miércoles, 25 de mayo de 2011

LOS CIELOS MÁS ALTOS


En Chiapas vivimos en medio de lugares comunes. Se dice que esta tierra de Dios es tierra de poetas; se dice que basta levantar una piedra para hallar un poeta. ¡Qué desatino! ¡Qué piedra tan pesada le hemos adosado a las piedras!

¿Quién puede ahora llevarnos al terreno de lo real? ¿Quién, iluminado, darnos luz y decirnos que debajo de las piedras hallamos lombrices y cochinillas en medio de la humedad? ¿Qué otra cosa puede crecer debajo de la oscuridad de la piedra?

Una mayoría ha creído, cree, que, en efecto, debajo de las piedras están los poetas y levanta esos sapos disecados y confunde a las cochinillas con los poetas. Por eso nos va como nos va. Decenas de escritores se resguardan debajo de piedras y asoman sus rostros grafiteados y dicen ¡Somos poetas! Por eso nuestro cielo anda un poco gacho, casi casi reptante.

Por fortuna, una minoría, alejada de esa masa crédula, sabe que debajo de las piedras ¡no hay poetas! Otro es el lugar donde la poesía germina, otro el espacio de los más altos cielos.

Marirrós Bonifaz ¡es poeta! Su obra así lo testifica, sus versos sagrados así lo avalan. Un cerillo basta para incendiar la troje o el almacén, pero para inflamar un espíritu es preciso una flama perenne: ¡el aire de la palabra!

¿Qué día emprendemos una campaña para erradicar ese lugar común que tanto daño nos ha hecho? ¿Qué tarde comenzamos a pensar que Chiapas es tierra de grandes poetas, ¡de enormes poetas!, pero éstos no se dan como se da la ortiga en los cercos? La poesía es como el agua limpia, como el cristal que bendice la madrugada.

¿Qué día emprendemos una campaña para decir que los grandes poetas de Chiapas son aquéllos que han crecido por encima de las piedras y vuelan porque sus alas son hijas del viento? ¿Cuándo, en las aulas, en las plazas y en los santuarios comenzamos a decir que tenemos enormísimos poetas como Jaime, Rosario, Efraín, Juan, Óscar y Marirrós?

¿Cuándo comenzamos a sentirnos hijos de la luz eterna y no de la instantánea bengala? ¿Cuándo, en afrenta bíblica, comenzamos a arrojar todas las piedras donde se ocultan los simuladores? Hace buen cielo para decir: "El que esté libre de piedras ¡que tire la primera culpa!"

Tal vez es momento de construir libreros con un solo entrepaño. Momento de colocar los libros más altos en el cielo más alto; colocar a los "pocos poetas que en el mundo han sido"; a los pocos poetas que en Chiapas son.

Lo otro, el lugar común le hace mucho daño a la calle donde a diario caminamos. Nunca será buen presagio lavarnos las manos con agua estancada. Poseyendo tan altos cielos ¿a quién se le ocurre respirar en el cuenco del tizne, de la tiznada?