lunes, 30 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN PERSONAJE DE LEYENDA
Querida Mariana: cuando mi amado Gutmita menciona a algún personaje importante del pueblo dice que es “un personaje de leyenda”. Me encanta oír eso, porque las leyendas sobrepasan el tiempo, van más allá de sus tiempos, así, estos personajes trascienden sus épocas y nos llegan íntegros en su grandeza, con sus agregados mitológicos.
Rafita es uno de estos personajes, se ha vuelto una figura esencial en el pueblo, todas las mañanas anda por el parque central, camina de un lado a otro. Lo conocí porque le encantaba llegar a la Dirección de Cultura, cuando anduve por ahí, en el Pabellón Municipal. Entraba a todas las oficinas, como no es amigo del agua, pasan días y no se baña, los amigos de la Dirección de Salud Municipal lo llevaban a los sanitarios del pabellón y ahí lo bañaban, ya salía con otro rostro, pero con su misma esencia.
Tiene alguna deficiencia mental, los especialistas deben saber. Es enemigo de las cámaras, siempre que alguien lo enfoca y él se da cuenta levanta la mano y hace caracolitos; de igual manera es amante de las chicas, es un enamorado irredento, cuando llegaba a la oficina siempre llevaba una rosa y la entregaba a la primera chica que se le presentara en su camino. Rafita es un personaje de leyenda en nuestra ciudad. ¿Cuántos años tiene? No lo sé. Como lo ves en la fotografía que te anexo, él no usa zapatos, tal vez nunca los ha usado. En esto se parece a otro personaje de leyenda: Mario Mocoso, quien tampoco usó zapatos. Una de las características de Mario era que somataba los pies en el piso y cada vez que lo hacía sonaba como si alguien disparara balazos, quienes no lo conocían se llevaban el susto de su vida.
Rafita, durante un tiempo, usó una bolsa en uno de sus pies, muchos pensaron que tenía alguna dolencia, ¡no!, tal vez alguien le hizo la travesura y le colocó una bolsa, días después ya no era una sino dos bolsas de plástico que tenía amarradas a sus pies, y luego tres, en septiembre de 2024 se ve tal como está en la foto. Siempre carga bolsas. Nadie puede saber el contenido de ellas. Si los ejecutivos de la Coca Cola se enteraran le darían un pago mensual, porque la chamarra que lleva tiene el logotipo de la empresa refresquera y es un anuncio viviente permanente.
Hay personas que le dan una atención especial, a veces desayuna con ellas. En los últimos tiempos se dio cuenta que tengo corazón de pollo y donde me ve me pide que lo invite a desayunar, el otro día fue pollito campestre, luego una orden de tacos por donde está una terminal de combis. Me ve pasar en mi tsurito y con su mano, la que usa para hacer caracolitos, me indica con un movimiento de dedos sobre su boca que desea desayunar.
Siempre está con el cabello enmarañado, tiene la manía de meterse el dedo gordo de su mano en la boca, los otros cuatro la cubren, usa bigote ralo y una chivita. No sólo la Coca Cola debería pagarle regalías, también el presidente de Comitán (presidente que ya también se volvió personaje de leyenda, porque mañana iniciará lo que será su tercer periodo gubernamental, hasta donde se sabe no ha habido un caso similar en el pueblo), y digo que el presidente debería darle una paguita porque Rafita usa una mochila en su espalda con un lema del Señor Fox: “Trabajando por lo que más quieres”.
Lo que sí es una certeza es que Rafita no aceptaría jamás promocionar los zapatos Flexi. Ya se acostumbró a caminar descalzo, siguiendo la tradición de Mario Mocoso, el gran amigo de mi amiga Eva Morante, quien, cuando la veía sola la acompañaba a su casa, en el Comitán afectuoso de los años setenta.
Mi amado Gutmita tiene razón, hay personajes de leyenda en los pueblos, son parte esencial de la historia de ellos. Rafita es un personaje de leyenda, es amistoso, puede quedarse mucho tiempo viendo hacia el frente, pensando quién sabe qué cosa. Si alguien quiere tomarle una foto, él, de inmediato, muestra la mano y hace caracolitos. En esto se parece al difunto Nene, personaje de leyenda que vivió en el barrio de Guadalupe, El Nene tampoco era amigo de las fotografías, en los últimos tiempos de vida, alguien le obsequió una camarita de plástico y cuando él veía a alguien tomándole una foto levantaba su cámara y hacía el juego de tomar una foto al fotógrafo. Ah, qué bonito juego.
Posdata: Raúl, el gran caricaturista comiteco, tiene una serie dedicada a estos personajes de leyenda, que él bautizó como los Pito Pérez de Comitán. Larga vida a los personajes que dan esencia a los pueblos, que se vuelven parte esencial del imaginario colectivo.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 28 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON CUENTITO CASI SIMPÁTICO
Querida Mariana: si me permitís te contaré un cuentito que me contó Alondra, ella me dijo que esta historia se la contó su abuelita Enriqueta. El cuento va más o menos así:
Todo mundo decía que en la vieja casa de Don Roque ¡espantaban! Manuel repetía lo que su papá le había enseñado: “hay que temer a los humanos, no a los espíritus”, así que cuando juntó la cantidad que el hijo de Don Roque pedía por la casa, le dijo que quería comprarla. Todo mundo se burló de su decisión, ¿cómo se le ocurría al bobo de Manuel comprar una casa embrujada? Manuel repetía lo que su papá le había enseñado.
Cuando Manuel llegó con los trabajadores para comenzar el cambio del techo, ya con vigas podridas, uno de los trabajadores señaló hacia la esquina de la sala y, con voz de flauta desafinada, dijo que algo se había movido en un sillón que estaba vacío. Manuel pensó que la leyenda había sobrepasado la realidad y hacía ver de más a la gente, repitió lo que su papá decía: hay que temer a los humanos, no a los espíritus, pero el empleado tomó su maletín con herramientas y dijo que no trabajaría en esa casa. Sus compañeros quedaron en silencio, Manuel dio indicaciones para que tiraran un muro divisorio, para ampliar la sala y se retiró. Al otro día, muy temprano, se presentó para ver los avances del trabajo y no halló a ningún albañil, sacó su celular y marcó el número del maestro albañil, éste se disculpó, dijo que pasaría más tarde para entregarle el anticipo, no trabajarían ahí, la casa estaba embrujada. Manuel escuchó que el fantasma, así lo dijo el maestro albañil, se había parado sobre el sofá mientras ellos comenzaban a armar un andamio, brincó en muchas ocasiones, como si fuera un niño travieso o un viejo encabronado. ¿Pero cómo lo supieron?, preguntó Manuel. Ah, porque se miraba cómo la base del sofá se hundía una y otra vez con los pies del viejo. Sí, sin duda que era un viejo, no era un niño, era un viejo bien potente, porque los huecos de sus pies se hundían casi hasta el fondo. No, Don Manuel, perdón, ahí no volvemos ni por un millón de dólares.
Te lo dije, comentó Ramón, amigo de Manuel, no debiste comprar esa casa embrujada, tal vez te convenga llamar a los cazafantasmas para hacer un conjuro que corra a los espíritus. Los cazafantasmas era el nombre que Ramón les designaba a los curas del templo. Ellos, con velas, crucifijos y agua bendita podían expulsar a esos espíritus errantes.
Manuel, por primera vez, no repitió lo que su papá decía, porque si bien había que temer a los humanos, parecía que también había que ser temerosos de ciertas presencias espirituales. ¿Quién era el viejo fantasma que andaba espantando? Ramón le dijo que, sin duda, era el espíritu del viejo Don Roque, no estaba tranquilo. Pero ¿cómo?, si el viejo había fallecido hacía muchos años. Ah, qué bobo sos, dijo Ramón, ¿no mirás que el tiempo de los fantasmas es otro? Lo que para nosotros son años, en el otro plano es un ratito, el espíritu de Don Roque seguirá vagando hasta que los cazafantasmas den sosiego a su alma, algo tiene pendiente en este plano terrenal, los curas son fregones para curar almas de espíritus alterados.
Ah, la casa de Don Roque, sí, dijo el cura Alfonso, cuando Manuel fue a verlo al templo, algo de eso se ha oído desde siempre. Don Roque era un viejo que pocas veces venía al templo, pero cuando venía soltaba un billete generoso a la hora de la limosna, parecía un buen hombre. Para que haga el exorcismo debo saber el motivo de su muerte, tal vez Doña Lucinda pueda decirte qué pena le está ahogando al difunto. ¿Que quién es Doña Lucinda? La que vende estambres en el mercado, ella fue su querida por un tiempo, mucho antes que falleciera, tal vez ella pueda decirte algo.
Manuel tocó en la casa de Doña Lucinda, salió una viejecita que al oír el nombre de Don Roque cerró la puerta sin escuchar más. Manuel pensó que sería difícil conocer la historia, pero, como en el pueblo todo se sabe, una vecina de Doña Lucinda, llamó a Manuel moviendo los dedos de su mano derecha.
Oí que usted investiga acerca de Don Roque, vaya con el sastre, él fue amigo del difunto. Ya está viejo, pero está lúcido.
Así, Manuel siguió las indicaciones y llegó hasta la sastrería, ahí se topó con un anciano calvo sentado en una poltrona, escuchaba un programa de radio a todo volumen. El asistente le bajó volumen al radio y le dijo al sastre que había un señor que quería hablarle. El sastre dijo: No estoy, no estoy para nadie.
Manuel regresó frustrado al templo, le dijo al sacerdote que no había conseguido algún dato, nada, nadie sabe qué pasó. ¿No puede usted, padre, echar agua bendita y rezar un padre nuestro para que el espíritu descanse?
No, no es tan sencillo, dijo el cura. Ve con Dios, hijo mío, Él, sin duda, te enviará una señal, y en el aire hizo la señal de la cruz.
“Para eso me gustaba”, dijo Manuel y pensó que la cruz debía ir a hacerla a la casa de Don Roque, la que ya era su casa. Se sentó en una banca del parque, iba a cruzar la pierna cuando una mujer con falda larga y arracadas colgando en sus orejas le tomó una mano y le dijo: “Veo que tenés un espíritu cruzado, si me das un billete de veinte pesos te digo cómo limpiarte”, Manuel se sorprendió con lo que la mujer le dijo, sacó un billete de su cartera, lo entregó, la mujer se guardó el billete en medio de sus tetas y dijo: “el que te ayudará es el viejo Armando, el brujo, si me das un billete de cincuenta te llevo con él”. Manuel no dudó, volvió a sacar un billete de la cartera y lo entregó a la mujer, quien señaló con la mano izquierda: “en la casa amarilla, ahí lo encontrarás”, y como si fuera una mujer japonesa hizo una reverencia, dio dos pasos hacia atrás y luego emprendió la carrera. Manuel se levantó y fue a tocar en la puerta de la casa amarilla, un viejo asomó y al preguntar qué quería, ante la explicación de Manuel, el viejo dijo: “ay, muchacho, caíste, la vieja mulata manda a todo mundo a mi casa para que les resuelva sus problemas, ¿qué te dijo?” y Manuel contó y el viejo soltó la carcajada, “vieja cabrona, siempre me cambia de nombre, pero ahora ya me volvió brujo”. Manuel supo que su papá tenía razón: “hay que temerle a las humanas, no a los espíritus", así que fue con el cura y le preguntó cuánto quería para ir a hacer el conjuro, el padre colocó sus manos sobre su vientre, bajó la vista y con voz de espíritu, pero de Espíritu Santo, dijo: “lo que sea su voluntad, hijo”, Manuel le ofreció una cantidad generosa, el padre volvió a colocar sus manos en el vientre y dijo: “¿Y si doblás tu voluntad?”. A Manuel no le quedó más que aceptar, acordaron que al día siguiente irían a la casa para hacer el exorcismo, el cura llegó a la hora fijada y antes de entrar a la casa y preparar los chunches para hacer el conjuro mostró la palma de la mano y moviendo los dedos hacia sí pidió el dinerito, Manuel le entregó un fajo de billetes y, tal como le indicó el sacerdote, esperó afuera hasta que el cura, con sudor en su frente, salió y dijo: “limpia, tu casa está limpia, el espíritu de Don Roque ya descansará por toda la eternidad”. Se despidieron. En el parque (esto ya no lo vio Manuel) el primer albañil esperaba al cura, quien le entregó la parte de lo acordado.
Posdata: ah, cuánta razón tenía el papá de Manuel, hay que temerle a los humanos, no a los espíritus, aunque, querida Mariana, vos sabés que en Comitán, como en los demás pueblos del mundo, circulan historias de aparecidos, de espíritus, de fantasmas chocarreros; se dice que hay casas embrujadas. Mi casa de infancia era una casa vieja, ya te conté que una noche, mientras jugábamos un juego de canicas en la sala entró Sara, la sirvienta, con la cara transformada, se aventó al suelo y dijo que el árbol de aguacate, que estaba en el sitio, se estaba moviendo como si pasara un huracán, su cara estaba transfigurada, sin sangre, blanca. Muchos años después, el pueblo contó que en esa casa habían desenterrado un tesoro; es decir, estuve muy cerca del misterio. Cuentan algunas leyendas que donde espantan hay dinero enterrado. A mí nunca me asustaron los espíritus, casi como si reafirmara el dicho del papá de Manuel, a mí me asustan más los humanos.
¿Y qué pasó con la casa de Manuel?, le pregunté a Alondra. Ahí está, me dijo, ahí está.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 27 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, EN UNA VISITA A TÍO JAVI
Querida Mariana: vos sabés que en Comitán medio mundo es nuestro tío o tía. Los hijos de mis amigos y amigas, por afecto, me dicen tío, no hay hilo consanguíneo de por medio, ¡no!, es de puro cariño; asimismo, en el pueblo tenemos la costumbre de decir tío o tía a gente que nos facilita un servicio, por ejemplo, en las escuelas y colegios las personas que atienden las tienditas se convierten en tía o tío, así escuchamos: “ah, la quesadilla de tía Elena está bien sabrosa” (lo dicen sin albur, lo aseguran porque la quesadilla que la señora Elena prepara no puede compararse con el sándwich que pone la mamá todas las mañanas en el tupperware).
El otro día pasé a saludar a mi ahijado Javier, él sí es mi verdadero ahijado, porque fui su padrino en el bautizo, mi compadre Javier me concedió el honor. En el momento que nos presentamos en el templo para que el cura le echara el agua sobre su cabecita no imaginamos que Javier, en el siglo XXI, atendería lo que ahora se llama botanero y le pusiera por nombre Tío Javi, un espacio que ya es famoso porque medio mundo dice: “vonós con tío Javi”, esto le da un sentido de gran camaradería, pero tampoco es casual el nombre, su restaurante está (vos lo conocés, todo mundo lo conoce) frente al estacionamiento Ulises, a dos cuadras del parque central (es el botanero más céntrico de Comitán). Digo que el nombre no es casual, la bellísima casona que ocupa es propiedad de la familia, un día la compró el notario Javier Aguilar Torres (abuelo de Javier), luego pasó a manos de su hijo Javier Aguilar Carboney (mi compadre, amigo de toda la vida) y ahora está al servicio del nieto del notario: Javier Aguilar Cantoral. Así que el negocio de botanitas honra el nombre de tres generaciones: Javier.
Seguido vamos a tomar la cerveza y comer la botanita con los amigos (ellos beben y comen de todo, yo, ya me conocés, elijo la tostadita con frijolitos refritos, el pico de gallo, las verduras al vapor y la ensalada de lujo que me prepara mi comadre Angelita, mamá del propietario, quien por cierto me dijo que ella cocina la longaniza que Quique asegura no tiene madre, la mejor longaniza que puede comerse en Comitán está con Tío Javi. Esto es así porque Angelita pepenó la receta tradicional de su abuela Doña Ofelia Santiago de Cantoral, quien, entiendo, era de Teopisca. Doña Ofelia fue la mamá de ni sabés quién, de Doña Chelo, quien también tiene su restaurante Doña Chelo, frente al parque de Guadalupe, donde, igual que en Tío Javi, ofrecen platillos que conservan la sazón y la tradición auténticas.
A mí me encanta ir a Tío Javi, me atienden muy bien y disfruto el encanto de la casona del pasado siglo, una casa tradicional, que tiene un patio central generoso y dos corredores con sus pilares de madera (ya mi ahijado adecuó un anexo con juegos infantiles para que lo gocen los chiquitíos, mientras los papás y las mamás disfrutan las exquisiteces que ahí ofrecen, porque no sólo dan la longaniza que no tiene madre, también ofrecen lo mejor de las botanitas comitecas y tuxtlecas, porque Javier ofrece esta mezcla en Comitán, con lo que los comensales pueden gozar lo mejor de la botana tuxtleca en el clima bendito de nuestro pueblo). ¿Te gusta la carraca? ¿Te gusta el camarón seco con el chilito güero? Ah, pues en el restaurante familiar Tío Javi te lo sirven con gusto, con el mismo gusto con que lo comerás.
Al principio Javier abrió el negocio llamado “La casona”, pero se dio cuenta que el gusto comiteco es la botana, los comitecos y comitecas somos botaneros por excelencia, nos gusta la variedad y que tenga un sabor exquisito (¿por qué fue famoso el restaurante Tono Gallos? Porque servía muchos platillos con diversas botanas), así, desde hace cinco años, tiene el botanero Tío Javi, que es un espacio visitado por muchos amigos y amigas del pueblo y amigos visitantes.
Digo que he estado con los amigos en varias ocasiones y he disfrutado la amplitud de su patio central, soy feliz cuando como rico y tengo el mojol de un espacio abierto y acá gozo el patio central que se abre generoso para darme el abrazo.
Posdata: mientras los amigos piden una cerveza o un roncito yo pido una limonada con agua natural, al tiempo, sin azúcar, me cotorrean los amigos, dicen que me iría mejor un tecito de manzanilla con una cafiaspirina, me cotorrean, dicen que pura comida de viejito, que por eso no como la cascarita, porque ya no tengo dientes. Reímos. La convivencia exige la cuerda de la amistad, el aire libre, la buena comida, la buena bebida; la palomilla encuentra un buen espacio en el restaurante del hijo de nuestro amigo.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 26 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON CANCIONES
Querida Mariana: ¿cuál es tu canción favorita? Ayer, en el TikTok me apareció la canción Downtown, con Petula Clark, y momentos después apareció la canción Vereda Tropical. Ya te conté que un domingo, en el Cine Montebello, exhibieron una película que era algo como un documental del festival de la canción europea, hablo de los años sesenta, la película era en blanco y negro. Apareció Petula, representando a Inglaterra, a mí me encantó la canción. La de La vereda tropical es una canción que le gustaba a mi papá.
Me han explicado que el TikTok y el Facebook poseen un sistema, creo que le llaman de algoritmos, que detecta nuestros gustos y preferencias, así, en materia musical nos entrega géneros predilectos. Entiendo que estos chunches sepan qué clase de música me gusta y me envíen canciones favoritas, pero ¿cómo supo que mi papá, quien falleció en 1990, tenía como una de las canciones predilectas a La vereda tropical?
Escucho el principio de la canción (voy por la vereda tropical…) y de inmediato aparece la imagen de mi papá, con su chaleco y con la camisa arremangada, señal inequívoca de que siempre estaba dispuesto al trabajo. Mi mamá me dice: tu papá siempre fue muy trabajador.
No sabría decir cuál es mi canción predilecta. Como todo mundo, mi vida ha sido marcada, en diferentes etapas, por muchas canciones. Tal vez muchos chavos, igual que yo, en los años setenta, se sentaban en una banca del parque, frente a La Casa del Ciclista, para escuchar los discos que ahí ponían, con volumen alto. En dos o tres ocasiones fui a la tienda de mi mamá a pedir dinero para comprar uno de 45 revoluciones, estos discos eran chicos, por lo regular sólo traían dos canciones, una de un lado y otra en el anverso.
Me cae mal la canción de Leo Dan: Mary es mi amor, y sin embargo la sé y a veces me he descubierto tarareándola y recordando que el nombre de Mary lo cambiábamos por el nombre de la chica que nos gustaba, porque Mary no era el amor de todo mundo. Quien estaba enamorado de una chica que tenía el nombre largo hacía un interesante ejercicio de dejar el nombre en tres o cuatro letras para que la melodía no cambiara. Si la chica se llamaba Rosa entraba cabal, pero si la chica se llamaba Margarita o Gumersinda había que cortar de tajo las últimas letras y cantar, un poco forzado, Marga es mi amor o Gume es mi amor.
En los años sesenta no sabía el significado de Downtown, pero al salir del cine la fui tarareando hasta llegar a casa. Ahora, cuando el sistema de algoritmos me la programa mi espíritu se llena de gozo. Tal vez sea mi favorita, diría Sabines, la preferida de mis padres, la escogida de mis hijos, la más cercana de mis hermanos, la canción más amada.
Posdata: en realidad no sé cuál es mi canción favorita, hubo un tiempo, en mi adolescencia, que cantaba, a todas horas, una canción de Manzanero: Somos novios, y ni novia tenía.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 25 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN VIAJE
Querida Mariana: Paty Cajcam y yo fuimos a la primaria del Colegio Mariano N. Ruiz. Leímos un cuento y entregamos ejemplares de Arenilla, donde vienen cuentitos. Cada niño y cada niña se llevó un ejemplar a su casa. Nuestra pretensión es que lean por gusto, por placer. Ese es nuestro objetivo. Por esto siempre estamos agradecidos con nuestros patrocinadores, quienes, con su paguita, contribuyen a realizar esta campaña en favor de la lectura, en un país que, se sabe, no lee. Por eso nuestro país está ¡como está!
Leí un cuentito y al final Paty entregó los ejemplares para que los estudiantes lo llevaran a casa.
Como tenía tiempo que no hacíamos esta actividad (tal vez desde antes de pandemia) me descoloqué ante dos sucesos que se dieron en mi lectura, el primero fue que un niño tenía la lapicera sobre su silla, hizo un movimiento con sus brazos, tiró la lapicera, los plumines, lápices y gomas se regaron, cinco o seis de sus compañeritos se levantaron para ayudar a levantar los objetos. Suspendí mi lectura, cuando todo volvió a la normalidad continué. Dos minutos después, un chico abrió la botella con agua, tomó un poco y luego se puso a jugar con la tapa, hacía un ruido molesto. La maestra se acercó y le pidió que suspendiera el ruido. Continué con la lectura, un poco sacado de onda (luego Roberto me dijo que es natural, que estaba con niños de siete u ocho años de edad, inquietos, gracias a Dios. ¿Qué quería? ¿Robots, que no se movieran, que apenas respiraran?)
Pero, casi al final del cuentito y porque estaba mi mirada fija en una niña que había puesto atención desde el principio, vi que su carita se entristecía con la historia, sus ojitos estaban casi al borde del llanto. Esto (ya conocés que lloro por todo) me conmocionó. La niña se había emocionado con el cuentito que yo leía en voz alta.
Hoy pienso que todo fue ganancia. A la hora que el niño tiró la lapicera sus compañeritos, en solidaridad, dejaron sus asientos y le ayudaron a levantar los chunches; el niño del ruido, tal vez será un gran músico y escuchaba sonidos por encima de mi voz de viejo. Cada uno respondía a la voz de su espíritu.
Al inicio de la lectura una niña, que estaba sentada adelante, dijo que ella era una gran lectora y que en su casa tenía muchos libros.
Yo les dije que cuando era niño, a la hora de acostarme, mi mamá me leía cuentitos. A mitad de mi lectura, dos o más niños dijeron que ya se estaban durmiendo. Yo era como su mamá leyéndoles un cuentito antes de dormir, si todo el salón se hubiese dormido con mi voz habría pensado que la actividad había sido un éxito, pero cuando pregunté si ahí dejaba la lectura otros niños y niñas dijeron que no, que siguiera. Y pienso que fue una buena decisión continuar con la lectura, porque al final la niña se conmovió, le vi sus ojitos a punto de llanto, emocionada por la historia del niño que abraza al perrito del circo.
Volveremos, primero Dios. Paty Cajcam dice que quiere vivir la aventura del viaje que emprendemos cada vez que acudimos frente a un grupo de muchachitos y muchachitas. Sí, volveremos, porque es misión de vida: leer en voz alta, puede ser que alguien sea tocado, puede ser que alguien se emocione ante las historias, que alguien pepene la grandeza de la literatura.
Volveremos, no importa que a la hora que más emocionado estoy con la lectura en voz alta caiga una lapicera y la lectura se fragmente, la literatura es tan grande que construye puentes instantáneos, no hay ejército por más mierda que sea, por más saboteador, que interrumpa el vuelo. Siempre hay oportunidad de volver a emprender el viaje y llevar a niños y niñas, desde sus asientos, a vivir historias maravillosas.
Esa mañana llevamos a los niños y niñas de La Mariano a visitar un circo con elefantes, jirafas, leones, payasos, trapecistas y un perrito maravilloso.
Posdata: volveremos siempre, porque hay criaturas que son tocadas, que abren su corazón y reciben los estímulos de la palabra, la bella, la sembradora, la que otorga vida.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 23 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN BONCHE DE COSAS
Querida Mariana: conozco a María Siliceo Román desde hace algunos años. No sé cuántos, no recuerdo, porque a final de cuentas la vida no puede ser definida por años, sino por cariños. Debí escribir entonces que conozco a María desde hace ya varios e intensos cariños.
A lo lejos he visto su crecimiento empresarial. Es una chica que todo lo que emprende lo hace con pasión, es una mujer apasionada.
Anduvo por Puebla durante varios años, porque allá estudió. Un día nos topamos en aquella ciudad del mole poblano, pero ella y yo volvimos al pueblo. Sí, ella y yo somos sabios, reconocemos que la patria más luminosa se encuentra en el lugar de nacimiento, donde están las querencias, donde siempre hay un árbol lleno de cosas esplendorosas, luminosas, y todo lo que termine con osas y con rosas.
María ha hecho en Comitán un corazón que se prodiga, que, a través de su sonrisa, planta árboles donde hay cemento.
Ella es continuadora de una gran tradición. Hace años, su abuela materna abrió un negocio donde vendía, sobre todo, quesos, pero, sabia, le agregó un costal de cosas, porque vos sabés que la palabra cosa abarca al universo entero, cuando no hallamos el término preciso de un objeto lo llamamos cosa, bueno, con decir que hasta aquellas cositas que no deben mencionarse se les dice cosas.
María regresó de Puebla con un costal de cosas y en el pueblo lo abrió y, poco a poco, ha ido entregando lo que ella pepenó en su periplo.
Sigue honrando la memoria de su abuela, ya te conté que un día de estos hallé alfajores, sobre la mesa de su negocio, ¡alfajores!, compré dos y los llevé a mi mamá y a mi Paty, ambas los probaron y me dijeron que estaban ricos. Ah, ya, así que María enriquece las cosas, todas las cosas de la vida, donde están incluidas las cosas más increíbles, porque ella no se cansa de crear, de proponer ideas, de darles sustento.
Ahora, qué bendición, María no sólo abrirá el negocio en un local que mandó a construir, muy cerca de Las Tres Cruces, en el barrio de Guadalupe, sino que pronto, muy pronto, abrirá una pastelería y cafetería en el parque del mismo nombre. Los que saben dicen que el parque se llama de La Independencia, pero en Comitán todo mundo lo llama parque de Guadalupe.
Pasé por el nuevo local de Las Tres Cruces un día antes de la apertura, aún estaba cubierto el logotipo, fue como si estuviera presente en la pre inauguración, como si fuera testigo del instante anterior al nacimiento, el instante previo de cumplir un sueño más.
A mí me emociona este tipo de actos, porque es, como dice mi querido doctor José Ramón, el mayor acto de esperanza. Dice el doctor José Ramón que todas las noches, a la hora de activar el despertador hacemos un acto de fe, porque sabemos que al día siguiente despertaremos. De igual manera, cuando una persona empresaria abre un nuevo negocio alimenta el árbol de la esperanza.
Mi querida amiga María es una persona optimista, debe ser que tiene la bendición desde niña, porque su familia es propietaria de la casa donde está el nicho de las tres cruces. Pucha, no cualquiera tiene ese privilegio, la gente de los alrededores llega y deja flores en el nicho, cuando es su festejo le prenden veladoras y pintan las cruces (hace años, los vecinos hacían la coperacha para pagar un grupo musical y le echaban los cuetes de rigor en este pueblo cuetero).
Hace muchos años, mi amada Brigitte Bardot filmó una película en México que se llamó “¡Viva María!”, vos sabés que soy un eterno enamorado de la Bardot, la niña francesa más bella, que ahora tiene 89 años y está bien arrugadita, pero sigue siendo linda, luminosa. Cuando veo a María, la de Comitán, nuestra María Siliceo, la de Las Tres Cruces, pienso en esa cinta y con voz apagada casi grito: ¡Viva María! Que viva siempre animosa, enjundiosa y todo lo que termine con osa, sí, ¡diosa!
Posdata: deseo que tenga mucho éxito en ambos emprendimientos, que venda muchos quesos y muchas cosas, en Cosas y Quesos Paulita.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 22 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN ESPACIO MARAVILLOSO
Querida Mariana: era sábado. Paty Cajcam y yo subimos al tsurito y visitamos algunos patrocinadores de Arenilla, pasamos a tomar un coco en el camino hacia Chichimá y dijimos que iríamos a conocer el nuevo espacio que está frente a la entrada de Tenam.
Lo que acabo de escribir parecería algo normal y sin embargo nos da idea de la riqueza cultural de nuestro pueblo. Dije Chichimá, qué nombre tan bello; dije Tenam, otro nombre lleno de simbolismo. Esta es la riqueza cultural de Comitán, lugar único en el mundo.
Como tomé el camino paralelo a la Carretera Internacional pasamos por las instalaciones de Radio IMER recordamos el programa que condujimos: “Crónicas de Adobe”; a medio camino hallamos a mi tocayo Alejandro Culebro, en su motocicleta, platicamos un rato y luego seguimos para nuestro destino. Tuvimos el impulso de pasar a saludar a mi querido Carlitos Rojas, periodista mayor, pero ya eran doce y media y nos habían dicho que Paseo Tenam cierra a la una. El tsurito “voló” a treinta kilómetros por hora en el camino de terracería. Llegamos al crucero y vimos el espacio novedoso.
Ah, querida Mariana, vuelvo a quitarme el sombrero ante el genio comiteco. Ya te dije el otro día que iba por el bulevar y vi una plaza que me deslumbró por su propuesta arquitectónica, luego me enteré que fue un proyecto de mis queridos amigos José Alberto Gómez Conde y Jorge Melgar Marroquín. Ah, qué bonito sentí. Vos sabés que la arquitectura ha sido siempre una profesión que me guiña el ojo, que en los años ochenta anduve estudiando un ratito tal disciplina. Me encantó saber que dos arquitectos comitecos ponen en alto la creatividad de nuestra gente. Al entrar a Paseo Tenam volví a sentir esa amplitud donde el diseño actúa en forma genial.
Entramos a Paseo Tenam (que justo está frente a la entrada para la zona arqueológica del mismo nombre) y quedamos impresionados, ¡qué belleza de diseño! ¡Qué amplitud! ¡Qué manera de enmarcar los hermosos cielos comitecos! Pensé en lo que he dicho: Paseo Tenam está frente a la entrada de Tenam, la monumental zona arqueológica. ¡Esto es algo sorprendente! Propios y visitantes disfrutarán desde ya esta hermosa cinta de luz. Hacia el poniente está la zona arqueológica que, dicen los que saben, proyectaron y construyeron los mayas entre el periodo de 300 a 1200 de nuestra era; y ahora, un arquitecto comiteco, genial, en el otro extremo ha diseñado un espacio que ya es un hito de los años veinte del siglo XXI.
Te paso copia de una fotografía que tomó Paty. Nada está arreglado, las banderas blancas que ondean en el cielo es la gentileza de nuestro pueblo, para dar un apapacho a nuestro espíritu. Sabés, siempre lo he dicho, que me encanta estar en restaurantes al aire libre. Este Paseo Tenam ha cumplido con creces mis expectativas. Rápido pregunté quién había sido el arquitecto creador de esta obra magnífica, mi alma bailó la Catala de los Cronopios, de Cortázar, cuando escuché el nombre de Luis David Ramírez Solórzano, quien es un arquitecto que, desde siempre, ha tenido mi reconocimiento. Él es mero comiteco, en su forma de ser, en su hablar, nadie mejor que él para transmitir el espíritu de la personalidad comiteca.
El genio de los arquitectos comitecos está presente también en este espacio. ¿Ya viste la fuente? Diego Hernández, joven atento, responsable, quien es el gerente administrativo de Paseo Tenam, y que fue muy atento con nosotros nos dijo que mucha gente se acerca y le pregunta de qué material está hecha esta hermosísima jícara. ¿De qué lugar la trajeron? No, no, no, no la trajeron de lugar alguno, se construyó ahí, es un diseño de Luis David, muestra de su talento.
¿Lográs mirar al fondo? Ahí está un espacio diseñado especialmente para niños y niñas: “Tenam Kids”; mientras los papás y mamás degustan el buffet, que ofrecen de martes a domingo, de siete de la mañana a una de la tarde, los pequeños disfrutan este espacio que, te cuento, tiene futbolitos de mesa, cestas para jugar un mini básquetbol, mesa de ping pong, brincolín, mesa de hockey (Diego me explicó cómo funciona esta mesa, dijo algo de aire, no le entendí, pero sí supe que los chicos y chicas deben divertirse mucho), y el mojol de lujo es el ¡cine!, en el espacio hay una pequeña sala donde proyectan cintas, los niños y niñas se recuestan en esteras y disfrutan las películas.
En la entrada está Ave María, cafetería (ah, qué hermosa cacofonía) y un Mercado Chiapaneco, donde venden textiles y joyas con ámbar. El buffet lo sirven en el Maíz Maya Restaurante y en el Salón Maya. Ah, existe una terracita a nivel de piso que tiene el genio de Luis David, la estructura del techo está formada con un “bordado” de cañas, un bordado sencillo, maravilloso, él bordó sobre el aire con materiales nobles de la región.
¿Cómo no agradecer a los inversionistas la creación de estos espacios que nos otorgan bienestar? ¿Cuánto tiempo se hace en automóvil de Comitán a la entrada de Tenam? Manejando con precaución y con velocidad moderada se hace poco tiempo y uno conoce un espacio realmente excepcional.
Posdata: Diego también nos platicó que algunos elementos artísticos que están en la entrada del restaurante Maíz Maya y en la barra de bebidas fue hecho con láser por la empresa Trazo, de otro genial arquitecto, Raúl Díaz. ¡Cuánto talento! Qué maravilla.
Estuvimos fascinados al conocer este Parador Turístico Gastronómico. Invitamos a todo mundo a conocerlo. Diego, con gran humor, dijo que en esa jícara se puede aspirar a llenarla con pozol para entrar al Récord Guinness. Por el momento está llena de agua, esencia que coloca un bálsamo a nuestro corazón.
El gerente general de Paseo Tenam es José Luis Robles.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 21 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, A MEDIA CUADRA DEL RESBALÓN
Querida Mariana: ¿recordás que el otro día te enseñé la calle de El Resbalón, en La Pila? Los de mi generación no dudan en hallar el lugar, pero los chicos y chicas de estos tiempos ya lo ignoran. Siempre he pedido que las autoridades municipales coloquen una placa con el nombre de la calle y una breve explicación acerca de la historia. ¿Por qué el nombre? Bueno, ya mirás que la calle es la pendiente que inicia donde están los chorros de La Pila; antes, dicha calle estaba empedrada y siempre estaba resbalosa por el agua que rebosaba de los chorros, así que muchos peatones se dieron buenos sentones. Ahora, a mitad de la pendiente hay una tienda que se llama “El Resbalón” y esto me da mucho gusto, porque los propietarios tienen conciencia de la importancia de los elementos de identidad que otorgan personalidad a nuestro pueblo. ¿Cuándo las autoridades harán eco a mi solicitud? Estamos ya muy cerca de la celebración de 500 años de nuestra ciudad, sería bueno realizar un proyecto que aportara elementos para reforzar el nombramiento de Pueblo Mágico.
¿Por qué hoy hablo de esto? Ah, porque a media cuadra de la calle de El Resbalón está el negocio de Doña María Teresa Sánchez Gordillo, a quien todo mundo la conoce con el nombre de Doña Tere, quien nació en Las Margaritas, el 5 de mayo de 1942.
Ella sabe que cuando da el día de su nacimiento la mayoría de personas, en automático, recuerda que el 5 de mayo conmemoramos en el país la Batalla de Puebla, que se dio precisamente el 5 de mayo, pero de 1862. Ochenta años después nació Doña Tere, por eso, botada de la risa cuenta que su mamá le decía que cuando nació, mientras estaba la celebración de la batalla, ella, su mamá, batallaba con su nacimiento. Zaragoza es el héroe de la batalla de Puebla, en Comitán, el día de hoy, quien goza es el comensal que se acerca al restaurante de Doña Tere.
Vos sabés que a mí me gustan los restaurantes que tienen espacios abiertos, me dan flato los espacios donde veo paredes por todos lados, pero debo confesar que la excepción es el restaurante de Doña Tere, que se llama Restaurante Dalia, en honor a una de sus hijas. ¿Cómo llegar? No hay pierde, digo que está casi contra esquina del parque de La Pila, pegadito al Restaurante Tata Lampo. Pucha, puros nombres icónicos, maravillosos, que le dan identidad a nuestro Comitán del siglo XXI.
¿Por qué digo que este restaurante es la excepción para mi gusto de espacios abiertos? Porque su intimidad me seduce, es (nadie se moleste con la comparación) como un oratorio para la amistad. ¿Tanto así? Sí, las personas que conocen el espacio estarán de acuerdo conmigo, porque acá las paredes no asfixian, al contrario, permiten la intimidad, la plática sabrosa, la confianza. Esto es algo que debemos privilegiar y que gusta a los clientes que acuden con frecuencia.
El barrio de La Pila es uno de los más tradicionales del pueblo, los historiadores nos recuerdan que ahí se dio el origen de nuestra ciudad, por eso, en la actualidad, hay un puma que esculpió nuestro escultor comiteco Luis Aguilar. La escultura refuerza la leyenda que da cuenta del instante donde los conquistadores e indígenas hallaron a este animal tomando agua del manantial y dijeron que ahí debería construirse la ciudad que hoy se llama Comitán. ¿Mirás lo que acabo de escribir? Hallaron a un puma bebiendo agua (muchos historiadores dicen que no fue un puma americano sino un jaguar, felino que era más común en la zona).
Reafirmo esto porque La Pila es famosa por sus aguajes, sus bebederos, sus cantinas. Ahora muchas personas acuden al restaurante de Doña Tere para saciar su sed. Claro, sólo el Molinari bebe agua, lo ideal es pedir una caguama y acompañarla con las botanas riquísimas que Doña Tere ofrece. ¿Sabés cuántos años tiene Doña Tere atendiendo su restaurante? ¡Cuarenta años! Ah, es toda una vida dedicada a saciar la sed del sediento y mitigando el hambre del hambriento. Mucha gente prefiere el local de Doña Tere porque honra a las famosísimas tres B: todo es bueno, bonito y barato. Es buena la atención y la comida; es bonito el espacio y además es baratísimo. Sí, tenés razón no es un lugar ideal para los fifís, para los que acuden a restaurantes para mostrarse, ¡no!, este restaurante es para personas que gustan de los buenos instantes.
Te cuento, cuando llegás al Restaurante Dalia, entrás a un pequeño salón que es como un vestíbulo, ahí hay dos o tres mesas, esta estancia permite que disfrutés la caguama con las botanas y mirés lo que sucede en la calle, así como estar expuesto a las miradas de quienes por ahí pasan; pero si lo que buscás es algo más íntimo, entonces debés bajar dos o tres escalones y llegar al segundo salón, donde está la cocina, pero ya dejás lejos el ambiente de afuera, acá estás en un territorio maravilloso, donde la plática se expande en forma eficiente. Por esto digo que las paredes no asfixian, sino que permiten la intimidad, la confidencia, el chisme, la carcajada armoniosa. Todavía hay otra sala, pero ésta sólo se utiliza en temporada de feria, porque en el mes de febrero, cuando se celebra la feria de San Caralampio, la gente acostumbra llegar a comer y tomarse la cerveza en el local de Doña Tere, así que ella coloca mesas al fondo y atiende con el esmero de siempre a todos sus comensales.
¿Hace cuarenta años no entraban mujeres? Doña Tere dice que desde siempre han llegado hombres y mujeres, porque su local es para todos y todas, porque es un espacio donde siempre hay respeto, ella no permite que los desmadrosos de siempre comiencen con su relajito, ¡no! Ella es muy buena gente, es de un carácter angelical, pero cuando alguien quiere sobrepasarse le sale el diablito y manda a volar a los molestosos. Por eso, quienes buscan un lugar apacible, sin molestias, prefieren su local a cualquier otro del pueblo. Doña Tere ha acumulado gran experiencia. ¿Sabés quién es hermano de Doña Tere?, el director de teatro: Joel Sánchez. Uno se ha dedicado con pasión al teatro sobre el escenario y la otra se ha dedicado con vehemencia al teatro de la vida, donde se desarrollan los mejores dramas y las más hermosas comedias. Ah, cuántas historias de vida han pasado por su local, historias de todos colores y sabores.
Hablando de sabores, uno de sus clientes más asiduos me dijo que Doña Tere prepara algo que ya no se encuentra en los demás restaurantes: el hígado encebollado. Hay gente que no disfruta este platillo, pero hay gente que lo adora, para los adoradores de este guiso el restaurante de Doña Tere es el lugar ideal, asimismo los que disfrutan las costillitas, la carne en salsa verde y, sobre todo, quienes son adoradores del frijol con cáscara de puerco. Doña Tere dice que es un platillo exquisito y ella lo ofrece en forma económica.
Los bravucones no son bienvenidos en su negocio, la gente que es bienvenida es la que gusta de la convivencia sana, la que pide una caguama y la bebe con gusto, en medio de la plática sabrosa. Doña Tere afirma que su clientela es una clientela agradecida porque tienen un trato amable, se sienten como en su casa.
Doña Tere, gracias a Dios, está muy bien conservada, su carita casi no tiene arrugas, a pesar de que ya tiene 82 años de edad. Sin duda que el trabajo la mantiene así, su buen carácter. Ella asegura que ha tenido una vida feliz. Vivió con su marido durante 56 años, hasta que él falleció. ¿Sabés quién fue su esposo? El conocido Mario Morales, quien fue agente de tránsito del estado y terminó como comandante. Ella dice que ya él murió de viejito.
Aclara que su negocio no comenzó como restaurante, al principio fue un depósito donde expendían cerveza Corona, pero un día su esposo le dijo que obtendría un permiso para que el negocio creciera, así lo hizo y ya se volvió restaurante, el lugar reconocido que ahora es.
Doña Tere es tan chambeadora que abre su negocio todos los días, desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde. Bueno, el domingo, el cuerpo exige que el horario se reduzca, pero apenas se comprime, porque abre de once a cuatro de la tarde.
Posdata: me confió que en una ocasión su esposo le dijo que las dos mujeres que habían pedido una cerveza parecían mujeres de la vida alegre, ella le contestó que no miraba el cartel que dijera qué clase de alegría tenían. Ah, es una mujer maravillosa. Pido que San Caralampio la cuide y le brinde una buena vida, para que siga brindando buena vida a sus comensales.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 19 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN GRAN FESTEJO
Querida Mariana: ¡Cincuenta años de la UNACH! ¡Cincuenta años de nuestra Universidad Autónoma de Chiapas! ¡Cincuenta años de servir a la sociedad!
La Facultad de Ciencias Administrativas Campus VIII – Comitán (que conmemora su cumpleaños treinta y uno), se une, en forma fastuosa, a esta celebración, con una Jornada Académica, Cultural y Deportiva. ¡Un acto maravilloso!
Inició con una jornada deportiva el día 17 de septiembre de 2024 y continuó con el “Foro: Empresario con visión – 50 años”, celebrado a partir de las diez de la mañana, en el magno auditorio Belisario Domínguez, del Centro Cultural Universitario Rosario Castellanos.
Me perdí lo del deporte, me habría encantado ver el torneo de fútbol soccer; pero me desquité con el foro, donde participaron seis destacadísimos empresarios comitecos.
Un poco antes de la diez me presenté el miércoles 18 de septiembre, en el campus universitario. Ah, en cuanto vi el espléndido edificio del auditorio recordé que el Centro Cultural fue inaugurado en tiempos donde mi admirado licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez fue presidente municipal de Comitán, él fue uno de los ponentes invitados, habló acerca de cómo se hizo cargo del prestigioso Hotel Los Lagos. Casi estoy seguro que nuestro diputado local también pensó en aquel día de noviembre de 2014 donde se inauguró este maravilloso complejo cultural.
Seis destacados empresarios compartieron testimonios valiosos con la audiencia (¡casa llena!). Todos coincidieron en decir que este tipo de actos es esencial para la educación de las chicas y chicos universitarios, porque tienen la oportunidad de conocer historias de éxito de empresarios comitecos. No se trató de conocer la historia de Steve Jobs ni la historia de Carlos Slim, ¡no!, se trató de estar frente a empresarios de nuestro entorno. El maestro Sergio Federico Gutiérrez López contó que él no se llevó con la física, que reprobó algunas materias en secundaria y en bachillerato, pero hoy obtiene el reconocimiento de toda la sociedad en la administración eficiente de su Restaurante La Casa de Los Cortes. Compartió este testimonio para decir a toda la audiencia que deben buscar sus fortalezas y echarlas a andar para obtener el éxito en la vida.
Asimismo, la licenciada Andrea Morales, de GRUMO (Grupo Morales) compartió la historia de la empresa y cómo llegó a ser directora de la empresa familiar. El maestro Héctor Antonio Gordillo Palacios, quien fungió como moderador, le preguntó a la licenciada Morales ¿cuáles son las características que debe reunir un líder? Ella dijo que son muchas, pero la primera que mencionó fue que sea una persona inspiradora. Ah, qué bonito concepto, qué puntual.
Todas las participaciones fueron muy valiosas. Seis ponentes de excelencia estuvieron en el escenario del auditorio, que tuvo una pantalla gigantesca donde toda la audiencia presenció las participaciones. Todo maravilloso. Desde la entrada vi que en el vestíbulo había orden, llamó mi atención que los integrantes de la brigada de protección civil eran chicos y chicas estudiantes que recibieron una capacitación especial. ¡Todo preparado con pasión! Que es la característica de la directora, nuestra admirada Doctora María del Carmen Vázquez Velasco, quien ha demostrado que tiene muchas de las virtudes que poseen las personas con liderazgo, ella, como dijo la licenciada Morales, es una persona que inspira, una mujer que, como lo mencionó en su mensaje de bienvenida, ha puesto su alma y corazón al servicio de la UNACH, tal como lo hace nuestro Rector Carlos Natarén Nandayapa. Qué bueno que estos seres luminosos son los encargados de promover los actos celebratorios del medio siglo de vida de nuestra universidad. El director de SIRESU, Doctor Joel García Estrada, trajo la honrosa representación del Rector y fue el encargado de inaugurar (a las diez con catorce minutos) la Jornada Académica, Cultural y Deportiva. En su mensaje privilegió la vinculación de la universidad con la sociedad, gobierno e iniciativa privada.
Me sentí orgulloso al escuchar que la UNACH está considerada como la mejor universidad del sur -sureste, los logros no son casuales, son fruto del trabajo respetuoso y responsable que la comunidad realiza bajo la conducción de sus líderes. Ah, cuánta razón tiene la licenciada Andrea, los líderes deben ser personas inspiradoras, acá hay esta coincidencia. “Por sus obras los conoceréis”. Acá hay una obra de una gran dignidad.
¿Quiénes más estuvieron como participantes en el foro? La chef Claudia Albertina Ruiz Santiz, propietaria del prestigioso Restaurante Kokono, quien compartió su pasión por la gastronomía al extremo de decir que su casa es la cocina.
También estuvo presente mi admirado arquitecto César Guillén Caballero, quien es el presidente del Colegio de Arquitectos de Comitán, A. C., quien compartió el proceso de cómo la agrupación dejó de ser apéndice del Colegio de Arquitectos Chiapanecos. Una muestra más del ideal libertario de los comitecos.
Y el sexto participante fue el arquitecto Fernando José Morales Pulido, quien platicó cómo pasó de ser arquitecto a dedicarse a atender sus hoteles, siendo actualmente el presidente de la Asociación de Hoteles de Comitán.
Posdata: ¿mirás cuánta excelencia? El foro fue un acto plagado de conocimiento, de anécdotas, de testimonios valiosísimos, oro molido para los estudiantes que se preparan para enfrentar los retos de la vida.
Monterroso escribió el cuento corto más famoso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, cuando la directora del campus comiteco de la UNACH despertó, se dio cuenta que el “elefante blanco” del auditorio todavía estaba allí. Su trabajo concienzudo despertó al elefante y hoy el auditorio está lleno de vida. Todos lo constatamos, los alumnos universitarios gozaron la presencia de las autoridades y de los ponentes. ¡Que viva la UNACH! Que siga viviendo en tan buenas manos.
¡Tzatz Comitán!
martes, 17 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA CINTA DE VIDA
Querida Mariana: siempre menciono a Quique cuando hablo de la afición al cine. Con Quique vimos decenas de cintas, pero también Jorge fue un compañero cinéfilo. Recuerdo una película en especial que vimos juntos en el Cine Montebello: Rocky, el gran Rocky Balboa. Dicha cinta se estrenó en 1976. En ese año, él y yo estudiábamos en la Ciudad de México, él en la UAM y yo en la UNAM. Tal vez vinimos de vacaciones a Comitán y fuimos esa tarde de 1976 o 1977 a ver a Rocky.
Recuerdo la película, porque luego Jorge comenzó a imitar las “lagartijas” que Rocky hacía en sus entrenos. Jorge se ponía en posición horizontal sobre el piso y soportaba su cuerpo con una mano, así bajaba y subía. ¡Pucha! A mí me impresionaba porque Jorge, ya con más de veinte años, seguía jugando como cuando de niños salíamos del cine e imaginábamos ser Tarzán o el sheriff que se enfrentaba con los delincuentes. Jorge jugaba a ser Rocky, era un verdadero Rocky, con una mano detrás de la cintura y la otra en el piso, ¡abajo, arriba!, una y otra vez, hasta que el cuerpo pedía una tregua y su cuerpo reposaba en el piso, agotado, pero feliz.
Un día, en los años ochenta, abandonamos la Ciudad de México. Jorge se casó y fue a vivir a Oaxaca, se separó años después y volvió al pueblo donde se casó con Lupita y tuvo dos hijos: Alejandra y Jorge.
Hace algunos meses me llamó y, con su voz juguetona de siempre, me dijo: “fijate que tengo un poquito de cáncer”, un poquito, dijo. La última vez que nos vimos fue en una reunión con los amigos de la palomilla en el restaurante Tío Javi. Cuando entró vimos que estaba delgado. Parece que ya el poquito de cáncer había empezado a hacer su desmadre.
Después de esa reunión, donde cotorreamos sabroso y comimos las botanitas del Tío Javi, un día, Popo Macal, quien siempre estuvo pendiente de la evolución de su proceso médico, nos dijo que lo había encontrado en un hospital del ISSSTE, en Tuxtla, donde fue para recibir tratamientos de quimioterapia.
Quique dijo que sólo se “dejaba” con Popo, con nadie más compartió su proceso. Nosotros respetamos la decisión. Quien nos mantenía informados fue Popo. Un día vi a Popo en un restaurante de La Pila y me dijo que el compa Jorge estaba cansadito, que ya le costaba trabajo caminar. Un rato antes yo había recibido un mensaje de Jorge en el celular, me dio gusto, entendí que aún estaba en ánimo de cortar los aguacates del árbol de la vida, que su espíritu seguía haciendo “lagartijas” en el aire de la vida. Pero, la mañana del 16 de septiembre de 2024 recibí un mensaje de Popo donde informaba que Jorge estaba internado y su estado de salud era delicado. Su cuerpo parecía pedir una tregua intemporal.
Jorge adelgazó mucho en su enfermedad. ¡Cómo no! A mí nadie me cuenta esa historia, ya viví la experiencia. No es sencillo. Todo mundo te ve como si dependiera de vos y te preguntan qué te sucede. ¡Qué va a suceder! Sucede que uno está agarrándose de la vida, evitando caer al pozo donde la muerte jala, la separadora, que dicen los portugueses. El mismo día 16 fui al mercado primero de mayo a las ocho de la mañana, en el parque hallé al cuñado de Jorge, y éste me dijo: “ya está en las últimas”, me dijo que su dolencia se agravó con una anemia brutal.
A las doce del día, en el celular me llegó el mensaje del fallecimiento de Jorge. Su cuerpo se cansó, no volverá a hacer lagartijas, al estilo Rocky.
Recuerdo que Jorge siempre fue muy cariñoso conmigo. En los años setenta, cuando estudiábamos en la prepa de Comitán, su casa (a una cuadra del parque central) era el lugar de reunión, bien para hacer los planos de la materia del arquitecto Roberto Zúñiga, en la amplia mesa del comedor, mientras escuchábamos la música de Barry White; o bien para, ver las funciones de boxeo los sábados en la noche, que acompañábamos con cervezas de bote. Su casa se mantiene con pocas variaciones, sus hermanas han tenido el tino de conservarla sin mayores transformaciones. Ellas son de los pocos habitantes de nuestra ciudad que tienen el privilegio de vivir en el corazón de la ciudad. Con frecuencia veo a Silvia y a Gaby dar vueltas en el parque, con sus chuchitos. Jorge se casó con Lupita y fue a vivir por el Infonavit, lejos del centro. Cuando sus hijos estudiaron el bachillerato en el Colegio Mariano N. Ruiz nos veíamos con frecuencia. Al término de los estudios de sus hijos, dejamos de vernos. Ya no nos veíamos, salvo en alguna reunión con la palomilla. La palomilla no está completa, se ha fragmentado, Miguel ya no está con nosotros, también lamentamos la ausencia de Memo, y ahora la de Jorge, querido amigo, con quien nos unía tantos hilos del bordado. Las idas al cine, las cervezas en la Jungla, las vueltas en su carro, los bailes en el Club de Leones, las borracheras en el departamento de Cuauhtémoc o en la casa de sus abuelos, tanto en la Ciudad de México como en Cuernavaca. Las idas a sus ranchos: Argelia y El Salvador, por la tierra caliente, o Las Cruces, en Las Margaritas.
Posdata: Jorge siempre fue muy cariñoso conmigo, cuando se sentaba a mi lado, me daba unos ligeros toquecitos en la cabeza con sus dedos y estos toquecitos los acompañaba con sonidos que hacía con la boca como de mariposa jalando miel, su lengua como badajo divino. Yo me sentía bien, consentido, casi pichito. Descanse en paz mi querido amigo Jorge Antonio Pérez Velasco, quien fue un gran luchador, un Rocky comiteco.
Nunca le hice cariñitos en su cabeza. Ahora busco una palabra que sea como un pétalo suave, una palabra que tenga el aroma de la tierra caliente, una palabra que aletee sobre su alma y refresque su memoria de buen hombre. Una palabra que sirva para darle mi abrazo, mi cariñito por siempre; una palabra para agradecer su amistad. Una palabra que sintetice la película de su vida: Fin. Y ahora ir a la sala para ver escenas de ese filme sorprendente, una y otra vez, así como bajaba su cuerpo al hacer “lagartijas”.
No está bien este tipo de cartas, no es agradable, ¡al contrario, es de la chingada!, pero lo hago para honrar la amistad, la espiga de luz infinita. Dios bendiga.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 16 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA FOTO A VISTA DE PÁJARO
Querida Mariana: acá está Comitán, desde la altura. Mi amigo Paco Flores me envió esta foto, tomada por el arquitecto Palacios. Debió tomarla en vuelo de avioneta. ¿En qué año la tomó? Paco no me dijo, el arquitecto debe recordar ese vuelo. ¿Me atrevo a señalar una fecha? Mirá el parque central, ¿ya lo ubicaste? Ya derribaron la manzana de la discordia, el parque está ampliado, lo que significa que la foto fue tomada después de la década del setenta. Y como la arboleda del parque es pishcul se infiere que la ampliación fue reciente. Otro dato a considerar es que el palacio municipal aún no está remodelado, acá se ve que el acceso principal está flanqueado por dos arcos en cada lado. El edificio actual (que igual que el parque fue ampliado) cuenta ahora con tres arcos por lado. Esto quiere decir que la fotografía fue tomada después de la ampliación del parque, pero antes de la ampliación del palacio municipal. ¡Listo! No podemos saber la fecha precisa de la foto, pero sí podemos ubicarla en un periodo aproximado. La ampliación del parque ocurrió a principios de los años ochenta y la remodelación del palacio ocurrió durante el periodo gubernamental de Absalón Castellanos (1982-1988). Gonzalo Ruiz Albores (mi ex jefe) fue presidente de Comitán, de 1986 a 1987, precisamente en ese periodo se hizo la remodelación del edificio municipal. La presidencia se pasó, temporalmente, al edificio de tres plantas donde ahora, en el palomar, está la estación radiofónica Boom. Esto permite acortar la distancia. La foto fue tomada entre 1981 y 1985, por ahí. Así estaba Comitán en ese tiempo. Este es el Comitán de los años ochenta. Supongamos que la foto fue tomada en 1984, hablamos, entonces, de que han pasado cuarenta años. Muchas transformaciones se han dado desde entonces, transformaciones arquitectónicas y sociales. ¿Cuál era la población de Comitán en los años ochenta? El censo de 2020 nos dijo que en Comitán vivíamos más de ciento veinte mil habitantes. El otro día, el Doctor Besares me comentó que en 2024 Comitán tiene un poco más de ciento cincuenta mil habitantes. ¿Mirás el crecimiento del pueblo? En apenas cuatro años hubo un incremento de treinta mil personas. Aunado a que las comitecas y los comitecos son arrechos, lo que propicia muchos nacimientos, el crecimiento se debe en gran parte a un alto índice de personas que han llegado a vivir acá, provenientes de otras zonas de la república.
Si alguien tomara una foto con dron veríamos que al fondo existe una gran zona poblada.
No sé qué pensás vos, pero a mí me encanta este tipo de tomas, a vuelo de pájaro. Ya lo comenté el otro día, cuando vas de viaje a una ciudad, difícilmente tenés la oportunidad de vivir esta clase de vistas (a menos que la ciudad visitada tenga un teleférico y en una tu lanchita vayás de un lado a otro, por encima de los tejados).
Paco tiene esta foto en su archivo y me envió copia cuando leyó un texto donde hablé de una fotografía excelsa tomada con dron por Roberto Chávez. En el lapso de cuarenta años no sólo cambió la horma de nuestro pueblo, también ha cambiado la forma de hacer su registro fotográfico. Ahora tenemos muchas fotografías a vuelo de pájaro que nos regalan artistas de la lente.
Cuando tenemos una fotografía de este tipo podemos dimensionar con mayor precisión el crecimiento poblacional de una ciudad.
Nuestra ciudad ha crecido en forma anárquica, sin planeación. Es lamentable constatar que, en tiempos donde la tecnología está a nuestro favor, el ordenamiento urbano es atrabancado, al “ahí se va”.
Te invito, querida mía, a que te aventés un vuelo por el centro del Comitán de los años ochenta, que mirés lo que pocos pudieron ver, porque pocos tenían acceso a las avionetas o helicópteros. ¿Se vale hacer un ejercicio de comparación? Se vale para ver las transformaciones y pensar si éstas han sido para bien o para mal. Hoy tenemos un parque arbolado, con sombras prodigiosas, claro, la avenida frente al Templo de Santo Domingo está llena de hoyancos. El corazón de la ciudad está sucio. Este deterioro social es una muestra mínima de los cambios que en nuestro pueblo se han suscitado. No hay poder humano que detenga este hueco oscuro, ¿de verdad no hay poder humano capaz de sembrar de nuevo la grandeza de nuestro pueblo?
¡Tzatz Comitán!
domingo, 15 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, DONDE SE DICE QUE NADIE SABE PARA QUIÉN TRABAJA
Querida Mariana: Don Fulano se partió el lomo trabajando, al final su hijo dilapidó toda la fortuna. Hay cientos de casos así. Nadie sabe para quién trabaja. Bueno, en caso de Don Fulano todo lo dejó en manos de su hijo cuando él murió. El hijo hizo ¡viva la flor! Don Fulano supo que trabajaba para el hijo. Lo que él no supo fue que el hijo hizo caca el fruto de tantos años de trabajo. Conocemos cientos de casos similares.
Pero no sólo en lo cercano se dan esas historias. El otro día escuché que el Maestro Roberto Ramos dijo que Miguel Hidalgo usurpó un mérito que no le correspondía en realidad. Ahora, Hidalgo es conocido como el Padre de la Patria, cuando antes de 1810 era un simple padre de templo católico, en Dolores, Guanajuato. Una vez fui a Dolores, en compañía de mi papá y de mi mamá. Por ahí tengo la foto del recuerdo que nos tomamos al lado de la estatua de Hidalgo, que está de pie con el estandarte en una mano.
Pues resulta que ya investigué en Internet y hallé una publicación de la UNAM que tiene como título el siguiente: “Agustín de Iturbide: verdadero padre de la patria”. ¡Tómala! Acá hablo como un mero escucha y “leedor”. Parece que la Historia que nos contaron en la escuela no es muy precisa.
Así que cuando en toda la república, en todas las plazas, los presidentes y gobernadores echan el grito desde los balcones y dicen: “¡Viva Hidalgo!”, el espíritu de Iturbide debe corear: Sí, ¡que viva, por vivo!, porque se le adelantó. ¡Camarón que se duerme se lo lleva la corriente! ¡Iturbide que se duerme se lo lleva el Hidalgo!
El texto que hallé fue redactado por José Ángel Valladares, en ese entonces (2018) estudiante de la Maestría en Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Después de todo un choro interesante, donde explica el fracaso de Hidalgo porque “al no tener conocimiento militar ni de estrategia, su ejército era indisciplinado y se limitaba a armar tumultos, masacres y saqueos a los españoles peninsulares, fue fusilado como traidor a la corona y a la iglesia, sin haber visto cumplido su objetivo, y si bien su rebelión es el antecedente de los inicios de los movimientos que dieron pie a pensamientos de independencia por parte de los criollos en la Nueva España, él no debe considerarse como el “PADRE DE LA PATRIA”.
¿Cómo lo ves? Don José Ángel concluye su texto con lo siguiente: ““PADRE DE LA PATRIA” sólo es y habrá uno, Su Majestad AGUSTÍN I, Forjador de México y uno de los pocos personajes de la historia de México que ha triunfado, que ha sido maltratado como villano, exaltando como padre de esta Nación a un Hidalgo que nunca buscó una independencia y solo incitó a la violencia para mantener los privilegios que tanto él como la mayoría de los criollos, gozaban antes de que los franceses detentaran el poder”.
Es complicado explicar todo en esta carta, te invito a buscar más información en Internet. Hidalgo, dijo el Maestro Ramos Maza, se le adelantó a Iturbide.
Don José Ángel repite una y otra vez las frases que diversos historiadores atribuyen a Hidalgo a la hora de incitar el movimiento armado, todas coinciden en que el supuesto Padre de la Patria echó vivas a Fernando VII (quien era en ese momento el Rey de España, Dios mío), echó vivas a la Virgen de Guadalupe y gritó ¡muera el mal gobierno!
Parece (ya lo vimos) que Hidalgo se aventó como El Borras. En su ideario no estaba la prioridad de independizarse, sólo rascó en el hormiguero para que se hiciera el relajito.
La verdad, lo sabemos, es que la Historia la escriben quienes detentan el poder y en muchas ocasiones levantan estatuas a quienes no les corresponde el honor.
Posdata: hoy el grito ha cambiado, el presidente de la república hace agregados que originalmente no existían, pero siempre aparece el grito de: ¡vivan los héroes que nos dieron patria!, pero quien se lleva el mérito es ¡Hidalgo! Iturbide entra en el costal de “los héroes que nos dieron patria”. Parece que deberíamos hacer una revisión precisa de los hechos históricos y darle el lugar de honor a quien le corresponda.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 13 de septiembre de 2024
OJO DE BÚHO
A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que lamentan el fin del día, y mujeres que celebran la llegada de la noche.
La mujer que celebra la llegada de la noche posee un espíritu de búho, le encanta vivir la noche. Sabe que la noche tiene muchos rincones donde camina, pero hay espacios que no son sus favoritos. La noche camina por los cementerios, por los antros, por los templos, por los estadios, por los moteles, por las carreteras, por las oficinas, por las plazas, por las tiendas de conveniencia. La noche se viste de lentejuelas o con abrigos raídos, viste chanclas o zapatillas de aguja.
La mujer que celebra la llegada de la noche nunca se halla en los oratorios, en las salas de velación, en los templos, en los cementerios. ¡Miento! A veces entra a los cementerios para beber ron con su pareja, bailar sobre una tumba, sobre una lápida que encarcela el cuerpo de alguien que nunca conoció; en ocasiones seduce al amado y tiene relaciones sexuales, porque sabe que la noche tiene un aura de misterio que hace más intenso el momento.
La mujer que celebra la llegada de la noche pepena hojas de estrellas, de planetas, de galaxias; sabe que las hormigas más bellas son aquellas que caminan en puntillas sobre los cuerpos de los amados, las hormigas que no muerden, que sólo besan con pétalos de zarzamora.
Es una mujer amable, porque sabe que la línea recta descansa en las esquinas donde hay faroles, es como la luciérnaga más pequeña que ilumina la mano de los niños y de las niñas.
Cuando tiene un ánimo gacho, como si fuera un muchacho destetado, hace murales en los aires, pinta versos que danzan y eructan flores.
No conoce la vergüenza, porque reconoce en el polvo la belleza de la grieta y del grito.
Tiene como morada el ánimo de las vírgenes y el deseo de los santos; se refugia en lo más alto de la sombra y en el vestido azul que borda la noche.
Es paciente y silenciosa, camina como si levitara y habla con una voz de flama, prende su ánimo con un cerillo de agua salada.
A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que se aventuran en la esfera del tiempo, y mujeres que son como el ancla que nunca sirvió para detener el barco de la vida.
jueves, 12 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA COMITECA TALENTOSA
Querida Mariana: la comiteca Lety Bonifaz Alfonzo recibió un Doctorado Honoris Causa. Lo recibió de manos del Doctor Carlos Natarén Nandayapa, Rector de la UNACH, en un acto luminoso, emotivo.
Me contaron que nuestra paisana fue acompañada por sus hermanas y su hermano y muchos amigos cercanos, varios comitecos. Ah, ya imagino la emoción en el momento donde el Rector le colocó una medalla. Por fortuna, el Doctor Natarén es muy alto, así, la Doctora Bonifaz Alfonzo apenas movió tantito la cabeza para recibirla. Ya mirás que luego hay personas que deben doblar la cerviz para que el funcionario chaparrito imponga la medalla. Ya con la medalla impuesta, Lety recibió el pergamino donde queda establecido que la UNACH le otorga el Doctorado Honoris Causa, máxima distinción intelectual que la universidad otorga a los mejores hombres y mujeres.
En mi juventud escuché en un acto algo que me sonó como una porra: “¡Sursum corda!”. Por lo regular, esta frase latina se emplea en actos religiosos, pero cuando vi el acto de entrega del Doctorado pensé en la frase, porque significa: ¡arriba corazones! Sin duda que, en Comitán, la tierra de Lety, nuestra sociedad levanta los corazones, por el orgullo de que una de sus hijas haya sido nombrada con tal distinción, distinción más que merecida.
Quienes viven en Comitán conocen a Lety y la reconocen por todos sus talentos. El Concejo Universitario de la UNACH destacó la labor que la Doctora Bonifaz ha hecho en favor de los Derechos Humanos a nivel nacional e internacional.
Hace años en Comitán, igual que en esta ocasión, se recibió con mucho beneplácito la noticia de que Lety había sido nombrada integrante del Comité CEDAW de la ONU. La CEDAW es la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer. ¿Mirás la importancia del tema? La CEDAW está compuesta por veintitrés expertos, ¡veintitrés!, Lety es una de ellas.
Pero, los comitecos y comitecas saben que Lety no sólo es una mujer que se mueve en tapetes internacionales con grandes reflectores. Ella es una comiteca que cuando viene al pueblo (lo hace con frecuencia) abre la puerta de su casa y atiende a la canastera que llega a ofrecerle tzolitos y flor de calabaza; se da el tiempo de tomar su cámara fotográfica y recorre las calles de nuestro pueblo haciendo tomas sensacionales, porque tiene una mirada sorprendente. ¿Sabías que Lety escribe textos narrativos de gran belleza, aparte de los ensayos que publica en su columna en el periódico El Universal? En la revista “Entre Tejas”, cuyo director es Luis Armando Suárez Argüello, ella publicó una serie de artículos con un bordado narrativo sensacional. ¿Sabías que no sólo narrativa escribe sino también tiene unos poemas sensacionales en esa tradición japonesa llamada Haikú, que es como el bonsái de la poesía?
En los años setenta (hace ya un ratito) conviví un día con ella, su hermana Marirrós y Ramiro Suárez, en la Ciudad de México, fuimos a Chapultepec, Ramiro dijo un poema de Sabines frente a la Casa del Lago, luego comimos en un restaurante de Avenida Juárez y más tarde fuimos al cine. Fue una tarde sensacional. No sé si has visto cómo muchas personas que conocieron a personajes famosos antes de que la fama los abrazara, dicen que desde pequeños se veía que iban a ser exitosos. Pues ahora caigo en esa burbuja, porque ese día supe que era un privilegiado porque estaba al lado de tres comitecos talentosos, sus conversaciones así lo marcaban. El 10 de septiembre de 2024, todo Chiapas, todo México, tuvo el privilegio de reconocer el talento de nuestra paisana.
La UNACH celebra en este año los cincuenta años de su fundación. Gracias a la visión del Rector Carlos Natarén Nandayapa nuestra universidad realiza una serie de actos de trascendencia, uno de los actos más relevantes ha sido la entrega del Doctorado Honoris Causa a la Doctora Leticia Bonifaz Alfonzo, catedrática de la UNAM. El otro día comenté que ha sido una magnífica oportunidad para nuestra comunidad universitaria que el Doctor Natarén esté al frente de la universidad en este momento histórico, porque se celebran los cincuenta años de vida con gran dignidad.
Posdata: ¡sursum corda! Levantamos corazones, en la tierra de Rosario Castellanos, mujer que igual que Lety abrió ventanas para decir que hay “otro modo de ser”, uno donde las mujeres de este siglo demuestran que sí existe una “cultura femenina”.
La foto es cortesía de la UNACH.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 11 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA EXTENSIÓN DE TIERRA
Querida Mariana: la palabra terrateniente se aplica a quien posee tierra. El tío Joaquín, desde su butac, mostraba sus manos y decía: soy un gran terrateniente, porque siempre tengo tierra en las uñas, y reía, su panza de bebedor se alzaba como una ballena.
Al tío le encantaba ir al sitio de la casa y sembrar en el pequeño huerto, rábanos, zanahorias, coliflores y chiles. Era juguetón, decía que el chile siempre debía sembrarse cerca de la coliflor, y agregaba: de la cola de la flor.
No era un terrateniente, lo decía sólo como juego, porque los terratenientes son los propietarios de grandes extensiones de tierra. Conozco amigos que poseen ranchos con muchas hectáreas, muchas.
Nunca he hallado información acerca del número de hectáreas que tenían las fincas que poseyó Don César Castellanos, el papá de Rosario, pero, sin duda, que fueron grandes extensiones, por lo que Don César fue un terrateniente y, por derivación, Rosario también lo fue.
Tampoco he conocido, a ciencia cierta, el destino final de los dos ranchos: El Rosario y Chapatengo. Sus papás murieron en 1948, en la Ciudad de México; es decir, ella quedó huérfana a la edad de 23 años, bien pichita. Su hermano Raúl estaba a cargo de Chapatengo. En el libro “Cartas a Ricardo”, somos testigos de un fragmento de su ruta de vida, el 28 de julio de 1950 le manda una carta desde Tuxtla; el 5 de agosto está en Comitán. Ese año, un mes más tarde se va a España, junto con su amiga Dolores Castro. ¿Por qué te cuento esto? Porque al regreso de Europa, viene a Chiapas, y el 15 de diciembre de 1951 le envía una carta a Ricardo que fue firmada en Chapatengo.
Rosario permanece en su hacienda un buen rato, le envía varias cartas a “su” Ricardo, sin saber que él ya se casó, en 1951, con la pintora Lilia Carrillo.
Pero ya me metí en el chisme y me desvié de lo que quería decir: Rosario fue una terrateniente, vemos que en 1951 es propietaria de Chapatengo. Ya platicamos el otro día que, cuando aparece publicada su novela “Balún Canán”, en 1957, y llegan algunos ejemplares a Comitán, sus pares, los finqueros, los terratenientes, se enojan. ¿Cómo esta muchachita boba se atreve a contar lo que cuenta? A los finqueros los deja muy mal parados, porque muestra las partes oscuras que se dan en la vida de las fincas. Tras no basta el tal presidente Cárdenas les arrebató sus tierras para repartirlas, y ahora viene la hija de César a echarles lodo. Ah, si el papá viviera, pero el papá ya no vive.
La terrateniente Rosario, heredera de las tierras, sabe que la hacienda sirve para incrementar su “hacienda” personal, pero ella no está acostumbrada a vivir en un rancho, ella ya es de la gran ciudad, así que, en algún momento, se deshace de Chapatengo.
A la distancia se ve que ella aprovechó su condición de terrateniente, más que por los beneficios materiales, por las imágenes que le proveyó al ser una testigo de las condiciones en que las mujeres y hombres indígenas eran sometidos por los patrones.
El otro día leí a Carlos Fuentes. Él dijo que primero fue la encomienda y luego la hacienda. Los encomenderos fueron los conquistadores que se beneficiaron con el reparto de tierras e indios, se agandallaron los españoles. Pero, ya cuando la época de la Colonia terminó, la encomienda dio paso a la hacienda, los españoles se fueron a freír paella y los mestizos dijeron que las tierras eran pa’ ellos. Sí, querida mía, los jodidos fueron los indios, que sólo cambiaron de dueño, uno de esos dueños fue Don César y luego la heredera. ¿La terrateniente modificó las estructuras verticales que heredó? No hay noticias de ello.
Posdata: algún día un estudioso o alguna estudiosa de la vida y obra de Rosario nos dirá de qué tamaño eran las haciendas del terrateniente César Castellanos.
¡Tzatz Comitán!
martes, 10 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN VIAJECITO
Querida Mariana: las bocinas replicaron el mensaje: “Bienvenidos a bordo. Que tengamos un buen viaje”. ¿Estábamos en un barco, en un avión, en un autobús? ¡No! Estábamos en el vientre materno. A partir de ahí el viaje inició. Ya sabés que hay una controversia en el tema del aborto. ¿En qué momento inicia la vida? Los que saben dicen que el prodigio de la vida se da en el instante donde el espermatozoide del padre fecunda el óvulo materno. ¡Qué maravilla! Sí, esa conjunción hace que la vida de un ser humano inicie; que debe ser lo mismo para los animales, aunque en el mundo animal hay algo que se llama partenogénesis, donde las hembras no necesitan el esperma del macho para tener crías. La Esperancita, cuando quedó embarazada, juraba que ella poseía el “don” de la partenogénesis, así lo gritaba a todo pulmón. Sí, muda, le dijo la nana, mejor decí que sos como la Virgen María.
El viaje inició con la conjunción del esperma y del óvulo, que es el milagro de la vida. Por eso, tía Aurora decía que todos los días se daban milagros en el mundo. ¡Claro! En todas partes nacen criaturas, porque, gracias a Dios, la humanidad es arrecha. Hay mujeres que aseguran saber en dónde se dio esa conjunción, en una playa, en un motel, en un bosque, en una recámara, en el asiento posterior de un auto. Pues sí, es en el cuerpo de la mujer donde se da el milagro de la vida. Siempre pienso en esa maravilla que se da en el agua, donde los peces hembras sueltan los huevitos y los machos los riegan con esperma. ¡Genial! La Esperancita pensó en decir también eso para justificar su embarazo, que era como un pez hembra y que un fulano la había regado con su semen al pasar por un callejón. ¡Ay, Esperancita!
¿Es un viaje la vida? Parece que sí, el viaje más alucinante, el más prodigioso. Por eso, como en cualquier viaje existe el asombro ante lo bello, pero también el asombro ante el peligro, ante lo no advertido. El viaje de la vida tiene muchas sendas, jamás recorre un sendero derecho. A veces, los seres humanos hacemos una parada, en cualquier andén, pedimos una torta y un vaso de café caliente, nos sentamos en una banca y vemos hacia atrás, tratando de hacer una ruta de la memoria, para ver por dónde hemos transitado. No hay vida igual, cada ser humano ha tenido un viaje único, especial, por eso los enamorados dicen que es un privilegio compartir el viaje con la pareja, aunque ese compartir signifique estar unidos sin sentir lo mismo, los dos pueden compartir el asiento del tren, pero uno ve el paisaje por la ventanilla, mientras la otra revisa sus mensajes en el celular, el primero le comenta sobre el caserío que se ve entre la montaña y ella le comenta sobre el mensaje que le envió su tía Adolfina. Comparten instantes, pero cada ser humano tiene experiencias individuales inasibles.
Como en todo viaje hay mucho por ver. La maravilla de la vida depende de la capacidad de asombro del viajero, hay cabrones que se duermen en el trayecto, en espera de llegar al destino; hay otros, más listos, que pepenan cada rayo de luz y lo injertan en su alma. Hay algunas viajeras, atrevidas, que se bajan en el primer aeropuerto, ya no toman la conexión, y disfrutan el país donde llegaron, conocen otra lengua (bueno, bastantes), tienen experiencias inenarrables (las guardan en su bitácora de historias secretas), comen y beben comidas y bebidas exóticas, se avientan en parapentes, nadan desnudas en muchas playas, trepan a bicicletas y ruedan por senderos llenos de árboles, pájaros y aires limpios. Cada quien vive su viaje, hay gente que se la pasa leyendo, mientras otras personas juegan voleibol o patinan o echan esgrima; hay gente que pinta, mientras otros visitan museos y adquieren obras en galerías de arte; hay gente que se la pasa rezando en los templos, levantando la vista, pidiendo clemencia a su Dios, oliendo la cera derretida de las veladoras, mientras otros, con la vista nublada, piden otra cerveza y le dan una nalgada a la mesera que viste una falda corta y tiene unos muslos fuertes, morenos, sudados, deseosos.
La vida es el gran viaje. Hay quienes se la pasan viajando porque no les alcanza el suelo que pisan, necesitan otros espacios, saben que el mundo está para conocerlo, que nada deben perderse, todo es la gran experiencia; hay quienes viajan desde casa, no salen, todo lo aprehenden en libros, en viajes virtuales, en películas. Piensan que los otros, los intrépidos, han dedicado su vida para compartir lo que han visto o imaginado.
Posdata: “bienvenidos a bordo, que tengamos buen viaje”. A veces hay tormentas a mitad del mar o en el vuelo; a veces se caen las escaleras donde subimos; a veces explotan los globos donde trepamos; pero, por fortuna, la mayoría de veces todo fluye en forma espléndida y los atardeceres son prodigiosos, nos llegan hasta la hamaca donde estamos tumbados, con un coco con ginebra en la mano.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 7 de septiembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA RIQUÍSIMA PALETA
Querida Mariana: a todo mundo le encanta comer paletas. En Comitán es tradicional bajar al parque de San Sebastián (o subir si vivís en Yalchivol) y comer una paleta de chimbo. Entrás a la casa de Doña Estelita Gordillo de Martínez, pedís una paleta de chimbo, pagás y la tomás ahí, en una sala bien bonita que está en un esquinero o te sentás en una banca del parque y ahí disfrutás del aire y del sabor de esa exquisitez.
El otro día tuve el privilegio de platicar un ratito con Doña Estelita y con su hija Geny. Ahí me enteré de una historia de vida fabulosa. Vos sabés que nada es sencillo en lo cotidiano. Todas las personas tienen momentos felices y otros no tan agradables. Doña Estelita me contó que ya casada con el gran maestro de música Roberto Martínez, ya con hijos, viajaron un día al aeropuerto en la capital de Chiapas para recoger a unos familiares y de regreso, ¡oh, Dios mío!, el chofer echó un pestañazo que llevó a dar tres vueltas al vehículo lo que provocó heridas en todos los viajeros. Quien sufrió más el accidente fue su esposo, pues el maestro Roberto tuvo una herida severa en uno de sus brazos. ¡Uf! Imaginá lo que eso significó para la vida cotidiana, su esposo era radiotécnico y ejecutante del piano. ¿Qué hacer para pepenar paga y ayudar al sostenimiento de la casa?
Paty Armendáriz en su libro “Alpinista de sueños. Los ocho poderes del emprendedor” dice, en palabras de experta, por supuesto, que la escasez hace que la gente busque la manera de salir del atolladero. Doña Estelita es ejemplo de ello, un gran ejemplo de emprendimiento.
Ella puso un mostrador en el zaguán de su casa casi frente al parque de San Sebastián y ofreció las paletas que comenzó a elaborar. Como el zaguán estaba con una ligera pendiente, Doña Estelita le puso piedritas y maderitas para que el mostrador estuviera parejo. No gritó ¡paletas, paletas!, pero sí pintó un letrero donde decía que ahí había riquísimas paletas de diversos sabores. La gente, poco a poco, comenzó a pedirlas y a regresar, porque estaban ricas, sabrosas. Así comenzó a entrar un poco de paguita a casa. ¡Ah, qué historia! Una más de los cientos, miles de historias de emprendimientos caseros. Doña Estelita jamás imaginó en ese momento que estaba colocando los cimientos de lo que ahora es uno de los elementos esenciales de la identidad de nuestro pueblo. Ya dijimos, Doña Estelita también lo reconoce, que el chimbo (así me lo dijo mi primo Paco Zepeda) es un “invento” coleto, pero lo que a Comitán nadie le puede arrebatar es el mérito de ser el primer pueblo del mundo en “inventar” la paleta de chimbo; además, nadie le puede negar ese derecho a Doña Estelita, quien un día pensó que debía innovar sabores y por ahí asomó la historia de la paleta de chimbo, que hoy es toda una maravillosa experiencia.
Como si fuera un lugar común, muchas personas dicen que si algún viajero llega a Comitán y no baja a San Sebastián y disfruta una paleta de chimbo, de Doña Estelita, ¡no puede decir que estuvo en Comitán! Y siguiendo con el lugar común se puede agregar: “a que no podés probar sólo una”. El antojo es picazón y hay muchas personas que acá están botando en el basurero el palito de la paleta y piden una más.
Como toda historia de éxito, la de Doña Estelita se basó en lo que ella llama “experimentos”, porque primero fue la venta de bolis, luego la de paletas, pero había que dar sabores diferentes, así que ya con la experiencia conseguida probó a incorporar paletas de otros sabores, así se modela el mundo, con “experimentos”. Así, el surtido creció con paletas de coco, de cacahuate. Las de leche valían en aquellos tiempos (años setenta) treinta centavos y las de agua las vendía a veinte centavos. Una bola de muchachitos y muchachitas del barrio pedían una monedita en casa y corrían a comprar su paleta. Dinerito que servía para subsanar las carencias; mientras tanto, el maestro Roberto hacía sus terapias para recuperar la movilidad del brazo, ¡ah, qué difícil!, pero espíritu grande yo lo vi tocar el piano con el brazo casi tieso, en posición chueca, con una destreza genial, su genio fue superior a la desgracia.
Ahora, la empresa que inició Doña Estelita ya la continúa su hija Geny y nietas. ¿Mirás? Ya son tres generaciones. En este tiempo han perdurado la calidad y el sabor tradicional, además de la estrella, que es la paleta de chimbo, hay muchos más sabores, para todos los gustos. Tu tocaya, Mariana, prepara un pastel de chimbo que está para chuparse los dedos. Este pastel se llama Pastel Cositía y está hecho con pan de rompope, relleno de chimbo con una cubierta de manjar. ¿Cómo lo mirás? ¿Se te hizo agua la boca?
Repito, Doña Estelita jamás imaginó que en el año 1975 (la empresa ya tiene cincuenta años) estaba creando un referente comiteco, que se agrega a los demás antojitos maravillosos de este pueblo genial. De veras, probar una paleta de chimbo sentado en una banca del parque de San Sebastián es toda una experiencia de vida, que no se da en otro lugar del mundo. ¡Qué París ni qué Budapest!
La empresa que fundó Doña Estelita hoy se llama “Paletería La Cositía”, es una marca registrada. La familia quiso que la marca llevara el nombre de la creadora, pero asomó otra Estelita, parece que fabricante de galletas, que ganó el registro. No obstante, en el pueblo todo mundo dice que irá a comer una paleta de chimbo, con Doña Estelita, quien, gracias a Dios, sigue muy activa.
El testimonio de Doña Estelita es aleccionador, demuestra que es una mujer que no la detiene abismo alguno, ella es experta en tender puentes. Oí lo que dijo cuando ocurrió la desgracia: “aunque sea piedras, voy a vender”. No hubo necesidad de ello, encontró el mercado en las paletas y conforme el negocio comenzó a crecer ella pensó que debía innovar, que debía ofrecer algo que fuera único en el pueblo y lo halló en la manufactura de las de chimbo, que tiene su receta secreta, dice que hoy en Comitán hay otras empresas que la imitan, pero, como dicen los clásicos, sólo en su local están las auténticas, las que tienen el sabor original.
En el accidente ella sufrió también heridas, todavía tiene cicatrices. Esas cicatrices son la señal que la vida no es sencilla, pero cuando el espíritu humano se sobrepone vence todos los obstáculos.
Ella confiesa que no prepara el chimbo, siempre lo ha comprado, parte del secreto de sus paletas consiste en que los chimbos originales fueron traídos de San Cristóbal (el lugar creador de este maravilloso dulce), asegura que la fórmula que ella posee no la tiene nadie más. Todas las demás son imitaciones. Las buenas están en “La Cositía”.
Geny dice que el chimbo que usan en la elaboración de las paletas tiene un rompope especial, ello le otorga el sabor característico. El rompope está hecho de huevos (sin albur) y con un toque de trago (apenas para dar el tono ambarino al espíritu). Doña Estelita asegura que el chimbo es envinado (el de San Cristóbal), en cambio, el que hacen en Comitán dice que es “marquesote con azúcar” y tan tan. Y yo puedo dar fe de ello, porque he probado el chimbo coleto y es diferente al comiteco.
He ido a La Trinitaria y he probado chimbos muy ricos, envinados. Ah, el traguito siempre hace la diferencia, hace el mundo más sencillo, más noble, siempre y cuando sea en mínimas dosis.
Doña Estelita dice que compraba las ollas de leche, cuando pasaba el lechero, leche de vaca, sin bautizos de agua. Cuando hervían la leche “sacábamos la natota”, dice. Al inicio compraba un litro, luego ya pidió cinco, ¡cinco!, así fue el crecimiento de la empresa, en forma exponencial. El negocio, gracias a la constancia de la fundadora, fue creciendo como un árbol sanísimo, hoy es una empresa boyante. A todo mundo le encanta disfrutar esas paletas, hechas con cariño, con profesionalismo, con estrictos protocolos de sanidad. Ella sostiene que ha vivido de la paleta durante muchos años, ya casi cincuenta. Cuando los adultos probaron sus paletas fueron los más aficionados, más que los niños y niñas; y como los adultos son los que tienen más paga, eso se reflejó en la alcancía de la familia. Dice la mamá que su hijito Luis Felipe (actualmente un gran artista chiapaneco, el coshito de la familia), estudió la carrera de música gracias a los palitos que ella vendía, cada palito que Doña Estelita ensartaba en las paletas significaba paguita para mantener al estudiante universitario. Hoy, Luis Felipe, y los demás hijos son exitosos profesionales. En la memoria de sus almas debe haber un recuerdo dulce con sabor a chimbo.
Posdata: y no sólo hacía paletas, ella también se dedicó a costurar. Geny dice que la imagen que tiene de su mamá es la de una mujer emprendedora. También hizo sándwiches que disfrutaron los chicos y chicas estudiantes del Colegio Mariano N. Ruiz. Ella trabajaba a altas horas de la noche, en ocasiones en la madrugada. Me encanta compartir con vos esta historia de éxito.
¡Tzatz Comitán!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)