña de la recámara. Dado su carácter intimista nadie más que su amante la disfruta. Todo mundo puede verla, pero a través de la mampara que cubre su esencia, sólo el amante reconoce la esencia de su centro de luz.
Ella es como el papalote que no se encumbra, es el que vuela a ras de suelo, nunca alcanza las grandes alturas, pero, en compensación, ella vuela sin afán de fuga, su cola culebrea en el aire cercano, el que está a la mano.
Ella es hija de la tradición, para que se prenda es necesario que su amado la active con su mano, con la caricia de los dedos expertos. Es tan noble que se apaga cuando el sueño aparece, pero, también, para que ella se confunda con la oscuridad es preciso que sea el otro quien la apague. No hay lucha de egos, sólo la tradición divina, la que mencionó que “la luz se haga” y que advierte que en algún momento de la historia otra voz divina dirá: “que la oscuridad regrese”, y todo se apagará para siempre, ¡para siempre!
Que nadie se sorprenda, para que esté al ciento por ciento ella necesita poseer aislantes, nada de ser permisiva ante el flujo inmanente de energía, ¡no!, para que no dañe a su amado es necesario que tenga un cuerpo dúctil, pero un espíritu de porcelana.
Su luz siempre es cálida, seductora; es decir, para que se quiebre la botella oscura es preciso que se haga con un martillo lleno de atardeceres, vuelo de luciérnaga, destello de luna sobre un lago.
Sus ojos, por fortuna, no necesitan pestañas postizas; sus labios son como pétalos que nunca se secan; sus pechos son flores que crecen con el abono de caricias expertas; su entrepierna se abre ante el aleteo del abanico del deseo.
Mil rosas acomodan su alfombra; cien palabras son el cáliz para su incienso.
La mujer lámpara de buró ama los espacios minimalistas, los zoológicos donde los gatos se paran ante la jaula de los perros. La mujer lámpara de buró le gusta bajar sus manos por su torso, como si una cascada de almendras naciera de sus senos.
Ella prefiere la arena de la playa al agua del mar; prefiere el cristal de la ventana que la cortina que la cubre; siempre elige el ascenso por la escalera que por el elevador; el beso campana al beso ruso; el danzón al regué; el corazón al hígado; el piano a la batería; el arpa al sintetizador.
La mujer lámpara de buró puede tener mil formas, desde un gatito que se ilumina, hasta el tronco retorcido de un árbol. Siempre lleva una pantalla, es su distintivo, es la forma que tiene de mostrarse. En el inicio de los tiempos ella no existía, su abuela quinqué la llevaba en su espíritu, cuando apareció en escena lo hizo en forma discreta, sin reflectores, es el complemento de la mesa de noche, es el espíritu que conjura al monstruo de la oscuridad. Ella hace la luz, al lado de su amado.
A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son piel y mujeres que son espíritu.
lunes, 25 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN INSTANTE DE HACE MEDIO SIGLO
Querida Mariana: llévala, llévala. Foto de hace medio siglo, para enmarcar, para colgarla o para colocar en el patio del corazón; para que se asolee, para que la güerita del frente agarre color.
Miré la foto y pensé: la tomaron en el rancho. Qué bobo, dijo la güerita. Fue tomada en el parque central del pueblo. Quise justificar mi bobera diciendo que en ese tiempo Comitán era como un ranchito.
¿Qué pensar?, ¿qué decir?, al saber que estamos frente a un instante luminoso de hace cincuenta años. ¿Qué decir al pensar que la mamá y el papá de la güerita ya fallecieron? San Caralampio tatita, vírgenes y santos del Calvario, el instante presente es sólo el recuerdo que la güerita atesora.
Llévala, llévala, como pregona el vendedor de la Ciudad de México, el de Tepito. Acá en Comitán diríamos llevala, así, sin tilde, colgala en el tendedero de los recuerdos bonitos, los que se pueden colocar en el patio, como grano de café recién cortado, para que reciban el sol, para que se calienten tantito, para que se quiten el suéter que enfría, que adelgaza la sonrisa, la que saca la lágrima. Llevala, ponela en un relicario, de esos que fabrican los artistas de la filigrana. Sí, eso, volvela miniatura, para que la llevés colgada en el pecho y podás mirarla siempre, a cualquier hora, abrir el relicario a la hora que se calienta el café en la estufa, a la hora que te sentás en el parque y mirás cómo vuelan las palomas y los niños corren tras ellas; a la hora que en el templo de El Calvario tocan las campanas.
Hace medio siglo, en el Comitán de 1975, la mamá, el papá y la güerita posaron ante la cámara. La güerita de la mañanita bordada tenía cinco años y cuando Don Jorge regresaba del rancho las invitaba (a Rosa Godelva y a su mamá Doña Alicia) a dar vueltas al parque. Ese día tuvo mojol: una fotografía, abajo del parque. ¿Por qué ahí? No lo sé. Los travesaños que vi se me figuraron trancas de algún potrero. Qué bobo, me dijo la güerita de la mañanita, son el respaldo de las bancas, cuyos asientos eran de granito.
Sí, ya luego identifiqué el espacio. Ese día yo estaba en la Ciudad de México, ya estudiaba en la UNAM, por eso no vi a la güerita ni a su papá ni a su mamá, pero ahora, medio siglo después, pensé que ese parque elevado fue también mío y ahí di vueltas con los amigos viendo a las muchachas bonitas que daban vueltas en sentido contrario. En el Comitán de hace medio siglo era nuestra costumbre, el parque se llenaba de personas el domingo por la tarde y los hombres daban vuelta en un sentido y las mujeres en otro, para mirarnos, para desearnos, para darse de “quemones”, palabra que se usaba para nombrar el coqueteo.
La güerita de la mañanita me compartió está fotografía. Pensé que ella, ahora que recién falleció su mamá hurga en álbumes para recuperarla, para tenerla cerca, muy cerca, en el sagrario de su espíritu.
Posdata: es la única manera que tenemos los seres humanos de recuperar los instantes pasados. Las fotografías ayudan a abrir ventanas y volvemos a respirar aires limpios, vuelos de palomas.
Este instante se dio hace medio siglo, como decir a la vuelta de la esquina del tiempo. Llévala, llévala, dice el pregonero de Tepito; llevala, decimos nosotros.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 24 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON FANTASMAS
Querida Mariana: los viejos vivimos junto a fantasmas. No me refiero a casas embrujadas ni a apariciones de espíritus, ¡no!, me refiero a referentes del pasado, ya extintos. Hace algunos ayeres te compartí esta fotografía. Es una fotografía tomada en el siglo XX, años sesenta o setenta. ¿Identificás el lugar? Es la esquina que está frente al actual Teatro de la Ciudad. Ahora, en este edificio hay una tienda de ropa para damas y al lado (donde se ve parte del portal) está una Farmacia del Ahorro. Este Comitán ya no existe, es un Comitán que viví, junto con los de mi generación. Vi la foto y supe que estos fantasmas están en mi memoria. Acá, cuando menos encuentro cuatro espíritus que me visitan en mis tardes de nostalgia, pero que ya son esencias desvaídas. Está el Bancomer, que era el Banco de Comercio; está el anuncio encaramado en la azotea: Concesionario El Cairo (que era la vinatera de Don Luis Bonifaz Caballero); está el anuncio de Banrural, S. A. (lo reconocí por el imagotipo); y el anuncio de bandera, espectacular, del Cine Comitán. Por fortuna, porque así es la vida, hay fantasmas que siguen orondos rondando en los pueblos, está el anuncio (también enorme) de la Farmacia Central que aún está viva (en el número más reciente de Arenilla impreso (número 47) presentamos un breve testimonio de la vida profesional de Don Ernesto Cordero Castillo, quien continúa atendiendo la Farmacia Central). El local de la farmacia ahora está al lado de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez.
Cuatro fantasmas, cuatro árboles que fueron tragados por el bosque de niebla de la realidad, del cambio, de la transformación. Bancomer ya no existe; Banrural ya no existe; la vinatera El Cairo ya no existe; y el Cine Comitán, ¡ay, qué pena!, también ya es inexistente. Vos sabés que de los cuatro fantasmas el que más me marcó fue el Cine Comitán. Tal vez un día entré a los bancos y tal vez algún día entré a la vinatera de El Cairo, pero a la sala de cine sí entré cientos de veces, eso significaron miles de instantes emocionantes y juguetones, porque el cine, para el espectador, es una especie de juego donde uno participa sólo como mirón, pero es una experiencia esencial.
A veces veo en el Facebook que muchos ex empleados de Banrural se reúnen; asimismo veo reuniones del personal del Bancomer de aquellos años. Los empleados del Cine Comitán aún los veo caminando por el Comitán de estos años, pero son presencias que, como viejos programas de cine, se muestran ya cansados. ¿Don Luis Bonifaz, del Cairo? Uf, ya murió hace años. ¿Don Rafa Pascacio, del Cine Comitán y del Cine Montebello? También ya falleció. Sólo sus espíritus siguen rondando, hasta que el mundo de acá los olvide. Ahora los he traído un ratito al presente 2025, pero sus presencias poco a poco van quedando colgadas en el éter. Los que ahora los recordamos moriremos y con nosotros también se irán estos testimonios. ¿Quién habla de los comitecos que vivieron en el siglo XVIII? ¿Algún espíritu comiteco de ese siglo sigue rondando por acá? Ya no. ¿Quiere esto decir que pasan tres siglos y el rasero del olvido destroza todo lo que es polvo, lo que huele a hoja seca? Hace cosa de días un grupo de comitecos relevantes organizó un homenaje a Doña Lolita Albores, nuestra cronista vitalicia, te dije que me dio gusto conocer la noticia porque el espíritu de nuestra amada Lola, la grande de Comitán, sigue caminando con su par de muletas; pero si las cuentas son precisas, para el siglo XXIII ella no será mencionada. A nivel mundial sigue cabalgando El Quijote sobre su Rocinante. ¿De qué siglo es personaje el famoso combatiente de molinos de viento? Del siglo XVII. Este compa sí sigue siendo recordado. ¿Sabés cuál es el gran misterio? Que gracias al Quijote es recordado Miguel de Cervantes, el autor de ese libro genial. ¿Mirás lo que estoy diciendo? Los seres humanos son recordados por sus obras, todos, perdón que lo diga, hacemos lo mismo que los otros; es decir, dormimos, comemos, soñamos, pocos son los personajes que no caen en el foso del olvido. Hay personas que sí gozan de la inmortalidad, pero son contados ante los millones y millones de seres que han vivido. Tal vez por esto es necesario hacer el libro de la historia de Comitán donde los nombres de los personajes de estos tiempos permanezcan en las páginas, con afán de quitarles las telarañas que el tiempo pone sobre los seres mortales.
Posdata: convivimos con fantasmas. Seríamos nada sin la presencia de los espíritus tutelares. Mi vida sigue plena gracias al recuerdo del Cine Comitán, de las películas vistas, de los momentos compartidos con los amigos, con mi papá y con mi mamá. Seríamos como árboles secos sin la presencia de los sitios que nos dieron un poco de felicidad. Quienes vivieron la Manzana de la Discordia entenderán bien lo que mi corazón atesora.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 23 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN ESPACIO MARAVILLOSO
Querida Mariana: ¿en dónde está la Capilla Sixtina? En El Vaticano. Bien contestado, diría el doctor IQ. ¿En dónde la Capilla Alfonsina? En la Ciudad de México, en la antigua casa del gran escritor regiomontano Alfonso Reyes. Bien respondido. ¿En dónde está la Capilla Valdemarina? ¿Dudaste un poquito al responder? No te preocupés, te ayudo tantito. Está en el barrio de “la lana”, en La Pilita Seca, en Comitán de Domínguez, Chiapas.
¿Por qué lo de Sixtina? Ah, porque es un espacio dedicado al papa Sixto IV, es una obra monumental de arte creada por Miguel Ángel.
¿Por qué lo de Alfonsina? Porque es como el santuario donde vivió el escritor Alfonso Reyes, el argentino Borges (enorme él mismo) dijo que Reyes era el primer hombre de letras de nuestra América. ¡Pucha! ¡Nadita!
¿Por qué Valdemarina? Parece que esto quiere un poquito de historia. Paty Cajcam y yo teníamos una visita pendiente al estudio del arquitecto Marco Antonio Domínguez García, quien es actualmente el presidente del Colegio de Arquitectos de Comitán.
Hace dos o tres días, tal vez cuatro, Paty y yo bajamos a La Pilita Seca, pasamos por la esquina donde venden el riquísimo pan de Las Torres y a media cuadra tocamos el timbre. Estábamos en el mítico barrio “de la lana”, que se conoce así porque muchos vecinos se dedicaban a la elaboración de productos artesanales con hilos naturales. El arquitecto Marco Antonio abrió, de inmediato nos dimos cuenta que el estudio es pequeño en su tamaño, pero enorme en su propuesta artística, porque vimos que las paredes laterales están intervenidas por la mano de un genio comiteco de las artes plásticas: Valdemar Castañeda, pintor que ya falleció desgraciadamente, en diciembre 2022.
Bastó entrar para darnos cuenta del genio de Valdemar, uno de los grandes artistas plásticos de Comitán. Te he platicado que el licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, quien hoy es el presidente del Congreso de Chiapas, siempre ha estimulado el genio creativo, le pidió a Valdemar que pintara un pequeño mural en el interior del Hotel Los Lagos, obra que permanece con gran dignidad. Pues resulta que el arquitecto Marco Antonio hizo lo mismo. El arquitecto Domínguez trabajaba en Desarrollo Urbano del Ayuntamiento comiteco y fue comisionado para supervisar la obra de la Casa Materna, ahí encontró a Valdemar, pintaba un mural que aún existe. El trabajo creativo era ad honorem, cuando el arquitecto se enteró vio la manera de retribuir de alguna manera al artista, su genio no recibía ningún salario. Ahí nació una amistad entre el artista y el arquitecto, así que cuando éste dejó el trabajo del ayuntamiento, se centró en la adecuación de su estudio, ahí nació la idea de que Valdemar pintara retratos de grandes arquitectos de la historia en las paredes: diez retratos, cinco en la planta baja y cinco en la planta alta. Los cinco de la planta de abajo son: Zaha Hadid; Antonio Gaudí; Leonardo Da Vinci; Le Corbusier y Óscar Niemeyer. ¿Quiénes son los cinco de arriba? Frank Lloyd Wright; Luis Barragán; Frank Gehry; Tooyo Ito y Santiago Calatrava. Los retratos son obras únicas en el mundo, están en el estudio del arquitecto Marco Antonio, es un patrimonio cultural. No sólo están los retratos, en la parte inferior hay frases de cada uno, frases inspiradoras. Nuestro paisano Marco Antonio entra a su estudio y ve los rostros de arquitectos destacadísimos y lee frases motivadoras. Su Capilla Valdemarina es el espacio donde realiza sus proyectos profesionales y de vida. En esta capilla está presente el genio creativo del gran Valdemar Castañeda, quien tenía una gran capacidad para hacer retratos, para capturar la esencia del personaje. Tal vez el término retrato no es el adecuado, porque dicho término se emplea con frecuencia en el mundo de la fotografía. No son retratos, son espíritus impresos, ahí está el alma de grandes creadores.
El arquitecto Marco Antonio logró que también el espíritu de Valdemar siga presente en nuestro pueblo, después de fallecido ahí está su obra, resguardada. Digo esto, porque la huella de Valdemar (algún día te lo conté) se diluye en algunos muros expuestos al aire libre. A la vuelta de Telmex hay una barda donde está el trazo genial, dicha obra quedó inconclusa, el sol y la lluvia se han encargado de irla borrando. En cambio, la Capilla Valdemarina protege la obra, es su gran galería.
Cuando concluyó los diez retratos con las frases, Valdemar le dijo al arquitecto: ¿qué piensa hacer con este gran lienzo? Se refería a la pared que está al lado de la escalera. Juntos decidieron que sería bueno hacer un gran collage con obras arquitectónicas del mundo: que apareciera Palenque, como una obra maestra de nuestra cultura; y poco a poco fueron apareciendo las demás construcciones del genio arquitectónico: el Museo Solomon R. Guggenheim, de Nueva York; el Taj Mahal; las Torres de Satélite; la Muralla China; el Coliseo Romano…
Y Valdemar puso pinceles y pintura a la obra. Casi casi podemos decir que abandonó su casa en el barrio de San Miguel, bajó a La Pilita Seca y ahí se quedó a dormir, mientras realizaba su obra (obra que también quedó inconclusa, se nota que, por ejemplo, el Coliseo quedó boceteado, pero uno puede darse idea de la grandeza creativa de Valdemar al observar Palenque, que está realizado con una gran maestría). El arquitecto llegaba a ver el avance y platicaba con el artista. Una tarde, Valdemar lo invitó a echar unos tragos, dijo que él invitaría, compró una pachita y algo de botana y fue como el acto inaugural de la Capilla Valdemarina, antes de que el arquitecto Marco Antonio hiciera la inauguración oficial.
El arquitecto explicó que los retratos están protegidos con una capa de barniz. La obra de Valdemar está conservada en un espacio que lo honra.
Acá anexo una foto que tomó Paty Cajcam, estoy al lado del arquitecto Marco Antonio Domínguez García, posamos en el mural inconcluso (no tiene firma, pero se reconoce que es el trazo genial de Valdemar). Acá, al lado del famoso “Hombre de Vitrubio”, de Leonardo, donde están las proporciones ideales del cuerpo humano, en un círculo y en un cuadrado. Bueno, ya mirás que Leonardo era un genio sin igual. El arquitecto Marco Antonio me confió que un primo del artista vio el dibujo y dijo que Valdemar se había autorretratado, que la mirada del Hombre de Vitrubio es su propia mirada. ¿De verdad? Lo creo. Lo creo, porque (ya me conocés) en mi memoria no tengo ya la mirada de Valdemar, quien fue mi amigo ocasional. Siempre admiré su talento. Por esto me dio mucho gusto conocer la Capilla Valdemarina, que honra su genio y demuestra que en Comitán existe gente que admira el arte, que coloca ladrillos con tierra de Yalchivol en los cielos más altos.
Posdata: cada frase está escrita con una letra impecable, el artista también era un buen rotulista. De esta manera, quien visita el estudio del arquitecto puede leer frases que, en algún momento, dijeron grandes arquitectos del mundo.
Como mirás, en la Capilla Valdemarina está concentrado mucho del genio humano. En un mínimo espacio de La Pilita Seca, nuestra olla común sigue conservando agua limpia; en una minúscula burbuja el aire de Comitán otorga oxígeno al mundo.
El licenciado Luis Ignacio reconoció el talento de Valdemar y lo impulsó; de igual manera, el arquitecto Marco Antonio le concedió un espacio para desarrollar su talento.
Estuvimos en el estudio más de una hora, platicando, sorprendiéndonos, parándonos para acercarnos a la obra, subiendo y bajando. Valdemar bajó un día del cerro de San Miguel al barrio de la lana, bajó para ascender a través de su arte. Dedicó muchas horas en la elaboración de los retratos y del mural, ahí se quedaba a dormir. Todo muro era una invitación permanente para desahogar su pasión, a Val – de – mar no le bastaba el mínimo bastidor, le seducía la extensión, lo jalaba el horizonte, por eso, en el pueblo hay algunas paredes que conservan sus trazos deslavados, casi sugeridos. Hubo un tiempo que lo vi pintando la barda colindante del templo del barrio del Puente Hidalgo. Ahí ya no queda trazo alguno, sólo el recuerdo permanece. Por eso alabo la iniciativa del arquitecto Marco Antonio, porque logró poner la obra de Valdemar bajo un techito, debajo de un manteado que no daña la lluvia ni el sol. El sol es su arte, de ahí viene la luz.
Te paso copia de tres frases que están en la capilla. Pueden motivar también tu obra creativa.
Niemeyer: “Mi preocupación siempre es hacer una cosa diferente que provoque sorpresa”.
Antonio Gaudí: “Para hacer las cosas bien es necesario: primero el amor, segundo la técnica”.
Leonardo Da Vinci: “Los hombres geniales empiezan grandes obras, los trabajadores las terminan”.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 22 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON LOLA DE TODOS LOS SANTOS
Querida Mariana: Comitán celebra, en este 2025, el aniversario 107 del nacimiento de Lolita Albores. Es noticia grata, lo es, porque significa que su legado sigue vigente, porque ella fue una comiteca que contribuyó a la preservación de nuestra auténtica personalidad. Ella fue cronista de Comitán (aún se le sigue nombrando como cronista vitalicia, porque tal nombramiento sólo lo tuvo ella y el arquitecto Pepe Trujillo. Eso habla de la grandeza de su labor).
Por ahí hay un lugar común que asegura que las personas fallecidas morirán cabalmente cuando ya nadie se acuerde de ellas. Así que puede asegurarse que Lolita Albores sigue viva, porque un grupo de personas de este pueblo la siguen recordando a través de homenajes. Estos reconocimientos honran a nuestra Lolita, pero, sobre todo, honran a Comitán, porque nos recuerdan que nuestra esencia está en la tradición.
Comitán honra a Lolita Albores, con este acto (tres días: 21, 22 y 23 de agosto) la sociedad le dice a Lolita: “Levantate y andá”, andá a seguir llenando los campos de flores, de risas, de picardías, de lenguajes pueblerinos, de autenticidad. Y con su presencia advertida, Comitán invoca su carácter, le regresa parte de su esencia, de su personalidad.
Lolita no fue monedita de oro, tuvo detractores, gente que decía que Comitán era más que la picardía manifestada. ¡Por supuesto que sí! Comitán es mucho más, pero su grandeza radica en las raíces populares. Nadie podrá negar que nuestro pueblo tiene esencias sublimes sembradas en la picardía, en el humor, en el apodo, en el chisme, incluso en el anónimo. Estamos hechos de eso y estas ramas son razón de ser de nuestra enormísima ceiba. Lolita tuvo entre sus manos esta flor auténtica, la que no esconde pétalo alguno, la que se muestra como es, la que está abierta en la luz de la mañana y en la oscuridad de la noche.
A ciento siete años de su nacimiento, Comitán la sigue recordando, le sigue poniendo su reja de papel de china para que la rompa, para que pase de un espacio al otro, éste donde Comitán sigue creciendo. En tiempos donde la globalización atenaza el mundo, es muy reconfortante ver que el pueblo sigue recordándola.
El programa dice que el 21 de agosto se presentó el libro “Así te recuerdo Comitán”, que Diego Greene y Luis Arturo Alfonzo reeditaron, porque era un libro agotado. La presentación estuvo a cargo de Flor de María Esponda Argüello, Rafa Álvarez y Diego Greene, con la moderación de Arturo Eugenio Guillén Figueroa.
El día 22 de agosto se programó lectura de poesía de Lolita Albores, con la participación de María Castellanos Nájera y Berenice Borraz Martínez, con la moderación de Flor de María Esponda Argüello y la armonización musical de Juan de Dios Merino.
Y el día 23 de agosto, una exposición de caricaturas de Raúl Espinosa Mijangos.
Tres días donde el nombre de Lolita Albores vuela sobre el cielo de su Comitán. Ella fue la primera mujer cronista de Chiapas, fue la orquídea comiteca que siempre se ganó el cariño y la admiración de sus pares, porque en ella la crónica estaba viva, su Comitán era el Comitán sin veladuras, sin falsos afeites.
Posdata: en la exposición de fotografías inéditas de Rosario Castellanos, mostradas en el Colegio de San Ildefonso, de la Ciudad de México, hay una fotografía donde aparece Lolita Albores al lado de la gran escritora, la pichita más amada de Comitán. Y esto es así, porque como Lolita lo señaló en una crónica, ella “sí conoció a Rosario Castellanos”. Nosotros, en Comitán, decimos: nosotros conocimos a Lolita Albores y ahora un grupo de personas relevantes la da a conocer a las nuevas generaciones, para que ellas también sepan reconocerse en el árbol de nuestra identidad. Qué buena iniciativa, qué bueno que Lolita siga andando, con su par de muletas, con sus cabellos trenzados o en cascada de plata; qué bueno que Lola de todos los santos y de todas las vírgenes siga diciéndonos que a Comitán también se le conoce como Comitán de Los Tomates, porque tomate una, tomate dos.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 21 de agosto de 2025
CON UNA PANTALLA
Imaginá que sos una pantalla, que podés apantallar a medio mundo, porque esa es tu misión de vida. Podés imaginar que sos la pantalla que está en Times Square, en Nueva York; o alguna de las grandes avenidas de Tokio. Si no querés verte muy apantallante podés elegir ser una modesta pantalla de residencia. Claro, según el sapo mirón así es la pantalla. Hay gente que no pasa de tener la pantalla que regaló Peña Nieto, pero hay gente que tiene pantallas gigantescas donde ven los partidos de fútbol americano o de fútbol soccer o los conciertos de Maná o de La Banda El Recodo. Ahora que si sos bien localista, podés elegir ser la pantalla que está colocada en el camellón del bulevar, frente al Hotel Tierra Viva.
Si todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar, los genios de la mercadotecnia han sabido acomodar miles de imágenes en una pantalla residencial. ¿Has pensado cuántas imágenes proyecta cada día la pantalla que tenés en tu casa? Basta multiplicar el número de pantallas que existen en Comitán para tener un aproximado de las imágenes proyectadas. Hacer la cuenta a nivel mundial es apabullante. Todos los días se proyectan millones de imágenes que impactan en el comportamiento de los seres humanos.
Tu pasión será transmitir imágenes, con ello serás un objeto del siglo XXI, siglo de la imagen; es decir, serás una presencia actual con un paso en el futuro.
Quienes crecimos en los años cincuenta en Comitán no tuvimos más experiencia apantallante que la del cine. No había televisiones. Por eso es un impacto cultural para los viejos convivir ahora con cientos de pantallas, desde la del teléfono celular hasta las grandes pantallas que cuelgan en restaurantes y botaneros o cuando hay presentaciones de grupos musicales en espacios públicos.
Imaginá que sos pantalla y transmitís imágenes todo el día, serás, eso sí, un servidor de 24 siete. A la hora que tu amante te necesite debés estar a su servicio, sí, siento mucho decirlo, pero estarás al servicio de quien te lo pida; además, no podrás transmitir tus gustos y tus deseos, todo estará supeditado a los deseos y gustos del otro. Seguirás conservando tu nombre propio pero casi casi serás como una Alexa, como si el otro dijera: “Fulana de tal pon tal cosa” y vos deberás cumplir sus órdenes.
Pero, en compensación, poseerás la gran capacidad de ser paridora de millones de imágenes: desde un hombro femenino acariciado por una crema, hasta la de una pareja en pleno acto cuchi cuchi. Cientos, miles de imágenes de hombres, con las camisas arremangadas, con barbas bien cuidadas, con camisetas deportivas, gordos en la orilla de albercas (piscinas, dice mi mamá) o en la orilla de un río anchísimo; imágenes de miles de chicas, caminando en calles de Nueva York o en senderos de ranchos de los Altos de Chiapas; mujeres con chamarras y jeans de marca, con el cabello corto, con tonos dorados o azabache, con labios sensuales pintados de color rojo o negro. Cientos de imágenes con comidas que compartirán aromas (dicen que pronto habrá pantallas con olor, casi casi como aquellas tarjetas de adolescencia que se llamaban “rascahuele”), orejas con aretes bordados, cuellos con cadenas de oro, nalgas con tangas, pechos con estrellitas plateadas en las areolas oscuras; bosques, montañas, manos deteniéndose los pechos, chicos esquiando, nadando, saltando, comiendo helados, bebiendo champaña o tequila o comiteco. Antros llenos de chicos y chicas con las manos en alto, al ritmo de la música; gente hablando en idiomas diferentes al tuyo, aves, leones, jaguares, gatitos, perros, pasillos de moteles, sábanas sucias, chicos con cintas en la frente, chicos en camiseta, torsos sudados, gente fumando, patinando, chicas con trenzas, sanitarios con una serie de pantaletas colgadas en lazos, ventanas abiertas, cerradas, con mirillas, cielos derramándose sobre ciudades, chicas esperando clientes en las esquinas, mujeres orando, cristos en altares, letras luminosas de hoteles, restaurantes, platos con hamburguesas. Miles y miles de imágenes, de pueblos, de autos, vochos y BMW, luces estrambóticas, baterías, guitarras eléctricas, pianos, mendigos, chicas con lentes oscuros, chicos llorando, gente peleando, gente besándose, gente orinando, chicas doradas y plateadas.
Imaginá que te llamás pantalla, que sos pantalla, que te ven muchas personas, que mostrás escaleras donde la gente sube y baja y sube y baja donde juegan niños y niñas en los parques.
miércoles, 20 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON CINITO
Querida Mariana: hay Día del taco, Día del libro, no podía faltar el Día del Cine Mexicano, así, en específico.
Todavía existe un nutrido grupo de cineastas que abomina al cine mexicano. Es comprensible, ya pasó la época donde las películas campiranas se llenaban con canciones rancheras y las películas de juventud con música pop. ¿Hoy? Hoy nadie canta en las películas. Fueron famosas las voces de Pedro Infante; Jorge Negrete; la paisana Irma Serrano; Tito Guízar; Toña, la negra; Pedro Vargas; y luego Angélica María; César Costa; Enrique Guzmán; Manolo Muñiz.
Digo lo que digo, porque crecí con películas donde cantaban los mencionados y muchos más. El Cine Comitán, ubicado a media cuadra del parque central, exhibía las películas mexicanas. ¿Había una escena en una cantina? De inmediato aparecía Irma Serrano, con un vestido rabón, que dejaba ver sus piernas sensuales, y, en medio de la audiencia, sentada ante mesas, se aventaba una canción completa. ¿Un café? ¿Un antro? Enrique Guzmán se aventaba la de “tu cabeza en mi hombro…”
En estos tiempos del 2025 celebramos al cine mexicano con una cartelera que presenta una oferta de cine estadounidense. Los historiadores dicen que en tiempos de Ávila Camacho (años cuarenta) comenzó a verse más y más cine norteamericano. José Agustín, gran escritor, dice que en esa época el pueblo cotorreaba así: "No me la “Movietone”, porque si se me “Paramount” te meto la de “Twenty Century Fox” por la “Columbia Pictures”.
Nos rasgamos las vestiduras por la soberanía nacional. En realidad, ha habido grandes hendijas donde se han colado elementos que vulneran la soberanía nacional. Basta hacer una breve encuesta con los amigos cercanos para comprobar que el México soberano prefiere ver películas gringas. En Comitán hay muchas tiendas donde aparecen letreros que dicen: “hoy se abre paca”, estas pacas de ropa usada vienen desde USA. Dios mío, los mexicanos vestimos ropa de deshecho gringo. Los chicos Ibero o de la Anáhuac conversan en inglés, entre ellos. Nuestra soberanía es porosa, así como porosa la frontera que ha permitido que miles de paisanos vayan a los Estados Unidos de Norteamérica, porque el sueño americano es más ventajoso que el sueño mexicano.
Crecí viendo mucho cine mexicano, de vez en vez se colaron, en medio de las comedias intrascendentes, ya mencionadas, algunas películas soberbias, “Los olvidados”, de Buñuel, “Los Caifanes”, con guion de Carlos Fuentes, “Viento negro”, que Saborío proyectó en una matiné especial para niños de la Matías de Córdova, para niños, ¡Dios mío! ¿Cómo? Si ahí aparecía “La venada” bañándose, en una casetita en medio del desierto, enseñando un bellísimo par de tetas. En esos años, con sus excepciones, consumíamos películas bobas, pero simpáticas, de Viruta y Capulina.
En los años setenta hay propuestas con mayor contenido, ideológico y estético. En los años noventa aparece el llamado Nuevo Cine Mexicano. Los que habían crecido con comedias de pastelazos se retiraron de las salas.
En 1974 fui a estudiar al Distrito Federal, mi afición cinéfila halló alimento en la Cineteca Nacional y las Muestras Internacionales de Cine me dieron de comer lo mejor del cine de arte de todo el mundo, el “rancho grande” quedó oculto ante los enormísimos entornos universales. Había más, no todo era el “México lindo y querido” ni todo era Hollywood, había más y esto presentaba un nuevo rostro a las historias humanas.
Posdata: hoy sigo siendo un gran cinéfilo, pero veo poco cine mexicano, no es mi culpa. Por desgracia, sigue imperando una propuesta muy mediocre. Gracias a las diversas plataformas puedo armar mis propias muestras internacionales de cine. Soy fiel a ese concepto. En la Muestra anual siempre había una o dos mexicanas que habían sido seleccionadas, el grueso de la Muestra eran excelentes cintas de otros países.
Así celebro el Día del Cine Mexicano. Así es la vida, así van estos tiempos. Vos sos experta en cine, vos te aventás todos los estrenos mexicanos, el otro día me dijiste que hay propuestas interesantes, pero que la mayoría de películas mexicanas son comedias bobaliconas. Uf.
¡Tzatz Comitán!
martes, 19 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON PALABRITAS
Querida Mariana: el otro día dije que las primeras palabras en inglés que aprendí fue “View Master”, porque en la feria de agosto venía un hombre que colgaba estos aparatitos y los rentaba para que viéramos imágenes. El View Master fue el abuelo de los lentes actuales de tercera dimensión, que son tan apantallantes. En aquellos años sesenta, los View Master eran una atracción genial, que hoy parecería un sencillo y casi bobo entretenimiento. El mundo ha avanzado mucho, en lo que se refiere a chunches tecnológicos.
Nunca hice la traducción, bastaba con llegar a casa y decir que había visto imágenes en el View Master para sentirme importante, no sólo por el aparato en sí, sino porque estaba hablando inglés. ¿Ok? Mi mamá había aprendido algunas palabras en francés en la Ciudad de México, pero no parlaba alguna palabra en inglés. Ahora que repaso mi memoria no encuentro alguna vez que mi mamá haya pronunciado algo en el idioma de Shakespeare. Mi papá tampoco decía palabras en inglés, él prefería el idioma de nuestros antecesores, el italiano. Mi papá me preguntaba: ¿capisci? (capichi), y yo sabía que él decía si había entendido. “Capichi”, ahora lo pienso y esta cinta me lleva al recuerdo de mi papá. Así que el único que “hablaba” en inglés era yo. Hasta la fecha no sé bien a bien qué significa View Master, pero lo pronuncio como si fuera Hemingway o Joyce. Si desgrano los términos puedo, más o menos, acercarme al significado. ¿Qué es View? Tiene que ver con visión, ¿no es cierto? Claro, el aparatito nos lo poníamos frente a los ojos, como si fuera un par de lentes. ¿Qué es Master? Bueno, mi inglés apochado me sugiere que tiene algo que ver con Maestro. Tengo un amigo que me saluda así: master. Así que mi traducción pochoroca es: Imagen maestra o Maestría de imágenes. En fin, era un aparato genial, porque era primo hermano del cinematógrafo, aunque era de imágenes fijas, pero bastaba darle hacia abajo a la palanca para que el disco avanzara y enseñara la siguiente imagen, era un cinito de imágenes fijas. Nosotros debíamos darle la historia, que es lo que hacemos los seres humanos cada vez que estamos ante una imagen, es lo que hacemos los lectores en cada línea de novela o cuento.
Estudié mi educación primaria en la Escuela Fray Matías de Córdova, escuela pública, perteneciente al sistema educativo estatal, donde, muy congruentes con el sentido patriótico, nunca asomaron palabras en inglés (ahora, en muchos colegios particulares el inglés es una materia que se agrega al programa oficial). Fue hasta la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz donde apareció la materia Inglés. El inglés sí ya estaba considerado en el programa oficial y todas las escuelas de instrucción secundaria lo impartían. Ahora, en broma y en serio, digo que no aprendí más que lápiz, pencil y cuaderno, notebook. No sé en qué momento perdí el orgullo de pronunciar palabras inglesas. Jamás volví a poseer la grandeza que tuve cuando llegué a casa y dije que había visto imágenes en un ¡View Master! y vi que mis escuchas quedaban asombrados, ante lo que conté y ante mi pronunciación. Muy pronto, como me ocurre con frecuencia, olvidé la grandeza del nuevo conocimiento y todo lo metí en el saco de lo cotidiano, de lo común.
No he viajado a París, porque pienso que puede ocurrirme tal costumbre antañona, estar frente a la Torre Eiffel, por ejemplo, y no sentir lo que sentí cuando estuve por primera vez ante el mar. Me sentiría decepcionado. ¿Qué tal que, como simple mortal, apareciera en mi mente la pregunta: esto es todo? Me da pena decirlo, pero la primera vez que estuve frente a una ruina prehispánica no le encontré el sentido mágico y lo vi como un mero amontonamiento de piedra, esa vez me dediqué a dejarme seducir por el entorno, por el bosque deslumbrante que crecía alrededor, a escuchar el canto de los pájaros, a mirar el paso del aire por en medio de las nubes.
Posdata: sí, tenés razón, soy un bobo, así soy. Me da pena. ¿No me sedujo el genio creativo de los seres humanos? Uf, perdón. No encuentro chiste al pensar que estaré frente a un gran rascacielos en una calle de Nueva York y levantar la vista para ver decenas de toneladas de hierro y de muchas sábanas de cristal. Llama más mi atención lo pequeño, pero lo de la naturaleza, el camino indescifrable que hacen las hormigas, el vuelo eterno de un colibrí o el aleteo de una mariposa por en medio de un ramo de buganvilias. Mi reacción ante lo bello es la misma de todos los humanos, digo: ¡oh!, lo pronuncio como si esta palabra fuera inglesa, abro la boca como si lo hiciera para beber una bocanada de oxígeno, casi siento que los ojos toman un color azul, como si fuera un gringo nacido en Oklahoma.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 18 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON UNA CASA ANTIGUA
Querida Mariana: KANA, Taller Artesanal, cumplió doce años de existencia. Dani Quintero dice que Kana significa “Casa Antigua”, en tsotsil, y que es un verbo en lengua tojolabal que significa “querer”.
Lástima que ya murió la tía Joaquina, porque ella se enojaba mucho con las canas que le aparecían en su cabello, ahora podríamos jugar con ella y decirle que una casa antigua iluminaba su cabeza. Pero ella ya murió y el nombre del taller artesanal de Dani se escribe con Ka, y debe pronunciarse un poco diferente a la palabra castellana con ce. Bromas aparte, lo que quiero contar es la bendición de Kana en nuestra sociedad, porque durante doce años Dani, como ella dice: “ha trabajado en colaboración con comunidades artesanas para crear piezas que fusionan tradición y diseño contemporáneo”. Quienes estuvimos en La Pila la tarde del viernes 15 de agosto 2025 fuimos testigos de dicho trabajo. Chicos y chicas modelaron las piezas de vestir, elaboradas en telares. De los chorros de La Pila no sólo brotó agua, también flores, en una propuesta artística de mi admirada amiga Rigel.
Paty Cajcam y yo bajamos a La Pila, después de concluir con el En Vivo que tenemos todos los viernes, donde leemos y chismeamos las cartas que Rosario Castellanos envió a Ricardo Guerra. Al llegar vimos que ya estaban ocupadas todas las sillas colocadas frente a los chorros, donde había una alfombra sobre el empedrado para la pasarela; saludamos al arquitecto Quintero, al licenciado Humberto Pedrero y al presidente municipal de Comitán, señor Fox; luego caminamos hacia el restaurante Tata Lampo, donde, en la mera esquina, estaba Kej Limón, frente al piano, él vistió musicalmente el recorrido de las chicas y los chicos en la pasarela. Como si estuviésemos en una de esas famosas pasarelas en Nueva York o en París, todo mundo disfrutó la presencia de los modelos con la riqueza de los vestidos y trajes elaborados en el taller Kana. Como el famoso anuncio del grupo musical que rezaba: “Desde Yalchivol para el mundo”, acá fue “desde La Pila para el universo el trabajo de los artesanos del hilado y bordado”. Sabemos que cada vez más existe un gran reconocimiento al trabajo artesanal que, como dice Dani: conjunta tradición con diseño contemporáneo; hay un reconocimiento a la grandeza de nuestra cultura ancestral, “con la firme convicción de respetar y mantener viva la tradición al explorar con sumo cuidado nuevas posibilidades”.
Dos lemas llamaron mi atención: “Amamos las raíces” y “Tejemos la historia”, síntesis genial del trabajo que Kana realiza.
Antes de la pasarela saludamos a otros amigos: a José Ramón, a Aza, al gran concertista Max, a mi nieta Fany, a su mamá Lucy, al fotógrafo Quevedo, al no menos genial fotógrafo Augusto, y hubiésemos seguido en el argüende, pero todo mundo se preparó para disfrutar la pasarela, igual que toda la audiencia, concentramos nuestra mirada en el camino donde pasaron los chicos y chicas con los trajes. El acto cultural “Colección Trama Raíz” reunió la tradición y lo contemporáneo. Estábamos en el lugar donde la leyenda cuenta fue origen de nuestro pueblo y estábamos en una tarde plena de aire en el 2025; estábamos, con la mirada, bordando una mínima historia en el apasionante libro del arte comiteco. Al final, como es usual en las pasarelas, pasaron todos los modelos y cerró Dani, al lado de su hijita (que también fue modelo) y de compañeras bordadoras, integrantes del taller Kana. El aplauso de la audiencia se unió a la ovación infinita de los chorros de agua.
Posdata: la tía Joaquina ya no está con nosotros, tal vez le hubiese dado gusto saber que la palabra cana se escribe con ka y en lengua tsotsil significa casa antigua, casa que admiramos la tarde del viernes, casa que nos recibió con flores y bellísimos bordados, cada bordado fue un pespunte sobre el cielo, sobre el manto del espíritu.
¡Tzatz Comitán!
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