domingo, 3 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON NOMBRES PRODIGIOSOS
Querida Mariana: mucha gente ha pasado por el Centro Cultural Rosario Castellanos. Es un lugar emblemático del pueblo. Está al paso de todo mundo, frente al parque central. El edificio (bañado en piedra, dice Gladys Bonifaz) ha tenido diversos usos, pero desde 1974 es el centro cultural más importante de Comitán. Desde 2000 lleva el nombre actual, pero al inició fue conocido como Casa de Cultura y mucha gente sigue tratándolo así.
Nadie podrá decir cuánta gente ha pasado por ahí, visitantes de paso, alumnos de talleres, admiradores de exposiciones o actos artísticos. Muchas mamás y papás entran para llevar a sus hijos a diversas clases en talleres de verano o en cursos regulares. Los nombres de la mayoría de ellos no están registrados en el libro de la historia. Lo que sí está consignada es la relación de quienes han ocupado la dirección de dicho recinto, gente comprometida con la cultura (unos más que otros y otros menos que los demás). Todos los directivos han impreso su huella en su momento, han hecho lo que consideraron importante para incrementar el arte. Comitán es un pueblo que ama y respeta la cultura y las bellas artes, pero éstas no se manifiestan con el valor que fuera deseable. A mí me ha tocado ser testigo de actos culturales donde hay poca asistencia, sobre todo en lo literario. Parece que este comportamiento es costumbre mundial. Los magnos recitales de poesía no convocan multitudes (las excepciones fueron recitales en Rusia, cuando los poetas llenaban estadios; en nuestro país hubo llenos totales cuando en Bellas Artes se presentó nuestro paisano Jaime Sabines y el uruguayo Mario Benedetti). Al contrario, los recitales musicales convocan multitudes. La música académica llena salas de concierto y la música popular llena estadios y foros con miles de asientos. Quienes se han sentado en la silla de la dirección de la Casa de Cultura de Comitán han hecho intentos por acercar a las personas al disfrute de los actos culturales. ¡Ah, qué labor tan compleja! La gente no se deja. Mientras los estadios de fútbol y los conciertos musicales en las ferias están a reventar, las presentaciones de libros no jalan más que una audiencia de veinte o treinta personas.
Óscar Bonifaz creó la primera casa de cultura, de ese tiempo a la fecha han transcurrido cincuenta años, en este lapso han pasado por la dirección 13 personas. ¿Quiénes conforman esta relación de honor? Acá va la relación cronológica, que el actual director hizo favor de enviarme: Óscar Bonifaz; Jorge Melgar; Flor Esponda; luego Bonifaz de nuevo; Paco Flores; Luis Armando Suárez; Francisco Gordillo; David Esponda; Rosa Hortensia Aguilar; Flor Esponda una vez más; Ivette Constantino; Angélica Altuzar; María Elena Jiménez; otra vez Luis Armando Suárez; Arbey Rivera y, actualmente, Hermilo Aranda. Trece ilustres comitecos. Bonifaz, Flor Esponda y Luis Armando repitieron color y número.
La responsabilidad es mayor, porque los directivos deben promover actos culturales y, además, atender lo que es como una escuela por los talleres.
Vos y yo y medio mundo somos testigos de que cada uno de los directivos ha hecho lo que consideró pertinente para cumplir con el encargo. Falta el libro que dé cuenta de las diversas realizaciones de cada uno para tener un acercamiento de lo que se ha hecho.
Se sabe que este mundo es infinito. Los directivos siempre terminan sus encargos con muchos logros, pero con un extenso cuaderno lleno de actos no alcanzados. No alcanza la vida para tanto, pero algunos han sembrado árboles que ahora dan sombra y buenos frutos.
Luis Armando inició el Festival Balún Canán que luego se convirtió en el Festival Rosario Castellanos, este festival ha venido de más a menos, no sólo en cantidad de días sino en calidad de los actos. Nunca ha tenido la dimensión que merecería para honrar el nombre de nuestra máxima escritora. Varias voces se han escuchado que piden, exigen, que la literatura esté en primerísimo lugar, pero que sea con la participación de creadores literarios de alto nivel, que no sólo sea rellenar el programa con actos sin peso específico. ¿Qué directivo logrará posicionar a Comitán como una ciudad literaria? ¿Qué directivo podrá lograr el prodigio de convertir a esta ciudad en digna cuna de la escritora mexicana más importante del siglo XX? Los expertos han dicho que al revalorizar la imagen de Rosario Castellanos, de manera inteligente, el pueblo se volverá un polo turístico que obligará a miles de visitantes a dirigir su mirada en el pueblo.
Posdata: hace falta el libro que dé cuenta de los nombres prodigiosos de quienes, entre otros nombres, han ofrecido talleres y han sembrado una semillita en el espíritu de la niñez comiteca.
Francisco Gordillo (en paz descanse) comenzó una fértil siembra en la apreciación del cine (él era experto cinéfilo y cineasta). Ahora es un vacío que debe cubrirse, sobre todo ahora que hay tantos chunches tecnológicos a nuestro alcance. En el mundo hay diversos concursos de cortos cinematográficos realizados con teléfonos celulares.
En la fotografía están Juan José Arreola y Óscar Bonifaz. Del archivo fotográfico del Centro Cultural Rosario Castellanos.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 2 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON UNA CARTA QUE NO ESCRIBIÓ MOLINARI
Querida Mariana: ¿ya viste el título de esta carta? Ésta no la escribí yo. Es una noticia que sé te dará alegría y la celebrarás. ¡Sos famosa! Mucha gente de valía te escribe. ¿Me pongo celoso? ¡No, al contrario! También lo celebro. Ahora fue el maestro Marco Antonio Orozco quien se sentó frente a su computadora y te escribió, dedicó no sé cuánto tiempo en compartir sus reflexiones con vos.
Te cuento, hace días hallé en mi celular el siguiente mensaje enviado por el maestro Orozco, cronista chiapaneco e incansable promotor cultural:
“Apreciado Alejandro:
Espero que te encuentres muy bien, disfrutando del fabuloso clima de Comitán y que hayas acompañado tu café con un buen panito.
“Te agradezco, como siempre, que me envíes puntualmente las cartas que le diriges a Mariana sobre los temas tan interesantes que tratas.
“Te escribo porque también quiero que Mariana se entere de algunas cosas relacionadas con el centenario de nuestra Chayito. Hoy sentí la necesidad de compartirlas, así que te pido el favor de hacerle llegar esta carta”.
Y junto con el mensaje hallé un archivo en Word, que contiene la carta que te escribió. Acá te paso el original:
“Querida Mariana:
“En primer lugar, quiero decirte que este centenario ha sido muy positivo para difundir la obra de Chayito, especialmente entre las nuevas generaciones. También ha sido relevante para nuestros paisanos, quienes tal vez ya conocían su nombre, pero no habían tenido la oportunidad de leerla. Espero que ahora se haya logrado que muchos de ellos se acerquen a su obra.
“A nivel nacional se han realizado muchos eventos, y aunque espero que no se trate sólo de un homenaje por el centenario, deseo que estos actos sigan realizándose por siempre.
“Siempre he dicho que el mejor homenaje a Chayito es leerla, releerla, analizarla, difundirla y escribir sobre su vida y obra. Como bien sabes, es la literata más destacada que ha tenido México y una de las mejores de habla hispana. Muchos la comparan con Sor Juana, diciendo que Rosario es la más grande después de ella. No creo que sean buenas las comparaciones, pero lo importante es reconocer la magistralidad de sus obras.
“Quiero que sepas que desde la preparatoria la he leído con regularidad. Durante mi estancia en la Ciudad de México, la Colonia Roma fue testigo de mis lecturas. En la universidad también la leí, tanto en la UAM como en la UNAM.
“Desde el año pasado, he comenzado a releer sus obras, y este año estoy escribiendo ensayos sobre su vida y su obra. Ya llevo veintiocho entregas, y creo que llegaré a las cincuenta. Después, será necesario integrar estos textos para publicar un libro, aunque antes será imprescindible revisarlo y corregirlo para darle coherencia. Esperemos que esto sea posible el próximo año y que se encuentre una editora o editor que lo publique.
“También quiero contarte que estuve presente en el homenaje realizado en su monumento, ubicado en el Bosque de Chapultepec, y he participado en varios eventos en los que he expuesto sobre su vida y obra. Estos eventos incluyen el Consulado de México en Houston, la UNAM, el Colegio de San Ildefonso, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Librería Rosario Castellanos del FCE, el Club de Periodistas Primera Plana, y otros en Aguascalientes, Nayarit, León, Guanajuato, y próximamente en Durango en el Congreso Nacional de Cronistas de Ciudades y Comunidades Mexicanas. También participaré en el Encuentro Anual de la Asociación de Cronistas Oficiales de la Ciudad de México, en la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la CDMX, en el Archivo Histórico de la Ciudad de México y en la FIL Guadalajara. En fin, donde haya oportunidad, seguiré promoviendo su obra.
“En particular, quiero que sepas que he hablado con varios grupos feministas que desconocían su obra, sobre todo las más jóvenes, quienes se han mostrado interesadas en conocerla, ya que les he explicado que Chayito fue la precursora de los estudios de género en nuestro país.
“Además, un ensayo de mi autoría fue seleccionado para integrar la antología conmemorativa que editarán CONECULTA, UNACH y UNICACH. Este ensayo es especialmente interesante porque ofrece un nuevo enfoque para el análisis de sus obras, desde las perspectivas filosófica e histórica.
“Desde diciembre, he terminado un libro titulado “¡Caso hay tu baldilillito! Balún Canán: más allá de la percepción literaria”, el cual está en busca de editor o editora.
“Mis ensayos también han sido publicados en los diarios Ultimátum, Estribor y Diario de Chiapas, en las revistas Politeia (editada en Culiacán, Sinaloa) y Crónicas Mexicanas (editada en Monterrey, Nuevo León), además de en blogs como Ecobiósfera, Cronimex y otros.
“También participamos en el IMSS en las lecturas de poemas de Rosario en hospitales y en el Concurso Nacional de Cuentos que lleva su nombre, dirigido a los trabajadores del instituto.
“Muchos somos los que promovemos su obra, y en esta carta quiero reconocer el valioso trabajo que realiza desde su propio espacio, Alejandro Molinari; especialmente en la Revista Arenilla y el Podcast de los viernes: “Hablemos de Rosario Castellanos”, junto con Paty Espinosa y a sus patrocinadores.
“Que este centenario sirva para ubicar a Rosario en el lugar que se merece y para que su obra siga perdurando por siempre.
“Con afecto y gratitud”.
Marco Antonio Orozco Zuarth
Posdata: ah, ya estoy viendo tu cara de satisfacción. Que ni se enoje tu novio, porque un gran intelectual chiapaneco te envió esta cartita. Él, como siempre lo ha hecho, entiende que vos sos también una gran chiapaneca. Vos sabés que yo me siento muy orgulloso de ser tu amigo y que has abierto esta ventana donde nos comunicamos, donde el primero de tus amigos da cuenta y recuenta de hechos. Ahora, debés agregar a la lista de tus amigos a Marco Antonio Orozco Zuarth, quien se ha dedicado con una gran constancia a escribir ensayos que honran la vida y obra de Rosario Castellanos. Marco, como también Gabriel Guerra Castellanos y Paty Cajcam lo han dicho, insiste que el mejor homenaje que puede hacérsele a Rosario Castellanos es leyendo su obra. El maestro Marco va más allá, dice que hay que leerla, releerla, analizarla, difundirla y escribir sobre su vida y obra. Él lo hace, hace todo lo que relaciona y esto le hace bien a Comitán, a Chiapas, a México y al conocimiento universal.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 1 de agosto de 2025
CARTA A MARIANA, CON EXQUISITECES
Querida Mariana: acá están María y Gerardo. Ellos son mis amigos. Ellos son amigos de muchas personas en el pueblo. Acá están en el nuevo local que abrió María, en el parque de Guadalupe, contra esquina del famoso restaurante Doña Chelo. María no lo pensó así, pero ahora la gente come con Doña Chelo y luego pasan a adquirir las exquisiteces que ella prepara.
Lo anunciamos tiempo atrás. Por fin, María abrió su local el domingo 27 de julio 2025. El local se llama “María Siliceo. Repostería”. Me encanta el nombre. No buscó nombres extraños, cintas extranjerizantes. Ella reconoce el valor de su nombre y sus amigos y clientes reconocen la calidad de sus productos gastronómicos.
Acá están María y Gerardo, en un nuevo emprendimiento. María ha continuado con la tradición de su abuela materna. No sólo eso, ha sembrado su pasión con ahínco. Le encanta la repostería, le encanta compartir su creatividad. Lo que ella prepara son exquisiteces, ningún otro nombre le corresponde.
Mirá lo que ahora ha creado para la gente de Comitán y para los visitantes: un espacio agradable para compartir experiencias e instantes. Las personas llegan al parque de Guadalupe y pueden sentarse en una banca de granito, en la sombra de árboles, con el aire agradable, para degustar un rico alfajor, no argentino, sino comiteco.
¿Ya viste el interior del local? Decorado con un gran gusto. Todo está preparado para vivir una grata experiencia.
A mí me causa una gran emoción ver a paisanos que le apuestan a su pueblo, que sus emprendimientos ayudan al crecimiento comercial y cultural de Comitán.
En el acceso a “María Siliceo. Repostería”, ella colocó una banca, tres maceteros llenos de flores y una estructura como pérgola, como esas tradicionales puertas japonesas. Estas intervenciones mínimas le han dado un toque de belleza a esa esquina del parque, cuyo nombre es “La Independencia”. El entorno fue modificado a favor de la convivencia. Todo planeado para que el momento sea una cinta de luz, una cuerda con cuentas de aire.
Por fin, después de meses, María abrió su café para el disfrute de todo mundo. Ella tenía esta inquietud en su espíritu. Hoy tiene dos locales, uno que honra el lado materno, con venta de cremas y quesos (a cuadra y media de “Ferrecentro”); ahora este espacio honra su lado paterno, donde el café ha sido un puente esencial en las orillas de la vida.
Posdata: un pequeño espacio del pueblo ha ganado en vida, en actos amorosos a través del sentido del gusto y de la vista. El sentido del tacto ya es el mojol del lujo, cuando las dos primeras esencias detonan la última.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 31 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN CINE
Querida Mariana: crecí con dos religiones: la iglesia católica y el cine. No me obligués a elegir, porque elegiré el cine, éste sigue siendo uno de mis árboles tutelares.
¡Cómo no iba a amar y respetar a ese hombre! A alguien que creó un cine. Una tarde, en su oficina me dijo que en San Cristóbal, antes de llegar a Comitán, había construido una sala cinematográfica. Dijo que su motivación fue que en las salas comerciales sólo exhibían películas sin mensajes positivos para la juventud. Antes de emprender su aventura fue a platicar con los dueños de las salas de San Cristóbal. ¿Era posible exhibir cintas aleccionadoras? ¡No, padre, el negocio es la película de acción, de aventuras, de romance!, fue la respuesta que halló, así que debía ir por otro camino, uno donde los chicos y chicas de esos años pudieran caminar sin el llamado de las salas comerciales. ¡Ah, labor complejísima! Pero lo intentó, lo hizo, lo logró.
Esa tarde se paró y me dijo que fuéramos a la sala de su casa, que estaba al lado del colegio, me senté en un sofá que estaba forrado con plástico para que no se mojara con líquidos regados, sacó un álbum fotográfico y me enseñó una fotografía. Ahí estaba la sala cinematográfica que había construido en San Cristóbal, era una pequeña sala con butacas, al fondo se veía la pantalla acuerpada por un telón de terciopelo rojo y ribetes dorados. ¡Era una sala pequeñísima, pero muy bella, más que digna! ¿Cuántos espectadores podían asistir a una función? No más de treinta.
¡Cómo no iba a amar y respetar a ese hombre! Todos los constructores de salas cinematográficas las hacen pensando en hacer paga, en hacer negocio. Este hombre se atrevió a hacer una sala pensando en que los chicos y chicas de esos años, años cuarenta, en San Cristóbal, recibieran mensajes positivos. No se trataba de hacer paga, se trataba de enviar imágenes llenas de valores. Porque el cine es un medio de comunicación que alecciona. Veamos los tiempos actuales. ¿Qué ven nuestros jóvenes? ¿Qué siembran en sus espíritus?
Nadie en Comitán hizo algo semejante. Ahora hay clubes donde presentan ciclos de cine, pero todas son salas improvisadas. La sala que él construyó era pequeña, pero fue formal, con un pasillo central y con butacas dignas y con una pantalla como si fuera una sala profesional, con cortinajes.
Esa tarde vi la fotografía de la pequeña sala y le dije que me maravillaba su pasión por pensar en los otros, siempre entregando, dándose.
Cuando abandonó San Cristóbal para hacerse cargo del templo de Santo Domingo en nuestro pueblo, su pueblo, el padre Carlos no construyó una pequeña sala cinematográfica para los jóvenes comitecos, ¡no!, su horizonte fue más amplio, fundó un colegio que inauguró en 1950, un colegio al que le puso el nombre de Mariano N. Ruiz para honrar a quien fue su maestro, quien nació en San Cristóbal de Las Casas, pero también realizó una labor en favor de la sociedad comiteca.
¡Cómo no iba a amar y respetar a un hombre que construyó tanto! ¿Quién más? Ahora, como siempre, los constructores de salas cinematográficas y de colegios particulares lo hacen más en función del bolsillo que del espíritu.
Posdata: cuando vi la pequeña, pero bellísima sala cinematográfica que construyó y donde los jóvenes de entonces vieron películas no bélicas, sino pacifistas, pensé que una sala de esas bien podía funcionar en Comitán para dar ciclos de cine de arte pero, al instante reculé en mi pensamiento y nada comenté con el padre Carlos, porque el cine de arte no siempre contiene los mensajes que él deseaba enviar a la juventud. El arte es irreverente, contestatario, provocador.
El padre Carlos fue un líder auténtico. El otro día platiqué con el padre Manuelito, después que él dio la misa de acción de gracias por el término de un ciclo escolar más del Colegio Mariano N. Ruiz y le dije que veía su capacidad de liderazgo y le comenté que yo había conocido al padre Carlos, entonces él dijo: “sí, sé que él también era muy dinámico”. Sonreí. Sí, el padre Carlos fue un gran líder. ¡Cómo no iba a amar y respetar a ese hombre dinámico!
Te mando un dibujito que hice recordando la fotografía que me mostró el padre Carlos. La foto por ahí debe estar. Ojalá algún día aparezca.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 30 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN RENACIMIENTO
Querida Mariana: sabés que los domingos no salgo de casa, salvo en ocasiones especiales. El domingo 27 de julio 2025 fue una ocasión excepcional. Mi amiga Rigel Mayorga nos invitó a Paty Cajcam y a mí al acto denominado: “Entre música, ramilletes y retretes. Epitafio, una instalación floral inmersiva”.
Llegamos puntuales, en medio de una ligera llovizna. A mí no me gusta mojarme, lo sabés, pero entendí que esos granitos de agua que caían del cielo era parte de la instalación de Rigel, porque las flores se alimentan de pétalos de agua.
La cita fue en el Restaurante Serendipia (abajito del plantel de preescolar del Colegio Mariano N. Ruiz).
Aparte de la ligera lluvia, que fue un elemento convocado para la instalación, otro elemento que participó como una flor suprema fue un puentecito que está en el restaurante, propiedad de Adriana Nájera (enfermera) y de Arturo Pinto (abogado), amantes de la gastronomía.
Subimos a la planta alta, donde está el salón del restaurante y para llegar a éste caminamos por un puentecito. Puente fue lo que hizo Rigel con la audiencia, puente con el arte.
Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, en su libro: “La civilización del espectáculo”, habla de la degradación de la cultura, dice que, sobre todo, en las artes plásticas hay una gran confusión. No es el caso de Rigel Mayorga, su propuesta motivó a una reflexión estética genial. ¿Por qué Epitafio? Porque la frase de una lápida es como un renacimiento. Rigel presentó su instalación y dijo que uno de los objetivos era que la gente disfrute más las flores, no como simples elementos decorativos, sino como presencias naturales que ayudan a sanar algo, no se sabe bien a bien qué.
¿Por qué la costumbre de las personas de llevar flores a las tumbas de los seres amados ausentes? No es un mero acto banal, es un rito que tiene esencias ancestrales. Rigel, en esta maravillosa propuesta artística, nos estimuló a reflexionar, a formar un jardín mental.
Disfruté la instalación, vi a los comensales, quienes disfrutaban un desayuno en el restaurante, poner atención a lo que Rigel decía, a lo que hacía, a la invitación para que, al final, pasaran a colocar flores en una estructura mínima que formó con alambre. Ella dice que sus amigos le dicen que tiene un corazón lleno de flores, invitó a formar un corazón en esa estructura informe, a darle forma, a darle sentido a ese instante.
Paty Cajcam señaló hacia la calle, vi que en la pendiente bajaban dos patrullas de la policía estatal, en cada camión iba un guardia con una metralleta. Nosotros estábamos en una burbuja, llena de aire, llena de flores, de mensajes positivos. Las flores (que Rigel adquiere en la Florería Gómez, en la Central de Abasto, con Mercedes Gómez y Valeria García) nos hablaron con ese lenguaje críptico pero natural con que se expresan desde el principio de los tiempos. Rigel dijo que “las flores ayudan a sanar algo”. ¿Qué? Rigel es amante de las flores, trata de descubrir el gran misterio que ellas encierran y comparte, en forma maravillosa, su convicción con los demás.
Posdata: mis domingos son de casa, pinto, dibujo, leo, escribo. Pero este domingo, que llamaré desde ahora Domingo Rigel, salí al encuentro con una propuesta novedosa, inteligente; caminé por el pueblo y llegué a Serendipia, donde ya estaba Paty Cajcam, quien también modificó su rutina de domingo para el encuentro con un innovador Epitafio, uno que habló de sentimiento sublime, que sembró flores en el aire, en la burbuja.
Al salir, nos despedimos de Rigel y de Adriana. A Adriana le pedí me diera un motivo para que los comensales lleguen a su restaurante y me dijo que los chilaquiles habanero y el pan francés que ahí prepara el chef no tienen comparación.
¡Tzatz Comitán!
martes, 29 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN CUARTO LUMINOSO
Querida Mariana: gran noticia para Comitán y la región: “Luminosa. Galería y escuela de arte fotográfico”. El día que Paty Cajcam y yo fuimos estaba expuesta una serie de fotografías de la naturaleza, de Raúl Trujillo Tovar. Jose Welbers y Alejandro Akler, directivos de la escuela, nos dijeron que pronto estará montada la exposición de fotografías de Carlos Gordillo.
Por eso digo que es una gran noticia para Comitán y la región, porque Luminosa, aparte de ser una escuela que da talleres, es una galería que difunde el arte fotográfico. Vos y yo sabemos que, como en todo el mundo, en Comitán existe una serie de grandes artistas de la lente. No menciono a alguien en particular, porque sé que omitiré nombres, pero sé que en tu mente ya apareció un titipuchal de nombres de grandes fotógrafas y fotógrafos.
Ahora todo mundo toma fotos, pero no todo mundo obtiene resultados fascinantes. Luminosa es un espacio que ofrece cursos donde los amantes de la fotografía podrán apropiarse desde lo básico hasta lo excelso para lograr resultados soberbios. Debemos aprovechar la existencia de chunches tecnológicos digitales que no sólo sirven para tener un registro fotográfico de estos tiempos, sino para realizar fotografías con calidad.
Vivimos en el siglo de la imagen. En el mundo de la mercadotecnia existen muchas empresas que necesitan hacer publicidad de sus productos y servicios. ¿Cuál es la mejor manera de llegar a amplias audiencias? ¡La imagen! La imagen porque es un impacto inmediato.
Sé que ahora vos estarás diciendo cómo es que yo, escritor, digo lo anterior. Porque entiendo cómo funciona el mundo. Sigo empecinado en escribirte cartas todos los días, porque la palabra sigue teniendo un lugar esencial en la comunicación, pero vos y yo sabemos que ahora la gente ya no escribe cartas como antes, ni lee artículos extensos. El mundo del siglo XXI nos mandó el Tuiter, hoy X, para que todos nos comuniquemos como antes lo hacíamos a través del telegrama. El maestro Jorge Gordillo Mandujano siempre expresaba (lo decía en latín) que “lo breve es placentero”. Bueno, los lectores sabemos que hay obras extensas que son muy disfrutables, pero esas novelas han sido escritas por los genios literarios.
Soy un defensor de la literatura, pero soy un admirador de la imagen, de la imagen bien hecha, de la fotografía inteligente, la que entra en la categoría de arte. Jose Welbers (oriunda de Los Países Bajos) y Alejandro Akler (mexicano) han abierto un espacio maravilloso donde la fotografía es la estrella del universo.
Hace varios años, un amigo, entiendo que en buena onda, dijo que, en lugar de escribir, debería dedicarme a la fotografía. Lo dijo porque él sabe que he sido apasionado de este arte, desde siempre.
No sé si ya te conté que la fotografía llamó mi atención desde niño. Mi amado papá me regaló una cámara cuando yo era muy niño. Tuve una cámara de cajón, era muy bella, la mirilla la tenía en la parte superior, así, la sostenía frente a mi panza y miraba en el cuadrito lo que después sería la fotografía impresa, hacía mis pinitos en un terreno que mi papá tenía al lado de la carretera, en Teopisca. Esa cámara era de fabricación alemana. Luego, mi papá me obsequió una camarita sencilla, Kodak, y con esa me di vuelo tomando fotografías en La Trinitaria y en un desfile del 16 de septiembre, en la Ciudad de México, ¡en la Ciudad de México! Luego, ya mayor, le di paguita a mi compa Quique para que me comprara una cámara profesional, en un viaje que realizó a Canadá. Ah, con esa cámara realicé muchas tomas en los campos de Comitán, a principios de los años ochenta caminaba por todo Comitán sin riesgo.
Posdata: me encanta la fotografía. En mi juventud compré libros de arte fotográfico, libros con fotografías famosas y libros con teoría, para pepenar los principios básicos. Ahora, ¡qué buena noticia!, en el Comitán del 2025, en Comitán contamos con una escuela dirigida por dos expertos, la gran fotógrafa Jose Welbers y el no menos talentoso Alejandro Akler. La escuela está en una plaza cultural, donde está Nido Colibrí, ubicada en la 2ª. Calle norte poniente número 3, Centro, a cuadra y media del templo de El Calvario. Atienden por las tardes. Sin duda que Luminosa será como un mushcak prodigioso que irradiará luz en muchos corazones de gente aficionada a este singular arte.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 28 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON ROSTROS
Querida Mariana: dicen que todo se refleja en la cara. No hablamos, pero los rostros lo hacen por nuestras bocas calladas.
Cuando escuchamos algo que nos hiere, de inmediato nuestra cara nos delata. Sólo los grandes actores pueden ocultar los verdaderos sentimientos. Los grandes actores, dije, los seres mortales comunes y corrientes no podemos evitar que nuestras caras cambien de color. Mirá qué digo: las caras cambian de color. Del color carne sutil pasamos a un intenso rojo. Las caras toman el color de la sangre que se acumula. El simple cambio de color hace que las otras personas sepan que algo nos molestó. Por eso, Mario siempre dijo que no creía esa bobera de la sangre azul, porque, decía, si los reyes y reinas tuvieran sangre azul al chivearse tendrían caras de Pitufo.
“El Máscara” fue un compañero en un taller de inglés que llevé en la Ciudad de México. Le decían así, porque su rostro era inexpresivo, nada de alzar las cejas o de abrir la boca en señal de alarma. No, podía pasar un huracán ante él y su cara no se modificaba, siempre estaba como estatua de marfil. Era muy simpático, contaba grandes anécdotas, pero jamás su rostro revelaba que decía algo que hacía botarse de la risa a los que lo escuchábamos. Un día le pregunté cómo le hacía para no mover ni un solo músculo de su rostro, él me llamó aparte y rio. Vi que su cara parecía tomar vida. Hizo mil muecas. Rio de tal forma que su cara parecía un caballo que corría por un valle. Sus ojos se iluminaron, sus pestañas papalotearon como mariposas alocadas. Cuando regresó a su estado original, dijo que todas las mañanas, frente al espejo, hacía mil muecas, movía la boca hacia arriba para que su nariz se elevara; movía sus ojos de un lado a otro; sus cejas eran como zanates voladores. Ponía en acción todos los músculos de su cara, hasta que el juego lo agotaba, entonces decidía que ningún movimiento mostrara alguna reacción en su cara, había llegado a dominar tal disciplina. A él no le molestaba el apodo, al contrario, era una señal de su genialidad.
A mí me cuesta mucho evitar que mi rostro demuestre mis emociones, desde un simple enojo hasta una emoción desbordada. Ya he contado que en los últimos años, con la edad, me he vuelto más sensible que nunca, todo me emociona, todo me hace llorar. El otro día, no recuerdo quién, contó que su abuela estaba perdiendo la memoria, que había llegado ante ella, se había sentado a su lado y que ella le había preguntado quién era. Soy tu nieto, dijo él, ella lo vio, sus ojos parecieron extraviarse en una gruta y nada dijo. Él comenzó a llorar cuando me lo platicó y yo con él, ah, los dos éramos unas Magdalenas. Lloro por todo, si un niño corre alocado porque metió un gol en un partido llanero, mis ojos se llenan de lágrimas. Me emociono de más, cuando lloro mi rostro olvida su cara de sosiego y se enjuta, como si fuera un fruto en proceso de pudrición, mi boca se extiende pero adopta una posición contraria a cuando sonrío; pero cuando rio, también lloro; y cuando rio mucho mi cara se pone toda colorada, debe ser porque la sangre circula con más alegría. Cuando rio (en contadas ocasiones) nunca falta el amigo que pregunta: ¿por qué te pusiste colorado? Y ahí me tenés dando explicaciones que me pongo colorado por la risa desbocada. Mucha gente piensa que uno sólo se sonroja por pena o por vergüenza, ¡no!, uno también, o cuando menos yo, me pongo colorado porque me gana la risa.
El otro día, en un Platicatorio, el maestro Temo recomendó mover los ojos para todos lados; asimismo, en la televisión un día vi a una experta en salud que sugería hacer ejercicios con los músculos de la cara. Igual que “El Máscara” deberíamos hacer mil gestos frente al espejo, hacer caras ridículas, chistosas. Como si fuéramos esas máscaras clásicas del teatro, deberíamos pasar de un rostro triste a un rostro radiante, luminoso.
Posdata: yo digo, en broma y en serio, que tengo cara de piedra, porque casi siempre ando en la calle con un rostro sin sonreír, me cuesta reír. Ya te conté que en una ocasión fuimos dos parejas al Cine Montebello, a ver una película francesa, con el gran humorista Louis de Funes, la otra pareja ya eran novios y yo iba a hacer el quite con una niña bonita. La película avanzó y todo mundo en la sala se botaba de la risa. La niña con la que estaba le dijo a su amiga: “no agarra la onda”, porque veía que cuando todos reían desaforadamente yo apenas movía los labios. Yo también estaba divertido con las mudencadas geniales del humorista francés, pero casi no lanzo carcajadas, mi modo de expresión es pausado, sin risas de guajolote enloquecido.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 27 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON PUEBLOS BÁRBAROS
Querida Mariana: mi Paty dijo que yo reclamara. Me conocés, soy hombre civilizado. Ella me dijo que los exhibiera en las redes sociales. No lo hice, no lo haré. Sólo a vos te cuento lo que me pasó. Fijate que mi mamá me pidió le comprara avena molida con sabor canela o chocolate o vainilla. Lo anoté en un papelito y pasé por un supermercado pochoroco. Hay supermercados prestigiosos y pochorocos. Siempre había comprado su pedido en un supermercado prestigioso, pero pensé que si el pochoroco había aparecido en mi camino podía ser una señal. ¡Lo fue! Bajé del tsurito y caminé por los estantes y mi boca se extendió en una sonrisa cuando vi que había dos empaques de avena molida sabor chocolate, chequé la caducidad: abril 26. ¡Genial! A la hora que estiré mi brazo para tomarlas vi que al lado había un empaque de avena integral (de la marca que compro) y me alegré más, revisé la caducidad: abril 26. Ah, qué buena suerte. El empaque de la avena integral (un botecito) traía integrada una botella de bebida energetizante, la bebida era el mojol. Al pasar a la caja le dije al joven que atendía que me ayudara a quitar la cinta Diurex, para separar la bebida del envase, porque no me llevaría la botella. El joven, muy amable, quitó la cinta, dijo que esa no me la cobraría, que era una oferta. Sí, le dije, pero no la quiero (vos sabés que en botella sólo bebo agua natural). Acá se puede quedar, dijo, con una gran sonrisa en su rostro. Sí, que se quede acá. Pagué, tomé lo comprado y salí contento, con una cara de satisfacción. No sabía lo que me esperaba. Al llegar a casa, horas después, le enseñé a mi mamá los dos sobres de avena molida y también sonrió. Decidí vaciar el contenido de la avena en el frasco que acostumbro, así que quité el sello de seguridad y lo destapé para… ¡Dios mío! El envase estaba más lleno de gusanos que de hojuelas de avena. ¡Gusanos, simpáticos, blancos, pero dañinos para mi estómago! ¡El interior del envase estaba todo agusanado! ¡Cómo! Le platiqué a mi Paty y puso su cara de molestia y me recomendó que fuera de nuevo al supermercado pochoroco y reclamara la devolución de mi dinero, que los exhibiera en las redes sociales. No, no soy así. ¿Cuánto me costó el tambito de avena? No sé, no recuerdo. Pero, bueno, como decía mi amado padre: más se perdió en la guerra. Mi Paty dijo que por eso la gente es como es, porque no nos quejamos, porque no los exhibimos, y como no lo hacemos ellos siguen, ¡hay que denunciarlos para que aprendan y dejen de hacer sus cochinadas!
Hay gente bárbara, incivilizada; gente abusiva, que vive de hacer fraudes minúsculos pero cuantiosos.
Tomé los dos sobres de la avena molida y opté por tirarlos al bote de basura. ¿Qué tal que también eran sobres ya caducados?
Inocente como soy (mi tía Elena me decía de otra forma) pensé cómo era posible que ese envase estuviera lleno de gusanos, cuando la fecha de caducidad estaba vigente. ¡No, pichito!, me explicó un amigo cuando le conté mi desaguisado. Estas empresas se dedican a re etiquetar productos. ¿En serio? Claro, le dan una vigencia amplia para que, como en tu caso, dijo, los compradores estén satisfechos, porque les tardará varios meses. A eso se dedican, aseguró.
Pensé entonces en lo obvio, ellos juegan con nuestra salud. Claro, pensé que una vez supe que alguien había adquirido medicamentos que tenían fecha de caducidad vigente, pero que en realidad ya eran medicamentos caducados. ¿Cómo es posible que haya tanta saña en algunos seres humanos, que lucran con la salud de la gente? La salud, que es lo más preciado. Pues sí, hay bárbaros que lo hacen, porque vivimos en un país incivilizado. No sé cómo será en Dinamarca, pero acá, en México, hay comportamientos absurdos, abusivos.
Mi Paty insistió, debía ir al supermercado pochoroco y exigir la devolución de mi dinero, que vieran que no me tomarían el pelo, que lo hiciera para que ellos dejen de hacer estas prácticas de hurto.
Posdata: pensé que no, querida mía. No lo hice. Tiré el producto engusanado y los sobres que me dieron desconfianza y subí a mi tsurito y fui a un supermercado prestigioso donde hallé la avena sin ofertas y los sobres de avena molida con sabor que pidió mi mamá. Sonreí. Había solucionado un desaguisado.
Sí, la enseñanza es comprar productos sólo en supermercados de prestigio.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 25 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON MEDIO SIGLO
Querida Mariana: cuando hablo de cincuenta años digo ¡medio siglo!, para que se vea la rotundez de la fecha. El otro día, mi amiga Roxy Guillén me dijo que hace medio siglo su generación egresó de la Escuela Preparatoria. Sabemos que cada año hay egreso de alumnos de todos los niveles, pero Roxy se refería a que su generación marcó un hecho histórico, porque ellos fueron la primera generación de alumnos que salió del nuevo edificio; es decir, hace medio siglo estos chicos y chicas abandonaron el plantel que se logró gracias al movimiento de huelga que, en 1974, realizaron mis compañeros estudiantes.
Vos sabés que hasta 1974 los estudiantes de la secundaria y preparatoria de Comitán asistían al edificio donde ahora está el Centro Cultural Rosario Castellanos. La gran ventaja es que estaba en el centro y los estudiantes salíamos de los salones e íbamos al parque central a dar vueltas o entrábamos al billar de Nevelandia o tomábamos un refresco en el Intermezzo, café que estaba en la parte superior del edificio conocido como Casa Yannini, que en realidad era propiedad no del señor Vicente Yannini, sino de mi papá Augusto Molinari. La gran desventaja del viejo edificio de la secundaria y preparatoria es que ya era insuficiente para el número de alumnos. Digo que andábamos tan amontonados que, el pasillo exterior al lado de la actual Librería Porrúa y que conduce al Archivo Histórico fue convertido en un taller. De manera improvisada se tapó con una puerta el acceso y por ahí pasaban los alumnos de secundaria para tener algunas clases. Donde ahora está la librería Porrúa había salones para los estudiantes de bachillerato, así que a través de las ventanas de estos salones uno podía comunicarse con los estudiantes de secundaria. El espacio ya era insuficiente para tantos estudiantes, por eso mis compañeros, con una gran destreza, planearon un movimiento donde se apoderaron de la escuela, a la hora que medio mundo fue a comer para volver a clases en la tarde, los huelguistas se escondieron en el auditorio y cuando estuvieron cerradas las puertas sacaron las maderas que habían introducido previamente y tapiaron las puertas de madera y ventanas, provocando que a la hora que llegó el maestro Rey a abrir la puerta central (como siempre lo hacía) no pudiera abrirla. Poco a poco medio mundo se enteró que adentro había un grupo de estudiantes que se había posesionado del edificio y comenzó a circular el pliego petitorio, en el cual aparecía como primerísimo punto la demanda de edificios nuevos para la secundaria y preparatoria. El movimiento fue tan de bisturí que exigió la presencia del secretario de educación en ese momento (mi ahora amigo y gran intelectual chiapaneco Javier Espinosa Mandujano). Cuando el secretario estuvo en diálogo con los estudiantes, éstos, prácticamente lo secuestraron, y le dijeron que no saldría hasta que se comprometiera a cumplir con las demandas. Al secretario no le quedó más que firmar y así los chicos y chicas huelguistas lograron que para 1975 los estudiantes comenzaran a estudiar en aulas nuevas, donde ahora están las instalaciones de la secundaria, por un lado, y de la preparatoria, por el otro.
Mi amiga Roxy comenzó sus estudios en el edificio del centro, pero inauguró el nuevo edificio, por eso dice que su generación fue la primera que egresó del edificio que se logró por iniciativa de mis compañeros, quienes sembraron el árbol, pero ya no disfrutaron el fruto.
Tiene razón Roxy, este hecho no debe pasar desapercibido. La fecha es histórica, Roxy y sus compañeros y compañeras constituyeron la primera generación que egresó del plantel que está al lado de la ETI, al lado del bulevar.
Mi amigo Roberto Arriaga, compañero de mi generación, también incide en el tema. Los chicos que lograron la construcción de los nuevos planteles deberían ser objeto de homenaje y de reconocimiento; deberían presentarse en la escuela Preparatoria para platicar esta experiencia maravillosa, para que los estudiantes de ahora sepan que si están en un edificio con aulas ventiladas, con zonas arboladas, con patios centrales generosos, cafeterías y zonas deportivas es porque en 1974 un grupo de estudiantes hizo un movimiento de huelga para exigir mejores condiciones y evitar los salones húmedos y oscuros donde estudiamos.
Posdata: vos y yo sabemos que todo es fruto de la tradición y que la historia no debe ser olvidada. Sea esta carta un reconocimiento a mi amiga Rosita Guillén (niña hermosa, linda, que usaba minifalda) por recordar que en este 2025 se cumple medio siglo que ella y sus compañeros y compañeras fueron la primera generación que egresó del nuevo plantel de la Escuela Preparatoria de Comitán.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 24 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON UNA JOYA
Querida Mariana: esta imagen histórica la subió mi querido amigo Álex Flores Cancino al Facebook. De ahí la robé, porque hallé un hilo personal sublime. La fotografía dice que fue tomada en septiembre de 1957. Es Comitán, mi pueblo y el tuyo y el de muchas más personas, el pueblo amado. Esta imagen da una idea de cómo se vivía en 1957. Digo que me jaló emocionalmente, porque en 1957 nací en este bendito pueblo; es decir, Molinarito tenía 5 meses de edad cuando se produjo esta manifestación multitudinaria en el parque central. Yo viví a media cuadra de este lugar. ¿Escuché el jolgorio? No lo sé, pero cuando vi la foto pensé que el rebumbio fue espectacular, como sucede siempre que hay una manifestación pública. Por lo regular, el Comitán de 1957 era un pueblo sosegado, con rumores de burritos cargando los barriles con agua, casi no había autos (¿motonetos?, ni pensarlo). La autoridad convocó esta manifestación y el pueblo acudió. ¿Mirás que el reloj marca las doce en punto? Qué gran imagen nos regaló Álex, qué generoso se vio al sacar del álbum familiar la fotografía de un tiempo en que él no era ni proyecto de vida, porque Álex es mucho más joven que yo.
¿Sabés quién era presidente municipal en este año? El licenciado Javier Aguilar Torres, papá de mi amigo Javier. ¡Ah, cuánto hilo entrelazado! Mi amigo Javier ya había nacido, él es un año más grande que yo, el nació el 6 de marzo de 1956; es decir, en el momento del acto, tenía un año seis meses de edad. ¿Las criaturas de un año ya caminan? No lo sé. Pero los que tienen año y medio ¡ya!, así que, en teoría, mi amigo Javier pudo ir a este acto, de la mano de su mamá, la querida Doña Blanquita, y de su papá, el flamante presidente municipal de Comitán.
No le pregunté a Álex Flores Cancino en dónde halló esta joya, pero quiero imaginar que la conservó su abuelo, el recordado maestro Javier Flores Torres, quien fue maestro de la primaria Fray Matías de Córdova y de la Escuela Secundaria y Preparatoria (fue mi maestro en cuarto de primaria y luego me impartió la cátedra de Historia de México, en la preparatoria).
En este 2025 tengo sesenta y ocho años de edad, si Dios lo permite, pronto tendré 69 años, dicen que ese año es prodigioso, si pongo mi cara de inocente puedo decir que no sé el porqué de tal dicho; así como desconozco el motivo por el que muchos hombres le rehúyen llegar a los 41 años de edad. ¿Por qué? Andá a saber. Y digo mi edad para que quede constancia de que soy un viejo, con el mojol de la chinajera, porque ahora diré que a mí me gustaba más que la bandera de México ondeara en lo alto del palacio y no como ahora en el asta bandera que está a nivel de piso. No quiero buscar simbolismos, pero pensá que antes nuestra bandera estaba en lo alto y ahora…
En el Palacio Nacional aún existe el asta en la parte superior, además de que en la plaza izan la enormísima bandera, en un acto que es maravilloso.
¡Qué valientes los compas que están trepados en lo alto! En ese tiempo no existía Protección Civil, porque, segurísimo, les hubieran prohibido tal atrevimiento. Qué intrépidos y qué tan llenos del complejo de chango irreflexivo.
¡Qué gran manifestación en el parque central! Se observa que había chicos de alguna escuela (se ven en la esquina inferior derecha), además de un gran sector de población, mujeres con chales, hombres con sombreros (hay algunas señoras con parasol); no puede faltar la presencia del nevero (¿si lo alcanzás a ver?).
El fotógrafo inmortalizó el momento, justo a las doce del día. Ya quedamos que en ese año existía una calle entre el palacio y el parque, donde transitaban vehículos y donde desfilaban los chicos y chicas, saludando a las autoridades que, siempre, se instalaban en el balcón central de palacio (ah, te digo que cada vez me vuelvo más chinaj. ¿Sabés que hacen ahora? Empleados del ayuntamiento construyen un templete provisional para que ahí estén las autoridades).
¿Quién puede decir qué autoridades son las que aparecen en balcón? El acto debe ser por Fiestas Patrias. El maestro Temo Alcázar nació en 1940; es decir, en 1957 ya era un joven de diecisiete años de edad. Él siempre ha sido muy metidito, si andaba por Comitán en este año sin duda estuvo en este acto, donde había chicas bonitas, perseguibles. Tal vez él pueda darnos más datos acerca de esta fotografía histórica, inédita, soberbia.
Posdata: si ves con atención apreciarás cómo hay dos niveles, se alcanza a ver cómo donde está el contingente de chicos de la escuela está a nivel inferior (están sobre la calle) y luego se ven dos gradas que daban acceso al parque. En los laterales del balcón central están colocadas las bocinas. Yo alcanzo a ver que en el balcón central hay muchas chicas y una mujer está en la parte media, como si fuese una invitada especialísima. ¿Quién podrá ayudarnos? ¡El maestro Temo!, o alguien que haya estado presente y tenga fresco el recuerdo.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 23 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN DICHO
Querida Mariana: “fue sin querer, queriendo”. Romeo decía que él debería tener el crédito de tal frase y no el Chavo del Ocho.
¿Por qué decía eso? Porque aseguraba que desde que tenía uso de razón se había dedicado a hacer cosas “sin querer, queriendo”; es decir, no quería hacerlas, pero el cinturón de su mamá hacía que lo quisiera.
Si a mí me obligás diré que no entiendo a cabalidad el sentido de la expresión. Le encuentro una contradicción, ¿es así? Pero lo que sí entiendo es lo que Romeo cuenta, porque en muchas ocasiones también he estado en esa situación; hago cosas sin querer, pero termino haciéndolas y como decía el maestro Rubén: lo hago ya con gusto, porque no hay cosa peor que hacer algo a disgusto. Si no puedo evitar un trabajo y debo hacerlo ¡lo hago con gusto, casi disfrutándolo!
Sé que lo que a Romeo y a mí nos sucede no es exclusivo, debe existir un gran número de personas a quienes les sucede lo mismo.
Ahora que volví a pensar en el sentido de la frase, parece que ya le encontré el hilo. ¡Ya! Ahora estoy viendo al Chavo del Ocho y sé que se justifica por hacer algo malo. Hizo alguna travesura y, con carita de inocencia dice: “fue sin querer”, pero luego aparece su cara de diablito y agrega: “queriendo”; es decir, primero dice que fue un accidente, pero luego se observa que lo hizo con alevosía y ventaja.
Así que lo que dice Romeo no se aplica al ciento por ciento con su comportamiento y tampoco con el mío. Digo esto, porque casi nunca hago cosas con dolo.
Fijate, la lectura de Romeo es equivocada y también la mía. Ahora ya entendí el sentido de la frase del Chavo del Ocho, que se volvió famosa por su repetición. El famoso comediante reconocía el valor de la repetición, eso provocaba que quienes veíamos su programa supiéramos lo que sucedería y medio México y en muchos países de Latinoamérica se popularizaron sus frases y las empleábamos ante cualquier situación: “es que no me tienes paciencia”, “bueno, pero no se enoje”. Ante la insistencia la gente se aprendía las frases recurrentes.
Una de las frases más usadas es la de otro personaje del comediante: “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”
Esto de la repetición es una llave que ahora emplea mucho la mercadotecnia. Bueno, tal vez desde siempre, por eso alguien dice que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad. Los grandes comunicadores siempre han usado este recurso de la repetición para que el mensaje se hinque en la mente de los consumidores. Recuerdo a Jacobo Zabludovsky, el famoso conductor del noticiario 24 Horas, de Televisa. Medio mundo veía su noticiario, los que lo adoraban así como los que lo odiaban, porque siempre estuvo muy a favor del poder político. Pero su influencia fue tal que se popularizó una frase: “Lo dijo Jacobo”, con eso se pretendía decir que lo comentado era cierto, era como una garantía de una noticia certera.
Esta frase se repetía una y otra vez, igual que Jacobo, se volvió famosa. Jacobo sabía el poder de una frase repetida, por eso siempre que se despedía de la audiencia lo hacía con la siguiente frase: “24 Horas termina hoy; muchas gracias. Buenas noches”, así, cuando ya estaba a punto de despedirse todo mundo de la audiencia televisiva sabía que así se despediría, muchos repetían con él la despedida.
Romeo y yo teníamos una idea equivocada del dicho: “fue sin querer, queriendo”; el sentido estricto es que la gente dice que la travesura fue sin proponérselo, pero acto seguido (con el juego del verbo) deja en claro que sí fue premeditado.
Y ante la simpleza de las frases del comediante advertimos que su poder es inmenso, gracias a la repetición. Pensá que esta repetición llega a millones de televidentes, en forma frecuente. El cerebro está expuesto a un martilleo intenso.
Posdata: Y ahora, ¿quién podrá defendernos? Esta frase se puede aplicar en muchos casos lamentables. El problema real es que no existe un Chapulín Colorado que pueda solucionar los problemas donde aplicamos la frase.
¡Tzatz Comitán!
martes, 22 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON CORTINAS
Querida Mariana: en casa hay una ventana, por ahí asoma el sol en la mañana y se cuela la luz de la luna en madrugada.
La ventana tiene en la parte superior un palo que sostiene una cortina de tela. El palo, como de escoba, pero barnizado, lo hizo el carpintero del barrio; asimismo, la cortina la confeccionó la costurera que tiene su taller a la vuelta de la casa.
Mi mamá compró la tela (para cortina) en un local del centro. Fui con ella, vi el momento en que escogió la tela, como cualquier compradora, con sus dedos pulgar e índice, probó la consistencia y dijo que estaba bien. Las telas para cortina son especiales, tienen una consistencia diferente a la tela que las mujeres compran para hacerse vestidos.
A mí me ha tocado, en más de dos ocasiones, escuchar en una mesa de fiesta que una mujer dice a otra, así muy cerca del oído, pero en voz tan alta para que se escuche: “ve, esa, se puso la cortina de su casa” (chucha sí come chucha).
En casa hay una ventana que tiene una cortina de tela; también hay un baño que tiene una cortina de plástico, esta cortina se sostiene con argollas de plástico sostenidas por una barra metálica.
Están tan cerca ambas cortinas, porque la casa es pequeña; y sin embargo son tan diferentes. La barra metálica del baño es de ese material porque si fuera de madera, ésta se pudriría. Se vería horrible que una mañana la casa amaneciera con el orden intercambiado. Acá el orden de los factores sí altera el producto.
¿Imaginás una casa que tuviera una cortina de tela en el baño y una cortina plástica en la sala?
En la mañana, las dos cortinas son recorridas. Cuando alguien entra a bañarse corre la cortina de plástico para ponerse debajo de la regadera y luego la corre para salir; de igual manera, a hora conveniente alguien recorre la cortina de la sala que permaneció cerrada durante la noche.
Mi mamá recorre la cortina de la sala en la tarde, porque dice que ayuda a evitar que el frío entre. ¿El frío? Sí, dice ella, se cuela por las pequeñas hendiduras de la ventana. Porque las ventanas no son si carecen de vidrios. Hay algunos transparentes para que la mirada se extienda libre; y hay otros vidrios que son translúcidos. Estos últimos son los que se emplean en los baños. Recuerdo con emoción una película que vi en la extinta Cineteca de la Ciudad de México, la que se quemó, en dicha película un par de chicos sube a una azotea para ver, en la noche, el momento en que se baña la propietaria del departamento, una chica hermosísima. Los dos chicos, junto con los espectadores, vimos una sombra reflejada sobre el cristal. La chica está desnuda, no se ve, pero todo mundo advierte que ella está sin ropa.
A veces sonrío. Sonrío porque escucho que La Angostura y Chicoasén son presas y tienen cortinas. Sonrío. Repito: son presas y tienen cortinas. Tienen cortinas de hormigón, gigantescas cortinas. La ciencia del hombre hace que, de vez en vez, se haga el prodigio de que dichas cortinas se abran para desfogue de agua (mi amigo, Chus, arquitecto que vive en Tabasco, dice que los chiapanecos somos los culpables de las inundaciones de su estado).
En casa hay una ventana con una cortina. Mi mamá me dice: ¡corre la cortina! Sonrío, porque me imagino tronándole los dedos a la cortina y corriéndola como si fuera una asistente. No, correr la cortina, significa moverla con la mano y desplazarla hacia un extremo. La cortina de la ventana de la casa es una cortina que se recorre con la mano (hay cortinas que se desplazan en forma automática por orden de un control remoto). La cortina la arremango y la amarro con una cinta de tela, le hago un nudo y así se queda durante toda la mañana, hasta que mi mamá deshace el amarre y recorre la cortina hacia el centro, para que no entre el frío de la tarde, porque, ella dice, por los años que tiene se ha vuelto muy friolenta.
Posdata: de niño jugaba con Margoth, nos encantaba separar las palabras y hallar nuevos caminos lingüísticos. La palabra cortina la pronunciábamos así: cor y tina. Decíamos que por eso se llamaba cortina, porque cubría la tina del baño, ahí donde se bañaba el tío Armando, que era como una gran ballena con las aletas sobre los bordes. Cada palabra se dividía y se convertía en dos, tres o más palabras. ¡Ah, qué milagro! Esta palabra la dividíamos así: mil y agro. Eran dos palabras con significado. Cor y tina. Nunca hallamos el significado de cor, por eso la completábamos con azón y decíamos corazón. Porque no sólo dividíamos, también uníamos, como si las palabras fueran retazos de tela y nosotros fuéramos sastres como la vecina que confeccionó la cortina de la casa.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 21 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON CINCUENTA AÑOS
Querida Mariana: mis amigos Cecilia y Fernando cumplieron cincuenta años de casados. Siempre que digo o escribo cincuenta años pienso en medio siglo, porque esto me ayuda a dimensionar la rotundez de la fecha. El medio siglo que Ceci y Fer celebraron inició su historia en el siglo XX y continuó en el siglo XXI.
Ellos, al lado de hijos y nietos, celebraron la semilla que sembraron hace medio siglo, semilla que hoy está convertida en un árbol inmenso.
Cuando digo inmenso árbol no lo hago como mera figura retórica, ¡no! Lo digo como espejo del hogar donde viven: Quinta Cecilia, lugar lleno de árboles, en el barrio Los Sabinos. Ceci y Fer, como si fueran palomos, han hecho un nido lleno de verdes, en tiempos donde el cemento se ha impuesto. Claro, el hormigón es parte de su residencia, pero, el bosque es la esencia dominante, por esto, en su casa las aves vuelan y cantan como Pedro por su casa, porque si a Pedro le dijeron que sobre esa piedra edificarían un templo, ellos han construido un templo para adorar la vida en común con su ya amplia familia. Hace medio siglo, Fer y Ceci dejaron de caminar en sendas paralelas y decidieron seguir una sola ruta y se volvieron amigos y cómplices, no digo que son la pareja perfecta, porque en el mundo no la hay, mis amigos han caminado juntos, en medio de los zarzales de la vida, pero no se han soltado, cuando ha sido necesario el uno ha cogido de la mano al otro uno. Medio siglo después ya se volvieron un sólo uno, rodeados de sus más cercanos, gajos que son renuevos de su árbol.
En su casa, islote verde, punto de encuentro para la convivencia, Fer y Ceci tienen una capilla, dedicada a San Isidro Labrador, quien según la tradición es el santo que provee la lluvia y las buenas cosechas. El buen Isidro ha sido generoso con la familia de mis amigos, a medio siglo, el balance es de buena cosecha.
Uno de los hijos de La Pilita Seca fue seducido por una hija de Los Sabinos y ella lo sacó de su parcela para crecer en medio del bosque.
Fer y yo fuimos compañeros en la primaria de la Matías de Córdova, en los años sesenta. Él vivía en La Pilita Seca y yo en una casa del centro, a media cuadra del parque Benito Juárez. A veces bajaba a su casa, para hacer algún trabajo escolar o para jugar; a veces él subía a mi casa para lo mismo. Digo esto porque nuestra amistad también nació en el siglo XX y sigue incólume en el XXI, por eso, celebro el medio siglo de matrimonio con Ceci. Su árbol es inmenso, generoso; no sé si escribir que son una pareja con dones o escribir que son una pareja de sones, ya que la música ha sido la argamasa que ha unido a la familia. Ceci, gran declamadora, y Fer, amante de la guitarra y el canto, bordaron un telar donde los hijos y nietos son la combinación tonal perfecta.
Posdata: cumplieron medio siglo. Ya no completarán el siglo, porque el tiempo es severo, pero estoy seguro que los años que les restan los vivirán como si San Isidro lloviera alegrías y bendiciones infinitas.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 20 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON DESACUERDOS
Querida Mariana: la insatisfacción es una cuerda que ahoga a los seres humanos. Todo mundo está en desacuerdo con lo que le tocó vivir. Hay personas que están a disgusto con su color de piel, con su altura, con su nariz un poco torcida, con su quijada prognata, con el tamaño de sus pies (y con el tamaño de otras partes del cuerpo). No he conocido a una persona que esté ciento por ciento satisfecha con su cuerpo. ¿Qué pasa con el espíritu?
El cuerpo es el estuche de presentación. Las personas están expuestas a las opiniones ajenas. Todos vivimos pendientes de la crítica del otro, de los otros. Esto hace que no nos conformemos, que no nos aceptemos, porque siempre aparece la comparación. Los medios de comunicación nos bombardean con estereotipos. Los hombres que vivimos la adolescencia en los años setenta nos alimentamos con imágenes de Playboy; es decir, la chica de nuestros sueños estaba en ese catálogo; asimismo, las chicas tuvieron a sus ídolos masculinos que aparecían en la pantalla. Ni unas ni otros estaban en nuestro entorno, en Comitán no había chicas Playboy ni chicos modelos. Tal vez por eso vivimos con cierto desánimo. ¡Qué horrible! ¿Mirás qué tragedia?
Sólo tenemos una vida, una vida que es apenas un instante. Un día nacemos, pero al siguiente ya estamos en primaria, un día después ya andamos de manita caliente con una pareja y así se va la vida, los años pasan, nos envuelven en sábanas que dan la impresión de protegernos y que son frazadas que nos ahogan. La vida nos muestra una cara benigna, pero ésta es una máscara. Quienes se atreven a quitarle esa máscara encuentran el verdadero rostro de la realidad. La vida es como es, quienes no la aceptan como tal son los seres humanos, eternos insatisfechos.
¿Es parte del afán masoquista que nos es propio a los seres humanos? Los sabios dicen (en teoría) que no hay más que el presente y que lo más recomendable es vivirlo con intensidad. No hay más. Sin embargo, mucha gente vive instalada en la nostalgia, dando vigencia al dicho: “todo tiempo pasado fue mejor”, sin darse cuenta que eso ya es inexistente como materia vital. Esa propensión a estar instalado en el pasado ocasiona que el presente se diluya como pasa el agua en un río. No disfrutamos el viaje, no apreciamos lo que vemos desde la orilla de la barca, por estar imaginando escenas que ocurrieron hace muchos años o, ¡el colmo!, jamás pasaron.
Los metrosexuales siempre están pendientes de su apariencia física, pero las mujeres (ustedes, querida niña) son quienes les ganan a los varones. Ahí las veo agrandando sus tetas y sus nalgas; ahí las veo haciéndose mil cosas en sus rostros (por ahí hay un término que está de moda, que se refiere a esa obsesión: tunear).
¿No tenés auto? Maldecís a la vida por esa desgracia. ¿Tenés un vocho? Maldecís a la vida por no tener un BMW. Envidiás al que posee un yate en Acapulco; envidiás a quien va de vacaciones a Dubai; envidiás a quien tiene una motocicleta Harley Davidson. La envidia es prima hermana de la insatisfacción. ¡Qué pena! Mirá en qué terminamos convertidos: en envidiosos e insatisfechos, porque, la mera verdad, no estamos conformes con lo que poseemos, con lo que natura nos dio. Y es que, también es cierto, el destino luego es muy discriminador y millones y millones de personas en el mundo no fueron elegidos de los dioses. La mayoría vive en la inopia, casi sobrevive. “Jodido y, de mojol, ¡feo!”, decía la madrina Cari cada vez que su hija Rosalba le presentaba a un pretendiente. Nadie satisfacía a la madrina, a todo mundo varón lo veía jodido y feo, porque los chicos no eran de la Nobleza y no correspondían a los estándares de belleza que le habían sido impuestos.
Posdata: la vida es bella, nos dijo Roberto Benigni en su famosa cinta. Todo mundo dice que sí, que la vida es bella, pero basta quitarle tantito la máscara para descubrir que, en realidad, no es tan fascinante como un cuento de hadas o bueno ¡sí!, está llena de ogros, de brujas, de seres malignos. La vida tiene el rostro que decía la madrina: es jodida y de mojol ¡es fea! Pero, la vida es así, no se puede hacer cambios estéticos a su cara.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 19 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, POR LOS QUE SE VAN
Querida Mariana: la gente sube a trenes y se va, sube a aviones, a autos, a autobuses, a caballos y se hace ausente. Hay gente que ha subido a naves que viajan en el espacio. Antes, la gente caminaba y se iba, es clásica la imagen de alguien que lleva objetos en un extremo de un palo y se aleja.
Los seres humanos siguen teniendo en su espíritu un ánimo nómada, desechan el sedentarismo. ¿Por qué se va la gente? Hay mil motivos para abandonar un lugar. En los últimos tiempos hemos sido testigos de la gran marabunta que huye de los países, bien porque las condiciones de vida son difíciles o porque sueñan con llegar a los Estados Unidos de Norteamérica. Son una masa compacta, así se extravían sus historias personales. Cuando nos acercamos a conocer el testimonio individual aprendemos a ver la grieta de la vida en esos huecos que están llenos de miseria. La vida es un par de labios que pronuncia silencios dramáticos.
Los desplazamientos son individuales o grupales. Cuando alguien se va lo hace por una necesidad interior, porque se traslada para iniciar estudios universitarios o de posgrado, porque el cuerpecito ya le exige un descanso y se toma vacaciones; a veces, una urgencia médica hace que la gente se vaya; o, qué alegre, porque van a la boda de la hija de un compadre o van a una feria de libro o, por fin, realizan el sueño de su vida de conocer París o llevar a la familia a Disneylandia.
¿Y los desplazamientos grupales? Ah, bueno, son por asistencia a Congresos o para participar en encuentros deportivos o, tradicional, para ir a La Villa para rezar ante la imagen de la Virgen de Guadalupe; a veces el viaje no es por gusto, sino por exigencias de la vida. Cada vez somos más conscientes de estos desplazamientos, en la frontera sur cada vez aparecen más caravanas que vienen de más abajo, en busca de mejores modos de vida. Cuentan que en Venezuela hay condiciones miserables. No lo sé. ¿Cómo un país con tanta riqueza petrolera puede sufrir miseria? No lo sé.
El asunto es que la gente se va. A mí no me gustan los aeropuertos, los andenes, los puertos. No me gusta ver partir a la gente, no me gusta ver a la gente que se va. Entiendo que la vida es así, pero a mí me duele ver a la gente partir. Soy tan estúpidamente sentimental que todo me produce un cierto malestar. No me gusta ver a la gente despedirse, por el motivo que sea.
Mi abuela materna, Esperanza, llegaba a casa y en su maleta traía un número determinado de velas, cada una de ellas la prendía el primer día de cada mes; supe que el número de tres velas quería decir que ella permanecería tres meses en la casa. Cuando lo aprendí, iba a comprar velas en la tienda y las metía en su maleta.
Sé que todo viaje tiene un destino. La gente que se despide en una orilla recibe abrazos de bienvenida en la otra; es decir, en la mayoría de casos, la gente recibe apapachos cuando llega, pero sé que no siempre es así, en el caso de los desplazados, caso muy frecuente ahora, cuando éstos llegan a una nueva ciudad no son bien recibidos, al contrario.
Y hablo de cosas que no son tan dramáticas. ¿Qué sucede cuando los desplazamientos son por motivos de guerra o de violencia? Hemos visto, en la televisión o en los celulares, imágenes de gente que se va de su país por motivos de guerra. Son imágenes dramáticas, abuelas que caminan con mucho trabajo y que llevan tomadas de las manos a nietas, como si ellas fueran la andadera que dará apoyo a sus pies de barro.
Tengo el síndrome del jardinero. El jardinero descubre una mañana una plantita, la cuida, la abona, elimina los bichos que comen sus hojas y así hasta que un día, la plantita (como todas las cosas en la vida) muere. Pero el jardinero ve que brotan otras plantitas (y así hasta el infinito, como todas las cosas en la vida). Las plantitas nunca suben a trenes, no se despiden, brotan en la tierra y ahí crecen, ahí reciben la luz del sol, ahí la lluvia, las caricias del jardinero. Están bien enraizadas a la tierra.
Las despedidas toman horma de un paisaje desolado, de un campo lleno de árboles secos, tenebrosos, con bufandas de niebla.
No soporto ver a la gente que se despide, que se da un abrazo, sin la alegría de la bienvenida, de la felicitación. El abrazo que se da la gente que se va es como un buque que se hunde, como una cuerda que amordaza la boca, el corazón. Digo esto porque he visto muchas despedidas. En un tiempo me tocó asistir a las terminales de camiones para despedir a amigos que, por algún motivo, dejaban temporalmente la ciudad. Hubo un tiempo que los camiones de la Cristóbal Colón salían de una terminal improvisada que estaba frente al parque central, donde ahora está el Hotel Delfín (esto era así, porque Doña Chelo Delfín era la encargada de la venta de boletos). Ahí, en la gran banqueta, la gente despedía a los viajeros. El abrazo se daba al aire libre, bajo el sol, como implorando que los rayos solares atenuaran la tristeza.
No me gusta ver a la gente que se va. ¿Cómo decirle que allá afuera no hay nada, que todo es un espejismo, que es como el deslumbre que tuvieron los nativos cuando les mostraron cuentas de vidrio? Es una bobera lo que diré, pero tampoco me gusta cuando alguien llega, sé que esas llegadas son temporales. Otra cosa sería si la gente se desplazara para llegar a un lugar en forma permanente. Que la gente llegara para quedarse. Pero no siempre es así, la gente se va. ¿Qué es la gana de irse? ¿Qué la gana de esperar en las salas? ¿De comer en forma apresurada? ¿De buscar taxis en medio de la lluvia o de las nevadas? ¿Qué es la gana de sentarse al lado de un gordo que se la pasa comiendo tortas en todo el trayecto? ¿De soportar a una señora, pintada las mejillas con achiote, poniendo la cabeza en el pecho del otro a la hora que dormita? ¿Qué la gana de soportar los pedos del vecino? La gente se va, todos los días las estaciones están llenas de gente que se va. La vida es así, la vida no puede ser sedentaria, no, exige el movimiento; visto a distancia, la tierra debe ser un planeta con millones de hormiguitas que van de un lado a otro.
Hay personas que sostienen que el crecimiento verdadero del ser humano comienza cuando se va, cuando sale de su entorno. Ahora hay un concepto que se ha vuelto novedoso y lo aplica medio mundo: “salí de tu zona de confort”. ¿De veras es lo más recomendable? ¿De veras la vida es abandonar a los cercanos, a los afectos, a la tierra que nos ha dado la savia para alimentar la alegría? No he visto, no sé vos, a alguien que se despida con una sonrisa de manzana. Las personas que he visto lloran, se abrazan con desesperación, cuando se van. ¿Por qué esas caras tristes, de una gutzera brutal? A veces no puedo evitar la sensación de que se despiden para siempre. No soy agorero, pero vos sabés que hay muchas historias de gente que se fue y ya no volvió.
Te cuento mi sentimiento, un poco extraño con respecto al comportamiento general. Hay gente, por el contrario, que disfruta irse, que sabe que la vida está afuera. Tengo amigos que me dicen que si no salieran, si no viajaran, sentirían vacía su vida. Lo sé. Incluso he dado pláticas acerca del viaje, donde resalto que las novelas más importantes de la historia son aquellas que hablan de las idas y las venidas (sin albur, niña, sin albur). ¿Qué otra cosa es El Quijote sino un gran viaje con todos sus riesgos? Cuando leí por primera vez El Quijote no tuve la sensación de desaliento que siempre me acompaña cuando alguien se va. Y esto no fue así, porque Don Quijote no se despide, el maravilloso viejazo agarra sus tiliches, se trepa sobre el Rocinante y se lanza a la gran aventura, dictada por su deseo de enderezar tuertos y torcidos.
Vos sos viajera, viajás por tu pasión cinéfila. No hacés lo que Rosario Castellanos; es decir, no viajás de manera especial para ver una película en otra ciudad, los tiempos son diferentes, pero viajás para tomar cursos y diplomados. Así es la vida, lo entiendo. Pero, insisto, no me gusta ver que la gente se vaya. Que se vayan, pero sin que los vea, sin que lo sepa.
Posdata: me gusta ver la gente que se reúne y disfruta las presencias. El que se va firma su ausencia, aunque sea temporal. ¿Por qué se van los que se van? Por necesidad, por gusto, por cumplir deseos, porque el destino así lo señala, porque el conocimiento está en otro lado. Los que se van son espíritus intrépidos, pero he visto que cuando se despiden algo como una pompa de jabón vuela a su lado, una pompa que revienta cuando el aire los toca con un dedo.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 18 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON MIRADAS
Querida Mariana: Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, dijo que temía quedarse ciego. Él conoció de cerca a Borges y supo que la carencia del sentido de la vista es algo dramático para un escritor, para un lector.
El sentido de la vista es un don de la naturaleza, gracias a los ojos podemos leer el mundo cercano y lejano.
Sé que vos estás plenamente consciente de la bendición de la mirada. Tu pasión es el cine. Leés mucho acerca de esta vaina, reflexionás, escribís ensayos y, sobre todo, mirás mucho cine, mucho. Tu vida, desde hace años, tiene como centro al sentido de la vista.
Vos no decís adiós, o hasta luego, vos, siempre, decís: “hasta la vista”, eso me encanta, es como colocar una pepita de oro sobre la mesa de la vida.
Sí, la vista es un don divino, un tesoro. Gracias a la vista podemos hacer mil cosas. Yo bendigo a la vista, porque, además de todo, puedo ver tu mirada. ¿Mirás qué juego tan noble? Gracias a la vista vemos la mirada del otro, de la otra.
De mirada, tal vez, no lo sé, viene la palabra mirilla, la mirilla es un espacio que se abre en forma sugerente en algún entablado. Gracias a la mirilla podemos ver lo que sucede en el otro lado. En la puerta de un departamento de la Ciudad de México gozamos de una mirilla, un pequeño círculo que tenía una lente, esta lente permitía ver hacia afuera con gran amplitud, casi como si fuera un ojo de pescado, esas lentes que usan los fotógrafos y que tienen una abertura de ciento ochenta grados. A mí me encantaba poner mi ojo en la mirilla y ver qué sucedía en el pasillo. Casi nunca pasaba algo, pero a veces veía a la vecina cargando la bolsa del mandado, la veía dejar todo en el suelo y buscar la llave. A mí me encantaba ese instante, porque ella no sabía que yo la veía. Así imaginaba que podía tener una mirilla en su habitación para ver lo que hacía en la noche, antes de dormir.
El cinéfilo es un poco voyeur, ¿verdad? Le encanta ver. Todas las personas tienen alguna predilección, a mí me queda muy claro que vos sos voyerista, te encanta ver. Otras personas prefieren oír, los melómanos, por ejemplo; hay quienes aman el sentido del aroma, ¿recordás la novela “El perfume”? Ahí aparece un personaje que tiene un desarrolladísimo sentido del olfato. Hay gente que le encanta el sentido del tacto, son los tacteadores, son los que en el mercado o en el autobús reatacado se acercan a las chicas y las tactean. Vos y yo, que somos lectores, somos adoradores del sentido de la vista. A mí me encanta ir a los parques, llevar un libro, abrirlo, leerlo, mientras hago pausas y veo lo que sucede a mi alrededor. La gente pasa sin darse cuenta que ahí estoy, yo domino toda el área, ejerzo el maravilloso sentido de la vista.
¿Por qué los abogados tienen preferencia por los búhos? No lo sé, pero parece, digo sólo que parece, los búhos son observadores. Quien es observador es un amante de la visión.
Los chavos de estos tiempos son adoradores de la imagen, nacieron y crecen en el siglo de la imagen. Ahora, con los chunches tecnológicos, la imagen está por encima de las demás opciones. La música siempre está acompañada por los llamados videoclips (no sé si así se siguen llamando, pero antes los videos que acompañaban a una canción así se llamaban). Por las mañanas, mientras hago mi taichí de viejito veo y escucho canciones en MTv (me gusta decir que veo y escucho “emtiví”).
El gran Borges (enorme lector y escritor argentino) nació con alguna deficiencia, contaba que desde pequeño fue perdiendo la visión, fue algo degenerativo que no tuvo remisión. Fue una dolencia que heredó. Pucha, qué herencia tan jodida. Debió ser muy feo saber que cada día iba perdiendo la visión, sabía que una mañana, más tarde o más temprano, quedaría totalmente ciego. Uf. A veces pienso en nuestro gran artista comiteco Chemita, quien toca el bajo en la marimba del Ayuntamiento, alguna vez contó que él nació bien de la vista, pero algo le pasó de niño y algún familiar recomendó que el limón era bueno para curarlo, así que le pusieron gotas de limón en los ojitos tiernos y eso lo perjudicó. Qué pena.
Posdata: el gran Borges terminó dictando su obra, porque ya no podía escribir, ya no veía. La historia también cuenta que el gran Homero era ciego. ¡Ay, Señor!
Vos y yo, como Violeta Parra, siempre damos gracias a la vida por “los dos luceros que, cuando los abrimos, perfectamente distinguimos lo negro del blanco…”
¡Tzatz Comitán!
jueves, 17 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON CALLES Y AVENIDAS
Querida Mariana: las grandes ciudades tienen bulevares. El gran cantautor Joaquín Sabina dice que hay un bulevar de los sueños rotos. ¿Habías pensado detenidamente en ello? Bulevar de los sueños rotos. Irene dice que es el bulevar donde transitan los extraviados, los que están hechos de fragmentos. Igual que Irene, cuando pienso en un bulevar lo imagino lleno de autos. Los bulevares están hechos para aligerar el tránsito vial. Acá en el pueblo tenemos el bulevar de La Federación. En sus camellones, floridos, hermosos, siempre llenos de vida (que son alabados por los visitantes y por los del pueblo), hay esculturas de todos los estados que integran la república (bueno, hay estados que aún no han enviado sus piezas). Dichas esculturas sirven como puntos de referencia, para continuar con la tradición comiteca. Por ejemplo, si alguien quiere ir a “Casa Rosario", donde, entre otras cosas, venden quesos para quesadillas, de la hacienda Campumá, se dice que está al lado del bulevar frente a la estatua de Hidalgo (del estado de Hidalgo).
Nosotros, en Comitán, no tenemos un bulevar de los sueños rotos, pero sí tenemos una calle de los huesos rotos, la famosa Calle del Resbalón, que está en el barrio de La Pila, al lado de los chorros. Antes, hace tiempo, los chorros de La Pila manaban con generosidad y el agua rebosaba del canal, con lo que toda la pendiente que bajaba hacia la casa de mi tía Juanita Bermúdez se llenaba de agua. Esto, lo imaginarás, niña mía, provocaba que mucha gente resbalara, de ahí el nombre de la calle.
Pero hay más, como siempre. Armandito siempre decía que andaba por la Calle de La Amargura, que es una métafora que usa medio mundo para decir que la situación no es óptima. ¿Recordás la película “El callejón de Los Milagros”, donde participó la frondosa chaparrita Salma Hayek? El guion de esta cinta está basado en una novela de Naguib Mahfuz, Premio Nobel de Literatura.
Lo que digo es que hay calles, avenidas, callejones y bulevares que tienen nombres especiales, exclusivos, algunos ¡deslumbrantes!
Bueno, para no ir tan lejos (un poco) basta viajar a la ciudad de Guanajuato para toparse con el famoso “callejón del beso”. Una vez estuve ahí y presencié lo típico: una pareja (en ese tiempo era hombre y mujer) dándose un beso, emulando el acto de la leyenda. Ahora, Roxana me contó, es común toparse con parejas dándose el beso, pero las parejas están constituidas por chica y chica y chico y chico. Son tiempos de bulevares de sueños armados, reconstruidos.
Hubo un tiempo que el centro de Comitán tuvo calles con nombres de flores. Ah, debió ser hermoso decir: “vivo en la calle del Tenocté”. Bueno, entiendo que en el Fraccionamiento Las Flores tienen ese privilegio, sus calles tienen nombres de flores.
A los poetas les sobra imaginación, las palabras les brotan en medio del espíritu y nombran a las cosas y a los objetos con nombres sublimes. Armando vivió, de estudiante, en una calle que se llamaba “De la Soledad”, cuando sus amigas le preguntaban su dirección él decía: “Vivo en calle de La Soledad, hasta que vos te decidás a vivir conmigo”. Ah, cómo le celebraban su dicho.
Posdata: pienso que el Gomitos me cotorreó, dice que un tío suyo le contó que había conocido un pueblo en el estado de Guerrero donde las calles tenían nombres de avenidas y al revés. Me cotorreó. Porque de ser cierto (idea absurda) todo mundo se confundiría bien sabroso. “¿En dónde vivís? En la calle avenida oriente sur” “¿En dónde vivís? En avenida calle oriente sur”. ¿Cómo lo mirás? Bobo, ¿verdad? Digo, como juego suena bien, pero parece poco práctico. ¿Para qué el juego? ¿Qué aportaba?
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 16 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON ACTO HISTÓRICO
Querida Mariana: comparto una foto histórica con vos. Es el momento previo del inicio de la Misa de Acción de Gracias del Colegio Mariano N. Ruiz, realizada el 14 de julio 2025.
En este 2025, lo sabés, el colegio celebra los setenta y cinco años de su fundación. En este año, la misa se efectuó en un espacio improvisado, debido al cierre temporal del templo de Santo Domingo, por remodelación del techo. El padre Manuelito me comentó que la remodelación tardará varios meses, pero esto era un acto necesario, necesarísimo, porque el techo del templo mayor ya estaba muy deteriorado, y en cualquier momento podría ocurrir una catástrofe de proporciones gigantescas. Así que, con el auxilio de la comunidad y de las autoridades, buscaron una solución para que no se interrumpiera el diario ceremonial. Levantaron una gran carpa, al lado de la fuente, en el mismo lugar donde se ha instala el templete para los conciertos de marimba y para el Festival Internacional Rosario Castellanos. ¿Y ahora dónde será la celebración del cuatro de agosto, mero día de Santo Domingo? El padre Manuelito me comentó que el acto religioso se realizará frente al templo y en este espacio habrá el guateque. En forma simpática me dijo: “cuando sea misa la gente mirará para allá y cuando sea marimba mirará para acá”.
Así que la Misa de Acción de Gracias, por el término exitoso del ciclo escolar 2024-2025 se efectuó en el parque central que, por cierto, lleva el nombre de Benito Juárez. ¡Ah, qué tiempos señor Don Simón! Tiempos menos severos, más tolerantes.
En la foto aparecen: el maestro Carlitos, excelente músico marimbista, quien se encargó de llevar la música del coro; el maestro Huguito, director general del colegio, quien, a pesar de estar afectado de su garganta, encabezó el coro; Charito y el maestro Dani.
Minutos después que tomé la foto, subió el padre Manuelito al púlpito e inició la misa. Uso ahora un término que está de moda: atípico. Atípica fue la misa. Digo que esta foto la tomé antes del inicio de misa, por eso la chica que está al frente aún revisa su celular. Como el acto religioso se efectuó casi al aire libre, la gente que camina por el parque se detiene tantito, si encuentra a un conocido lo saluda a distancia, quien está en misa no puede evitar el saludo, con discreción levanta las cejas y sonríe.
Muy cerca de ahí está la mujer que, bajo la sombrilla, vende chicles y Halls; es decir, durante esta temporada convivirá el diario ajetreo que se da en el parque central, el corazón del pueblo, y la solemnidad del acto religioso.
Alguien preguntó: ¿por qué no hacen las misas en San José o en El Calvario? Estos templos son insuficientes para la gente que acude a misa los domingos y días especiales.
Los asistentes a la Misa de Acción de Gracias del colegio fueron muchos, llegaron directivos, personal docente, administrativos, padres y madres de familia, así como los graduados de diversos niveles: preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y universidad.
Por esta situación histórica y atípica, Romeo me dijo que es la segunda vez que se cierra el templo de Santo Domingo, la primera fue en la etapa de la guerra cristera y ahora. Ahora por la situación que ya te comenté, la urgencia del arreglo del techo.
El templo improvisado hace una burbuja en el aire de todos los días. Cuando no hay acto religioso, la inmensa carpa está vacía, las bancas están vacías; cuando inicia la misa los fieles ocupan los asientos y el padre preside el acto. La gente camina, platica, toma agua, pasa con sus platos de unicel con chalupitas; se escuchan los motores de los autos, el rugido de las motocicletas con el escape abierto. Mientras los fieles rezan el Yo pecador, se escucha la música de reguetón que sale de las bocinas de los autos.
Al término de la misa hubo aplausos y vivas para todos los graduados, el maestro Huguito pidió que todos los alumnos subieran a la escalinata principal del parque para la fotografía del recuerdo. Así fue, era día de fiesta, la mayoría de alumnos, de todos los niveles, posaron para las decenas de celulares que, en alto, procuraban captar el instante para hacerlo eterno.
Posdata: pensé en trepar a la bardita de la fuente, para poder captar el numeroso grupo, pero más tardé en pensarlo, que en desechar tan descabellada idea, la vejez, querida niña, la vejez. Así que decidí mandarte la foto que tomé en planito, donde algunos integrantes del colegio esperan que el padre Manuelito inicie el acto.
Esa mañana, el padre Manuelito ya había dado dos misas, antes de la misa del colegio, el acto fue dedicado a los alumnos y la comunidad de la Matías de Córdova.
Entiendo que jamás se habían realizado estos actos religiosos en medio del parque, no en el interior del templo, sino debajo de una carpa. Tiempos atípicos.
¡Felicidades a todos!
martes, 15 de julio de 2025
CARTA A MARIANA, CON LA PÉRGOLA
Querida Mariana: mi amigo Daladier me pasó copia de esta postal. Acá se aprecia la pérgola que había en el parque central del pueblo. ¿A qué época corresponde? Años cincuenta. Recordá que el parque central que vivió Armando Alfonzo Alfonzo, en los años cuarenta, tenía un kiosco. Mirá qué escribió Armando en su libro 1940: “…en el centro del parque, un kiosco de aspecto porfiriano, lo mismo albergaba a las marimbas que los jueves, domingos y días de feria amenizaban el paseo de los comitecos, que servía de altar de la patria durante las fiestas septembrinas o era el trono de la reina de la feria de agosto…”
En los años cuarenta hubo un kiosco. El mismo Armando Alfonzo cuenta que en esos años, en la capital del estado construyeron una pérgola así que la fiebre cundió y acá vemos el resultado de lo que hicieron en el parque central de Comitán: ¡una fastuosa pérgola!
Recuerdo mis clases de arquitectura en la UVM, en la Ciudad de México, y cuando una maestra habló de una pérgola en un jardín, mi idea de pérgola se cayó; es decir, en término estricto, una pérgola es una estructura que se sostiene sobre pilares y es usada para crear algo como un portalito. Todas las pérgolas chiapanecas fueron como la que acá tuvimos: una gran mole de cemento, como un dinosaurio en reposo. Al paso del tiempo (no sé qué pensés vos) la estructura asoma como un elemento extraño y hermoso, como un navío que llegó a esta orilla y quedó varado.
La gente trepaba a la parte superior por dos escalinatas generosas, desde arriba podían observar lo que sucedía en los pasillos del parque. Si mirás con atención, las barandas de protección tienen la tradicional celosía con los ladrillos haciendo figuras triangulares (a propósito, cuentan los biógrafos de Irma Serrano que la casa que tuvo en Tlalpan fue obsequio de su amante, Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la república; pero que la casa del Pedregal ella la construyó y en el jardín mandó a poner este tipo de celosía comiteca).
Esta pérgola, cuentan, sirvió para lo mismo que el kiosco, hubo marimba en la parte techada y se realizaron actos cívicos y sociales. La innovación fue el espacio de debajo de la pérgola, hubo una cafetería. Era un bello diseño, porque la gente podía pasar por el túnel de un lado a otro, mientras en los extremos había mesas donde medio mundo tomaba un café o un refresco. ¿Ves los grandes ventanales? Quienes tomaban algo en la cafetería podían ver el parque. Ya te conté en una ocasión que este espacio estuvo atendido en algún momento por el señor Argüello, a quien le fue retirada la concesión porque el presidente municipal le envió una carta donde le decía que como no había cumplido con el trato le quitaban el derecho de usar la cafetería. ¿Cuál era el trato? Que el señor Argüello debía estar pendiente del jardín, de regar las plantas y de eliminar la maleza. No sé, pero en esta fotografía se ve que los maceteros de la escalinata no tienen ni una mata de jutús.
No sé si vos conocías esta fotografía. Yo no. He visto tomas, pero del lado contrario, donde se ve parte de la Manzana de la Discordia. Acá tenemos el portal poniente, se ve la casa de la familia Gordillo (la de dos plantas), residencia que, por fortuna, aún permanece en pie, casi como se ve, con sus tres balcones espléndidos.
Como mirás, el portal se suspendía al llegar a donde ahora está el Hotel Delfín (dicho portal se continuó en el tiempo de remodelación del centro histórico). Ahora toda esa zona está convertida en un corredor gastronómico, todos los restauranteros sacan mesas y sombrillas donde la gente toma alimentos y bebidas.
Una parte del piso del parque se ve morroñosa, dificultosa para caminar; en cambio, hay otro corredor donde se ve pulcra. ¿Ya viste que el portal estaba por encima del nivel de piso? Al término del portal se ve unos escalones que daban acceso a la banqueta de lo que ahora es el Hotel Delfín. Bueno, en términos reales, dicho desnivel continúa. Lo que llamó mi atención fue la rampa que se ve debajo de la copa del árbol. ¿Era entrada de autos para el patio del Hotel Delfín? Dicha rampa aún está.
No sé si invento, pero parece que esta postal se la compartió un amigo guatemalteco a Daladier. Puede ser, digo que yo no había visto una toma desde este lugar. Tal vez el fotógrafo la tomó desde un punto alto de una construcción de la Manzana de la Discordia, hoy inexistente.
Posdata: tal vez en la página de Imágenes Históricas de Comitán, Francisco ya tenga esta postal. No lo sé.
¡Tzatz Comitán!
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