martes, 4 de noviembre de 2008

CHAYITO DE TODOS (primera de dos partes).


Mi tía Betty Córdova me advirtió: “Te voy a hablar de Chayito, no de Rosario”. ¡Y vaya que hay un mundo de diferencia! Porque cuando Chayito era tal, nadie, de veras nadie, podía imaginar que esa muchacha iba a ser un día la famosa Rosario Castellanos. ¿Quién puede imaginar lo que una adolescente llegará a ser en el futuro?
Mi tía fue amiga de Chayito y ahora, a solicitud mía, me cuenta algo de esa convivencia.
De principio debemos dar por hecho que la vida de la tal Chayito sólo fue una historia más entre los millones de historias que existen en el mundo. Pero, también es obvio entender que tiene una relevancia especial por tratarse de quien se trata.
¿El lector hallará en este texto algo que no se haya contado nunca acerca de Rosario Castellanos? No lo sé. Acá, en esta Arenilla, únicamente comparto lo que mi tía me contó una tarde en su casa, una tarde en la que estuve acompañado con mi mamá (quien es uña y carne con mi tía) y en la que mi prima Maricruz me dio dos mandarinas para mi cena; una tarde en que al hablar de Chayito, mi tía recordó algunos de sus caminos; una tarde en que la luz tímida de los años cuarentas y cincuentas volvió a iluminar los patios de la memoria comiteca.
Betty conoció a Chayito cuando aquélla tenía trece y ésta quince años. Tal vez se volvieron amigas porque las mamás de ambas eran muy amigas y porque sus casas estaban distantes apenas media cuadra. Betty vivía en la casa contraesquina del templo de “El Calvario”, donde tiempo después estuvo la tienda de doña Angelita, y Chayito vivió en la casa que hoy ocupa la familia Tovar Serrano. “Todos los domingos nos reuníamos e íbamos a misa mayor. Siempre salíamos Chayito y yo juntas. Aunque te he de decir que la gran amiga de Chayito en esos tiempos fue Angelina Abarca, eran inseparables”.
“Chayito era muy platicadora. Junto con Angelina organizaban fiestecitas de confianza. En ese tiempo Chayito era novia de Guillermo Robles, el que luego fue dentista”. Betty cuenta que Chayito estaba enamorada de Guillermo y en una ocasión le obsequió una fotografía a él. Betty me ve con picardía y recita la dedicatoria, satisfecha de su memoria: “Cuando en tus momentos de calma me recuerdes, dirige una mirada a esta fotografía que te habla con el lenguaje de los seres que te aman. Rosario”.
Así pues, antes del famoso Ricardo, Chayito tuvo otro mar donde aventaba sus barquitos de papel. “Chayito llegó a mi casa y me pidió la máquina de escribir. Ahí escribió la dedicatoria. La hoja quedó en la máquina. Yo la leí y pensé en aprendérmela de memoria para que yo la usara en alguna ocasión. Guardé la hoja en una cajita de jabón de Reuter, por eso me la sé de memoria. Muchos años después llevé a mi hijo Pepe al consultorio de Guillermo para que le arreglara un diente, y le dije: Chayito te dio una foto con esta dedicatoria, y se la dije. Él me quedó viendo y me preguntó: ¿Cómo lo supiste? Ese día fue el día que mataron a Kennedy. Mientras nosotros recordábamos a Chayito, en la radio estaban diciendo que habían matado a Kennedy”.
Los biógrafos de Rosario señalan que por el año de 1963 la escritora intentó suicidarse. ¿Quién puede saber qué pensaba o qué hacía la famosa Rosario Castellanos el día 22 de noviembre de 1963, día en que Betty recordaba en Comitán esa dedicatoria en el consultorio del anteriormente amado Guillermo, día en que asesinaron a Kennedy? ¿Qué hilos recogió Guillermo esa mañana?
Si Dios no dispone otra cosa este texto continúa el próximo viernes.