viernes, 13 de mayo de 2011

ATENTO RECADO PARA MI EDITOR



Respetado Carlos Marroquín, editor de la sección de Cultura, de nuestro periódico “El Heraldo de Chiapas”: Vos y yo no nos conocemos físicamente, pero nos conocemos a través del papel, del olor a tinta y del agua limpia de la palabra. Por esto, ¡confianzudo!, me atrevo a enviarte estas líneas públicas.
Te cuento que, en una ocasión, un compa corrector de prensa quiso enmendar mi texto y donde yo había puesto “El hilo de Ariadna” él corrigió y puso “El hilo de Adriana”.
Te cuento esto porque, si me pongo mamila, diré que, si Dios lo permite, en 2012 cumpliré treinta años, ¡treinta!, de dedicarme a esta vaina del periodismo. En 1982 tuve el honor de dirigir un Semanario, en Comitán, que se llamó “Ensayos”. En dicho periódico impreso participaron escritores tan importantes como el hoy famosísimo y reconocido periodista Miguel González Alonso, Mariano Penagos (Premio Chiapas), Juan Manuel González Tovar, Marco Tulio Guillén Barrios, Roberto Álvarez, Leticia Román de Becerril y muchos más.
Te cuento esto porque lo considero como una huella del respeto y pasión que profeso a este oficio. Soy un admirador de la literatura y, por ende, de los escritores que tienen a la palabra como uno de los Valores Supremos de la humanidad.
El otro día, ya ahora en época de tu responsabilidad, una colaboración mía fue enmendada: escribí la palabra “alimón” (vos sabés el significado de ella) y el corrector escribió “limón”. Con esto, lo adivinás, mi texto tomó un sabor agrio. Si de por sí escribo enredado, has de comprender que esto lo enreda más. Pobres lectores, no es justo hacerles esto. No es justo, porque ellos son el motivo fundamental de nuestra publicación (mi maestro Ricardo Cuéllar Valencia, me envió un elogio el otro día en su columna “Piedra de Toque” y dijo que la Arenilla es “multileída”, si esto es así pues ya imaginás la cantidad de lectores que merecen mi respeto).
Procuro, respetado Carlos, escribir de la manera más clara y sencilla; procuro ser responsable. Nuestro Director, Ricardo del Muro, es fiel testigo de lo último que digo. Desde hace más de cinco años Dios me ha permitido cumplir con mis entregas semanales. Llueva, truene o relampaguee envío las Arenillas para publicarse lunes, miércoles y viernes.
Claro, Carlos, muchas veces, los correctores hacen su trabajo y reconozco ¡mejoran los textos! Siempre he procurado ser humilde para reconocer mis yerros (ahora que Coneculta trabajó en mi libro que obtuvo la Mención Honorífica del Premio de Poesía Enoch Cancino Casahonda, los correctores me hicieron sugerencias y arreglaron mis versos de manera precisa, así que si alguna línea de ese libro da luz en el corazón del lector ¡será en mucho por ellos!). Siempre reconozco el trabajo preciso que trata de dar luz. Por esto, el otro día que hiciste favor de llamarme vía telefónica, te supliqué respeto, no para mí, sino para los lectores.
Hoy reafirmo mi mano tendida y vuelvo a suplicar el trabajo profesional que se merecen los lectores. Te suplico que cuando hagan correcciones sean para darle brillo, asimismo pido que mis textillos no sean tijereteados (ya ha sucedido en dos ocasiones en estos tiempos, que son tus tiempos. Jamás ocurrió con Valeria y con Dámaris, responsables anteriores de la Sección).
Quedamos, y yo te agradezco la deferencia, en que si alguna línea ofende la línea editorial del periódico no publicarás la Arenilla completa, me avisarás con tiempo y yo entenderé.
¿Por qué hago esta petición de manera pública? Para demostrar que en Chiapas los asuntos públicos los ventilamos a la luz del sol y en la terraza donde tomamos el café de manera libre.
En fin, Carlos, espero tener el gusto de saludarte personalmente. Mientras tanto te deseo suerte en esta aventura editorial, por bien de la sociedad de Chiapas, que bien merece un periodismo objetivo y dador de luz. Un abrazo.
Pd. Una vez escribí la palabra “inflingir” y Enrique García Cuéllar, mi Maestro y amigo, la corrigió y, con tacto profesional, me dijo que yo había cometido un error de dedo, pues, sin duda, quise escribir “infringir”. Claro, no es casualidad que ahora don Enrique sea el mero mero del “Sol de México”, en la capital de la república. ¡Es un tipazo!


Nota: En la publicación impresa de El Heraldo de Chiapas, el editor escribió: "Estimado Alejandro Molinari, tomo dato de cada una de sus quejas, y asumo que desde este momento sus textos serán publicados de manera íntegra".