lunes, 17 de enero de 2011
CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO, ¡EN BUENA HORA!, DON LÍMBANO CAMBIÓ SU DESTINO
Querida Mariana, ¿recordás cuando fuimos al parque y escuchamos a la marimba de Don Límbano Vidal Mazariegos? ¿Recordás que me dijiste que algo bonito revoloteaba en tu corazón?
Esa tarde, que yo recuerdo con emoción, te platiqué que mi papá y mi suegro contrataron a don Límbano para la boda con mi Paty, y esto, Mariana bonita, ¡fue un privilegio! Y lo fue porque a uno se le enchina el calcañar del espíritu cuando escucha y ve tocar a don Límbano, y sentir esto cuando te estás casando con tu muchacha bonita ¡es estar trepado en otra dimensión!
Te cuento esto porque ahora me enteré que el Honorable Ayuntamiento de Comitán, presidido por José Antonio Aguilar Meza, en coordinación con el Centro Cultural Rosario Castellanos y el Consejo Ciudadano de Cultura Municipal, organiza un magno homenaje al artista nacido en Socoltenango.
Don Límbano, por fortuna, para estas tierras comitecas y para el arte, decidió un día torcer su destino ¡para bien!
Ayer leí en el libro del Arquitecto Pepe Trujillo, “Marimbas de mi tierra. Reseña de la marimba en Comitán”, que don Límbano en el periodo de 1962 a 1964 fue Presidente Municipal de su pueblo natal. ¿Lo imaginás? ¡Santo Dios, don Límbano estaba predestinado a ser político! Por fortuna, insisto, a nuestro mago de la marimba, no lo picó el gusano de la “seguidoña” y, en lugar de buscar la diputación local, tomó dos decisiones importantes: trasladarse a radicar a la ciudad de Comitán y crear el grupo marimbístico “Águilas de Chiapas”. ¡Ahí se hizo la luz, Mariana!
Si don Límbano hubiese seguido por el camino de la política habría sido un chinchibul o, cuando más, una golondrina; en cambio, el arte de la marimba lo llevó a ser un águila y remontar los más altos cielos. Ah, Mariana, el río ardiente de sus manos y de su sensibilidad lo ha llevado a tocar en espacios destinados para príncipes. Junto con su famosa “Águilas de Chiapas” ha tocado en países como Japón, Estados Unidos de Norteamérica y muchos más. En cada uno de estos lugares, igual que el famoso Maestro Zeferino Nandayapa, colocó al hormiguillo por encima del cedro, del ébano y de las maderas más finas. Las demás maderas, lo sabés, reproducen el sonido del hombre que toca la puerta o dimensionan el murmullo de la mujer que limpia el entrepaño, pero el hormiguillo, Mariana, reproduce el sonido del alma y el ronroneo de la creación Divina. Don Límbano dejó de tocar las puertas de la política y ha dedicado su vida a tocar los cordones de luz, en ese instrumento aparentemente primitivo pero lleno de una hermosa complejidad.
¡Bendita la hora en que el actual Ayuntamiento de Comitán decidió brindar este homenaje a nuestro gran artista! ¡Bendito el pueblo de Socoltenango en la hora que permitió que el maestro fuera a vivir a Comitán! ¡Bendito, siempre bendito, el Maestro Límbano por llenar de luz los cielos debajo de este cielo!
Pd. Mi mamá y yo mirábamos la televisión el otro día y, cuando oímos la participación de la marimba de don Zeferino Nandayapa, ella dejó el tejido sobre el sillón y me dijo: “Don Zeferino tocó en nuestra boda”. ¿De veras?, le dije. Ella dijo que sí y volvió a tomar el tejido. No pregunté algo. Pienso que mi Tío Manuel, hermano de mi papá, contrató al grupo de marimba, porque ya, en la década del cincuenta, del siglo pasado, don Zefer comenzaba a cotizarse alto.
¿Mirás qué privilegio de la vida? Ojalá, Mariana, que cuando te casés una marimba maravillosa alegre el guateque; ojalá que te casés con un hombre bueno que reconozca tu espíritu de hormiguillo. Recordá que el calcañar del espíritu se insufla con el sonido de la marimba.