domingo, 9 de enero de 2011
ARENILLA PARA ZORAIDA ROJAS VLEESCHOWER (Publicada en El Heraldo de Chiapas, en enero de 2011)
La escritora Carmen Boullosa respondió la primera Arenilla del 2010. Zoraida, ahora, bendice el 2011. Lo bendice, no porque así lo hubiéramos planificado, sino porque el destino tiene más fuerza que los pasos medidos.
Nosotros no estamos para contarlo, pero Ustedes sí para saberlo. Por esto cuento que la bonita de Zoraida estaba molesta porque no aparecía publicada su Arenilla y yo estaba molesto porque ella no había respondido el cuestionario. Ella, en su esquina, mordiendo discos compactos; y yo, en mi esquina, trozando lápices. Yo, debajo de la nube, cortando pétalos y diciendo: “El universo no quiere, sí quiere, no quiere, sí quiere”; y ella, debajo de la alfombra mágica, orando en tono de imprecación: “El universo me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere”.
Pues, bueno, ni lo uno ni lo otro. Ella sí quería y el universo también y, ya se sabe, cuando el universo quiere ¡no hay fuerza humana capaz de cambiar el rumbo!
Sucede que ella se emocionó cuando recibió el cuestionario y lo respondió de inmediato y, con la misma premura, lo envió a mi correo electrónico. Pero los chunches cibernéticos, en complicidad con los dedos, hacen travesuras y la Arenilla se fue para otro lado. Meses después, ella revisó la gaveta de los correos enviados y vio que el sobre que envió había llegado a casa de Don Nada del Laberinto, que vive en la Calle del Minotauro. Entonces, Zoraida corrigió y lo envió a Alejandro Molinari, que vive en la Calle del Arenillero s/n.
Así, después de meses, ¡emocionado!, recibí su respuesta. Dice el Maestro Jorge que todo en la vida tiene su Kayrós. Como yo no sé griego puse mi cara de What y el Maestro me explicó que esta palabra significa: “El momento justo”. ¡Ah -dije- mi comprender!
La Arenilla de Zoraida llegó en el momento justo, a la hora en que el horizonte se llena con la luz de un nuevo Sol. ¡Ella es nueva luna! Acá pues, para los lectores de El Heraldo de Chiapas, la Arenilla de Zoraida que se publica como augurio de buena vibra para este nuevo año.
1.- Tu correo electrónico es fotolunar, ¿qué pasa cuando una fotosolar se interpone?
El conejo que habita en la luna se pone a dar de brinquitos, sabe que no hay nada que alimente más la luz del gran farol que el sol. Juntos sol y luna influyen sobre las mareas, lo que alegra al conejo que ¡juiis! corre por su caña de pescar, pues los peces atraídos por la brillante luz salen a bailar sobre las olas del mar.
¿La fotolunar? más hermosa que nunca aprovecha a contarle los lunares a fotosolar, pues esto sólo sucede dos veces al año.
2.- Cuando alguien dice: "La Rojas es maravillosa" ¿qué color aparece en tu espectro?
No me gusta la falsa modestia, es otro tipo de engaño; así que diría gracias sin desmentirlos, sería una pena hacerlo si alguien lo cree. Mientras mi espectro mediría una alta frecuencia de onda sonora color sandía; el scrish de mis mejillas ruborizadas.
¿Sonora? Sí, los invidentes dicen que los colores también se oyen. Como el blanco espuma de las olas cuando chocan contra las rocas, como el café de las hojas secas que crujen bajo los pies…
En esencia, sería el sonrojo de una falsa modestia, ja.
3.- Si el Radio es un elemento químico, ¿qué estación escucha la tabla periódica?
La estación del tren, o tal vez las cuatro estaciones de Vivaldi, o… a lo mucho escucharán el Radio de algún alquimista. ¿Por qué? ¿Y por qué no?
4.- ¿Por qué se enojó papá bulbo cuando mamá radio le dijo que era padre de un hermoso chip?
De seguro le pasó lo mismo que cuando la señora radio había tenido un transistor, a papá bulbo se le erizaron los filamentos, pues pensó que lo dejarían en el olvido; que perdería el respeto que con tanto magnetismo se había ganado. El pequeño transistor era más pequeño, generaba menos calor, consumía menos energía y hasta tenía más largos los bigotes. La electrónica lo había bautizado. Cuando vino chip, a papá bulbo casi le da un colapso electromagnético porque ya no estaba en onda, pues chip era ¡aun más pequeño! y podía contener todo un conjunto electrónico completo. A papá bulbo, la era digital lo había alcanzado.
5.- Un radio antiguo, ¿qué ondas sonoras conserva en su espíritu?
El de la nostalgia, donde las voces de las radionovelas compiten entre comerciales de sal de uvas, chocolate vitamínico y jarabe para la tos. Mientras estaciones extranjeras: Cuba, Rusia, Brasil… se arremolinan apretaditas afanosas por aparecer también en el cuadrante. En su silencio, un radio antiguo puede todavía contarnos historias. Claro, si uno afina el oído, la mirada y los recuerdos.
6.- ¿Por qué no existe Radio México como existe Radio Francia?
Tal vez porque existe Radio Educación. No sé, ahora yo también me lo pregunto, y también lo demando.
7.- ¿A qué hora se desborda un río lleno de ondas sonoras y qué desmadre provoca?
A la hora que alguien prende una radio.
8.- Cuando caminas ¿qué sonidos rescatas para tu grabadora personal?
Los que en un futuro me harán viajar y vivir de nuevo hasta el lugar de dónde partieron, como: la eterna y permanente musiquita del carrito de las nieves, el del platanero y su chimenea chiflante, el de los organillos, el canto de los pregoneros: ¿Va a querer caballito y turuleteee? ¡paaastelitos de piña y de manjaaar! Guefaa ahí le traje su fruta bieen luuurcee ¡el aguaaaa!… El sonido interminable de los cuetes y las campanas de San Cristóbal… Y he de confesarlo con grande pena, no me gusta el canto del gallo a medio día, comienzo a bostezar y me cae un extraño aburrimiento.
9.- ¿Cómo entierras un texto muerto en un programa en vivo?
Ni lo entierro, ni voy al velorio. Le doy resucitación pulmonar, y le reanimo el corazón con palabras, efectos, fondos, música y demás artilugios sonoros.
10.- Si fueras una campana, ¿por quién te gustaría ser tocada?
Siendo Campana, mmm, no sería por Peter Pan. Pero sin duda alguna, sí por Gustavo Dudamel, el joven director de orquestas venezolano, que a sus 29 años de edad ha dirigido a las más prestigiosas orquestas del mundo, ha hecho mover el cuerpo a los ingleses, alemanes, franceses, japoneses… Su energía de vida, su ángel, su eterna sonrisa, la pasión con la que se entrega a la música, enamorando al público más diverso.
Si el maestro Dudamel hace todo eso con batuta en mano, qué sinfonía no haría brotar de esta humilde campana.
(Zoraida Rojas Vleeschower es Licenciada en Lengua y Literatura Hispanoamericana. Escribe cuentos y guiones. Ha sido guionista para el programa radiofónico infantil Radiombligo. Ganadora del Premio Único en la categoría de Campaña Institucional, en la Sexta Bienal Internacional de Radio.)