viernes, 28 de noviembre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN INSTANTE

Querida Mariana: sorpresas te da la vida, dice la canción. Ayer abrí mi página del Facebook y hallé esta fotografía, me generó una grata sorpresa. Imagen tomada por el excelente Osiris Aquino. Imagen de impacto, por la belleza y fuerza de la toma y por el chubasco de años que cayeron como lluvia de confeti. La vida me ha concedido el privilegio de conocer a grandes artistas de la lente, uno de ellos es mi admirado Osiris, quien anduvo un tiempo en Comitán. Lo recuerdo en la Casa de la Cultura, cuando María Elena Jiménez fue directora de dicho centro cultural. Niña querida, vos sabés que mi memoria es más escasa que el número de vírgenes en el infierno, pero recuerdo una muestra de fotografía que Osiris impulsó en el andador frente al parque central, que estaba relacionada con la obra de Juan Rulfo (gran escritor y, como Osiris, también excelente fotógrafo). ¿Fue así? Tal vez sí, porque hay creadores que son tan grandes que no dudan en compartir su talento. Osiris es grande entre los grandes, hizo favor de compartirme esta fotografía. ¿Mirás qué dije? Compartirme. Esta palabra puedo compartirla, pero también partirla, porque com-partirme fue una sensación inmediata, me partió, ya lo dije, por la fuerza de la imagen. Esta esencia sólo les está permitida a los artistas más sublimes. Osiris dijo que la fotografía la tomó en el año de 2012. Es un instante de hace trece años. Estábamos en la cabina de radio IMER, y digo estábamos, porque mientras yo leo, en la mesa están Aracely Argüello, María Elena Jiménez, Mirtha Luz Pérez Robledo y el artista de la lente. Ahora es común decir: tomame una foto, así como que no me doy cuenta. Acá leo y, por supuesto, nunca imaginé que Osiris hacía esta toma. Tengo en mis manos la novela “Balún Canán”, de Rosario Castellanos. Osiris, así se ve, se colocó en cuclillas para lograr que el libro estuviera en primer plano, ahí está también mi mano con un curita en el dedo. El curita tiene su explicación, me lo pongo por dos situaciones: servía como esos hilitos rojos que se coloca la gente para recordar algo y para protegerme de una ligera lesión. El curita cumplía su trabajo con eficiencia, me protegía y me ayudaba a decirme, al verlo, que debía recordar que Dios estaba conmigo, era una doble protección, física y espiritual. Pero la fuerza de la imagen la otorgó la genialidad de Osiris, nunca he visto en mí o en algún otro tal caudal de energía en un acto de lectura. No sé qué fragmento leía, pero al ver la fotografía ahora (en 2025) pienso que transmitía un párrafo intenso, con la intensidad que Rosario escribió. Quiero pensar que alguien de la mesa me invitó a participar en el programa, tal vez lo hizo Malena, tal vez ella organizó una lectura de la obra de Rosario y también Mirtha leyó, porque en la mesa, aparte de esta novela está un libro gordo, coedición del Fondo de Cultura Económica y del Coneculta, cuando la admirada Marvin Arriaga era directora, donde está reunida toda su obra poética. Trece años antes del Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos, nosotros hicimos un reconocimiento a la grandeza de Rosario; así como ahora hago un reconocimiento al talento de Osiris, mientras agradezco su generosidad al tomar la fotografía y compartírmela trece años después. Pienso que al momento de la toma ya pronuncié una palabra, el sonido vuela como navío en el aire, ya llegó al chunche llamado micrófono y se difundió en las ondas hertzianas, ya llegó a miles de hogares donde los hombres y las mujeres trabajan mientras escuchan la radio o conducen sus autos y se entretienen con las emisiones de Radio IMER o están sentados plácidamente en sus butacas y reciben la fuerza de las palabras o de la música transmitida. Trasmisión. Esta fotografía de Osiris transmite, sintetiza un egregio momento: ahí está Rosario, ahí está el lector, ahí la magia de la radio, de la comunicación, del acto de compartir. Posdata: fui invitado y resulté honrado con la imagen que Osiris me envió. Trece años después, oh, gran maestro; lapso que se recuperó a la hora de recibir esta imagen, sirvió como asidero en el tiempo. Hemos vivido, hemos sembrado gajos de luz en memoria de Rosario, desde hace años. Que esta carta sirva para honrar el talento y el genio de Osiris. ¡Mirá el vendaval que produce su fotografía, es un caudal de energía atrapado para siempre! Cada vez que alguien vea la imagen recibirá este borbollón de luz, cascada sublime. Honra para el gran fotógrafo, por siempre. ¡Tzatz Comitán!