domingo, 2 de noviembre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA PLÁTICA SENSACIONAL

Querida Mariana: Paty Cajcam y yo estuvimos en la Universidad Nacional Rosario Castellanos. ¿Mirás qué lugar tan simbólico en el año que la escritora cumple el centenario de su nacimiento? ¿Qué llegamos a hacer? Asistimos a la charla que impartió Gabriel Velázquez Toledo, quien obtuvo el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos 2025. La sala estaba llena de docentes y alumnado de la licenciatura en Psicología. Nosotros llegamos justo al inicio de la plática. Entramos por la puerta trasera y nos sentamos, al lado de muchos chicos y chicas que estuvieron atentos a la charla de Gabriel. En el acta de premiación del jurado (tres destacadas escritoras: Silvia Molina, Magali Velasco y Guadalupe Ángeles) aparecen elementos que justifican la decisión: “La obra “Los murmullos de la selva” es una novela negra que sostiene una historia desarrollada en Chiapas, a finales de la década de los noventa. Ágil, interesante y con personajes que transmiten las emociones propias de una zona violenta, con un lenguaje claro y directo, una buena estructura, tanto en los diálogos como en la narrativa. Una historia que atrapa desde el principio”. En la plática, el escritor premiado se reveló no sólo como un gran escritor sino como un gran conversador, porque nos atrapó desde el principio. Vos sabés que es difícil llamar la atención de jóvenes universitarios, son tantos sus intereses, pero Gabriel logró cautivarlos. Al final, hubo varias preguntas de chicas que deseaban profundizar en el tema abordado. El escritor respondió con generosidad e inteligencia. El premiado explicó cómo es su proceso de creación e hizo una síntesis de su novela. Como ya te diste cuenta, es una historia que tiene a Chiapas como entorno en actos sucedidos en 1994. Eligió a un periodista como personaje principal. Todos estuvimos pendientes de sus palabras y conceptos. Dijo que los seres humanos poseemos un pensamiento creativo y un pensamiento crítico. La ficción aparece a partir de ideas, muchas ideas, que él va entrelazando. En la novela aparecen las desapariciones, la muerte de transexuales que se dio en un periodo amargo de la historia del estado y, por supuesto, del levantamiento zapatista. A Gabriel le llamó la atención el enfrentamiento desigual que se dio, ya que existen testimonios gráficos de zapatistas alzados con rifles de palo. Apuntó que en una ocasión estuvo en una plática que impartió el famoso escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia, quien venía a Chiapas para impartir un taller de creación. Ramírez Heredia dijo que el escritor debe leer 8 horas, escribir 8 horas y vivir 8 horas; es decir, quien desee ser escritor debe serlo de tiempo completo, bandera que también enarbola el escritor chiapaneco Jesús Morales Bermúdez y recomendaba a los integrantes del Centro Chiapaneco de Escritores: “sean escritores de veinticuatro horas diarias”. El compromiso debe ser total, responsable. El escritor laureado dijo que él, a temprana edad, se dijo y dijo al mundo: “Voy a ser escritor”, y desde entonces ha escrito novelas que han obtenido premios nacionales y, ahora, un premio internacional, que honra la memoria de la pichita amada de Comitán. Fue emotivo y de gran relieve que el premio del veinte veinticinco recayera en un escritor chiapaneco, quien nació en Tuxtla Gutiérrez, pero cuya acta de nacimiento dice que nació en Cintalapa, tierra de su mamá. José Luis Ozuna, coordinador de proyectos literarios del Coneculta, comentó que este año recibieron 134 propuestas, de las cuales 85 fueron aceptadas, porque las desechadas no cumplieron con lo establecido en la convocatoria. Las 85 novelas breves fueron enviadas a las tres escritoras del jurado, quienes, después de la lectura de los trabajos, decidieron por unanimidad premiar “Los murmullos de la selva”. Posdata: ¿cuándo los lectores podremos tener en nuestras manos la novela ganadora? No hay fecha, ojalá que pronto. Es una pena que ahora la convocatoria no contemple la publicación de la obra premiada. Parecería un contrasentido, sobre todo en el año que el mundo celebra el Centenario del Nacimiento de Rosario Castellanos y que el concurso de novela breve lleva su nombre. Ojalá pronto. Medio mundo quiere ya leer la novela ganadora. Fue un privilegio asistir a la conferencia que Gabriel dictó a chicos y chicas de la Universidad Nacional Rosario Castellanos. Fue un honor para Gabriel, lo mismo para la institución; fue un honor para Comitán. En la foto, Gabriel aparece a la derecha de tu mirada, es el del rostro más feliz, ¡cómo no! ¡Tzatz Comitán!

sábado, 1 de noviembre de 2025

CARTA A MARIANA, CON REGALO

Querida Mariana: mi hermana Esther se acordó. Tuve un amigo que cada fin de año anotaba los cumpleaños en un calendario. Así, cada mañana, apenas se levantaba y ponía sobre la estufa a calentar el café, revisaba el calendario para ver de quién era cumpleaños. Ya con el café caliente y el pan tomaba el teléfono, marcaba y cantaba las mañanitas al cumpleañero. Era un ritual mágico, era la línea de vida que siempre tendía. Mi hermana se acordó. Supo que Arenilla cumplía su octavo aniversario y desde temprano me envió una etiqueta de felicitación. Etiqueta que me sorprendió porque, a diferencia de mi amigo, yo no tengo ese registro de cumpleaños, y en mi memoria, endeble, pichancha, no tenía anotado que nuestra revista impresa cumplía ¡ocho años! Abrí el mensaje de mi hermana y sonreí. Ah, mi querida Esther Molinari siempre está pendiente de mí, de lo que hago; siempre está pendiente de los sucesos más relevantes de Comitán. No hay día de Dios que, desde su casa, en el Estado de México, cheque su celular, entre al Facebook y vea qué publiqué, qué sucede en el pueblo donde vivió nuestro papá, donde nació su hermanito. Qué detalle tan bello tuvo. De inmediato le pasé la etiqueta a Paty Cajcam para que recordara que estábamos cumpliendo años, porque fue en el mes de octubre de 2017 que una mañana presentamos el primer número de Arenilla impresa, en el salón de actos de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, lugar simbólico de nuestro pueblo. Sí, ya cumplimos ocho años, nuestra revista es pichita, pero hermosa, madura, sorprendente. Se ha convertido ya en la revista cultural más importante de la región. Sus lectores la esperan con ansia. Teníamos la convicción, desde el primer número, que haríamos realidad un sueño y que con ello cumpliríamos el sueño de muchos lectores, de tener en sus manos algo de lo mejor de Comitán y de la región, y digo que algo, porque es imposible abarcar todos los dones que posee esta tierra. Esta tierra es tan pródiga que cada día es día de siembra y de cosecha, sembramos gajos que serán árboles y cosechamos los frutos de los árboles que sembraron nuestros antepasados, los que supieron que vivían en una tierra bendita, única, indecible. Cumplimos ocho años y lo cumplimos, como lo hemos hecho cada día, ¡trabajando! Trabajando con ahínco, con pasión, para beneficio de nuestra sociedad, porque, vos lo sabés, nos debemos a cada uno de nuestros lectores. Digo que nos propusimos entregar una revista que estuviera a la altura de la grandeza de Comitán y lo hemos logrado. A veces pienso en preguntar al mundo: ¿has pensado qué sería de Comitán sin la presencia de Arenilla? Sé que muchas personas del pueblo no lo pensarían, pero a la vez sé que muchos lectores fieles responderían que nuestro pueblo ya tiene una estrella más y que ésta da luz, es faro para afianzar nuestra identidad. El equipo buscó el lema: “Porque hablás de vos hablamos de ti”, con ello está dicho todo. Creemos en la fuerza de nuestro lenguaje, que le otorga personalidad al pueblo. Somos un pueblo que habla de vos; eso quedó de relieve en el chiste de Doña Albores, cuando llega un visitante al pueblo, entra a un tendejón y pregunta a la dueña: “¿Acá es donde hablan de vos?”, y la respuesta es inmediata: “hablarán de vos, porque de mi ¡no!, yo soy señorita”. Ah, pueblo genial, pícaro, jodoncito, trabajador, árbol de jocote, chismoso, sembrador. Todas las personas que conocen Comitán lo aman; tal vez somos nosotros quienes no nos damos cuenta de su grandeza, porque como lo vivimos cada día. Pienso en los ángeles y digo que éstos no reconocen las bondades del vuelo y del cielo. Lo mismo nos sucede a nosotros, por eso un día dijimos que haríamos una revista para que, en forma permanente, le recordáramos a comitecos y comitecas que vivimos en un pueblo glorioso. Si tenemos cola que nos pisen es una cauda de gloria, como de recién casada, sin mácula. Cumplimos ocho años y hemos cumplido con la alta misión de ser portavoz del brillo de nuestro pueblo, en cada página hablamos de lo mejor de lo nuestro. Cada anuncio de nuestros patrocinadores también es muestra de lo que este pueblo es: un pueblo generoso, que se da con los otros. Le apostamos a Comitán, porque hemos leído libros de nuestra historia y reconocemos en cada página instantes sublimes, gloriosos. Se nos llena la boca cuando mencionamos a las grandes personas de nuestro pueblo, desde los más encumbrados (ya sabés quiénes son) hasta los más modestos, porque todos ellos han construido este enorme edificio que se llama Comitán. Cada uno ha contribuido con su grano de arena para dicha construcción, nosotros aportamos nuestro granito de Arenilla. Mi amigo ya falleció, por eso no recibí su llamado de felicitación, por ahí quedó el viejo calendario con las fechas de cumpleaños de amigos, por ahí quedó el mes de octubre, mes de felicitación para la mejor revista de la región. Nos sentimos orgullosos de lo que hemos logrado y seguimos aportando lo mejor de nosotros para que llegue a ustedes, querida mía. Porque este pueblo bien vale una misa, bien vale el mejor esfuerzo de sus mejores hijos, todos. Todos los que a diario aportan lo mejor de ellos desde sus trincheras. No hay trinchera menor, todas son válidas, todas son torreones para echar palomas al vuelo, para regar confeti, para aventar, como el capitán Camacho, semillas desde el cielo. Estamos cuidando lo que sembraron quienes vivieron antes que nosotros, le ponemos abono del bueno, del que se bebe como copa de comiteco. Somos un pueblo grande, un pueblo que se merece la revista que entregamos. Lo hacemos convencidos de la gloria que nos cobija. A este pueblo nos entregamos, este pueblo nos merece y nosotros merecemos a Comitán. Mi amado Gutmita repite cada día estrofas de la canción de Roberto Cordero: “Comitán, Comitán de las flores, donde están mis amores, donde quieren de verdad…” Comitán de Pérez, Comitán de Flores, Comitán de Espinosa, Comitán de Molinari, Comitán de Argüello, Comitán de Ramírez, Comitán de todos, Comitán de Los Tomates, tomate una, tomate dos. Posdata: Comitán nos merece, porque nuestra revista es una revista que es como un papalote volando sobre el cielo de Nicalocok. ¡Va pitutazo de comiteco para celebrarnos! ¡Para celebrar la vida productiva y generosa! ¡Tzatz Comitán! ¡Cotz Comitán!

viernes, 31 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA CLASE MODELO

Querida Mariana: así lo dijo el Maestro Hugo, director general del Colegio Mariano N. Ruiz: “es una clase modelo”. ¿Cómo? Todos los alumnos y maestros estaban fuera del aula. ¡Pues sí! La festividad del Día de Muertos, tradición mexicana, posee muchos elementos culturales, pues es fantástica mezcla de la cultura que trajeron los conquistadores y las culturas originarias de esta parte del mundo. Aprovechando tal celebración, en el colegio decidieron vincular cada una de las materias con tal concepto. Cuando el Maestro Hugo me platicó el proyecto, yo, en mi bobera, le pregunté cómo vincular la matemática con la celebración de Día de Muertos. La respuesta a mi pregunta fue dada el día 29 de octubre 2025, porque hubo un altar con cubos y diversas formas geométricas donde los chicos y chicas aplicaron diversos conocimientos como área y superficie. Así con cada una de las materias, me gustó mucho la participación de chicas en la clase de educación física donde mostraron habilidades de motricidad y coordinación. Fue un gran festejo. “Vivan los muertos”, fue el nombre del proyecto que disfrutamos todos, padres y madres de familia, alumnos, el personal docente y administrativo, así como los invitados especiales: jefes de enseñanza y el supervisor de la zona, Maestro Héctor Castellanos Moreno. Fue una gran celebración donde se aplicó el antiguo adagio de “aprender haciendo”. El conocimiento impartido en el aula se aplicó en cada uno de los proyectos. El Maestro Hugo dijo que “todas las clases estaban presentes en una sola clase”. En el corredor cultural hubo una gran muestra de cada uno de los proyectos, donde alumnos y maestros explicaron a la audiencia cada una de las realizaciones y en dónde estaban aplicados los conocimientos de física y de química, por ejemplo. ¿En dónde la química? Ah, pues presentaron elaboración de veladoras y velas y explicaron la composición química de cada uno de los elementos que intervienen en dicha fabricación. ¿Mirás la grandeza del concepto? Se demostró que en cada momento de la vida nos encontramos con la ciencia, con los valores y con la tecnología. “Vivan los muertos” fue el lema de esta clase magistral. Por supuesto, no faltaron los rostros con motivos artísticos dedicados a la catrina, genial aportación del gran artista José Guadalupe Posada. Tampoco faltaron las tradicionales “calaveritas”, ejercicios geniales de la clase de redacción, donde los chicos y chicas plasmaron su creatividad dedicando “calaveras” a compañeros y maestros. Qué juego tan divertido, tan estimulante, porque en dicho ejercicio literario a los vivos se les considera muertos y todo mundo vive la gran contradicción de la existencia y la forma en que nuestro país ve a la muerte, que nada tiene que ver con el Halloween. Esta genial manifestación cultural sirvió para que los alumnos reconocieran las tradiciones mexicanas y las fortalecieran. ¡Objetivo alcanzado! El maestro Hugo dejó en claro que tal actividad se logró gracias a la decidida participación de alumnos, personal docente, administrativo y padres y madres de familia. Como siempre, la triada esencial del proceso educativo se manifestó, por ello fue un acto exitoso. Cada chico demostró su don, hubo grupos de danza, hubo cantantes (no podía faltar la de “La llorona”), hubo escenificaciones (nunca sabremos si alguno de estos chicos se vuelve actor o actriz profesional. ¿Qué tal que por ahí asoma un émulo de Guillermo del Toro, quien ha manifestado que su germen creativo está en la esencia de la cultura mexicana?). Posdata: así se vivió la tradición cultural, retomando lo nuestro, lo propio, lo que nos da identidad. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 30 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON LIBRO DEL POETA UBERTO SANTOS

Querida Mariana: estuve como comentarista en la presentación del libro “Yesca. Poesía reunida”, del poeta Uberto Santos, efectuada el 29 de octubre 2025, en el Centro Cultural Rosario Castellanos. El poeta Arbey Rivera fue el moderador. Te paso copia del textillo que leí: Buena tarde: ¿Puedo compartir con ustedes mi estado de ánimo? Estoy contento y honrado. Estoy contento porque Uberto está acá en nuestro pueblo: Comitán, y honrado porque él, generoso, me invitó a hacer un comentario en la presentación de su libro de poesía. No creo que él esté acá para hacerme el gusto, no, sería mucho. Digo esto, porque desde hace tiempo, el dios de la palabra es testigo, le he dicho: Vení, Uberto, vení; lo digo como si fuera una de esas mujeres que curan de susto, que ramean y riegan trago en todo el cuerpo del asustado, mientras la palabra hace su conjuro: “vení, regresá, vení” y acá dicen el nombre del asustado. Lo decía en ese tono, pero sin que mi petición tuviera que ver con esta práctica, porque Uberto no se ha asustado nunca, este tremendo hombrón, árbol casi ceiba conjura todos los temores del mundo, lo ha hecho con la tea de su luz. No, la verdad es que no vino porque yo se lo haya pedido, vino porque el Coneculta pensó que el gran poeta Uberto debía estar en Comitán, precisamente en el Festival de Arte y Cultura que lleva el nombre de nuestra pichita amada: Rosario Castellanos; debía estar en el 2025, cuando todos celebramos el centenario del nacimiento de la poeta comiteca; debía estar acá, porque si Rosario fue mujer de palabras, Uberto es un fuego que las incendia, que les da luz para que, como pequeños duendes, jueguen en los bosques de nuestros espíritus. Y vino a Comitán, acá está, el hombre árbol, el hombre piedra, el hombre de Laja Tendida, para compartir sus poemas que, ya lo dijo el Doctor Heberto Morales Constantino, están enredados en el agua, el trueno y la luz. No sé si los demás lectores, de inmediato, al leer el título del poemario que hoy presenta, buscan la definición precisa de Yesca. Yo lo hice, porque supe que ahí estaba la primera huella, era como la Vía Láctea que vemos en el cielo. Acá está la definición de un diccionario, vean, escuchen: “Yesca: materia muy seca, comúnmente de trapo quemado, cardo u hongos secos, y preparada de suerte que cualquier chispa prenda en ella”. Ah, muy bien, pero ¡muy mal! Qué boba la Real Academia de la Lengua Española, qué boba. Los amantes de las palabras sabemos que los diccionarios son elementales. Bueno, se entiende, los académicos no conocen a Uberto, nunca han leído sus poemas, ellos se lo pierden, por eso sus horizontes de miras son tan limitados. Yesca, señores míos, señoras mías, chicos y chicas, caramelos y bolitas, Yesca es materia hecha de agua, de sueños, de tierra, de nubes, de sangre, de lodo, de uñas y pezuñas, es chispa para prender la lámpara del universo. Esto es Yesca, la palabra de Uberto. Mi amigo, gran poeta de Chiapas, del mundo, me envió su libro en pdf, son las ventajas de estos tiempos que vivimos. Al hombre de El Chachí le bastó pinchar una tecla para que yo recibiera su libro, a mí me bastó también pinchar una tecla para tener frente a mí el libro electrónico. Pucha, qué tiempos tan bellos son estos. Descargué el árbol y comencé a disfrutar el fruto de su entraña. Si le pedí desde hace tiempo a Uberto que viniera a Comitán es porque sé que su presencia abre ventanas en nuestro aire, sé que su poesía es como un ungüento para nuestro espíritu. Y ahora se me cumplió la petición. Acá está Uberto con nosotros, con ustedes. Cuando él me dijo que me invitaba a estar a su lado y hacer este comentario que hago pensé que, siendo un lector maravillado de su poesía, debía compartir con ustedes uno o dos de sus textos, pero eso sería un sacrilegio mayor, porque si él está acá es para que todos escuchemos su voz llena de vida, de ríos, de montañas. Ni siquiera me atrevo a hacer una cita, a leer un fragmento de un poema. Los ríos deben viajar sin pausas al mar, las montañas deben crecer sin telón en el horizonte. Así pues, lo que hice y seguiré haciendo es leer sus poemas en lo íntimo, ahora me callo, porque estoy agradecido con la Diosa de la Poesía por darme la oportunidad que tenemos todos de escuchar la poesía del poeta en su propia voz. Ah, qué privilegio. Los que estamos acá ya podemos decir: estuve frente a un gran poeta y lo escuché. Uberto es buen lector de su obra. Bienvenido, querido amigo poeta, bienvenido a este cielo que te recibe. Aplauso para vos. Posdata: Uberto estuvo contento y la audiencia también. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 29 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA VIRGEN DEL AGUA

Querida Mariana: vos, yo y todo mundo vivimos la pandemia. Una de las imágenes más impactantes fue la de las ciudades vacías, no sólo las villas, sino las grandes ciudades: París, Nueva York, Londres. Comitán no fue la excepción. Muchos nos encerramos a piedra y lodo. Una mañana recibí una llamada de Mario Escobar: ¡vonós al panteón!, invitó. No, le dije, estoy enclaustrado, no doy paso fuera de casa. Ahora, que recibí su novela: “Espejo de los días”, recordé que él me dijo que iría, por supuesto que sí, ¡y fue! No sé si la experiencia de la pandemia sirvió como estímulo para escribir esta novela, digo esto porque, en el año que el Premio Nobel de Literatura recayó en László Krasznahorkai, autor de obras apocalípticas, mucho antes de saberse la noticia, Mario ya había escrito su novela que entra en el rango de apocalíptica. De tal suerte que le pedí a Paty Cajcam (que ha estudiado el Apocalipsis) me explicara qué es el Armagedón. Me dijo que es la batalla final entre el bien y el mal. ¿Y qué es el Arrebatamiento? Paty me dijo que es la creencia donde la divinidad bajará a la Tierra para llevarse a los creyentes al cielo. Entendí y supe que la novela de Mario camina por este terreno. Un día, quién sabe por qué, la ciudad aparece totalmente desierta, de hecho, sólo hay un sobreviviente, el que narra la historia. El autor de la novela nos da una imagen desolada de esa ciudad (que los enterados dirán que es Comitán, porque menciona lugares simbólicos de este lugar, asimismo personajes que los de acá identificamos inmediatamente: profesor Jorge, Doña Lili, el Nuka…). La novela “Espejo de los días” narra los días siguientes al suceso del Arrebatamiento. Lo único que quedó de los habitantes de la ciudad fueron sus vestimentas, así, el narrador puede describir a quién pertenecían las ropas de su entorno más cercano. Jamás, en la literatura comiteca, un autor se había atrevido a tanto y de manera tan precisa, tan profesional. Mario lleva a los lectores a un mundo apocalíptico, sin el drama, lo da como algo que ocurrió y lo que nos presenta son las escenas que comienza a vivir este único sobreviviente, que de pronto se da cuenta que es el único ser humano sobreviviente, pero que hay un espíritu femenino que también es como el único superviviente del mundo de los muertos, porque, lo podés imaginar, las almas también fueron llamadas, pero así como el narrador quedó en el mundo de los vivos, Doña Pifa fue el único espíritu que sobrevivió en el mundo de los muertos. ¡Sí!, por eso Mario fue al panteón en tiempo de pandemia. Así como cuentan que los grandes actores de Hollywood van a vivir el mundo de los alcohólicos cuando les toca interpretar a un bolo, Mario fue a vivir la experiencia de un panteón desierto, donde las únicas presencias eran las tumbas, las lápidas y los ocasionales cantos de pájaros. Porque en el mundo que nos entrega Mario los animales siguen vivos, los perros husmean por los basureros; de igual manera la ciudad está inmanente, precisamente por su condición de espacio desierto, toma una importancia fundamental, conforme pasa el tiempo se llena de maleza, de polvo, de silencio. Mario emplea la palabra, con maestría, para darnos el silencio imperante en una ciudad donde los humanos han sido abducidos, “levantados”. El tema apocalíptico se abre como estrella en medio del vacío y hallamos que el narrador tiene relaciones sexuales con la muerta que parece viva. La unión de un ser vivo con un ser fallecido es un atrevimiento genial. Mario nació en Tapachula, pero ha vivido en Comitán desde hace muchos años, este lapso le ha permitido, gracias a su mirada especial, pepenar la esencia del pueblo, su gente, sus costumbres, sus casas, sus calles, sus vacíos y su churrigueresco desbordado, tan desbordado como las aguas de La Pila, ahí por la calle del Resbalón. Ahí donde está el templo que honra a San Caralampio, el santo consentido de Comitán. El otro día pregunté: ¿quién sería la santa patrona de Comitán, en un ejercicio de equidad de género? Mario me dio la respuesta: sería, sin duda, la Virgen del Agua. ¿Quién es ella? Ah, querida mía, andá rápido a buscar la novela de Mario para que te enterés, para que entrés al mundo mágico y apocalíptico que ahí se concentra. ¿Imaginás un Comitán con un único sobreviviente? Esto ya se dio, a nuestro pueblo llegó el Arrebatamiento. Historia fantástica. ¡Tzatz Comitán!

martes, 28 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON RECUERDO DE CIRO PERALOCA

Querida Mariana: nunca tuve compañeros sabios. Ahora, que todos los niños de la Matías somos viejos de sesenta y ocho años y un poco más, hago un recuento de mis compañeros y veo que no hubo sabios en el aula. Digo esto porque la mayoría son exitosos, profesionales y oficiantes que contribuyen al desarrollo del país, pero ninguno de ellos ha descubierto algo sensacional, debo reconocer que en los sesenta no tuvimos en Comitán a un sabio. Puede ser que ahora alguien esté al lado de un sabio en la escuela o, ¡qué prodigio!, ese alguien sea el sabio que descubra una ley universal y nuestro pueblo se sienta profundamente orgulloso de ese hijo. Sí, ya sé que me estoy viendo muy machista, muy Newton, muy Einstein, muy Da Vinci; me falta ver más “bax”, ver más Curie, más Hipatia de Alejandría, más Yourcenar. Sí, tenés razón, el sabio puede ser sabia, por supuesto. Los tiempos son otros, ahora, la famosa paridad exige que para un Guillermo Marconi se mencione a una Hedy Lamarr. Para que no haya duda recordaré que Marconi hizo la primera transmisión por radio, y Lamarr fue inventora de una tecnología que es la base del Wifi. El otro día (ocioso) revisé una fotografía de un grupo de la Matías y fui señalando a cada uno de los compañeros. Explico el porqué del comienzo: en los años sesenta, en todas las escuelas, nos separaban a los varones de las niñas, éstas recibían clases en salones donde tenían a maestras como las conductoras y los niños teníamos a maestros como nuestros guías. ¿Por qué era así? Basta un ligero análisis para ver el error de la propuesta y hallar algunas respuestas a interrogantes del comportamiento de nuestras sociedades. Ahora veo a algunos grupos de chicas feministas que excluyen a los varones, tal vez como un tonto desquite por el famoso Club de Toby, club que aprendimos en las revistas de monitos donde las niñas eran excluidas. No hubo sabios ni sabias en los años sesenta. Vi la fotografía de mi generación y repasé la vida de cada uno y hallé, como dije, muchas historias sorprendentes, pero que no estuvieron a la altura del genio. Digo esto porque el genio es alguien que tiene un comportamiento muy ajeno al común denominador, su mente está en otra dimensión. Los genios están en todas las esferas sociales, en todas las actividades. Dicen los cronistas deportivos que Messi es un futbolista genial, desde pequeño fue dotado para tal actividad deportiva; a mí me tocó escuchar crónicas donde aparecía la genialidad del brasileño Pelé y ahora puedo ver documentales donde se ve al maravilloso jugador sobresaliendo sobre los demás. Tal vez la genialidad está signada por ello: es gente sobresaliente. Nunca estuve frente a un genio del deporte, hubo sí compañeros que eran buenos para el básquetbol y para el fútbol soccer, pero nunca llegaron a las grandes alturas, donde es territorio exclusivo de los grandes, de los sabios. Asimismo, tuve compañeros buenos para comer panes compuestos, compañeros sensacionales que sabían todo acerca del fútbol soccer mexicano, un compañero que era buenísimo para jugar el trompo y otro que siempre nos ganaba en el juego de canicas, pero, insisto, ninguno de ellos tuvo el aura del genio, porque nadie de ellos aparece en el libro de Récord Guinness. Posdata: claro, como en ese tiempo estábamos cortos de miras, no faltó el que se vio deslumbrado por un compañero que siempre sacaba diez en todas las materias, que era bueno para el dibujo, para las manualidades y para el modelado de piezas en plastilina y terminó siendo conocido con el apodo del “sabioloco”, así, sin pausa, él hacía caso de ese mote y un día que lo encontré en la Ciudad de México, muchos años después a mitad de la gran Plaza Mayor, me gritó por mi apellido y antes de darme la mano dijo: Soy el sabioloco. Cuando me enteré que trabajaba como oficinista en una dependencia gubernamental, entendí que tampoco era quien iba a ser el orgullo de nuestra generación. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 27 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA CARTA

Querida Mariana: hay de cartas a cartas. Crecí entre la Carta Blanca, porque mi papá era distribuidor de esta cerveza en el pueblo. En el corredor, mientras yo jugaba con mis carritos, había un titipuchal de cajas de cartón con la bebida. ¿Por qué se llamaba así dicha cerveza? El cartero llevaba todos los días la correspondencia, desde la puerta del zaguán tocaba su silbato y una secretaria salía a recibir las cartas, muchas, porque mi papá (te lo he contado mil veces) era corresponsal del Banco Nacional de México, así que recibía mucha correspondencia, oficial y amistosa. Pero también conocí las cartas de juego, de la baraja española, que Víctor (el hijo de la sirvienta) había comprado en una feria de San Caralampio, en una zacateca, que eran los locales que improvisaban en la bajada los comerciantes que llegaban de San Cristóbal de Las Casas y vendían juguetes y ricos duraznos pasa. El Víctor nos jalaba hacia el sitio, improvisaba un garito y jugábamos cartas con apuesta de cinco centavos, siempre ganaba nuestras monedas, yo lo miraba meterse las apuestas en su pantalón remendado. Sí, Víctor era mayor que yo y mis amigos, yo era el menor de todos, el pichito. Mi papá tenía un apartado postal en la oficina de correos, eso era costumbre en los años sesenta, los señores tenían apartados para que las cartas no llegaran a la casa, pienso que así evitaban que manos y ojos ajenos se enteraran del contenido de los mensajes. Ahí, dentro de mi inocencia, supe que las cartas tenían confidencias. ¡Claro! En ese tiempo las cosas importantes se enviaban a través de cartas y, por supuesto, había historias que eran muy íntimas, desde relaciones personales hasta relaciones comerciales. Mi papá no fue político, pero quienes tuvieron familiares metidos en esta actividad saben que en las cartas llegaban mensajes que cambiaban los destinos de los pueblos. Por ahí hay correspondencias privadas y oficiales de los grandes personajes de la historia de México, que dan idea de cómo se movía el mundo cerrado de la política, de la tenebra. Un día de estos te platicaré algo que no es muy conocido y que empolva la imagen que tenemos de uno de nuestros héroes: Pantaleón Domínguez. ¿Te lo cuento? Lo haré, Don Panta, como todos los seres humanos, tuvo sus lados luminosos y también sus negritos en el arroz. Existen datos que están en una tesis muy interesante de Christian Montesinos, de la UNICACH, donde da pormenores de cómo fue el ascenso de la familia comiteca Domínguez Román, árbol genealógico de Tío Belis. El otro día leí un fragmento que encontré en el Facebook y que subió Humberto Pérez Matus y me sorprendí ante la historia documentada. En fin. Ya luego te contaré más. En tiempos de estudiante comencé a escribir muchas cartas, a mi papá, a mi mamá, a mi abuelita Esperanza, a mis amigos Memo y Javier (quienes no andaban con los demás de la palomilla en la Ciudad de México, ellos se habían quedado en el pueblo, Memo trabajando con su papá, y Javier estudiando ingeniería en la UNACH). Mis amigos escribían a sus novias, yo no tenía novia a quien escribirle, pero sí tenía a mi prima Nora, quien me enviaba cartas muy bonitas, rotulaba el sobre anteponiendo ingeniero a mi nombre. ¡Ay, mi niña bonita! Pero cuando regresé a Comitán dejé de escribir cartas, mas el gusanito me hizo buscar en la revista Mecánica Popular una sección que era muy gustada: amigos por correspondencia, así comencé a enviar cartas a una amiga en Paraguay. Ahora te escribo cartas a vos, desde hace ya varios años, muchos. A vos te cuento todo lo que pasa en casa y lo que sucede en la ciudad, lo que alcanzo a ver, porque muchas cosas no las veo o cierro los ojos para no mirarlo, a veces (qué cobarde) cierro los ojos ante el deterioro que se da en la ciudad, veo cómo se degrada en algunos sitios, pero encaramo el recuerdo del Comitán que viví en los años de mi infancia y, como si fuera un mago inocente, hago el conjuro y desaparezco la mugre y la suciedad y vuelvo a pensar en los sitios de las casonas, llenos de árboles frutales, donde con los amigos jugábamos carritos e imitábamos las escenas que habíamos visto en el cine, en el Comitán o en el Montebello. Posdata: no sé si ahora los niños y niñas juegan a imitar a los héroes que ven en el cine o en la televisión o en los videojuegos, no sé si tienen la oportunidad de vivir la emoción que vivimos nosotros cuando nos creímos Tarzán o Santo, el enmascarado de plata. Ojalá salgan al aire libre y disfruten la vida lejos del encierro de sus recámaras, donde, lo único que hacen es imitar a los hikikomoris japoneses. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 26 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UNA CERTEZA

Querida Mariana: sorprende al mundo la tradición de muertos en México. A mis sesenta y ocho años de edad descubrí algo que para todos es una certeza: todos los seres vivos moriremos. Hasta hace poco no tuve mucha conciencia de ello; es decir, vi gente que moría, personas cercanas y lejanas. En la televisión, en noticiarios o en series o en películas o en documentales aparecen escenas donde la gente muere. No es algo simpático, pero los que saben dicen que es algo inherente a la vida, que el pasaporte así lo anuncia: nacés, crecés (cuando bien te va) y morís. No hay de otra, el nacimiento tiene adosada la etiqueta de la muerte. ¡Oh, señor! No hay vuelta de hoja, no hay otra salida para el nacimiento. Digo que fue hasta hace poco que me cayó el veinte: todos moriremos. En Comitán decimos que “todos están jodidos, menos yo y la Concha”, no sé quién es la tal Concha, pero resulta que en este tema, la Concha también se irá al hoyo o cuando menos se volverá ceniza que estará guardada en la recámara de su hermana o será regada en alguna montaña o lago. El poeta Sabines dice: “¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!”. Tiene razón. No sé qué pensés vos, pero yo pienso que si de todas maneras serás polvo y al polvo regresarás, pues que te quemen para no estar ocupando un lugar en la tierra que ya no te corresponde. Acá sí se vale el dicho de que mientras menos burros más olotes, mientras menos cuerpos más espacio. Ahora que escribí esto pienso que lo de los incineradores de cuerpos en Comitán es algo reciente. Ahora hay dos o tres lugares donde la gente que lo desea lleva a incinerar a sus amados fallecidos. ¿Antes? Sólo la costumbre “salvaje” de enterrar a los muertos, por esto, los panteones de Comitán están ya al tope. Ah, cuántos muertos. ¿Recordás que el hermanito de Rosario Castellanos fue enterrado en nuestro panteón? Cuando la familia Castellanos ya vivió en la Ciudad de México (años cuarenta), en algún momento exhumaron los restos de Minchito y los llevaron a la nueva residencia. Doña Lolita Albores (quien vivió una temporada en casa de Rosario) contaba que los restos del niño estaban en la casa. Esto que parece dramático tiene su lado luminoso, los papás desenterraron al niño y lo expusieron de nuevo a la luz, que no estuviera solo en una húmeda bóveda subterránea, que estuviera en compañía, que escuchara las pláticas de Doña Adriana, de Don César y de su hermana mayor, que escuchara los pasos, los ruidos de las calles, las ambulancias, los pregones, los claxonazos. La certeza que obtuve a mis sesenta y ocho años de edad es que todos moriremos, ay, mi niña bonita, todos, sin excepción. Algún día morirá el cantante favorito, el actor genial, la actriz que tanto nos gusta, el escritor maravilloso, la pianista que alimenta el espíritu de los melómanos. Sí, todos, mueren los creyentes y los ateos y todos terminarán enterrados o incinerados o comidos por los zopilotes o congelados en las alturas del Himalaya o en el fondo del mar. Todos terminaremos en la Tierra. Dicen los que saben que en el futuro los seres humanos morirán en otros lugares fuera de la Tierra, pero mientras el prodigio se da no nos queda más que morirnos y terminar siendo polvo en nuestro planeta. ¿No hay forma de evitar tal tragedia? No, esa es la tragedia de la vida. ¿Naciste? Ah, bueno, tu destino es morir. ¿Cómo morirás? Ah, el gran misterio. ¿Cuándo? ¿Quién lo sabe? Sólo quienes toman la determinación del suicidio tienen en sus manos la opción de definir el destino inmodificable. Tal vez piensan: si no hay más salida que la muerte, cuando menos que sea una decisión mía y no suprema. Tal vez por esto, la religión católica sataniza al ser humano que se suicida, porque, de acuerdo a las creencias, Dios es quien decide cuándo moriremos. ¿De verdad es designio divino? Digo que hasta hace poco no pensaba en el tema. Ahora sé que todo mundo morirá. Qué bobo soy, esto lo han sabido todos, desde siempre. Tal vez la gracia está en no pensar en la muerte, disfrutar, hasta donde se puede, de ¡la vida!, pero ¿qué hacés cuando en la mañana prendés el celular y te llega la infausta noticia de la muerte de alguien conocido? No conozco a nadie que no se alarme ante tal sensación de vacío. Es muy difícil pensar en la abuela que ya nunca más volverá a sentarse en su sillón favorito, ya nunca más volverá a contar y recontar las aventuras que vivió de niña, ya nunca más las risas, los enojos, los guisos. Posdata: el mundo se sorprende ante el concepto que México tiene de la vida. Comemos pan de muerto en temporada, hacemos “calaveritas” donde los textos juegan con la muerte de amigos vivos. Llama mi atención, siempre te lo he dicho, que en Portugal le llaman “La separadora” a la muerte. Dios mío, con esto está dicho todo. Y acá andamos en temporada recordando a los muertos, a quienes la muerte nos separó de ellos para siempre. Ahora sé por qué a mí nunca me ha gustado esta celebración. Si Sabines dijo que enterrar a los muertos es una costumbre salvaje, pienso que es una costumbre bárbara ir al panteón, sentarse sobre una tumba, comer, beber y escuchar música de mariachi o de marimba, porque ahí está enterrado nuestro ser querido. ¿Esto es la vida? ¡Tzatz Comitán!

sábado, 25 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON NOMBRES DE CIUDADES

Querida Mariana: no me hagás caso, dicen que un poblado buscaba nombre, algunos ciudadanos votaban porque se llamara Cristóbal Colón y otros porque se llamara Álvaro Obregón. Una tarde, en un galpón se reunieron todos, el calor era intenso porque estaba concentrada toda la población, uno a uno pasaron a dejar su papeleta en una urna, cuando se dio el conteo, el principal se puso de pie y dio a conocer el resultado: “sucede que tenemos un empate”. Se oyó un abucheo tremendo. ¿Qué hacer? El principal se rascó la cabeza, vio a toda la multitud que esperaba expectante: “propongo que se llame Cristóbal Obregón o Álvaro Colón. Ay, Señor, de nuevo otra votación. En Chiapas, dicen los que saben, tenemos 124 municipios y cada uno de ellos tiene un nombre propio, pero hay unos que honran a héroes. Mirá, hay una comunidad que se llama Benemérito de Las Américas, ¿quién más?, Benito Juárez. Y es que don Benito es muy buscado en el top ten de los reconocidos de esta patria, hay otra comunidad que se llama Unión Juárez. Los héroes son los más buscados, se entiende, porque es el poder político el encargado de dar nombre a las poblaciones, así hallamos en Chiapas: Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, y otro poblado que se llama Belisario Domínguez. Debe ser bonito que un pueblo se llame como te llamaste vos, y digo llamaste porque todos tienen tal honra ya que están muertos. ¿Existe algún poblado que tenga el nombre de un héroe vivo? No lo creo. Ya muerto no puede haber reclamos. Te he contado que a mí me encantaba ir a San Francisco, una comunidad que está en la carretera Comitán – Teopisca. Bueno, pues un día le cambiaron el nombre y ahora se llama Abelardo L. Rodríguez, quien fue presidente de México. Siempre ganan los personajes históricos, los que le conviene ensalzar al gobierno en turno. Hasta el momento he mencionado a un chiapaneco ilustre, nuestro paisano Belisario Domínguez, Tío Belis. Nuestra ciudad se llama Comitán de Domínguez, para honrar al máximo héroe civil de la patria. También tenemos un municipio que se llama Larráinzar, que asumo lleva ese nombre en honor a Manuel Larráinzar, quien nació en San Cristóbal de Las Casas y llegó a ser embajador de México en los Estados Unidos de Norteamérica. ¡Tómala, ojón! ¡Nadita! ¿Más chiapanecos honrados? Sí. Ocozocoautla (Coita) honra a Raymundo Enríquez Espinosa, quien, dice el Internet, fue el primer gobernador de Chiapas. ¿Estaré en lo correcto? No sé. No soy historiador. Llama mi atención que si digo la verdad, la honra fue para el apellido materno, lo que es un caso raro en la historia, porque vos sabés que en México el apellido paterno es el que lleva la batuta, por esto, la presidenta de México, el otro día, dijo que Josefa Ortiz de Domínguez sería nombrada a partir de ese instante: Josefa Ortiz Téllez Girón, su nombre antes de casarse con el señor Domínguez. ¿Más chiapanecos? Sí, por ahí está el municipio de Ángel Albino Corzo, quien nació en la heroica ciudad de Chiapa de Corzo (por eso Chiapa es de Corzo). ¿Mirás? Nuestro tío Belis y tío Albino son los chiapanecos que gozan de tener dos menciones, una con nombre completo y otra con el apellido incluido. Esto da una idea de la importancia que ambos personajes tuvieron en la historia de nuestro estado. Otro importante chiapaneco da nombre a la ciudad capital, Tuxtla. ¿Por qué Tuxtla Gutiérrez? Porque se honra a Joaquín Miguel Gutiérrez, quien fue gobernador del estado. Don Joaquín nació en la ciudad que anteriormente se llamaba San Marcos Tuxtla, porque San Marcos es su santo patrono, hasta la fecha. Hay otros municipios chiapanecos que honran a personajes de la política nacional: Frontera Hidalgo, Mazapa de Madero y Montecristo de Guerrero. Bien. ¿Otro chiapaneco? Claro, mi sexto tío abuelo: Fray Matías de Córdova y Ordóñez, quien nació en Tapachula, ciudad que hoy lleva su apellido. Genial. Mi querida niña, dejé al último dos poblaciones, que se me antojan inéditas, únicas en nuestro confuso libro. Mirá por qué lo digo. Hay una hermosa población que se llama Cintalapa de Figueroa. Pues busqué por qué de Figueroa y ¡oh, maravilla!, porque ahí nació el poeta Rodulfo Figueroa Esquinca. ¿Mirás qué pueblo tan culto? Señor de las maravillas. ¿Cuántos pueblos de México honran a poetas? No lo sé, pero en Chiapas hay un pueblo que honra al poeta Rodulfo Figueroa. Esto no es poca cosa, es para celebrarse, mínimo, digo yo, para hacer un bailongo en la plaza central y leer uno de sus poemas en voz alta. Esto es digno de aparecer en el libro del Récord Guinness. Y ahora el caso más luminoso, el pueblo donde nació mi papá, Augusto Molinari Bermúdez, el pueblo mágico que es considerado como la Capital Cultural de Chiapas, porque Comitán está un poquito lejos de ese sitio de honor. ¿Cómo se llama esa hermosa ciudad? ¡Es correcto! Se llama San Cristóbal de Las Casas, sigue conservando el nombre de un santo, dicen que es el protector de los choferes, y honra a Fray Bartolomé de Las Casas. Sucede pues que hasta antes de mencionar a San Cristóbal los personajes nombrados han sido todos mexicanos (no hay mexicanas, es tema para que lo discutan las feministas), pero acá aparece alguien que nació en Sevilla, sí, ¡en España! No me quedés viendo, yo nada sé, sólo consigno este dato que, por decir lo menos, es digno de análisis por lo que decimos. Posdata: no agregaré más. Sólo confirmaré que en Chiapas hay un pueblo que honra a un poeta y otro que honra a un fraile español. Tan tan. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 24 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON ACTIVIDAD FÍSICA

Querida Mariana: mirá qué bonita fotografía. Es recuerdo de un instante. Como todo en la vida tiene su momento anterior. Sucede que este grupo de chicas se reúne todos los días (bueno, tal vez el domingo no, porque ese día es de desayunar tamalitos). ¿Para qué se reúnen estas chicas? Para caminar en el parque de Guadalupe (que en realidad se llama de La Independencia, pero nadie dice este nombre oficial). Llegan temprano, tal vez antes de las siete y le dan vueltas al parque, mientras se mueven sus pies y lo demás de sus cuerpecitos, también hacen ejercicio con su lengua y comentan el día a día del anterior, planes, recuerdos, anécdotas. ¡Andá a saber qué tanto platican! La bendición de lo que hacen es que además de hacer el ejercicio tan necesario (lo mejor para el cuerpo es ponerlo en movimiento) tienen un rato de sana convivencia. Pero resulta que dentro del grupo de caminadoras felices está la mamá de mi amiga María, quien acaba de abrir su local “María Siliceo. Repostería”, que está ubicado en la esquina privilegiada del nombrado parque de Guadalupe y, un día antes, María y su mamá las invitaron para que al terminar la jornada pasaran a tomar un café acompañado con un pastelito. Está de más que te diga que María es una excelente repostera, todo Comitán así lo reconoce, por eso, todo Comitán pasa a comprar lo que ella prepara con gusto de gourmet (a mí me encanta comer unas galletitas de avena que prepara, que le agrega unas pequeñas grageas de chocolate). Esa mañana modificaron su rutina, porque casi siempre caminan, conviven y luego se despiden y sin que se quiebre una taza cada una va para su casa y se activan en sus diferentes actividades. Paty Cajcam y yo pasamos por ahí esa mañana tan alegre, rumbo a la oficina. ¿Todavía siguen acá?, quise preguntar, pero era una interrupción estéril, por supuesto que estaban ahí, ese día estaban en la convivencia, porque ellas saben que la vida compartida es más divertida, más llena de energía y de luz. Seguían ahí, en el feliz güirigüiri. Así como nosotros pasamos por ahí, también pasó el cancionero que les ofreció una canción y ellas aceptaron, una abrió su bolso y pagó la canción y el compa, con buena voz, les armonizó el momento. Es que, por ahora, esta escena es inusual, casi puedo asegurar que el local de mi amiga María inauguró este espacio con la presencia de estas caminadoras. Pronto colocará mesas con sombrillas para que la gente de Comitán y los visitantes pasen a tomarse un café con los postres que ella prepara. No fue suficiente una canción, otra mujer abrió el bolso y le dio billetes al cantador para que interpretara una más. ¿Mirás los rostros felices? Así las encontramos, riendo, disfrutando alguna anécdota. El grupo de esa mañana era de nueve mujeres, como si fuera un símbolo de nuestro pueblo: nueve estrellas. La presencia de María hizo el diez tan buscado por todos los alumnos en el aula; y la presencia del cantador hizo el once, ya como si fuese un equipo de fútbol soccer, presagiando lo que sucederá en nuestro país, en Canadá y en USA, países que serán sedes del Campeonato Mundial de Fútbol. Estas chicas no se preparan para participar en alguna olimpiada, no, caminan para fortalecer los cuerpos y lo hacen en medio de la chorcha que rejuvenece, que permite que sus caras pinten sonrisas que son como bigotes de Dalí. Esa mañana las sonrisas se distendieron de más, porque a la hora que las vimos ellas, por lo regular, ya están en otros lugares, pero esa bendita mañana siguieron juntas y acá está la foto que da puntual testimonio de ese día especial. ¿Puedo mencionar a los protagonistas de esta fotografía? Pues primero está el cantador que alegró el momento, luego, de pie, está mi querida María, quien abraza a su mamá Viole y a Guille (con la cachucha), que es mamá de la admirada licenciada Lupita Nájera (quien ahora radica en la Ciudad de México y celebra el primer año de su hijita). Están las dos hermanas de mi amigo y compadre Javier: Lety y Kena (son quienes tienen sudaderas de color azul, bien uniformadas las hijas de Doña Blanquita y del notario Javier Aguilar Torres, personas ilustres de este pueblo ilustre). ¿Sabés quien es la chica que está con su saco muy colorido? Es Cuquis, hija de la mítica Doña Lola, quien atendía la cafetería del Cine Comitán y vendía los taquitos dorados más ricos que se ofrecieron en esta ciudad, en esos tiempos y en estos. Cuquis es hermana de Lupita, niña bonita, que se birlaba unas tortitas (también muy sabrosas) y me las regalaba, yo digo que le caía yo bien, más que bien. Posdata: ¿quiénes más? Ahí está Anita, Flori, Loncha y Socorrito. Ah, las nueve estrellas que iluminaron esa mañana el parque y el local de María. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 22 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN GATO

Querida Mariana: hay gente que ama los gatos; asimismo, hay gente que los odia. Mi papá amaba los gatitos, uno de ellos era su acompañante en la bodega de abarrotes donde trabajaba de niño. No sé cómo será en otros países, pero en el nuestro la gente divide su pasión por las mascotas gatunas o perrunas. No sé cuál es el criterio de adopción, pero entiendo que ello tiene mucho que ver con la personalidad de las personas y con el carácter de ambos animales. Tampoco sé cómo son los gatos y perros en tu casa, pero en la mía están bien definidos sus modos de ser: el gato (se llama Félix, pucha se quebraron la cabeza en bautizarlo) es un príncipe, con una dignidad que se ve en pocos animales, es de una majestuosidad que le otorga un porte de nobleza, sólo cuando quiere sus croquetas comienza a maullar en forma apenas audible y a sobarse en las piernas (lo que hace que el pantalón quede todo lleno de pelos); por el contrario, la perra (se llama Pigosa, vaya ¡un nombre no común!) es más pueblo, ella siempre se alegra cuando llegamos a casa, da vueltas como si fuese una pirinola y mueve la cola como si fuera un abanico en lugar caluroso, haciendo justicia a su nombre: es chucha para comer. Mi Paty le prepara pollito y le entra con toda su emoción, asimismo le gusta, le fascina, comer cacahuates comitecos, cuando le enseño la bolsa con los granitos, ella se para y, como si fuera amaestrada, camina como si lo hiciera en el circo Atayde. Cuando fue joven nunca ladró, ahora lo hace, a la hora que cargo un garrafón con agua ella ladra, mi Paty dice que como ya está perdiendo visión debe ver un monstruo azul y protesta. Los dos animalitos alegran la casa. Tal vez esto hace que en muchas casas del mundo sean tan apreciados. En la mitología universal siempre aparecen estos animalitos, en la mitología griega hay un chuchote que se encarga de cuidar la entrada al inframundo, lo mismo sucede con nuestra mitología: hay un chucho (dicen que es xoloitzcuintle) que también tiene que ver con la muerte. ¡Ay, qué destino tan trágico! ¿Y qué decir de los gatos? Los egipcios consideraban a los gatos como animales sagrados; los hindúes se fueron a lo más grande: las vacas. Vos y yo hemos platicado acerca de los famosos escritores que han tenido a gatos como sus mascotas favoritas. Bueno, antes debo recordar el chuchote que tenía Sergio Pitol en su casa de Xalapa. Mi amado Julito Cortázar era amigo de gatos, hay varias fotografías donde se le ve jugando con los mininos; también el buen Carlos Monsiváis amaba a los gatos, tenía no sé cuántos en su casa, todos tenían nombres simpáticos, por ejemplo, uno se llamó Fray Gatolomé de Las Bardas, y una gatita con el nombre de Miss Oginia. Era un gran mudo el tal Monsi. Y la Poniatowoska no se queda atrás porque ella también ama a los gatos y tiene dos que les puso los siguientes nombres, uno se llama Monsi y el otro Vais. La Paty Espinosa tiene entre sus escritoras favoritas a la Doris Lessing, la Doris también fue amante de los gatos. En el lado contrario está el Xaviercito Velasco que ama los chuchos. ¿Recordás que una vez leímos la novela “El hombre que amaba los perros”, del cubano Padura? La novela es muy buena. Por cierto, Padura estará en la FIL Guadalajara 2025, dicen que participará en un homenaje que le harán a Vargas Llosa. ¡Genial! La licenciada Malle, quien trabaja en el Colegio Mariano N. Ruiz, ama los chuchitos, tiene más de diez. Es una mujer maravillosa, igual que la maestra Geny, quien se lleva el primer lugar en Comitán, ya que ama a los chuchitos y a los gatitos, además promueve campañas de esterilización, lo que ha hecho más digno nuestro pueblo. Recuerdo que Doña Sara (bigotes) que tenía una tintorería amaba a los chuchitos, tenía dos hermosos perros de pelaje amarillo, bellos. Pido disculpas por no saber los apellidos de la señora, durante un tiempo fue nuestra vecina, tenía su negocio muy cerca de la casa donde viví mi infancia. El apodo era porque tenía un bozo simpático que la hacía única. Posdata: bueno, yo crecí jugando “gato”, nunca jugué “chucho”. Algo dice de mi personalidad. ¡Tzatz Comitán!

martes, 21 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON PERSONAJES

Querida Mariana: Amanda dijo que su sobrina tenía nombre de personaje de novela. Amanda es gran lectora. Dijo que su sobrina se llama María del Milagro No Visto. ¿En serio? ¿Así se llama?, pregunté. Dijo que sí. Estuve de acuerdo, no es un nombre común. María del Milagro no es nombre común, pero el agregado que tiene su sobrina es algo inédito. Le pregunté la edad de su sobrina. 15, dijo, 15 años. ¿Y ha aceptado el nombre? Por supuesto que sí, dijo Amanda, se siente orgullosa de su nombre. Me contó que desde niña tuvo conciencia de que tenía un nombre extraño, así que junto a su mamá y su papá comenzó a fortalecer su autoestima, porque supo que alguien en la escuela podría burlarse de su nombre, desde alguna compañera hasta una maestra, porque hay gente que disfruta hacer mofa de lo que tiene enfrente, porque su complejo es tan grande como el Cañón del Sumidero. Así que logró transitar por la infancia y pubertad sin problema alguno, al contrario, fue tal su caparazón luminoso que pronto sus cercanos comenzaron a verla con respeto y con admiración, tenía un nombre lleno de energía. Nunca permitió que la gente le dijera María, simplemente María, o María del Milagro, ¡no!, siempre ante la mención de su nombre, ella con una sonrisa de vitral de templo, completaba su nombre. Por lo regular, siempre faltaba el final, ella supo, desde siempre, que en el final estaba el prodigio: María del Milagro No Visto. Ella es como miles y miles de mujeres que se llaman María, como cientos de mujeres que se llaman María del Milagro, pero es única, hasta donde se sabe, con el nombre completo de María del Milagro No Visto. Ella asegura, dice Amanda, que el milagro existe. Muchas personas dicen lo mismo a cada rato, porque han sido beneficiadas de algo sobrenatural que no tiene más definición que milagro. El gran Julio Cortázar dijo (en otras palabras, claro) que a él no le sorprendía el milagro, sino lo que lo antecedía y lo que le precedía. En el caso de María del Milagro No Visto, queda aclarado que el milagro existe, pero que no se logra ver, ella posee el prodigio del milagro que no es visto, pero que, en el gran misterio del mundo, está presente, como el aire, como el arcoíris que no es visible sin la presencia del agua y del sol. Amanda dijo que el nombre de su sobrina parece nombre de personaje de novela, porque ella sabe que los autores de novelas eligen nombres no comunes para que los lectores podamos descubrir nuevas vidas. Sería irrelevante que un personaje de novela se llamara simplemente Alejandro, ¡hay tantos! Tiene razón Amanda, el nombre de su sobrina merece volver la vista para encontrarla en un pasillo de la universidad o en un túnel del Metro o acodada en la barra de un bar o en la primera fila de un concierto. Su nombre es como fruto de árbol hispanoamericano, suena con la fuerza del idioma castellano. No sé cómo sonaría este nombre en otra lengua; no imagino su traducción al inglés o al chino, suena bien en el español, porque este idioma que nos fue heredado tiene una luz que es como de faro en el mar de la confusión. Oí el nombre de la sobrina de Amanda y supe que era un nombre como de olla para reunir agua fresca, supe que era el agua misma, que era agua de lluvia en desierto, porque la gente es muy dada a usar nombres comunes o nombres de moda. Posdata: me gusta mucho el nombre de la sobrina de Amanda, es como un cielo donde, sin aviso, hay una lluvia de estrellas o está tan despejado que logra verse la esencia de la Vía Láctea. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 20 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO UN JARDÍN ASOMA AL ESPÍRITU

Querida Mariana: en el Comitán de los años cincuenta del siglo pasado hubo muchos sitios. Así se llamaban los jardines posteriores de las casas: sitios. Ah, qué bonito nombre. Las casas tenían su jardín delantero y su jardín trasero (sin albur, niña bonita, sin albur). El jardín de adelante era el patio central y el otro jardín se llamaba sitio. En el sitio crecían desbordadamente los árboles frutales: limón, aguacate, jocote, chayote, pomarrosa, durazno, anona y mucho más. Los niños jugábamos en el sitio, porque el patio central tenía rosas y claveles y éstos debían respetarse. Pobre de uno si alguien se atrevía a joder las orquídeas y las colas de quetzal; en cambio, el sitio era para jugar o para otras cosas más atrevidas. Tuve amigos que, a la hora de jugar carritos, les “ganaba la gana” de orinar, bastaba ir detrás del árbol de aguacate, bajar el cierre o desabotonar (porque en ese tiempo había pantalones que tenían botones en la bragueta), sacar el pilín y escribir su nombre en la arena (ah, qué tiempos tan generosos). En el sitio también había conejos, gallinas, gallos, pollos, uno que otro borrego, chuchos y gatos (no faltaban las ratas odiosas), por esto no era infrecuente que uno pisara caca de gallina o de gato o de chucho, ish. Pero el tiempo pasó y las grandes casas con sitio fueron vendidas y ahí levantaron edificios de departamentos. ¡Acabó tu sitio! Pucha, lo digo así como si nada, así como sucedió, pero si reflexiono tantito me doy cuenta que digo algo tremendo: ¡desaparecieron los sitios! ¿Mirás lo que digo? El sitio desapareció, y con ello, los niños y niñas de estos tiempos no tuvieron el espacio ideal para el juego al aire libre, incluso para mojarse cuando llovía. Ahora, vos los has visto, los niños y niñas permanecen en las habitaciones donde se divierten jugando videojuegos o viendo el TikTok; antes las niñas saltaban la cuerda o jugaban comidita (hacían tortillas con hojas verdes, el molde eran las corcholatas); antes en lugar de decir TikTok, los niños y niñas decían ¡Toc Toc! ¿Quién es? (ahora hay una canción que advierte a la niñez que no abran la puerta a extraños). Yo recuerdo, a lo lejos, que alguien tocaba en el aire y decía: “Toc toc” y los otros niños respondían: ¿Quién es? El que tocaba decía: es la vieja Inés, imitando la voz de una viejita. Luego, los niños preguntaban qué quería y la vieja Inés decía que quería un listón y cada uno de los niños era un listón de color diferente. ¿Lo jugaste? No, tal vez ya no. Ahora sólo en las escuelas se hace este tipo de juegos infantiles. Ya no hay sitio dónde jugarlo; ahora hay videojuegos que consumen la atención de los niños. Se acabó el sitio. Quedan muy pocos sitios en Comitán, cuando entro a una casa de las antiguas (hay tan pocas) busco con denuedo el sitio y si lo encuentro mi espíritu se llena de luz. Ah, eran tan bonitos los jardines traseros, no estaban muy cuidados como sí lo estaban los jardines delanteros, pero los sitios tenían un encanto especial que no poseían los patios centrales, donde todo era más solemne. Niños, escuchábamos, no griten, porque está durmiendo la abuela, y la abuela tenía dolor de cabeza; así que la orden era: vayan a jugar al sitio y ahí íbamos, porque el sitio era un espacio dentro de la casa que estaba distante, era el patio posterior donde crecía, además de los árboles frutales y las plantas medicinales, el árbol de la imaginación, ahí se desarrollaban las obras de teatro infantil, los juegos que imitaban lo que habíamos visto en el cine (cuando jugábamos a policías y ladrones a mí me encantaba ser policía y al atrapar a un delincuente me encantaba ponerle esposas en sus manos y repetir la frase que había escuchado en una película mexicana, en blanco y negro: “a hierro matas, ¡a hierro mueres!”, y lo decía como exigía el dramatismo de la acción. Posdata: en los sitios todo crecía con un desorden generoso. Hoy ya no hay sitios, en los departamentos hay algunas macetas que son como un recuerdo de la fastuosidad que poseímos. Hoy todo es minimalista. Antes fuimos maximalistas, supimos que teníamos espíritu de selva, donde todo crece en forma magnánima. Tal vez por esto, en muchos sitios de casas comitecas los niños jugaron a que eran Tarzán de La Selva y detrás de las palmeras aparecían los elefantes, los leones y las hienas. Tal vez por esto, en los sitios de casas comitecas el espíritu se llenaba de plantas y flores, adornábamos nuestro espíritu con esencias sublimes. Hoy, las niñas y los niños juegan en selvas virtuales. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 19 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN MAR

Querida Mariana: me conmueve. Releo El Quijote. Este libro me conmueve. Ahora hago una lectura tachilgüil, leo a Cervantes, leo a Vargas Llosa y a la Yourcenar. Ah, qué deliciosa mezcla. ¿Me hago bolas? No. Son tan grandes que sus ríos son únicos y permiten navegar sin confusión. Leo tantito a Cervantes, me bajo en una orilla y ahí trepo al barco Yourcenar y navego con un disfrute sin igual. Ha sido desde siempre. Por eso me encanta leer. Y ahora el destino me permite leer a tres grandes, los leo por cachitos, como si probara un pedazo de chimbo y luego probara un poco de una galleta de avena y luego una panelita. Ah, qué disfrute. El Quijote me conmueve, también la Yourcenar logra conmoverme; el Mario me lanza a la reflexión. Me apena decir pues que acá dejo mi definición de quién es más grande que otro. No seás mala, no me pidás que lo escriba, ya dejé una pista. Los grandes me conmueven. Y, la verdad, me gusta más estar conmovido, que sentirme listo ante reflexiones. El Quijote me lleva de la mano por las aventuras del loco magnífico. ¿Mirás lo que digo? Mi guía en este periplo es un loco, un hombre que enloqueció por tanto leer libros de caballería. Tal vez por esto, el médico que atendió al niño Julito Cortázar recomendó a la mamá que evitara que Julio leyera tanto, porque corría el peligro de enloquecer tantito. Por fortuna, Julio no hizo mucho caso a la recomendación y siguió leyendo y al final terminó siendo también un gran utopista. Como Julito pasó de ser lector a escritor, sus textos, igual que El Quijote, nos ayudan a vislumbrar un mundo menos reflexivo, con menos aristas de piedra, con menos alambre de púa. Los grandes conmueven. Ahora que releo El Quijote me topé con un pasaje que, sin duda, recordás: donde Don Quijote es enjaulado. Oh, qué pena. La primera vez que leí este pasaje pensé en el héroe como un canario enjaulado, pero ahora, ya más viejo, sentí mucha pena porque vi al anciano atado de pies y manos encerrado en una jaula como si fuese un león viejo, un león de esos que llegaban a Comitán en los circos cansados cuyas carpas levantaban a la vera de la carretera, en los sitios donde había magueyales. El “encanto” de ir al circo exigía que antes de entrar a la carpa y buscar un asiento en las gradas uno pasara a ver a los animales, recuerdo que el león, flaco, con aroma de viejo olvidado, estaba en una jaula, porque era un animal peligroso. Así vi al Quijote en esta relectura, pero pregunté por qué va enjaulado, él no es un animal peligroso. ¿A poco son peligrosos los hombres que van tras la utopía? ¿A poco deben ser enjaulados los hombres que buscan un poco de justicia en el mundo? Los leones del circo estaban enjaulados. A los niños nos estaba prohibido acercarnos a las jaulas, veíamos a los animales desde una cierta distancia, porque a pesar de que los leones estaban famélicos, los cuidadores advertían que su naturaleza los obligaba a matar a niños desobedientes. Vi que ahí, ante el temor de terminar como filete en las garras de un león, los niños obedecían como jamás lo hicieron en el salón de clases o en las casas. Estoy conmovido. Me duele ver al Quijote encerrado. ¿Por qué lo encerraron? Porque fue la forma que hallaron el cura y el barbero para regresarlo a su casa. Ellos, en buena onda, desean que vuelva a casa, les preocupa la locura de Don Alonso Quijano, así que lo enjaularon y Don Quijote piensa que esto no es más que otro encantamiento. En realidad, es un encantamiento lo que los lectores hacemos cuando leemos El Quijote, todo mundo termina encantado, rendido ante el genio de Cervantes. Cuando uno lee El Quijote entiende el término Clásico que se aplica a los grandes libros que han sido bordados en el gran chal del mundo. Posdata: leo El Quijote, leo El laberinto del mundo y leo La llamada de la tribu; leo a Cervantes, a la Yourcenar y a Vargas Llosa. ¿Ya mirás qué leo? Leo novelas y ensayos lejos de los mundos violentos que ahora son tan del gusto de miles de lectores. Cada lector elige en qué burbuja estar, a mí me encanta navegar por ríos apacibles, disfruto ver las orillas donde crece la siembra, donde los pájaros vuelan, donde logro escuchar el rumor de las hojas que mueve el viento. Ahora que escribí la palabra rumor recordé que el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos 2025 fue obtenido por el escritor chiapaneco Gabriel Velázquez Toledo. Me dio gusto saber que en el año donde el mundo celebra el Centenario del Nacimiento de la pichita amada, haya sido un escritor de estas tierras quien consiguió el galardón, porque esto demuestra que el río sigue fluyendo con aguas luminosas. Gabriel vendrá al pueblo ahora que se realice el Festival Internacional de Arte y Cultura que lleva el nombre de Rosario, vendrá a recibir el premio, a recibir el aplauso que lo reconocerá como el merecedor de este galardón. No he leído nada de Gabriel, salvo el ensayo que mencioné en días pasados donde hizo, junto a Silvia Álvarez Arana, un estudio y selección de poemas de Rodulfo Figueroa, pero su ficha biográfica dice que es experto en novela negra. La novela que obtuvo el premio de novela breve Rosario Castellanos tiene por título: “Los murmullos de la selva”. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 18 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON LIBRINCILLOS

Querida Mariana: Comitán vivió la Décima Segunda Feria Internacional del Libro, de la Benemérita UNACH. Bueno, no todo mundo. Los universitarios ¡sí!, y esto fue ganancia, porque la juventud debe acercarse, más que nunca, al maravilloso mundo de la lectura. Si la UNACH creó esta fiesta de la inteligencia es precisamente para que sus estudiantes vivan la gran experiencia que vive el mundo cuando acude a la Feria Internacional del Libro, de Guadalajara; o la Feria Internacional del Libro de Fráncfort, Alemania. La nuestra, la chiapaneca, se ha posicionado como la feria del libro más importante del sureste del país. La sede Comitán participó por segunda ocasión. Paty Cajcam y yo estuvimos en algunos actos del día 14 de octubre 2025 y del día 15, a algunos, porque no se puede asistir a todos, como es siempre el deseo. Ya me conocés: no me gusta mojarme y no me desvelo, así que como hubo lluvia durante los dos días sólo acudimos cuando estaba medio escampado. Nos perdimos el magno concierto que ofreció la marimba de la Universidad de San Carlos, de Guatemala; asimismo nos perdimos la presentación del libro de cuentos “Dementiana”, de mi amigo Manuel Mandujano; su presentación estuvo programada para la tarde lluviosa del 15. Ahí será para la otra. Por suerte, ya leí su libro y si lo recordás hice mención de él en una carta que te envié. Pero estuvimos en la presentación del libro “Análisis Histórico de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de la Federación”, de mi querido amigo, el Doctor José Antonio Aranda Zúñiga. Y esa mañana sucedió el prodigio. El maestro Dahomey, quien es el coordinador de comunicación de la Facultad de Ciencias Administrativas, campus VIII, tenía un bonchecito de librincillos (editados por la UNACH) para obsequiar al alumnado, realizó algunas actividades para entregar ejemplares. Tu amigo, el Molinari, ya lo conocés, es chucho para los libros, así que, cuando el maestro Dahomey, preguntó quién quería uno de esos libros, levantó la mano como si fuera alumno aplicado (recordé la noche -todavía asistía a actos nocturnos- donde el poeta Efraín Bartolomé hizo lo mismo y yo levanté la mano, cuando él me vio dijo que sí, que le daría ejemplares de sus libros al tal Molinari). Así que el maestro Dahomey, generoso, en nombre de mi universidad, me hizo entrega de este juego de librincillos que ya comencé a disfrutar. Estoy seguro que los chicos y chicas que ganaron ejemplares también los están gozando. Un día antes (la mañana que Paty Espinosa y yo participamos con lecturas de las cartas que Rosario escribió a Ricardo) me despedí de la audiencia juvenil compartiendo con ellos una frase de Borges que me encanta repetir: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”, concluí diciendo que para mí la lectura ha sido la suprema felicidad, la lectura me ha hecho feliz desde mis más tierna edad, ha sido mi fiel compañera desde ya casi sesenta años. Qué prodigio. Por eso, a Paty y a mí nos encanta compartir lecturas y motivar a las personas a que se acerquen a los libros, los disfruten y amplíen sus conocimientos. El librincillo “Lee UNACH” es una edición de la Secretaría de Identidad y Responsabilidad Social Universitaria, cuya directora es nuestra paisana Mónica Guillén Sánchez. El libro contiene una serie de textos literarios y busca incentivar la lectura, porque como dice el texto de contraportada: “Estamos convencidos de que leer hará tu vida mejor en todos sentidos”. Es una invitación a la lectura, como lo son los otros tres textos que recibí: “Poemas de Rodulfo Figueroa”, estudio y selección de textos de Gabriel Velázquez Toledo y de Silvia Álvarez Arana (Silvia es experta, además, en la vida y obra de Rosario Castellanos, a ella la conocí cuando estudió un rato en el Colegio Mariano N. Ruiz); “La guerra de los tres años. Emilio Rabasa”, estudio y selección de textos de José Martínez Torres (quien fue mi maestro en la profesional y también fue mi jefe, ello hizo que la cuerda de la amistad apareciera, con mi agradecimiento y mi admiración); y “Poemas de Joaquín Vázquez Aguilar", introducción y selección de Antonio Durán Ruiz (quien también fue mi maestro en la universidad, destacado investigador). Estos libros pertenecen a una serie que “ofrece una mirada profunda a lo más sobresaliente de la literatura chiapaneca”. Te he contado que conocí al gran Quincho Vázquez, poeta que nació en Cabeza de Toro, municipio de Tonalá. Quincho, lo sabe todo mundo, es uno de los grandes poetas de Chiapas. Él fue coordinador del Centro Chiapaneco de Escritores y estuve cerca de él cuando fui becario. Me encantaba su forma de ser, desparpajada forma de ser. A veces decía que la reunión de trabajo estaba muy solemne, así que sugería, en forma simpática, que nos trasladáramos a un espacio menos agobiante, tomábamos nuestras libretas, mochilas, y todos íbamos a una cantina donde se desarrollaba la sesión. Como él lo había sugerido la reunión se tornaba más alegre, menos de traje, más en mangas de camisa y él, con dos cervezas ya en su cuerpo, alentaba su espíritu luminoso. Quincho falleció en 1994, lo hallaron muerto en el pequeño departamento donde vivía en Tuxtla Gutiérrez, lejos de su estero. En un poema él escribió el siguiente verso: “me siento un poco más abandonado esta tarde”. Lo conocí así, abandonando, vivía solo, solo se bastaba para lidiar con el cemento de la ciudad, lejos de los caminos de arena de su pueblo, lejos de sus garzas, de su mar, lejos de su padre Emeterio. ¿Sabés cuál es el nombre de su madre? Ascensión. Pucha. Todo lo marcaba, todo cantaba cielo, todo espuma, todo etéreo. Posdata: disfrutamos los dos días de la FIL UNACH, en Comitán. Hubo participación de gente talentosa de nuestra región. ¿Algo para lamentar? Nada, pero sí algo como sugerencia para el próximo año, que las autoridades universitarias no concentren a los pesos pesados de la literatura en Tuxtla Gutiérrez, que algo de allá llegue a Comitán, que escritores de otras partes del estado de Chiapas y de la república y de otras nacionalidades vengan a gozar de nuestro aire y a comer pan compuesto, que vengan a compartir sus obras con lectores de nuestro Comitán, que no sean tan centralistas, en las demás sedes también hay árboles que esperan aves majestuosas. Digo. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 17 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON JOSÉ AGUSTÍN

Querida Mariana: fui a la librería Porrúa a buscar un libro del Premio Nobel de Literatura 2025. Pensé que la mercadotecnia ya funcionaría en pleno siglo XXI. No fue así. Casi casi escuché la voz de Doña Lolita Albores cuando la chica me dijo que no tenía (‘caso hay, decía Doña Lolita). Me quedé con las ganas, con el billete en mi bolsa, agarrado con una mano, como si fuera yo muchachito. Vi los enormes libreros que tiene la librería, de piso a techo (la altura es considerable en el Centro Cultural Rosario Castellanos) y en un entrepaño vi un libro de mi admirado José Agustín. El billete pareció tomar vida, retorcerse, como si quisiera volar o reptar, pero mi mano se engarrotó, como ahorcándolo para que no tuviera malos pensamientos. Dios mío, por esta ocasión, mi espíritu sosegó, porque casi siempre pienso que la mejor inversión que puedo hacer es la compra de un libro y cuando vengo a ver, el billete saca su cabeza de la bolsa y, ya emocionado, abandona mi territorio y se va al bolsillo de los grandes editores. “¿Qué ganas botando tu dinero en libros?”, decía mi padrino Armando, pero no necesitaba responder, porque mi madrina Amanda, su esposa, de inmediato lo callaba, diciéndole que se callara, que él no tenía cara de decirme eso, que mirara la viga que cargaba en su ojo, “vos -decía mi madrina- quemás toda tu paga en putas y en trago”. El padrino tosía, se hacía tacuatz, salía al patio y se ponía a regar las plantas en los corredores. Yo sonreía en lo más íntimo, mi cara mostraba la seriedad de piedra que siempre tengo, pero en mi alma había un Alejandro pichito que corría, trepaba a un columpio y gritaba. “Éste, qué se está creyendo”, decía mi madrina y concluía: “si él te diera el dinero podría meterse en su vida, pero caso te mantiene. No le hagás caso, vos seguí con tu pasión de los libros, sé que eso no te hace daño, como al bobo de Armando le hace daño el trago y sus amigotas huilas”, ya para entonces, ella había puesto dos tazas de chocolate en la mesa y un platón de pan comiteco. Le entrábamos con fe y corazón. Mi madrina siempre fue muy cariñosa, mi padrino también, jugaba a ser muy estricto, pero, en realidad era un chimbo, tomaba su trago, pero nunca lo vi tatarateando de bolo, se ponía sarazo, lo que sí le ganaba eran las muchachas, pero no tenía querida, contaba sus aventuras en los burdeles en muchas partes de la república y lo contaba con tal gracia y emoción que uno pensaba que se la pasaba bien, que era su manera de botar su dinero que bien le costaba ganar, porque era muy trabajador. A propósito de suripantas, el otro día recibí un mensaje de mi compa Javier, me preguntó si haré un libro donde el tema principal sean las niñas malcriadas, bien criadas, las putitas. Recordé a mi padrino, Javier también ha sido parte del grupo de muchachos traviesos, de los que aman esos espacios, que se mueven como peces en el agua contraria de lo que contó Gabriel García Márquez. El querido Gabo escribió “Memoria de mis putas tristes”. Ya te conté que es una de sus peores novelitas, él intentó hacer un homenaje al gran escritor japonés, quien escribió “La casa de las bellas durmientes”, que ésta sí es una obra de arte insuperable. No sé si a Javier le gustara, porque en esa casa llegan viejos que no pueden tocar a las chicas narcotizadas que están en las camas; los viejos pagan y con el pago tienen derecho a acostarse al lado de las chicas, tienen prohibido tocarlas, la excitación aparece precisamente con esa prohibición, con la emoción de estar al lado de una chica que no tiene idea de quién está acostado a su lado. ¡Ay, el Javier, no podría resistir la tentación! Ya estoy viendo lo que sucedería en la casa, él trataría de abusar de la bella durmiente y tendrían que echarlo a la calle... Pensé que el título de Gabo era muy lamentable, como de piedra con filo, la imagen de la puta triste es común, casi casi camina por la orilla de las telenovelas baratas (ahora que escribí barata pienso que la palabra es sinónimo, en este caso, de triste). Pienso que mi padrino jamás tuvo esa imagen de las casas de citas, ¡no!, al contrario, el lupanar era un lugar de deleite, de goce, de alegría; pienso que Javier también es cófrade de Jaime Sabines, quien en un poema pidió que canonizáramos a las putas. ¿Lo imaginás? Sabines era también un gran amante del acantilado. ¿Recordás algún verso del poema de Sabines? Ahora busqué en Internet y hallé esta joyita: “Canonicemos a las putas. Santoral del sábado: Bety, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad”. Posdata: ¿escribiré acerca de las chicas de Tía Lola, de Tía Maty? Lo haré algún día, después que Javier diga los nombres de las putas que recuerda, las que lo recibieron en su manantial y le entregaron lo mejor de ellas. Lo haré, después que mi amado Gutmita, viejazo maravilloso, también me comparta sus recuerdos, me cuente cómo eran los burdeles comitecos en los años sesenta, años en que Javier jugaba carritos, porque aún no sabía de ese dulce río donde metería sus pies para que lo besaran los peces. Pero ya sé que cuando el libro esté listo, el Javier no irá a la presentación ni comprará un ejemplar. ¡Codo! ¡Ingrato! Él nunca será canonizado. Mientras escribo esta carta, querida mía, presentan en el canal 9 de la televisión la película “5 de chocolate y 1 de fresa”, con la novia de México: Angélica María, que en realidad fue novia de millones de fanáticos y quien la probó fue José Agustín, terminó separándose de su esposa, de apellido Bermúdez. Tiempo después, la actriz y el escritor tronaron y José Agustín regresó con la mamá de sus hijos. Vi un libro de José Agustín en la librería y en la tarde vi la película con guion de él. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 16 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO IMPORTANTE

Querida Mariana: ¡libro importante! No lo digo yo. Bueno, lo escribo ahora, pero es afirmación que hizo la Doctora María del Carmen Vázquez Velasco, secretaria general de la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. La Doctora María del Carmen hizo comentarios en la presentación del libro “Análisis Histórico de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación. Ejercicios Fiscales 2013-2022”, del Doctor José Antonio Aranda Zúñiga, quien es docente de la Facultad de Ciencias Administrativas, Campus VIII, de la UNACH. En los comentarios que hizo la Doctora María del Carmen sintetizó en tres puntos el contenido excepcional del libro del Doctor José Antonio. El Doctor comentó que no hay antecedente de un estudio similar en el estado de Chiapas; es decir, la investigación del autor es pionera en el estudio de este tema peliagudo y escabroso: ¿en qué se gastan los impuestos que paga la ciudadanía mexicana? Digo que la Doctora, en síntesis genial, concluyó con tres ideas que presentan una realidad de nuestro país, basada en el análisis que realizó durante dos años el querido amigo José Antonio (él usó su año sabático para dedicarlo en cuerpo y alma a la redacción del libro, en forma simpática dijo que no le cumplió el deseo a su esposa de llevarla de vacaciones en dicho periodo. Le ganó la pasión por conseguir el sueño de presentar su libro, que lleva el aval de la propia universidad). El resumen es el siguiente: primero: los mexicanos pagamos más impuestos cada año (por ahora ya asoma su carita el aumento de ochenta por ciento a las bebidas con edulcorantes, a los cigarrillos, a los video juegos, a las apuestas y a las ventas en plataformas digitales); segundo: la nación está hipotecada; y tercero: la era petrolera terminó sin plan de reemplazo. No tiene buena cara el futuro, ¿verdad? Por eso, la Doctora resaltó la importancia de este libro, porque analiza un tema que parecería estar lejano a los simples mortales, pensamos que es materia de la Cámara de Diputados en la aprobación de la ley de ingresos y de egresos, cada año. El acto de presentación del libro, que se llevó a cabo el día 15 de octubre 2025, en el auditorio Francisco Javier Trujillo, del campus VIII, demostró que el mínimo conocimiento de este tema es vital para que la sociedad encuentre respuesta a la pregunta que se formuló al principio: ¿en qué se gastan los impuestos que paga la ciudadanía mexicana? La presentación fue, de igual forma, ¡interesante! Toda la información sirvió para que la audiencia reflexionara y, al final de la presentación, propiciara diálogos. El tema, sin duda, afecta a toda la sociedad, porque la nación que ejecuta un plan sano de gastos e invierte de manera inteligente propicia el desarrollo. En los últimos tiempos se escucha con frecuencia que uno de los grandes males del país es la corrupción, ésta impide el sano crecimiento de una sociedad. El Doctor José Antonio hizo una presentación precisa y respondió las preguntas que algunas personas de la audiencia le hicieron. Quedó de manifiesto que todos los presentes reconocieron la importancia de conocer algo acerca de este tema escabroso; asimismo, agradecieron al autor que haya dedicado dos años de su vida para la consecución de este libro que, sin duda, es un aporte magnífico para el conocimiento. Posdata: la secretaria general de la Benemérita UNACH lo dijo desde el principio, el texto es “un libro importante”. La comunidad comiteca de Ocelotes se siente orgullosa porque uno de sus hijos más preclaros le entró al tema con inteligencia y entrega un documento de trascendencia. Este acto fue uno más de los que se realizaron los días 14 y 15 de octubre, donde el campus de Comitán, por segundo año, fue sede de la Feria Internacional del Libro, que este año celebró la décima segunda versión y tiene como invitada de honor a la Universidad de San Carlos, de Guatemala. El autor mencionó la presencia de su esposa, dedicó el libro a sus tres hijos (Jessica Alejandra, Brenda y Francisco Enrique, ya profesionistas), a su nieto Rafael Antonio y saludó a varios amigos que lo acompañaron en el acto, de manera especial nombró a Rogerio Román Marín, quien es su amigo desde que se conocieron en la primaria del Colegio Mariano N. Ruiz, “somos Marianitos”, dijo el Doctor José Antonio Aranda Zúñiga. ¡Felicidades! Quienes deseen adquirir este libro interesante pueden conseguirlo en la Facultad de Ciencias Administrativas, campus VIII, en Comitán. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 15 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON NUESTRO CONSENTIDO

Querida Mariana: todo mundo lo sabe, todo mundo lo dice, Tata Lampo es el santo consentido de Comitán. Es que es tan milagroso, dicen cientos de personas. Su aura llega a lugares muy distantes. Te comenté que el grupo llamado “los intensos”, que son los compas que se visten de mujer el día de la Entrada de Flores, del 10 de febrero, y participan echando desmadre y bebiendo cervezas y dos o tres pajuelazos de trago, llegan bolos al templo, trastabillan al subir la escalinata, se hincan ante la imagen, besan el vestido del santo, y si les preguntás por qué lo hacen, todos, pero todos, aseguran que lo hacen por amor a San Caralampio. La gente que los ve en el trayecto de la romería dicen que no debería participar ese grupo de malcriados, que confunden un acto religioso con un simple carnaval, pero estas discusiones se topan con el manto de la fe, porque ellos, dentro de sus creencias, participan porque se lo deben al santo, van para agradecerle favores por un año más. Acá te paso copia de una bellísima talla en madera de cedro, pintada, que quién sabe de qué año es. Es una pieza de arte singular, única. En nuestra ciudad y en la cercanía existe una gran muestra de arte religioso que está relacionado con la advocación de Tata Lampo. No sólo en la pintura se manifiesta esa cinta de luz, también en la literatura aparecen muchos ejemplos donde el templo y la plaza están nombrados. ¿Ya viste la riqueza de la talla en relieve? Es de gran factura. Tiene preeminencia el soldado que está a punto de darle un tajo al cuello del santo que, como siempre, aparece, hincado frente a la imagen de Cristo, en este caso particular está sentado sobre un túmulo de nubes blancas, cargando una cruz. Digo que la imagen del soldado ejecutante es la de mayor tamaño, como significando que el acto que hará es un acto magno, por su crueldad. El soldado ve hacia el frente, no ve al santo, sólo cumple con una orden (como cualquier soldado), mantiene en la otra mano la cuerda que está amarrada a las manos del santo, quien ya tiene un resplandor en la cabeza. Tata Lampo ve hacia Dios, sin preocupación alguna, ignora lo que el ejecutante está a punto de hacer. En la parte central está el Espíritu Santo, representado por la paloma blanca, con las alas extendidas, la cabeza en la parte inferior y la cola en la superior. La imagen se completa con un fondo arbolado, el cielo azul, y en primer plano una serie de flores blancas, que parecen alcatraces. La tranquilidad que emana del rostro de Tata Lampo le resta dramatismo a la imagen, parecería que congeló el brazo del soldado que nunca ejecutará la orden, porque el santo parece decir que está a punto de acercarse a Dios en el plano espiritual, su carita da mucha paz. El artista logró dar una profunda placidez a su rostro; en cambio, el rostro de la divinidad parece agobiado por el peso de la cruz, y el rostro del ejecutor es un rostro sin emoción, es eso ¡un simple ejecutor!, si pudiera tiraría la espada y correría a esconderse o, en el colmo del milagro, usaría la espada para cortar el lazo que fastidia las manos de San Caralampio y lo levantaría, aunque, tal vez, el propio santo insistiría en hincarse para no dejar de ver el rostro divino. Esta es la grandeza de los santos, dicen los que saben, el misticismo que alcanzan se sobrepone a todo lo terrenal. He conocido muchas imágenes de San Caralampio, ahora en el templo venden figuras hechas en serie con diversos materiales frágiles; pero, en los años setenta conocí las imágenes en madera, también de cedro, que hacía mi tía Mechitas de Bermúdez, en su casa de la bajada a La Pila, ella tenía una gran capacidad y talento para las tallas en madera. Cada una de las imágenes que hacía era única, de ahí su valor artístico. El esposo de la querida güerita María Antonieta Villatoro también hacía imágenes de San Caralampio en madera, una vez me mostró la imagen que llamamos San Caralampio Robocop, porque movía los brazos. Ah, qué catálogo tan sublime de imágenes. Te conté que he conocido dos obras de arte plástico que son muy hermosas, valiosas. Lo que quiero decir, mi niña querida, es que el cariño que le tiene la gente de Comitán ha hecho que el arte forme un gran abanico de luz. No hay otro pueblo donde la imagen de San Caralampio haya propiciado tal riqueza artística. Posdata: esta talla en relieve es propiedad de mi amado Gutmita, él me contó que un día un señor de Apellido Cabrera estaba bolo y llegó a venderle esta imagen a la mamá de Gutmita. ¿Cabrera? ¿El escultor? ¿Es obra de él? Andá a saber. Abraham Gutman así me lo contó y no estaba bolo cuando me lo contó. No sé de qué tamaño es la imagen, se ve que no es muy grande, pero sí tiene su buen tamaño. Mirá lo que es la vida, la imagen dejó Comitán y ahora se encuentra cerca de Chiapa de Corzo, en la residencia de Abraham, quien es el mero mero del principado de San Ramón. Algún día, los expertos deberán hacer un libro que contenga todas las imágenes habidas y por haber de San Caralampio. ¡Tzatz Comitán!