lunes, 24 de febrero de 2014
LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE LOS REYES ESPERAN
La espera es potestad de plebeyos. Potestad si se le ve como fortaleza; rasgo desafortunado si se le considera un lastre. ¿Quién espera? Espera el mendigo cuando extiende la mano; espera el amado cuando extiende su corazón. ¿Qué puede esperar un Rey que lo tiene todo? Sólo espera el infeliz que está alejado de los bienes materiales como alejado el Sol de la Tierra.
Son los infelices los que esperan ¡no los Reyes! Sin embargo, en esta fotografía se ve un grupo de Reyes en actitud de espera. Están frente a la puerta de un templo, como si ellos, poderosos hombres, se subordinaran a los deseos de alguien mayor. Un poco como si fuesen Presidentes de Repúblicas Tercermundistas y se arrodillaran ante el Fondo Monetario Internacional.
Tal vez los Reyes que acá se ven no sean tan poderosos, porque están como simples viajeros ante un puesto migratorio. El ángel azul, con su presencia infinita, les ha dicho que deben esperar. Los Reyes (¡Dios mío, qué ofensa!) se han disciplinado ante tal ordenamiento. Uno de ellos, incluso, ha llegado al extremo de caer de rodillas ante la magna presencia del ángel azul. Se ve que él es el más indigno, tal vez es un Rey Pirata. No de otra manera puede tolerarse tal agravio. ¿Cómo es posible que un Rey se arrodille ante un simple ángel azul? Se cuenta que un grupo de Reyes (llamados Magos) se arrodillaron ante la presencia de un pichito destinado a ser el Salvador del mundo. Cuentan que eran Reyes poderosos, monarcas de extensos territorios orientales. Dicen que el pichito al que llegaron a adorar era más poderoso que ellos, porque su reino no era de este mundo. Era un poco como El Principito que tenía baobabs y corderos. Los Reyes que se ven en esta fotografía también tienen corderos, pero no parecen poderosos seres de otros planetas. Se ve que son terrícolas, los turbantes así lo demuestran.
Si el lector ve con atención observará que dos mujeres observan la escena. Sin duda, llama su atención el hecho de que los Reyes estén varados en esa línea divisoria. Tal vez ellas piensan que los Reyes son simples fayuqueros, cachucos. Tal vez creen que estos Reyes chafas son unos impostores. Porque los Reyes llegaron contando que provenían de tierras lejanas, que llevaban oro, incienso y mirra; que cabalgaban sobre hermosos animales: camellos, elefantes y caballos. Pero he acá que estos pobres remedos de Reyes poderosos parecen un trío de miserables que esperan algo. Y no hay cosa más nefasta para un poderoso que realizar el plebeyo acto de la espera.