Existe un presupuesto de feria. Los integrantes del Patronato deben manejarlo de la manera más escrupulosa.
El tema de los dineros, como es lógico de entender, motiva muchos comentarios, muchos a favor, pero la mayoría en contra.
En el tema del presupuesto advierto algo peculiar. Algunas personas critican el hecho de que las autoridades dediquen dineros para la preparación de los festejos, no obstante exigen que la feria sea "de calidad". De entrada hay una incongruencia.
Por desgracia, las ferias de los pueblos de esta región de México siguen siendo ferias sin concepto. En realidad nuestras instalaciones presentan la imagen de un gran mercado.
Advierto que las ferias tienen el complejo de "la fiesta del vecino". Cada vecino quiere hacer de más "caché" su fiesta particular y así compiten por ver qué organización "trae" a los artistas nacionales más destacados (y los más destacados, ya se sabe, son los artistas que "salen" en las televisoras nacionales).
Una gran cantidad del presupuesto se esfuma en el pago de dichos artistas.
Pero la feria es esto, no se puede modificar.
La gente disfruta la actuación de estos artistas.
Tal vez es la necesidad de olvidar la rutina por unos días.
Tal vez podamos modificar el concepto, poco a poco.
Tal vez fuera bueno que la feria no sea más un gran mercado (la gente se queja porque ahora muchos stands expenden "piratería". ¿Hay algún lugar del país en donde la piratería no esté presente? Es probable que las mismas personas que critican la exposición de mercancía pirata sean los mismos que no compran las artesanías o regatean el precio de éstas. Antes que se dé un cambio en el concepto de las ferias es preciso que el pueblo cambié la idea y la percepción real de lo que debe ser una feria).
¿Es bueno que las calles de la ciudad se cierren en la celebración de la feria de San Caralampio? ¿Por qué no se utilizan las instalaciones de la feria para celebrar los dos festejos más importantes del pueblo: la feria de Santo Domingo y la de San Caralampio?
Existe un presupuesto y se gasta en lo que, tradicionalmente, la gente está acostumbrada. Si se quitara la prioridad a esa competencia de artistas nacionales, la opinión pública diría que la fiesta estuvo muy "pishcul".