sábado, 20 de diciembre de 2025

CARTA A MARIANA, CON EL GUSTO DE ESTAR EN CASA CHIAPAS

Querida Mariana: sí, es foto de privilegio, pero merece un comentario. En nuestro viaje a la CDMX estuvimos en Casa Chiapas, fuimos recibidos por su directora y acompañados por dos chiapanecas talentosas: la diputada Carmelita Moreno y la licenciada Daniela Ramírez. Todas fueron muy amables. Llevamos nuestra revista Arenilla, como si fuésemos embajadores de Comitán y de la región; y llevamos el saludo de todos los comitecos y de todas las comitecas. El lema es “Casa Chiapas, la casa de todas y todos en la CDMX”. Lo comprobamos. La Maestra Kenia Muñiz es el alma de esta casa y su buena energía se transmite en cada detalle, en cada acto. Al recibirnos lo hizo con el afecto con el que se recibe a amigos y nos transmitió el mensaje de que, en efecto, Casa Chiapas es la casa de todos y todas en la CDMX. ¿Cómo llevar un poco del corazón de Chiapas a la gran ciudad? Gracias a la iniciativa del gobernador, nuestro paisano Eduardo Ramírez Aguilar, Chiapas recuperó ese espacio que ya es sitio de encuentro de todos los chiapanecos, de todas las chiapanecas, de todas las personas que desean hallar un cachito de la grandeza de nuestra tierra. La mañana que estuvimos (dejá que anote el día exacto, porque fue día histórico para nosotros, para el equipo de Arenilla: martes 9 de diciembre 2025, año donde celebramos el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos, nuestra pichita amada; año donde presentamos nuestra revista en la enormísima Feria Internacional del Libro, de Guadalajara, que, a decir del rector de la Benemérita UNACH, ya se convirtió en la feria del libro más importante del mundo, ahí que lo perdonen los alemanes). Esta casa en la colonia Juárez estuvo abandonada, el actual gobernador la recuperó para disfrute de todos y todas. El día de la inauguración dijo: “En este espacio emblemático convergen la rica historia, el arte, las artesanías, el talento y la deliciosa gastronomía que reflejan la multiculturalidad de un pueblo lleno de vida y tradición. Con "Casa Chiapas", un pedazo de nuestra tierra se queda en la capital del país, irradiando la fuerza cultural de nuestro pueblo”. En efecto, la Maestra Kenia nos dijo que la Casa Chiapas es una ventana para los visitantes, para los paisanos y para quienes radican en la Ciudad de México, porque ahí encuentran la cultura de nuestro estado. La mañana que estuvimos ahí presenciamos la exposición “Sueños y visiones”, un proyecto realizado por NGOimpacto, en el que participaron cerca de 250 maestras artesanales tzeltales y tsotsiles de Los Altos de Chiapas. ¿Mirás? Es mágico ese puente, llegamos a la gran ciudad y hallamos una muestra de textiles de nuestra tierra, así como nosotros disfrutamos la muestra, así ocurre con todos los visitantes que se acercan a este espacio prodigioso. Bastó entrar para saber que, en efecto, estábamos en casa, porque caminamos por la Avenida Rosario Castellanos hasta llegar a la Calle Belisario Domínguez, donde hay un patio que es hogar de una ceiba que crece, la ceiba, vos lo sabés, es nuestro árbol tutelar, es el árbol sagrado de los mayas. Ah, qué espacio tan soberbio. Posdata: puedo retomar el título de la exposición presentada esos días de diciembre 2025 y puedo decir que Casa Chiapas es producto de un sueño y de una visión, de un sueño que el gobernador hizo realidad. La casa estaba olvidada y el genio del ser humano le volvió a infundir vida, un poco como si dijera “Levántate y anda”, ahora está plena, gracias a la dirección de la Maestra Kenia, quien con pasión y amor se entrega a regar ese árbol, llamado ceiba. Y hablando de noticias maravillosas, hace días me enteré que, de igual forma, el gobernador Eduardo Ramírez revivió el Premio Chiapas, el galardón donde nuestro estado reconoce a los hombres y mujeres que en ciencia y cultura colocan las nubes que dan luz a nuestro cielo. La casa en la colonia Juárez, así como el Premio Chiapas estaban enterrados, ahora vuelven a brillar. ¡Felicidades! Fuimos muy bien recibidos. Gracias a quienes hicieron posible esta visita. La Casa Chiapas está viva, tiene raíces bien profundas, comienza a crecer con la fuerza que se eleva la ceiba que está en el patio posterior. Ahí, en un pequeño círculo se expande, generosa, sublime. El gobernador de Chiapas abonó el suelo y sembró una casa en la colonia Juárez. ¿Ya viste la simbología de tal acto? En la colonia que lleva el nombre de uno de los presidentes de México que creció como árbol enormísimo. Nada es casual en la vida. Mirá lo que escribiré: el actual gobernador de Chiapas, en la colonia Juárez, sembró a Casa Chiapas, al amparo del árbol sagrado de los mayas. Ahí en la Calle Belisario Domínguez, que hace esquina con la Avenida Rosario Castellanos. El agua que riega esas frondas es la palabra, la palabra valiente de Belisario, la palabra inteligente e irónica de Rosario. La Casa Chiapas crece con el cuidado de Kenia y con el agua de la palabra sagrada de los hablantes de diversas lenguas del estado. En la Ciudad de México late un ventrículo de Chiapas, ahí está la esencia de nuestra personalidad. Paty y yo estuvimos en diciembre de 2025 en ese lugar, respiramos el aire que tiene un aroma diferente, afuera de Casa Chiapas hay un aroma de champurrado, adentro huele a pozol, a Chiapa de Corzo, al río Grijalva, a la selva lacandona; tiene los colores múltiples de los Lagos de Montebello y la fuerza de la cascada que se desparrama en El Chiflón. En la foto estamos: Dora Patricia, Kenia, Carmelita, Dani y yo. ¡Qué privilegio! ¡Tzatz Comitán!