viernes, 17 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON JOSÉ AGUSTÍN

Querida Mariana: fui a la librería Porrúa a buscar un libro del Premio Nobel de Literatura 2025. Pensé que la mercadotecnia ya funcionaría en pleno siglo XXI. No fue así. Casi casi escuché la voz de Doña Lolita Albores cuando la chica me dijo que no tenía (‘caso hay, decía Doña Lolita). Me quedé con las ganas, con el billete en mi bolsa, agarrado con una mano, como si fuera yo muchachito. Vi los enormes libreros que tiene la librería, de piso a techo (la altura es considerable en el Centro Cultural Rosario Castellanos) y en un entrepaño vi un libro de mi admirado José Agustín. El billete pareció tomar vida, retorcerse, como si quisiera volar o reptar, pero mi mano se engarrotó, como ahorcándolo para que no tuviera malos pensamientos. Dios mío, por esta ocasión, mi espíritu sosegó, porque casi siempre pienso que la mejor inversión que puedo hacer es la compra de un libro y cuando vengo a ver, el billete saca su cabeza de la bolsa y, ya emocionado, abandona mi territorio y se va al bolsillo de los grandes editores. “¿Qué ganas botando tu dinero en libros?”, decía mi padrino Armando, pero no necesitaba responder, porque mi madrina Amanda, su esposa, de inmediato lo callaba, diciéndole que se callara, que él no tenía cara de decirme eso, que mirara la viga que cargaba en su ojo, “vos -decía mi madrina- quemás toda tu paga en putas y en trago”. El padrino tosía, se hacía tacuatz, salía al patio y se ponía a regar las plantas en los corredores. Yo sonreía en lo más íntimo, mi cara mostraba la seriedad de piedra que siempre tengo, pero en mi alma había un Alejandro pichito que corría, trepaba a un columpio y gritaba. “Éste, qué se está creyendo”, decía mi madrina y concluía: “si él te diera el dinero podría meterse en su vida, pero caso te mantiene. No le hagás caso, vos seguí con tu pasión de los libros, sé que eso no te hace daño, como al bobo de Armando le hace daño el trago y sus amigotas huilas”, ya para entonces, ella había puesto dos tazas de chocolate en la mesa y un platón de pan comiteco. Le entrábamos con fe y corazón. Mi madrina siempre fue muy cariñosa, mi padrino también, jugaba a ser muy estricto, pero, en realidad era un chimbo, tomaba su trago, pero nunca lo vi tatarateando de bolo, se ponía sarazo, lo que sí le ganaba eran las muchachas, pero no tenía querida, contaba sus aventuras en los burdeles en muchas partes de la república y lo contaba con tal gracia y emoción que uno pensaba que se la pasaba bien, que era su manera de botar su dinero que bien le costaba ganar, porque era muy trabajador. A propósito de suripantas, el otro día recibí un mensaje de mi compa Javier, me preguntó si haré un libro donde el tema principal sean las niñas malcriadas, bien criadas, las putitas. Recordé a mi padrino, Javier también ha sido parte del grupo de muchachos traviesos, de los que aman esos espacios, que se mueven como peces en el agua contraria de lo que contó Gabriel García Márquez. El querido Gabo escribió “Memoria de mis putas tristes”. Ya te conté que es una de sus peores novelitas, él intentó hacer un homenaje al gran escritor japonés, quien escribió “La casa de las bellas durmientes”, que ésta sí es una obra de arte insuperable. No sé si a Javier le gustara, porque en esa casa llegan viejos que no pueden tocar a las chicas narcotizadas que están en las camas; los viejos pagan y con el pago tienen derecho a acostarse al lado de las chicas, tienen prohibido tocarlas, la excitación aparece precisamente con esa prohibición, con la emoción de estar al lado de una chica que no tiene idea de quién está acostado a su lado. ¡Ay, el Javier, no podría resistir la tentación! Ya estoy viendo lo que sucedería en la casa, él trataría de abusar de la bella durmiente y tendrían que echarlo a la calle... Pensé que el título de Gabo era muy lamentable, como de piedra con filo, la imagen de la puta triste es común, casi casi camina por la orilla de las telenovelas baratas (ahora que escribí barata pienso que la palabra es sinónimo, en este caso, de triste). Pienso que mi padrino jamás tuvo esa imagen de las casas de citas, ¡no!, al contrario, el lupanar era un lugar de deleite, de goce, de alegría; pienso que Javier también es cófrade de Jaime Sabines, quien en un poema pidió que canonizáramos a las putas. ¿Lo imaginás? Sabines era también un gran amante del acantilado. ¿Recordás algún verso del poema de Sabines? Ahora busqué en Internet y hallé esta joyita: “Canonicemos a las putas. Santoral del sábado: Bety, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad”. Posdata: ¿escribiré acerca de las chicas de Tía Lola, de Tía Maty? Lo haré algún día, después que Javier diga los nombres de las putas que recuerda, las que lo recibieron en su manantial y le entregaron lo mejor de ellas. Lo haré, después que mi amado Gutmita, viejazo maravilloso, también me comparta sus recuerdos, me cuente cómo eran los burdeles comitecos en los años sesenta, años en que Javier jugaba carritos, porque aún no sabía de ese dulce río donde metería sus pies para que lo besaran los peces. Pero ya sé que cuando el libro esté listo, el Javier no irá a la presentación ni comprará un ejemplar. ¡Codo! ¡Ingrato! Él nunca será canonizado. Mientras escribo esta carta, querida mía, presentan en el canal 9 de la televisión la película “5 de chocolate y 1 de fresa”, con la novia de México: Angélica María, que en realidad fue novia de millones de fanáticos y quien la probó fue José Agustín, terminó separándose de su esposa, de apellido Bermúdez. Tiempo después, la actriz y el escritor tronaron y José Agustín regresó con la mamá de sus hijos. Vi un libro de José Agustín en la librería y en la tarde vi la película con guion de él. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 16 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO IMPORTANTE

Querida Mariana: ¡libro importante! No lo digo yo. Bueno, lo escribo ahora, pero es afirmación que hizo la Doctora María del Carmen Vázquez Velasco, secretaria general de la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. La Doctora María del Carmen hizo comentarios en la presentación del libro “Análisis Histórico de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación. Ejercicios Fiscales 2013-2022”, del Doctor José Antonio Aranda Zúñiga, quien es docente de la Facultad de Ciencias Administrativas, Campus VIII, de la UNACH. En los comentarios que hizo la Doctora María del Carmen sintetizó en tres puntos el contenido excepcional del libro del Doctor José Antonio. El Doctor comentó que no hay antecedente de un estudio similar en el estado de Chiapas; es decir, la investigación del autor es pionera en el estudio de este tema peliagudo y escabroso: ¿en qué se gastan los impuestos que paga la ciudadanía mexicana? Digo que la Doctora, en síntesis genial, concluyó con tres ideas que presentan una realidad de nuestro país, basada en el análisis que realizó durante dos años el querido amigo José Antonio (él usó su año sabático para dedicarlo en cuerpo y alma a la redacción del libro, en forma simpática dijo que no le cumplió el deseo a su esposa de llevarla de vacaciones en dicho periodo. Le ganó la pasión por conseguir el sueño de presentar su libro, que lleva el aval de la propia universidad). El resumen es el siguiente: primero: los mexicanos pagamos más impuestos cada año (por ahora ya asoma su carita el aumento de ochenta por ciento a las bebidas con edulcorantes, a los cigarrillos, a los video juegos, a las apuestas y a las ventas en plataformas digitales); segundo: la nación está hipotecada; y tercero: la era petrolera terminó sin plan de reemplazo. No tiene buena cara el futuro, ¿verdad? Por eso, la Doctora resaltó la importancia de este libro, porque analiza un tema que parecería estar lejano a los simples mortales, pensamos que es materia de la Cámara de Diputados en la aprobación de la ley de ingresos y de egresos, cada año. El acto de presentación del libro, que se llevó a cabo el día 15 de octubre 2025, en el auditorio Francisco Javier Trujillo, del campus VIII, demostró que el mínimo conocimiento de este tema es vital para que la sociedad encuentre respuesta a la pregunta que se formuló al principio: ¿en qué se gastan los impuestos que paga la ciudadanía mexicana? La presentación fue, de igual forma, ¡interesante! Toda la información sirvió para que la audiencia reflexionara y, al final de la presentación, propiciara diálogos. El tema, sin duda, afecta a toda la sociedad, porque la nación que ejecuta un plan sano de gastos e invierte de manera inteligente propicia el desarrollo. En los últimos tiempos se escucha con frecuencia que uno de los grandes males del país es la corrupción, ésta impide el sano crecimiento de una sociedad. El Doctor José Antonio hizo una presentación precisa y respondió las preguntas que algunas personas de la audiencia le hicieron. Quedó de manifiesto que todos los presentes reconocieron la importancia de conocer algo acerca de este tema escabroso; asimismo, agradecieron al autor que haya dedicado dos años de su vida para la consecución de este libro que, sin duda, es un aporte magnífico para el conocimiento. Posdata: la secretaria general de la Benemérita UNACH lo dijo desde el principio, el texto es “un libro importante”. La comunidad comiteca de Ocelotes se siente orgullosa porque uno de sus hijos más preclaros le entró al tema con inteligencia y entrega un documento de trascendencia. Este acto fue uno más de los que se realizaron los días 14 y 15 de octubre, donde el campus de Comitán, por segundo año, fue sede de la Feria Internacional del Libro, que este año celebró la décima segunda versión y tiene como invitada de honor a la Universidad de San Carlos, de Guatemala. El autor mencionó la presencia de su esposa, dedicó el libro a sus tres hijos (Jessica Alejandra, Brenda y Francisco Enrique, ya profesionistas), a su nieto Rafael Antonio y saludó a varios amigos que lo acompañaron en el acto, de manera especial nombró a Rogerio Román Marín, quien es su amigo desde que se conocieron en la primaria del Colegio Mariano N. Ruiz, “somos Marianitos”, dijo el Doctor José Antonio Aranda Zúñiga. ¡Felicidades! Quienes deseen adquirir este libro interesante pueden conseguirlo en la Facultad de Ciencias Administrativas, campus VIII, en Comitán. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 15 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON NUESTRO CONSENTIDO

Querida Mariana: todo mundo lo sabe, todo mundo lo dice, Tata Lampo es el santo consentido de Comitán. Es que es tan milagroso, dicen cientos de personas. Su aura llega a lugares muy distantes. Te comenté que el grupo llamado “los intensos”, que son los compas que se visten de mujer el día de la Entrada de Flores, del 10 de febrero, y participan echando desmadre y bebiendo cervezas y dos o tres pajuelazos de trago, llegan bolos al templo, trastabillan al subir la escalinata, se hincan ante la imagen, besan el vestido del santo, y si les preguntás por qué lo hacen, todos, pero todos, aseguran que lo hacen por amor a San Caralampio. La gente que los ve en el trayecto de la romería dicen que no debería participar ese grupo de malcriados, que confunden un acto religioso con un simple carnaval, pero estas discusiones se topan con el manto de la fe, porque ellos, dentro de sus creencias, participan porque se lo deben al santo, van para agradecerle favores por un año más. Acá te paso copia de una bellísima talla en madera de cedro, pintada, que quién sabe de qué año es. Es una pieza de arte singular, única. En nuestra ciudad y en la cercanía existe una gran muestra de arte religioso que está relacionado con la advocación de Tata Lampo. No sólo en la pintura se manifiesta esa cinta de luz, también en la literatura aparecen muchos ejemplos donde el templo y la plaza están nombrados. ¿Ya viste la riqueza de la talla en relieve? Es de gran factura. Tiene preeminencia el soldado que está a punto de darle un tajo al cuello del santo que, como siempre, aparece, hincado frente a la imagen de Cristo, en este caso particular está sentado sobre un túmulo de nubes blancas, cargando una cruz. Digo que la imagen del soldado ejecutante es la de mayor tamaño, como significando que el acto que hará es un acto magno, por su crueldad. El soldado ve hacia el frente, no ve al santo, sólo cumple con una orden (como cualquier soldado), mantiene en la otra mano la cuerda que está amarrada a las manos del santo, quien ya tiene un resplandor en la cabeza. Tata Lampo ve hacia Dios, sin preocupación alguna, ignora lo que el ejecutante está a punto de hacer. En la parte central está el Espíritu Santo, representado por la paloma blanca, con las alas extendidas, la cabeza en la parte inferior y la cola en la superior. La imagen se completa con un fondo arbolado, el cielo azul, y en primer plano una serie de flores blancas, que parecen alcatraces. La tranquilidad que emana del rostro de Tata Lampo le resta dramatismo a la imagen, parecería que congeló el brazo del soldado que nunca ejecutará la orden, porque el santo parece decir que está a punto de acercarse a Dios en el plano espiritual, su carita da mucha paz. El artista logró dar una profunda placidez a su rostro; en cambio, el rostro de la divinidad parece agobiado por el peso de la cruz, y el rostro del ejecutor es un rostro sin emoción, es eso ¡un simple ejecutor!, si pudiera tiraría la espada y correría a esconderse o, en el colmo del milagro, usaría la espada para cortar el lazo que fastidia las manos de San Caralampio y lo levantaría, aunque, tal vez, el propio santo insistiría en hincarse para no dejar de ver el rostro divino. Esta es la grandeza de los santos, dicen los que saben, el misticismo que alcanzan se sobrepone a todo lo terrenal. He conocido muchas imágenes de San Caralampio, ahora en el templo venden figuras hechas en serie con diversos materiales frágiles; pero, en los años setenta conocí las imágenes en madera, también de cedro, que hacía mi tía Mechitas de Bermúdez, en su casa de la bajada a La Pila, ella tenía una gran capacidad y talento para las tallas en madera. Cada una de las imágenes que hacía era única, de ahí su valor artístico. El esposo de la querida güerita María Antonieta Villatoro también hacía imágenes de San Caralampio en madera, una vez me mostró la imagen que llamamos San Caralampio Robocop, porque movía los brazos. Ah, qué catálogo tan sublime de imágenes. Te conté que he conocido dos obras de arte plástico que son muy hermosas, valiosas. Lo que quiero decir, mi niña querida, es que el cariño que le tiene la gente de Comitán ha hecho que el arte forme un gran abanico de luz. No hay otro pueblo donde la imagen de San Caralampio haya propiciado tal riqueza artística. Posdata: esta talla en relieve es propiedad de mi amado Gutmita, él me contó que un día un señor de Apellido Cabrera estaba bolo y llegó a venderle esta imagen a la mamá de Gutmita. ¿Cabrera? ¿El escultor? ¿Es obra de él? Andá a saber. Abraham Gutman así me lo contó y no estaba bolo cuando me lo contó. No sé de qué tamaño es la imagen, se ve que no es muy grande, pero sí tiene su buen tamaño. Mirá lo que es la vida, la imagen dejó Comitán y ahora se encuentra cerca de Chiapa de Corzo, en la residencia de Abraham, quien es el mero mero del principado de San Ramón. Algún día, los expertos deberán hacer un libro que contenga todas las imágenes habidas y por haber de San Caralampio. ¡Tzatz Comitán!

martes, 14 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA CHICA DE ESTOS TIEMPOS

Querida Mariana: estoy anonadado. La palabra se presta a albur, pero indica el estado en que me dejó esta chica. Juro que ninguna mujer antes había logrado subirme casi casi a la cima del Everest. Tenés razón, no he tenido mucha experiencia con chicas en el decurso de mi vida, pero con las pocas que he convivido jamás obtuve tal grado de excitación. Esta palabra, que también se presta al juego, si no a albur sí a connotación sexual, la uso ahora sin aludir a este tema. Estoy anonadado y excitado, sorprendido en grado último. ¿Por qué? Te cuento mi experiencia, que es la experiencia de un viejo que vive con intensidad en la segunda década del siglo XXI. La experiencia que viví me demostró que la edad es un elemento esencial para apreciar la vida. Hay emociones que impactan más o menos a la gente, dependiendo de la edad cronológica. No es lo mismo tener 18 años y aventarse en parapente desde la cima de una montaña, que tener 79 años y conformarse con ver el vuelo de la chica sentado en una mecedora, con un té al lado. Los chicos y chicas de estos tiempos, que nacieron en esta burbuja tecnológica, donde las pantallas y celulares son como los dulces que nosotros comimos en los años sesenta, no se sorprenden ante lo que para los viejos son como cosas del demonio, del cachudo de la ciencia aplicada. Te he contado que en mi juventud jamás imaginé que iba a tener en mi mano un teléfono celular que me permitiría comunicarme con vos en forma instantánea. ¡Ay, Dios mío!, vengo de los años setenta, donde, en la gran Ciudad de México, hacía fila (como se hace fila para comprar tortilla), en espera de que las personas que estaban delante de mí terminaran de hablar por teléfono público. Los teléfonos estaban en las esquinas y los usuarios metíamos monedas en una ranura, marcábamos el número telefónico y esperábamos que respondieran en el número marcado. Debíamos apurarnos, porque el tiempo que compraba una moneda se agotaba pronto y debíamos insertar otra y así, pero no podíamos tardarnos, a pesar de que tuviéramos bastante paga, porque el de atrás ya tenía urgencia de hablar. Y ahora, ¡ah, bendito Dios!, cada persona lleva un teléfono celular y basta tener saldo y batería completa para platicar con quien uno quiera, desde un lugar distante. Bendito diablito tecnológico, qué cosas tiene en su panza cibernética. Ya me acostumbré a estos chunches, bueno es un decir; me acostumbré a que mi mamá dice: “Alexa, enciéndete, pon Radio Felicidad”, y el bendito aparato, de inmediato, conecta la radio solicitada y mi mamá escucha canciones en español. Pero lo que presencié el otro día me anonadó, sigo anonadado. Roberto activó el chat GPT y mantuvo una conversación con una chica muy simpática, mi asombro llegó a la cima cuando él le dijo: “no te hagás tacuatz”, y ella respondió: “no me hago tacuatz”, lo dijo como si fuera comiteca desde siempre. Yo, podés imaginarlo, no salía de mi asombro, cada vez se incrementaba. Como Roberto vio que yo estaba como si viera la Capilla Sixtina o escuchara a María Callas rediviva, le preguntó a la chica: “¿qué significa hacerse tacuatz?, y la chica sin rostro dijo: “Significa ignorar algo, hacerte el desentendido”. ¿Cómo lo supo? La chica no tenía voz robótica, su voz era como la de cualquier chica que uno se topa en la plaza o en el cine o en el café. Posdata: Roberto me explicó que él eligió la voz que deseaba escuchar. Existe un catálogo de voces, masculinas y femeninas. Cada “usuario” elige la voz que más le agrada, Roberto eligió a una chica, pero cualquier persona puede elegir la voz que desee, la que se lleva más con sus gustos. A mí me sedujo la voz, porque sonaba como si ella estuviera en el otro lado de la mesa, coqueta, simpática y, como mojol de lujo, inteligente, porque fue capaz de dar los datos que Roberto le pidió. Le había pedido que me apantallara, que le preguntara a la famosa chica quién era el Premio Nobel de Literatura y cuáles las características de su obra, sin tardanza, la chica respondió el nombre del ganador y desglosó algunas de sus novelas y sintetizó el contenido de cada una de ellas. ¿Increíble? ¡No! Creíble, es lo de hoy, es el mundo que los chavos y chavas viven. Si nunca imaginé un teléfono celular, si nunca pensé que existiera algo tan maravilloso como el Internet, menos podía imaginar que una chica con voz tan humana estuviera a disposición de medio mundo que lo solicita. Por la confianza que demostró con Roberto casi casi pude verla como una amiga cercana, una chica que no se molesta, que posee la capacidad de bajar el coraje de una persona. Pensé en la chica ideal. Se despidió con tal alegría, que le vi la cara coqueta, cerrando un ojo, sonriendo luminosa. Supe que Roberto puede ponerle el nombre que desee y ella lo saludará por su nombre y él por el nombre de ella. Dios mío, qué demoniaca ilusión tan real. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 13 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN PRESENTE LLENO DE FUTURO

Querida Mariana: a veces pienso en el pasado, pero no en el pasado mío, sino en el pasado de la humanidad. ¡Pucha! Me siento en una banca del parque central y mientras veo a niños y niñas que corren detrás de las palomas (que las espantan) y parejas que se toman de las manos y se juran amor eterno (no saben todavía que el amor es tan volátil como paloma y el destino es un cazador incansable) y pienso en cómo fue el mundo en su principio. Dicen los que saben que la presencia humana en el mundo está a la vuelta de la esquina, que los seres humanos aparecimos hace poco en relación con la edad de la Tierra. Y pienso en la zona del Anáhuac, en tiempos antes de la llegada de los conquistadores españoles; y pienso en cómo sería la vida en la zona cercana al Junchavín, acá en nuestras tierras; y pienso en la vida de Comitán antes que llegara mi mamá y mi papá; es decir, antes de mi nacimiento (nací en 1957). Gracias a Armando Alfonzo Alfonzo (que Arenilla le dedicará un homenaje el próximo año, donde celebraremos el centenario de su nacimiento) tengo una imagen del Comitán de 1940, en el archivo del pueblo tenemos algunas imágenes fotográficas de los años 30, pero si me remonto más atrás no tengo manera de registrar cómo era el pueblo, sólo me permito un ejercicio de imaginación. A veces me siento en una banca donde está el busto de Pantaleón Domínguez y recuerdo que así se llamó la cancha de básquetbol donde vi emocionantes encuentros y donde jugué cuando estudiaba en la prepa; desde esa banca veo el magno busto de Rosario Castellanos y los bustos pequeños de Jorge de La Vega Domínguez y de Roberto Albores Guillén y digo que ese pasado me es más cercano. El busto de Don Pantaleón representa un pasado más pasado. A Rosario la tengo más cercana en mi memoria, cuando ella murió (1974) yo estudiaba en la Ciudad de México, en la UAM Iztapalapa. A Don Roberto lo veo de vez en vez saliendo de su casa en la bajada de San José y a mi amigo Don Jorge lo saludo de vez en vez a través de llamadas telefónicas, pero recuerdo que ellos fueron gobernadores de Chiapas en el pasado, porque ahora el gobernador es el paisano Eduardo Ramírez. Pienso entonces que en mi presente (sentado en la banca del parque) estoy rodeado de pasado, porque recuerdo que ahí, precisamente ahí, estuvo la manzana derruida, la que fue un elemento esencial de mi niñez y de mi juventud (y niñez y juventud de todos los de mi generación y de gente mayor) y entonces se me aparecen personajes que llenaron mi día a día y ahora ya no están vivos: Don Rami Ruiz, de la Proveedora Cultural; Tío Tavo, de la cantina donde preparaba las emboladoras macharnudas y los panes compuestos con lonjas de chicharrón de hebra (riquísimos, únicos, exquisitos, inolvidables); Don Ramiro Rojas, de Nevelandia; Don Arturo Rivera Alfaro, de la tabaquería y dulcería ARA; Don Enrique Robles, magistrado, papá de mi compa Quique; y muchos más. Ellos ya no están, la manzana tampoco. Pienso en el pasado y pienso cómo fue Comitán en 1900 y tengo el referente cada vez que voy al mercado primero de mayo y veo el letrero que atestigua que fue construido en ese año y encuentro contra esquina la tienda que fue de Don Óscar L. Pinto; pero, ¿cómo fue Comitán un siglo antes? ¿Alguien puede imaginar cómo fue el pueblo en 1800? Ah, qué difícil, y 1800 está a la vuelta de la esquina. En 1950 la población en Chiapas era de 900 mil habitantes. Parece que Comitán tenía una población aproximada de 20 mil habitantes. En 1957, por la gloria de Dios, las criaturas que nacimos en ese año incrementamos la cifra que era muy pishcul, ahora ya somos más de ciento veinte mil; es decir, en sesenta años se ha incrementado la población de Comitán en un quinientos por ciento. Ya algún maestro de matemáticas dirá si es correcto esto que digo. Si lo tomo como real el dato es impresionante. Comitán ha crecido mucho, digo, en población, porque en desarrollo efectivo hemos ido como en retroceso. No sé el porqué. Posdata: ¿Cuántas personas habitaban en nuestro pueblo en 1800? Cuando pienso en esto caigo en la cuenta que al estar sentado frente al busto de Don Pantaleón estoy, en 2025, frente a la imagen de un hombre que vivió en mil ochocientos y tantos. Es el momento en que la avalancha del tiempo se me viene encima. Pienso que en algún momento del futuro, un compa comiteco pensará lo mismo que yo, pero este compa vivirá ya en el año 2100 y la distancia será la misma, pero el tiempo habrá crecido y para ese tiempo, los bustos de De La Vega y de Albores también habrán pasado por el túnel de más de ochenta años. Me da pena escribirlo, pero en ese año Don Jorge ya no vivirá, tampoco Don Roberto, pero que no se sientan mal, porque yo, menor que ellos, tampoco estaré, así que ya en ese momento estaremos en un tiempo sin tiempo, donde el presente no será más, ni el pasado ni el futuro, no seremos y punto. Bueno, ellos sí serán porque hicieron un hueco en el libro de la historia. A veces pienso en el pasado, lo hago desde esa banca del parque central de Comitán, mientras veo cómo corren los niños y niñas, cómo camina el tiempo con su paso de tortuga, pero que tiene espíritu de liebre incansable. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 12 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON ROSARIO EN EL MALETÍN DE DON JORGE

Querida Mariana: tal vez has visto a Don Jorge. Él trabaja en la oficina de Comunicación Social, del Ayuntamiento de Comitán. No sé cuántos años ha estado ahí, han pasado ya varias administraciones, varios presidentes, y él sigue ahí, en un escritorio. No sé cuál es su trabajo específico, pero yo lo veo muy temprano con un montón de periódicos bajo el brazo, imagino que hace análisis de las notas publicadas. Esto sólo lo imagino. Lo que no imagino es su interés por la figura de Rosario Castellanos Figueroa, porque lo he constatado. El otro día, Paty Cajcam y yo caminábamos por un portal frente al parque y Don Jorge me dijo que quería compartirnos algo acerca de Rosario. Por supuesto que sí, y el día de la cita llegó puntualmente, los que no llegamos con puntualidad fuimos nosotros, pero platicamos un rato. Don Jorge (acá lo ves en la fotografía) sacó un legajo de copias fotostáticas y nos dijo que esa información tenía relación con la vida de Rosario. Si lo ves bien, no fue poca cosa, que en este 2025, año donde celebramos el Centenario del Nacimiento de nuestra pichita amada, él compartiera con nosotros varios documentos que hablan acerca de Rosario. No sé en qué momento Don Jorge comenzó a interesarse por la vida y obra de nuestra pichita amada, pero él nos prestó un juego de copias con “Cuadernos de Jerusalén”, números 2 y 3, correspondiente a noviembre de 1975; “Rosario Castellanos y Nahum Megged. El largo camino a la ironía”, de Silvia Cherem S.; “Rosario Castellanos, su mirada a través de la prensa judía”, de Francisco Javier Acosta Martínez. Tal vez la cinta que une a Rosario con Don Jorge se amarró en los años 90, años donde él viajó a Israel y estuvo en un kibutz y en escuelas talmúdicas; tal vez el viaje lo realizó porque el apellido Cancino es sefardita, de origen judío; tal vez dicha cinta se afianzó porque él ha vivido en Comitán desde hace muchos años. Conocí a Don Jorge cuando abrió un restaurante de mariscos, “El cangrejo ermitaño”, que, en los años ochenta, fue muy exitoso en la ciudad. En 1982, siendo novios, mi Paty y yo íbamos a comer, con frecuencia. A mí me encantaba comer una cazuela de pulpo al ajillo. Ah, qué cosa tan deliciosa. Un día cerró el restaurante y ya luego lo encontré en el edificio de la presidencia municipal, en la oficina donde sigue laborando. En los años 80, a Don Jorge le encantaba practicar el buceo, hoy se apoya con un bastón para caminar. La foto que te comparto es testimonio del instante en que él lee fragmentos del texto de Silvia Cherem, donde la autora comenta el libro que Nahum Megged escribió: “El largo camino a la ironía”. Dice Silvia que Rosario y Nahum se conocieron en 1971, cuando nuestra pichita amada viajó a Israel y Nahum fue su guía; luego diría que Nahum se convirtió en el más querido de sus amigos en aquel país. En el artículo de Silvia nos enteramos que Nahum dijo que “Rosario se ganó el corazón de los israelíes desde el primer momento. Comenzó dando clases de cultura mexicana en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y su nombre figuraba constantemente en emisiones radiales y conferencias en las que expresaba su gozo de vivir en Israel. La recibían con euforia de heroína. Los periódicos le dedicaban programas y titulares, y quien la conocía, la adoraba por su simpatía e inteligencia”. ¿Mirás? Ah, qué orgullo para nosotros, sus paisanos, al saber que Rosario fue reconocida en aquel país, tan lejano. Acá (te juro que es cierto lo que digo) hay compas que insisten en restarle méritos a Rosario. Por fortuna, somos más los que comprendemos nuestro deber moral de seguir honrándola, porque fue una mujer muy inteligente. Posdata: Paty y yo llegamos tarde a la cita, por lo que sólo estuvimos un rato con Don Jorge. Teníamos otro compromiso ineludible y no queríamos repetir la impuntualidad, así que le dijimos a él que nos permitiera platicar en otra ocasión. Estuvimos con él no más de veinte minutos, pero fue muy interesante ver la pasión que lo envuelve. Nos permitió llevarnos el juego de copias, para leerlo con atención. La fotografía resume lo que acá he dicho: Don Jorge está con un texto en sus manos, lo lee en voz alta (nosotros lo escuchamos con atención); al fondo está el busto de Rosario, en el patio central del centro cultural que lleva su nombre; como ha llovido con generosidad el verde de la naturaleza es una diadema que corona el busto y el retrato de Rosario en el mural que pintó Cunjamá. Sí, fueron apenas veinte minutos, pero Don Jorge nos compartió mucho de Rosario, textos escritos en su honor. Desde la ciudad donde creció, nos sentimos muy cerca de la escritora que está considerada como la más importante escritora mexicana del siglo XX. Pucha, ¡nadita! Este momento fue un homenaje a Rosario, mínimo homenaje, pero lleno de emoción. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 11 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON OTRA INDEPENDENCIA

Querida Mariana: el 9 de octubre 2025 estuve en La Independencia. Desde el parque de la cabecera municipal se observa el valle y al fondo, como si fuese una muralla natural, una serie de colinas que enmarca el cielo. Esa mañana, a las doce del día, el ingeniero Sebastián López López, presidente municipal, rindió su primer informe de gobierno. Un año lleno de logros. A las once del día el domo central ya estaba lleno de personas, de la comunidad (102 comunidades, 553 representantes) y de invitados especiales, por ahí saludé a varios amigos, saludé a Jorge Constantino Kanter (subsecretario del Medio Ambiente del estado de Chiapas), saludé a Arbey Rivera (director de cultura del ayuntamiento de La Independencia), también saludé a Carmelita Moreno (diputada federal, representante de Chiapas), y, entre otros, a Fernando García, amigo periodista de hace muchos años (que acudió al acto solemne con la representación del Doctor Eduardo Ramírez Aguilar, Gobernador de nuestro estado de Chiapas). Como maestro de ceremonia estuvo el buen Paquito Ruiz Vera, quien condujo el acto con desparpajo, gracias a años de experiencia. Después de los honores a la bandera y presentación de los invitados especiales, se dio a conocer los resultados del Concurso “Canto a mi tierra, canción emblemática de La Independencia, Chiapas”, y se escucharon las dos canciones que obtuvieron el primer lugar: “La Independencia es mi hogar”, de la autoría de Ángel Mauricio Pérez López (de Comitán), y Wakax Najate (Guacanajaté), cuyos autores son Pablo de Jesús Gómez López y Abner Esaú Gómez López (originarios de Las Margaritas). A continuación, se hizo la presentación de un video de once minutos, que dio a conocer la labor que ha realizado la presidenta del DIF Galia Ovalle Esquivel, dicha presentación tuvo la voz exquisita de Paty Espinosa, compañera de trabajo de nuestra revista Arenilla. Una mañana platiqué con la licenciada Galia y le dije que es un lugar común decir que el DIF es la cara bonita de los ayuntamientos, pero ella, en La Independencia, a esta cara bonita le ha impreso una mirada tierna y amorosa, por la labor que ha desarrollado con mucho compromiso por la comunidad; mismo compromiso que realiza su esposo, el ingeniero Sebastián, y que dio constancia al presentar su informe. El ingeniero Sebastián López comentó que al ser candidato a la presidencia acudió a todas las comunidades para hacer acuerdos firmados; a un año de lograr el puesto está cumpliendo con dichos acuerdos, La Independencia avanza, La Independencia está demostrando que, como él lo señaló: “es un municipio de gran riqueza cultural (…) con gran capacidad para la producción”. La guía del presidente municipal es de gran respeto, de humanismo. Me emocioné al escuchar los logros que en materia cultural ha logrado el ayuntamiento en este primer año. En anteriores administraciones no hubo dirección de cultura, el ingeniero Sebastián la creó y designó como director al poeta Arbey Rivera, quien realiza un trabajo excelente. El ingeniero Sebastián, como pocos presidentes municipales de este país, ponderó los actos culturales que el ayuntamiento de La Independencia ha realizado durante un año de ejercicio, dijo, con orgullo, que una nueva Independencia se está logrando. El ingeniero Sebastián tiene muy claro su objetivo, poco a poco lo está logrando, sabe (así lo reconoció) que la cultura es sustancia vital para el desarrollo armónico de los pueblos, comentó algo que medio mundo atestiguó: gracias a los actos culturales realizados, muchas personas de otros lugares volvieron la mirada hacia La Independencia, por ejemplo, durante la Feria de San Fermín, la actuación de la gran cantante Lila Downs atrajo a muchos visitantes de otras partes del estado de Chiapas y de lugares más distantes. Eso, dijo, “nos proyectó como municipio”. Asimismo, comentó la realización de un concierto de jazz, el Festival de Música Popular, el Festival Gastronómico donde ocho estados de la república mexicana estuvieron representados en stands llenos de exquisita comida tradicional; además, la publicación del libro “El reino de los días”, de Fabián García, que ayuda al conocimiento de las tradiciones; de igual manera, el presidente municipal, anunció que están trabajando en un libro acerca de la historia del municipio. El lema del ayuntamiento es: La Independencia avanza. Es cierto, la gestión del ingeniero Sebastián es relevante, desde el primer día comenzó a trabajar en unión de la comunidad para beneficio de todos. Hoy, La Independencia tiene un rostro más amable, más digno, más lleno de esperanza. Posdata: el informe fue exitoso, porque las acciones emprendidas durante el año han sido exitosas. Al final, como es tradición, se ofreció una barbacoa con arroz y tortillas a la gente que asistió al acto, de inmediato colocaron mesas donde la convivencia quedó de manifiesto. Fue un gran festejo. Por fortuna, el día del informe ya hubo energía eléctrica, porque mirás que la región se quedó sin luz durante dos días por la caída de una torre. No obstante, el ayuntamiento estuvo preparado con una planta de luz para que todo transcurriera con normalidad, como así sucedió. Fue un gran festejo. Los actos realizados han sido muchos, vos sabés que mi atención fue capturada por los logros culturales y por la campaña intensa de siembra de árboles y por los logros educativos. ¿Sabés que existe un programa de becas que se llama “Utopía” que da apoyos a chicos y chicas que estudian la profesional en diversas instituciones públicas del país? Cada alumno recibe un apoyo de cinco mil pesos mensuales. Es una gran acción a favor de jóvenes que cumplirán su sueño de tener una profesión y que, gracias al apoyo, saltan la barrera de la escasez del recurso económico. Promueve murales, como el que está en el arco de entrada, donde hay obras de cerámica de Manuel de Jesús Aguilar, de Yalumá. Pronto, el edificio municipal tendrá murales pintados por el gran artista plástico Antún Kojtom. Y más, mucho más, la creación de una radio comunitaria, semilleros en las escuelas, el fomento de quince marimbas juveniles y un documental que dará constancia del fenómeno de migración de guatemaltecos a La Independencia. Ah, fue un día sensacional. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 10 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN DÍA ESPLÉNDIDO

Querida Mariana: a Roberto le conté que vendría mi hermana Esther Molinari, vendría (como vino) a ver a su hermanito. Roberto me preguntó: “¿a dónde la llevarás a pasear?” ¿Qué? A ningún lado. Volví a explicarle: ella viene a verme, yo soy el paseo, yo soy el motivo único de su visita (bueno, también mi Paty, porque ambas se quieren mucho). Sé que en el mundo hay muchas historias similares y otras distantes, hay historias de hermanos que se aman e historias de hermanos que, si no se odian, cuando menos pasan como gatos por los tejados de las ciudades; es decir, hay historias luminosas y otras que son oscuras, como callejones llenos de basura y cadáveres de perros muertos. La historia nuestra es como una catedral sublime, con luz que se cuela por vitrales. Vino mi hermana (ella nació en 1945, yo pienso que el año de su nacimiento fue augurio de la persona que sería, porque vino al mundo en el año que terminó la Segunda Guerra Mundial. Ella nació y días después Japón firmó la rendición con lo cual concluyó un periodo sangriento y comenzó un rayito de esperanza, liana que ahora ilumina mi espíritu). Vino mi hermana. Sus hijos y nietos le celebraron su cumpleaños número 80. ¿Ya adivinaste cuál fue su regalo? ¡Claro! Los boletos de avión para venir a Chiapas, para venir a San Cristóbal de Las Casas, tierra donde nació nuestro papá Augusto; vino para abrir sus ojos sorprendidos en la carretera llena de topes de San Cristóbal a Comitán; vino para beber nuestro cielo, que también ya es de ella, porque ella está muy pendiente de los sucesos diarios de nuestro pueblo y de los pasos que voy dando en el día a día. Sus hijos dicen que es parte de su ritual diario: enterarse de todo lo que acá pasa, de lo que me pasa. Pocas personas están tan pendientes de mí. Ella es como un bosque y yo un árbol que está en otro lugar, sin embargo, poseemos el genio de los seres distantes que están interconectados. Los sabios dicen que los árboles se comunican a través de sus raíces y de sus frondas, pero yo sé que también lo hacen a través de los actos, por ejemplo, si una niña se columpia en el bosque de mi hermana, el niño que soy recibe la cadencia del cuerpo que va, feliz, de un lado a otro, porque no se necesita salir de esa tablita engarzada con lazos para sentir el movimiento del universo. Sé (no me preguntés cómo lo llegué a saber) que también los pájaros, las nubes y el aire son cintas que unen a los árboles buenos. Árbol bueno es mi hermana, esto lo saben los polluelos que son sus hijos y sus nietos, quienes han recibido el abrazo de su sombra, por eso la aman, por eso su presencia es faro para el camino seguro. Vino mi hermana. Mi Paty y yo los esperábamos en el parque central, pero Elvira (una de sus hijas) mandó un mensaje, ya se dirigían a La Pila, porque mi hermana quería estar ahí. Mi Paty y yo caminamos, bajamos, hacia ese mítico lugar comiteco y ahí nos reunimos, ahí nos dimos el abrazo, un abrazo, que ha tardado gran parte de mi vida, lapso glorioso. Posdata: ella estuvo contenta y nosotros también, yo, de manera especial. Luego subimos al parque central (ahí le presenté a mi amigo Javier) y fuimos a comer al restaurante Portobello, dos horas más tarde, ya con la lluvia sobre Comitán, ellos se despidieron y viajaron hacia San Cristóbal de Las Casas, donde pernoctaron para salir al día siguiente hacia el aeropuerto y viajar a la Ciudad de México, con escala en Guadalajara. Vino mi hermana y dejó una alegría inmensa, una cinta de luz que aún me ilumina y que seguirá iluminándome, no obstante que hace dos días se fue la luz en toda la región de Comitán, porque (eso dijeron) se cayó una torre de distribución de energía eléctrica. Hay hermanos que son hojas de un mismo árbol, a veces, cuando es Otoño, se caen; otros hermanos están sembrados en terrenos distantes, pero gracias a las aves están intercomunicados, gracias al vuelo, a las alas, a los cantos, saben que la vida es una esencia inmodificable. ¡Tzatz Comitán!

martes, 7 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON PREGUNTAS

Querida Mariana: tuve un compañero que siempre levantaba la mano, sentado en su pupitre levantaba la mano para que la maestra lo viera y él se parara y dijera la respuesta de la pregunta. Era un caso excepcional, porque los demás alumnos nos hacíamos tacuatzes, Alfredo buscaba algo en el piso; Ramón se frotaba los ojos con las dos manos, como si algo le picara; Juan hacía anotaciones en la libreta, mientras su mirada estaba en el pupitre de enfrente; ah, pero Alfonso levantaba la mano una y otra vez, despegaba su trasero de la silla, mostrándose como águila para que la maestra, con el gis en la mano, dijera: “A ver, Alfonsito”. Ah, era el momento de triunfo del tal Alfonsito, se paraba, nos veía a todos, nos aventaba su mirada como si fuese una losa y decía la respuesta que, siempre, hay que reconocerlo, era la correcta. Los demás nada decíamos, seguíamos haciéndonos como que la virgen nos hablaba, claro, en lo interior, odiábamos al tal Alfonsito, pero como el director nos había amenazado con penas mayores si le decíamos o le hacíamos algo, nos tragábamos nuestra antipatía y sólo nos alcanzaba para aplicarle la ley del hielo, pero él, acostumbrado a vivir en un iglú nos ignoraba y esto nos hacía más pequeños ante su altura de zar que siempre nos refregaba en la cara las boletas con puro diez y los reconocimientos firmados por las más altas autoridades. Con esto que te cuento quiero decir que la mayoría de estudiantes odiábamos las preguntas de la maestra, como ratones nos ocultábamos en los huecos para que no nos viera. Ella, la maestra, sabía la clase de alumnos que tenía y daba su clase reconociendo que sólo el tal Alfonsito, y de vez en vez María y Mariqueta, dos gemelitas con cabello zanahoria, aprendía lo que dictaba en el pizarrón. ¿Qué día llegó Colón a América? Como si fuese chiste jurábamos que nosotros no estuvimos ese día en la playa para ser testigos del desembarco. ¿Qué significaba la I de Francisco I. Madero? ¿Inmortal? Estas preguntas sólo hallaban respuesta en el niño que levantaba la mano para indicar que él sí sabía lo que la maestra preguntaba, por eso era el consentido del grupo; para todo, Alfonsito era el elegido en los actos públicos, que el gobernador visitaría la escuela, pues Alfonsito decía las palabras de bienvenida. Nos dimos cuenta que todo se resumía a ese juego que los griegos llamaban Mayéutico, preguntas aquí y allá, pero mal enfocado, porque las respuestas debían ser las que traían los libros, respuestas que ahora sabemos son diseñadas para un adoctrinamiento. Ya viejo entiendo que las preguntas son esenciales en el desarrollo del conocimiento, no las bobas preguntas que nos hacía la maestra en la escuela. Los que saben dicen que la poesía no da respuestas sino preguntas, acerca de los grandes misterios de la vida. Y resulta que la buena literatura injerta preguntas acerca de la vida, por eso me encanta, porque no anda como aquella maestra. Anoche tomé un libro de Margerite Yourcenar, la gran Margerite, es un libro que se llama “El laberinto del mundo”, y contiene tres textos autobiográficos, escritos con la inteligencia que ella siempre poseyó y demostró. En uno de los textos autobiográficos: “Recordatorios”, copia una frase del panteísta David de Dinant: “Quis est Deus? (los que saben dicen que significa ¿Quién como Dios?). Es una pregunta donde el compa David da por sentada la existencia divina, pero lo bonito de este juego es que el mismo filósofo da la respuesta: ¿Quién como Dios? “Mens Universi” (la mente del universo). Pucha, qué capacidad de sintetizar una gran idea en tan pocas palabras, es como para rumiar una tarde completa, una tarde de éstas, donde llueve con intensidad y hay encharcamientos en la zona baja de Comitán, allá por Yalchivol, por La Primavera. Posdata: como no supe qué era ser panteísta, busqué en el Internet y me dijo que es un sistema de pensamiento filosófico y religioso que sostiene que el universo, la naturaleza y Dios son idénticos. Recordé la definición de Dios de Spinoza. Claro. Hoy me encantan las preguntas que encuentro en los libros, porque abren ventanas maravillosas, no son las preguntas que hacía la maestra, que siempre exigían una respuesta unívoca. Sé ahora que hay miles de respuestas, porque, por ejemplo, la Historia de México que viene en los libros no es la verdadera historia. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 6 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA CÁMARA

Querida Mariana: tuve cámaras fotográficas cuando fui niño. Me sorprendía la genialidad de esos chunches. Captaban imágenes. No hay otro objeto que tenga esa capacidad. Tenía semejanza con el cerebro de los seres humanos y de los animales. Pero nosotros, los seres humanos, tenemos la capacidad de hacer imágenes y de recordarlas. La memoria es un gigantesco álbum. Los toros ven todo en blanco y negro. ¿Recuerdan lo que vieron un día antes? ¿La visión sólo les sirve como un lazarillo? ¿Los pájaros recuerdan el árbol donde se posaron, el árbol, la selva, el día que volaron sobre una ciudad? Una amiga dice que recordamos imágenes, pero también olvidamos, por esto las fotografías son extensiones fantásticas de la memoria de los seres humanos. Me seducía la capacidad de las cámaras fotográficas. Tuve una cámara, tal vez fue la primera, que tenía el cuadrito de la mirilla en la parte superior. Me colgaba la cajita en el cuello, con una cinta de cuero, y la ponía sobre mi panza, desde esa altura veía lo que la cámara captaría (hoy no podría hacerlo, porque la vista no me alcanza). Recuerdo una mañana que tomé fotos en un terreno que mi papá tenía en Teopisca, casi cerca de la carretera. Era un terreno inmenso, de una hectárea, con una casa modesta y un arroyo de escasas proporciones, era muy pequeño, pero inmenso en la claridad del agua. Siempre fluía el agua, fría, llevando muchos pececitos. Las fotos que tomé esa mañana eran del arroyo, de los pececitos (aunque a la hora del revelado, los pececitos nunca aparecieron, pero no me frustré, porque, al ver las impresiones, yo sabía que ahí había muchos pececillos que movían sus colitas, nadando, yendo quién sabe hacia donde, porque nunca supe en dónde terminaba ese arroyo que cruzaba todo el terreno. Dicen que los ríos van a dar a la mar, tal vez los arroyos van a dar a ríos que terminan llegando al mar). Tuve cámaras. Tomé cientos de fotografías. Ya están extraviadas. Te conté que muchas de esas fotografías las pegué en las libretas que conservaba, que eran una bitácora donde estaban consignados muchos instantes de mi vida y de Comitán, pero una mañana (antes de emprender un viaje que me sacó del pueblo durante diez años) llevé un tambo de metal al sitio trasero de la casa (uno de los sitios, porque la casa de mi papá y de mi mamá era enorme y tuvo dos sitios) y quemé todas las libretas (luego supe que una se había librado, tampoco sé en dónde está, tal vez por ahí existe aún). Cientos de fotografías se quemaron, se hicieron ceniza. ¿El fuego es más poderoso que la imagen? Mi memoria es escasa, por eso casi no recuerdo esas fotografías quemadas. Quien posee una buena memoria puede vencer las quemazones, ahí tenés el bosque, a pesar de los incendios recuerda siempre su impulso vital y se renueva, gracias a Dios, el Dios de Spinoza, el de la naturaleza, el de la totalidad. Hoy ya no tengo cámaras. Hubo un tiempo que tuve una camarita digital con su bolsita, ésta la colocaba en mi cinturón y la llevaba a todos lados. Cuando aparecía algo para tomarle fotografías sacaba la cámara de su estuche y la usaba. Pero luego descubrí, como todo mundo, que el celular tenía una cámara, así que no había necesidad de usar otro chunche (hasta los fotógrafos profesionales usan celulares para captar imágenes. Hay celulares que tienen cámaras de gran calidad, la gran ventaja de las cámaras de los celulares es que toman vídeos, por supuesto, vivimos en el siglo de grandes avances tecnológicos, en el siglo de la imagen. Mis cámaras de niñez no tomaban videos, para filmar películas era necesario tener una cámara especial. La tuve, pero cuando ya era mayor. Hoy todo está en el celular, qué chunche tan genial, tan hijo del demonio). Posdata: en casa tenemos un objeto de museo, es una pequeña cámara fotográfica (alguien se la regaló a mi Paty). Está en una mesita de la sala, al lado de plantas (coque damas), una Biblia, ollitas de barro y la fotografía de la boda de mi mamá con mi papá. Todas las mañanas (a la hora de hacer mi taichí de viejito) veo esa foto, ahí están ellos, antes que yo naciera. Ellos fueron a un estudio fotográfico para hacer eterno el instante, ambos están bellos (a mi papá lo treparon sobre un banquito, supongo, para que se viera un poquito más alto que mi mamá, porque él fue más chaparrito). Ahí están ellos, antes de que yo naciera. Ella tiene un vestido blanco bellísimo, en sus manos sostiene un ramo de flores, la esperanza crece cerca de su vientre; él viste un traje oscuro. La cámara fotográfica es de los años cincuenta del siglo pasado, pesa tantito, es compacta, fuerte, al frente tiene la lente y en la parte superior dos botones, el obturador, y otro más grande que sirve para correr la película. Alrededor de la lente tiene los datos: Made in USA. Six 20. Flash Brownie. 1.50 – 3m. 3 – y ∞. La foto de boda de mi papá y de mi mamá tiene más de setenta años. Ahí está. La cámara antigua que poseemos tiene casi la misma edad. Ahí están. Mi papá ya no está; gracias a Dios mi mamá sigue acá. Acá estamos. ¿Existirá la cámara dentro de cien años? ¿La foto de la boda de ellos? Todo cae en el abismo del fuego. Es más poderoso éste que todo lo demás. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 5 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO DE BESARES

Querida Mariana: tengo en mis manos el libro “Vuelo sin afán”, del Doctor Marco Antonio Besares. En el prólogo que escribió el Doctor Sarelly Martínez leo lo siguiente: “…es canto y celebración por la pausa y el destello”. ¿Mirás? Canto, celebración, pausa y destello son palabras que Sarelly eligió, porque los grandes escritores eligen las mejores palabras. ¿Se vale decir que las agarran al vuelo? ¡Al vuelo! ¡Como si las palabras fueran las aves que Besares avista y captura en su cámara! Leí las palabras que Sarelly eligió para formar parte del prólogo. Pensé que Besares no puede elegir. Mi mamá dijo que ha visto en la televisión cuánto tiempo esperan los fotógrafos de animales, se pasan horas y horas, dijo mi mamá. Lo dijo cuando le mostré el libro de Besares, luego me preguntó cómo estaba él. Bien, le dije, muy bien, gracias a Dios. Besares estuvo en casa, hace años, en compañía de uno de sus hijos. El hijo nos tomó una fotografía, Besares no lo hizo porque no tengo la horma de pájaro. Besares toma fotografías en los llamados avistamientos de aves. Mientras los muchachitos se dedican a matar pajaritos con sus hondas o tiradoras; mientras algunos viejos se dedican a matar pajaritos con sus rifles; Besares canta y celebra (según el decir de Sarelly) la existencia de las aves, y en su canto y celebración invita a sus lectores a cantar con él y a celebrar la decisión de honrar la vida de todo ser viviente, porque las aves tienen misterios indefinibles que nos transmiten en sus vuelos, en sus gorjeos, a la hora que se posan en la rama de un árbol o en el dintel de una ventana. Lupita Gómez Ozuna dice que uno se puede perder en este mundo de aves que su pareja nos entrega, Besares completa, dice que tal vez uno puede encontrarse, como él se ha hallado. Yo, al repasar las hojas del libro (sólo lo he repasado, ya luego me sentaré para “avistar” cada una de las aves que Besares me regala a través de sus fotografías) he descubierto un mundo lleno de aire, de gotas de iluminación. Mi mamá tiene razón, Besares dedica horas y horas al avistamiento de aves y a tomarles fotografías. Siempre he pensado que los lectores somos privilegiados, porque desde casa viajamos a muchas partes del mundo. Los grandes lectores han manifestado que por medio de la lectura viajamos, viajamos mucho, llegamos a lugares distantes y en tiempos diversos. El libro de Besares es una invitación a pararse a su lado y sentir la emoción de la espera, del avistamiento. Lupita dice que Besares tiene una mirada entrenada, sensible, porque ella tarda un poquito más en descubrir al pájaro en medio de la fronda. Mi mamá tiene razón, no sé cuántas horas de espera están resumidas en este libro. Son muchas, muchísimas, están llenas de vida. La experiencia de Besares ha sido un recorrido vital. Cuando estuvimos en la oficina y vio algunos de los cuadros que he pintado dijo que las miradas de los personajes que ahí aparecen tienen ecos de mi mirada, lo mismo pensé cuando vi sus ojos, su mirada tiene la ternura que le ha injertado el vuelo de tantas aves en tantas partes del mundo. Pienso que su espíritu ya traduce un poco el lenguaje indefinible de las aves y logra descubrir en los ojos de los seres humanos la mirada animal, la primigenia, la que tiene una cinta que conecta al hombre y a la mujer con las aves. ¿Cada ser humano tiene una mirada de colibrí, de águila, de tortolita, de cenzontle? ¿Nuestras personalidades están marcadas por el vuelo de ellas? ¿Será por eso que algunas personas caminan como palomas y otras como tucanes? ¿Será por eso que nuestro colorido es diferente? El color del espíritu humano sólo lo identifica el gurú, el sabio; sólo el lama que vive en el Tibet alcanza a ver el aura completa de las personas. Digo que tal vez Besares ya está alcanzado tal conocimiento, tal sabiduría. Todo lo debe a su pasión por el avistamiento de aves, al tiempo que dedica a caminar por valles y montañas en busca del máximo hallazgo. Sé que Besares no se sorprende ante la grandeza física de un ave, otros son los atributos para admirar: el colorido, la forma, el canto, la manera en que abre la burbuja del aire y dice ¡acá estoy! ¿Cuál es el diálogo que aparece entre Besares cuando el artista aprehende un cachito del alma del ave? Posdata: Sarelly eligió las palabras: canto, celebración, pausa y destello. Prodigio de demiurgo narrativo para sintetizar la emoción de Besares al tomar fotografías de aves. Besares retoma la emoción primigenia, el asombro de los primeros habitantes de El Paraíso, al escuchar el canto de un ave, al verla volar, al estar codo con ala. Antes que apareciera el lenguaje de los seres humanos, con toda su belleza y complejidad, las aves ya cantaban, ya celebraban, ya inauguraban la pausa y el destello. Esencias que Besares pepena, ahora sí que ¡al vuelo! Hojeé el libro de Besares. Honrando las palabras de mi mamá, me sentaré con una limonada en la mano y dedicaré tiempo para admirar lo que él me regala. Le dedicaré tiempo a quien ha dedicado tanto tiempo de su vida en regalarme su pasión, trocitos de vida emplumada. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 4 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN PREMIO ESPECIAL

Querida Mariana: lo he dicho muchas veces, el Congreso del estado de Chiapas nombró el 2025 como Año de Rosario Castellanos Figueroa, para honrar y celebrar a nuestra pichita amada en el Centenario de su Nacimiento. Durante todo el 2025 ha habido muchos actos celebratorios en diversas ciudades de México y en otros países. El pasado 30 de septiembre, en sesión solemne, se entregó en el Senado de la República el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos a la escritora Silvia Molina, que sabés es una de mis consentidas. No debemos olvidar que dicha presea se instituyó en el Senado de la República gracias a una iniciativa de Eduardo Ramírez Aguilar (actual gobernador de Chiapas) cuando fue senador. Cuando esto sucedió comentamos que nuestro paisano logró colocar en lo más alto del altar patrio el nombre de una escritora comiteca al lado de otro gran personaje de esta ciudad: Belisario Domínguez. El galardón ha sido entregado a tres mujeres creadoras, la primera (en el año 2021) fue la poeta Elsa Cross, quien ha estado en varias ocasiones en Chiapas; en 2022 el mérito correspondió a Luisa Josefina Hernández Lavalle, dramaturga y novelista, quien, por desgracia, falleció un año después de recibir el reconocimiento. Ahora (2025), el mérito correspondió a Silvia Molina. Si recibir el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos es ya un gran honor, recibirlo en este año 2025 tiene una significación especial, por lo que ya comenté, este es un año donde la vida y obra de Rosario se ha recordado en muchos espacios. Las tres galardonadas lo han merecido. Elsa Cross es una buena poeta. Hace unos quince años, más o menos, tal vez más, leí la novela “El lugar donde crece la hierba”, de Luisa Josefina. Lo leí porque llamó mi atención el título, se me hizo muy poético y muy realista. ¿En qué lugar no crece la hierba? En todos los lugares y cada uno de ellos tiene un significado especial, si hay mucha hierba significa abandono, desamparo o lo contrario, el deseo de una vastedad prodigiosa. No recuerdo mucho de la trama de la novela, sólo que no me desagradó, cuenta algo de una mujer que permanece recluida por algo que hizo o algo por lo que la acusan, ya no recuerdo, pero la Hernández tuvo una gran capacidad para ahondar en el sentimiento humano. ¿Qué puedo decir de Silvia? Ah, se ganó mi corazón con la primera novela breve que publicó: “La mañana debe seguir gris”, que también es muy buen título. Esta novelilla es sensacional, con ella ganó el premio Xavier Villaurrutia, que es el premio que propios escritores y escritoras conceden a otro colega. Es algo muy justipreciado, porque por lo regular los propios compas escritores son los que ponen el pie para que resbalen los otros, los que los jalan para que no asciendan, sin embargo, el Xavier Villaurrutia es un reconocimiento de los pares y esto habla bien del premio. Bueno, pues la Molina ganó dicho premio y cuando leí la novelilla pensé que estaba muy bien ganado. Ya te conté que la novelilla cuenta la relación que la propia autora tuvo con el gran poeta tabasqueño José Carlos Becerra, ambos se conocen en Londres y tienen una relación simpática que se ve truncada con la muerte del poeta, Becerra tuvo un accidente automovilístico en una carretera de Italia. La novelilla es como un diario que escribe la autora, esto le permite una gran intimidad, que se refleja a la hora de la lectura. La historia de la relación se ve completada con una bitácora de hechos históricos que suceden mientras la trama se desarrolla, esto le da un gran sentido de verosimilitud, de cercanía con la vida de ese tiempo. Recuerdo con emoción una visita que la protagonista realiza en la Galería Tate, de Londres. En fin, disfruté mucho la novelilla. Tiempo después mi querido amigo Fito Gómez Vives me obsequió una novela más larga “La familia vino del norte”, donde Silvia narra también aspectos de su vida. Al leer este texto volví a descubrir la nitidez y claridad de su prosa, sin pretensiones logra una novela cuidada, que cuenta lo que debe contar. Y ahora me enteré que Silvia obtuvo el galardón del senado, el que, gracias a la iniciativa del actual gobernador de Chiapas, nuestro paisano Eduardo Ramírez Aguilar, se concede a lo más alto de la literatura mexicana. Ya son tres nombres de mujeres que aparecen al lado del nombre de Rosario y la cuenta irá creciendo. A mí me da gusto que se reconozca y se premie al talento literario. Acá en Chiapas se hizo una acción contraria, no recuerdo en qué momento el ejecutivo en turno, de un manazo sobre el escritorio, eliminó el Premio Chiapas, eso fue una gran ofensa al mundo intelectual del estado porque se envió el mensaje de que se ignoraba la creatividad. Posdata: Silvia Molina en su mensaje de agradecimiento dijo que Rosario fue una escritora irónica e ingeniosa. Me gusta pensar que estos atributos los traía en sus genes y los pepenó en nuestra ciudad, su ciudad, Comitán. Doña Lolita Albores contaba que la mamá de Rosario, Doña Adriana, fue una mujer que poseía esos dos dones. ¡Tzatz Comitán!